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UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI

SECCIONAL PALMIRA
CONSULTORIO JURÍDICO

FECHA DE CONSULTA: Octubre 05 de 2020


NÚMERO DE CONSULTA: 2020B-01-74
NATURALEZA DEL ASUNTO: Derecho de Familia
NOMBRE DEL CONSULTANTE: Lucelly Valenzuela Blandón
NOMBRE DEL ESTUDIANTE (ASESOR): Luis Eduardo Cediel Paredes
SEMESTRE: VII

INFORME

La señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN, acude por medios electrónicos al


Consultorio Jurídico, servicio prestado por la Universidad Santiago de Cali, sede
Palmira, manifestando su deseo de recibir Asesoría Jurídica en Derecho de
Familia. Manifiesta lo siguiente:

HECHOS

1. La señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN, en el año 2006 acude a


comisaria con el padre de su hija, lugar donde fijan cuota alimentaria en favor
de su hija.

2. En el año 2016 por circunstancias de la vida, la señora LUCELLY


VALENZUELA BLANDÓN, es recluida en centro penitenciario, lugar donde
pasó 3 años recluida, y por el mismo periodo de tiempo el señor padre de su
hija deja de cumplir con las obligaciones de la cuota alimentaria.

3. La hija de la señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN, el 12 de agosto del


presente año cumplió 18 años de edad.

4. La hija de la señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN, aún continúa


realizando sus estudios de bachillerato, cursando en la actualidad el grado
sexto pese a que padece una discapacidad física que le ha obligado a realizar
dichos estudios en la jornada nocturna.

5. El padre de la hija de la señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN, le


manifiesta la decisión de no seguir aportando la cuota alimentaria por motivo de
la mayoría de edad de su hija.

PROBLEMA JURÍDICO
¿Qué procedimiento debe llevar a cabo la señora LUCELLY VALENZUELA BLANDÓN,
para que su hija mayor de 18 años se le reconozca el derecho a el pago de cuota
alimentaria, y a su vez hacer efectivos los pagos de cuota alimentaria fijada en el año
2006 y que no se realizaron por 3 años?

ANÁLISIS JURÍDICO

El derecho de alimentos en un comienzo proviene del parentesco; la obligación de


suministrarlo se deriva del principio de solidaridad, ya que los miembros de la familia
deben proporcionar la subsistencia a aquellos integrantes de la misma, que se encuentran
impedidos para procurarse sustento a través del trabajo. El Código Civil reglamenta los
derechos y obligaciones de alimentos que se deben por ley a ciertas personas. Entre
otros, el de los padres a los hijos, que consiste en el derecho que tienen estos últimos
para exigir el suministro de lo necesario para sobrevivir.

Dice la norma:

Conforme con el artículo 422 del Código Civil, la obligación alimentaria de los padres en
principio rige para toda la vida del alimentario, siempre que permanezcan las
circunstancias que dieron origen a su reclamo. Sin embargo, en su inciso segundo indica
que los alimentos se deben hasta que el menor alcance la mayoría de edad, a menos que
tenga un impedimento corporal o mental o se halle inhabilitado para subsistir de su
trabajo. Dicha condición fue ampliada tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, de
manera que se ha considerado que “se deben alimentos al hijo que estudia, aunque haya
alcanzado la mayoría de edad, siempre que no exista prueba de que subsiste por sus
propios medios”.
Son los padres quienes tienen en sus manos la decisión de traer al mundo el número de
hijos que considere adecuado responsabilizándose por el cuidado, protección y
manutención de estos mientras se encuentren en estado de indefensión.

No obstante, con el fin de que no se entendiera la condición de estudiante como


indefinida, analógicamente la jurisprudencia ha fijado como edad razonable para el
aprendizaje de una profesión u oficio la de 25 años, teniendo en cuenta que la
generalidad de las normas relativas a la sustitución de la pensión de vejez y las
relacionadas con la seguridad social en general, han establecido que dicha edad es “el
límite para que los hijos puedan acceder como beneficiarios a esos derechos pensionales,
en el entendido de que ese es el plazo máximo posible para alegar la condición de
estudiante.

La finalización de la preparación académica habilita a la persona para el ejercicio de una


profesión u oficio y, por ende, da lugar a la terminación de “la incapacidad que le impide
laborar” a los (as) hijos (as) que estudian, y del deber legal de los padres de suministrar
alimentos, excepto cuando la persona de nuevo se encuentre en una circunstancia de
inhabilitación que le imposibilite sostenerse por cuenta propia.

La edad es en principio una limitante clara para la exigibilidad del derecho de alimentos,
pues no sería correcto afirmar que la obligación alimentaria no cesa cuando se llega a la
plena capacidad jurídica, que actualmente es de dieciocho (18) años. Es y sigue siendo
una causa para pedir la cesación del derecho. Lo que ha llevado a la confusión es el
hecho de que la misma ley, en el Código Civil, establece dos excepciones y ello hace que
algunos autores califiquen este hecho jurídico como una causal de “cesación temporal” de
la obligación alimentaria. El primer caso lo trae el artículo 422 del código civil y se refiere a
una incapacidad de tipo económico, que se concreta cuando, pese a haber llegado a la
mayoría de edad, la persona no logra su propia manutención, es decir, la condición básica
y fundamental para que cese la obligación del obligado. En el segundo evento,
consagrado en la misma disposición, se hace referencia a una incapacidad física, es
decir, a un impedimento prácticamente insuperable para poder desempeñarse
laboralmente y asumir el propio sostenimiento.

