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explotadas. Intento brutalmente aplastado con apoyo de EE. UU.

¿Qué es el Ser Nacional? ¿Qué es el ser


Empero, la actual situación iberoamericana la 'crisis argentina,
Págs. 5-38 uruguaya, colombiana, venezolana, los proyectos antiimperialis- nacional?
tas de Cuba, Perú, Chile y al parecer, del Ecuador anuncian la
Advertencia A La II Edición victoria final de nuestros pueblos y la necesidad de unificarnos Hernandez Arregui
en una gran confederación nacional, política y militar en marcha
La aparición reciente en el Brasil de este libro, traducido al por- mundial hacia el socialismo, pues tal cual lo ha anticipado Juan
tugués por Braulio Ribeiro, en la Serie de Estudios Sôbre o Brasil Domingo Perón, el fin de este siglo nos encontrará "unidos o
e a América Latina, bajo la dirección de Moacyr Felix, de la Edito- dominados".
rial Paz e Terra, de Río de Janeiro (1971) decidió esta segunda
edición en castellano. De acuerdo a un principio expuesto en J. J. H. A.
otros libros míos, esta versión que el lector tiene a la vista, es Mayo, 1972
exactamente igual a la primera, salvo en el reemplazo, cada vez
que lo he estimado necesario, del falso concepto de América lati-
na, un término creado en Europa y utilizado desde entonces por Advertencia Para La III Edición
EE. UU., con relación a estos países, y que disfraza una de las
tantas formas de la colonización mental. No somos latinoameri- Uno de los temas fundamentales de este libro es la unidad de
canos. He explicado ampliamente, en otros trabajos, y en éste iberoamérica. En determinados períodos de la Historia ciertas
mismo, los orígenes y la confusión concomitante que significa ideas resurgen con inusitado vigor y revelan que han entrado en
hablar de América latina con relación a estas tierras. Diversos la esfera de la realidad, esto es, que han madurado las condicio-
términos han sido propuestos sin éxito para sustituir al de Amé- nes históricas para su efectuación. Tal acontece con el viejo sen-
rica latina: Indoamérica, Eurindia, Amerindia, etc. Ninguno se ha timiento de la unificación de la parte sur del hemisferio, cuyos
impuesto. A mi juicio, pienso que Indoiberia es el vocablo justo pueblos, divididos por las potencias extranjeras, en especial por
en el doble sentido de la cronología histórica y de la Cultura. Pe- Inglaterra, después de la disolución del Imperio Español en Amé-
ro es por ahora nuevo, exige fatigosas explicaciones culturales e rica, durante el siglo XIX, cayeron en la fracturación y la depen-
históricas y, por tanto, suena a exótico a pesar de unir adecuada- dencia. La crisis del imperialismo apareja al mismo tiempo, la era
mente, como queda apuntado, la cronología tanto como la fusión de los países del Tercer Mundo. El despertar de África y de Asia
cultural de razas y culturas de las grandes civilizaciones preco- tiene el mismo significado que el de iberoamérica sobre bases
lombinas y europea traídas, esta última, por Espana y Portugal. geográficas, históricas, culturales y lingüísticas propias que la
perfilan ya como gran potencia mundial del porvenir.
He preferido por ello, sin descartar totalmente el término América
latina que los colonizadores europeos posteriores de los siglos J. J. H. A.
XIX y XX lograron imponer, no sin asociarlo a un dejo desdeño- Buenos Aires, 1973
so, utilizar con preferencia, las denominaciones más acordes de
América Hispánica o Hispanoamérica, y cuando se hace referen-
cia al Brasil, hablo de América Ibérica o Iberoamérica. Prologo

Y a propósito del Brasil. El lector no debe olvidar que la primera Este libro se explica por la actual situación de la Argentina. He
edición de este libro apareció en 1963, cuando en Brasil gober- vacilado en lanzarlo a la calle y, finalmente, cedido por el para mí
naba Joao Goulart en un ensayo de acercamiento a las masas honroso deseo que en su publicación denotasen estudiantes uni- UNTREF VIRTUAL | 1
versitarios y públicos diversos del interior del país. Quizá, por lógicamente, en la Facultad de Derecho de la Universidad
tales motivos, convenga hacer brevemente su historia, a fin de Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa Fe, invitado por una ¿Qué es el ser
justificar su existencia en librerías. El bosquejo del trabajo fue agrupación de estudiantes peronistas pertenecientes a la Confe- nacional?
una conferencia leída en 1961 con el mismo nombre: ¿Qué es el deración General Universitaria. El efusivo interés que la misma
ser nacional?, bajo los auspicios del Movimiento de Estudiantes despertó, el breve debate final, altamente conceptuoso para mi Hernandez Arregui
Reformistas de la Universidad Nacional del Nordeste, en la ciu- persona, las conversaciones posteriores con los estudiantes y el
dad de Resistencia. Un público heterogéneo y atento, con pre- requerimiento expresado por su publicación me convencieron, al
sencia de obreros, estudiantes y diversos grupos ideológicos, fin, de la posible utilidad de la conferencia ampliada en libro. Así
fue el primer indicio de que el tema interesaba. Desde ese año, nació este trabajo, que no me contenta.
