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Datos de catalogación bibliográfica

Ciencias de la
VELÁZQUEZ CONTRERAS, LUIS EDUARDO

Ciencias de la Sustentabilidad y sus disciplinas

PEARSON EDUCACIÓN, México, 2015 Sustentabilidad


ISBN: 978-607-32-3346-0
Área: Ciencias Sociales
y sus disciplinas
Formato: 17 × 24 cm Páginas: 184

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ISBN: 978-607-32-3346-0
ISBN e-book: 978-607-32-3345-3

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Capítulo 8
Sustentabilidad
económica de
la porcicultura
Francisco Ernesto Martínez Castañeda

Resumen
Con el objetivo de determinar el nivel económico de sustentabilidad de gran-
jas porcinas de pequeña y mediana escala se utilizó la metodología de Ma-
triz de Análisis de Política en granjas porcinas de dos comunidades del
Estado de México. Zona A: Altiplano central mexiquense (Lerma y Xo-
nacatlán) y zona B: Norte del estado (Naucalpan, Teotihuacán, Jilotepec,
Otumba y Aculco).
Para la zona A se analizaron datos productivos y económicos de 2 898
camadas al destete durante 2010 y se dividieron en estratos definidos por el
número de cerdas por granja, se tiene como resultado: Estrato I = 5 a 10;
Estrato II = 11 a 49 y Estrato III = 50 a 100 cerdas. Para la zona B se
analizaron los datos productivos y económicos de 1.63 toneladas métricas
(TM) de carne de cerdo producidas. Los estratos quedaron conformados
en Estrato IV = 50 a 90; Estrato V = 101 a 200 y Estrato VI = más de
200. La estratificación se realizó con una asignación Neyman. Se utilizaron
los datos de rentabilidad y competitividad como indicadores de sustenta-
bilidad económica. El coeficiente de rentabilidad privada, al igual que la
rentabilidad privada, fue positivo y también se notó un efecto de escala,
siendo el coeficiente más alto de 39.2, 35.4 y 6.3% para los Estratos III, II
y I, respectivamente. La relación costo privado del Estrato III se ubicó en
0.37, los del Estrato II en 0.42, mientras que en el Estrato I de 0.84, lo que
indica que los productores del Estrato III fueron más competitivos y con
mayor grado de eficiencia privada que los Estratos II y I. La relación de los
costos privados de las granjas analizadas en los Estratos IV, V y VI fue en
promedio de 0.35 y osciló de 0.17 a 0.61. La matriz de análisis de política 115
116  Ciencias de la Sustentabilidad y sus disciplinas

en su primer renglón, específicamente la rentabilidad y competitividad, son


instrumentos potentes que permiten la valuación y determinación de la
sustentabilidad económica de las actividades porcinas, sin importar el fin del
negocio (venta de lechones o engorda de cerdos) ni la escala del mismo y
permiten una aproximación para la evaluación, en la esfera económica, de
la sustentabilidad.

