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1.

PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS DE LA MATERIA


2. PROPIEDADES QUÍMICAS O Es cualquier propiedad en que la materia cambia
de composición. Cuando se enfrenta una sustancia química a distintos reactivos o
condiciones experimentales puede o no reaccionar con ellos. Las propiedades
químicas se determinan por ensayos químicos y están relacionadas con la
reactividad de las sustancias químicas.
3. Las principales propiedades químicas de la materia son: Oxidación: Es todo
proceso por el cual un átomo o ión cede electrones. Reducción: Es todo proceso
por el cual un átomo o ión gana electrones. Combustión: Es todo proceso de
oxidación rápida que se produce con desprendimiento de calor y, algunas veces,
luz. Esterificación: Es un proceso químico que se da entre un ácido graso y un
alcohol. Hidrólisis: Es un proceso químico que involucra la ruptura de una
molécula o de un compuesto iónico por acción del agua. Saponificación: Es una
hidrólisis de un triglicérido (éster del glicerol) con una base fuerte, a través de la
cual se obtiene un jabón y se recupera el glicerol.
4. PROPIEDADES FÍSICAS O Son observados o medidas, sin requerir ningún
conocimiento de la reactividad o comportamiento químico de la sustancia, sin
alteración ninguna de su composición o naturaleza química.
5. O La principales propiedades físicas de la materia son : O Textura: Es la
capacidad que se determina por medio del tacto donde se percibe la disposición el
espacio de las partículas de un cuerpo. O Elasticidad: Capacidad de los cuerpos
para deformarse cuando se aplica una fuerza y de recuperar su forma original al
quitar la fuerza aplicada. O Dureza: Es la resistencia que pone un material al ser
rayado O Ductilidad: Es la propiedad de los materiales que se pueden hacer hilos
y alambres O Maleabilidad: Es la capacidad de los metales para ser laminas y
poder hacer utensilios de cocina. O Conductibilidad: Es la propiedad física que
presentan algunas sustancias al conducir electricidad y calor O Temperatura: Es la
medida de grado de agitación térmica de las partículas de un cuerpo O Punto de
fusión O Punto de ebullición O Solubilidad: Es la capacidad que tienen las
sustancias de disolverse. O Fragilidad: Es la propiedad física de ciertos cuerpos
de romperse sin que se deforme previamente.

La materia como la conocemos tiene ciertas propiedades que podemos apreciar


cuando algún objeto o material tiene una reacción con una sustancia, al observarlo
o simplemente tocarlo. Estas propiedades nos ayudan a identificar de mejor
manera todo lo que tenemos a nuestro alrededor ya que hay características que
son únicas.

Los distintos tipos de materia se pueden identificar por dos componentes


principales, la composición y sus propiedades. En el caso del primero, se refiere a
los componentes y sus proporciones y en el caso del segundo hablamos de las
cualidades o atributos que distinguen a un material de otro.

Propiedades físicas y químicas de la materia.


Cuando nos referimos a las propiedades de la materia siempre existirán dos tipos
de éstas, las físicas, las cuales no cambian la naturaleza química y las químicas,
las cuales si cambian la naturaleza química.

Las propiedades físicas se pueden medir sin cambiar la composición química de


la sustancia y se pueden percibir usando nuestros sentidos. Además hay que
tomar en cuenta si son intensivas, que no dependen de la cantidad de materia y
siempre serán iguales o extensivas, que si dependen de la cantidad de materia y
cambiaran junto con ésta.

Algunos ejemplos son:

 Volumen. La masa de un cuerpo en un espacio determinado.


 Masa. La porción de materia en un objeto.
 Densidad. Que tan compacta se encuentra la masa en un espacio.
 Punto de ebullición. El cambio de liquido a gas.
 Punto de fusión. El cambio de solido a liquido.

Cuando el agua se congela lo único que sucede es un cambio físico porque la


composición de las moléculas de la sustancia sigue siendo la misma. Lo que
tenemos entonces es un simple cambio de fase y esto es igual en los tres estados
de la materia. Aquí los cambios son reversibles y en general sucede lo mismo
con todas estas propiedades.

Para las propiedades químicas tenemos las reacciones que hacen evidentes las


características de alguna sustancia o material, por lo que identificamos al material
original como un reactivo y al resultado como el producto. Para medirlas hay que
afectar su composición ya que no es suficiente con verlas o tocarlas. Los cambios
químicos de las sustancias resultan en algo completamente diferente ya que los
elementos se reacomodan, generando nuevos compuestos.

Algunos ejemplos son:

 Flamabilidad. La facilidad con la que puede quemarse un objeto.


 Toxicidad. El grado de daño que puede hacer una sustancia.
 Estabilidad química. El estado de menor energía en su entorno.
 Corrosión. El proceso de un objeto al corroerse.
 Oxidación. Cuando un metal se oxida y cambia poco a poco.
Cuando se quema madera u otro material su composición va cambiando poco a
poco hasta que llega un punto en que se transforma en cenizas y del material
original no queda absolutamente nada. Aquí vemos que algunos de estos
cambios no son reversibles y aunque fuera posible regresarlos a su estado
anterior se requiere de más reacciones para lograrlo.

Todas estas propiedades nos ayudan a entender de una mejor forma la materia
porque entre más conozcamos de éstas más sabremos sobre nuestro entorno.
Con este conocimiento se pueden modelar sustancias que en condiciones
extremas sería muy complicado analizar, pero con una simulación se puede
agregar inclusive más variables para su estudio.

