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Leyendas incas:
El dios sol creo al primer inca Manco Capac y a su hermana y mujer , en la del sol del
lago Titicaca, este les encomendó que fueran y enseñaran las artes de la civilización a los
demás indios que Vivian en la barbarie. Manco Capac llevaba consigo un báculo de oro,
cuando llegara a un lugar fértil en que el báculo se hundiera por completo, allí debía
fundar su ciudad. Otra leyenda dice que eran cuatro hermanos apellidados Ayar y cuatro
hermanas llamadas Mama, habiendo partido de la caverna donde Vivian se toparon con el
fértil valle de Cuzco. En donde tres de los hermanos de Manco Capac se convirtieron en
piedra para que este con sus hermanas como harén fundaran el imperio.
El ayllu:
Esta fue la base de la organización social, el indio nacía formando parte de este y moría
perteneciendo a este mismo. Cada uno de estos ayllu poseía la momia de un antepasado
al cual se le rendía culto. Un ayllu poseía ganado, tierras y agua al que todos sus
miembros tenían derecho siempre y cuando cumplieran obligaciones establecidas entre
los miembros. Cada ayllu manejaba el tamaño de sus tupu (unidad de medida de la
tierra), cada tupu entregado debía ser trabajado para no perder el derecho sobre la tierra.
En la actividad agrícola los miembros del ayllu se ayudaban mutuamente; el hecho de
pertenecer al ayllu les daba derecho a recibir ayuda en el caso que su propia familia
nuclear no fuera suficiente; esta ayuda generalmente se daba en tiempo de cosecha,
siembra o en la construcción de las viviendas de los recién casados; en estos casos
entraba en juego el «principio de reciprocidad» que obligaba a devolver la ayuda
prestada. En el caso del curaca (jefe del «ayllu»), podía pedir ayuda para pastar su
ganado o trabajar la tierra. Éste estaba obligado a brindar comida y chicha a los que lo
ayudasen pero no estaba obligado a devolver la ayuda, por lo cual existía una
reciprocidad asimétrica con éste. En el caso de las tierras comunales, todos los miembros
del ayllu la trabajaban organizados por el «curaca» . La producción de las tierras
comunales era almacenada y redistribuida entre los miembros del ayllu que lo
necesitasen.
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Reciprocidad y redistribución:
La Mita:
La mita era un sistema de trabajo a favor del Estado Imperial del Tahuantinsuyo, donde se
movilizaban multitudes de indígenas a trabajar por turno en labores de construcción de
caminos, puentes, fortalezas, centros administrativos, templos, acueductos, explotación
de minas, etc. Existía una mita para servicios especiales como las labores de cargueros
del Sapa Inca, músicos, chasquis y danzantes, los obligados a cumplir esta labor eran los
adultos hombres casados, más no las mujeres, cuya edad oscilaba entre los 18 y 50 años.
También es el trabajo que se realizaba en obras a favor del ayllu y del Sol, un impuesto en
trabajo y por turno, que tenía por beneficiario al Estado, donde concurrían muchas
familias portando sus propias herramientas y alimento. Las familias participaban en la
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construcción de locales, canales de riego, fortalezas, minas, cultivo de tierras estatales,
así como la ayuda en la chacra de las personas incapacitadas huérfanos y ancianos.
Cuando el ayllu convocaba al trabajo de la mita, pero las personas que no asistían al
trabajo eran expulsados del ayllu y perdían su derecho a la tierra.
Alfarería
Medicina:
El inca y su ciudad
El inca: A estos gobernantes, a los que se atribuía un origen divino, se les suele asociar
los títulos de apu inca y sapa inca: "divino inca" y "único inca", respectivamente .La
"Capac cuna" era la lista oficial de gobernantes de la civilización inca. Se especula que
existieron más gobernantes de los que ésta acepta y que varios fueron borrados de la
historia oficial del imperio por distintos motivos. En total, fueron doce los emperadores
incas. Iniciándose en 1197, año de la fundación del imperio. el inca era objeto de culto y
de adoración. Considerado un ser sagrado sacralizaba a su vez todo aquello que entraba
en contacto con él. Como hijo del Sol (intichuri), entre sus atributos se encontraba el ser
mediador entre el mundo divino y humano. Por lo general no se dejaba ver por la gente y
debía ser conducido siempre en andas, pues si su poder entraba en contacto con la tierra
podía producir catástrofes, por la energía que de él emanaba. Si a alguien se le permitía
acercarse, tenía que hacerlo descalzo y con una carga simbólica en la espalda como
signo de sumisión, no podía mirarle nunca de frente. Se consideraba que al morir su
destino era morar con su padre el Sol. La panaca que él había formado al asumir el cargo
de inca, debía responsabilizarse del cuidado y culto de su momia, así como de la
administración de sus bienes.
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1380 - ~1400: Yáhuar Huácac
1400 - 1438: Viracocha Inca
1438 - 1471: Pachacútec
1471 - 1493: Túpac Yupanqui
1493 - 1525: Huayna Cápac
1525 - 1532: Huáscar
1532 - 1533: Atahualpa
Panteón
La andina prehispánica era animista, perfilaba a los astros y a los grandes hechos y
fenómenos geográficos como deidades en sí mismas. El único dios en sentido pleno de la
palabra, fue Viracocha, el dios creador. Otras deidades importantes eran el sol, la luna
(Mama Quilla) protectora de las mujeres, la tierra (Pacha Mama) de la fertilidad agrícola, y
el rayo (Illapa) trinidad del rayo, trueno y relámpago, dios de la batalla.