Introducción
La porcicultura es una actividad ganadera destinada y desarrollada básica-
mente para la producción de proteína de calidad de origen animal. Con-
forme los sistemas de producción han sido mejorados de forma técnica
en búsqueda de una mayor productividad, el resultado natural ha sido la
disminución de los costos de producción por efecto de mayor cantidad de
producto puesto en el mercado. Sin embargo, la producción porcina como
actividad económica sustentable, no sólo se relaciona con mayor producto
puesto en el mercado ni con la disminución de los costos de producción
como único elemento de sustentabilidad, es necesario hacer notar las múl-
tiples formas de producir porcino y por lo tanto, los múltiples niveles de
sustentabilidad económica.
La medición de la sustentabilidad es necesaria para determinar la sus-
tentabilidad de los sistemas de producción. Un gran número de conceptos,
metodologías y aplicaciones existen para medir y cuantificar la sustentabili-
dad. Difieren en nivel, enfoque, orientación, medición, escala, presentación
e intención de los usuarios finales (Passel y Meul, 2012, p. 170).
En la agricultura, Conway (1994) establece que la sustentabilidad puede
definirse como la habilidad de un sistema de mantener la productividad a
pesar de que sea sujeta a estrés o distorsiones. Evidentemente este concepto
resalta la productividad como premisa, contrastando, por ejemplo, con el
carácter familiar de la economía campesina (Chayanov, 1985) donde destaca
la manutención del sistema productivo y la familia como premisa; posterior-
mente, considera el intercambio de bienes, productos y servicios.
El modelo económico mexicano ha desarrollado dos sistemas agrope-
cuarios claramente identificables, por un lado, un gran número de unidades
económicas de pequeña escala con gran utilización de recursos propios y
uso de la familia; por otro lado, un pequeño grupo con acumulación de ca-
pital, gran escala y utilización de recursos no autogenerados. En este modelo
dual se mueve la sustentabilidad económica agropecuaria en México, misma
que no puede ser analizada ni evaluada de la misma forma, mucho menos
planificada con los mismos criterios.
Guips (1995) caracteriza a la sustentabilidad en cuatro principios bási-
cos: 1) solidez ecológica (sistema ecológicamente sano); 2) viabilidad eco-
Capítulo 8  Sustentabilidad económica de la porcicultura  117

nómica (capacidad de mantenerse y crecer); 3) justicia social (distribución


equivalente y garantía de derechos) y 4) humanidad (cualidades humanas).
De aquí se desprende un concepto básico para la sustentabilidad económica:
“viabilidad económica”. Son muchos los autores que aportan elementos
en el análisis de la sustentabilidad económica; Alatorre (1997), por citar un
ejemplo, introduce un elemento y considera básica la estabilidad económica
financiera (condiciones macroeconómicas al manejar los recursos y análisis
costo/beneficio).
En la práctica y en la investigación científica, dirigida a mejorar el ma-
nejo de los recursos agrícolas, el concepto de sustentabilidad varía. Por lo
general, los investigadores de las ciencias agrícolas han entendido a la sus-
tentabilidad como un concepto de meta o bien, como la descripción de un
sistema (Thompson, 1992).
En el campo de los indicadores de sustentabilidad económica existen
varios de éstos convencionales que normalmente se dirigen a evaluar la
rentabilidad económica y competitividad. Las principales críticas al uso ex-
clusivo de los indicadores económicos se refiere a la necesidad de “colapsar”
todos los beneficios y costos asociados en una unidad monetaria, al supuesto
operacional de que los mercados son perfectos, a la determinación de la tasa
de descuento individual y social, que se utilizará en el análisis y a la dificul-
tad de valorar adecuadamente, en términos monetarios, los ambientes. En los
análisis de sustentabilidad, los indicadores económicos convencionales, de-
ben verse como un instrumento auxiliar importante, pero sólo indicativo de
aspectos parciales del problema. En lo posible, dichos indicadores deben in-
cluir un análisis de sensibilidad y tratar de incorporar los costos ambientales
más directos de las opciones en consideración (Masera, Astier y López-
Ridaura, 1999).
En este sentido las aproximaciones metodológicas comprenden el análi-
sis de costo/beneficio e ingresos netos (Martínez-Castañeda, Herrera-Haro,
García-Contreras y Pérez-Pérez, 2003), de forma sencilla, pero existen tam-
bién esquemas más elaborados y complejos como la matriz de análisis de
política (Posadas-Domínguez et al., 2013b), indicadores compuestos con
Análisis Envolvente de Datos (Reig-Martínez, Arriaga-Jordán y Martínez-
Castañeda, 2011; Latruffe, Fogarasi y Desjeux, 2012), Reajustabilidad Finan-
ciera (Posadas, Domínguez, 2014), análisis multinivel (Passel y Meul, 2012),
análisis de simulación Monte Carlo (Graveline et al., 2012) y modelización
económica (Hanley et al., 2012), entre otros.
Uno de los retos actuales en la producción porcina consiste en desarro-
llar sistemas de producción, en los cuales los animales domésticos tengan la
mejor oportunidad de reproducirse en armonía con el ambiente y proveer
a la población humana, suficiente alimento de origen animal.
A la producción de cerdos, por lo general, no se le ha dado mucha im-
portancia y atención en las discusiones de agricultura sustentable debido a
118  Ciencias de la Sustentabilidad y sus disciplinas

