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Sigmund Freud Obras completas

Esquema del psicoanálisis

Nota introductoria.

Strachey, J. (1991) Opina que ésta es una lectura que no es para “novatos”, es más bien un
repaso para estudiantes avanzados ya que supone en todas sus partes que el lector está
familiarizado con una concepción psicológica general de Freud y com sus descubrimientos y
teorías.

Me parece entonces que ésta será una lectura compleja ya que, en lo personal, no me
considero de ninguna forma avanzada en los estudios de Freud o su teoría.

Parte I La psique y sus operaciones.


I. El aparato psíquico.

“De lo que llamamos nuestra psique (vida anímica), nos son consabidos dos términos: en
primer lugar, el órgano corporal y escenario de ella, el encéfalo y, por otra parte, nuestros
actos de consciencia.” (Freud, 1938-1940. p 143)

En ésta primera parte Freud reconoce que tenemos una parte física que de algún modo
también afecta nuestra psique, y una parte a la que llama consciencia que determinará gran
parte de nuestros actos.

Freud, (1938-1940). Opina que la más antigua de las instancias psíquicas es el ello, y su
contenido es todo lo heredado, lo que se trae de nacimiento, es decir, las pulsiones que
provienen de la organización corporal, y sus formas de expresión no son sabidas para
nosotros.

Me parece que habla de la primera de las instancias psíquicas, la que ya he leído y estudiado
en textos anteriores, el ello, y repite lo que ya sabíamos que está formado por deseos
inconscientes.

De acuerdo con Freud (1938-1940) el mediador entre el ello y el mundo exterior es el yo, y a
consecuencia del vínculo entre percepción sensorial y acción muscular, el yo dispone de
movimientos voluntarios y tiene la tarea de la autoconservación.

Con forme avanza la lectura me doy cuenta de que no me resulta tan complicado entender los
términos, el yo como una instancia que se encuentra en la parte consciente y por lo tanto
funciona como un mediador entre los deseos y la “realidad” del mundo exterior.

De acuerdo con Freud (1938-1940) el vínculo entre el yo y lo que llama superyó se vuelven
inteligibles reconociéndolos en relación del niño con sus padres, son éstos los que transmiten
las tradiciones de la familia, el medio social.

Ésto quiere decir entonces que el superyó estará formado por las normas morales vigentes de
la sociedad en la que se desarrolla el niño.
II. Doctrina de las pulsiones.

“El poder del ello expresa el genuino propósito vital del individuo. Consiste en satisfacer sus
necesidades congénitas.” (Freud, 1938-1940 p 146).

Las pulsiones serán entonces las “fuerzas” que se encuentran tras la tensión que surge de las
necesidades del ello.

Freud (1938-1940) distingue sólo dos pulsiones básicas, Eros y pulsión de destrucción. Y
opina que la meta de la primera es conservar las cosas del mundo y la de la segunda sería
disolver nexos y destruir las cosas del mundo.

Más adelante en la lectura nos provee de algunos ejemplos sobre cómo una pulsión de
destrucción que se dirige a un objeto externo pero que no es expresada se “redirige” al yo y
entonces el sujeto y ejerce efectos autodestructivos, me pregunto entonces de dónde vienen
muchos de los intentos de “destrucción” a mi propio cuerpo, como fumar o no cuidar mi
salud.

Al hablar de la Libido, Freud (1938-1940) la define como la íntegra energía disponible en


Eros, es decir, la energía que se encuentra detrás de la pulsión de conservación de vínculos,
del sujeto y de la propia especie y sirve para neutralizar las inclinaciones de destrucción
simultáneamente presentes.

Me parece entonces que la libido es la energía que se mueve o pasa de un “objeto” a otro, o
sea, pasa de una necesidad representada en un objeto a otra necesidad representada por otro.
Más adelante en la lectura habla de la fijación que es cuando la libido no se mueve a otro
objeto.

III. El desarrollo de la función sexual.

De acuerdo con los trabajos de Freud (1938- 1940) podemos decir que los principales
resultados respecto a la sexualidad son:

a) La vida sexual no comienza sólo con la pubertad, sino desde el nacimiento.


b) Los conceptos de “sexual” y “genital” son diferentes, el primero es más amplio e
incluye muchas actividades que tienen que ver con los genitales.
c) La vida sexual incluye la función de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo.

