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GRECIA 3

La guerra del Peloponeso: (el suicidio de la Grecia clásica)

Dos polis como Atenas y Esparta, con modelos sociales y políticos tan distintos y
ambiciones compartidas. El largo conflicto en que los espartanos humillaron a la
orgullosa Atenas, no fue beneficiosa para nadie. Desbastados los del Ática y confiados
por su triunfo los lacedemonios, nadie pareció advertir que llegaba en fin del esplendor
heleno.

Pocos factores unen tanto a un pueblo como un enemigo externo. En el caso de


Grecia antigua, ni siquiera el peligro representado por los persas logro cohesionar por
completo a la multitud de las polis helenas. Surgieron discrepancias y hasta
deserciones en el seno de los aliados griegos. No entendiéndose Atenas y Esparta.

La primera era democrática, con una sociedad abierta al mundo, de carácter comercial
y amiga de las artes.

Y la segunda, monarquía y fuertemente militarizada, estaba cerrada en sí misma y


tenía su ocupación diaria en la agricultura.

En las guerras médicas, los jefes de ambas ciudades sostenían agrias discusiones
antes de cometer cada maniobra conjunta. Y llego un momento en que ni el temor de
Persia, atemperado por las victorias helenas, consiguió mantener en el mismo bando a
espartano y atenienses.

Después del triunfo en plantea, se formó la Liga de Delos. Esparta no participación en


esta alianza. En cambio Atenas, se constituyó en el motor de la nueva confederación
délica. Casi todas las localidades de las islas del Egeo y del arco continental a su
alrededor eran sociales o colonias de Atenas. Esparta, continuaba atrincherada a su
región, de campos más productivos, lo que convertiría el comercio en un recurso
secundario. Las dos potencias, la ática, marítima y la espartana, terrestre, acabaron
por enfrentarse en 460 a.c.

En su tratado de paz, Esparta y Atenas sencillamente se reconocieron su calidad de


ejes de las coaliciones respectivas. Atenas de la délica, Esparta de la de peloponesia.

El detonante de la conflagración fue una simple excusa para lanzarse sobre la rival.

Guerra fratricida:

Finales del siglo V a.c, Grecia se vio envuelta en un conflicto generalizado que supuso
su decadencia definitiva. Por una parte, la liga del Peloponeso, que agrupaba a los
aliados de Esparta. Y por otra, la liga de Delos, formada por los partidarios de Atenas.

Comienzan las operaciones:

Arenas intervino a favor de los insurrectos, ante lo cual corinto pidió ayuda a Esparta,
desencadeno una larga contienda generalizada que Tucídide, denomino la guerra del
Peloneso (431-404 a.c) y se desarrolló en tres fases. Tebas, fue la primera polis que
se movilizo, atacando una frontera ateniense, la ciudad de Platea. No obstante, la
acción posterior fue aún más contúndete. El rey lacedemonio Arquidamos invadió el
Ática. Había comenzado la guerra del Peloponeso.
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Diez años desbastadores:

La entrada de los espartanos al territorio, Atenas esgrimió una estrategia defensiva.


Pericles, su líder, eludió todo enfrentamiento en campo abierto.

Mientras el Ática fue abandonada al adversario y sus pobladores corrían a refugiarse


en la amurallada capital, la flota ateniense aguijoneaba los puertos peloponesios, su
vía de suministros.

Atenas llevaba la peor parte, porque la guerra se libraba fundamentalmente en su


casa, con los males que ello conlleva.

En 421 a.c se rubricó la paz de Nicias, que recibió su nombre del delegado firmante
por Atenas, un jefe moderno. El tratado debía durar medio siglo. Quedó en tres años.

Un fracaso crucial:

Corinto fue la importante aliada peloponesia, no quería paz. Tampoco le deseaban


otras polis de ambos bandos. Atenas se iba haciendo con las riendas del gobierno un
hombre muy singular.

La empresa más relevante de esta etapa bélica adquirió forma de expedición. El


objetivo consistía en adueñarse de Siracusa, la ciudad helena más destacada de la
región. En caso de someterla, Atenas podía convertirse en superpotencias
mediterránea.

El episodio marcó un antes y un después en la guerra del Peloponeso. Atenas jamás


se repondría por completo del desastre.

El ultimo duelo:

Esparta avanzo en el Ática e instalo en la localidad de Decelia una enorme base


militar, poniendo en jaque a la ciudad de la Acrópolis. Atenas estaba sumida en un
desastre político, económico y diplomático, la catástrofe de Sicilia supuso la
emancipación de muchos aliados que lo habían sido contra su voluntad.

En el año 411 a.c la polis volvió a tener un gobierno oligárquico en un retroceso


secular. Restaurada ya la democracia, y los áticos se prepararon para un nuevo
combate.

La situación material, pronto sería insostenible si Atenas no recuperaba al menos parte


de los tributos evaporados con las deserciones de sus socios y súbditos. Y, Persia,
que había entrado en negociaciones con Esparta, estaba obligando a los jonios a
pagar impuestos, como si las liberadoras guerras médicas nunca hubieran existido.

No siendo el mejor momento de los atenienses, para reemprenderse en un conflicto


armado, pero las circunstancias apremiaban.

