Historia de la música Colombiana I. Asignatura Sociohumnistica.
Clases virtuales. Por: Dr. EDGAR HERNANDO CONTRERAS SANABRIA. REFERENTES HISTÓRICOS DE LA MÚSICA EN AMÉRICA, COLOMBIA Y PAMPLONA
PRIMERA FUSIÓN: (Primer Contacto).
El resultado de una fusión musical, viene a dar otro tipo de cultura musical, si se utilizan elementos tanto de la una como de la otra. Esta fusión que se dio en América después de su descubrimiento hacia el año de 1492, y más tarde hacia el año de 1589 época en que llegaron al territorio que hoy es Colombia, los primeros sacerdotes de la comunidad religiosa “Compañía de Jesús” más conocidos como Los Jesuitas, fue la causante de que se diera este importante proceso, no solo en el área que nos interesa, sino también en diferentes contextos, social, religioso, político, económico, ético, y desde luego cultural. En el caso de nuestra música, la unión de elementos musicales recién llegados a nuestro continente, como melodías, ya cantadas, o interpretadas por algún instrumento musical, ritmos, y otros tipos de armonías muy distintas y complejas, son el resultado de la mezcla entre dos culturas, la aborigen y la Europea; los primeros representados por los aborígenes dueños totalitarios de todo el territorio que posteriormente bautizaran como nuevo mundo, o continente de América, y los segundos representantes de España, protagonistas del descubrimiento por parte del almirante Genovés don Cristóbal Colon, darían el inicio a lo que se llamó Fusión Duétnica. Los regimientos de soldados, militares, y expedicionarios que venían en las tres carabelas, (en el año de 1983, algunos investigadores hablaron de una cuarta embarcación, “ La San Cristina”) y que lograron arribar solo traídos por el viento y con algún tipo de suerte a las costas de una isla llamada Guanahani, fue donde precisamente pisó por primera vez tierra don Cristóbal Colon y sus hombres expedicionarios un viernes 12 de octubre del año 1492; esta isla está ubicada hoy día en las Antillas, concretamente en lo que actualmente conforman las Bahamas, la cual fue bautizada posteriormente como San Salvador. Muy pronto los recién llegados Europeos se dieron cuenta de que la recién descubierta isla estaba habitada por un pueblo de aborígenes, los cuales se hacían llamar como “los LUCAVOS, o también llamados TAINOS de muy buena contextura, y apariencia. Fueron 120 hombres los que arribaron `por primera vez a estos territorios al mando del Genovés Cristóbal Colon, posteriormente se descubrieron otras islas a las cuales se les dio el nombre de “La Española, (hoy día Haití y República Dominicana) y “Juana” las más grande, (la isla de Cuba). No obstante, este primer encuentro entre dos mundos, no es solo el descubrimiento de otro continente; se ha debatido mucho acerca del encuentro de dos culturas, o entre dos culturas, y más adelante de tres culturas, también del comienzo de otra historia, y desde luego de los planteamientos de investigadores, antropólogos sociólogos etnólogos, pero también algunos académicos hablan del fin de una cultura, o exterminio de una enorme cultura muy diferente. La época del descubrimiento se asocia con el momento más restringido que los antropólogos llaman contacto. Vargas Martínez (1991) habla del primer contacto y de los precisos momentos de un encuentro entre dos culturas, sus costumbres, tradiciones, puntos geográficos y sociales, y hasta el reconocimiento personal de ambas partes; pero un encuentro duetnico va más allá; No tiene límites cronológicos. Hay encuentro entre Colón y el pueblo Taíno de las Antillas, y también en Cajamarca entre Atahualpa y Pizarro, y cada vez que una sociedad colonial o republicana se relaciona con otra indígena. En ese momento, cada una de ellas reelabora su visión y concepción acerca del otro. (Centro de Desarrollo educativo CDE, 2005, p. 59) Actualmente se han dado grandes debates por parte de investigadores, académicos, sociólogos, e historiadores en torno al encuentro duetnico o encuentro de dos culturas; los diversos sectores, y estudiosos de la cultura, ven con diferentes posiciones y argumentos respetables este momento como un acontecimiento cumbre en la historia universal, ya que se trata del encuentro entre dos mundos humanos, que no se