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Encofrados, cimbras o formaletas

Para poder dar lugar a elementos de concreto de forma compleja es necesario


moldearlo y mantenerlo en esa forma hasta su endurecimiento. Los encargados de dar
las múltiples formas del concreto son las formaletas, cimbras o encofrados
funcionando como moldes, temporales o permanentes, en los que se vierte el
concreto.

Condiciones que debe reunir un encofrado


Resistencia y Rigidez
Una resistencia y rigidez suficiente para resistir las cargas, cargas variables y acciones
de cualquier naturaleza que puedan producirse sobre ellos.
Como datos orientativos, en cuanto a los límites máximos que pueden alcanzar los
movimientos de los encofrados se pueden fijar los cinco milímetros para los
movimientos locales y la milésima de la luz para los de conjunto.
Es preciso cuidar la buena terminación de los encofrados, y adoptar las adecuadas
precauciones que garanticen su necesaria rigidez.
Para calcular la presión estática ejercida por el concreto fresco sobre el encofrado se
pueden utilizar los datos siguientes:

Estanqueidad
Serán suficientemente herméticos para impedir pérdidas apreciables de concreto. Así
mismo, la superficie interior debe de ser lisa y sin agujeros o nudos.

Agresión química al concreto


Los encofrados deberán estar limpios en el momento del vaciado del concreto y los
productos desencofrantes que a ellas puedan aplicarse, no contendrán sustancias
perjudiciales para el concreto.
Existen casos en los que las superficies interiores de los encofrados deben encalarse
o lavarse con agua caliza evitando que el concreto resultante sea irregular y se
produzcan superficies deslavadas (escurridas).

Tipo de formaletas
El mercado ofrece diversidad de formaletas para utilizar como moldes que brindan
diferentes ventajas: número de usos, rapidez de reutilización y colocación, acabado
final, costo, estética, entre otros.
El tipo de formaleta debe elegirse en función de la tipología de la estructura y del
proyecto. Asimismo, la formaleta elegida debe tener suficiente resistencia para
soportar, sin deformaciones apreciables, los esfuerzos del concreto que contiene.
Las formaletas más comunes en el mercado son: el suelo natural, madera, aluminio o
metálicos, fibra de vidrio, hinchables, etc.

Formaletas de madera: Pueden utilizarse muchos tipos, pero la elección depende del
tipo de madera que se produzca en la zona donde se encuentre el proyecto. Este tipo
de molde, normalmente, es fabricado de manera sencilla y puede repararse
fácilmente. Sus usos son limitados, por lo que generalmente se utilizan en proyectos
medianos o pequeños donde un uso mayor representaría un incremento en el costo de
inversión inicial. También es común en proyectos de acabados muy particulares. La
madera es muy versátil y puede adquirir formas peculiares y únicas a menores costos.

Formaletas metálicas o de aluminio: Este tipo de formaletas se consiguen fácilmente


en el mercado y son fabricados por empresas especializadas. Estos ejemplares
ofrecen ventajas en acabado, velocidad de colocación y reducción de costos, cada vez
que los usos necesarios son mayores; es decir, en proyectos medianos o grandes.

Formaleta en fibra de vidrio: Cada día es más implementado el uso de fibras de vidrio,
como casetones o para dar forma a algún elemento en particular.

Formaletas hinchables: Son estructuras neumáticas que permiten colocar el hormigón


de una forma geométricamente eficiente con el objeto de reducir los costes de
ejecución. Se trata de utilizar como molde un material flexible, fuerte e
impermeabilizado, con formas variadas que son estancos y presentan válvulas para el
hinchado y vaciado. El proceso constructivo consiste en inflar el encofrado en su
emplazamiento. Tras el hormigonado y posterior endurecimiento, el encofrado se
deshincha y se extrae para un uso posterior.

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