que no son rumiantes, no consumen grandes cantidades de fibra y forraje, y


porque no ocupan grandes extensiones de pastizales destinados a su alimen-
tación (Honeyman, 1991). La mayor parte de la discusión en términos de
porcicultura sustentable versa sobre cuestiones ambientales.
Martínez-Castañeda et al., (2003) utilizan indicadores económicos bá-
sicos como relación beneficio/costo, tasa interna de retorno y valor actual
neto acompañados de un análisis de sensibilidad para determinar la eficien-
cia y sustentabilidad económica en granjas porcinas. Dolman, Vrolijk y Boer
(2012) introducen en su estudio el concepto de cantidad de desempeño
económico, mismo que es medido con la utilización de indicadores tales
como el ingreso neto por granja. Al igual que Dolman, et al. (2012) y, Boo-
gaard, Boekhorst, Oosting y Sørensen (2011) utilizan tan sólo el ingreso de
la granja como indicador de sustentabilidad económica.
Heller y Keoleian (2003) introdujeron el uso del análisis de ciclo de
vida para determinar la sustentabilidad económica en el sistema de alimen-
tos de Estados Unidos.
En 2012, Zavala-Pineda, Salas-González, Leos-Rodríguez y Sagarnaga-
Villegas, utilizaron análisis de prospectiva como instrumento para el diseño
de una política agropecuaria diferenciada para México y en la identifica-
ción de los efectos potenciales de políticas sectoriales diferenciadas. Si bien
en ninguna parte de la investigación se menciona la palabra sustentabilidad
económica, este tipo de enfoques metodológicos, al ser prospectivos, in-
fieren por lo menos desde el ámbito de política económica, escenarios de
viabilidad y sustentabilidad económica en un horizonte de estimación deter­-
minado.
En esta contribución se presenta el uso sencillo de ciertas metodologías
para determinar el nivel económico de sustentabilidad de granjas porcinas
de pequeña y mediana escala.

Caso práctico
El estudio se realizó en sistemas de producción porcina en dos zonas del Es-
tado de México: en el altiplano central mexiquense (Lerma y Xonacatlán)
y en el Norte del estado (Naucalpan,Teotihuacán, Jilotepec, Otumba y Acul-
co). Se evaluaron variables técnicas, sociales y productivas para obtener
indicadores de sustentabilidad económica en dichos sistemas.

Metodología
Se combinaron métodos de investigación participativa para la captura y
levantamiento de indicadores, seguimiento de indicadores y la matriz de
análisis de política.
Capítulo 8  Sustentabilidad económica de la porcicultura  119

