Por una educación
basada en evidencias
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, in-
volúcrame y lo aprendo. (Benjamin Franklin,
científico, 1706-1790)
L
Ariadna López a manera en que las personas aprendemos,
interaccionamos y nos relacionamos cam-
Margall
IRIF bia y evoluciona constantemente. Los nue-
vos modelos de aprendizaje y de comunicación
social se han visto impregnados de una ola tec-
nológica y educativa revolucionaria práctica-
mente imparable. Los procesos de enseñanza
y aprendizaje en este contexto exigen la puesta
en práctica en la escuela de metodologías peda-
gógicas centradas en el aprendiz y en la perso-
nalización de los aprendizajes, así como en el
desarrollo de competencias para la vida. Esto
implica que el objeto de estudio de la escuela ya
no ha de ser únicamente la acumulación de sa-
beres de las áreas de conocimiento, sino que hay
que poner el foco en la vida, en la adquisición
de habilidades y estrategias para la resolución de
diferentes situaciones prácticas y complejas
de la realidad y en la capacidad para resolverlas de
forma satisfactoria.
Pero ¿cómo conseguir que este cambio de
mirada se canalice en la escuela y el alumnado
pueda preparar su proyecto de vida personal y
profesional del futuro con estas características?
En primer lugar, debemos continuar poniendo
énfasis en la esencia y naturaleza del aprendizaje
en el alumnado y en situarlo como protagonista
de su propio proceso de adquisición de conoci-
mientos, pensando siempre en que uno de los
elementos clave para el aprendizaje es vincularlo
14 dosier graó
a la emoción y a la motivación por aprender. En
segundo lugar, creemos en la necesidad de po-
tenciar procesos de cooperación interdisciplinar.
La integración de saberes y conocimientos en un
mundo que cada vez es más global requiere po-
ner en práctica una coordinación y una colabo-
ración entre los profesionales de la educación que
permita trabajar para que el alumnado pueda te-
ner a su alcance todas las ayudas necesarias para
saber adaptarse a un mundo en constante evolu-
ción. Y, por último, la formación permanente del
profesorado y la apertura de la escuela al entorno
es un elemento esencial para que el alumnado sea
competente para resolver diferentes situaciones
que se encontrará en el futuro.
Todos estos elementos, que a priori se pue-
den considerar como supuestos de opinión, ve-
mos que cada vez son más los estudios científi-
cos que certifican su validez y le aportan rigor.
En la actualidad, contamos ya con un amplio
abanico de investigaciones científicas de todas
las disciplinas que avalan que el cambio de pa-
radigma no se detiene y que aportan luz y so-
luciones que nos permiten a los profesionales
de la educación y la enseñanza adaptarnos y ser
competentes para concretarlas y transferirlas a
la escuela. Básicamente, este hecho se centra en
materializar cuáles son las competencias esen-
ciales que ha de adquirir el alumnado al finali-
zar su escolarización y, por otro lado, analizar
cómo aprendemos las personas para optimizar
procesos y que las competencias, habilidades y
conocimientos que se adquieren se conviertan
en significativos y funcionales.

En el Dosier Graó que tenéis entre las ma-
nos nos hemos propuesto, en esencia, describir
y reflexionar sobre las diferentes investigaciones
científicas existentes sobre cómo aprendemos las
personas y la necesidad de una educación basada
en evidencias que permita establecer e inventariar
diferentes criterios, medidas y consignas que ha de
tener la práctica educativa para preparar al alum-
nado para la construcción de su propio propósito
personal y profesional. Para hacerlo, hemos querido
centrarnos en una serie de ámbitos científicos que
nos ayudarán a concretar prácticas educativas com-
petenciales para tener a nuestro alcance diferentes
estrategias para formar una ciudadanía comprome-
tida con el mundo que nos rodea y con valores y ca-
pacidad para participar activamente en él.
Así pues, los ámbitos científicos tratados
son: las ciencias centradas en el estudio sobre
el aprendizaje y los procesos cognitivos (psi-
cología de la educación y neurociencias), la
perspectiva de las disciplinas instrumentales
(competencias matemáticas, comunicativas y
lingüísticas, experimentales y psicomotrices y ar-
tísticas), la faceta social de la educación (las
competencias sociales y ciudadanas y las com-
petencias transversales) y, finalmente, la pers-
pectiva organizativa del entorno escolar (desde
la didáctica general de los procesos de ense-
ñanza y aprendizaje y la organización escolar).
Estos cuatro ámbitos nos ayudarán a agrupar,
Por una educación basada en evidencias
identificar y establecer sinergias entre las diver-
sas evidencias en educación contrastadas por
estudios científicos y por autores y autoras de
amplio recorrido sobre una educación que pre-
tende formar ciudadanos y ciudadanas en un
mundo que requiere flexibilidad y adaptación
a los cambios y a la incertidumbre. Asimismo,
veremos diferentes experiencias escolares se-
leccionadas de diferentes etapas educativas que
nos muestran que es posible materializar cada
una de las evidencias descritas y llevar a la prác-
tica las propuestas estudiadas, y lo beneficiosas
que pueden ser para el alumnado. También re-
visaremos diferentes instrumentos de análisis
que sirven para analizar la práctica educativa.
Finalmente, contaremos con una miscelánea de
opiniones relacionadas con el tema.
La transformación de la educación involucra
a todos los ámbitos de nuestra vida: el social, el
personal y el profesional. Y, como toda transfor-
mación, los procesos de cambio implican ciertas
revoluciones, reestructuraciones y nuevas orga-
nizaciones que, basadas en criterios científicos
y de prestigio, nos permiten ampliar el conoci-
miento sobre las prácticas que desarrollamos en
el aula, y así aportar criterios para una educación
basada en evidencias científicas y en resultados
contrastados por investigaciones en diferentes
campos de estudio en torno a la pedagogía y la
práctica educativa.•
dosier graó 15