conocían, y que todo su desarrollo se llevó acabo de manera muy independiente. Se sabe de las consecuencias que afrontaron nuestros antepasados del nuevo mundo, si se tiene en cuenta la enorme cantidad de indígenas asesinados desde el primer encuentro, el fenómeno de la esclavitud, la erradicación casi total de una cultura, y a la introducción de nuevas enfermedades fatales para los nativos, precisamente por la imposición de otra cultura. La música aborigen El presbítero José Perdomo (1975) en su libro “Historia de la música en Colombia”, nos plantea lo difícil que resulta abordar y escribir sobre la música aborigen; “toda civilización deja vestigios en los diversos ramos del arte” (p.26); y se refiere concretamente a construcciones, cerámicas, objetos, armas, instrumentos musicales, orfebrería, y códices literarios, entre otros. Agrega Perdomo (op. cit) que los aborígenes al tocar e interpretar su música con melodías monótonas y repetitivas, y ritmos de tambores, lo hacían con el único fin de agradar a sus dioses, y abordaba temas religiosos y de guerras, así mismo la fertilidad, la agricultura, y su supervivencia. Los miembros de otra cultura no acostumbrados a este tipo de música, la vieran con un poco de curiosidad y asombro; el soldado español conocía la música religiosa dada en Europa, pero también conocía, cantaba y bailaba la otra música, la popular, llamada en la edad media, música de juglares y trovadores, no bien vista ni aceptada por la iglesia católica, la cual usaba para su vida cotidiana, y su esparcimiento. En los primeros meses y días en el nuevo mundo, el español empieza a extrañar esa música cotidiana con otra clase de armonía, y melodía, y contrastada a 20 la que en sus reuniones hacían los indígenas. Los españoles recién llegados se quejaron ante sus autoridades sobre la falta de instrumentos musicales acostumbrados a oír en su lejana patria, y fue por esto que los reyes católicos enviaron a la isla la española algunos instrumentos musicales, entre ellos arpas, para que se alegraran y pasaran el tiempo. (De las casas, 1496) Las investigaciones muestran que todas estas manifestaciones musicales eran trasmitidas de generación en generación, y por tradición. Lamentablemente la mayoría de los cantos indígenas, y sus melodías han sido contaminadas o adulteradas musicalmente, y han perdido su carácter primitivo y su autenticidad, debido en gran manera a la aculturación que han sufrido por parte de otras culturas foráneas. Fue este precisamente el fenómeno de aculturación que ejercieron los españoles al imponer su cultura a los pueblos y comunidades aborígenes en toda américa. El español inicialmente en su contacto con nuestro territorio además de traer sus arcabuces, mosquetes, pólvora, caballos, perros rabiosos, armaduras, lanzas, y enfermedades nuevas, no traían instrumentos musicales propios de la armonía y melodía europea del momento, los únicos instrumentos musicales según las primeras narraciones de los cronistas de la época, son los propios de la condición de militares, estos son clarines, trompetas, sacabuches, y tambores, y desde luego su música marcial con sus fanfarrias las cuales les permitía marchar ordenadamente, costumbre heredada de los moros, pueblo que los dominó por cerca de ochocientos años. Este proceso musical duetnico se dará años más tarde por parte de los religiosos, que llegaron a nuestro continente como excusa para la evangelización y convertimiento de los naturales al cristianismo; al conquistador español solo lo acompaña su arcabuz, su armadura, su espada y su lanza, y su deseo ferviente de hacerse rico si halla su precioso oro, al precio que cueste, y es precisamente esta una de las razones por la cual el español prácticamente con sus tratos crueles e inhumanos hacia los nativos, extermina esta cultura. Destaca Rico (1992) que en Colombia la aniquilación de la cultura primitiva de nuestros antepasados no pasó desapercibido; si bien es cierto, los españoles que llegaron a nuestro territorio, inicialmente no les pasaba por su mente, fundar ciudades ni metrópolis en el nuevo mundo; más bien su interés primordial era el de conquistar los territorios donde se les decía por parte de los aborígenes, con tal de huir de ellos y