Se utilizaron los datos de rentabilidad y competitividad como indicado-


res de sustentabilidad económica, mismos que para efectos de comparación
permitieron disolver el posible efecto de escala de las granjas y fin zootécni-
co o producto vendido. Para el cálculo de dicho índice, se empleó la renta-
bilidad y competitividad a precios privados de acuerdo con la metodología
propuesta en la matriz de análisis de política (map) desarrollada por Monke
y Pearson (1989). Para la map se registró por un año la información contable
(presupuesto privado) y análisis de ingresos. Los precios están expresados en
pesos corrientes.
El cálculo de la rentabilidad privada muestra la competitividad del siste-
ma de producción, dada la tecnología actual, el valor de los productos, costo
de los insumos y las políticas de transferencias.
Asimismo, se utilizó la relación de rentabilidad privada (rrp) = D/(B + C)
que expresa el nivel de ganancias privadas como una proporción de los cos-
tos totales de producción, los cuales incluyen la inversión en insumos
comerciables y factores internos. Establece el nivel de ganancias extraordi-
narias generadas por el sistema de producción como una remuneración por
cada unidad monetaria invertida.
Se consideró en el análisis de la sustentabilidad económica a la relación
de eficiencia del costo privado (rcp). Esta relación rcp = C/(A - B) es un
indicador que se utiliza para realizar comparaciones de eficiencia privada
entre dos sistemas de producción diferentes porque supera la ambigüedad
que se presenta al comparar la rentabilidad de los sistemas que producen
bienes diferentes con variación en la intensidad de capital y muestra hasta
qué punto el sistema, en términos de eficiencia, puede sostener el pago de
los factores domésticos o internos (incluyendo un retorno normal al capi-
tal), permaneciendo todavía competitivo.

Objeto de estudio
Sistemas de producción pecuaria, caso porcinos. Se evaluaron dos sistemas:
producción de lechones y producción de ciclo completo (cría y engorda de
porcino).

Alcance
El caso práctico incluye a sistemas de producción agropecuaria, no sólo el
caso porcino.

Muestra
Para ambas zonas de estudio se utilizó un muestreo estratificado con asigna-
ción Neyman. Para la zona A se analizaron datos productivos y económicos
de 2 898 camadas al destete durante 2010 y se dividieron en estratos defini-
dos por el número de cerdas por granja, se tiene como resultado: Estrato I =
5 a 10; Estrato II = 11 a 49 y Estrato III = 50 a 100 cerdas. Para la zona B
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se analizaron los datos productivos y económicos de 1.63 toneladas métricas


(TM) de carne de cerdo producidas, igualmente durante 2010. Los estratos
quedaron conformados en Estrato IV = 50 a 90; Estrato V = de 101 a 200
y Estrato VI = más de 200.

Resultados
El número de lechones destetados para el Caso A, por parte del Estrato I fue
de 8.5, dato similar a lo reportado por Martínez-Castañeda y Perea-Peña
(2012) en sistemas de producción similares. Los Estratos II y III están por
arriba de estos valores, mismos que hasta el día del análisis, e inclusive hoy
en día, ha sido una estrategia técnica (la venta de lechón destetado) para que
las granjas se sigan manteniendo de manera económica.
El costo promedio total de producción para el Estrato I fue de 564.3 $/
lechón, mientras que para los Estratos II y III fue de 443 y 431.1 $/lechón.
Los costos variables representaron entre 64.4 hasta 76.4% respecto al costo
total, donde en términos absolutos para el Estrato I, el costo variable pro-
medio fue de 363.4 $/lechón. Para los Estratos II y III, los costos fueron de
318.5 y 329.5 $/lechón. El costo fijo para el Estrato I representó 35.6% del
costo total, lo que en términos absolutos fue 200.9 $/lechón, mientras que
en el Estrato II y III fueron de 124.5 y 101.5 $/lechón producido.
El ingreso fue de 600 pesos por lechón vendido en los tres estratos
productivos.
En los tres Estratos de producción se presentaron ganancias netas positi­
vas observándose un efecto de escala. La ganancia más alta por lechón ven-
dido lo obtuvo el Estrato III (168.9 $/lechón) y menor para los Estratos II
y I (157.0 y 35.7 $/lechón). El coeficiente de rentabilidad privada, al igual
que la rentabilidad privada, fue positivo y también se notó un efecto de
escala, siendo el coeficiente más alto de 39.2, 35.4 y 6.3% para los Estra-
tos III, II y I, respectivamente.
Si bien no forman parte de los objetivos de la presente investigación,
mucho se ha discutido metodológicamente si la mano de obra representa
o no un costo en los sistemas agropecuarios de pequeña escala (Estrato I)
y si el uso de esta mano de obra es o no un indicador social y económico
de sustentabilidad. Partiendo de la premisa que el impago de mano de obra
en este tipo de sistemas no representa un paro en la producción y por lo
tanto no representa un costo, los indicadores de rentabilidad y coeficiente
de rentabilidad privada del Estrato I mejorarían notablemente. El ingreso
se incrementaría a 219.8 $/lechón destetado y el coeficiente de rentabili-
dad privada a 57.8%, en vez de los 35.7 $/lechón y 6.3% reportado en este
mismo estudio.
Los tres estratos presentaron una (rcp) favorable, todos los valores fue-
ron mayores a cero, pero menores a uno, lo cual indicó que los tres estratos
fueron competitivos y reciben ganancias extraordinarias, dado que después
Capítulo 8  Sustentabilidad económica de la porcicultura  121