Atenas postrada:

La polis rechazo las propuestas de paz que Esparta le ofreció. El adversario se


apropió de toda su flota, además, se la obligaba a secundar a sus exterminadores.
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Así de triste fue la guerra del Peloponeso para Atenas. Pero tampoco Esparta resulto
indemne.

Ninguna de las polis se favoreció en este enfrentamiento. Duro demasiado, fue un


cuarto de siglo de lucha fratricida y de recursos desviados de la agricultura y el
comercio en aras de una destrucción agraria.

Paradójicamente, los únicos que salieron bien parados de todos ellos fueron los
aquemédinas.

La de Peloponeso, en definitiva, constituyo una conflagración no solo estéril, sino


contraproducente. Como si la Grecia clásica, llegada a su máximo esplendor.

LA PRIMERA FASE de la guerra del Peloponeso

Es conocida por el nombre de arquidamos, por el rey espartano, que invadió el Ática.
Dejando consecuencias tremendas en la región. Al atacar contra sus habitantes los
lacedemonios, quemando todo, la población se dirigió Atenas, estos mismo le dieron
protección. Pero la aglomeración desestabilizo a la ciudad.

Pericles, era el estratega ateniense, confiaba en las reservas de la capital que


gobernaba y en la debilidad económica de Esparta.

Los puertos aliados de los peloponesios, los invasores, agotaron sus víveres, teniendo
que volver a sus polis originales.

Desarrollándose por temporadas el conflicto.

En el año 430 a.c Atenas sufre una peste. En la cual Pericles falleció de este modo en
429 a.c. Luego de finalizar la epidemia, lo único positivo que le vieron, fue que se
mantuvo alejado a los espartanos.

Cambio de fortuna: para la desgracia de Atenas, la crisis abierta por la desaparición de


su brillante dirigente franqueo el acceso al poder a estadísticas de segunda fila.
Envaneciendo por la conquista Ática del puerto mesenio de pilos, y por la captura de
soldados espartanos.

Las polis de la zona, antes de comprometidas con la Liga de Delos, se pasaron al


enemigo.

El moderado Nicias firmó por Atenas una paz al año siguiente que Esparta aceptó para
recuperar a los prisioneros de Esfacteria y poder regresar a cultivar sus campos,
abandonados tras toda una década de contienda.

SEGUNDA FASE

Poco después de la paz de Nicias en 421 a. c, el choque frontal entre Atenas y


Esparta volvió a estallar tres años después, quedando sin efecto el pacto de no
agresión que debía durar medio siglo.

La veleidad de las alianzas en función de los intereses de un fenómeno constante a lo


largo del conflicto.
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En el caso de Atenas, la tesis belicistas habían desplazado a las pacifistas de Nicias.

Siracusa, pro-espartana y principal colonia de la isla, buscaba imponerse a sus


vecinas. Dándole a Atenas la excusa ideal para proponer un pie en la región y ampliar
así su imperio al Mediterráneo occidental.

Alcibíades propuso una deslumbrada asamblea popular que invadirá Sicilia a gran
escala.

La huida de Alcides:

En el año 415 a.c en la isla de los sicilianos atracaron 134 barcos. Los atenienses no
venían, a liberarlos de Siracusa, sino a conquistarlos.

Lo llamaron de vuelta Atenas apenas atracó en Sicilia. Pero mientras regresaba a su


país, Alcibíades se esfumo. Condenándolo a muerte por rebeldía.

Atenas persevero en la empresa poniendo al frente de ella a Nicias.

Llegaron a Siracusa dotaciones atenienses al mando de Demóstenes, el espartano


Gilipos logro romper el bloqueo. Las unidades de Nicias y Demóstenes fueron
masacradas en una retirada angustiosa mientras los líderes eran degollados por los
siracusanos.

Punto de inflexión:

En Atenas no se recordaba una catástrofe mayor. La campaña que había comenzado


en 415 a.c para dominar el Mediterráneo se había transformado dos años después en
un desastre. Tras este punto de inflexión, los áticos ya no lucharían por aumentar su
imperio, sino por la supervivencia.

Los espartanos se instalaron a 24 Km de Atenas una imponente base militar que


inmovilizo las operaciones áticas. La idea de construir el campamento era de
Alcibíades, pero este sería asimismo la última esperanza de la patria que había
traicionado con consecuencias tan sangriento encabezamiento.

TERCERA FASE

Atenas nunca pudo restablecerse por completo de las cuantiosas pérdidas humanas,
navales, económicas y diplomáticas del segundo episodio de la guerra de Peloponeso.
No obstante logra recomponerse gracias a Alcibíades.

Un año después, mientras Atenas retornaba a la democracia tras sacudirse de un


gobierno oligárquico, Alcibíades vuelve a negociar con Tisafernes, en esta ocasión
para que apoyara a su ciudad ancestral.

La lucha en Asia menor:


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Aunque, el acuerdo entre Persia y Atenas fue efímero, los opulentos dejaron de elogiar
a Esparta en 408 a.c, los áticos pudieron reorganizarse gracias al balos de oxigeno
provisto por Tisafernes.

Alcibíades, demostró una vez más su valía como estratega. En 410 a.c infligió una
contundente derrota a los lacedemonios en Cízico.

