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Curso Online

Modulo I: Introducción a la Biodiversidad y su importancia


en la Gestión Ambiental
1. Importancia de la Biodiversidad en la Gestión
Ambiental

La Biodiversidad posee un valor intrínseco que es la variabilidad de la vida en la


Tierra, desde los genes, las especies y sus hábitats, hasta los ecosistemas. Estos últimos nos
proporcionan servicios de los que dependen nuestra salud, sustento y bienestar, como la
purificación y regulación del agua, el suministro de alimentos, medicinas, fibras y energía, el
ciclo de nutrientes y la regulación de variaciones climáticas (ver sección 2). Para mantener
todos los beneficios que obtenemos de los ecosistemas, debe conservarse su diversidad
biológica, y así lograr el desarrollo sostenible (IAIA 2013).

Sin embargo, numerosas actividades humanas provocan daños sobre los ecosistemas,
poniendo en riesgo a la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y, en consecuencia, el
bienestar humano (IAIA 2018). Esto despertó gran preocupación en la comunidad
internacional, lo que ha llevado a generar normas internacionales, nacionales y regionales
para llevar a cabo acciones que eviten los daños y sus costos (ver sección 1.6.). Así surge
también el concepto de responsabilidad ambiental, que es la capacidad de reconocer y
aceptar las consecuencias de una acción u omisión, que derivan en la obligación de prevenir
o reparar el daño o la pérdida causada (Juliá et al. 2015).

En Argentina, la responsabilidad ambiental se encuentra considerada en el propio


texto constitucional y nos marca un contexto de alcances y significados que tiene
trascendencia en todo el sistema jurídico, político e institucional del país. El derecho
argentino establece que no solo el Estado (Nación, Provincias y Municipios) debe velar por el
cuidado del ambiente sino todos y cada uno de los habitantes (individuos, empresas,
asociaciones civiles, ONG, Fundaciones, etc.), previendo la responsabilidad civil, penal y
administrativa por daños al ambiente. En particular, las leyes de presupuestos mínimos son
de aplicación en todo el territorio de la Nación; son leyes básicas que contemplan una
protección mínima para determinado recurso o aspecto ambiental (Juliá et al. 2015). La Ley
General del Ambiente Ley N° 25675 es una ley Marco que fija objetivos a la política
ambiental nacional e impone definiciones en materia de derecho ambiental, regula el daño
ambiental de incidencia colectiva, e incorpora el procedimiento de Evaluación de
Impacto Ambiental (EIA) como instrumento de política y gestión ambiental (MAyDS 2017a;
SADS 2019).

1.1 Desarrollo sostenible

Se define desarrollo sostenible como el desarrollo que satisface las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades. Es un proceso integral que exige a los distintos actores de la sociedad
compromisos y responsabilidades en la aplicación del modelo económico, político, ambiental
y social, así como en los patrones de consumo que determinan la calidad de vida. En 2015,
todos los Estados Miembros de la ONU establecieron Objetivos de Desarrollo Sostenible
para el año 2030 (ODS; Figura 1), definiendo 17 ODS, 169 metas y 231 indicadores para
medir la situación de los países y monitorear los avances. Estos ODS se interrelacionan
entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la
pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la prosperidad, la
paz y la justicia (PNUD 2020).

Figura 1. Objetivos de Desarrollo Sostenible (Objetivos Mundiales) adoptados por todos los Estados
Miembros de la ONU en 2015 para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las
personas gocen de paz y prosperidad para 2030 (PNUD 2020).
Argentina inició el proceso de adaptar los ODS a la realidad nacional a principios de
2016, donde se determinó que el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales
tiene bajo su responsabilidad la coordinación y seguimiento de los ODS y priorización de
metas. A tal fin, se conformó la Comisión Nacional Interinstitucional de Implementación y
Seguimiento de los ODS (CNIIS-ODS), constituida por el conjunto de los Ministerios y otros
Organismos nacionales, la cual adopta las metas e indicadores internacionalmente
planteados, luego adapta el contenido de las metas a las prioridades nacionales y selecciona
indicadores de seguimiento de ODS que miden el avance del país hacia el desarrollo
sostenible. A su vez, las provincias adheridas a la iniciativa de los ODS tienen que avanzar en
el proceso de adaptación, priorizar sus metas, e identificar y seleccionar indicadores (CNCPS
2020).

Los indicadores son estadísticas seleccionadas por su capacidad de mostrar el estado,


la evolución y las tendencias de un fenómeno que interesa seguir y monitorear. A menudo
resultan de procesar series estadísticas1 en formas de proporción, tasas de crecimiento,
entre otras. Por ejemplo, para el ODS 15 “Vida de ecosistemas terrestres”, Argentina adoptó
varias metas, entre ellas: “asegurar la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible
de los ecosistemas terrestres y los ecosistemas interiores de agua dulce y sus servicios, en
particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con
las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales” y uno de los indicadores
que se miden es el “Valor absoluto de pérdida de bosques nativos (ha)”; para el ODS 13
“Acción por el clima” y la Meta 13.2 “Incorporar medidas relativas al cambio climático en las
políticas, estrategias y planes nacionales” se seleccionó como indicador de seguimiento la
medición de Emisiones de gases efecto invernadero (MtCO₂e) (CNCPS 2020).

La información ambiental se organiza con base en el Marco para el Desarrollo de las


Estadísticas Ambientales de las Naciones Unidas y es relativamente nueva en Argentina,
como en casi todo el mundo. La situación del país en relación con los indicadores de los ODS
es heterogénea, debido a que todavía hay áreas sin información y muchos indicadores no se

1
Conjunto de mediciones o datos.
relevan con periodicidad ni son comparables temporalmente. Hay áreas relativamente
desarrolladas, como economía y salud; otras menos desarrolladas o que presentan algunos
problemas de alcance o de calidad, como educación, pobreza, hambre y nutrición,
desigualdad, género, agua y saneamiento, energía, y paz, justicia e instituciones; y otras
poco desarrolladas, como las estadísticas ambientales sobre ecosistemas terrestres y
marinos, cambio climático, y producción y consumo sostenibles (PNUD 2017). Argentina
comenzó a recopilar, elaborar y publicar estadísticas ambientales oficiales en coordinación
con diferentes organismos y fuentes de información, lo que se fundamenta en dos leyes de
presupuestos mínimos de protección ambiental: la Ley General del Ambiente y la Ley de
Régimen de Libre Acceso a la Información Pública Ambiental (PNUD 2017). El Centro de
Información Ambiental es un sitio web de acceso a todas las plataformas de datos,
estadísticas, informes de monitoreo, mapas, infografías y otros recursos de información
ambiental (https://www.argentina.gob.ar/ambiente/ciam). Por ejemplo, allí se pueden
obtener datos de los indicadores de seguimiento.

1.2 Sector privado y Objetivos de Desarrollo Sostenibles

El sector privado, concretamente las empresas, es un agente de desarrollo


fundamental, sin el cual los ODS, sus metas e indicadores no se podrían alcanzar; tiene un
papel protagonista en este escenario de urgencia y de actualidad. En este marco, las
empresas pueden demostrar cómo sus negocios contribuyen a avanzar en el desarrollo
sostenible, tanto ayudando a minimizar los impactos negativos de sus actividades, como
maximizando los impactos positivos sobre las personas y el planeta. En particular, las
empresas deben mantener un enfoque preventivo que favorezca al ambiente, fomentar las
iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental y favorecer el desarrollo
sostenible y la difusión de las tecnologías respetuosas con el ambiente (REPM 2016). Así,
algunas de las contribuciones que las empresas pueden hacer para lograr los ODS en materia
ambiental son:

- Cumplir la Legislación ambiental de los países y regiones en los que operan y cumplir
con la normativa internacional.
- Implantar sistemas de gestión ambiental certificados (por ejemplo, mediante
normas ISO; ver sección 1.6.3.) que prevengan y minimicen el impacto de sus
actividades sobre los ecosistemas y la biodiversidad;

- Exigir certificaciones y políticas ambientales a sus proveedores.

- Calcular sus propios indicadores (por ejemplo, sus emisiones).

- Aumentar el uso de energías renovables en detrimento de los combustibles fósiles y


fomentar la eficiencia energética.

- Adoptar tecnologías y procesos industriales limpios y sostenibles.

- Apoyar la innovación y la investigación, trabajando en cooperación con la comunidad.

- Contribuir a proyectos de conservación y restauración de la biodiversidad en las


áreas donde operen.

- Utilizar sus productos y servicios para encontrar soluciones a la deforestación, la


desertificación y la pérdida de la diversidad biológica.

- Difundir buenas prácticas.

- Crear alianzas público-privadas con ONG, universidades, sector público y otras


empresas para realizar proyectos que ayuden a preservar la biodiversidad.

1.3 Evaluación de Impacto Ambiental

Para la Asociación Internacional para la Evaluación Ambiental (IAIA), la Evaluación de


Impacto Ambiental (EIA) es “el proceso de identificar, predecir, evaluar y mitigar los efectos
biofísicos, sociales y otros de relevancia causados por el desarrollo de proyectos, antes de
que se tomen las decisiones más importantes y se establezcan compromisos”. Representa
una herramienta técnica de análisis y un procedimiento legal e institucional (IAIA 2018). La
EIA está respaldada por varias convenciones internacionales como una herramienta clave
para integrar la biodiversidad en la planeación y la toma de decisiones, promovida como
una herramienta para la responsabilidad social y para la gestión de riesgos ambientales y
sociales del desarrollo (Figura 2). En particular, EIA ofrece un medio para
implementar políticas sobre no pérdida neta (NNL; no net loss) y ganancia neta (NG; net
gain) de biodiversidad, haciendo explícitas las pérdidas y ganancias cuando se planea un
desarrollo. Por lo tanto, mejorar las prácticas considerablemente en todas las etapas de la
EIA ayudaría a detener la continua disminución de la biodiversidad y mejorar la capacidad de
recuperación de los ecosistemas para asegurar una continua disponibilidad de servicios,
valores y beneficios (IAIA 2018).

1.4 Principios internacionales de Buenas Prácticas en Biodiversidad y Servicios


Ecosistémicos en las Evaluaciones de Impacto

El Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) tiene tres objetivos principales: la


conservación de la biodiversidad, la utilización sostenible de sus componentes y la
participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización; e identifica
a las evaluaciones de impacto como un elemento clave para cumplir con estos objetivos
(CDB 2004). En busca de cumplir tanto este Convenio como la Convención de Ramsar y la
Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias (CMS), la Asociación
Internacional para la Evaluación Ambiental (IAIA) desarrolló nueve principios orientadores
para integrar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en las EIA, proyectos y
evaluaciones ambientales estratégicas, aplicándolos en políticas, planes y programas.

Estos Principios pretenden ayudar a los profesionales en proyectos y evaluaciones de


impacto (EI), a los encargados de la toma de decisiones para revisar las EI, a las empresas
para fortalecer sus políticas y compromisos sobre el ambiente en sus procedimientos de
planeación, evaluación y gestión ambiental y social y a otros interesados para asegurar que
sus intereses sobre la biodiversidad sean abordados en la planeación del desarrollo (IAIA
2018).
Figura 2. Esquema del proceso de EIA. Fuente: Gullison et al. 2015.
Principio 1: Utilizar la EI para mantener y mejorar la biodiversidad, con el
objetivo de obtener resultados de no pérdida neta como mínimo y una aspiración de
ganancia neta.

Orientado a conservar la biodiversidad en los niveles actuales, previos al impacto, o


mejores, para asegurar su permanencia y el suministro de servicios ecosistémicos a las
actuales y futuras generaciones. Pretende dejar un legado positivo, mejorando la resiliencia
de la biodiversidad y los ecosistemas (ganancia neta). Reconoce la necesidad de evitar una
mayor pérdida de diversidad biológica, en términos tanto cuantitativos como cualitativos. Es
decir, no debe haber pérdida neta de diversidad a nivel genético, de especie o de
ecosistema, lo que incluye que no debe haber destrucción de sistemas naturales, ni
extinción de especies, poblaciones o variedades y tampoco disminución de su viabilidad en
niveles que aumenten su riesgo de extinción, ni eliminación de seres humanos, comunidades
y grupos étnicos.