la conferencia fue tomando dimensión, siempre sobre la idea
central originaria, y me convenció de la riqueza del tema. Unos
meses después fue leída, ante un público muy vasto y dividida II
en dos disertaciones en la Facultad de Ciencias Económicas de
la Universidad Nacional de Tucumán. Aunque totalmente alejado Me deja descontento, en efecto, pues ya terminado tiene múlti-
de la enseñanza universitaria, dadas las condiciones políticas ples defectos. El primero de todos, porque no es más que una
imperantes en el país, mi estada en la ciudad de Tucumán me introducción al problema. Tuve la intención de olvidar un poco a
puso nuevamente en contacto con los estudiantes, con los cua- mi país y hacer un libro iberoamericano. Las causas de este fra-
les mantuve un intenso intercambio de ideas, exigido por ellos caso son varias y de naturaleza distinta, entre ellas, algunas pre-
mismos, y que me sirvió para precisar conceptos sobre el esta- ocupaciones personales que me privaron de la necesaria tran-
do de la opinión estudiantil con relación al problema nacional. quilidad intelectual, la vastedad del temario y, por último, la falta
Fue una experiencia fecunda pero que, además, me persuadió, de una bibliografía exhaustiva, me llevaron paradójicamente a
a pesar del cortés y respetuoso público que asistió a las pláticas, suprimir casi la mitad de los originales, pues no estaba seguro de
y del auspicioso acogimiento, casi diría entusiasta, con que fue- la seriedad de algunas tesis y del valor de la documentación édita
ron recibidas, que sus ideas centrales no habían sido íntegra- utilizada. Así, lo que en los comienzos era un proyecto ambicio-
mente comprendidas, y no por falta de interés o capacidad de los so, quedó en un libro común, casi diría un largo ensayo. Y hasta
estudiantes, sino por las deficientes orientaciones que en el or- desaliñado. La conclusión a que he llegado es que el tenia de la
den histórico y filosófico guían la enseñanza superior en la Ar- América Hispánica desborda a un solo escritor, y debe ser, dadas
gentina. De estas cosas se habla también en este libro. Sin em- las actuales condiciones del continente, tarea de equipos univer-
bargo, la más grata sorpresa del autor fue la reacción de una sitarios coordinados de los diversos países iberoamericanos. Y
provincia profundamente argentina -Santiago del Estero- ante la esto sólo se logrará cuando las universidades estén al servicio de
conferencia. Un auditorio inusual para una ciudad pequeña, en el sus países y no del coloniaje, corno pasa hasta ahora, al menos
que estuvieron representadas las más diversas tendencias, cosa en la Argentina. Al primer traspiés de la idea inicial, se agregó un
difícil de lograr en provincias chicas -peronistas, radicales, nacio- hecho que espero sea comprendido. La dramática situación ac-
nalistas, gente de izquierda- recibió mis palabras con tal fervor tual de la Argentina fue más fuerte que mi voluntad, e insensible-
nacional a pesar de mis ideas en tantos sentidos consideradas mente, el tema nacional fue dominando a todos los demás, que si
extremas, que no puedo menos de recordar a la distancia con bien no se diluyeron totalmente, pasaron a segundo término. Si
gratitud la adhesión de ese público provinciano. Y una vez más tales tenlas accesorios vinculados a la América Ibérica, a pesar de
confirmé mi certeza de que el país verdadero está en las provin- su exigüidad, sirviesen de aliciente preliminar a otros estudiosos,
cias más humildes. En 1962 fue leída, también ante un público vería compensado el escaso valor y limitaciones de este libro.
poco común en reuniones de este tipo, y muy diversificado ideo- UNTREF VIRTUAL | 2
Una de las cosas que tal vez llame la atención es el título del tra- car mi vida. Son, por otra parte, contingencias de la lucha. Pero
bajo. Sin embargo, el hecho de que aparezca corto una interro- si estas cosas inevitables se comprenden en los enemigos políti- ¿Qué es el ser
gación, indica que rechazamos el concepto "ser nacional" corno cos, carecen de justificación en aquellos que, en una curiosa nacional?
inapropiado. En el primer capítulo se esclarece la cuestión y se transposición, al refregar de su pasado mental, son influidos
determina estrictamente en qué medida puede ser utilizado por directamente en sus trabajos, en sus ideas, por los escritores de Hernandez Arregui
pura economía del pensamiento y nada más. De allí que, fuera la línea nacional, y luego de repetir mal lo que otros han dicho
de ese primer capítulo, la expresión "ser nacional" se usa pocas bien, los atacan y deforman cayendo así en el peor de los frau-
veces en los siguientes, y siempre como un término puesto entre des morales. Las ideas sólo sirven para difundirse. Y si no de na-
paréntesis mentales. da valen. No se trata; pues, de una prioridad. Nadie es original.
Todos le deben algo a alguien. Pero seamos probos. Las influen-
No he podido dejar de lado la polémica. Y sé las críticas que li- cias hay que confesarlas, las ideas ajenas no hay que deformar-
bros del tono de éste promueven en ciertos grupos intelectuales las, sino mejorarlas, o por lo menos, asimilarlas con veracidad.
pulidos y "ecuánimes", que se colocan el gorro plateado de las
ideas sin acento y de la bondad nazarena frente a los adversa- Vuelvo, pues, en este trabajo, que espero sea el último de este
rios. Esto es una hipocresía. Nada más fácil para un escritor con tipo, al tono polémico, a ciertas violencias verbales. Pero como
oficio literario que manejar cualquier estilo. Yo también lo he he- se ha dicho, la tan mentada objetividad del pensamiento no es
cho en épocas serenas. Mucho más difícil es un estilo honrado. tal, sino tina cuestión de estilo literario. Mejor, de carencia de esti-
Hasta mi venerado maestro Rodolfo Mondolfo, aunque por cau- lo literario. Quizá, en los momentos críticos de un país, los úni-
sas comprensibles en un europeo, y con la elevación de su ilus- cos libros objetivos son aquellos escritos con la sangre caliente
tre ancianidad, dudó de la dureza de los juicios formulados en mi y la mente fría que los hace neutros a toda pasión innoble. Eso
libro "La Formación de la Conciencia Nacional'. Al respecto debo son mis libros. Y en mi ánimo no cabe la ofensa sino un indecli-
decir lo siguiente: lo que se llama ponderación de juicio, consi- nable amor a la verdad.
deración a la opiniones del prójimo, espíritu crítico equilibrado,
en los tiempos tempestuosos de una nación, son con frecuencia
evasivas de parte de los intelectuales nativos para no afrontar III
responsabilidades, la forma cómoda y nirvánica de no compro-
meterse y evitar los odios contumaces que provocan escritos Debo pedir disculpas a los lectores que han leído mis libros ante-
cuyo único compromiso es la fidelidad al país. Conozco en mi riores, Imperialismo y cultura y La formación de la conciencia
propia persona las dificultades de esta lucha. Pero si alguna dig- nacional, pues están agotados y no pienso, por ahora, reeditar-
nidad tiene la inteligencia nacional, debe afirmarse en el amor a los. Los considero de circunstancias, hijos de la discusión que
la patria y en la fortaleza para soportar silencios, calumnias y sacude al país, empequeñecidos por la mención de personas
hasta cárcel. Todo esto es chico porque la patria es grande. He vivas, y en lo esencial, carentes de permanencia. Han cumplido
elegido un destino y no me apartaré de él. La influencia que mis una misión. Y aunque no los estimo como expresiones intelec-
libros han ejercido no me halaga. Carezco de vanidades. Pero tuales severas, el hecho de que pese al mortal silencio de la críti-
no soy un hombre humilde. Esta influencia no es mía, sino crea- ca colonial, hayan corrido y gravitado, me demuestra que no han
da por el propios país. Y la aparente rispidez de mis juicios no sido inútiles. Esta digresión viene, pues aquí y era inevitable -da-
está dirigida a individuos, sino a lo que ellos y sus grupos, con da la índole del trabajo- se reiteran algunos conceptos desarro-
frecuencia poderosos y organizados, representan. Es el único llados en esos libros anteriores. Sin embargo, en todos los ca-
mérito que me asigno y con ello refuto a los que han desvirtua- sos, se ha tratado de mostrar nuevos aspectos y, en suma, ahon-
do mis ideas, incluso mis orígenes ideológicos, al no poder ata- dar en los mismos. Para los que no conocen esos libros, esto UNTREF VIRTUAL | 3
quizá sea ventajoso, pues se evitarán leerlos. Me refiero espe- nas de sus ideas a la realidad argentina. Cumplo así con un de-
cialmente a los problemas de la "intelligentzia", de las clases ber de honestidad intelectual. ¿Qué es el ser
medias colonizadas, y de la alienación cultural, teoría hegeliana- nacional?
