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A MAYOR PRIVILEGIO MAYOR RESPONSABILIDAD

Lucas 12:48.
"Porque todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al
que mucho se le haya confiado, más se le pedirá"

SALMO 73

meditáramos en la influencia que nuestro testimonio tiene sobre aquellos a


quien servimos, por lo cual también un día El Señor nos pedirá cuentas.

1. El privilegio de Asaf.

El salmo número setenta y tres fue escrito por un hombre llamado Asaf,
quien gozaba de un privilegio muy grande de parte de Dios delante del
pueblo de Israel; era considerado vidente (2 Crónicas 29:30), junto con
David es mencionado como uno de los cantores de su pueblo. Se le
atribuyen doce salmos; en fin fue un hombre cuyo ministerio fue
reconocido grandemente delante de Dios y delante del pueblo al cual
servía.

2. Las personas a las cuales sirvo: Una razón más para no pecar.
Hay que considerar el daño que haríamos a aquellos a los cuales
servimos si actuamos como los impíos.

“Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí a la generación de Tus hijos
engañaría.”

Si tan sólo aquellos que servimos a otros, pensáramos en estos a quien


servimos, que pertenecen al Señor, y que serán dañados si nosotros no
nos preservamos en integridad, no los engañaríamos haciéndoles creer
que todo aquello que Dios nos dio, y que les ministramos a ellos es una
farsa; pues al vernos a nosotros abrazar el pecado, les cerraríamos las
puertas, y les impulsaríamos a ellos a actuar de la misma manera que
nosotros.

Quizás algunos dirán: "La mirada debe estar puesta en Él Señor y no en


nosotros”, pero es que a quien Dios ha puesto ante ese pueblo y a
quienes ese pueblo ve, es a su ministro.

Debemos agradecer la confianza que Dios nos ha otorgado, que después


de no ser nadie, Dios nos ha hecho ministradores de sus bendiciones, y
vivir de acuerdo a nuestro llamamiento, y ver con amor y respeto a
aquellos que Dios nos permite servir, y esforzarnos en la gracia, luchar por
mantener nuestra integridad no solo por gratitud a Aquel que nos dió vida
(que es más que suficiente razón), sino también, por amor a aquellos a
quien servimos; no sea que en aquel día El Señor nos demande el hecho
de haber sido de tropiezo a uno de sus pequeñitos.

Conclusión.

Uno de los privilegios más hermosos, después de saber que Dios se


acordó de nuestras vidas y nos incluyó dentro de sus planes eternos; es el
privilegio de sentirse útil en las manos de Dios; sin embargo, este
privilegio, conlleva la responsabilidad que pesa sobre nosotros por
aquellos a quienes servimos.

Dios permita que este pensamiento mueva a preservarse en integridad a


muchos ministros y servidores; pero si a un así, alguien se empecina en
su pecado, y piensa que aun puede mantener la imagen de ministro, yo le
digo: Dios es real (aunque usted ya no lo crea así), y un día sacará a luz
su pecado para vergüenza

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