Las acciones se trasladaron a Asía menor. No obstante en 408 a.c quedo sellado el
destino de la Hélade y el Egeo oriental. A pesar que Persia dio a Esparta su
espaldarazo de oro.

Alcibíades tuvo que dimitir, marchándose luego de que perdiera en el combate de


Notión ante el lacedemonio Lisandro. Yéndose a Tracia y nunca más pudo regresar a
Atenas. Esparta había propuesto la paz tras ser vencida en Cízico, pero el partido de
Cleofón, la rechazo.

Los espartanos ofrecieron de nuevo la paz. Volviendo a oponerse a ella la facción


belicista de Atenas.

El último acto:

Lisandro traslado el teatro de operaciones al Heles-ponto para interceptar los víveres


que la capital del Ática recibía de sus colonias en el mar Negro. Allí, entre Tracia y
Frigia, asestó un golpe terminal al enemigo en el verano de 405 a.c. Después se
encamino a ateneos, que a estas alturas ya no tenían recursos para enfrentar a
Esparta. Por eso Lisandro no ataco a la ciudad.

Los atenienses se rindieron en abril de 404 a.c en condiciones humillantes. Habían


perdido la guerra del Peloponeso, y con ella su flota, el honor nacional y la supremacía
en el mundo griego.

EL SIGLO IV: LA LUCHA POR LA SUPREMACÍA.

Panorama tras la guerra del Peloponeso:

Para el bando vencedor había sido liberar a Grecia del oprobioso imperio ateniense.
Como Jenofonte cuenta, el ejército del Peloponeso se puso con gran celo a derribar
las murallas de Atenas al compás de las flautas, pensando que aquel día era el
comienzo de la libertad para Grecia.

Los griegos no tardaron en comprobar en qué consistía liberación. Muchas ciudades


de Grecia que habían recuperado la independencia, cayeron de vuelta en el poder de
los persas.

En cuanto a los elementos democráticos de esas islas y ciudades, Lisandro procuro


exterminarlos con ejecuciones en masa.

El coste humano de la guerra fue terrible, en los enfrentamientos clásicos entre


hoplitas, el vencedor solía contentarse con poner en fuga al enemigo. Entre 431 y 404
las dimensiones del conflicto fueron escalando hasta el punto que ya se buscaba la
aniquilación física del enemigo y la devastación de sus campos y sus ciudades.
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Los sucesos de Corcira llegaron a convertirse casi en la norma, no en la excepción.


Durante la guerra del Peloponeso se recurrió a asesinatos en masa, a mutilaciones, a
encerrar a los prisioneros en lugares nefastos y a reducir a la esclavitud a miles de
mujeres y niños. Otras polis sufrieron también muchísimas bajas.

La interrupción del comercio normal en tiempo de paz también contribuyo a la miseria


general, de la que se derivaron hambre y enfermedades.

En el siglo IV aparecieron miles de mercenarios y eso provoco el empobrecimiento de


muchas ciudades griegas.

Al final de la guerra, debido a la destrucción infligida por los enemigos o al abandono,


que aves dañaba de forma irremediable el suelo, muchos de los campesinos se
encontraron arruinados, decidiendo algunos migrar a la ciudad, pero otros al dedicar
tanto tiempo combatiendo que no sabían mucho más de lo que se dedicaban y se
convirtieron en soldados.

Esparta, como país y ciudad, había salido indemne de la guerra y podía jactarse de
que las mujeres lacedemonias no habían visto nunca a un invasor todavía.

Los espartanos no disfrutaron de su victoria tanto como imaginaban. Estos no supieron


gestionarlas, como no habían sabido gestionar la de las Guerras Médicas.

Por otra parte, Atenas quedo de rodilla, pero fue solo cuestión de tiempo que se
levantara de nuevo. Durante unos meses sufrió los desmanes de los oligarcas, a los
que llego a conocer como los Treinta Tiranos y cuyo régimen de terror supero todos
los extremos conocidos en la misma.

Pero los demócratas reaccionaron y se hicieron fuertes primero en File, al norte de


Atenas, y luego en el Pireo, que siempre había sido el bastión de la democracia de
Atenas.

Allí se enfrentaron a los oligarcas en una batalla callejera y aunque, tenían menos
hoplitas, los vendedores gracias a la intervención de la infantería ligera, es decir, del
pueblo.

Los oligarcas, pidieron ayuda a Lisandro, pero este mismo no puedo intervenir de la
manera que él quería. También se decretó una amnistía general para todos los
crímenes políticos, una especie de ley de punto final; era la única manera de evitar
una guerra civil generalizada.

Atenas no volvería nunca a ser tan poderosa, después de recuperar su democracia no


tarda en recobrar también su flota y sus murallas, y en integrar para arrebatarle la
hegemonía a Esparta. La guerra del Peloponeso no había servido para instaurar un
nuevo orden estable de Grecia. Durante los dos primeros tercios del siglo IV, la Hélade
se desangraría en nuevas luchas intestinas.

El juicio del (nuevo) siglo:

En Atenas, no eran conscientes empezó con el juicio de un viejo de setenta años que
iba por las calles descalzo y envuelto tan sólo en un manto raído y más bien sucio, y
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cuya principal ocupación era poner en duda todo lo que decían sus interlocutores.
Haciéndonos referencia a Sócrates.