marxista, esta última de la que se oye hablar con tanta frecuen- También aprovecho aquí para refutar una crítica que se me ha
cia como pedantería, pero que nunca se ha aplicado correcta- formulado: la ausencia en mis libros de notas al pie de página Hernandez Arregui
mente a una realidad colonial. En tal sentido, creo haber sido el con la nómina de autores y obras consultados. Si no lo he hecho,
primero que lo ha hecho en mi libro Imperialismo y cultura, con no es porque ignore la técnica, que justamente he ensenado a
la originalidad de que los titulados "marxistas" no entendieron varias promociones de estudiantes universitarios, sino porque -y
nada. Lo cual prueba que el tal "marxismo" en la Argentina no era sépanlo estos caballeros que confunden la crítica con la cacería
más que una de las formas de esa alienación cultural del colo- de pulgas- mis libros no son de investigación sino de lucha. Las
niaje. Así, un fecundo método de investigación que influye en to- verificaciones de este tipo, cuando los autores y bibliografía son
das las esferas del conocimiento desde las ciencias de la natura- conocidos y no responden, por tanto, a obras extranjeras, piezas
leza a las históricas -en la biología, las matemáticas, la etnología bibliográficas raras o a la labor de archivo, son mera petulancia
y la antropología social, en la física, en la filosofía, en la lógica, en que, además, sólo sirven para aflojarle la nuca al lector inocente.
la psicología, en la teoría del conocimiento, en la sociología y la Por otra parte, cambio mil llamadas a pie de página por una idea.
historia y, de más decirlo, en la economía política-, ha caído en la
Argentina en un descrédito indigno de su valor científico. Espero Y hablando de ideas. A las ideas de izquierda no hay que tener-
que este libro contribuya en algo a aclarar las cosas, sobre todo en les miedo. Lo esencial es que sirvan a la causa de la liberación
la gente joven, que se interesa no sólo por la metodología, sino por nacional. Muchos motivos explican esta prevención de la deno-
su correcta aplicación a la cuestión nacional. minada línea nacional hacia el pensamiento de izquierda. Y el
mayor es, sin duda, el papel que las izquierdas han jugado en la
Argentina al servicio de intereses extranjeros. A esta crítica de las
IV izquierdas, creo haber contribuido algo en vais libros, con la pe-
culiaridad de que la misma ha partido de una consideración
Al suprimir, como ya se ha establecido, una gran cantidad de ma- nacional del problema sin ceder un ápice en mis convicciones
terial, me he visto obligado a reducir las pruebas ofrecidas a un ideológicas. De ahí la eficacia de tal crítica. Tengo, pues, derecho
mínimo. Es así como he dejado de lado infinidad de testimonios. a hablar. Pero del fracaso de las izquierdas en la Argentina con
He utilizado -y hasta abusado- para explicar el cambio de la con- relación al pasado, no puede deducirse en modo alguno que
ciencia histórica de la América Hispánica frente al imperialismo, esas izquierdas izo se nacionalicen. Al revés -y aunque esto
a dos poetas de nuestras tierras, una, porque son representati- encone a los ultramontanos-es en gran parte gracias a la crítica
vos -aunque no únicos-, y otra, por hondamente americanos al de la "izquierda nacional" surgida con la caída de Perón, que en
margen de casilleros políticos. Me refiero a Rubén Darío y Nico- el orden ideológico esas izquierdas a ver metecas mentales,
lás Guillén. Las citas a ellos referidas, en todos los casos, tienen asisten hoy a un fecundo viraje hacia el país. Y lo que interesa es
valor de documentos históricos al lado de su calidad poética. Y el país. No los prejuicios ideológicos de las sectas. Es sobre todo
en tal sentido histórico son manejados. También quiero recordar la juventud de izquierda la que asiste a esa nacionalización ideo-
al escritor boliviano Carlos Montenegro, fallecido en nuestro país, lógica, y negar este hecho, o verlo con temor, izo es más gire
de cuyos libros poco conocidos, he tomado algunas informa- urna manera del reaccionarismo político. Y por último, libros del
ciones, y al sociólogo brasileño Alvaro Vieira Pinto, autor de la orden de éste sólo pueden surgir como efecto de la lucha patrióti-
obra Consciencia e realidade nacional (Ministério Da Eduçao e ca por la liberación histórica que Iza dejado corno herencia el
Cultura), que tuvo la gentileza de hacerme llegar, y que vino peronismo, ese gigantesco movimiento nacional de masas, al UNTREF VIRTUAL | 4

tarde a mis manos, aunque alcancé a aplicar fugazmente algu- cual pertenezco.
J. J. H. A.
"Ser nacional", patria, comunidad nacional
Capítulo 1. Sobre El Concepto ¿Qué es el ser
"Ser Nacional" Antes de proceder al análisis factorial es ventajoso acercarnos al nacional?
tema, sustituyendo la idea de "ser nacional" por otra más limita-
"El pasado es sabido; el presente, conocido; el futuro, vislumbrado." da y comprensiva. Al obrar así, intuimos que la palabra "patria" - Hernandez Arregui
Schelling al menos desde el punto de vista emocional- expresa aproxi-
madamente lo mismo.