Principio 2: Integrar la consideración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en la


planeación del desarrollo y la EI desde las etapas más tempranas posibles.

Necesario para garantizar que la EI está diseñada con los ámbitos espaciales,
temporales y técnicos adecuados para: identificar a tiempo los riesgos de pérdidas
irremplazables o inaceptables de biodiversidad o servicios ecosistémicos para tomar
acciones preventivas y adoptar alternativas viables de desarrollo, reconocer las
dependencias críticas de las personas en los ecosistemas a través de procesos de consulta
apropiados, evitar gastos innecesarios en diseños técnicos que no pueden avanzar debido a
impactos inaceptables sobre la biodiversidad, identificar oportunidades para mejora o
aumento y evitar tener que tomar un enfoque fuertemente precautorio.
Principio 3: Implementar el enfoque ecosistémico, permitiendo que la importancia de los
cambios ecológicos sea evaluada en escalas espaciales y temporales apropiadas.

El enfoque ecosistémico es una estrategia para el manejo integrado de la tierra, el


agua y la biodiversidad, que promueve su conservación y uso sostenible en forma equitativa
(CDB 2004). Debido a que las personas dependen de ecosistemas que funcionan de manera
saludable, es necesario evaluar los ecosistemas de forma integral, a una escala
ecológicamente relevante, apropiada y significativa, y en un marco de tiempo que permita
considerar el rango total de los riesgos que afectan su viabilidad; es decir, sin definir límites
artificiales porque las implicaciones ecológicas del cambio de uso de suelo no pueden ser
evaluadas si la EI se basa únicamente en información acerca de las áreas afectadas por el
plan o proyecto, aislada del contexto ecológico más amplio.

Principio 4: Abordar en la EI los derechos, valores, dependencias y beneficios que las


personas obtienen de la biodiversidad, mediante un enfoque participativo y transparente
de principio a fin.

La EI debe ser participativa y requiere de una perspectiva de largo plazo basada en


estudios de línea base de biodiversidad y en manejo adaptativo que consideren la dinámica
natural de los ecosistemas, lo incierto e impredecible de sus funciones, sus conductas y sus
respuestas. Debe apoyar la participación plena, transparente, bien informada y abierta de
los beneficiarios de los servicios ecosistémicos que puedan verse afectados por el proyecto
propuesto, considerando también las necesidades de las generaciones futuras. Se deben
hacer esfuerzos para identificar alternativas que no dañen la biodiversidad para satisfacer
las necesidades a corto plazo que ponen en riesgo satisfacer sus necesidades de las futuras
generaciones.
Principio 5: Diseñar estudios y evaluaciones de línea de base que generen la
información y el entendimiento necesarios para respaldar enfoques basados en evidencia
para la evaluación de impactos sobre la biodiversidad.

Los estudios de línea de base deben ser sólidos y diseñarse con el fin de generar la
información necesaria para analizar los impactos y evaluar su probable importancia
utilizando enfoques transparentes y basados en evidencia. Las líneas de base deben estar
orientadas a lograr no pérdida neta y ganancia neta. Como los ecosistemas son dinámicos y
responden a presiones y ciclos naturales, así como a cambios inducidos por los humanos, la
evaluación de los impactos debe considerar su estado existente previo al desarrollo del
proyecto y su proyección de estado futuro sin el desarrollo planeado. Esto requiere de
información en las amenazas y presiones externas que pueden contribuir a los efectos
acumulativos con los impactos directos, indirectos e inducidos de la propuesta específica y
significa que los estudios de línea de base de la biodiversidad a menudo tengan largos plazos
de espera y un alcance espacial más amplio.

Principio 6: Asegurar que las implicaciones para la biodiversidad se aborden por completo,
utilizando enfoques transparentes basados en evidencia y la experiencia apropiada.

Los impactos sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos deben investigarse


sistemáticamente utilizando la mejor información y experiencia disponibles. La EI debe
considerar las consecuencias del desarrollo para todos los tipos de pérdida de biodiversidad
y daño del ecosistema, incluso si no todos se evalúan con el mismo nivel de detalle. Los
impactos deben analizarse a un nivel de detalle proporcional a los riesgos e impactos
probables y la importancia, vulnerabilidad e irremplazabilidad probable de la biodiversidad
afectada. Las preocupaciones sobre la biodiversidad no se limitan a áreas protegidas o a
especies altamente amenazadas o carismáticas. Este Principio indica que se deben
considerar todos los factores relacionados con el desarrollo que afecten la biodiversidad,
incluyendo los impactos directos e indirectos, los efectos acumulativos y los impactos que
surgen de los cambios socioeconómicos.
Principio 7: Aplicar la Jerarquía de mitigación, con énfasis en las medidas preventivas e
incluyendo medidas compensatorias para los impactos residuales en la biodiversidad.

La Jerarquía de mitigación es un marco esencial “organizativo” (Tabla 1; Figura 3)


para incorporar la biodiversidad en la EI y trabajar sistemáticamente hacia resultados de no
pérdida neta y ganancia neta mediante medidas preventivas y de remediación. Prioriza los
esfuerzos para primero evitar y luego minimizar los impactos en la biodiversidad antes de
considerar la mitigación basada en la restauración. Esto se debe a que cierta biodiversidad y
ecosistemas no pueden ser restaurados con técnicas conocidas, lo que provoca que las
pérdidas residuales sean inevitables en caso de que sean destruidos. Las compensaciones a
la biodiversidad se presentan como el último paso de la Jerarquía de mitigación, ya que
conllevan más incertidumbre. La identificación temprana de los impactos potencialmente
irreversibles o inaceptables a través de la Jerarquía de mitigación permite que se consideren
alternativas viables que permitan lograr no pérdida neta y ganancia neta antes de que se
hayan comprometido recursos significativos para alternativas más perjudiciales.
Tabla 1. Algunas formas en que los estudios de línea base sobre la biodiversidad contribuyen
a la aplicación de la jerarquía de mitigación (Fuente: Gullison et al. 2015).
Jerarquía de Mitigación Actividad del Estudio de Línea de Base sobre
la biodiversidad
Evitar

Acciones tomadas para prevenir completamente el Valores de la biodiversidad que son lo suficientemente
impacto en los valores de biodiversidad; tales como, importantes como para desencadenar medidas para
cambiar el diseño espacial de un proyecto para evitar evitar el impacto, tales como hábitats protegidos y/o
el impacto en lugares específicos. extremadamente importantes para especies
amenazadas

Minimizar

Acciones tomadas para reducir la duración, intensidad Valores de la biodiversidad que merecen la adopción de
y/o alcance de los impactos que no pueden ser medidas para minimizar los impactos; esto incluye la
completamente evitados. mayoría de los valores de la biodiversidad.

Rehabilitar/Restaurar

Acciones tomadas para retornar áreas al uso benéfico, Caracteriza las condiciones previas al proyecto para
y es posible, ayudar en la recuperación del ecosistema ayudar a identificar los objetos adecuados para
degradado, deteriorado o destruido. restauración en el sitio del proyecto (para proyectos sin
huella permanente).

Compensar (Offsets)

Inversiones en proyectos de conservación fuera del Caracteriza las condiciones previas al proyecto para
sitio para compensar por los impactos residuales del ayudar a identificar los objetos adecuados para la
proyecto, después de implementar los pasos previos de compensación de los impactos residuales. Los estudios
la jerarquía de mitigación. de línea de base se pueden ampliar para incluir la
caracterización de potenciales sitios para la
compensación.

Figura 3. Jerarquías de mitigación (Fuente: IAIA 2018, basado en la Tabla 1).


Principio 8: Utilizar enfoques precautorios cuando las consecuencias del desarrollo no
estén claras y no exista información o conocimiento suficiente para excluir la posibilidad
de impactos inaceptables, irreversibles o no compensables.

Indica que se debe tomar un enfoque precautorio en cualquier situación en la cual la


biodiversidad pueda verse amenazada o no haya suficiente conocimiento, ya sea para
estimar el riesgo o para implementar una mitigación efectiva. También se debe aplicar este
principio cuando las personas tienen altos niveles de dependencia de los servicios
ecosistémicos, sin acceso a alternativas viables o aceptables. Implica el aplazamiento de la
aprobación del permiso para realizar el desarrollo en cuestión, hasta que por medio de un
proceso de consulta con interesados locales y expertos se obtenga o se consolide la
información sobre la biodiversidad necesaria para la toma de decisiones, buscando
alternativas de desarrollo menos dañinas.

Principio 9: Establecer sistemas robustos de gestión adaptativa para asegurar que los
compromisos de la EI se cumplan, las medidas de mitigación se implementen y que los
resultados de no pérdida neta y ganancia neta puedan demostrarse a través del
monitoreo, auditoría y reporte.

El monitoreo y la gestión adaptativa son esenciales para asegurar que los resultados
pretendidos de la mitigación sean alcanzados en el largo plazo y que los principales
supuestos utilizados en la EI hayan sido los correctos. Se debe asegurar que las medidas de
mitigación para los impactos en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos se incorporen
de manera clara e integral en un plan de acción de biodiversidad, un plan de gestión de la
biodiversidad o un plan de gestión de compensación a la biodiversidad que pueden necesitar
ser adaptados a lo largo del tiempo. Se debe contar con un monitoreo regular utilizando
indicadores sensibles y auditorías periódicas para informar sobre la necesidad de cambios
adaptativos o correctivos a los planes e involucrar a las partes interesadas para que puedan
supervisar el cumplimiento de compromisos.
1.5 Estudio de línea de base sobre biodiversidad

Un estudio de línea base (diagnóstico ambiental) sobre biodiversidad recopila e


interpreta información sobre los valores de la diversidad (especies, hábitats o ecosistemas
específicos, así como los servicios ambientales del ecosistema) presentes en determinado
lugar, teniendo en cuenta el estado de situación actual y sus tendencias o proyecciones
antes de que comience un proyecto. Tiene un papel importante para la evaluación de
impactos y riesgos de un proyecto, la aplicación de la jerarquía de mitigación de
biodiversidad y, si es necesario, el diseño de un programa de monitoreo a largo plazo
(Gullison et al. 2015; SADS 2019). Es fundamental involucrar grupos de interés y expertos
durante todo el estudio a fin de conseguir una mejor caracterización de los valores de la
biodiversidad, incluyendo los servicios ecosistémicos, descartar valores de ocurrencia poco
probable y revisar los resultados de las evaluaciones de campo. La solidez y precisión de la
información relevada en el estudio de línea de base tienen un rol clave en la fase de
evaluación de impactos y propuesta de medidas de gestión ambiental. Como regla general
se debe identificar y evaluar el estado de conservación de todos los hábitats que pudieran
ser afectados y relevar de forma más detallada aquellos ambientes críticos, así como las
especies representativas seleccionadas para los estudios en función de la naturaleza del
proyecto. Por ejemplo, en un proyecto de ingeniería hidráulica, la caracterización de la
ictiofauna será un componente relevante que deberá ser estudiado exhaustivamente (SADS
2019).

Gullison (2015) provee una guía práctica de pasos para los estudios de línea base de
la biodiversidad:

1) Identificar el área de estudio que debería abarcar el área geográfica en la que se prevén
las actividades y el área de influencia del proyecto (área de posibles impactos).

2) Definir cuidadosamente el alcance del estudio a fin de satisfacer las necesidades del EIA,
pero sin malgastar recursos en la recopilación de información innecesaria. Se debe
identificar los valores de biodiversidad prioritarios o relevantes que deben ser incluidos
(por ser parte de los requisitos de organismos reguladores) y analizados, las metodologías
que deberían utilizarse, definir la escala espacial y temporal del estudio e
identificar a los grupos de interés a los que habría que consultar.

