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Tema: “Magnifique a Dios con su gratitud”

Texto Bíblico: Salmo 69:30-32

Texto
NVI – 30 Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré.
31
Esa ofrenda agradará más al Señor que la de un toro o un novillo con sus cuernos y
pezuñas. 32 Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan
a Dios!

Introducción
Cuanto gozo hay al venir a una actividad que se ha destinado para expresar gratitud a
nuestro Dios. Este es el corazón que él espera de nosotros, un corazón agradecido por
todas sus bondades hacia nosotros.

Desarrollo

1. Usted es llamado a magnificar a Dios

 La palabra aquí traducida como “exaltaré” proviene del hebreo gadal cuyo
significado es: engrandecer, enaltecer, magnificar.
 Magnificar se puede usar en dos sentidos:
o Hacer que una cosa parezca más grande de lo que es. Tal es el caso del
uso de una lupa o de un microscopio.
o Hacer que algo que se ve pequeño sea tan grande como en realidad es.
Tal es el caso del telescopio, el cual nos ha permitido tener una mejor
comprensión del glorioso universo que Dios ha creado.
o Podríamos afirmar que hay una magnificación de microscopio y una
magnificación de telescopio.
 Cuando David afirma “Magnificaré al Señor con acción de gracias”, no está
diciendo que hará a Dios parecer más grande de lo que Él es. Lo que David está
diciendo es: “Haré que Dios comience a lucir tan grande como Él es en realidad”.
 Los creyentes no somos llamados a ser un microscopio para los demás, sino más
bien un telescopio que refleje la grandeza de Dios.
 Su vida cristiana puede resumirse en esto: sentir, pensar y actuar de tal
manera que usted demuestre la verdadera grandeza de su Dios.
 La grandeza de Dios debería ser clara para todo el mundo y debería provocar
nuestra gratitud:
o Romanos 1:20-21 - Porque desde la creación del mundo, sus atributos
invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda
claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no
tienen excusa. 21 Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a
Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus
razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido.
 Sin embargo, a causa de nuestro pecado, nuestros corazones se han vuelto
insensibles. Los seres humanos están ciegos a la grandeza de Dios, cuando esta
es nuestra realidad debemos rogar a Dios que nos permita ver su grandeza.
 Aun cuando hemos contemplado su grandeza nuestros corazones pecaminosos
nos dirigen a olvidarla, por eso el mismo David decía:
o Salmo 103:1-2 - Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su
santo nombre. 2 Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de
sus beneficios.
 No se olvide de las grandes cosas que Dios ha hecho en su vida, mejor tome la
actitud de Asaf:
o Salmo 77:11 – Me acordaré de las obras del Señor; ciertamente me
acordaré de tus maravillas antiguas.
 Somos llamados a ser telescopios, personas que hacen que Dios se vea tan
grande como Él en realidad es. Por lo tanto nuestra primera tarea es poder
contemplar su grandeza, y recordarla a diario en nuestras vidas.

2. La gratitud magnifica a Dios

 Digamos entonces que hemos visto y que recordamos la grandeza de Dios, su


poder y su misericordia. ¿Qué tipo de respuesta lo magnificará mejor? ¿Qué debe
hacer un telescopio humano para que Dios se vea tan grande como Él es en
verdad?
 Nuestro salmo responde a esta pregunta: Acción de gracias.
 Cuando damos gracias a Dios desde el fondo de nuestros corazones, Dios es
magnificado. La gratitud glorifica a Dios.
 ¿Por qué la gratitud glorifica a Dios? Porque la gratitud demuestra que el es el
dador de todas las cosas.
 Cuando usted le da las gracias a otra persona, lo que usted está diciendo es: has
hecho algo bueno por mí, estoy en deuda contigo.
 Cuando usted está enojado con otra persona, no quiere ir a expresarle gratitud,
tampoco quiere deberle nada.
 Entonces, si agradecemos a Dios es porque reconocemos su bondad hacia
nosotros, reconocemos nuestra deuda eterna con Él. Si no le agradecemos
seguramente se debe a que no queremos deberle nada, no queremos
magnificarlo como nuestro proveedor.
 Los seres humanos en su naturaleza propia no le quieren dar gracias a Dios,
porque esto es contrario a su propia gloria. Las personas aman más su propia
gloria que la gloria de Dios – aunque de labios le agradezcan.
 La raíz de toda ingratitud hacia Dios es el amor por nuestra propia grandeza. No
queremos magnificarlo a Él sino magnificarnos a nosotros mismos.
Conclusión
¿Tiene usted un corazón de gratitud hacia Dios? Si no lo posee esta es una oportunidad
para reconocer todos sus beneficios, su grandeza y su poder infinito, y que de esta
manera podamos agradecerle y llenarnos de alabanza hacia Él.

La razón más grande para estarle agradecido es sin duda el sacrificio de Jesucristo en
la cruz del calvario, por medio de él podemos alcanzar nuestra eterna salvación.

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