desviarlos, que existía una ciudad enorme construida de oro sólido “ el dorado”, escondida en lo más recóndito de nuestro territorio; podemos citar el ejemplo de nuestro conquistador y cofundador de la ciudad de Pamplona, quien con sus soldados venidos de pamplona en la Provincia de Navarra en España, y colonizadores años más tarde de toda la provincia de Pamplona, y parte del territorio occidental venezolano, terminase con su vida en el territorio del Amazonas, buscando el tesoro anhelado, tesoro precioso que hasta el día de hoy nadie ha podido encontrar. Nos referimos al capitán Pedro de Úrsua, cofundador del Valle del Espíritu Santo, hoy Pamplona. Ahora bien; los `primeros militares españoles, soldados, conquistadores, que se aventuraron a conquistar nuestros territorios, no les importaba para nada entablar acercamientos culturales con los primitivos americanos, estos por su afán de encontrar oro, acabaron con la mayoría de pueblos indígenas que fueron sacados de sus territorios y obligados a realizar trabajos forzosos en las minas, muchas veces sin las herramientas adecuadas, vestuarios, y desde luego una alimentación pésima, y lógicamente la crueldad con que fueron tratados nuestros antepasados, como ocurrió en nuestra provincia, muchos pueblos indígenas que vivían en tierras cálidas, eran llevados por los encomenderos a trabajar en paramos, como es el caso de las minas de paramo rico donde se encontraron grandes minas de oro y plata, y viceversa, indígenas de tierras frías y paramos, eran llevados a tierras cálidas, donde enfermaban y morían; poco a poco diezmaron la población aborigen de nuestro territorio. LA MÚSICA QUE TRAÍAN LOS RELIGIOSOS Para nuestra investigación afortunadamente, según Rico (1992), hubo un primer religioso que se ocupó de escribir sobre la música de nuestros indígenas Chitareros y del pueblo Chibcha; fue entonces, el franciscano Fray Pedro Simón, quien dejó varias narraciones de tipo científico y crítico, pero con un lenguaje sincero; dio a su trabajo el título de “Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. En cuanto a la música de los Chitareros decía el religioso, que la música de los Indígenas se veía inmersa en todas las actividades agrícolas, siembras y cosechas. Los Chitareros descendiente de la familia Chibcha, y esta a su vez descendientes de la cultura Maya, se caracterizaron por ser un pueblo eminentemente agrícola, herencia de sus antepasados. Nos dice al respecto Fray Simón: “Daban principio al año en la primera luna de enero, con una fiesta especial, porque desde allí a labrar y disponer la tierra, porque es tiempo seco de verano, para que ya estuviese sembrada en menguante de la luna de marzo, que es cuando empiezan las aguas del primer invierno esta tierra, con este motivo se celebraban grandes fiestas mágicas donde se convidaban unos caciques a otros…y hacían se grandes gastos y presentes de oro, y mantas , y de su vino ( chicha), porque todas las fiesta las hacia este, supliendo la falta de comida, pues esta no les daba cuidado como él anduviese en abundancia; hacían se de las manos hombres con mujeres, haciendo corro y cantando canciones ya alegres, ya tristes, en que se referían las grandezas de los mayores…y llevando el compás, al son de sus flautas y fotutos… tenían en medio las múcuras de chicha, de donde iban esforzando a los que cantaban otras indias que estaban dentro del corro, que no se descuidaban de darles de beber, Duraba esto hasta que caían embriagados, y tan excitados a la lujuria con el calor del vino (chicha), que cada hombre y mujer se juntaba con el primero o primera que se encontraba, porque para esto había general licencia de estas fiestas, aún con las mujeres de los caciques.” (Rico 1992, p. 68). Agrega Rico (op. cit) que la música de los indígenas tenía su propio acento musical, su propia armonía, y su propio ritmo, no concebido como los europeos, pero tenían y hacían música, con otros fines más bien manejados por el cosmos, hecho magia y violencia, pero fiel a su propia naturaleza. Es esta música la que el aborigen interpreta en sus sitios de labranza, y donde recoge sus cosechas. GALERIA FOTOGRAFICA LA MISION DE SAN MIGUEL EN PARAGUAY COMO SE NECUENTRA HOY DIA. Imagen 1 Jesuitas en Colombia