Resumen Analítico del libro: Historia de la Ecología – Una ciencia del hombre y la naturaleza.
Autor: Jean Paul Deléage. ICARIA editorial. 1991.
Presentado por: José David Morales Hipótesis de trabajo: El fin principal del autor es esbozar una genealogía del pensamiento ecológico, dando a conocer el proceso de constitución del saber, objeto y método específicos de la ecología científica. Argumentando que la ecología no puede ser reducida a una simple rama de la biología, sino comprenderse como una ciencia interdisciplinar que integra los saberes biológicos, físicos y sociales. La constitución de un saber, los antecedentes Cómo dijo Charles Elton, fundador de la ecología animal, “ecología es un nuevo nombre para un tema muy antiguo”. En efecto, la reflexión sobre las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno, puede rastrearse hasta la cultura greco-romana, en la antigüedad. Fue Aristóteles con su “historia de los animales”, quién dirige la mirada investigativa de los primeros biólogos y naturalistas. Aristóteles, y después su discípulo Teofrasto con la “historia de las plantas”, heredan dos tradiciones propias de su cultura. A saber, la historia natural y el enfoque filosófico deductivo. Éste enfoque de la historia natural encuentra eco en la ecología moderna. Ya que permite: 1) conocer el esplendor de las formas de vida, 2) el sentido del parentesco entre humanos y animales y 3) la reflexión sobre las formas de vida, el inventario y “migraciones” de plantas y animales. “La Historia natural (después de la muerte de Plinio) será la base común de los científicos y artistas”. (Pág. 25). Se pasa después a una visión medieval de la naturaleza, que “desde los inicios de la era cristiana, siempre ha sido un fermento de heterodoxia y herejía” (Pág.29). Es en la edad media cuando se relega la naturaleza al hombre y la imagen de animalidad designa a los primitivos o salvajes. Es patente así, que se consideraba al hombre algo muy distinto al animal y se consideraba a la naturaleza como algo estático, mecánico, que no cambiaba con el tiempo e inferior al ser humano. Pero en el siglo XV, la época de lo que se llamó el renacimiento, ésta visión se transforma. Producto de los grandes viajes que llevó a los europeos a otros continentes. Revelándose así la variedad de formas de fauna y flora, así como de zonas geográficas, de mundos hasta entonces desconocidos. Producto de aquello, “se hizo necesaria la organización y clasificación de las distintas especies según principios naturales” (Pág. 33), son los principios de la botánica y la biogeografía. En 1735 nace un nuevo periodo en la historia natural, el sistema natural del sueco Linneo, quién crea el código de la historia natural. “Los seres vivos son considerados por su especificidad. También sus relaciones recíprocas dentro de la jerarquía natural, sin transgredirse la visión de inmutabilidad de la naturaleza” (Pág. 41).Linneo (con sus alumnos) propone un sistema de clasificación y desarrolla los principios generales de la economía natural: 1) propagación de la especie, 2) distribución geográfica, 3) destrucción y conservación inscritas en la estructura de cada individuo y 4) categorías que valen para los tres reinos: mineral, animal y vegetal. Finalmente, un punto importante que aportó y que va a ser retomado por los futuros botánicos: la diseminación de las plantas a partir de un solo lugar, que da paso a la ecología de las poblaciones y los ciclos biológicos. En éste mismo siglo XVIII, cuándo la etología se convertía en una ciencia con su método y rigor propios, surge otro personaje importante, Buffon. Quién refleja los intereses y la valoración ética de la naturaleza, común a todos los naturalistas del siglo XVIII. A saber, lo heredado por la escuela económica de los fisiócratas: la importancia primordial del producto del suelo. Buffon pone de relieve dos hechos esenciales: 1) la vida económica es un conjunto de flujos ordenados y 2) la productividad de los ecosistemas. Los Orígenes de la Ecología “La ecología es esencialmente producto original de tres rupturas iniciadas en el siglo XIX: 1) la aceleración en el control del espacio del planeta, 2) la revolución en la concepción del tiempo y 3) la reorganización fundamental de las relaciones entre las ciencias físicas y químicas y la de los seres vivos” (Pág. 45). El apoderamiento del mundo por los europeos y las grandes expediciones científicas refuerzan, primero, el impulso colonial, y segundo, la construcción de conocimientos sobre la distribución y funcionamiento geográfico de