de remunerar a los factores de la producción, tanto propios como contra-


tados, permanece un residuo en el valor agregado que es a la vez la retri-
bución al valor agregado que es la remuneración a la gestión del productor.
Este es el segundo indicador económico de sustentabilidad que posiciona
a los sistemas de producción de lechones destetados como un negocio o
sistema económicamente sustentable. La rcp de los productores del Estrato
III se ubicó en 0.37, los del Estrato II 0.42, mientras que en los del Estrato I
de 0.84, lo que indica que los productores del Estrato III fueron más com-
petitivos y con mayor grado de eficiencia privada que los Estratos II y I, a
menor rcp se incrementa la ganancia privada.
En los tres estratos existe un remanente en ingreso total, después de
haber cubierto el costo de los insumos comerciables y no comerciables,
expresados en términos monetarios por la venta de un lechón. En los pro-
ductores del Estrato I, después de que se liquidaron los insumos, tuvieron
un remanente en el ingreso recibido por la venta de un lechón de $225.8,
necesario para el pago de mano de obra y la ganancia del productor princi-
palmente. El valor agregado a precios privados de los Estratos II y III fueron
de 270.3 y 268.1 $/lechón.
Este indicador del consumo intermedio en el ingreso total se ubicó
entre 55 y 62.4%, lo que indica que una gran parte del ingreso generado
por esta actividad, no se queda en la región, sino que se va hacia otro sec-
tor de la economía, por concepto de adquisición de insumos comerciables,
principalmente alimento.
El valor agregado a precios privados fue entre 37.6 y 45% respecto al
ingreso total, lo que significa que puede generar algunos empleos de esta
actividad productiva en la región, el resto del porcentaje se utilizó para el
pago o remuneraciones, factores internos de la producción (mano de obra
principalmente), así como la ganancia del productor, de tal manera que en
este factor se refleja el efecto del sistema de producción hacia el interior del
propio sistema productivo.
Para los Estratos del Escenario B, producción de carne de cerdo, a pesar
de sus variaciones técnicas y productivas mostraron escenarios de favorables
a precautorios.
En términos de producción, la media fue de 1 760 kg de carne de cerdo
producido por cerda al año. En este sentido, sólo el Estrato VI, se situó por
arriba de la media de producción nacional para el año de estudio (pic, 2010).
Ante este escenario y de acuerdo con los resultados reportados por García-
Sánchez, Matus-Gardea, García-Mata, Omaña-Silvestre y García-Delgado
(2000), donde plantean que las granjas especializadas de gran tamaño de ci-
clo completo de cerdo para abasto presentaron ganancias mayores en cuanto
más grande es la granja, resulta evidente que en el momento que tan sólo
por tamaño, el volumen puesto en mercado también es mayor y los ingresos
brutos y netos, seguramente son mayores. Esta implicación parecería susten-
122  Ciencias de la Sustentabilidad y sus disciplinas