3) Revisar información existente de los valores de biodiversidad. Es de gran importancia la


consulta a especialistas y partes interesadas. Es posible que la información existente sea lo
suficientemente actualizada y completa, y que no sea necesario realizar evaluaciones en
campo. Se debe cubrir cualquier vacío de información.

4) Relevamiento de campo sobre los valores de la biodiversidad. El esfuerzo del


relevamiento a campo se sujeta al tipo y escala del proyecto, a la sensibilidad ambiental2
del área, así como a los vacíos de información. Para grandes proyectos que operan en áreas
con valores de biodiversidad sensibles, la evaluación de campo puede representar una gran
inversión en tiempo y recursos. En el caso de proyectos más pequeños, situados en
contextos menos sensibles, la evaluación de campo tal vez requiera un esfuerzo más
modesto, o puede que ni siquiera haga falta. Se debe definir claramente los objetivos,
detallar la metodología, las fechas del trabajo de campo, muestreos, grupos de interés
consultados, conformación de equipo y sus competencias y cualquier otra información que
permita a los revisores y al público en general entender el proceso del estudio. Los
muestreos de campo deben diseñarse adecuadamente. La metodología debe incluir un
análisis de poder estadístico u otro enfoque similar para evaluar si el muestreo realizado es
suficiente. Se debe identificar los parámetros de evaluación y cómo serán monitoreados a
largo plazo. Es fundamental la participación de especialistas por su experiencia de campo y
dominio de las metodologías.

En el módulo II ampliaremos la información sobre los estudios de campo.

5) Integrar los datos en un informe. El informe combina la información procedente del


informe preliminar de línea base y los datos recopilados en la evaluación de campo para
describir los valores de la biodiversidad presentes en el área objeto del estudio de línea
base. El informe debe mencionar y describir los hábitats, especies, y servicios ecosistémicos
presentes en el área de estudio, y su estado actual de conservación. Debe proporcionar

2
Sensibilidad Ambiental es el potencial de transformación o cambio que pueden sufrir o generar los
componentes ambientales como resultado de una alteración.
información sobre la importancia de los hábitats y las especies potencialmente
afectados y medidas cuantitativas de abundancia, distribución y otras medidas de
viabilidad y/o función suficientes para apoyar la evaluación del impacto, y si es necesario,
la aplicación de la jerarquía de mitigación para los impactos en la biodiversidad (Tabla 1;
Figura 2). Además, debe identificar claramente las limitaciones, incertidumbres o vacíos de
información y cómo cerrarlos como parte de los planes de manejo ambiental y planes de
acción para la biodiversidad.

1.6 Dificultades en la implementación y/o eficiencia de la EIA

La utilidad de las EIA depende de cómo se implementen y de si los hallazgos se


utilizan en la toma de decisiones. Cuando las instituciones son débiles aumentan la
probabilidad de corrupción, que es un problema particularmente grave para el ambiente y
está incrustada en la política en todo el mundo. Lo que suele suceder es que los actores no
tienen incentivos para actuar honestamente y se reduce la rigurosidad y faltan mecanismos
que garanticen la transparencia, la participación, la responsabilidad y la integridad (Williams
& Dunpuy 2017). En Argentina, aunque las leyes nacionales exigen que las autoridades
pertinentes (ej: organismos de aplicación nacionales o provinciales) realicen EIA para
proyectos con un impacto significativo, no hay reglamentaciones a nivel federal que
establezcan los presupuestos mínimos específicamente para EIA, a fin de brindar una
orientación sobre los requisitos básicos para el uso de este instrumento en todas las
provincias y sectores. En el país, las EIA se han utilizado más como una herramienta de
procedimiento para permitir la realización de proyectos que como una herramienta para
orientar el diseño de proyectos a través de la evaluación de sus impactos y la aceptación por
las partes interesadas. Existen una serie de deficiencias, como: (1) falta de un análisis
adecuado para identificar los proyectos que deben quedar sujetos a una EIA; (2)
participación pública limitada; (3) falta de criterios normalizados para evaluar la EIA; y (4) un
monitoreo deficiente para asegurar que se implementen las medidas de mitigación
propuestas por la EIA. Estas debilidades obstaculizan la efectividad y sostenibilidad de las
políticas del marco regulatorio tanto a nivel nacional como provincial y, en lugar de un el
desarrollo ambiental positivo, Argentina tiene serios problemas ambientales, como
deforestación, degradación de tierras, contaminación e ineficiente gestión de
residuos sólidos (GBM 2016). Así, al 2020, Argentina ha obtenido bajos puntajes en el Índice
de Desempeño Ambiental (Environmental Performance Index –EPI) en lo relacionado a
vitalidad del ecosistema, principalmente biodiversidad y hábitat, servicios ecosistémicos,
pesquerías y emisiones de gases de efecto invernadero (Wendling et al. 2020).

1.7 Normas ambientales

1.7.1. Nacional

En Argentina las normas que determinan la competencia para el dictado y la


aplicación de las leyes ambientales tienen su base en la Constitución Nacional. Debido a que
la forma de gobierno es representativa, republicana y federal, cada provincia, así como los
municipios, poseen autonomía respecto del gobierno federal (SADS 2019). La reforma
constitucional de 1994 coloca al ambiente como sujeto y como un bien colectivo y jurídico
protegido y establece el derecho a un ambiente sano y la obligación de preservarlo,
permitiendo un efectivo desarrollo sostenible. Incorpora los presupuestos mínimos de
protección al ambiente, el uso racional de los recursos naturales, la recomposición de daño
ambiental, la educación e información ambientales y la protección de la biodiversidad
(MAyDS 2017a).

Constitución Nacional - Artículo 124: Establece que corresponde a las provincias el


dominio originario de los recursos naturales de su territorio, lo que implica que las mismas
tienen facultades de tutela y legislativas sobre ellos, pero no su propiedad, excepto que
estén en territorio fiscal.

Constitución Nacional - Artículo 41: Reconoce el derecho de todos los habitantes a


un ambiente sano, y el deber de preservarlo, imponiendo a quien provoca un daño al
ambiente la obligación de recomponerlo. Además, establece que “la Nación dictará las
normas de presupuestos mínimos de calidad ambiental (legislación básica de aplicación
imperativa por las provincias) y las provincias, a su vez, dictarán las normas necesarias para
complementarlas (legislación adicional máxima, que necesitan un acto expreso de las
legislaturas provinciales para tener aplicación en sus territorios) sin que altere las
jurisdicciones locales. La gestión pública ambiental es compartida entonces por
el Estado nacional, las provincias y los municipios (MAyDS 2017a).

En el año 2002 se sancionó la Ley General del Ambiente N° 25675 que incorpora el
procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) como instrumento de política y
gestión ambiental (art. 8). Dispone que “toda obra o actividad que, en el territorio de la
Nación, sea susceptible de degradar el ambiente, alguno de sus componentes, o afectar la
calidad de vida de la población, en forma significativa, estará sujeta a un procedimiento de
evaluación de impacto ambiental, previo a su ejecución” (art. 11). En relación a los sujetos
obligados, establece que las personas físicas o jurídicas deben iniciar el procedimiento
presentando una declaración jurada, en la que manifiesten si las obras o actividades
afectarán el ambiente (art. 12). Las autoridades competentes determinan la presentación de
un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA; que es el documento técnico central que el
proponente del proyecto, público o privado, presenta a la autoridad ambiental), cuyos
requerimientos están detallados por una ley particular y, en consecuencia, la realización de
una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y emisión de una Declaración de Impacto
Ambiental (DIA) en la que se manifieste la aprobación o rechazo de los estudios
presentados. Según el marco normativo particular, el EsIA se evalúa con participación
ciudadana, se confecciona un informe técnico y se informan los resultados en una audiencia
pública. Luego, la autoridad rechaza o aprueba el proyecto mediante la DIA. En caso que sea
favorable, el proponente del proyecto ejecuta las medidas de gestión ambiental establecidas
en un Plan de Gestión Ambiental y aquellas que la autoridad ambiental haya requerido al
momento de la aprobación del proyecto. La autoridad ambiental debe verificar el
cumplimiento, de manera de garantizar que el procedimiento de EIA no se desvincule de la
ejecución del proyecto y su gestión ambiental (SADS 2019). Respecto al contenido de los
estudios de impacto, el artículo 13 indica que los EIA deben contener, como mínimo, una
descripción detallada del proyecto de la obra o actividad a realizar, la identificación de las
consecuencias sobre el ambiente y las acciones destinadas a mitigar los efectos negativos.
Actualmente cada provincia tiene una norma particular que regula el procedimiento de EIA
para evaluar el impacto de los proyectos sobre su territorio. A nivel nacional existen otras
normas que refuerzan el cumplimiento de la EIA, como la Ley N° 23879 de Obras Hidráulicas,
la Ley N° 24585 de la Protección Ambiental para la Actividad Minera, la Ley N°
26331 de Presupuestos Mínimos de Protección de Bosques Nativos; Ley de presupuestos
mínimos de protección ambiental en materia de Incendios Forestales y Rurales, Ley 26815
(PM); y la Ley N° 26639 de Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial (Figura 4).
De este modo, en el país existen distintos niveles de exigencias, requisitos y contenidos
específicos para los procedimientos de EIA (SADS 2019).

Leyes Nacionales

- Ley General del Ambiente Ley N° 25675 de presupuestos mínimos (PM).


- Régimen de gestión ambiental de aguas – Ley N° 25688 (PM).
- Régimen de libre acceso a la información pública ambiental – Ley N° 25831.
- Ley de Protección Ambiental de los Bosques Nativos – Ley N° 26331 (PM).
- Ley 26562 de protección ambiental para control de actividades de quema (PM).
- Régimen para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial, Ley 26639 (PM).
- Gestión integral de residuos industriales y de servicios - Ley N° 25612.
- Ley 22421 de Conservación de Fauna. Preservación de los recursos del aire, Ley N° 20284.
- Régimen legal para el fomento de la acción privada y pública tendiente a la conservación
y recuperación de la capacidad productiva de los suelos - Ley N° 22428
- Residuos peligrosos – Ley N° 24051.
- Ley de la Cuenca Matanza Riachuelo - Ley N° 26168.
- Producción Ecológica, Biológica u Orgánica – Ley N° 25127.
- Ley 26899 de Repositorios Digitales Institucionales de Acceso Abierto, Propios o
Compartidos.
- Ley 27037 Sistema Nacional de Áreas Marinas Protegidas y Ley 23968 Espacios Marítimos.
- Parques Nacionales, Monumentos Naturales y Reservas Nacionales – Ley N° 22351.
- Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola – Ley N° 27231.
- Recursos Fitogenéticos – Ley N° 27182.
Década del 80 Década del 90 Década 2000 Década 2010
Córdoba: 1985-2015 Tucumán: 1991-2003 Buenos Aires: 1995-2015 Salta: 2000 Catamarca: 2010-2018
Mendoza: 1992-2013 S. del Estero: 1996-2000 La Pampa: 2001–2003 San Luis: 2013-2016
T. del Fuego: 1992–1993 San Juan: 1997-2009 Santa Cruz: 2003-2006
Chaco: 1993-2013 Jujuy: 1998-2006 La Rioja: 2005-2008
Corrientes: 1993-2016 Neuquén: 1998-2016 Entre Ríos: 2009-2016
Formosa: 1993- 998 CABA: 1998-2018
Misiones: 1993–2013 Río Negro: 1999-2004
Chubut: 1994-2016 Santa Fe: 1999-2003
Figura 4. Normativa provincial y nacional en Estudios de Impacto Ambiental. Fuente: SADS 2019.
Código Civil y Comercial de la Nación (vigente desde el año 2014)

Artículo 14: determina que “la ley no ampara el ejercicio abusivo de los
derechos individuales cuando pueda afectar al ambiente y a los derechos de incidencia
colectiva en general”.