Viracocha era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro del Mundo.
En realidad fue la primera divinidad de los antiguos peruanos, a saber, los habitantes de
Caral, Chavín, Huari y especialmente los tahuanacotas, que provenían del Lago Titicaca.
El culto al dios creador supuso un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba
destinado solo a la nobleza.
Viracocha al igual que otros dioses, fue un dios nómada. Según los mitos, surgió de las
aguas, y creó el cielo y la tierra. Tenía un compañero alado, el Pájaro Inti, una especie de
pájaro mago, sabedor de la actualidad y del futuro. Este pájaro mago, no es otro que el
Corequenque de las tradiciones orales, el picaflor de oro, mensajero de los dioses, cuyas
plumas servían para la mascaypacha o corona del emperador Inca.
Mama Quilla (en quechua: Mama Quilla, Madre Luna) era hermana, madre y esposa de
Inti; también era considerada madre del firmamento. De ella se tenía una estatua en el
Templo del Sol, en el que una orden de sacerdotisas le rendía culto.
Los incas celebraban en su honor una gran fiesta denominada Coya Raymi Naturalmente,
a la diosa Mama Quilla estaba adscrito el fervor religioso de las mujeres, y ellas eran
quienes formaban el núcleo de sus fieles seguidoras, ya que nadie mejor que la diosa
Mama Quilla podía comprender sus deseos y temores, y darles el amparo buscado.
La Pacha Mama (en quechua: Pacha Mama, Madre Tierra o Madre Cósmica) La fuente
femenina de la que proviene todo el mundo material, el sustento de toda la naturaleza y
toda la realidad.
Pachamanca (en quechua: Pachakamaq, Soberano del mundo) era una re-edición de
Viracocha, el cual era venerado en la Costa Central del Imperio inca. Era conocido como
el dios de los temblores, y su culto hizo un aparente sincretismo con el actual Señor de los
Milagros, el cual - según la historiadora María Rowstoroski - tiene rasgos de este antiguo
dios pagano.
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La Mama Sara (en quechua: Mama Sara, Maíz Madre) era la Madre Maíz o del alimento,
la más importante de las conopas (representaciones religiosas) de los alimentos junto con
la coca y papa.
La Mama Cocha (en quechua: Mama Qucha, Mar Madre), era una diosa a quien se le
rendía culto para calmar las aguas bravas y para la buena pesca. Era la deidad que
representaba todo lo que era femenino.
Aparte del gran Viracocha y su corte terrenal de Amautas, o sabios y primeros sacerdotes
y administradores, el segundo cordón de clérigos, la nobleza militar y los ayllus o gremios,
regidos hasta en su más mínimo movimiento por la ley del Inca, el pueblo llano tenía su
panteón con otros dioses menores, a los que probablemente le resultaba más sencillo y
cercano dirigirse en busca de favores y soluciones. La estrella rizada o de la mañana
acompañaba al Sol, al igual que Llapa, dios del trueno y la batalla, como la imagen de la
estrella de oro, la de la tarde, Venus o Chaska, hacía su guardia junto a la Luna; y
Chuychú, el bello arco iris estaba por debajo de ambos grandes dioses. El arco iris fue
luego elevado a dios de los nobles debido a que representaba la belleza que estaba
reservada para los nobles Las constelaciones de la copa de la coca (Kuka Manka) era
una constelación que cuidaba de las hierbas mágicas, como la constelación de la copa de
maíz (Sara Manca) lo hacía con los alimentos vegetales, y la del jaguar (Chinchay) se
encargaba de los felinos.
Los sacrificios
El calendario incaico se regía por los ciclos lunares, cada ciclo era acompañado de una
fiesta. Existían fiestas de carácter regional y otras se festejaban en todo el territorio. Las
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fiestas del Cusco eran presididas por el Inca, las fiestas en otros lugares del
Tahuantinsuyo las dirigía un representante del Inca.
Todas las fiestas eran multitudinarias pero en el Cusco las más importantes fueron el Inti
Raymi (solsticio de invierno) y el Capac Raymi (solsticio de verano), dedicadas al inti y al
Inca respectivamente. Durante estas fiestas las panucas cusqueñas sacaban a las
momias y se las paseaba en procesiones por el Cusco, acompañados de música y
danzas; luego de esto se representaban teatralmente escenas históricas.
En el caso del «Inti Raymi» o «Fiesta del sol» (traducido al español), era una fiesta
extendida en gran parte del Tahuantinsuyo; durante esta fiesta la población en general
estaba prohibida de beber chicha, comer sal, ají y tener relaciones sexuales. En el Cusco
la fiesta la presidía el Inca y asistían los curacas de las diversas etnias existentes en el
Tahuantinsuyo, esta ocasión también era tomada para que los curacas rindan cuentas
sobre las mitas cumplidas por sus pueblos.
Morir, para los pobladores del Tahuantinsuyo, representaba un viaje de una vida a otra
vida. Ese viaje era difícil y necesitaba ayuda; el camaqen o espíritu del difunto necesitaba
de un perro negro, que según la creencia podía ver en la oscuridad de ese camino y podía
guiarlo. El otro mundo variaba en ubicación según las etnias, algunos creían que estaban
en las cumbres nevadas, otros que estaban en campos floridos. Se tenía la creencia de
que en el otro mundo los seres humanos continuaban agrupándose en ayllus, y de que
por ser tan grande el número de difuntos el espacio y las tierras de cultivo eran
insuficientes, por esa razón enviaban al difunto con objetos que satisficieran sus
necesidades.