En los últimos tiempos se oye hablar en la Argentina del "ser na-
cional". Ahora bien, cuando un concepto es manejado por corrien- El "ser nacional", en esta primera reducción de la esfera todavía
tes ideológicas contrapuestas, el mismo es una metáfora o uno mal delimitada del concepto, es la patria. Pero también el con-
de esos recursos abusivos del lenguaje, que más que una des- cepto "patria" es muy genérico. Todos sabemos lo que queremos
cripción rigurosa del objeto mentado, tiende a expresar un sen- decir cuando hablamos de la patria. Mas la dificultad empieza
timiento confuso de la realidad. Y en efecto, cuando oímos hablar cuando queremos racionalizar el sentimiento patriótico. La patria
del "ser nacional" nos asalta la sospecha que tal concepto aloja es un concepto poliédrico, no es primario. Es una categoría histó-
un núcleo irracional, no desintegrado en sus partes constitutivas. rica. El primer reclamo, por tanto, al tentar la aprehensión del "ser
nacional", al romper su corteza formal para apresar su nódulo
Es necesario, pues, analizar metodológicamente, el concepto de vital, es sumergirnos en el mundo histórico, en cuyo seno, al fun-
"ser nacional" para establecer si contiene elementos concretos, dirse el concepto puro con la realidad, el "ser nacional" empieza
si se ajusta a alguna realidad o es una ficción mental. La exigen- a desplegarse ante nosotros, no como un tropo literario, sino
cia de un examen del concepto es determinada por el hecho de como actividad social viviente y desgarrada. La patria, junto con
que términos genéricos como éste, proponen en forma delibera- otras notas específicas, es una categoría histórico- temporal ex-
da o no la creencia en una especie de ente metafísico flotando perimentada como la "posesión en común de una herencia de
más allá del individuo y la sociedad. Espiritualismo dudoso que recuerdos". Ahora bien, sólo el hombre es capaz de recuerdos.
consiente toda clase de desviaciones reaccionarias, o en el me- De modo que la patria, de un lado, es un hecho psicológico vivi-
nor de los casos, de escamoteos pseudofilosóficos. Es preciso, do como experiencia individual, y del otro, un hecho social, en
entonces, desnudar al "ser nacional" de sus pretendidas conno- tanto conciencia colectiva de un destino. Pero como dijera Na-
taciones ontológicas, de su brumosidad irracionalista. El concep- poleón: "El destino es la política".
to "ser nacional" es, en primer término, un concepto general y
sintético, compuesto por una pluralidad de subconceptos subor- Ya entrevemos, con esta inicial corrección de la mira, que el "ser
dinados y relacionados entre sí. En consecuencia, debemos ave- nacional" en tanto patria, hace referencia a una comunidad de
riguar si tal concepto abstracto tiene un correlato objetivo, a fin hombres. El "ser nacional" es al mismo tiempo un pueblo cultu-
de resolverlo en sus componentes verdaderos. En definitiva, el ral o comunidad nacional de cultura. Pero explorando el concep-
concepto "ser nacional" debe ser sometido a lo que en sociología to de "comunidad nacional", menos rico, más cercano a nuestras
se llama análisis factorial, consistente en la descomposición de actividades prácticas, comprobamos que el mismo engloba múlti-
sus factores reales -geográficos, tecnológicos, histórico-cultura- ples y contrapuestos elementos constitutivos, no demarcables de
les, etcétera-, cuya totalidad material agota el contenido formal primera intención. Por tanto, debemos taladrar la textura de esos
del concepto. De lo contrario, hablar del "ser nacional" sin decir elementos formativos del "ser nacional", de la patria, de la comu-
en qué consiste, aparte de los equívocos apuntados, es pura nidad nacional.
esterilidad del pensamiento.
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El concepto de comunidad nacional tiende a desplegarse en el En suma, la comunidad nacional de cultura, es una multiplicidad
más comprensivo de "nación". La nación, realidad jurídica circun- de tensiones congéneres y antagonistas, cual los músculos del ¿Qué es el ser
scripta en el espacio y en el tiempo, con una estructura política animal, que se expresan, según las clases sociales, como con- nacional?
propia, no es un ente fuera de la experiencia histórica. La nación cepciones divergentes de la cuestión nacional.
es dato definible, pues sin territorio no hay nación, e institucional, Hernandez Arregui
pues sin normas sociales aceptadas por el grupo no hay vida En la base, pues, del "ser nacional" se encuentran las clases
social, y un hecho histórico, con su génesis y desarrollo, pues sociales, y dado que la actividad del hombre en comunidad es un
expresa el origen y permanencia en el tiempo del grupo institu- proceso que se anuda en las tempestades de la vida colectiva, el
cionalizado, de la continuidad de las generaciones cuyos frutos "ser nacional" manifiesta su diversidad, en la lucha política de
se mantienen lozanos en el recuerdo de los vivos sobre el una nación, ya que la política es la actividad práctica del hombre
reposo y legado de los muertos, en primer término, por la lengua, histórico, del hombre vivo, a través de las clases sociales contra-
"existencia y sangre del espíritu", y además, por la aprobación puestas entre sí. Y como "las relaciones entre las clases según
supraindividual de parecidos valores, pasados y presentes, con Hubert Lagardelle son relaciones de fuerza", en las grandes cri-
los cuales la comunidad nacional se reconoce a sí misma como sis de una nación, cada clase concebirá la realidad nacional
unidad de cultura. desde perspectivas diferentes. El concepto mental invertebrado,
huérfano de contenido, comienza a mostrarnos su pulpa, a im-
En estas sucesivas reducciones del concepto, vemos que el "ser pregnarse de vida histórica.. El "ser nacional" emerge ahora,
nacional" es el proceso de la interacción acción humana, surgi- como la comunidad escindida, en desarrollo y en discordia, co-
do de un suelo y de un devenir histórico, con sus creaciones es- mo proceso en movimiento, no como substancialismo de la idea,
pirituales propias lingüísticas, técnicas, jurídicas, religiosas, ar- sino como una contrastación, velada o abierta, de las clases
tísticas, o sea, el "ser nacional" viene a decir cultura nacional. actuantes dentro de la comunidad nacional, no como nostalgia
por los panteones y ornatos de la historia, no como paz, sino
como guerra. El "ser nacional", en última instancia, pugna por
"Ser nacional " y cultura cimentarse sobre las oposiciones de las clases sociales que
luchan por el poder político. En síntesis, el "ser nacional" no es
Empero, el concepto de cultura es de una extrema complejidad. uno sino múltiple.
