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LA SOMBRA Y SU INTEGRACIÓN PSICOLÓGICA

Ángel Almazán de Gracia


 
                   En el proceso de individuación de la psicología de Carl Gustav
Jung se tiende hacia el centro superior de la psique, es decir, al Sí-Mismo, y
para ello el Yo, nuestra conciencia o consciencia, va ampliando su
autoconocimiento e integrando los diversos arquetipos que configurarán su
personalidad total.
El primer arquetipo que debe ser integrado es lo que Jung denominó con el
nombre de sombra. Esto supone comenzar conscientemente el proceso de
individuación reconociendo y vivenciando los contenidos de nuestro
inconsciente personal. Percibir la sombra es como mirarse en un espejo que
nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto,
aceptar la sombra es aceptar el "ser inferior" que habita en nuestro interior.
La sombra que todavía no ha sido integrada en la conciencia origina multitud
de proyecciones. La sombra proyectada es la causante de la gran mayoría de
los actos cotidianos en los que la intercomunicación es obstruida por "ruidos"
psíquicos. Acusamos a los demás de defectos que anidan en nuestro interior y
que no nos gusta reconocerlos como tales:
"Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta (y a
veces se avergüenza) de cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero
que puede ver claramente en otras personas, cosas tales como egotismo,
pereza mental y sensiblería; fantasías, planes e intrigas irreales; negligencia y
cobardía; apetíto desordenado de dinero y posesiones..." (1).
La sombra, además de este tipo de omisiones presenta también una faceta que
se manifiesta en actos reflejos impulsivos (2):
"Antes de que se tenga tiempo de pensarlo, el comentario avieso estalla, surge
el plan, se realiza la dicisión errónea, y nos enfrentamos con resultados que
jamás pretendimos o deseamos conscientemente".
La sombra impulsa al ser humano al contagio colectivo", a la psicología de
masas y a las actuaciones del hombre-masa (3):
"Cuando un hombre está sólo, por ejemplo, se siente relativamente bien; pero
tan pronto como "los otros" hacen cosas oscuras, primitivas, comienza a temer
que si no se une a ellos le considerarán tonto. Así es que deja paso a impulsos
que, realmente, no le pertenecen. Es particularmente en contacto con la gente
del mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la
de los demás. Aunque si vemos la sombra en una persona del sexo opuesto,
generalmente nos molesta mucho menos y estamos más dispuestos a
perdonar".
La sombra se personifica, por tanto, en personas del mismo sexo, tanto en
sueños como en los mitos y manifestaciones artísticas. Suele personificarse
como una persona primitiva inferior, "como alguien que tiene cualidades
desagradables o que nos molesta" (4).
La sombra es también la causante de muchísimos conflictos políticos, sociales
y religiosos; la agitación política por ejemplo, está llena de proyecciones de la
sombra en el enemigo o el traidor (5):
"La agitación política en todos los países está llena de proyecciones, en gran
parte parecidas a las cotilleos de vecindad entre grupos pequeños e individuos.
Las proyecciones de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo,
destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de
auténticas relaciones humanas".
La represión que nuestra "función superior" (la función psicológica más
imperante en nuestro Yo consciente de las cuatro posibles: intuir, pensar, sentir
y percibir) y nuestra tipología psicológica (introvertido o extravertido) lleva a
cabo con todo aquello que no se ajusta a ellas origina un incremento de
energía psíquica en la sombra, con lo cual ésta se torna más negativa. La
misión de ser humano es integrar este "hermano oscuro" y dejar de creer que
somos mejores que los demás, siendo conveniente no intentar reprimir
totalmente la sombra.
La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una
componente arquetípica ya que todos los seres humanos portan consigo una
sombra, un "aspecto sombrío" que actua mediante la proyección de contenidos
del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un comportamiento
arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. Además la