Artículo 240: establece que el uso de los bienes debe ser compatible con los
derechos de incidencia colectiva, debiendo “conformarse a las normas del derecho
administrativo nacional y local dictadas en el interés público” y que “no debe afectar el
funcionamiento ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la
biodiversidad, el agua, los valores culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios
previstos en la ley especial”.

Artículo 241: determina que “cualquiera sea la jurisdicción en que se ejerzan


los derechos, debe respetarse la normativa sobre presupuestos mínimos que resulte
aplicable” (MAyDS 2017a).

1.7.2. Internacional

Existen varios tratados internacionales para la protección de la biodiversidad


que el Estado Argentino ha incorporado mediante distintas leyes:

- Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) Ley N° 24375.


- Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y
Flora Silvestres (CITES) - Ley Nacional N° 22344.
- Convención sobre Conservación de especies migratorias de animales silvestres
(CMS) - Ley N° 23918.
- Convenio marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (CMNUCC) - Ley
N° 24295. Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el cambio climático - Ley N° 25438.
- Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los Países
Afectados por Sequía Grave o Desertificación (UNCCD) - Ley N° 24701.
- Tratado de Asunción- Ley N° 23981.
- Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR - Ley N° 25841.
- Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes - Ley N°
26011.
- Convenio sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos
Peligrosos y su Eliminación - Ley N° 23992.
- Enmienda al Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos
Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación - Ley N° 26664.
- Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente
como Hábitat de Aves Acuáticas o sobre los Humedales - Ley N° 23919.
- Enmienda a la Convención sobre los Humedales - Ley N° 25335.
- Convenio sobre Conservación y Desarrollo de los Recursos Ícticos en los tramos
limítrofes de los Ríos Paraná y Paraguay - Ley N° 25048.
- Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña – Ley N° 23582.
- Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo con la República Oriental del
Uruguay - Ley N° 20645.
- Tratado Maipú entre Argentina y la República de Chile - Ley N° 26561.
- Protocolo de Nagoya Sobre Acceso a los Recursos Genéticos – Ley N° 27246.

1.7.3 Normas de Aplicación Voluntaria: Normas ISO

ISO es una Organización Internacional de Normalización, no gubernamental e


independiente, que cuenta con la membresía de 164 organismos nacionales de
normalización de distintos países. ISO sólo desarrolla normas para las que exista un
claro requerimiento de mercado. A través de sus miembros, reúne a expertos para
compartir conocimientos y desarrollar estándares internacionales voluntarios y
basados en el consenso. De este modo, una norma internacional ISO es un documento
establecido por consenso y aprobado por un organismo reconocido que proporciona,
para un uso común y repetitivo, reglas, directrices o características para actividades o
sus resultados, dirigidas a lograr el grado de orden óptimo en un contexto
determinado. ISO cuenta con un portafolio de más de 18.400 normas, que proveen a
las empresas, el gobierno y la sociedad de herramientas prácticas en las tres
dimensiones del desarrollo sostenible: económica, ambiental y social (ISO
2020). En Argentina, el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) es
el único representante, cuya actividad fundamental es la normalización y certificación;
además, incorpora aspectos ambientales, de salud y de seguridad.

Norma ISO 26000:2010

La Norma internacional ISO 26000, Guía sobre responsabilidad social, ofrece


una guía global para las organizaciones de todo tipo, del sector público y privado.
Alienta la aplicación de mejores prácticas en responsabilidad social en todo el mundo.
ISO 26000 contiene guías voluntarias (recomendaciones), no requisitos, y por lo tanto
no es para utilizar como una norma de certificación como la ISO 9001:2008 y la ISO
14001:2004 (ISO 2020). Al abordar y poner en práctica la responsabilidad social, la
meta primordial de una organización es maximizar su contribución al desarrollo
sostenible. La presión para hacerlo proviene de los clientes, consumidores, gobiernos,
asociaciones y el público en general, que exigen asegurar ecosistemas saludables y
equidad social.

Tanto la percepción que se tenga acerca del desempeño de una organización en


materia de responsabilidad social, como su desempeño real pueden influir, entre otras
cosas en: su ventaja competitiva; su reputación; su capacidad para atraer y retener a
trabajadores o miembros de la organización, clientes o usuarios; mantener la
motivación, compromiso y productividad de los empleados; la percepción de los
inversionistas, propietarios, donantes, patrocinadores y la comunidad financiera, y sus
relaciones con empresas, gobiernos, medios de comunicación, proveedores,
organizaciones pares, clientes y la comunidad donde opera. Esta Norma Internacional
hace énfasis en la importancia de los resultados y mejoras en el desempeño de la
responsabilidad social de una organización ante los impactos que sus decisiones y
actividades (productos, servicios y procesos) ocasionan en la sociedad y el medio
ambiente, mediante un comportamiento ético y transparente que: contribuya
al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; tome en
consideración las expectativas de sus partes interesadas; cumpla con la
legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de
comportamiento; esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus
relaciones (ISO 2020). En Argentina, IRAM adoptó la ISO 26000:2010 como norma
IRAM-ISO 26000:2010, a los fines de hacer más accesible la norma a las organizaciones
argentinas. IRAM considera que la Guía IRAM ISO 26000 de Responsabilidad Social
contribuye a lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS; Figura 1) de las
Naciones Unidas, con especial énfasis a los desafíos que plantean los ODS 1 y 10 (IRAM
2018).

Norma ISO 14001:2015

La norma internacional ISO 14001:2015, Sistemas de gestión ambiental.


Requisitos con orientación para su uso (revisión de la norma ISO 14001:2004), es la
norma específica que proporciona un marco para un enfoque integral y estratégico
para proteger el ambiente. Esta norma determina los requisitos para un sistema de
gestión ambiental que una organización (de cualquier tipo) puede usar para mejorar su
desempeño ambiental sostenible y obtener la certificación de protección ambiental.
Los resultados previstos incluyen (ISO 2020):

- la protección del medio ambiente, mediante la prevención o mitigación de


impactos ambientales adversos;

- la mitigación de efectos potencialmente adversos de las condiciones ambientales


sobre la organización;

- el apoyo a la organización en el cumplimiento de los requisitos legales y otros


requisitos;

- la mejora del desempeño ambiental;

- el control o la influencia sobre la forma en la que la organización diseña, fabrica,


distribuye, consume y lleva a cabo la disposición final de productos o servicios,
usando una perspectiva de ciclo de vida que pueda prevenir que los
impactos ambientales sean involuntariamente trasladados a otro punto del ciclo
de vida;

- el logro de beneficios financieros y operacionales que puedan ser el resultado de


implementar alternativas ambientales respetuosas que fortalezcan la posición de
la organización en el mercado;

- la comunicación de la información ambiental a las partes interesadas pertinentes.

- cumplimiento de los requisitos legales

El enfoque se basa en un Sistema de Gestión Ambiental (SGA), mediante los


conceptos de Planificar, Hacer, Verificar y Actuar (modelo PHVA):

 Planificar: establecer los objetivos ambientales y los procesos necesarios para


generar y proporcionar resultados de acuerdo con la política ambiental de la
organización.

 Hacer: implementar los procesos según lo planificado.

 Verificar: hacer el seguimiento y medir los procesos respecto a la política ambiental,


incluidos sus compromisos, objetivos ambientales y criterios operacionales, e
informar de sus resultados.

 Actuar: emprender acciones para mejorar continuamente.

El éxito del sistema de gestión ambiental depende del compromiso de todas


las funciones y niveles de la organización, bajo el liderazgo de la alta dirección (persona
o grupo de personas que dirige y controla una organización). Las organizaciones
pueden aprovechar las oportunidades de prevenir o mitigar impactos ambientales
adversos e incrementar los impactos ambientales beneficiosos, particularmente los
que tienen consecuencias estratégicas y de competitividad. La alta dirección puede
abordar eficazmente sus riesgos y oportunidades mediante la integración de la gestión
ambiental a sus procesos de negocio, dirección estratégica y toma de decisiones,
alineándolos con otras prioridades de negocio, e incorporando la
gobernanza ambiental a su sistema de gestión global. Sin embargo, la adopción de esta
Norma Internacional no garantiza en sí misma resultados ambientales óptimos. La
aplicación de esta Norma Internacional puede ser diferente de una organización a otra
debido al contexto de la organización (ISO 2020)

En Argentina, la certificación de la norma IRAM-ISO 14001:2015 pretende que


las organizaciones puedan integrar al ambiente en su gestión global, diseñar,
implementar y mejorar su SGA, demostrando el compromiso con su comunidad y su
contribución para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

2. Biodiversidad

2.1. Tipos de biodiversidad

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica,


biodiversidad se refiere a la variedad de vida en la tierra, incluidas las diferentes
especies de animales, plantas y microorganismos (diversidad de especies), sus genes
(diversidad genética) y los ecosistemas terrestres, marinos y de agua dulce de los que
forman parte (diversidad de ecosistemas) (CBD 2020).

2.1.1. Diversidad genética

La diversidad genética es la variedad de genes que son responsables tanto de


las similitudes como de las diferencias entre organismos. Cada especie está compuesta
por individuos que tienen una composición genética particular. Esto significa que una
especie puede tener diferentes poblaciones3, cada una con diferente composición
genética. Por lo tanto, para conservar la diversidad genética, se deben conservar

3
Población: es el conjunto de los individuos de la misma especie que comparten un espacio geográfico
en un tiempo determinado.
diferentes poblaciones de una misma especie. Este componente de la
biodiversidad es importante porque permite que las poblaciones se adapten a los
cambios ambientales a través de la supervivencia y reproducción de los individuos que
tienen características genéticas particulares que les permiten resistir estos cambios. El
mantenimiento de una alta diversidad genética dentro de las poblaciones es, por lo
tanto, una prioridad de conservación y gestión, ya que proporciona la mayor capacidad
para que cualquier población se adapte a una amplia gama de cambios ambientales.
Por el contrario, no mantener la diversidad genética limita la capacidad de adaptación
de una población, lo que la hace vulnerable incluso a pequeños cambios en el medio
ambiente y aumenta la probabilidad de extinción.

2.1.2. Diversidad de especies

La diversidad de especies es la variedad (número y la abundancia relativa) de


especies dentro de un hábitat4 o una región. Algunos hábitats, como las selvas
tropicales y los arrecifes de coral, tienen muchas especies. Otros, como los desiertos,
tienen menos. Las especies son las unidades básicas de clasificación biológica y, por lo
tanto, esta es la medida más comúnmente asociada con el término 'biodiversidad'. Las
especies se agrupan en distintos grupos (taxones), según las características
compartidas, mediante un sistema de clasificación biológica (ver sección 2.2.). Para
conservar la diversidad de especies, el manejo de los recursos naturales y la protección
del hábitat son vitales.

2.1.3. Diversidad de ecosistemas

La diversidad de ecosistemas es la variedad de ecosistemas en un lugar


determinado. Un ecosistema es una comunidad de organismos5 y su entorno físico que
interactúan entre sí. Los ecosistemas son desde desiertos, bosques, humedales,
montañas, praderas, lagos, ríos y mares hasta lugares diseñados por humanos, como
4
Hábitat: es el hogar o ambiente natural de un organismo que proporciona alimento, agua, refugio.
5
Comunidad: conjunto de todas las poblaciones de diferentes especies que ocupan un área particular.
paisajes agrícolas y urbanos; pueden cubrir un área grande, como un
bosque, o un área pequeña, como una laguna.

2.2. Clasificación de las especies

A nivel mundial, se han identificado alrededor de 1,75 millones de especies


diferentes. Sin embargo, se estima que existen entre 3 y 100 millones. Las especies se
agrupan según sus características y sus relaciones evolutivas en distintos grupos
organizados jerárquicamente. Primero se los divide en dominios y luego en reinos, que
a su vez se dividen en otras categorías (taxones): filo, clase, orden, familia y género.
Cada especie se identifica con dos nombres, uno que la identifica como especie y otro
que designa el género al cual pertenece. Por ejemplo, el tordo amarillo (Xanthopsar
flavus) es una especie del género Xanthopsar, de la familia Icteridae, del orden
paseriformes y de la clase Aves.