tar que a mayor tamaño de granja la sustentabilidad es mayor. Sin embargo,


este indicador no habla de una eficiencia técnico-económico. Los mismos
autores reportan a la granja de menor tamaño de su estudio como una de
las mejores en cuanto a parámetros técnicos. El Estrato VI, presentó un costo
por kilogramo similar a la media nacional $16.21 (pic, 2010), pero no fue
menor que el del Estrato IV, mismo que tuvo el menor costo del estudio y
a la media nacional. Estos datos son contrarios a los reportados por distintos
autores e inclusive por Sagarpa donde las granjas menos tecnificadas y de
menor magnitud tienen costos de producción más altos. Posiblemente la
evidencia presentada en la presente investigación abra un espacio para la re-
flexión en términos de sustentabilidad económica y enunciar la necesidad
de determinar el nivel de cada ente económico en términos de sustentabi-
lidad.
A pesar de las evidencias reportadas por otros autores, referentes a la
magnitud, algunas granjas del Estrato V, se vieron afectadas por esta condi-
ción.
La condición reportada por diferentes autores donde a medida de que el
tamaño de granja aumenta, los costos de producción disminuyen, restando
competitividad y sustentabilidad, no sucedió de forma clara en la presente
investigación.
La ganancia neta por kg de carne fue positiva en todos los casos y fluc-
tuaron entre $.15 a 9.66 pesos por kg de cerdo.
La rentabilidad privada también fue positiva. En el Estrato IV el costo
por kg de cerdo fue de $13.34 pesos, el menor registrado en este análisis
y por lo tanto reporta la mejor ganancia por kg de 9.66. El Estrato V pre-
sentó un doble escenario, por un lado granjas con los costos más elevados de
producción $22.85 y las menores ganancias de $1.41 Por otro lado, granjas
con costos del orden de $18.59 y con ganancias de $6.41, posicionándolas
en un escenario sustentable. El Estrato VI registró costos de $16.01 y ganan-
cias de $7.99 por kg.
Los coeficientes de rentabilidad privada fueron mayores a cero en todos
los casos, aunque granjas del Estrato V tan sólo registraron un valor de 0.14.
La relación de los costos privados de las granjas analizadas en promedio
fue de 0.35 y osciló entre 0.17 hasta 0.61.
Las rcp estimadas en las granjas estudiadas indican solvencia y com-
petitividad, por lo tanto, sustentabilidad económica. Los datos reflejan que
el Estrato IV es el que tuvo la mejor rcp, por lo que con esta excepción,
las relaciones costo privados de las granjas van mejorando a medida que
el tamaño de la granja aumenta. Así lo han establecido de manera general
diferentes autores.
Los principales costos de producción fueron los de alimentación que
fue del orden de 74%. Un aspecto importante en el análisis de costo de la
alimentación es la proporción que representa el valor de la alimentación de
Capítulo 8  Sustentabilidad económica de la porcicultura  123