Es a partir de éstas conclusiones que se desarrolla gran parte de la teoría psicosexual de Freud.

El primer órgano que aparece como zona erógena de acuerdo a Freud (1938-1940) es la boca,
ya que sirve como primer término a la autoconservación. En la segunda fase, anal, la
satisfacción es buscada en la agresión y en la función excretoria. La tercera fase, fálica, se
asemeja ya en un todo a la plasmación última de una vida sexual que en realidad ocurre sólo
en la cuarta fase, genital.
Nuevamente puedo remitirme a los trabajos anteriores, es en la boca en donde encontramos la
primera satisfacción a las necesidades del individuo, afecto, cercanía, pero sobre todo
alimentación, la boca entonces se vuelve el centro de placer. De ahí la libido se mueve hacia el
ano con la retención y expulsión de heces fecales que proporcionan al individuo un alto grado
de placer, la fase genital marcada por la aparición del complejo de Edipo y su consecuente
resolución así como un desmesurado interés por los órganos reproductores se considera la
fase siguiente y por último la fase genital que será donde se conservan muchas investiduras
libidinales y otras se excluyen o reprimen.

IV. Cualidades psíquicas

De acuerdo con Freud (1938-1940) el psicoanálisis declara que los procesos concomitantes
presuntamente somáticos son los psíquico genuino, y prescinde de la cualidad de la
consciencia.

Ésto querría decir entonces que los procesos en donde lo psíquico se manifiesta en lo
corporal, son la psiquis en sí misma y es, al principio, inconsciente.

“En cuanto a lo que llamamos “consciente”, no hace falta que lo caractericemos, es lo mismo
que la consciencia de los filósofos y de la opinión popular. Todo lo otro psíquico es para
nosotros lo “inconsciente” (Freud, 1938-1940 p 157).

Es decir, la consciencia queda claramente definida sea por la filosofía o por la sabiduría
popular, sin embargo la inconsciencia o el inconsciente, pasa a formar una parte importante
de nosotros mismos que escapa a nuestra percepción cotidiana, lo que me hace pensar que la
consciencia es entonces una condición pasajera.

De acuerdo con Freud (1938-1940) los procesos psíquicos tienen tres cualidades, pueden ser
conscientes, inconscientes o preconscientes aunque ésta separación no es absoluta ni
permanente.

Entiendo entonces que muchos de los procesos psíquicos que ocurren en el individuo pueden
pasar por diversas leyes entre los diferentes “niveles” de consciencia, y al mismo tiempo
podrán surgir desde el ello y llegar hasta el yo.

V. Un ejemplo: la interpretación de los sueños.

Para Freud (1938-1940) el sueño será una posibilidad de que las resistencias del yo se mueven
y permiten el paso de algunos contenidos del ello pasar al yo.

De acuerdo con la lectura es en el sueño cuando los contenidos que se encuentra


normalmente reprimidos por la acción del yo, pueden pasar al preconsciente y ser analizados
en el trabajo psicoanalítico.

Se puede empezar a trabajar con los sueños, de acuerdo con lo que dice Freud (1938-1940),
comprobando que hay dos clases de ocasiones en las que se forma el sueño, una es una
moción pulsional, o una aspiración que quedó pendiente de la vida de vigilia.
Entiendo de éste fragmento que hay dos posibilidades de formación de sueños una es un
deseo reprimido y la otra es un hilo de pensamiento preconsciente que puede tener algún
conflicto inconsciente.

Freud (1938-1940) opina que existen leyes del contenido inconsciente en los sueños, una es la
condensación, unir ciertas unidades que en vigilia habrían quedado separadas, otra es el
desplazamiento, que indica que un objeto o elemento del sueño puede aparecer como otro.

Por un lado podemos entonces entender que dentro de un sueño un elemento puede poseer
diversos contenidos y significados por la condensación y al mismo tiempo algún elemento que
parece central puede simbolizar algún otro elemento que podría haber quedado como
“secundario” dentro del sueño.

Parte II. La tarea práctica


VI. La técnica psicoanalítica

“El sueño es, pues, una psicosis, con todos los despropósitos, formaciones delirantes y
espejismos que ella supone.” (Freud. 1938-1940 p.173)

Creo que aunque es muy cierto que desde el punto de vista psicoanalítico el sueño es
psicótico, es muy leve y además cumple una función útil para el analista.