Este sistema de clasificación proporciona una comprensión básica sobre los


componentes de la biodiversidad, ayuda a identificar a las especies y conocer sus
atributos, variabilidad, interrelaciones, distribuciones espaciales y también su estado
de conservación. Este conocimiento permite tomar decisiones efectivas sobre la
conservación y el uso sostenible (e.g. protección de especies, manejo de especies
invasoras, respuesta al cambio climático), cumpliendo con las obligaciones de los
tratados internacionales y leyes nacionales (CBD 2020). En el Anexo I se describen los
reinos.

2.3. Definiciones de especies nativas, endémicas, exóticas e invasoras

2.3.1. Especie nativa

Una especie nativa o indígena es aquella que se encuentra en cierto


ecosistema debido a procesos naturales, como la distribución natural y la evolución. Es
decir, se supone que es intrínsecamente parte del ecosistema, debido a que se
desarrolló allí, llegó a la zona mucho antes de que se tuviera un registro del lugar; llegó
por medios naturales (sin intervención ni influencia humana). Por ejemplo,
el oso de anteojos (Tremarctos ornatus) es nativo de Sudamérica (UICN 2020).

2.3.2. Especie endémica

Una especie (u otro taxón biológico, ya sea género, especie, subespecie)


endémica es aquella que es nativa de una región y cuya área de distribución está
restringida a un lugar particular y no se encuentra naturalmente en ningún otro lugar
del mundo. Por ejemplo, el macá tobiano (Podiceps gallardoi) es endémico de la
Patagonia Austral. En las islas, el endemismo es generalmente mucho más alto que en
los continentes, como ocurre en las islas Galápagos, donde hay muchas especies.
Frecuentemente, las especies endémicas se limitan a un área determinada porque
están muy adaptadas a un nicho particular; por ejemplo, pueden comer solo cierto tipo
de planta que no se encuentra en ningún otro lugar. Debido a esta especialización e
incapacidad para moverse a nuevos hábitats, algunas especies endémicas corren un
riesgo particular de extinción cuando aparece una nueva enfermedad, cuando la
calidad de su hábitat se ve amenazada, o si una especie invasora ingresa a su región y
se convierte en depredador o competidor o por efecto del cambio climático.

2.3.3. Especie exótica

Una especie exótica o introducida es aquella que no es nativa de un área o


región en particular y que se ha introducido accidental o deliberadamente en el área.
Por ejemplo, las especies de Pinus spp implantadas en América del Sur. El
establecimiento posterior y la expansión de las especies introducidas pueden o no
involucrar actividad humana. Algunas especies introducidas nunca se establecen. Las
especies exóticas son una amenaza importante para la biodiversidad y los ecosistemas
a nivel mundial, como resultado de la depredación y la competencia, la hibridación con
especies nativas y la alteración de los procesos y funciones del ecosistema. Directa o
indirectamente, estos impactos a menudo conducen a la disminución de
las poblaciones de especies nativas y pueden causar extinciones locales o globales.

2.3.4. Especie invasora

Una especie invasora es aquella que se establece, se propaga y que pueden


causar daños ambientales, económicos y a la salud humana; generalmente no es
nativa. Para que una especie se vuelva invasora debe superar con éxito a los
organismos nativos por alimentos y hábitat, propagarse a través de su nuevo entorno,
aumentar su población y dañar los ecosistemas en su rango introducido, alterando las
relaciones ecológicas entre las especies nativas y afectando las funciones del
ecosistema. En particular, estas especies impactan negativamente en la biodiversidad,
incluida la disminución o eliminación de especies nativas, a través de la competencia,
la depredación o la transmisión de patógenos, y la interrupción de las funciones de los
ecosistemas locales.

Las especies exóticas invasoras, introducidas y/o diseminadas fuera de sus


hábitats naturales, han afectado la biodiversidad nativa en casi todos los tipos de
ecosistemas en la Tierra y son una de las mayores amenazas para la biodiversidad. El
problema continúa creciendo a un gran costo socioeconómico, sanitario y ecológico en
todo el mundo. Estas especies exacerban la pobreza y amenazan el desarrollo a través
de su impacto en la agricultura, la silvicultura, la pesca y los sistemas naturales. Este
daño se ve agravado por el cambio climático, la contaminación, la pérdida de hábitat y
los disturbios inducidos por el hombre. El mayor comercio, transporte, viajes y turismo
puede facilitar la introducción y propagación de especies que no son nativas de un
área. La mayoría de los países están lidiando con problemas complejos y costosos de
especies invasoras (CBD 2020). Abordar el problema de las especies exóticas invasoras
es urgente porque la amenaza crece a diario y los impactos económicos y ambientales
son graves.

En Argentina, el Sistema Nacional de Información sobre Especies Exóticas


Invasoras (http://www.inbiar.uns.edu.ar/), que forma parte de la Estrategia Nacional
sobre Especies Exóticas Invasoras (ENEEI), se compone de cinco bases de
datos que contemplan el registro de 654 especies de plantas, animales, algas y hongos
exóticos invasores. Un ejemplo de especie exótica invasora es el castor (Castor
canadensis), que introducido en la Isla Grande Tierra del Fuego en 1946 y rápidamente
se expandió hasta colonizar parte del territorio continental de Chile, generando
efectos negativos como la destrucción de árboles por anillado e inundación de bosques
de Nothofagus y la modificación de la dinámica de nutrientes del bosque (MAyDS
2020).

2.4. Ecosistemas y paisajes

2.4.1. Ecosistema

Los organismos que viven en un área particular junto con el ambiente físico con
el que interactúan, constituyen un ecosistema, los cuales pueden ser identificados y
estudiados a muchas escalas espaciales diferentes, desde unidades locales – como una
laguna – hasta el planeta entero. Un ecosistema puede clasificarse en sus
componentes abióticos, incluidos minerales, clima, suelo, agua, luz solar y sus
componentes bióticos, todos sus miembros vivos.

Las ecorregiones son grandes ecosistemas de extensión regional que contienen


varios ecosistemas más pequeños. Son zonas biogeográficas1 que representan
asociaciones de ecosistemas que funcionan de manera similar, determinados por el
clima, la geología y la historia evolutiva. Los límites de una ecorregión no son fijos, sino
que abarcan un área dentro de la cual los procesos ecológicos y evolutivos importantes
interactúan más fuertemente. Al presentar a una escala geográfica adecuada para
detectar amenazas sobre las comunidades que habitan en ellas y para el desarrollo e
implementación de políticas regionales de protección, son importantes para la
conservación (WWF 2020). Ecoregions 2017©Resolve es un mapa interactivo
(http://ecoregions2017.appspot.com/) que muestra 846 ecorregiones del mundo, se
basa en un mapa original (Olson et al. 2001) y suma los avances recientes
en biogeografía.

La dinámica del ecosistema es el resultado de la actividad de los organismos


que son influidos por procesos en el ambiente físico. Algunos de estos procesos son, a
su vez, alterados por los organismos, pero otros no. La vinculación de estos
componentes son dos fuerzas principales: el flujo de energía a través del ecosistema y
el ciclo de nutrientes dentro del ecosistema. La fuente fundamental de energía en casi
todos los ecosistemas es la energía radiante del sol que es utilizada por los organismos
autótrofos que son capaces de realizar fotosíntesis, es decir, pueden usar la energía de
la luz solar para convertir el dióxido de carbono y el agua en carbohidratos simples y
ricos en energía. Luego, pueden usar la energía almacenada dentro de los
carbohidratos simples para producir los compuestos orgánicos más complejos, como
proteínas, lípidos y almidones que mantienen los procesos de vida de los organismos.

El grupo de los autótrofos se conoce comúnmente como el nivel trófico de los


productores primarios. Todos los demás organismos consumen, directa o
indirectamente, las moléculas orgánicas ricas en energía producidas por los
organismos fotosintéticos. Los organismos que se alimentan de los productores se
llaman herbívoros, los que comen a los herbívoros se llaman carnívoros primarios y
los que se alimentan de estos son carnívoros secundarios, etc. Los organismos que se
alimentan del cuerpo muerto de otros organismos o de sus productos de desecho se
llaman detritívoros o descomponedores. Los que obtienen el alimento de más de un
nivel trófico son los omnívoros.

El 95% del cuerpo de los seres vivos está formado por carbono, oxígeno,
hidrógeno y nitrógeno. Estos elementos se reciclan entre la biósfera, la atmósfera, la
hidrósfera y la litosfera a través de una serie de procesos que en conjunto se llaman
ciclos biogeoquímicos. El carbono es la base de los compuestos más importantes,
como el ADN, las proteínas, los glúcidos y lípidos. En los ecosistemas terrestres (Figura
19), el carbono ingresa al ecosistema como producción primaria bruta (PPB), a través
de la fotosíntesis de las plantas. Las raíces y las porciones aéreas de las plantas
devuelven aproximadamente la mitad de este carbono a la atmósfera
como respiración (Rplantas). La producción primaria neta (PPN) es la diferencia entre la
ganancia de carbono por PPB y la pérdida de carbono a través de la Rplantas. La mayor
parte de la PPN se transfiere a la materia orgánica del suelo como detritos (hojarasca,
ramas muertas, etc.), muerte de raíz, exudación de raíz y transferencia de raíces a
simbiontes; otra parte de la PPN es comida por los animales y algunas veces se pierde
del ecosistema a través de los disturbios (perturbaciones naturales o antrópicas).

Figura 19. Descripción de los principales flujos de carbono de un ecosistema terrestre (Fuente: Chapin
et al. 2002).
Los animales también transfieren algo de carbono a los suelos a través de la
excreción y la mortalidad. La mayor parte del carbono que ingresa al suelo se pierde a
través de la respiración microbiana (que, junto con la respiración de los animales, se
denomina respiración heterotrófica; Rheterótrofos). Además, se pierde carbono adicional
por lixiviación (proceso por el que los minerales solubles y pequeños compuestos
orgánicos se disuelven en el agua) y por alteración del suelo. La producción neta del
ecosistema (PNE; o balance del ecosistema) es la acumulación neta de carbono por un
ecosistema; es la diferencia entre las entradas de carbono (ingreso) a través de la PPB
y las diversas salidas (pérdida de carbono) por respiración, lixiviación y disturbios
(Balance = entradas –salidas). Si un ecosistema estuviera en estado estable (PNE =
neutro), en ausencia de disturbio, las entradas de carbono en PPB equilibrarían las
emisiones de carbono por respiración de las plantas, respiración heterotrófica y
lixiviación. Sin embargo, generalmente, la mayoría de los ecosistemas muestran una
ganancia neta o una pérdida neta de carbono (es decir, PNE positiva o PNE negativa,
respectivamente), debido a un desequilibrio entre PPB y las diversas vías de pérdida de
carbono (Chapin et al. 2002). La cantidad de energía que fluye a través de un
ecosistema depende entonces de la producción primaria neta y de la eficiencia de
transferencia de energía de un nivel trófico a otro.

Las actividades humanas manipulan la productividad de los ecosistemas, por


ejemplo a través de la agricultura, el uso de fertilizantes y las quemas, y generan
cambios que pueden afectar profundamente a los ecosistemas. Por lo tanto, la
importancia fundamental de conocer los flujos de energía y el funcionamiento de los
ecosistemas permitiría hacer un manejo y aprovechamiento adecuado de los mismos.