Sócrates había combatido como hoplita en las primeras fases de la Guerra del
Peloponeso, pero jamás fue general ni se dedicó a soltar discursos de asamblea. Los
treinta tiranos intentaron implicarlos en algunos de sus asesinatos, pero no lo
consiguieron.

Fue un hombre muy conocido en Atenas, tanto que apareció en varias comedias de
Aristófanes y otros autores.

Los acusadores de Sócrates eran tres: Anito, Meleto y Licón, han pasado a la historia
de la infamia junto con personajes tan tristes como Pilato o Judas. Ah Sócrates lo
imputaron de corromper a los jóvenes, de no reconocer a los dioses tradicionales de la
ciudad y de introducir en ella nuevas divinidades.

Nadie podía denunciar a otro ciudadano por crímenes políticos relacionados con la
tiranía. Lo que quiere decir que Sócrates pago los platos rotos de las oligarquías.

Sócrates fue a juicio y en el cual Anito, Meleto y Licón, pidieron la pena de muerte para
el acusado. La realidad es que el estado ateniense no estaba tan empeñado en matar
a Sócrates como este de morir, la teoría de Stone es que pretendía desacreditar con
su injusta y desproporcionada condena aquel régimen en el que no creía.

La sociedad de la primera mitad del siglo IV :

Esta época se suele considerar como una transición entre el esplendor de la Grecia
del siglo IV y las brillantes conquistas de Alejandro Magno.

Existe una gran asimetría entre lo que sabemos de Atenas y del resto de Grecia.

Isocrates abrió en Atenas una escuela de retórica que le mismo proponía como
modelo educativo contra las escuelas filosóficas que se fundaron más tarde. Una de
sus obsesiones era que Atenas y Esparta compartieran la hegemonía, sueño que
jamás se cumplió ya que solo se unían por temor a alguna otra potencia.

Gracias a Demóstenes conocemos aspectos variados de la vida en Atenas que van


desde los préstamos al sistema bancario de la época.

Para bien o para mal, en las polis del siglo IV emergían también formas nuevas y
distintas de ver la vida. Muchos sofistas, pensaban que la ley ya no era una norma
absoluta sino una convención.

Una consecuencia inesperada de la Guerra del Peloponeso fue que en las ciudades,
despobladas de hombres por las muertes o las ausencias, las mujeres cobraron más
protagonismo.

En el resto de Grecia la luchas de clases, seguía causando estragos, más avanzados


aun por el empobrecimiento provocado por la larga guerra.

El mencionado juramento nos da un inicio, aunque sea en forma negativa, de cuáles


eran las inquietudes sociales de Grecia continental.
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Atenas del siglo IV seguía siendo consciente de que vivían en una polis de que el
mayor problema de una comunidad tan grande era la convivencia, por lo que no
dejaron de aprobar medidas para evitar los conflictos.

Atenas había perdido su dinero y tenía que reorganizar sus finanzas de otro modo y
apretarse el cinturón.

En Atenas la democracia se mantuvo prácticamente durante todo el siglo, y cuando se


vio en problemas fue por intervenciones exteriores, no porque el sistema no funcionara
de forma correcta. Sobre todo que sus ciudadanos disfrutaban de todos sus derechos
porque oprimían a los súbitos de su imperio. Atenas siguió siendo un foco de atracción
cultural.

Durante mucho tiempo otros tomaron su pensamiento y casi como una verdad
revelada, si él hubiera nacido en el renacimiento habría desarrollado un sistema
heliocéntrico.

Los griegos occidentales:

En el año 413, los siracusanos obtuvieron una victoria aplastante sobre el enemigo
invasor, los atenienses.

Los problemas no cesaron cuando desapareció la amenaza ateniense. Poco después,


en 409, los cartagineses, no habían vuelto a representar un peligro desde la batalla de
Himera, invadieron la isla. Actuando con mucha más brutalidad, destruyendo Himera,
Selinunte o Agrigento, causando una auténtica matanza entre sus habitantes, lo que
generó una oleada de refugiados. La invasión se repitió en 406, con idénticos
resultados.

Con Dionisio la ciudad de Siracusa, volvió a crecer, gracias a los refugiados que
acudieron allí tras la destrucción de sus ciudades. Este concedió la ciudadanía
siracusana a muchos de ellos, pero a cambio de convertirlos prácticamente en sus
clientes políticos.

A la vez que llevaba adelante sus guerras contra los cartagineses, le quedo tiempo
para inmiscuirse en la política del sur de Italia.

Dionisio era el paradigma del tirano desconfiado, o al menos ese papel le atribuyo la
tradición griega.

Dionisio el viejo murió en el año 367 y le sucedió en el poder su hijo, Dionisio joven. Al
principio del mandato, su mentor Dión, que también era su cuñado, hizo venir de
Atenas a Platón, Dión sentía una gran admiración por el pensador ateniense y quería
que influyera en el joven Dionisio para hacerlo más virtuoso. La relación entre el tirano
y el filósofo fue bastante tormentosa.