El "ser nacional" se expresa como cultura nacional. ¿Pero qué es
la Cultura? En su definición más escueta luego se ahonda en la
cuestión es el conjunto de bienes materiales y espirituales pro- El "ser nacional" y la cuestión colonial
ducidos por un grupo humano, y que da forma a la coexistencia
y coetaneidad de una comunidad nacional, más o menos homo- El problema no está agotado. Ninguna nación es autónoma. La
génea en su caracterización psíquica frente a otras comunida- técnica ha achicado el planeta, comprimido la geografía y copu-
des. Mas la comunidad de cultura de un pueblo, asentado en una lado los contactos económicos y culturales de los pueblos. Esta
determinada área geográfica, si bien muestra en su taxonomía, transformación formidable del mundo y de la vida no es apacible.
rasgos externos que individualizan a ese pueblo como distinto a En la era del imperialismo, inaugurada durante el siglo XIX, y a
otros, no es uniforme en su internidad. Dentro de toda comuni- cuyo tramonto y cercano incendio asistimos, hay naciones pode-
dad nacional, se comprueban divisiones económicas, vallas cul- rosas y naciones débiles, metrópolis y colonias. O como dijera
turales, puntos de osificación que aíslan a las clases sociales, Manuel Ugarte, "unos pueblos viven en mayúscula y otros mue-
tanto como ramificaciones convergentes que las acercan o sepa- ren en minúscula". De acuerdo a la categoría a que se pertenez-
ran al compás de las luchas internas y las presiones externas. ca, el "ser nacional", la patria, la comunidad nacional, la cultura UNTREF VIRTUAL | 6
nacional, a través de las clases sociales en tensión, tiende a re- Definición del "ser nacional"
fractarse de modo distinto en un país dominante que en un país ¿Qué es el ser
dominado. Así, el rasgo contradictorio principal del "ser nacio- A través de las sucesivas reducciones operadas en el concepto, nacional?
nal", en los países uncidos a la órbita de las grandes potencias vemos que el "ser nacional" no es una categoría reseca del es-
mundiales, es en determinadas clases, como proyección mental píritu. Es un hecho político vivo empernado por múltiples factores Hernandez Arregui
del imperialismo sobre las colonias, el sojuzgamiento acatado naturales, históricos y psíquicos, a la conciencia histórica de, un
del "ser nacional" a la voluntad extranjera, y en otras clases, una pueblo. Si entendemos por definición, la pregunta y respuesta
disposición contraria de no entrega del destino nacional, de la sobre el ser de un objeto, y si este objeto no es trascendente,
patria, de la heredad cultural, a los poderes extraños. El "ser sino un compuesto de factores reales, el "ser nacional" se con-
nacional" es entonces alterado, que es una forma de negarlo, por vierte en algo inteligible, o sea, en una comunidad establecida en
las clases superiores infartadas en el universo abstracto de las un ámbito geográfico y económico, jurídicamente organizada en
formas económicas y culturales del imperialismo, y al revés, el nación, unida por una misma lengua, un pasado común, institu-
"ser nacional" es afirmado por aquellas que sufren su yugo. Y si ciones históricas, creencias y tradiciones también comunes con-
el "ser nacional", ahora despojado de sus velos abstractos, es servadas en la memoria del pueblo, y amuralladas, tales repre-
afirmación y no negación, simultáneamente es conciencia anti- sentaciones colectivas, en sus clases no ligadas al imperialismo,
imperialista, voluntad de construir una nación. en una actitud de defensa ante embates internos y externos, que
en tanto disposición revolucionaria de las masas oprimidas se
La voluntad de ser nacionales, por esa unidad mencionada del manifiesta como conciencia antiimperialista, como voluntad na-
mundo actual, no es patrimonio de una colectividad incomunica- cional de destino.
da. La división del globo en países colonizadores y colonizados,
hace que la cuestión colonial sea una en su generalidad, aunque El "ser nacional" se ha disipado para dar lugar a un agregado de
diversa en sus singularidades nacionales. La lucha anticolonia- factores cuyas relaciones hay que investigar partiendo de la rea-
lista -dicho de otro modo- es mundial en relación con el sentido lidad. De la realidad que nos envuelve. Y como mandato del pre-
último de la Historia Universal, aunque en lo inmediato siempre sente. Tales factores -la vida histórica es infrangible- se muestran
se presente como lucha nacional. Más si la explotación de los en reciprocidad de entrecruzamientos y perspectivas históricos-
países coloniales, debido a la internacionalización de la econo- culturales, y sólo por razones expositivas pueden separarse.
mía carece de circunferencia, la cuestión nacional es, al mismo
tiempo, parte indivisa de la situación mundial, y en el caso de la Si el "ser nacional" -y sólo en este sentido es lícito utilizar el tér-
América Ibérica, por parentesco geográfico, de lengua y de pro- mino- es el conjunto de los factores reales enunciados, es obli-
blemas, es conciencia histórica hispanoamericana, vale decir, la gatorio buscar sus orígenes en la historia. Hay, pues, que retro-
cuestión de la liberación nacional es impartible de la liberación ceder a España, y al hecho de la conquista, calar en las culturas
de la América latina, la gran nación inacabada por el empuje an- indígenas y en el período hispánico, vadear el más cercano de la
glosajón durante el siglo XIX. En este plano de la consideración caída del Imperio Español en América con el ascenso del domi-
histórica del asunto, el "ser nacional", desmondado de su cásca- nio anglosajón, de allí pasar a la época actual descifrando la in-
ra ideal, no es otra cosa que el enfrentamiento de la América lati- fluencia del imperialismo con su tendencia a la disgregación de
na con Inglaterra y Estados Unidos, la conciencia revolucionaria lo autóctono y, finalmente, como resultado de este retorno a los
de las masas frente a la cuestión nacional e iberoamericana. orígenes, que es el único método que explica el estado actual de

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una realidad histórica, denunciar enérgicamente la versión anti- para la oligarquía ganadera un arquetipo, pues su concepto de
nacional adulterada sobre estos pueblos, sancionada a través "barbarie" implica la negación de las masas en la historia. A la ¿Qué es el ser
del sistema educativo por las oligarquías dominantes. inversa, si la clase trabajadora pudiese elevarse súbitamente a la nacional?
conciencia histórica, designaría en Sarmiento un enemigo, y en
Todo esto exige una revisión de la historia. Revocar la imagen los caudillos, el antecedente necesario de su propia lucha como Hernandez Arregui
aceptada sin crítica sobre España y sobre la América Hispánica, clase nacional. Pero nada más que un prolegómeno. Pues la lu-
es romper con falsos nacionalismos que han marcado nuestra cha de las masas no se inspira, es obvio, en melancólicos fune-
servidumbre material y cultural a lo largo de los siglos XIX y XX. rales póstumos de las montoneras del siglo XIX, sino en la revo-
Únicamente es legítimo -como trataremos de probarlo- hablar de lución latinoamericana de este siglo. Cuando la historiografía de
un nacionalismo iberoamericano, apto para restituirnos nuestro los vencedores es enjuiciada ante el tribunal de la historia por
pasado, y a través de la conciencia histórica del presente, abrir- grupos intelectuales con conciencia nacional, y tal actitud coinci-
nos a un porvenir de grandeza. de con la madurez política de un pueblo, puede predecirse que
el poderío de la clase terrateniente peligra en tanto se derrumba
Una de las ideas centrales de este libro, que indaga en la exis- el monumento todo de una historia oficial que sirvió de pedestal
tencia de la nacionalidad, es la América latina. Otra de las ideas a ese predomio de clase idealizado.
