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Descubrimientos ambivalentes.
Historias austronesias sobre los primeros intrusos ibéricos
y los usos actuales del pasado en las Islas del Pacífico
cmondragon@colmex.mx
Durante casi cinco siglos las narrativas euroamericanas sobre el pasado del Océano Pacífico
han tomado como punto de partida las gallardas hazañas de navegantes como Fernão de
Magalhães (D2), Miguel de Legazpi (D3), James Cook (D4) y Louis Antoine de Bougainville
(D5). Fue durante la gradual colonización de los espacios oceánicos -entre los siglos XVI y
principios del XIX- que se convirtió en un lugar común la presunción de que la historia del
Pacífico comenzó con las primeras exploraciones europeas, es decir las ibéricas (D6). A los
protagonistas de estas versiones del pasado se les presenta como avatares heróicos del espíritu
pueblos oceánicos constituyeron una especie de museo viviente de isleños exóticos, aislados y
Por su parte, en estas narrativas el Océano Pacífico es casi siempre representado como
un espacio marítimo indistinto, lejano y peligroso, que poco a poco ha cedido sus misterios y
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recientes, a la expansión inexorable del capitalismo mundial (D9). En esta versión de la historia
iberoamericano- las islas del Pacífico suponen una fuente inagotable para las proyecciones
primitivistas de una civilización que se imagina cada vez más moderna y global (D10).
Ante esta añeja genealogía de representaciones desiguales del pasado, ¿cómo entender
el pasado compartido del Oceáno Pacífico desde puntos de vista que coloquen en su justa
dimensión tanto a los europeos como a los isleños? ¿Cómo aproximarse a perspectivas isleñas
que no suelen constituir más que telones de fondo pasivos para la ‘narrativa maestra’ de la
Para poder responder a estas preguntas sin caer en el maniqueísmo y la denuncia fácil,
puede resultar esclarecedor reflexionar sobre los espacios y los tiempos, las dimensiones
geográficas y humanas, de aquel cosmos marítimo que es el Océano Pacífico, para pasar luego
El Océano Pacífico constituye el rasgo geográfico más grande de nuestro planeta, cubriendo
casi una tercera parte de la superficie de la Tierra. Esparcidas por doquier sobre este cosmos
marítimo se encuentran las más de treinta mil islas que conforman los nexos territoriales de los
humana del medio ambiente marítimo, los cuales han dado lugar a una diversidad sociocultural
asombrosa, misma que comprende a casi 2,000 grupos lingüísticos diferentes, es decir la cuarta
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historias de migración más prolongadas de nuestra especie. Los primeros seres humanos
entraron a los actuales territorios de Nueva Guinea y Australia desde lo que ahora es el
archipiélago indonesio más de 60,000 años Antes del Presente (AP). (D14) Durante los
siguientes 40,000 años estos grupos humanos se diseminaron hacia todos los rincones del
continente austral (D15). Hace casi 30,000 años construyeron embarcaciones con la
sofisticación necesaria para cruzar el mar abierto que separaba la costa de Nueva Guinea de las
sistemática de cultivos agrícolas en los altos de Nueva Guinea - los cuales, en contraste con el
Mucho tiempo después, entre 5,000 y 2,000 años AP, nuevas oleadas de marineros
desde Taiwán hacia el sureste asiático insular y desde ahí a lo largo de todas las islas del
Pacífico (D16), desde el gran arco insular de Islas Salomón, Vanuatu y Kanaky hasta los
diversos archipiélagos remotos de Micronesia y Polinesia (D17). El último rincón del Pacífico
en ser colonizado por el hombre, hace apenas 800 años AP, fueron las islas de Aotearoa
(Nueva Zelanda), a donde llegaron los ancestros de los maoríes desde Rarotonga, en el Pacífico
central, y en el transcurso de apenas 600 años, antes de tener que enfrentar la invasión británica
oceánicas, no resulta exagerado afirmar que la historia del Pacífico es una historia vasta, de
significa que no existiesen, ni que su rastro haya desaparecido de la geografía física y humana
del Pacífico contemporáneo. Por eso la clave para poder aproximarnos a esta otra historia del
Pacífico está en sensibilizarnos hacia las formas que adquiere el espacio y el tiempo entre la
caracterizado por el dinamismo. En contraste con la atavística noción noratlántica que imagina
al mar como una barrera y a las islas como pequeñas prisiones de tierra cercadas por el agua,
para las sociedades del Pacífico el mar siempre significó un medio fundamental de enlace. Es
por eso que desde hace milenios los desplazamientos e interconexiones se convirtieron en la
(Paradójicamente, fue durante la breve época de control hegemónico del Pacífico por parte de
religiosos sobre los isleños, que disminuyeron esta movilidad y dinamismo milenarios.)