Por su parte, Dión, al que du cuñado había desterrado, volvió a la isla aprovechando
una ausencia del tirano y se apodero de Siracusa en el año 357. Luego fue asesinado
por uno de sus amigos tres años después, y eso permitió que Dionisio el joven
recobrara el poder.
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Ante la amenaza de que los cartagineses iniciaron una nueva guerra, los siracusanos
pidieron ayuda a Corinto, su antigua metrópolis. Los corintios les enviaron a un general
profesional, Timoleón, que desembarcó en la isla con un continente de mercenarios en
el año 344. En cuestión de poco tiempo Timoleón derroco a Dionisio el joven y a los
demás tiranos de Sicilia, y después venció a los cartagineses en la batalla del río
Crimiso.

Timoleón restableció la democracia en Siracusa y otras ciudades, esta supuesta


democracia era tan moderada que casi podría catalogarse de oligarquía. Consiguió
pacificar la isla e hizo venir a muchos colonos de Grecia continental que repoblaron las
ciudades destruidas durante las guerras anteriores, como Gela o Agrigento.

Timoleón abdico de su cargo como general plenipotenciario en el año 337,


supuestamente porque se había quedado ciego.

Pocos años después tomo el poder en Siracusa otro aventurero, Agatocles, que se
adueñó de toda Sicilia.

A su muerte, en 287, los mamertinos, mercenarios de Campania a los que había


contratado por sus guerras, se apoderaron de Mesana. Los problemas que causaron
estos mamertinos en la isla llevaron a la larga a la intervención de Roma en Sicilia y a
la primera guerra Púnica.

La lucha por la hegemonía:

Regresamos a la Auténtica Grecia. A penas se habían asentado las cenizas de las


últimas batallas de la guerra del Peloponeso cuando los contendientes ya estaban de
nuevo enzarzados en el combate.

Esparta, como hemos visto, resulto triunfadora de la guerra por muchos motivos, no
solo venció oficialmente, sino que no sufrió la menor destrucción en su territorio y
además perdió pocas tropas en comparación con otros estados. Convirtiéndose en el
centro de un nuevo imperio suponía ciertas obligaciones y compromisos para Esparta
simplemente, no valía.

La supuesta liberación del Egeo, consistió en imponer regímenes oligárquicos


recurriendo al terror. Esparta había llevado la contraria a sus aliados más importantes,
Tebas y Corinto, cuando le pidieron la destrucción de Atenas.

Todo el botín y el poder obtenidos gracias a la victoria fueron para Esparta.


Provocando el resentimiento de sus dos aliados.

Esparta no tardo en verse en problemas con otro socio aún más poderoso que la
había financiado durante los últimos años.

En el año 404 murió el rey Darío II que había gobernado durante cerca de veinte años.
Quien lo sucedió su hijo Artajerje, quién enseguida tuvo que enfrentarse a su hermano
menor, Ciro el joven, que se había hecho prácticamente independiente en Asia menor.
Artajerje, estuvo a punto de ejecutar a su hermano, no lo logra gracias a la
intervención de su madre.
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Una vez reunido su ejército, Ciro se puso en marcha hacia el interior de Turquía. El
contingente griego estaba a las órdenes de un espartano de áspero carácter, llamado
Clearco, el único que conocía los auténticos planes de Ciro. Un estrecho pasó que
llevaba hacia Siria, los mercenarios se dieron cuenta de que no se trataba de un
simple expedición de castigo en la zona controlada por Ciro.

Tras la batalla, los griegos habían quedado victoriosos, pero sin causa por la que
combatir, y sobre todo, sin jefe que les pagara sueldo.

Esparta podía alegara que no se había involucrado oficialmente en la campaña, los


persas no se tragaron el anzuelo. Una vez muerto Ciro, Artajerje, envió a Tisafernes a
Asia menor para que hiciera efectivo el dominio persa sobre las ciudades jonias. Los
espartanos a su vez, mandaron tropas a enfrentarse contra él.

Luchando en la tierra contra los espartanos, los persas sufrieron un fracaso tras otro.

En Grecia continental talasocracia de Esparta llegó fin aquel día, tan solo diez años
después de si victoria en Egospótamos.

Conón fue recibido como un héroe en Atenas, y nadie pareció recordar que en realidad
se trataba de un mercenario al servicio del gran rey, contra el que tantas veces habían
luchado.

Gracias a los fondos persas, los atenienses reconstruyeron los Muros Largos. Casi
podían fingir que lo de Egospótamos no había sucedido.

Se conoce este conflicto como la Guerra de Corinto, Esparta había perdido su imperio
en el Egeo y había dejado de ser una potencia marítima, después de la batalla de
Cnido ningún bando consiguió victorias definitivas sobre el otro. Los espartanos
decidieron volver al redil y entraron en negociaciones con Artajerjes, que además
desconfiaba de que los atenienses recuperaran demasiado poder. En el año 386 se
firmó la llamada Paz del Rey, conocida también como de Antiácidas por el nombre del
negociador espartano.

Esparta a cambio de condiciones muy ventajosas en Grecia continental, abandonó a


su suerte a las ciudades de Asia Menor, que volvieron a manos de los persas, al igual
que la isla de Chipre.

Artajerjes jugaba con las polis griegas como si fueran piezas de ajedrez.

Luego de tres años después que Agesilao entro en Tebas, se negaba a disolver la
confederación beocia tal como estipulaba la paz del rey, e impuso esa disolución por la
fuerza. Pera evitar que los tebanos volvieran a las andadas, el rey espartano expulso
de la ciudad a todos los partidarios de la democracia. Instauro en el poder a los
oligarcas y con la complicidad de estos, dejo una guarnición militar en la ciudad.