vertebrales, la abolición del concepto sobre España, difundido
por la oligarquía argentina, cuyos intereses de clase la trocaron No se trata de un mero litigio en la palestra de la cultura. Esta
en un apéndice del Imperio Británico. Se reivindica aquí a las antítesis cultural es un derivado del proceso de la industrializa-
poblaciones nativas, infamadas por esa misma oligarquía. Tal ción que desplaza a la antigua clase dominante del poder políti-
empresa, que ya tiene valiosos antecedentes en la Argentina, co. En tales períodos se asiste, como en la Argentina actual, a los
significa para muchos una inversión escandalosa de la historia, intentos de la oligarquía, aún poderosa, por rejuvenecer sus
cuando en rigor no es más que el desarbolamiento de las idola- mitos decrépitos, enderezados a negar que la Argentina tenga
trías que aún actúan como narcóticos culturales sobre los ar- otro destino que el que siempre tuvo: los frutos de la tierra. El
gentinos bajo el peso muerto de las tradiciones históricas del pensamiento de la oligarquía cae dentro de este retrato, en tanto
patriciado. Para reconocernos hispanoamericanos, es perento- genérico por encima de las épocas, que hiciera Marx de la no-
rio conocer la historia de la América Hispánica, deformada me- bleza feudal europea, amenazada por la era industrial: "El terra-
diante técnicas de penetración y dominio que el imperialismo teniente subraya el noble linaje de su propiedad, los recuerdos
utilizó durante el siglo XIX para guardarnos desunidos. La exi- feudales, las reminiscencias, la poesía del recuerdo, su carácter
gencia de ahondar en la realidad de la América Hispánica, generoso, su importancia política, etc., y cuando habla en térmi-
responde al imperativo de contemplarnos como partes de una nos económicos afirma que únicamente la agricultura es produc-
comunidad mayor de cultura. Y en tal orden, el estudio de la his- tiva. Al mismo tiempo retrata a su oponente como un individuo
toria iberoamericana, es la substancia de nuestra formación taimado, convenenciero, engañoso, mercenario, rebelde, sin co-
como argentinos. razón y sin alma, un bribón violento y mezquino, servil adulador,
lisonjero, seco, sin honor ni principios, poesía ni nada semejante,
enajenado de la comunidad con la que trafica libremente, y que
Historia y clases sociales fomenta, alimenta y ama la competencia, y con ésta la pobreza,
el crimen y la disolución de todos los vínculos sociales" 1.
La enseñanza de la historia encubre los intereses de la clase
vencedora expuestos como valores eternos de la nación. Esto es La crítica a la cultura de la oligarquía no es ociosa. Es una de las
particularmente cierto en los países coloniales. Sarmiento será armas que deterioran su preponderancia política, y el paso pre- UNTREF VIRTUAL | 8
vio para una reforma de la educación, encaminada a desvanecer dencia económica, o mejor aún, en los períodos precursores de
la imagen de una Argentina agropecuaria, inducida desde la la liberación, al tiempo que, en estas etapas, recrudece la defen- ¿Qué es el ser
escuela, a varias generaciones de argentinos. Esta cultura es sa de la cultura europea contra la reivindicación de la nativa de nacional?
una fracción del dominio imperialista. De ahí que en las horas parte de los intelectuales subordinados de la oligarquía, ver-
que adelantan la liberación de un pueblo, la conciencia histórica, daderos beocios culturales en la medida que niegan la cultura Hernandez Arregui
en sus escritores auténticos, muestra una doble arista, de un nacional en nombre de la cultura extranjera.
lado, es conocimiento del pasado, y simultáneamente, concien-
cia revolucionaria actual, vale decir, troquelamiento racional con
el porvenir de la nación, que no implica una fractura histórica, Los orígenes del "ser nacional"
sino una prosecución, donde la inteligencia nacional retorna al
pasado, no para estancarse en la edad de oro perdida para siem- En este rastreo del "ser nacional" en el otrora, una de las falsifi-
pre de la clase terrateniente, sino para superarlo, tomando de caciones que es necesario poner en descubierto, es el concepto
ese pretérito enmudecido por la oligarquía, los elementos vivos de la oligarquía sobre España. El nacimiento de la nacionalidad
en el pueblo que fortalecen las exigencias revolucionarias del no puede segregarse del período hispánico. La historiografía del
presente. Tal conciencia histórica, al acometer al patriciado, no liberalismo conservador ha procedido a la inversa. El país em-
propone deshacerse del pasado, sino ponerlo sobre sus pies, ya pieza en 1810. Desligar a estos pueblos de su largo pasado, ha
que la negación del pasado sería cegar las fuentes de la comu- sido una de las graves desfiguraciones históricas de la oligarquía
nidad nacional en las que las tendencias espontáneas y profundas mitrista que se aquilató en el poder en 1853. Esta clase es es-
del pueblo se alimentan. Al pasado arcadiano de la oligarquía, el pañola por sus orígenes. Y hasta en su estilo de vida. Su posi-
espíritu revolucionario opone el pasado real que descarna a ese ción frente a España, exige por tanto una explicación. El menos-
ideal de todo romanticismo, y lo exhibe a la luz de la verdad históri- precio hacia España arranca de los siglos XVII y XVIII como parte
ca, como la codificación espiritual de los privilegios de una clase. de la política nacional de Inglaterra. Es un desprestigio de origen
Esta conciencia histórica, segura de sí misma, tiende a identifi- extranjero que se inicia con la traducción al inglés, muy difundi-
carse con los valores soterrados de la vida del pueblo. La con- da en la Europa de entonces, del libro de Bartolomé de las Casas
ciencia histórica, refuta lo que del pasado, una clase declinante Lágrimas de los indios: relación verídica e histórica de las crueles
pretende mantener en vigencia contra el desarrollo nacional, y matanzas y asesinatos cometidos en veinte millones de gentes
ubica a esa clase, ahora antinacional, dentro de la totalidad de la inocentes por los españoles. El título lo dice todo. Un libelo. Con
historia argentina. Sabe bien, la conciencia histórica, que: "Todas relación a esta publicación, J. C. J. Metford, recuerda que, en la
las fases históricas sucesivas no son sino etapas en la marcha dedicatoria se invoca a Cronwell para "conducir sus ejércitos a la
de la evolución y progreso de la historia humana. Cada fase es batalla contra la sanguinaria y papista nación de los españoles".