En el ecosistema global existen cuatro reservorios principales de carbono: la


atmósfera, los océanos, los ecosistemas terrestres (suelo y vegetación) y la litósfera
(rocas y sedimentos) (Schleisinger, 1997). Estos reservorios aumentan o disminuyen su
magnitud por aumentos o disminuciones de los flujos de carbono que pasan el
carbono de un reservorio a otro (ciclo biogeoquímico
del carbono). El reservorio más grande es el de los sedimentos y rocas que posee un
reciclaje muy lento; seguido del océano, que es mucho más activo. El reservorio más
pequeño pero más dinámico es el de la atmósfera (con un reciclaje de menos de 10
años), donde el carbono se encuentra principalmente como CO2 (principal recurso para
la fotosíntesis), seguido por los ecosistemas terrestres que tienen tres veces más
carbono que la atmósfera. De este modo, los mayores intercambios de carbono
ocurren entre la atmósfera y la vegetación terrestre y entre la atmósfera y el océano
(Schleisinger 1997).

Los flujos de carbono entre la atmósfera, el océano y los sedimentos han


cambiado de forma natural a lo largo de miles de años. Sin embargo, las intensivas
actividades humanas, principalmente de los últimos siglos, generan cambios que
afectan el balance global de los ecosistemas (Figura 20), afectando a toda la
biodiversidad (ver sección 2.6). Por ejemplo, el aumento del CO2 debido a las
actividades humanas está descompensando el equilibrio natural entre el océano y la
atmósfera. El océano está absorbiendo más CO2 que reacciona con el H2O y forma
ácido carbónico y el pH del agua baja, es decir se acidifica. Esto daña las estructuras
calcáreas de crustáceos, moluscos, corales, zooplancton y fitoplancton, como los
cocolitóforos que son organismos muy importantes porque producen una gran
proporción del oxígeno del planeta, secuestran grandes cantidades de carbono y
proporcionan la principal fuente de alimento para muchos de los animales del océano.
Figura 20. Ciclo global del carbono, reservorios y flujos naturales y cambios debidos a las actividades
humanas. Las flechas indican flujos entre la atmósfera y los ecosistemas terrestres y los océanos. Las
flechas rojas son flujos antropogénicos y las negras son flujos naturales (Fuente: Sarmiento & Gruber
2002).

2.4.2. Disturbios

Los disturbios (perturbaciones), ya sean antropogénicos o causados por


procesos naturales, son eventos irregulares (alteraciones en las condiciones
ambientales) que causan cambios abruptos en la estructura de las comunidades,
desplazando los sistemas de la condición de equilibrio. Suceden con una determinada
frecuencia e intensidad. Podemos caracterizar los disturbios de acuerdo a su
extensión, que es el tamaño del área perturbada, su magnitud, que es la intensidad
del disturbio, su frecuencia, que es el número de disturbios por unidad de tiempo, y su
predictibilidad, que es el tiempo medio que transcurre entre disturbios. Los agentes
de disturbios naturales son las inundaciones, el fuego, las avalanchas, los movimientos
tectónicos, etc.
Los disturbios, junto con las relaciones interespecíficas, la variabilidad climática
y la disponibilidad de recursos, crean una heterogeneidad espacial en los ecosistemas
y juegan un papel importante en la determinación de la estructura de muchas
comunidades. Cuando la frecuencia de disturbios es intermedia, la diversidad tenderá
a ser máxima; pero si la frecuencia es alta o muy baja la diversidad disminuye (Figura
21). Esto se debe a que en ausencia de disturbio, las especies competitivamente
superiores eliminan a las inferiores, reduciendo la riqueza de especies. Cuando los
disturbios son intermedios no transcurre el tiempo necesario para que ocurra
exclusión competitiva (es decir, que unas especies excluyan a otras). Cuando los
disturbios son muy frecuentes, las tasas de reproducción y de crecimiento de las
poblaciones son muy bajas para que la población pueda recuperarse, entonces las
especies se eliminan, disminuyendo la diversidad.

Figura 21. Hipótesis de


perturbación intermedia
(Connell 1978). La diversidad
sería más alta en los niveles
intermedios de perturbación y
más baja en el extremo de
mayor (mínimo2) o menor
(mínimo1) perturbación del
gradiente de disturbios (eje x).
Fuente: Willig & Presley 2018.

Los disturbios antrópicos son la sobreexplotación, la polución, las obras de


infraestructura, etc. Como estas actividades humanas generan cambios en los
ecosistemas naturales, cuando se intenta conservar un área se tiene que tener en
cuenta el manejo de los disturbios, por ejemplo imitando los disturbios naturales, para
lograr mantener la diversidad del área.
2.4.3. Paisaje

La ecología del paisaje es el estudio de los patrones y procesos que se crean,


inducen y transforman en los paisajes, y de la forma en que las interacciones afectan
los procesos ecológicos. Los avances en la accesibilidad informática, imágenes
satelitales y sensores remotos, el desarrollo de sistemas de información geográfica y
los métodos estadísticos espaciales permiten observar y analizar la heterogeneidad
espacial, desde hábitats locales hasta continentes enteros (Clark 2010).

Es importante tener en cuenta la escala a la que se estudia (ver sección 1.3.1.


Principio 3). Antes de tomar decisiones para el desarrollo de un proyecto en un sitio
que ya ha sido escogido, es importante entender el contexto ambiental en la escala del
paisaje. En esa escala, el desarrollo humano influencia la distribución, la supervivencia
y la persistencia de las poblaciones y comunidades del ecosistema. La meta de trabajar
con la escala del paisaje es entender y mantener la variedad y la extensión de hábitats
valiosos y permitir el movimiento entre los hábitats. Esto se puede lograr identificando
las áreas que tienen un alto valor ambiental para que el desarrollo se pueda dirigir
hacia áreas que son menos importantes para la vida silvestre. Para esto es esencial
tener un conocimiento crítico del paisaje.

El paisaje es una superficie de terreno heterogénea, compuesta por un


conjunto de ecosistemas en interacción que refleja aspectos geológicos, climáticos,
edáficos, y los procesos antrópicos y biológicos que lo modelaron. Es una unidad
geográfica integrada por distintos elementos visualmente distintivos que conforman
un mosaico de hábitats de diferente composición (Figura 22).
Figura 22. Paisaje en la ecorregión del Chaco Húmedo de Figura 23. Un paisaje con parches y
Paraguay. corredores inmersos en una matriz.

Los ecosistemas que componen cierto paisaje, tienen tres características:


estructura, función y cambio. La estructura es la organización espacial entre
elementos del paisaje o ecosistemas o usos del territorio. La función es la interacción
entre elementos (flujo de energía, agua, nutrientes, personas, fauna). El cambio es
dinámica o transformación ecológica de la estructura y función en el tiempo; cambian
en respuesta a procesos geológicos, clima, actividades de organismos, incendios,
actividades humanas, etc. Cuando se están evaluando, protegiendo y diseñando
paisajes saludables, para su buen funcionamiento es importante entender tanto el
sistema completo como sus partes y las relaciones entre las mismas.

Desde el punto de vista estructural, el paisaje funciona cuando presenta tres


elementos: matriz, corredores y parches (Figura 23). La agrupación de estos
elementos determina la heterogeneidad de cada paisaje y sus funciones. La matriz es
la porción más conectada del paisaje, compuesta del tipo de vegetación más
abundante, la cual debe mantenerse para que el ecosistema funcione bien. El diseño
de un sitio es óptimo cuando mantiene la integridad de la matriz del paisaje para
poder sostener la salud de los ecosistemas. Los parches son áreas relativamente
homogéneas internamente y deben ser lo suficientemente grandes para mantener las
funciones ecológicas; pueden variar en forma, tamaño, tipo; pueden ser naturales o
antrópicos. Los corredores conectan parches separados; proveen comunicación o
protección; permiten el flujo de energía; generalmente son longitudinales y atraviesan
la matriz, adoptando la forma de franjas angostas, alargadas, de forma irregular.
Existen corredores de origen natural (redes de drenaje, vías de migración de los
animales, riberas de ríos) y corredores culturales o de origen antrópico (rutas de
transporte, límites de propiedad o áreas de manejo). Los corredores ecológicos
conectan parches, contrarrestan la fragmentación, favorecen la conectividad y en
conjunto conforman una red de intercambio en el ecosistema.

En un área de hábitats heterogéneos, puede haber poblaciones fuente, con un


número relativamente estable de individuos, que son “donadoras de individuos” hacia
poblaciones sumidero o subpoblaciones, que son de menor tamaño, que no
sobrevivirían en caso de desaparecer la fuente. Un parche puede funcionar como
fuente para una especie y como sumidero para otra. Los parches fuentes pueden
cambiar a sumideros con el tiempo y viceversa (causas: climáticas, sucesión,
actividades antrópicas, etc.). Los corredores ecológicos permiten el intercambio entre
estas poblaciones fuente-sumidero.

La fragmentación (Figura 24) es la principal amenaza a la integridad del


funcionamiento del territorio y a la diversidad biológica. Cuando un hábitat natural se
fragmenta, la población fragmentada va incrementado su riesgo de extinción. Como
resultado el área total de hábitat disponible se reduce, el movimiento de individuos se
restringe debido a la aparición de barreras y aumenta el efecto borde, que puede
tener un impacto positivo en algunas especies y negativo en otras especies. El efecto
de borde genera cambios en las condiciones ambientales y en la composición de
especies (el borde es la zona de contacto entre dos comunidades estructuralmente
diferentes, por ejemplo un bosque y un campo ganadero). Las causas de la
fragmentación son la deforestación, la agricultura, el fuego, las represas, los caminos,
la urbanización, etc. Cuanto mayor es la fragmentación, la conectividad disminuye
(parches cada vez más aislados), el tamaño de los parches (fragmentos) aumenta y el
efecto de borde aumenta, hasta llegar a la pérdida total del hábitat.
La conectividad es el grado de unión entre los parches de un mosaico; cuanto
menor sea la distancia entre parches, mayor es la conectividad; cuanto mayor es la
conectividad, mayor es la interacción entre los organismos, mayor es el flujo de
energía y el intercambio de materia y nutrientes.

Figura 24. Fragmentación, desde un hábitat original hacia un hábitat fragmentado, por ejemplo: un
bosque progresivamente deforestado para la expansión de terrenos ganaderos (Fuente: García 2011).

La heterogeneidad hace referencia a cuan variable es un paisaje internamente.


Está muy estrechamente relacionada con la conservación de los procesos ecológicos
que se desarrollan a escala de paisaje, y muy especialmente con la distribución de la
biodiversidad. Esta relación varía en intensidad dependiendo de los grupos de especies
animales estudiados, siendo mayor en aquellos con alta movilidad y capacidad de
dispersión como las aves. En general, la diversidad de especies es mayor en los paisajes
más heterogéneos ya que la coexistencia de diferentes tipos de uso del suelo supone
una mayor riqueza de ecosistemas y permite la coexistencia de grupos de especies que
explotan nichos diferentes, resultando en una mayor diversidad. Sin embargo, la
heterogeneidad está también relacionada con la fragmentación. Si los paisajes son
muy heterogéneos pueden presentar una fragmentación elevada, por lo que la riqueza
de especies puede disminuir. La heterogeneidad del paisaje está relacionada también
con el mantenimiento de otros flujos a escala de paisaje, como la mayor resistencia a
disturbios como el fuego, que ven dificultado su avance en paisajes compuestos por
parches de diferentes tipos de vegetación.

El estudio del paisaje permite conocer su estructura y dinámica de


funcionamiento a distintas escalas, lo que resulta de gran utilidad y aplicación directa
en procesos de planificación y gestión del paisaje y el territorio. También es de
utilidad para controlar la fertilidad y la erosión del suelo, el ciclo de nutrientes y la
contaminación y para desarrollar estrategias de restauración de impactos en el
ambiente y de conservación de la biodiversidad, por ejemplo, estudiar el paisaje ayuda
en el diseño de reservas o áreas protegidas (Figura 25; esto lo ampliaremos en el
módulo IV). En definitiva, el estudio del paisaje es importante porque permite abordar
de antemano problemas que podrían presentarse al momento de la ejecución de un
proyecto; por esto, es necesario incluir, en los estudios de impacto, la protección del
paisaje como un recurso no renovable con valores naturales, estéticos, culturales y
educativos.
Figura 25. Estrategias para el
diseño de reservas. En todos
los casos, la matriz es
considerada como
estructuralmente homogénea
y ecológicamente neutra. La
estructura de la comunidad en
el interior de los fragmentos
está por tanto únicamente
determinada por propiedades
como el tamaño y la
distribución espacial de los
fragmentos remanentes, así
como por la presencia de
corredores (Fuente: Herrera
2011).