Desde aquel momento el resentimiento de los tebanos contra Esparta, su antigua


aliada, no dejó de crecer.

En aquel momento, Atenas se dedicaba a organizar a otra alianza marítima conocida


como la segunda liga. Los atenienses habían aprendiendo de las lecciones del
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pesado, y ahora sus metas eran más humildes. Sus estatutos impidieron de forma
explícita que esta se convirtiera en un nuevo imperio.

Las ciudades firmantes conservaban sus propios regímenes políticos, y Atenas se


comprometía no solo a no instalar colonias en los territorios aliados, sino a que sus
ciudadanos no compraran terrenos en ellos.

Los atenienses derrotaron en el amor a Esparta y recuperaron en el control sobre el


norte del Egeo, la zona que más les interesaba para asegurarse el suministro de trigo
del mar negro.

Los Tebas, presionaron a Esparta donde se firma una nueva tregua con ellos en el
año 375, estos aprovecharon para reformar de nuevo la confederación que el rey
Agesilao había disuelto. Estos aprovecharon para formar de nuevo la confederación
que el rey Agesilao había disuelto.

En el año 404 había pedido la destrucción de Atenas, que ahora era su aliada, en
realidad, quienes deseaban aniquilar a los atenienses eran los oligarcas tebanos,
mientras que para el bando demócrata Atenas representaba el aliado natural.

Los atenienses se burlaban de los tebanos, a los que consideraban unos


destripaterrones y unos palurdos. Dejándolo solo ante Esparta.

En esta ocasión no fue Agesilao quien marchó a la guerra.

El auge de Tebas:

La batalla de Mantinea puso término al periodo en que Tebas fue la potencia


dominante en Grecia, la hegemonía tebana iniciada diez años antes, en si transcurso,
su artífice fue Epaminondas. Estos dominaban la fértil llanura del norte de Beocia,
fuente de su abastecimiento, y controlaba las principales vías de la región.

Tebas mantuvo una dura pugna con Atenas por la posesión de la estratégica ciudad
de platea, y luego, durante las guerras médicas acabo por aliarse con los persas, lo
que fue acusada de traición.

Tebas contra Esparta:

La guerra del Peloponeso (404 a.c-431 a.c) brindo a Tebas la oportunidad de


recuperar si importancia política. Aliados de Esparta, los tebanos contribuyeron
decisivamente a la derrota final de Atenas. Pero en el periodo de hegemonía
espartana, iniciando en el año 404 a.c, l apolítica tebana estuvo marcada por
continuos cambios de alianzas en el exterior y por las constantes luchas entre
facciones en la ciudad. Atenas apoyo frecuentemente la causa tebana, ya que Esparta
representaba ahora el enemigo principal.

En el año 382 a.c, un ejército espartano, apoyado por la facción oligárquica.

La ciudad, gobernada por los oligarcas, debido soportar que se estableciera en ella
una guarnición espartana.
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El momento decisivo llego en julio de 371 a.c con la batalla de Leuctra. La derrota que
sufrió el ejército espartano marco el inicio de la hegemonía tebana y la entrada en
escena de su figura principal, Epaminondas.

Epaminondas, líder de Tebas:

Participó activamente en las reformas políticas y militares que debieron de producirse


entre los años 379 y 371 a.c y que acompañaron y facilitaron el fortalecimiento de
Tebas y la reconstrucción de la Liga Beocia bajo el liderazgo tebano.

Fue también un acontecimiento militar de primer orden, en tanto que supuso el estreno
de una notable innovación estratégica.

La política tebana quedo en manos de Epaminondas, que acompañado


frecuentemente por Pelópidas, desempeño el cargo de beotarca la mayoría de los
años entre 371 a.c y 362 a.c.

Epaminondas actuó con eficacia, pero también aplicando un humanitarismo que


cosechó grandes beneficios políticos. También entabló la paz con su vecino del norte,
la poderosa Liga Tesalia logro al que contribuyó decisivamente la muerte de Jasón de
Feras, líder de dicha Liga.

El Peloponeso quedo dividido en dos bandos, uno de tendencia oligárquica, apoyado


por Esparta y otro de orientación democrática.

Mantinea: el final de una potencia.

Esparta, no pudo ser capturada, pero fue humillada. El logro más temible de los
beocios fue la liberación de Mesenia territorio sometido a Esparta y base económica
del poder espartano y la fundación allí de una nueva capital, Mesene.

Un bastión esencial en la lucha contra una Esparta que nunca volvió a ser la potencia
hegemónica de Grecia.

Hubo importantes apoyos externos para Esparta, entre ellos el de Atenas, que,
inquieta ante la perspectiva de una Tebas excesivamente fuerte, pacto con la
declinante potencia espatana ya en 369 a.c .

Los dirigentes tebanos se mostraron incapaces de aprovechar sus éxitos militares para
la creación de organismos e instituciones que garantizasen la solidez de sus alianzas.

Tal debilidad se puso de manifiesto a raíz de la disputa en torno a la posesión del


territorio de Trifilia, que acabo por dividir la Liga Arcaica en dos bloques. En los cuales
ni los representantes beocios lograron reconciliar a ninguna de las partes.