En suma, las fronteras culturales del Pacífico siempre han sido complejas, permeables y
diásporas transnacionales, en donde Sydney, Auckland y Los Ángles se han convertido en las
ciudades con mayor cantidad de habitantes polinesios en el mundo. Representa tan solo la más
insulares.
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Ante este panorama, resulta irónico que insistamos en que la historia del Pacífico
comienza en el siglo dieciseis, con el llamado 'hallazgo' del mar por parte de Núñez de Balboa,
o con la travesía de Magallanes, o a partir del tornaviaje de Urdaneta. Mas bien, fue en ese
momento, es decir a partir de la intrusión del más reciente grupo humano en reconocer el
Pacífico, que se comenzó a gestarse la peculiar percepción Occidental acerca del carácter
Por muchas razones, pero una de las principales es porque impacta sobre la manera en
que se representa la relevancia, en tanto agentes históricos, de ambos lados del contacto
cultural.
¿Qué hay de las visiones particulares del espacio y el tiempo - del pasado - de las gentes
oceánicas? ¿cómo recuerdan las primeras intrusiones ibéricas? y ¿qué significan estos eventos y
y los eventos importantes del pasado, en las que el paisaje viviente y el ser humano comparten
siempre vienen matizadas por distinciones de género; de manera, por ejemplo, que la gente del
sur de la isla de Raga, en Vanuatu, imagina a sus ancestros masculinos a la manera de pájaros
predadores que trazan caminos de intercambio entre núcleos ‘arbóreos’ (aldeas, centros
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ceremoniales), mientras que a las mujeres se les caracteriza a la manera de enormes árboles de
banian, cuyas múltiples ramas y raíces sirven de puntos de anclaje en el paisaje móvil de la
humanidad. En otro ejemplo, los pueblos de la isla de Tanna, también en Vanuatu, utilizan la
metáfora del ‘árbol y la piragua’ como imágen fundamental de sus orígenes y hojas de ruta y
movilidad espaciotemporal.
totalizadora de procesos y eventos que solemos definir como historia. En contraste, en muchas
de las islas del Pacífico el sentido del pasado adquiere realidad en tanto se manifiesta como
de individuos y comunidades, no tiene mucho sentido en este contexto. Por eso el concepto
modelo del pasado que debe de ser susceptible de manipulación simbólica en el presente.1
relación con la memoria ancestral. Estas condiciones son consecuencia de mundos sociales en
los que la creación y transmisión del conocimiento han sido siempre fenómenos caracterizados
1
El término kastom es una derivación fonética, común a las tres lenguas francas de la Melanesia (el Bislama
de Vanuatu, el Solomons Pidgin de las Islas de Salomón y el Tok Pisin de Papúa-Nueva Guinea), de la
palabra inglesa custom, y se utiliza en todas las islas del Pacífico sudoccidental como indicador de toda una
gama de conceptos asociados con costumbres ancestrales y distinción grupal.