El riesgo químico cotidiano

En las últimas décadas, la producción de sustancias químicas aumenta


vertiginosamente, llevándonos a convivir con más de 140000 compuestos tóxicos.
Estos compuestos están presentes en casi todo lo que nos rodea, como los
pesticidas usados en la agricultura, los aditivos y conservantes de la alimentación
industrial, los productos cosméticos, los detergentes, el plástico, la ropa o los
artículos de cocina, entre muchos otros. La producción industrial, junto con la
cultura del consumo en masa, requiere que nos pongamos a pensar sobre cómo
estas sustancias afectan a nuestra salud y si necesitamos afrontar ciertos riesgos.

Se trata de sustancias pensadas por la industria para hacernos la vida más


cómoda, pero la comodidad no suele ser amiga de la salud y la prevención. Un
dato importante es que, del total de la producción, se calcula que apenas el 1% ha
pasado un control que evalúe el riesgo que supone para la salud humana, y aun
así, son comercializados con escasa información.

¿Cómo afectan los productos químicos a nuestra salud?

Principalmente, nos contaminamos a través de la dieta, el aire, el agua y los


tóxicos que se acumulan en los suelos. La mayoría de estas sustancias se
almacenan en la grasa animal (en nuestros tejidos) y siguen siendo tóxicas
durante décadas. Otras actúan como hormonas sintéticas (descriptores
endocrinos) provocando graves problemas de salud, muy difusos en algunos
casos, porque los resultados surgen al cabo del tiempo, incluso muchos años
después. Afectan principalmente al sistema nervioso central (SNC) y al sistema
inmunológico (nuestras defensas). El SNC queda sensibilizado y muestra
diferentes problemas para funcionar y en diferente grado: por ejemplo, se siente
más dolor, se notan mucho más los olores o los ruidos. La hiperactividad, el
Parkinson o el Alzheimer también se han relacionado con la exposición a
sustancias tóxicas, principalmente con los biosidas (que significa «matar la vida»).

Nuestro sistema inmunológico se ve afectado mediante la alteración de nuestras


defensas y dejándonos, por tanto, más vulnerables a cualquier problema de salud.
Mientras tanto, se calcula que el 98% de los cánceres tienen su origen en el uso y
abuso de estas sustancias, tal vez, por cómo sortean nuestras defensas.

En España, entre un 0,5% y un 12% de personas han dejado de tolerar las


sustancias tóxicas cotidianas, desarrollando graves problemas de salud que,
además, en su mayoría no están reconocidos. La forma más habitual de
intoxicación es en pequeñas dosis de mezclas que, de manera inadvertida,
respiramos, comemos y bebemos. Recordemos que respiramos por toda la piel,
no solo por la nariz, por lo que todos nuestros poros están continuamente
absorbiendo el aire que nos rodea. Los compuestos tóxicos se acumulan
formando lo que llamamos «carga tóxica»; cuando esta sobrepasa el límite
aceptable para un ser vivo, empiezan a agravarse las enfermedades ambientales.

Se destaca el aumento de casos de Síndromes de Sensibilización Central (SSC):


Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple, Electro hipersensibilidad, Fibromialgia
o Síndrome de Fatiga Crónica/ Encefalomielitis Mialgia. Constituyen un problema
de salud pública descrito como «epidemias desatendidas» ya que los síntomas
son altamente invalidantes, muy diferentes en cada persona, y el diagnóstico es
muy complejo. Requieren un gran conocimiento en salud ambiental que no está
aún extendido en la salud pública española. Las personas afectadas sufren un
gran impacto en sus vidas porque estos síndromes provocan no solo dolor físico
sino también exclusión social al ser enfermedades muy incómodas para las
industrias. Los casos más extremos de sensibilización electroquímica se conocen
como «personas burbuja.

¿Cómo conservar la salud ambiental?


Ilustracion de Alfredo Bravo

Las personas afectadas por el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM)


nos aportan una valiosa información para la prevención y la atención sanitaria. Sus
experiencias nos demuestran que no necesitamos tantos productos químicos y,
por eso, se recomienda la revisión y sustitución de los productos de limpieza,
higiene, cosmética, etc., que utilizamos en nuestra vida cotidiana.
El tratamiento esencial que necesitan consiste en lo que llamamos «control o
higiene ambiental». Se trata de sustituir los productos de consumo habituales por
los que dan más garantías de salud, siguiendo un proceso de aprendizaje hacia
una forma de consumo consciente. Principalmente, el paso a una dieta a base de
productos ecológicos puede reducir nuestras cargas tóxicas hasta un 80% (somos
lo que comemos).

En salud ambiental tratamos de aplicar el Principio de Precaución que consiste


en que, ante una duda razonable sobre el riesgo de un producto, busquemos otro
que nos dé más garantías. Este principio promueve la producción de artículos
sustitutos innovadores, proporcionando igual comodidad con mayor protección y
seguridad de las personas y el medio ambiente. Este cambio motiva la aparición
de nuevos yacimientos de empleo que fomentan más justicia e igualdad social.
Comprando a pequeños/as productores en lugar de financiar a multinacionales
que no respetan la salud ambiental, facilitamos un cambio económico y social que
favorece nuestra salud y la de nuestros/as vecinos/as.

Por ejemplo, en lugar de usar lejía (que es altamente tóxica e irritante), podemos
fabricar nuestro propio jabón desinfectante con zumo de limón y una cucharada de
bicarbonato. En los últimos años, además, se ha hecho mucho más asequible la
compra de artículos ecológicos que protegen la salud ambiental.

Para facilitar el conocimiento y la prevención en salud ambiental y ecología


práctica, la Red EcoSalud coopera para ofrecer conocimiento y formación. Visita
nuestra web.

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