necesaria y por lo tanto legítima para la época y circunstancias a La "leyenda negra fue difundida por los ingleses como arbitrio
las cuales debe su existencia, aunque resulte caduca y pierda su político, en una época en que los Habsburgos mandaban sobre
razón de ser ante condiciones nuevas y superiores que se desa- Europa y amenazaban a Inglaterra, entonces una potencia de
rrollan paulatinamente en su seno" (HEGEL). La conciencia his- segundo orden. Tales diatribas compartían un estado patriótico
tórica no niega a la oligarquía como pasado. La niega como pre- generalizado. Y fue registrado por poetas como Tennyson:
sente. Y averigua y enhebra las causas que desde ese ayer han
ido marcando gradualmente su actual decadencia nacional.
Los reinos de España
La autonomía cultural que se postula en los escritos de los pen- reino de los diablos, y
sadores más nacionales florece sobre los ensayos de indepen- los perros de la Inquisición. UNTREF VIRTUAL | 9
A la inversa, Lope de Vega, llamará a Isabel de Inglaterra "san- terior poderío inglés, a través de una de las mudas más hipó-
guinaria Jezabel". Las contiendas religiosas del siglo XVII entre critas y ambiguas del racismo, se lo hipostasió en superioridad ¿Qué es el ser
España católica y la Inglaterra disidente, enmascaraban la liza civilizadora de los anglosajones. Asistimos hoy a la declinación nacional?
por el poder mundial, hasta entonces empuñado por España. La de ese poder, sin duda sobresaliente de Inglaterra, pero nunca
creciente expansión inglesa se atavió de puritanismo, del mismo tan grandioso como el que congregó España. La inferioridad de Hernandez Arregui
modo que la decadencia española de fanatismo católico. En rea- lo español se convirtió en un lugar común de nuestra educación.
lidad, lo que estaba en juego era el próximo desplazamiento del Y coincide con la penetración mercantil inglesa en la América
poder naval. Todo esto se entiende por sí mismo. Más difícil es Hispánica. A raíz de la emancipación, en efecto, junto con las
comprender -tan mezquina es la causa- que las oligarquías crio- mercaderías británicas, comerciantes y cronistas, con frecuencia
llas después de la emancipación, en lugar de conservar sus orí- agentes secretos, escriben sus memorias e impresiones de via-
genes, denigrasen sistemáticamente a España a partir de la se- jes sobre la América Española. Estos transeúntes han influido de
gunda mitad del siglo XIX, para romper de este modo, no con Es- modo decisivo en la historiografía liberal que ha repetido en
paña que ya no era un peligro, sino con ellas mismas desde el español las licencias de escritores de paso como Ricardo Eden,
punto de vista del linaje nacional. pasando por Hakluyt, Purchas, Jh. Harris, Knox, D. Henry, hasta
Parish Roberston, Myers, etcétera.
Esta infidencia de la oligarquía para su raza y estirpe, histórica
ha tenido efectos duraderos en la cultura argentina. España dejó Peregrinas tesis, de mayor vuelo, pero no menos tendenciosas,
de ser parte rectora de un glorioso pasado europeo para descen- se acompañaron desde entonces contra España. El Renaci-
der a menoscabo espiritual, todavía perdurable en muchos ar- miento -según una de ellas- no penetró en España. Hecho ine-
gentinos que recibieron sobre España la idea extranjera que de xacto como lo probó Aubrey Bell. Y se disimuló que la conquista
sí misma se formó la oligarquía de la tierra -a pesar de su ge- de América es la más alta manifestación vital de ese Renaci-
nealogía española- ligar sus exportaciones al mercado británico. miento. O que la figura de Juan Luis Vives es tan importante o
En tal sentido, este sentimiento antiespañol, es la remota proyec- más que la de Erasmo. Se ignoró la deuda -bien asegurada- de
ción en el tiempo, de aquella inicial rivalidad entre España e Shakespeare a la literatura española. Y a Shelley, cuyos dioses
Inglaterra. Y la denegación de España, de parte de la oligarquía, fueron Platón y Calderón, según sus palabras. De ese mismo
en su nuez, no es más que el residuo cultural mortecino de su Shelley que proclamó la grandeza universal de:
servidumbre material al Imperio Británico.
"esa majestuosa lengua
Los pueblos, en cambio, se mantuvieron hispánicos, filiados al que Calderón lanzó sobre el páramo
pasado, a la cultura anterior. Lo cual prueba el poder de esa cul- de los siglos y de las naciones ..."
tura española que la oligarquía repudió para vivir en adelante de
prestado. A su vez, se tomó lo peor de España. El libro de Joaquín Costa,
sobre el caciquismo español, fue el catecismo de los historia-
dores adversarios de España. Por esta ruta se mintió sobre el
España y Europa caudillo hispanoamericano. Que fue lo mejor y no lo peor de es-
tas tierras. No bárbaros. Sino expresiones democráticas de las
De las naciones de Europa, ninguna como España escaló tan masas nacionales. Y así en todo.
arriba las cumbres del esplendor universal. Pero se generalizó
un siglo -el XIX- que encorva el destino de España, a toda su his- Hoy mismo, asumir la defensa de España, es en la Argentina,
toria europea. Al mismo tiempo, pero con signo inverso, al pos- motivo de resquemores ideológicos. España es el pueblo más UNTREF VIRTUAL | 10
perfilado de Europa. Un enigma para los europeos. Frente a La Inquisición misma no puede desprenderse de esta duplicidad
España sólo cabe la calumnia o la admiración. No hay alternati- del pensamiento español, místico sí, pero oscilante entre la fe ¿Qué es el ser
vas. Entre todos los pueblos de Europa, es culturalmente el más teologal y la herejía racional. En Unamuno puede comprobarse nacional?