Fue la decisiva batalla de Mantinea, en la que el genio militar de Epaminondas volvió a


brillar con fuerza. Pero en el transcurso de la batalla, Epaminondas resultó
mortalmente herido, y lo que habría podido ser un aplastante triunfo de Tebas frente a
sus enemigos se convirtió en el principio del fin de su hegemonía sobre Grecia. Pues
Tebas continúo existiendo e incluso llego a ser, ya en época bizantina, la ciudad con
más peso de Grecia central. Pero su papel como gran potencia en la Grecia clásica
había concluido, ciertamente, en Mantinea.
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El primer hombre en Grecia:

Tebas ni siquiera ha intentado convertir su prestigio y sus alianzas con otros estados
en algo permanente, en una estructura reglamentada y sólida. Los tebanos se
limitaron a dejar su política y sus relaciones externas a un puñado de líderes capaces,
y una hegemonía basada en fundamentos tan frágiles, personales y desorganizados
no podía durar.

Es curioso que antiguos y modernos coincidan que Epaminondas es el primer hombre


de Grecia, al decir de Cicerón como la causa fundamental del periodo en que Tebas
rigió los destinos del mundo griego.

Macedonia y Alejando Magno:

Queronea, Beocia, comienzos de agosto del año 338 a.c. Filipo II de Macedonia
ordena para la batalla un gran ejército. Esta caballería fue mandada por Alejandro,
este logra desbaratar la formación que se le opone, las tropas tebanas.

Filipo II arremete contra el centro, formado por los atenienses, los derrota,
causándoles más de mil muertos y capturando dos mil prisioneros. Queronea marco el
final de la independencia de las ciudades griegas, pero también el inicio de la figura de
carrera de Alejandro Magno.

Alejandro nace en el mes de julio del año 356 a.c, era hijo del rey Filipo II de
Macedonia. La madre de este Olimpíade, era la hermana del rey Alejandro del Epiro.

El matrimonio de los padres de Alejandro, tenía una finalidad de política y fue de


interés tanto para Filipo, consiguiendo el dominio de una buena parte del ámbito
balcánico. Las personalidades de ambos progenitores de Alejandro eran enemigas
muy enérgicas y no faltaron momentos de fuertes tensiones, en los que la madre
podría haber estimulado al hijo contra su padre.

Pelea en el banquete: uno de los primeros enfrentamientos parece haber tenido lugar
solo un año después de Queronea, cuando Filipo ya tenía varios hijos fruto de sus
cinco matrimonios previos.

Alejandro le arrojo a su padre una copa de vino y este se abalanzo contra su hijo con
una espada en mano, pero ya sumamente borracho tropezó y cayó al suelo.

Las relación entre padre e hijos probablemente se enfriaron durante los últimos años
del reinado de Filipo.

El propio Alejandro en el par de años que median entre su éxito en Queronea y la


muerte de su padre, aparece rodeado de un círculo de amigos que apoyan sus
intereses aunque eso les enfrentara con el rey.

El asesinato de Filipo en el 336, se sospechaba de Alejandro y su madre. Ya que fue


el único de los herederos capaz de conseguir el apoyo del ejército y de asumir el
papel de vengador de la muerte de su padre.
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La subida de Alejandro III, en junio de 336 a.c, se produjo en medio de un baño de


sangre en el medio de un baño de sangre en el que muchos de sus parientes
perdieron la vida. Este uso el magnicidio como pretexto para purgar la cúpula de la
corte macedonia y eliminar a todos los posibles aspirantes al trono.

Preparativos y contradicciones: Alejandro aún debería esperar casi dos años para
llevar a cabo el que había sido el plan de su padre, la conquista del imperio persa.
Este avisaba a los griegos y macedonios de como actuaría en el futuro, tras la
sublevación de Tebas, que había sido destruida, saqueada, y a sus habitantes los
vendieron como esclavos.

Las campañas en Asia muestran esta personalidad tan contradictoria, se arrojó a


combate, poniendo en peligro su propia vida en infinidad de ocasiones y el profundo
sentimiento religioso que impregnó toda su actividad, contractadas con su innecesaria
crueldad y con injustificables matanzas.

El buen entretenimiento entre Alejandro y sus compañeros de armas contrastan con


las veladas de sexo y alcohol desenfrenados, entre ellos se amenazaban con
frecuencia, en peleas que a veces acabaron de forma trágica.

Arrogancia ilimitada: la progresión de sus conquistadores hizo madurar a Alejandro.

La victoria en Issos le abrió el camino de Asia y elimino todo límite a su arrogancia,


una tras otra, rechaza las ofertas de paz de Darío III que ve como el ímpetu de un
pequeño ejército barre a las miríadas de soldados desmotivados que se le oponen.

La rápida conquista de Egipto y su viaje iniciático al oasis de Siwa marcan, en cierto


modo, un cambio en su personalidad. Sin embargo, la batalla de gaugamela marco la
derrota de Darío III.

En el episodio del incendio del palacio de Persépolis fue, quizás, donde comenzaron a
confundirse el comportamiento privado y público de Alejandro. Este toma venganza,
en donde Persépolis fue saqueada y sus habitantes quedaron a merced de los
enfurecidos soldados macedonios.