2.5. Servicios Ecosistémicos

Además del valor intrínseco de la biodiversidad, los sistemas naturales brindan


una gama de servicios ecosistémicos que son los beneficios que las personas obtienen
de los ecosistemas (MEA 2005). Estos servicios pueden clasificarse como servicios de
aprovisionamiento, de regulación, culturales y de apoyo (Figura 26). Las primeras tres
categorías tienen un impacto directo en el bienestar humano, mientras que la última
tiene un impacto indirecto al apoyar los servicios de aprovisionamiento, de regulación
y culturales. Sin embargo, todos estos servicios, ya sean directos o indirectos, son
esenciales para la vida y el bienestar de los humanos. Los ecosistemas en buen
funcionamiento son importantes para un ambiente productivo y saludable. Los
ecosistemas intactos o bien conectados proporcionan hábitat para plantas y animales
nativos, incluidos los humanos, y proporcionan servicios ecosistémicos como el agua
limpia para beber y suelos y océanos fértiles para la producción.

Figura 26. Servicios ecosistémicos (Fuente: UICN).


2.6. Pérdida de la biodiversidad

La biodiversidad no es estática, sino que cambia constantemente. Estos


cambios pueden ser naturales o pueden ser consecuencias de actividades humanas. La

biodiversidad puede incrementarse por cambios genéticos y procesos evolutivos y


reducirse por procesos como la degradación del hábitat, el declive de la población y la
extinción. Durante los últimos cien años, ha habido una disminución significativa
acelerada en la biodiversidad con consecuencias perjudiciales para la vida silvestre y la
humanidad. La tasa de extinción de especies es 100 veces superior a la "tasa normal"
del tiempo geológico (IPBES 2019). Según el informe de la Plataforma
Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos
(IPBES), presentado en mayo de 2019, un millón de especies de animales y plantas
están en peligro de desaparecer en las próximas décadas a un ritmo acelerado (Figura
27), a menos que se tomen medidas para reducir la pérdida de biodiversidad. El
informe muestra que actualmente el planeta presenta el 75% de su ambiente terrestre
deteriorado y aproximadamente el 66 % de los océanos alterados de manera
significativa, como consecuencia de las actividades humanas no reguladas.
Figura 27. (A) Porcentaje de riesgo de extinción para diferentes grupos de especies. (B) Extinciones de
vertebrados desde 1500. (C) Índice de la Lista Roja de la UICN de supervivencia de especies. Un valor de
1 es equivalente a todas las especies que se clasifican como de Preocupación menor; un valor de cero es
equivalente a todas las especies clasificadas como Extintas. Los datos de todos los grupos proceden de
www.iucnredlist.org (Fuente: IPBES 2019).

2.6.1. Causas de pérdida de biodiversidad

El humano está generando profundos cambios globales en el ambiente, directa


o indirectamente, principalmente cambios en la composición atmosférica (CO2, NO2,
CH4) con consecuencias para el clima y cambios en el uso del suelo (deforestación,
forestación, agricultura intensiva), que en interacción con el cambio en el clima
(temperatura, precipitaciones, deshielo, eventos extremos) generan cambios en los
ciclos biogeoquímicos (del agua, del carbono, del nitrógeno, etc.) y en la biodiversidad
(extinciones, invasiones) (Vitousek et al. 1997).

El cambio en la composición atmosférica se debe principalmente al aumento


del contenido de CO2 en la atmósfera por el aumento de las emisiones de la quema de
combustibles fósiles, la minería, la deforestación y otras actividades humanas. Estas
emisiones han estado aumentando de manera exponencial desde la Revolución
industrial (hace 200 años) y han alterado significativamente los ciclos biogeoquímicos
de los nutrientes (Sarmiento & Gruber 2002). Las emisiones de gases de efecto
invernadero generan cambios en el clima global que, a su vez, va a afectar a todos los
organismos. De ahí la importancia mundial del cambio climático.

Según IPBES (2019), las principales causas directas de la pérdida de


biodiversidad, con el mayor impacto global han sido:

- cambios en el uso de la tierra y el mar (50% del impacto global)


- explotación directa de organismos
- cambio climático
- contaminación
- invasión de especies exóticas
Estas cinco causas directas son el resultado de una serie de fenómenos
subyacentes, las causas indirectas, que pueden ser:

- demográficas (por ejemplo, la dinámica de la población humana)


- socioculturales (por ejemplo, patrones de consumo per cápita)
- económicas y tecnológicas (por ejemplo, la innovación tecnológica, la cual en
algunos casos ha acelerado y en otros ha frenado la pérdida)
- instituciones y gobernanza (por ejemplo, colaboración con comunidades
locales)
- conflictos y epidemias
La tasa de cambio en las causas directas e indirectas difiere entre
regiones y países, y cada causa es más o menos dominante en cada contexto.

2.7. Conservación de la biodiversidad

2.7.1 Concepto

La conservación de la biodiversidad es la protección, la mejora y el manejo de


la biodiversidad para obtener beneficios sostenibles. Presenta tres objetivos
principales: preservación de la biodiversidad, el uso sostenible de especies y
ecosistemas y el mantenimiento de sistemas de soporte vital y procesos ecológicos
esenciales. La conservación puede ser in-situ o ex-situ.

La conservación ex-situ implica la cría y el mantenimiento de especies en


peligro de extinción en ecosistemas artificiales como zoológicos, viveros, jardines
botánicos, bancos de genes, etc. Las especies criadas en cautiverio pueden
reintroducirse en la naturaleza y las técnicas genéticas pueden usarse para la
preservación de especies en peligro de extinción.

La conservación in-situ es la conservación de especies dentro de su hábitat


natural. En este método, el ecosistema natural se mantiene y protege. La conservación
in-situ tiene muchas ventajas:

- Es un método rentable y conveniente para conservar la biodiversidad.

- Se puede conservar una gran cantidad de organismos vivos simultáneamente.

- Dado que los organismos se encuentran en un ecosistema natural, pueden


evolucionar mejor y pueden adaptarse a diferentes condiciones ambientales.

- Ciertas áreas protegidas donde se lleva a cabo la conservación in-situ incluyen


parques nacionales y reservas de biósfera.

La mejor manera de conservar la biodiversidad es salvar hábitats y ecosistemas,


a través de la planificación y diseño de redes de reservas que protejan la biodiversidad
in-situ, en lugar de tratar de salvar una sola especie. Se debe asegurar que
las poblaciones de plantas y animales puedan continuar respondiendo, de una manera

adaptativa, a los cambios ambientales. Los ecosistemas deben ser comprendidos en el


contexto de sus alrededores, ya que son sistemas abiertos con flujos de especies,
materiales y energía. De este modo, las reservas naturales no pueden ser tratadas
aisladamente, sino como parte de planes más amplios de conservación (planificación
ecorregional); se debe conservar ecosistemas naturales mediante la adecuada
planificación del uso del suelo y el ordenamiento del territorio. Como complemento de
la conservación in-situ, es necesario el desarrollo de técnicas y métodos para restaurar
hábitats, poblaciones y procesos ecológicos.

2.7.2. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)

La UICN es la autoridad mundial sobre el estado del mundo natural y las


medidas necesarias para salvaguardarlo. Es una Unión de Miembros compuesta por
más de 1400 organizaciones gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil y
cuenta con los aportes de más de 15000 expertos (UICN 2020). Los productos de
conocimiento de la UICN consisten en bases de datos y herramientas de conservación
que son útiles para cientos de organizaciones. En el Anexo II encontrarán los links de
cada herramienta.

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN es el inventario más


completo del mundo sobre el estado de conservación global de especies de plantas y
animales; es un indicador crítico de la salud de la biodiversidad del mundo. Utiliza un
conjunto de criterios cuantitativos para evaluar el riesgo de extinción de miles de
especies que son relevantes para la mayoría de las especies del mundo. La Lista Roja
de la UICN es reconocida como la guía más autorizada sobre el estado de la diversidad
biológica. Las Categorías y Criterios pretenden ser un sistema fácil y ampliamente
comprendido para clasificar especies con alto riesgo de extinción global en nueve
categorías (Figura 29). Luego, en cada país o región, las especies se clasifican de
acuerdo al riesgo de amenaza en esa área determinada, por ejemplo, la
Categorización de las Aves de la Argentina (MAyDS 2017b).

Figura 29. Estructura de las categorías de la Lista Roja de la UICN (Fuente: UICN 2020).

Las Categorías y Criterios de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN son un


estándar global sobre cómo evaluar el estatus de conservación de los ecosistemas,
aplicable a niveles local, nacional, regional y global (Figura 30). Esta lista evalúa si los
ecosistemas han alcanzado la etapa final de degradación (un estado de Colapsado;
CO), asignada a ecosistemas que han colapsado a través de su distribución, que es la
analogía a la categoría de Extinto (EX), empleada para las especies. Si están
amenazados, se clasifican en niveles de En Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN) o
Vulnerable (VU). Existen cuatro categorías cualitativas adicionales que agrupan: (1) los
ecosistemas que no cumplen los criterios cuantitativos para las categorías de amenaza
del ecosistema (NT, Casi Amenazado); (2) ecosistemas que de forma ambigua no
cumplen ninguno de los criterios cuantitativos (LC, Preocupación Menor); (3)
ecosistemas para los cuales existen muy pocos datos para aplicar cualquier criterio
(DD, Datos Insuficientes); y (4) ecosistemas que todavía no han sido
evaluados (NE, No Evaluado).

Figura 30. Categorías de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN.

La base de datos mundial de Áreas Clave de Biodiversidad puede apoyar


decisiones estratégicas sobre áreas protegidas por parte de los gobiernos o la sociedad
civil. También guía la identificación de sitios bajo convenciones internacionales y el
establecimiento de políticas y estándares del sector privado. La base de datos es
administrada por KBA Partnership, que consta de 13 socios y es atendida por la
secretaría de KBA, organizada conjuntamente por BirdLife International y la UICN. Se
incluyen las 12000 Áreas Importantes para la conservación de las Aves (IBAs),
identificadas por BirdLife International (BirdLife International), así como sitios de la
Alianza para la Extinción Cero (AZE, https://zeroextinction.org/), sitios con
clasificación-B (B-ranked; The Nature Conservancy), Áreas Importantes para Hongos y
Áreas Importantes para Plantas (IPAs; Plantife International; web:
https://www.plantlife.org.uk/international), Áreas prioritarias para Mariposas, y KBA
que cubren muchos grupos taxonómicos en sistemas de agua dulce, marinos y
terrestres (UICN 2020).
2.7.3. Categorías de conservación

Categorías de manejo de áreas protegidas de UICN

Las áreas protegidas abarcan un amplio abanico de objetivos y están


administradas por un gran número de actores muy diversos; no son entidades
uniformes. Así, podemos encontrar sitios cuyo acceso está totalmente prohibido

debido a su enorme importancia y fragilidad, pero también otro tipo de áreas


protegidas que engloban territorios y espacios marinos tradicionalmente habitados,
donde la acción humana ha moldeado los paisajes culturales con una alta
biodiversidad. En algunos casos, la propiedad y la gestión de los sitios están en manos
de los gobiernos, mientras que en otros esta propiedad y gestión corresponde a
particulares, empresas privadas, comunidades y grupos religiosos.

