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La Antropobiosofía de Edgar Morín

Presentado por: José David Morales

El texto de Edgar Morín “sobre la interdisciplinariedad” complementa al anterior de


“ciencia con consciencia, quizás porque, cómo lo dijo el mismo Morín, en cada una de sus
obras se refleja su pensamiento general (y se integran en alguna medida siempre las
demás), algo así cómo, “las partes reflejan al todo, y el todo está en las partes”.

En ese sentido, el texto sobre interdisciplinariedad también es muy disiente respecto a la


ciencia, la historia de la ciencia, la epistemología en general (sin que sea posible nunca una
“teoría” general) y respecto al “conocimiento del conocimiento científico”. Hasta éste
punto, puedo “proponer” una nueva “categoría disciplinar”, para el pensamiento de Morín.
La antropobiosofía. Que en efecto recoge el concepto que tiene Morín sobre su propio
pensamiento (integrando siempre la reflexión humana y biocosmológica), y la noología.
Que, en concordancia a lo ya mencionado, es el estudio de la organización del pensamiento,
el conocimiento y la mente.

Edgar Morín propone un nuevo esquema cognitivo, un nuevo paradigma, un cambio en las
estructuras de pensamiento de las disciplinas científicas tanto “naturales” cómo “sociales”.
Una perestroika científica que permita superar las fronteras que separan a las diversas
ciencias y disciplinas. Principalmente porque, primero, nunca ha existido realmente una
separación/disyunción entre naturaleza y sociedad o naturaleza y ser humano. Ésta
disyunción es un tipo de creación artificial, un tipo de representación colectiva que ha
creado la humanidad (o los que hacen ciencia, gobernados por los “dueños” de la ciencia y
éstos a su vez por el Estado), producto de la visión de mundo en la “ciencia clásica”, que
tiene su origen en Descartes. A saber, la división de la realidad en res extensa (cuerpo,
materia) y res cogitans (espíritu, mente).

Y segundo, el ser humano tampoco es por una parte biológico (organismo, ser vivo,
orgánico, etc.) y por otra parte, histórico, físico, químico o social. Es todo a la vez, por lo
tanto debe ser comprendido en su diversidad, en su complejidad y caos (interior o exterior).

Morín no pretende ni reducir ninguna ciencia a otra o a sus sub-disciplinas (por ejemplo, la
biología y la física a la biofísica o algo por el estilo), ni desaparecer las fronteras ya
institucionalizadas entre las disciplinas. Ya que, “la disciplina es una categoría
organizacional en el seno del conocimiento científico; ella instituye allí la división y la
especialización del trabajo y ella responde a la diversidad de los dominios de las ciencias”.

Pero lo que sí se propone es que la ciencia cambie su forma de pensar, e incluso de ser.
Pero la ciencia es los que hacen ciencia. Los investigadores y las instituciones burocrático-
académicas que permiten el desarrollo de la investigación científica. Es decir, las
universidades y centros de investigación. “(…) las disciplinas tienen una historia:
nacimiento, institucionalización, evolución, dispersión, etc.; esa historia se inscribe en la de
la universidad que a su vez está inscrita en la historia de la sociedad; de tal modo que las
disciplinas surgen de la sociología de las ciencias y de la sociología del conocimiento y de
una reflexión interna sobre ella misma, pero también de un conocimiento externo”. (Pág.
2).
Morín propone que aumente la comunicación e intercambio epistemológico e investigativo
entre disciplinas universitarias consideradas totalmente ajenas. Ya que 1) “en la historia de
las ciencias, hay rupturas de encierros disciplinares, de sobre-pasamiento o
transformaciones de disciplinas por la constitución de un nuevo esquema cognitivo” (Pág.
4) y 2) los principios de la termodinámica, la teoría de sistemas y la teoría del caos, superan
ésta contradicción. Ya que, físicamente hablando todos los sistemas “son iguales”, tienden
a comportarse de la misma manera, caóticamente y con aumento continuo de entropía
(desorden y complejidad), lo que hace más complejo (valga la redundancia), incluso
imposible, el llegar a “predecir” el comportamiento de cualquier sistema (termodinámico,
ecológico, social, etc.) y por tanto formular “ecuaciones” o leyes universales e inmutables,
aplicables en todo tiempo y lugar. Más al contrario, cómo ya decía Heráclito, “lo único
estable es el cambio”. Y además, la realidad (físico-biológica-social) es relativa.

Así pues, hay una relación intrínseca entre todo sistema, una “unión natural” entre todas las
ciencias, que conlleva a una necesaria comunicación afectiva-efectiva entre disciplinas y
científicos. Comunicación que permitirá enriquecer (y si se quiere remodernizar) la teoría y
los métodos de la ciencia, y redirigir el uso (o mal uso) de los productos de ésta. Es decir,
que la comunicación (interdisciplinariedad1), también dé paso a una re-visión de los fines y
la responsabilidad ética de la ciencia.

Con esto, se pretende también superar la separación/disyunción, del observador con


respecto a lo observado, del investigador con respecto a lo investigado, del sujeto con
respecto a su entorno o del organismo (humano) con respecto al ecosistema. Reinsertar al
sujeto en la realidad, al científico en su investigación. Y no estudiarlos aisladamente sino
como sistemas complejos interconectados, que se influyen mutuamente. Que cambian pero
también que producen el cambio, sistemas creados pero también creadores. En éste punto
se recogen, cómo es patente, las consecuencias científicas de la física cuántica y la teoría de
la relatividad.

Así pues, “debemos ecologizar las disciplinas, es decir, tomar en cuenta todo lo que es
contextual comprendiendo las condiciones culturales y sociales, es decir, ver en qué medio
ellas nacen, plantean el problema, se esclerosan, se metamorfosean” (Pág. 8). Comprender,
cómo ya se dijo, que todas las ciencias serían sociales, ya que ninguna se da fuera del
contexto humano que es socio-cultural e histórico.

Para terminar es importante mencionar que la distinción que se ha hecho entre trans-inter-
pluri o multidisciplinariedad, es para Morín irrelevante. Ya que primero, éstos nuevos
conceptos son “polisémicos y etéreos”, y segundo, lo verdaderamente importante y
productivo es lo que éstas categorías representan. A saber, esquemas cognitivos que pueden
atravesar las disciplinas (transdisciplinariedad), la asociación de disciplinas en torno a un
proyecto u objeto común (poli o multidisciplinariedad), y finalmente el intercambio y la
cooperación entre las distintas disciplinas (interdisciplinariedad).

1
“(…) la interdisciplinariedad quiere decir también intercambio, cooperación” (Pág., 8)

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