sombra, como arquetipo, se encuentra vinculada al mal; por ello, el aspecto
colectivo de la sombra ha sido personificado en las figuras de los demonios,
brujas y brujos, Satán, Mefistófeles, cábiros, faunos, etc.
Pero la sombra es algo consustancial al individuo, ya que la propia naturaleza
del mundo implica que exista luz y exista oscuridad. La fuerza de la sombra no
sólo actúa negativamente sino también positivamente (6):
"La sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechable sino que
muestra también una serie de cualidades buenas, a saber: instintos normales,
reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores,
etc".
Por ello, la integración de la sombra es un auténtico conflicto moral pues la
confrontación con la sombra supone tener "conciencia crítica despiadada del
propio ser" (7):
"Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende
en gran parte de nosotros mismos... La sombra no es siempre, y
necesariamente, un contrincante. De hecho es exactamente igual a cualquier
ser humano con el cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a veces
resistiendo, a veces mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra
se hace hostil sólo cuando es desdeñada o mal comprendida " (8).
"Si la figura de la sombra contiene valiosas fuerzas, y fuerzas vitales, tienen
que ser asimiladas a experiencias efectivas y no reprimidas. Corresponde al Yo
renunciar a su orgullo y fatuidad y vivir conforme a algo que parece oscuro,
pero que, en realidad, puede no serlo. Esto ha de requerir un sacrificio tan
heroico como la conquista de la pasión pero en sentido opuesto" (9).
El conflicto surge debido a que, en principio, ignora el Yo si un impulso de la
sombra es positivo o negativo. Este es uno de los problemas más conflictivos
del proceso de individuación en esta primera fase del camino de la integración
de los arquetipos y de la búsqueda del Sí-Mismo. "El reconocimiento de la
sombra predispone a la modestia y hasta al temor a la esencia insondable del
ser humano" (10). Con el reconocimiento de la nombra el individuo comienza,
consecuentemente, a relacionarse con los demás de otra forma (11):
"Todavía hoy debemos tener sumo cuidado para no proyectar nuestra propia
sombra de un modo harto vergonzoso, y estamos como inundados por
ilusiones proyectadas. Al representarse a una persona suficientemente valiente
como para desprenderse por entero de toda proyección piénsase en un
individuo consciente de poseer una sombra considerable. Tal hombre se ha
cargado de nuevos problemas y conflictos; se ha convertido en tarea seria para
sí mismo, dado que no puede decir ya que son los otros quienes hacen tal o
cual cosa, ni que son ellos los culpables, y que hay que combatirlos. Vive en la
"casa del autoconocimiento, de la concentración íntima. Sea cual fuera la cosa
que ande mal en el mundo,este hombre sabe que igual ocurre también dentro
de él mismo y si aprende solo a "componérselas" con su sombra habrá hecho
en verdad algo para el mundo. Habrá logrado entonces dar respuesta a una
ínfima parte, al menos, de los enormes problemas que se plantean en el
presente, buena parte de los cuales oponen tantas dificultades en razón de
hallarse como envenenados por las mutuas proyecciones. ¿Y podrá ver
claramente quien no se ve a sí mismo ni aquellas oscuridades que,
inconscientemente, está transfiriendo en todas sus acciones?
La cita es larga pero sustancial. Se precisa una decisión moral considerable
para confrontarse, reconocerse, admitir e integrar a la sombra con el Yo. El
mismo Jung advierte que "vivir consigo mismo requiere una serie de virtudes
cristianas que cada uno debe aplicar a la propia persona, o sea, paciencia,
amor, fe, esperanza y humildad" (12). La tolerancia es, pues, una virtud que
primero debe aplicarse uno consigo mismo y después con los demás.
Por todo lo comentado se deduce que el encuentro con la sombra coincide en
muchas personas con la concienciación del tipo de función pricológica y actitud
tipológica al que pertenece ya que las funciones indiferenciadas y la actitud
psicológica reprimida conforman parte de nuestra.sombra. Su desarrollo, por
tanto, va ligado al Yo y actua de forma complementaria o compensatoria con
respecto a la conciencia mientras no se es consciente de dicha sombra (13).