La UICN desarrolló un sistema de Categorías de Gestión de Áreas Protegidas de


como marco internacional de referencia para las áreas protegidas, que es aplicable a
ambientes terrestres y marinos. Las categorías son seis, tres están relacionadas a la
protección de procesos naturales y tres integran manejo, protección y uso, y pueden
tener distintos nombres en distintos países (UICN 2020):

- Categoría I. Protección estricta (Reserva Natural Estricta / Área natural silvestre). El


manejo solo contempla el mantenimiento del estado natural de ecosistemas
excepcionales. Se puede realizar investigación científica y monitoreo ambiental

- Categoría II: Conservación y protección del ecosistema (Parque nacional). Para la


conservación de ecosistemas. Se puede desarrollar acciones de recreación.

- Categoría III: Conservación de los rasgos naturales (Monumento natural). Para


proteger rasgos naturales específicos sobresalientes y la biodiversidad y los hábitats
asociados a ellos.

- Categoría IV: Conservación mediante manejo activo (Área de manejo de hábitats /


especies). Para mantener, conservar y restaurar especies y hábitats.
- Categoría V: Conservación de paisajes terrestres y marinos y
recreación (Paisaje terrestre y marino protegido). Para proteger y mantener
paisajes terrestres/marinos importantes y la conservación de la naturaleza asociada
a ellos, así como otros valores creados por las interacciones con los seres humanos
mediante prácticas de manejo tradicionales.

- Categoría VI: Uso sostenible de los recursos naturales (Área protegida manejada).
Para proteger los ecosistemas naturales y usar los recursos naturales de forma
sostenible, cuando la conservación y el uso sostenible puedan beneficiarse
mutuamente.

En el Anexo III, les dejamos las categorías de conservación de Argentina,


basados en legislación nacional y provincial

2.7.4. Especies indicadoras, sombrillas, banderas y claves

En el Convenio sobre la Diversidad Biológica de 2004 se propuso el uso de


indicadores como una estrategia para evaluar el estado de la biodiversidad y el
cumplimiento de metas de conservación, por lo que se han desarrollado muchos tipos
de indicadores. Los indicadores ecológicos son herramientas, es decir, un elemento
(por ej: especies, comunidades), proceso o propiedad de un ecosistema a través del
cual se puede estudiar, cuantificar, evaluar y monitorear, de manera precisa y sencilla,
los elementos y el funcionamiento del mismo. Estos indicadores pueden ser
considerados como estimadores de la biodiversidad de un sistema, actuando en
diferentes niveles jerárquicos (genes, especies, poblaciones, comunidades y paisajes) y
determinando diferentes componentes de la biodiversidad (composición, estructura y
función) (Isasi Catalá 2011; Caro 2010).

A nivel de especies, los indicadores más comúnmente utilizados son las


especies sucedáneas o sustitutas (del inglés surrogate species), las cuales han sido
empleadas con diferentes funciones, desde señalar cambios ambientales causados por
la actividad humana, señalar cambios poblacionales, identificar áreas con
alta riqueza, identificar áreas prioritarias para la conservación, hasta atraer la atención
pública para el desarrollo de programas de conservación. Las especies sucedáneas
actúan bajo ciertos supuestos: 1) su riqueza o abundancia está relacionada con la
presencia de un gran número de especies de otros taxones conocidos, principalmente
taxones relacionados o con requerimientos similares; y 2) la riqueza de especies y la
diversidad de hábitat están relacionadas con la presencia de amenazas. Las especies
sucedáneas

deben usarse de manera crítica para evitar errores en el manejo de la biodiversidad,


como asumir que la protección del paisaje para una especie determinada también
conservar con éxito otras especies cuando no lo hace (Lindenmayer & Westgate 2020).

Se han propuesto muchos tipos de especies sucedáneas, siendo las más


conocidas las especies indicadoras, sombrillas, banderas y claves (Figura 31). Las
categorías no son mutuamente excluyentes, por ejemplo, una especie bandera puede
ser a la vez una especie sombrilla.

Figura 31. Relaciones entre tipos de especies


sucedáneas. Las especies indicadoras y claves
representan especies de relevancia ecológica:
las especies indicadoras se eligen
comúnmente, porque responden
rápidamente a cambios mínimos en el medio
ambiente o la pérdida de biodiversidad,
mientras que las especies clave juegan un
papel ecológico importante en la integridad
de la estructura y funcionamiento del
ecosistema. Las especies sombrillas y
banderas se utilizan principalmente como
herramientas para la conservación, con el
objetivo principal de proteger la
biodiversidad. De hecho, estas especies
generalmente tienen una amplia área de
acción, por lo que su protección es
beneficiosa para las especies que comparten
su hábitat. Las especies bandera se utilizan
para aumentar la conciencia pública y/o
promover la recaudación de fondos, al
enfocar las actividades de conservación y
comunicación en las especies que preocupan
a las personas. Suelen ser animales de gran
tamaño (Fuente: Albert et al. 2018).
Especies indicadoras:

Las especies indicadoras son aquellas que por sus características (sensibilidad a
perturbación o contaminantes, distribución, abundancia, dispersión, éxito
reproductivo, entre otras) ayudan a descifrar algún fenómeno o acontecimiento actual
(o pasado) relacionado con el estudio de un ambiente; pueden ser utilizadas como
estimadoras de los atributos o estatus de otras especies o condiciones ambientales de
interés que resultan difíciles, inconvenientes o costosos de medir directamente. Las
especies tienen requerimientos físicos, químicos, de estructura del hábitat y de
relaciones con otras especies. A cada especie o población le corresponden
determinados límites de estas condiciones ambientales entre los cuales los organismos
pueden sobrevivir (límites máximos), crecer (intermedios) y reproducirse (límites más
estrechos). En general, cuando más estrechos sean los límites de tolerancia de una
especie (más estenoica sea), mayor será su utilidad como indicador ecológico. Las
especies bioindicadoras deben ser, en general, abundantes, muy sensibles al medio de
vida, fáciles y rápidas de identificar, bien estudiadas en su ecología y ciclo biológico, y
con poca movilidad. Pueden ser clasificadas, según su uso, en aquellas que señalan
cambios ambientales o indicadoras de salud ecológica, las que señalan cambios en las
poblaciones o indicadoras poblacionales, y las que señalan áreas de alta riqueza de
especies o indicadoras de biodiversidad (Isasi Catalá 2011). Por ejemplo, las arañas son
buenos indicadores de impacto ambiental, debido a su sensibilidad a los cambios
ambientales naturales y antrópicos, pero también a que son un grupo megadiverso,
con metodologías relativamente sencillas para el muestreo.

Especies sombrilla:

Las especies sombrilla (o paraguas) son aquellas que requieren de grandes


extensiones para el mantenimiento de poblaciones mínimas viables, por lo que
garantizar la conservación de sus poblaciones puede implicar la protección de
poblaciones de otras especies, como especies de menor nivel trófico, o una parte del
ecosistema. Para que una especie pueda ser considerada como paraguas,
debe presentar áreas de acción grande, tener un tiempo de persistencia largo y ser
generalista de hábitat. En general, estas características las cumplen las especies de
gran tamaño corporal y largo tiempo generacional, como aves y grandes mamíferos.
Las especies sombrilla han sido ampliamente utilizadas para la selección y diseño de
áreas protegidas, para programas de conservación y también para el establecimiento
de corredores ecológicos para interconectar áreas naturales relativamente aisladas
entre sí. Por ejemplo, el yaguareté (Panthera onca) es una especie considerada
sombrilla en Argentina; ha sido seleccionada para el “Plan de Extinción Cero”
(https://www.argentina.gob.ar/ambiente/biodiversidad/extincion-cero), debido a que,
además de ser una especie en Peligro de extinción, su conservación ayudaría a
conservar otras especies y ecosistemas amenazados.

Especies Bandera:

Las especies bandera (o emblemáticas) son carismáticas y sirven como símbolo


para atraer el apoyo gubernamental, del público o de posibles donantes, para la
implementación y desarrollo de programas de conservación que involucren a la
especie bandera y las especies menos llamativas con las que pudiera estar asociada. En
general, son pocos los atributos que debe tener una especie bandera para cumplir con
sus objetivos; basta con que sea llamativa y atraiga la atención. En la mayoría de los
casos, es ventajoso que la especie sea sensible a las perturbaciones, principalmente
porque esta condición las hace más útiles como sucedáneas. Existen muchos ejemplos
de especies bandera, como el panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) adoptado por
el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En Argentina, cada una de las áreas
protegidas cuenta con su especie emblema que son especies destacadas o
representativas de su flora y su fauna; por ejemplo, el alerce (Fitzroya cupressoides) es
el emblema del Parque Nacional Los Alerces.
Especies clave:

Las especies clave son aquellas que influyen en el ecosistema que ocupan de
una forma desproporcionadamente significativa en relación a lo esperado según su
biomasa o abundancia, generando efectos sobre otras especies de la comunidad, y
sobre la estructura y función del ecosistema. Es por ello que una especie clave puede
ser una que controlen dominantes potenciales (e.g. productores de enfermedades),
proveedores de recursos, mutualistas (e.g. polinizadores) y modificadores o ingenieros
de ecosistemas. Por ejemplo, el carpintero gigante (Campephilus magellanicus) es una
especie clave del bosque andino patagónico. Los pájaros carpinteros son considerados
ingenieros forestales e intervienen en procesos ecológicos importantes para el
funcionamiento de los bosques. El carpintero gigante es un gran proveedor de
cavidades (huecos) de variado tamaño que pueden ser utilizados por otros animales
como sitios de refugio y/o reproducción. Además, es el principal depredador de las
larvas de insectos depredadoras de la madera.

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Tabla de Contenido Módulo I

1. Importancia de la Biodiversidad en la Gestión Ambiental ........................................................ 2


1.1 Desarrollo sostenible........................................................................................................... 3
1.2 Sector privado y Objetivos de Desarrollo Sostenibles ........................................................ 5
1.3 Evaluación de Impacto Ambiental....................................................................................... 6
1.4 Principios internacionales de Buenas Prácticas en Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos
en las Evaluaciones de Impacto ................................................................................................ 7
1.5 Estudio de línea de base sobre biodiversidad ................................................................... 15
1.6 Dificultades en la implementación y/o eficiencia de la EIA .............................................. 17
1.7 Normas ambientales ......................................................................................................... 18
1.7.1. Nacional..................................................................................................................... 18
1.7.2. Internacional ............................................................................................................. 22
1.7.3 Normas de Aplicación Voluntaria: Normas ISO.......................................................... 23
2. Biodiversidad ........................................................................................................................... 27
2.1. Tipos de biodiversidad ..................................................................................................... 27
2.1.1. Diversidad genética ................................................................................................... 27
2.1.2. Diversidad de especies .............................................................................................. 28
2.1.3. Diversidad de ecosistemas ........................................................................................ 28
2.2. Clasificación de las especies ............................................................................................. 29
2.3. Definiciones de especies nativas, endémicas, exóticas e invasoras ................................ 29
2.3.1. Especie nativa ............................................................................................................ 29
2.3.2. Especie endémica ...................................................................................................... 30
2.3.3. Especie exótica .......................................................................................................... 30
2.3.4. Especie invasora ........................................................................................................ 31
2.4. Ecosistemas y paisajes...................................................................................................... 32
2.4.1. Ecosistema................................................................................................................. 32
2.4.2. Disturbios .................................................................................................................. 37
2.4.3. Paisaje ....................................................................................................................... 39
2.5. Servicios Ecosistémicos .................................................................................................... 44
2.6. Pérdida de la biodiversidad .............................................................................................. 46
2.6.1. Causas de pérdida de biodiversidad ........................................................................ 47
2.7. Conservación de la biodiversidad..................................................................................... 49
2.7.1 Concepto .................................................................................................................... 49
2.7.2. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ......................... 50
2.7.3. Categorías de conservación ...................................................................................... 53
2.7.4. Especies indicadoras, sombrillas, banderas y claves................................................. 54
3. Referencias .............................................................................................................................. 58

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