De acuerdo con Freud (1938-1940) la tarea principal del yo es obedecer a la realidad objetiva,
los deseos del ello y las necesidades del superyo, y pese a eso, mantener su organización y
afirmar su autonomía. Entonces la condición de los estado patológicos sólo puede consistir en
un debilitamiento del yo que le impide cumplir sus funciones.

Entiendo que cualquier enfermedad o proceso patológico deriva de un yo débil que de algún
modo le da más peso a alguna de las tres instancias antes mencionadas y que por lo tanto no
puede mantener una organización adecuada.

Freud (1938-1940) propone que para llevar a cabo el proceso terapéutico debemos lograr que
el yo debilitado (el paciente) comunique no sólo lo que le parece adecuado y lo que le trae
alivio, también lo que es desagradable decir o lo que acude a la mente que parece sin
importancia o sin sentido.

El papel del terapeuta consiste en dar sentido a todo éste discurso y material que el paciente
proporciona y devolverlo de forma elaborada y que el paciente sea capaz de escucharlo y
asimilarlo para confrontar sus propias conductas neuróticas.

La transferencia para Freud (1938-1940) es lo que el paciente ve en el analista como


“reencarnación” de otra persona importante de su infancia o de su pasado, y por un lado es un
gran auxiliar en el tratamiento y por otro es una fuente de gran peligro.

La transferencia como tal ocurre cuando el paciente mueve sentimientos del pasado y los ve
reflejados en el terapeuta, por un lado ésto puede ayudar a trabajar alguna situación pasada,
pero por otro lado puede alterar la relación terapéutica.
Freud (1930-1940) opina que nuestro trabajo como terapeutas para fortalecer al yo comienza
con lo que hemos deducido del paciente y debemos entonces comunicarlo, sin embargo,
debemos tener cuidado del momento en que hemos de comunicar lo que hemos interpretado,
ya que si lo hacemos demasiado pronto podemos generar resistencias, y es ésta parte la más
importante de nuestro trabajo.

Entiendo entonces que como terapeutas debemos trabajar con las resistencias del yo, para
lograr que éste haga consciente lo que hasta éste momento ha escapado a la consciencia y se
fortalezca para lograr una mejor organización de las tres instancias antes mencionadas.

VII. Una muestra de trabajo psicoanalítico.

“La conjetura que acabamos de formular se confirma. Las experiencias analíticas no enseñan
que real y efectivamente existe una exigencia pulsional cuyo dominio en principio fracasa o se
logra sólo de manera incompleta, y una época de la vida que cuenta de manera exclusiva o
prevaleciente para la génesis de la neurosis.” (Freud, 1938-1940. p. 184)

De lo anterior entiendo que entonces el fracaso del yo al controlar una pulsión y organizarla
de forma adecuada se combina con un acontecimiento o serie de acontecimientos en la vida
de una persona, específicamente en la niñez temprana, para generar una neurosis o un
comportamiento neurótico.

Parte III La ganancia teórica.


VIII. El aparato psíquico y el mundo exterior.

“No podemos proponernos a la tarea de esbozar aquó un cuadro completo del aparato
psíquico y sus operaciones; nos estorbaría también la circunstancia de que el psicoanálisis no
ha tenido tiempo aún de estudiar en igual medida todas las funciones. Por eso nos
conformaremos con repetir en detalle ciertos señalamientos de nuestro capítulo
introductorio” (Freud 1938-1940. p 199)

En toda ésta parte repiten la función del aparato psíquico y cómo éste regula la actividad de la
consciencia respecto de los estímulos y la información recibida por el mundo exterior. Y
explica de nuevo que el yo debilitado o incapaz de organizar correctamente las demandas del
ello y el superyo termina generando un comportamiento patológico.

IX. El mundo interior.


De acuerdo con los trabajos de Freud (1938-1940) el yo como mediador entre ello y mundo
exterior, que asume las exigencias pulsionales de uno para llevarlas a su satisfacción, quedará
en tensión y puede generar martirio y angustia ya que la consciencia moral o el supero
impedirán de acuerdo con las reglas impuestas por los padres la satisfacción inmediata o
literal de las pulsiones del ello.

El ser humano entonces se encuentra en constante tensión entre satisfacer las demandas del
ello y el superyo.

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