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Actualmente, para intentar hallar la verdad se cuenta con distintos medios de prueba,
entre ellos, la prueba documental. Los indicadores de la administración de justicia
colombiana, se muestran negativos, ya que los procesos pasan dificultades, como lo es
el hecho de estancarse. No es suficiente resolver un proceso solo con el juramento,
puesto que la dinámica actual, está dada para hacerlo a través de una prueba pericial,
un documento, un testimonio, en la recopilación de diferentes pruebas, que le permitan
al juez tener certeza para fallar. Teniendo en cuenta lo anterior el presente ensayo tiene
como objetivo abordar la prueba documental como una prueba para encontrar una
certeza.
Existen dos tipos de documento, el primero es el documento público, el cual debe ser
otorgado por un funcionario público en cumplimiento de sus funciones o un particular
con funciones públicas. Este se divide en instrumentos públicos que son emitidos por el
respectivo funcionario o autoridad, y las escrituras públicas que son realizadas por un
notario cuando así lo exija el protocolo del documento. Por otra parte, se encuentran los
documentos privados que son aquellos que no cumplen los requisitos para ser públicos.
El uso probatorio y el valor probatorio de los documentos tiene importancia una vez que
se asume que el documento es genuino y auténtico, y esto es obvio cuando el
documento reúne las condiciones para ser empleado como prueba de un hecho o de un
acto jurídico. En el sistema del derecho la prueba documental es generalmente admitida
como cualquier otra prueba y su valor probatorio no está determinado por la ley
correspondiendo a la parte la carga de probar que el documento.
En cada documento existe una autenticidad siendo así según el artículo 244 del CGP
es autentico un documento cuando existe certeza sobre la persona que lo ha elaborado,
manuscrito, firmado, o cuando exista certeza respecto de la persona a quien se atribuya
el documento. Los documentos públicos están dotados de una presunción de
autenticidad. El documento público será auténtico siempre que haya sido otorgado por
las personas que allí aparecen, haya sido autorizado por el funcionario que se señala y
que las declaraciones que hubieren prestado las partes en su otorgamiento sean las
que el documento consigna. Por su lado, la autenticidad de un documento privado es
una pregunta de diferente tipo y puede ser resuelta de acuerdo a la conducta que
asuman las partes en el proceso ya que puede someterse a desconocimiento por la
contraparte, en cuyo caso se someterá a un procedimiento para verificar si es genuina o
no la firma en él contenida. Cabe resaltar que los casos de documentos incompletos y/o
carentes de firma, a los que el legislador también asigna un rol y juego de presunción,
mientras que en los registros domésticos hacen plena fe contra el otorgante. Así mismo
se presumen auténticos todos los documentos que reúnan los requisitos para ser título
ejecutivo. La parte que aporte al proceso un documento, en original o en copia,
reconoce con ello su autenticidad y no podrá impugnarlo, excepto cuando al presentarlo
alegue su falsedad.
Las partes deben aportar el original del documento cuando estuviere en su poder, salvo
causa justificada. Cuando se allegue copia, el aportante deberá indicar en dónde se
encuentra el original, si tuviere conocimiento de ello. Las copias tendrán el mismo valor
probatorio del original, salvo cuando por disposición legal sea necesaria la presentación
del original o de una determinada copia.
Los documentos privados sólo pueden impugnarse por dos causales: por falta de
autenticidad y por falta de integridad. Caso especial plantean los documentos privados
emanados de terceros, en este caso su valor probatorio se apreciará por el juez sin
necesidad de ratificar su contenido, salvo que la parte contraria solicite su ratificación.
El procedimiento del cotejo de letras tiene como objetivo comprobar si la letra de un
documento que se pone en duda es la misma que la de un documento indubitado. Para
el cotejo de letras, se designa un perito, que generalmente es un perito calígrafo, para
que haga la comparación entre los documentos. El tribunal escucha al perito y luego
deberá efectuar por sí mismo la comprobación, no estando obligado a sujetarse a lo
que señale el primero. En el incidente sobre autenticidad o suplantación de un
documento, se admitirá el cotejo de documentos y todos los demás medios probatorios
que las leyes autoricen para el fraude. El cotejo de letras no constituye por sí solo
prueba suficiente, pero puede servir de base para una presunción judicial.