La Corte Suprema determinó que el cumplimiento de la mayoría de edad no constituye


razón suficiente para perder los alimentos, si se da el hecho de que el acreedor
alimentario se encuentre adelantando estudios y no tenga la disponibilidad de tiempo para
realizar una actividad laboral de la cual pueda derivar su subsistencia. La tesis general de
la Corte se refiere indistintamente a los hijos, sin relación a su género. Esa franja es la
que va de los dieciocho (18) a los veinticinco (25) años, es decir, que solo cesa de
manera casi absoluta al cumplirse los veinticinco (25) años, aunque la solidaridad familiar
seguirá como elemento de exigencia ante la imposibilidad de subsistencia de una
persona, independientemente de su edad.

El deber de asistencia alimentaria se establece sobre dos requisitos fundamentales: la


necesidad del beneficiario y la capacidad del deudor, quien debe ayudar a la subsistencia
de sus parientes, sin que ello implique el sacrificio de su propia existencia. El elemento
esencial para extinguir la obligación alimentaria lo constituye la superación de las
condiciones que dieron origen a la solicitud. 

Mientras no se presente esta circunstancia, el sentido de solidaridad humana, la


existencia de parentesco y la filiación no admiten barreras temporales para cesar la
ayuda. Por lo tanto, es viable la demanda de alimentos presentada por el hijo que
cumplió la mayoría de edad, está estudiando e, inclusive, tiene un hijo, teniendo en cuenta
el deber de solidaridad y la incapacidad económica, hasta los 25 años.

Como el interesado ya es mayor de edad, si requiere cuota alimentaria de sus padres


debe pedir alimentos en su propio nombre , ya no por intermedio de su padre o madre
como representante legal, pero con la asistencia de un abogado que se encargue de
presentar la demanda correspondiente ante el juez de familia, intentando de manera
previa la conciliación como requisito de procedibilidad que en este caso es ineludible, ya
que en cuanto al proceso de alimentos de mayores no procede, como si sucede con el de
menores de edad, la solicitud de medida cautelar de alimentos provisionales, lo cual sirve
en este último caso para obviar la conciliación previa.

Respecto de las pensiones alimenticias atrasadas.

El artículo 426 del Código Civil advierte que podrán renunciarse o compensarse, y el
derecho de demandarlas, transmitirse por causa de muerte, venderse y cederse, sin
perjuicio de la prescripción que competa al deudor. Es decir, se podrá alegar prescripción
de las cuotas alimenticias atrasadas, pero no del derecho a pedir alimentos.

El artículo 2536 del código civil se refriere a la prescripción de la acción ejecutiva y la


prescripción de la acción ordinaria.

“La acción ejecutiva se prescribe por cinco (5) años. Y la ordinaria por diez (10). La acción
ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de cinco (5) años, y convertida en ordinaria
durará solamente otros cinco (5). Una vez interrumpida o renunciada una prescripción,
comenzará a contarse nuevamente el respectivo término”.
Según lo establecido en la norma, tengo cinco años para interponer un proceso ejecutivo,
si no lo hago la acción se convierte en ordinaria la cual durara otros cinco años más, aquí
es necesario establecer la diferencia entre un proceso ejecuto y un proceso ordinario. Se
diferencia un proceso ejecutivo del ordinario en que, en el primero ya se tiene certeza de
cuál es el derecho a quien le pertenece pues está contenido en un documento que en
virtud de lo establecido en la ley presta merito ejecutivo, mientras que el proceso ordinario
no se tiene la certeza del derecho, por ende este es discutible; en el proceso ejecutivo el
derecho es indiscutible pues ya está reconocido por el demandado.

Para el caso puntual, la posibilidad de iniciar Proceso Ejecutivo de Alimentos para el


cobro de cuotas de alimentos atrasadas no se ha cumplido con los tiempos de
prescripción que establece la ley, pues cuenta la consultante que la mora se presente
desde el año 2016.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

El artículo 42 de la Constitución Política de Colombia y 422 del código civil.


Artículos 426 y 2536 del código civil.

RESPUESTA AL CONSULTANTE

Se pone en conocimiento de la consultante que su hija mayor de edad (18 años) tiene
derecho a reclamar cuota alimentaria hasta los 25 años, siempre que cumpla con los
requisitos de, seguir estudiando y ser una persona dependiente y no emancipada, para
ello deberá agotar la conciliación como requisito previo a una demanda. Así mismo puede
iniciar proceso ejecutivo de alimentos, para hacer efectivo el pago de las cuotas
alimentarias que se dejaron de abonar desde el año 2016 derivadas de la obligación
adquirida en el año 2006. Para ello necesita el acompañamiento y representación de un
abogado.

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