los pies de cría y la de los cerdos para abasto en iniciación, crecimiento y


engorda (Magaña-Magaña et al., 2002). La relación entre ambos costos esta-
blecen los autores, está determinada tanto por el manejo sanitario y repro-
ductivo como por la duración de la lactancia, y se concluye que un índice
de fertilidad bajo con una larga lactancia causa mayor consumo de alimen-
to de los pies de cría, más días de utilización de espacio físico y del equipo,
un menor número de animales enviados al mercado y menor rentabilidad
del sistema por ciclo de producción y año. Esto no es del todo cierto, si bien
las lactancias más largas aumentan el ciclo de la cerda y a su vez disminuyen
el número de partos al año, la utilización de espacios físicos y equipos se ten-
drán que ajustar en caso de que estos indicadores se incrementen o aumen-
ten, y en un momento dado serán ocupados por los mismos reproductores
o por otros, por lo que este concepto se modificaría de manera distinta y las
curvas y tiempos se desplazarían. En este estudio, las granjas del Estrato IV
tienen un ciclo de cerda menor que las otras granjas y tiene los costos de
producción más bajos.
La rcp sintetiza la rentabilidad evaluada a precios privados y es uno
de los dos indicadores que metodológicamente se han determinado como
elemento de sustentabilidad económica. En este caso B, el resultado fue de
35%, lo que significa que el costo de los recursos internos representa 35%
del valor agregado y las ganancias, el porcentaje restante. Es aquí donde
toma relevancia estos estudios, en 1995 y en plena crisis económica y fi-
nanciera en México, autores como Barrón-Aguilar et al. (2000) presentaron
una rcp de 84; García-Sánchez et al. (2000) una rcp de 83 y Sosa-Montes et
al. (2000) de 1.20 por cierto. Dos años después, en 1997, Magaña-Magaña
et al. (2002) reportaron una rcp ponderada de 55% aunque se registra en
su estudio rcp que oscilan entre 25 hasta 95%. En este mismo estudio se
establece una rcp de acuerdo con un nivel de tecnificación privado semi-
tecnificado comparable con la tecnificación de las granjas evaluadas en su
estudio (34%), prácticamente idéntico a los del Caso B evaluados. A diferen-
cia de otros estudios, el porcentaje de valor agregado promedio fue de 47%,
superior a los reportados por los autores antes mencionados. La implicación
de este indicador representa la participación que tiene la porcicultura en
el Norte de estado de México y en la generación de empleo directo. Esto
constituye otro elemento que aporta robustez a la evaluación de sustentabi-
lidad económica en este tipo de sistemas.
El consumo intermedio en el ingreso total es la proporción de los in-
gresos que genera la actividad y se utilizan para pagar insumos y servicios
adquiridos, en el caso de Magaña-Magaña et al. (2002), el promedio fue de
81% con intervalos desde 68 hasta 87%, el sistema productivo equivalente
a los aquí analizados fue 78%, 25 puntos porcentuales más. Estos tipos de
granjas que adquieren sus insumos alimenticios, ya sea por importación o
bien por la compra de alimento terminado/balanceado en casas comer-
124  Ciencias de la Sustentabilidad y sus disciplinas

ciales, limitan el efecto multiplicador en la economía regional. Gran parte


de los insumos utilizados en estas granjas son de compra local o nacional;
asimismo se han desarrollado estrategias de alimentación que contemplan la
utilización de insumos reciclados o de segundo valor de uso. De esta manera
la derrama en la región es mayor.
Es necesario hacer notar que el precio pagado por kg de cerdo tuvo
un efecto en el desempeño económico de los Estratos del Caso B. Sosa-
Montes et al. (2000), en un marco donde los precios pagados fueron bajos
y sin contabilizar los costos de depreciación, reporta 10 de las 12 granjas
con ganancias netas y rentabilidad positiva; sin embargo, al considerar este
elemento, tan sólo cuatro granjas son favorecidas.
El porcentaje restante al indicador del consumo intermedio es el valor
agregado en el ingreso total y equivale a la parte de riqueza generada o que
permanece en la región. Este valor fue de 63, 42 y 49% para los Estratos IV,
V y VI, respectivamente, contribuyendo de manera significativa a la susten-
tabilidad económica de las granjas y en forma adicional, a la sustentabilidad
de la región.

Conclusiones
La matriz de análisis de política en su primer renglón, específicamente en la
rentabilidad y competitividad, son instrumentos potentes que permiten la va-
luación y determinación de la sustentabilidad económica de las actividades
porcinas, sin importar el fin del negocio (venta de lechones o engorda de
cerdos) ni la escala del mismo. Además, esta metodología aporta más resulta-
dos que permiten emitir, desde la perspectiva económica, una aproximación
porcentual de la derrama económica hacia el interior del sistema como
hacia el exterior, añadiendo criterios de calidad para el análisis de sustenta-
bilidad económica.

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