las especies vivas. A éste respecto la biogeografía de Humboldt tiene gran relevancia, ya que funda la geografía botánica, definiendo conceptos que serán utilizados por la ecología vegetal y descubriendo la interacción de las fuerzas naturales y las influencias que ejerce el entorno geográfico en la vida vegetal y animal. “Contribuye a la investigación de la sucesión de los seres organizados en el globo” (Pág. 53). Inclusive aporta a lo que será después la fitosociología, introduciendo la distinción entre las “plantas sociales” y las aisladas, “que tienen distinta forma de vivir, e incluso costumbres muy distintas”. Pasando a la segunda ruptura, la revolución en la concepción del tiempo, después de los trabajos de Lamarck, Hutton y Buffon y de los descubrimientos de Wallace y Darwin, las representaciones estáticas de la naturaleza se abren camino hacia una concepción más biológica, orgánica y evolutiva, donde el tiempo es importante y tiene un carácter irreversible (2° ley de la termodinámica), rompiéndose la separación entre las ciencias humanas y las ciencias naturales. “El gran descubrimiento de Darwin que comparte con Wallace es: el individuo y su gran variabilidad dentro de la población de su especie”. (Pág. 72) Así pues, la naturaleza se piensa como una red compleja de interacciones entre organismos donde la lucha por la vida no sólo es competencia o depredación sino también cooperación. Para Darwin la lucha por la existencia se presenta en tres formas: 1) lucha intra-específica entre individuos de la misma especie, 2) lucha inter-específica entre diversas especies en un mismo espacio y 3) lucha con el conjunto de factores del medio. Los estudios de Wallace y Darwin son una reorganización conceptual de lo que era en ésa época la economía de la naturaleza. Renovando las problemáticas antiguas de: la historia natural, la biogeografía y la dinámica e historia de las poblaciones. Pasando a la tercera ruptura, la reorganización de las relaciones entre ciencias físicas, químicas y de los seres vivos. Empiezan a surgir nuevas ramas de estudio que van a ser decisivas: la fisiología, el análisis químico, los balances agronómicos, y la termodinámica. Lo que permitirá no sólo profundizar en la estructura de los seres vivos sino también en su organización. Así pues, con los trabajos de diversos investigadores; como Lavoisier y Pasteur que describen la química de lo vivo, Sausurre de Ginebra quién describe los mecanismos de nutrición y respiración de los vegetales; se llega al origen de los trabajos sobre el funcionamiento complejo de los ciclos biogeoquímicos, abriéndose paso: la química orgánica, que permite dar luz a la composición del agua y el aire; la fisiología, que permite analizar la relación entre respiración y calor animal; y finalmente, el estudio de los ciclos de la materia en los tres reinos. Es en los tiempos de Ernst Haeckel (1866) cuando nace la “self-conscious ecology” (la ecología consciente de sí misma), con sus “propias revistas y profesionales, objeto y métodos propios”. Con la propuesta y definición de la palabra “ecología” por el mismo Haeckel, se da el primer paso. Éste la define cómo, “la ciencia de las costumbres de los organismos, de sus necesidades vitales y sus relaciones con los demás organismos”. En 1893 la ecología se convierte en ciencia autónoma con la creación de la primera sociedad de ecólogos a manos de un grupo de botánicos americanos en Madison, Wisconsin. Que se apropian de la palabra creada por Haeckel y elevan a la ecología al rango de una de las tres grandes partes de la biología (junto con la fisiología y la morfología). En ése momento, la ecología estaba bajo influencia hegemónica de los botánicos, era una ecología vegetal. La creación de una nueva ciencia “La ecología se desarrolla, en la última década del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, siguiendo las líneas que reflejan el estado de las ciencias naturales de la época” (Pág. 93). Surgen entonces 4 ciencias ecológicas diferenciadas y diferentes de la historia natural: la oceanografía, la limnología (estudio de los suelos), la ecología vegetal y la ecología animal. La ecología vegetal era la que comandaba. Ya que, cómo se dijo, en sus principios la ecología estaba en terreno de los botánicos. Lo cual se evidencia en conceptos aún usados por los ecólogos cómo: clímax, comunidad, sucesión, etc. Así pues, surgen los primeros ecólogos profesionales como Warming. Quién se centra en los tipos biológicos para demostrar científicamente como cada miembro de una comkjkbjuhkunidad “existe con un acuerdo morfológico, anatómico, y fisiológico con las diversas condiciones ecológicas y sociales en las que vive”, esto sería lo que Warming define como “sociedad de plantas”. Los aportes de Warming (y Shimper) son el origen de dos tradiciones científicas en ecología: la fitosociología y la ecología dinámica. Otro personaje importante es Cowles, quién propone estudiar los cambios panorámicos, “la ecología es el estudio de una dinámica”, define más concretamente “clímax” como “el equilibrio estable de un sistema trófico”, siendo éste siempre probabilístico, ya que el equilibrio nunca va a ser total en un ningún sistema (recordar la teoría del caos y el principio de entropía). Y, algo que es importante, recogió los aportes de la termodinámica: los principios ya mencionados y la imprevisibilidad de los sistemas. A saber, que un cambio en las condiciones iniciales del sistema, representa un cambio total, lo que hace muy complejo predecir sus condiciones futuras. Además, que el tiempo-espacio es una variable absoluta de cualquier sistema dinámico y es irreversible. Hay más aportes de científicos y botánicos en éste tiempo, como por ejemplo Frederic Clements quien asimila la comunidad vegetal a un organismo, o los misioneros que estudiaban los paisajes. Lo que se desarrolla en éste punto y es importante, son las concepciones organicistas de las comunidades vivas. El objeto central de la Ecología: Los ecosistemas “En 1877 el norteamericano Karl Mobius, desde su estudio sobre el comportamiento de las ostras, da el primer paso hacia le definición del concepto central de la ecología, los ecosistemas”. (Pág. 86) Lo relaciona con un concepto que será fundamental para los estudios ecológicos posteriores, pero diferente al de ecosistema, la biocenosis o “comunidad de vida”, que puede ser un lago, un paisaje, o un bioma en general (desiertos, bosques, tundras, etc…). Para Mobius (y Forel), ésta comunidad de vida se constituye como un verdadero microcosmos que está atravesado por intereses, alrededor de la alimentación. Lo que forma ciertas costumbres alimentarias y la selección natural actúa a través de relaciones de depredación. Lo que, según Mobius, funciona para garantizar la productividad máxima y la estabilidad del conjunto. Evidentemente es una postura con influencias tanto del evolucionismo darwiniano cómo de la reflexión de Malthus sobre la población. En 1931 nace la British Ecologycal Society y con ellos el concepto de ecosistema en base a los estudios anteriores de Mobius y Shemper. Sin embargo, ésta sociedad nace por un interés concreto: la lucha contra los insectos y parásitos que atacan a las plantas. Lo que llevó a los entomólogos a las primeras representaciones gráficas de las relaciones entre reino vegetal y animal. Éste interés es evidentemente económico, ya que éste problema afectaba fuertemente la agricultura. Así pues, a manos de la ecología animal y por de charles Elton, surge un tema fundamental para la ecología, las cadenas tróficas o ciclos y cadenas alimenticias. Ya que cómo dice Elton, “el alimento (y la nutrición) es la cuestión clave en la sociedad animal” (Pág. 130). Y en la sociedad humana también claramente. Es a Arthur Tansley a quién debemos la creación y fundamentación del concepto “ecosistema”, producto de preguntarse sobre la especificidad de los sistemas en ecología. A lo que responde que éste sistema, estaría compuesto por el complejo de los organismos y el complejo de los factores físicos o de hábitat de dichos organismos (bioma). Así pues, el ecosistema sería “una creación mental que permite apartar y aislar un sistema biológico del resto del universo. Esto permite el estudio de la dinámica del progreso hacia una mayor integración y estabilidad. Además permite estudiar las interacciones, las sinergias o los antagonismos con los demás ecosistemas” (Pág. 135). Finalmente, Tansley demuestra que es esencial tener en cuenta el conjunto de factores bióticos y al ser humano que es un factor biótico muy poderoso. Campos suplementarios al estudio de los Ecosistemas Raymond Lindeman y E. Hutchinson reiteran el enfoque trófico-dinámico a la ecología, donde se analiza la conservación y transformación de la energía, al definir ecosistema cómo “red de nudos de intensidad constituidos por flujos de energía y materia”, la termodinámica se inserta de lleno en la ecología. “A éstos le debemos el estudio de los flujos energéticos por medio de la representación clásica de los ecosistemas” (Pág. 151). Así pues, la ecología se convierte en una ciencia interdisciplinar