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Marco Teorico de Nueva Ruralidad
Marco Teorico de Nueva Ruralidad
Comprender los cambios introducidos por la modernidad en el nuevo contexto socio-espacial que enfrenta el
mundo rural y las subjetividades asociadas a esos cambios – en la voz de sus protagonistas –, resulta fundamental,
toda vez que se les considera actores claves y centro del desarrollo, dado que las personas devienen sujetos y
beneficiarios efectivos del desarrollo en la medida en que moldean los procesos de cambio (PNUD, 2000).
Para abordar esta temática es preciso realizar una aproximación conceptual a tres ejes centrales para el análisis.
i. Los procesos de cambios objetivos a través del Paradigma de la Nueva Ruralidad
ii. El Desarrollo Humano como objeto central del desarrollo, y
iii. Los alcances de la Modernidad en espacios particulares [comunidad rural]
Sin embargo, esta concepción de desarrollo ha cambiado en los últimos tiempos y se puede observar “una
revalorización de lo rural, entendida no como una “vuelta a lo rural” sino como un cambio de visión sobre lo
rural”. (Muñoz 2000, citado en Gómez 2002, p. 13)
Y es aquel cambio de visión sobre lo rural, que llevó a investigadores como Edelmira Pérez, Sergio Gómez, Luis
Llambí, entre otros, a acuñar el concepto Nueva Ruralidad, para enfocar el análisis de los procesos de
transformación que venían ocurriendo en diferentes contextos geográficos de América Latina y El Caribe;
significando un vuelco en el tradicional enfoque dicotómico rural-urbano, como polos opuestos. Con su utilización,
señala Pérez (2005) se intenta buscar los vínculos y las interacciones que acortan o ahondan las distancias entre
ambos.
Puesto que, la Nueva Ruralidad reconoce la importancia de los procesos de democratización local y de mayor
valoración de los recursos propios, tanto humanos como naturales y culturales. Asimismo, se centra en la búsqueda
de la superación de los conflictos sociopolíticos que dificultan el avance y el bienestar general de las sociedades
rurales, planteando la necesidad de concertación en pos del bien común entre los diferentes actores –
público/privado–, y la valoración o creación de mecanismos de participación y control de los procesos de
desarrollo (Pérez, 2005).
El nuevo enfoque supera la visión dualista de las sociedades latinoamericanas, caracterizadas por la dicotomía
entre los espacios urbanos, modernos y crecientemente industrializados, y los espacios rurales, tradicionales y
agrícolas (Llambí, 2004), si bien, no desconoce la importancia de la agricultura ni la persistencia de fenómenos
como la pobreza, va tras la búsqueda de interrelaciones y vínculos más complejos entre un espacio y otro, tanto en
la generación de actividades productivas, de empleo, de lugar de residencia, como en el entrelazamiento y la
complejidad de las relaciones sociales, políticas y económicas .
Caracterización que permite afirmar, que esta nueva ruralidad considera aspectos integrales que abarcan no sólo lo
geográfico y productivo, sino además los modos de vida y las transformaciones socioculturales que están
ocurriendo en el contexto rural a base de ajustes estructurales y la globalización. En esta línea Llambí (1995),
concibe tres grandes cambios que enfrentan las ruralidades tradicionales Latinoamericanas.
i) Cambios territoriales, caracterizado por la valorización de los espacios rurales tras la reorientación de los flujos
de inversión. Existiría una mayor demanda por el consumo de espacios rurales.
ii) Cambios ocupacionales, tras una transformación de la estructura tradicional hacia actividades secundarias y
terciarias.
iii) Cambios culturales, en la medida que los esquemas cognoscitivos y valorativos de los habitantes rurales y sus
condiciones de vida, están siendo transformados por la irrupción de la modernidad.