Conspiración en la tienda: Poco a poco, en el interior de la tienda de Alejandro podía


acabar repercutiendo en el normal desarrollo de los acontecimientos políticos y
militares. Se observaba una creciente actitud paranoica en Alejandro, que le va a
hacer mucho más sensible ante las amenazas a su vida, sino en las trastiendas del
poder.

Las conspiración de Filotas, en el año 330 a.c, en un intento de rebelión protagonizado


por el joven general y en el que se impidió su padre, Parmenión, uno de los viejos
generales que habían servido bajo Filipo II, de lealtad acreditada. No está claro que
existiera una conjura pero la ejecución del padre y del hijo, asi como de otros
macedonios de relieve, muestra la presión a que se veía sometido Alejandro. Pocos
después, fue ejecutado Alejandro de Lincéstide, miembro de la familia real.

La muerte de Clito fue absurda, fruto de un cumulo de circunstancias lamentables, el


alcohol, el orgullo desafiante hacia el rey y su comportamiento. Por más que Alejandro
lamentase siempre la muerte de Clito, el verdadero carácter del rey se iba revelando
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poco a poco. Es muy probable que Alejandro escapase a la muerte la noche en la que
los pajes pretendían asesinarlo porque la pasó integra de francachela con sus amigos.

El genio de la guerra:

Nadie logro más víctimas que Alejandro. Pero Fernando Quesada advierte que su
forma de combatir en primera línea era poco práctica y demasiado arriesgada, cometió
muchos errores de los que le salvaron su valor, su magnífico ejército y sus generales.

Una de las principales y más significativas diferentes entre el generalato de Alejandro


y el de otros grandes capitanes es su costumbre de combatir en primera línea.

Alejandro fue herido en una campaña balcánica antes de partir a Asia, estuvo a punto
de morir en el rio Gránico, nada más comenzar su expedición asiática y solo la
oportunidad intervención de Clito le salvo la vida.

Finalmente en Multan en 325, donde estuvo a punto de morir a causa de una


gravísima herida en el pulmón, cuando quiso tomar casi en solitario una ciudad
enemiga. Su muerte en batalla en lo más profundo del imperio Persa hubiera podido
acarrear la desintegración y aniquilación del ejército y la destrucción inmediata de su
obra.

Es evidente que en el momento en el que Alejandro se lanzaba a la carga al frente de


si escuadrón, había reconocido el terreno, decían muchos que tenía el cerebro en las
orejas de su montura, siendo un táctico de primera magnitud.

Los errores del general: Darío III, consiguió desbordarle, capturar sus hospitales de
retaguardia, y colocarse a caballo de la línea de comunicación del macedonio. Solo la
eficacia de su ejército, una táctica adecuada y su valor personal sacaron a Alejandro
de una situación potencialmente muy apurada.

Si caía Mesopotamia, las áreas periféricas lo harían también.

Alejandro brillaba a mayor altura, junto a la capacidad táctica, es en su carácter de


conductor de hombres, capaz de motivarles y arrástrales más allá de sus propios
límites.

Un rasgo común de los grandes generales es que no fueron grandes innovadores, sino
que emplearon ejércitos y tácticas diseñados por otros.

El ejército macedonio de Filipo y su hijo no se basaba, como los ejércitos griegos de


época clásica, se articulaban en torno a una hábil combinación de infantería, caballería
pesada y ligera y buenas tropas auxiliares además de artillería de asedio.

El erizo de hierro: el núcleo del ejército con el que Alejandro invadió Persia, en 334
a.c, estaba formado por 12 taxeís o regimientos de falangistas, de los que solo llevo a
Asia la mitad.

En la época de Alejandro eran curtidos profesionalmente muy bien entrenados, de


modo que cada regimiento tenía una gran maniobrabilidad en el campo de batalla.
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El yunque y el martillo: Alejandro rompía la línea enemiga en un punto preciso, y


mediante un giro, arrollaban de flanco y por la retaguardia las líneas enemigas,
arrojándolas contra las picas de la falange a pie. Este empleo importantes
contingentes de boplitas y peltastas griegos aliados y mercenarios, que combatían con
sus tácticas tradicionales de infantería, que constituían reservas para el centro o
refuerzos para las alas.

A lo largo del 323 al 333 a.c recibió numerosos refuerzos de Macedonia y sufrió
algunas modificaciones en su estructura. Cuando Alejandro murió, había escasez de
macedonios nativos y las unidades comenzaban a rellenarse con orientales, mas por
necesidad que por elección, e incluso se creó una falange oriental, los Epigoni.
Cambiando el carácter del ejército irreversiblemente.

Avanzando sobre el estómago: el ejército macedonio dependía del mando muy


centralizado de Alejandro, que a menudo interfería en cuestiones de detalle, pero sus
mandos era notables que sabían leer y escribir, y contaba con una suerte de estado
mayor de eficaces secretarios e inspectores no combatientes que llevaban registro de
fuerza de cada unidad, control de aprovisionamientos, etc, mientras que las unidades
tenían una cadena de mando muy completa con oficiales y suboficiales que
controlaban su administración.

El ejército no proveía raciones en campaña salvo en casos excepcionales, y se


esperaba que la tropa adquiriera sus víveres de los mercaderes y buhoneros, a
menudos fenicios, que acompañaban al ejército.

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