que une las ciencias biológicas, físicas y sociales. Otra rama de estudio importante fue la ecología matemática de la cual se desprenden nuevos conceptos importantes como el de nicho, definido por Hutchinson como “un hipervolumen de un espacio de n dimensiones de las que cada una representa un recurso que puede ser utilizado por las especies de las comunidades” (Pág. 200) La escuela pedológica también es importante, ya que es la que se encarga de estudiar los suelos en su ambiente natural, definiéndolos cómo “la cobertura roca superficial formada por la acción conjunta de todos los factores climáticos: calor, humedad, insolación, electricidad. Y además es donde concurren plantas, animales y humanos”. Por su parte Vernadsky, se preocupa por la química de los seres vivos y el estudio genético y químico de los suelos, pero ya no por conceptos geobotánicos. En éste punto empiezan ya a surgir apuntes sobre la protección y revalorización de los recursos naturales. Acaba de emprenderse una nueva tarea, la de la comprensión de un nuevo concepto central: la biósfera. Y ésta no puede ser comprendida si no se estudia globalmente, es decir, macroscópicamente. Vernadsky es el primero que la define: “la región única de la corteza terrestre ocupada por la vida que en sí misma no es un fenómeno exterior o accidental en la superficie terrestre” (Pág. 230). Se emprende, con este y otros trabajos, el estudio de la biósfera como sistema vivo global. Desde acá, se empieza a prestar atención a los problemas ambientales producto de las relaciones hombre o sociedad y naturaleza y el efecto de las intervenciones humanas en los ciclos biológicos, ya que “las actividades de las sociedades humanas modernas demuestran una peligrosa ignorancia del funcionamiento de la biósfera” (Pág. 240). “Las tensiones actuales entre las sociedades y la naturaleza son el resultado de crisis ecológicas acumuladas” (Pág. 283), dichas tensiones son el origen de los problemas ambientales actuales, a saber: la destrucción del mundo vivo, la contaminación atmosférica y de los recursos hídricos, la exterminación de las especies animales, la explotación de la naturaleza, entre otros. Producto esto también de “la prevalencia del valor de cambio sobre el valor de uso, que impera en el capitalismo” (Pág. 295). Esto induce a procesos de deterioro irreversible de los ecosistemas y hace peligrar algunos equilibrios importantes en la biósfera. Por parte de las ciencias humanas el autor dice; “ni la ciencia ecológica debe ya olvidar la importancia de la intervención humana en la naturaleza, y por lo tanto su historia. Ni inversamente la historia puede olvidar a la ciencia ecológica”. (Pág. 276) Todo esto es el origen tanto de la ecología humana, como de los movimientos sociales sin fronteras, donde “se invoca la ciencia ecológica, cómo fundamento racional de una nueva relación de las sociedades humanas con la naturaleza” (Pág. 327), para comprender que “la naturaleza tiene una historia específicamente humana y los humanos son los sujetos creadores de sus “estados de naturaleza”” (Pág., 276), para comprender que “(…) somos de la naturaleza y estamos en la naturaleza”, debemos “construir un saber sobre la naturaleza en la que los humanos se reconozcan parte integrante, no dominadores, extraños y hostiles”. (Pág. 327). Conclusiones Primeramente, cómo lector imparcial no podría juzgar, dada mi falta de experiencia en la ciencia ecológica, si se saltó algo sobre los pensadores o la cronología, o si se dio más importancia a unos que a otros. Lo que sí a mi parecer, puedo resaltar, es la capacidad de síntesis del autor. Que permite comprender que, desde sus inicios, la ecología es una ciencia compleja e interdisciplinar. Ya que surge primero, aunque cómo rama de la biología, con influencias del análisis geográfico y social (historia y economía natural, biogeografía, fitosociología, etc.), con la bioquímica y la biofísica al lado (análisis químico, química orgánica, termodinámica, flujos energéticos, etc.) lo que constituye el origen de las ecologías natural y vegetal. Hasta llegar a su parte humana, siempre latente. Dado que la especie humana cómo organismo es un elemento biótico fundamental, que no solo vive en la biósfera terrestre, sino que también la puede llegar a cambiar radicalmente, cómo quizás ningún otro elemento biótico. De esto se desprende la utilidad práctica, y si se quiere moral, de una ciencia sobre los ecosistemas. Ya que permite, 1) pensarse racional y socialmente la relación humanidad – naturaleza y 2) actuar consecuentemente.