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Conviene por tanto abandonar la falsa dicotomía entre mito y e historia, que no es más
que una continuación de la oposición (también arbitraria) entre la oralidad y la palabra escrita,
para fijarse en los objetos e imágenes que despliegan los pueblos oceánicos para hacer presente
el pasado.
circundante, el paisaje cultural con el cual el ser humano comparte un sentido profundo de
simbiosis existencial. Así, el paisaje cotidiano, marítimo y terrestre representa un registro visual
inmediato que sirve para marcar el rastro de diferentes criaturas y eventos memorables o
Pueden ser presencias reales, como las de los ancestros, o bien pueden manifestarse a la
manera de las huellas de hechos significativos, como un terremoto o las acciones de seres
Conviene señalar que no resulta relevante que estos hechos hayan ocurrido en tiempos
inmemoriales o hace apenas hace unos meses o años. La medición de líneas o incluso ciclos de
forma parte del concepto u organización del pasado. Aquí no se ‘fusionan’ el mito con la
historia, porque la idea misma de ambos referentes es ajena a las formas de historicidad
simplemente en una ‘memoria oral’, o una memoria ‘colectiva’, sino de la evocación, incluso
2
Por ejemplo, véase la descripción de la imaginación espaciotemporal de la gente del sur de la isla de Raga,
en Margaret JOLLY, ‘Another time, another place’, Oceania, Vol. 69, 1999, pgs. 282-299.
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resuscitación, de presencias y objetos que llevan enormes cargas de significación porque están
Conclusión
habitante del norte de Vanuatu quien presenció, a mediados del siglo diecinueve, la primera
llegada de barcos europeos a su isla. El hombre en cuestión se llamó George Sarawia (el
‘George’ le vino después de haber sido bautizado por misioneros anglicanos), y fue uno de los
primeros habitantes del grupo de las islas Banks que aprendió a leer y escribir a partir de la
En 1868, George Sarawia escribió sus primeras impresiones del primer encuentro que
Cuando era pequeño, nunca había visto a un hombre blanco o un barco grande, pero los
ví por vez primera el año en que los obispos llegaron a la isla de Vanua Lava, en
Nawono, que era la costa en donde yo vivía…ellos llegaron por la tarde, y a la mañana
siguiente yo conduje mi piragua hasta el costado de su barco, para ver si se podría
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Agradezco las reflexiones que respecto de conceptos como memoria colectiva, mito e historia me ha
compartido durante varias conversaciones el Dr. Federico Navarrete (Instituto de Investigaciones Históricas,
Universidad Nacional Autónoma de México).
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intercambiar algo con ellos…vi al obispo [George] Selwyn de pie junto al barandal del
navío, y tuve miedo, pues su piel era de colores obscuros y texturas diversas, pero su cara
era muy blanca, de tal manera que se asemejaba a nuestros hombres sagrados.
barco:
Los tres nos fuimos a sentar a la parte posterior del barco, en donde nos hicieron
muchas preguntas, tales como el nombre de nuestra tierra y de sus personas. Yo
contestaba a lo que creía que me preguntaban, y ellos anotaban en un libro aquello que
creían entender, aunque en ese entonces yo no sabía lo que era un libro (daba por
símbolos de conocimiento secreto las marcas que ellos hacían sobre el papel). Pero el
recuerdo más grande que tengo de ese momento no fue su libro, sino la impresión que
nos causaron los pies de todos los hombres a bordo de ese barco. Mirábamos el cuero de
sus zapatos creyendo que en verdad eran sus pies descalzos, y comentábamos entre
nosotros que estos hombres tenían partes de la piel hechas del mismo hueso que el
caparazón de los cangrejos. […] Sin embargo, después nos percatamos de que, antes de
dormir, estos hombres mudaban de ropa, poniéndose para ello unas largas vestimentas
blancas, y supimos entonces que su piel era igual a la nuestra.4
4
George SARAWIA, They came to my island: The beginning of the mission in the Banks Islands, Taroaniara
(Islas de Salomón), Diocese of Melanesia Press, 1968, pgs. 1-2. Citas traducidas del inglés por C. Mondragón.