NOTAS:

1.- VON FRANZ, Marie Louise, en el libro de Jung y otros autores, "El Hombre
y sus Símbolos", Ed. Aguilar, Madrid, 2ª edición, pág. 168.
2.- Opus cit, pág. 169. Por tanto, como indica Jolande JACOBI ("La Psicología
de C.G. Jung", Ed. Espasa y Calpe, Madrid, 1963, págs 168-169): "Uno puede
encontrar su sombra sobre todo en las proyecciones erróneas o cuando afloran
en nosotros peculiaridades que solemos reprimir y dominar, pero también en
una figura exterior concreta. En el primer caso aparece en el material del
inconsciente como una figura del sueño que representa, personificadas, una o
varias peculiaridades psíquicas del que sueña; en el segundo es una persona
del mundo en torno a la cual, por ciertas razones estructurales se centraliza,
siendo portadora proyectiva de esa o esas peculiaridades ocultas en el
inconsciente.
Es en nosotros mismos, precisamente, donde con mayor frecuencia y con
mayor realidad percibimos las cualidades de la sombra, siempre que estemos
dispuestos a reconocer que nos pertenecen; así, por ejemplo, cuando nos
sobreviene una explosión de rabia; cuando bruscamente comenzamos a
maldecir o a conducirnos groseramente; cuando, del todo en contra de nuestra
voluntad, actuamos de un modo antisocial; cuando nos comportamos
ruinmente con mezquindad, o aparecemos coléricos, cobardes, frívolos o
hipócritas: entonces desplegamos cualidades que en circunstancias ordinarias
ocultamos o reprimimos cuidadosamente y cuya existencia nosotros mismos
ignoramos".
3.- Opus cit, pág. 169.
4.- FORDHAM, Frieda: "Introducción a la Psicología de Jung", Ed. Morata,
Madrid, 1968.
Quizás sea necesario insistir sobre los contenidos y particularidades de la
sombra a fin de tener bien claro lo que se intenta expresar con este termino.
Para ello recurriremos a diferentes definiciones diversas sobre la sombra:
A) "La sombra es la parte inferior de la personalidad. La suma de todas las
disposiciones psiquicas personales y colectivas, que no son vividas a causa de
su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente y se
constituyen en una personalidad parcial relativamente autónoma en el
inconsciente con tendencias antagónicas.
La sombra se comporta respecto a la consciencia como compensadora, su
influencia, pues, puede ser tanto negativa como positivas La omisión y la
supresión de la sombra, así como la identificación del Yo con ella, puede llevar
a desdoblamientos peligrosos. Puesto que la sombra está próxima al mundo de
los instintos es indispensable tenerla en cuenta constantemente" ( JUNG:
"Recuerdos, sueños y pensamientos", Seix Barral, 1981, pág 419)
B) "La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo
que, sin embargo, una y otra vez le fuerza indirecta o indirectamente, así,por
ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias
irreconciliables." ( JUNG, ibiden).
C) "Bajo el aspecto individual la sombra es para lo oscuro personal como la
personificación de los contenidos de nuestra psique que a través de la vida no
hemos admitido hemos arrojado o reprimido y que, en ciertas circunstancias
pueden tener también un carácter positivo. Bajo el aspecto colectivo
representan la parte oscura de lo colectivo-humano, la disposición estructural
que yace en lo íntimo de todo ser humano para lo inferior y lo oscuro". (Jolande
JACOBI, opus cit., pág 170).
5.- VON FRANZ, opus cit., pág. 172.
6.- JUNG, C.G.: "Recuerdos, Sueños...", opus cit., pág. 420.
7.- JAGOBI, Jolande, opus cit., pág 172.
La integración de la sombra supone , tal y como nos indicó el simbólogo
junguiano Juan GARCIA FONT, en conversación privada, un "no tomarse
demasiado en serio", lo que está unido al humor para consigo mismo. Hay que
burlarse un poco de uno mismo y de lo que uno considera importante, pero
¡cuidado..! no hay que desvalorarlo: "Podemos estar hablando de cosas muy
serias, pero estando al mismo tiempo en una actitud humorístíca. En la medida
en que se establece un diálogo con la sombra se establece un primer grado de
integración. Lo cual se traduce inmediatamente en el lenguaje. Hay un lenguaje
de la sombra: el de la inspiración. Nosotros utilizamos en la comunicación una
sintaxis convencional, social; mas sucede entonces que esta ordenación del
discurso ahoga la sombra. Y como la sombra es el ser travieso, el ser que goza
con el equívoco y que, en un momento, dado rompe la estructura establecida.
Así, el poeta, al ser un distorsionador del lenguaje, destroza significados para
alcanzar un superior sentido y ésto le permite dialogar con la sombra. Un
ejemplo sencillo de este lenguaje de la sombra sería el siguiente: todos hemos
oído ese refrán que dice"Tanto va el cantaro a la fuente que al final se rompe"
pues bien, la sombra diría algo así: "Tanto va el cántaro a la fuente, que al final
se llena". Este humor que abre ventanas a la inspiracion es una forma de
integrar a la sombra. Y de esta manera se vitaliza; el espíritu penetra en la
palabra. Por ello, en la medida que la sombra penetra en el discurso y la activa,
la carga de energía, y se produce un paso en la integración".
8.- VON FRANZ, opus cit., pág 175.
9.- VON FRANZ, opus cit., pág 177.
10.- JUNG, "Psicología de la Transferencia", Ed. Paidós, Buenos Aires, 4ª
edición, 1978, pág 103.
11.- JUNG, "Psicología y Religión", Ed. Paidós, Barcelona, 1981, pág 135.
12.- JUNG, "Psicología de la Transferencia", opus cit., pág 170.
13.- JACOBI, Jolande, opus cit., págs 167-168.

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