perfilado, en la medida quizá, que no es enteramente europeo. este dualismo que inunda como un torrente oscuro y luminoso a
Han sido los alemanes quienes más han ahondado sobre Espa- un tiempo el arte español. Este punzón crítico atento en la fe, Hernandez Arregui
ña. Esta seducción ejercida sobre España, con el antecedente chispea en lo picaresco español. No es casual que Cervantes,
de Schopenhauer, traductor de Gracián y admirador de Calderón Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina, que profesaron en
y Lope, encuentra investigadores como K. Vossler -a quien aquí órdenes religiosas, fuesen al unísono realistas de la vida, maes-
citamos porque no irrita a nuestras "élites"- que ha desautoriza- tros de una literatura sensual y nítida. Las guerras religiosas con-
do a los enemigos de este pueblo, particularmente a los escri- tra los árabes fueron morteros tanto del poder de la Iglesia y el
tores ingleses, cuyo interés por España, junto a los aciertos par- patriotismo del pueblo, como estímulos contrarios a esa direc-
ciales de Ticknor y Fitz Maurice Kelly, nunca ha podido librarse del ción, siempre larvados en el alma española, más cerca de la tole-
todo de una intención política aviesa, con antecesores como el rancia que del dogmatismo, y que se expresó en la nunca des-
gran historiador Th. Buckle, cuyos juicios malévolos y hasta gro- mentida humanidad del español, en comparación con otros pue-
tescos sobre España han sido, en buena parte, oficializados en la blos de Europa, magüer su posición absolutista y papista en
América Hispánica por las oligarquías vernáculas del siglo XIX. materia católica. Este desdoblamiento hace difícil comprender a
España. El espíritu de la contrarreforma, a través del sistema pe-
Para K. Vossler, España es una cultura viva, racial y espiritual- dagógico y militar de Ignacio de Loyola, refluyó en toda Europa.
mente diversa en su internidad. Estas divergencias, dentro de la La misma Inquisición, institución típicamente española, debe
unidad, tuvieron proyección histórico- universal, al fundirse las interpretarse en su faz psicológica, como el candado de esa inse-
características de la nación, con Fernando e Isabel en 1479. guridad del hombre español, intermedio entre la fe y el ateísmo,
Sometida a sucesivas olas inmigratorias, asiáticas, europeas, temeroso de sí, y, sobre todo, de la propia conciencia heterodo-
africanas, estas estratificaciones culturales dieron individuos co- xa. Nada más problemático que un pueblo que a sí mismo se
mo Adriano, Marco Aurelio, Lucano, Marcial, Orosio, Quintiliano, pone cerrojos y los acepta como santos. En las hogueras, el es-
Séneca y tantos otros. Vossler, ha relacionado el espíritu es- pañol abrazaba su trágica conciencia irreligiosa, su íntimo demo-
pañol, en parte supranacional, con el paisaje y la historia de nio. A nadie como el español le conviene esta observación de
España y explorado las radículas de esa flora en la que el sen- Novalis: "Es extraño que aún no haya sido descubierta la vincu-
timiento copioso de la vida se asocia a la ilusión ultraterrena de lación interna que existe entre la voluptuosidad, la religión y la
un reposo en lo eterno. La cultura europea tiene una inmensa crueldad, y que los hombres no hayan comprendido que entre
deuda con el pensamiento judío-arábigo del siglo XII. De los estas emociones existe un estrecho parentesco y una comunidad
innúmeros afluentes culturales en que se humedeció España por de tendencias". No hay dudas que la Inquisición quemaba here-
razones geográficas y políticas devino el pensamiento religioso y jes. Del mismo modo que en la última guerra civil los españoles
científico de judíos y mahometanos asociado al cristianismo, incendiaban monjas. A las dos Españas les gusta el fuego. Y las
cuyo pináculo europeo, sin perder sus simientes españolas, fue cosas van por turno.
Spinoza, continuador de Averroes y precursor de Leibnitz, Kant y
Goethe. Voltaire y Renán rindieron justicia a grandes precur- A España se la ridiculiza como un leprosario de mendigos, píca-
sores espanoles del pensamiento moderno. Gabriel Tarde insis- ros, fanfarrones y nobles de capa caída, o se la sublima con los
tió sobre la deuda de Francia a España. Este magnífico período arreboles estivales de un romanticismo bochornoso. En ambos
preparatorio fue una especie de anticipo de la ilustración, desde casos, el contorno de España es siempre español. O sea intra-
el neoplatonismo a la mística, que influye en Dante y en no segable. Lo definido de la cultura española es lo indefinido de su UNTREF VIRTUAL | 11

pocos antecesores del Renacimiento. composición étnica y de su amalgamiento con civilizaciones que
en España perdieron lo que les era ínsito. España es el único ración preliminar. Cuando en este trabajo se habla de la América
país autóctono de Europa, con excepción, quizá, de Rusia, tam- latina, nos referimos -sin agotar la distinción- a su realidad eco- ¿Qué es el ser
bién una cultura mesturada y, al mismo tiempo, profundamente nómica y política presentes. En cambio, cuando designamos la nacional?
nacional. Todo lo español es ccy1 respecto a Europa español. Y historia y la cultura de estos pueblos, preferimos hablar de Amé-
en parte, por la misma causa, lo hispanoamericano, no es Euro- rica Hispánica o Iberoamérica. La denominación de América lati- Hernandez Arregui
pa, sino la América Hispánica. Esto lo presiente el mismo Voss- na, a más de culturalmente imprecisa y cercana, se extendió al
ler: "Después de adquirir la independencia política las repúblicas término de la centuria pasada, apoyada por escritores encandila-
americanas y debilitados los vínculos económicos que las unían dos por Francia, se aclimató finalmente en este siglo XX, bajo el
a España, se ha originado a consecuencia de la desaparición de ascendiente de personajes como Clemenceau o Poincaré, y es
relaciones de orden material, un sentimiento depurado de comu- en alguna medida el resabio con cosméticos modernos de aque-
nidad espiritual y moral, una conciencia cultural que se nos pre- lla inquina hacia España que viene de la política continental euro-
senta como algo profundamente íntimo y sincero, más puro y pea de los siglos anteriores, no sólo de parte de Inglaterra, sino
menos lleno de espíritu de competencia que los nexos de unión de Francia, interesada por igual en el reparto de los restos del
que existen entre Inglaterra y la América del Norte. Querer pre- antiguo Imperio Español en América.
sentar lo hispánico como factor de 'Real politik' sería prematuro,
pero es indiscutible que entra a formar parte de los imponde- Se contrarió así el sentimiento hispanoamericano de estos pue-
rables más importantes de la política futura. Por imprecisa y con- blos que, salvo en los grupos inmigrantes postreros, permanecie-
tradictoria que sea aún la ideología del hispanoamericanismo". ron extraños a una "latinidad" irreal. La latinidad no existe. Como
no existe Occidente. Lo mismo puede decirse del concepto de his-
panidad, en el que se entreveran como sombras chinescas de las
España y América ideologías del presente, fantasías religiosas e imperiales con he-
dor a sepulcro. En esta última cuestión cabe decir que el fracaso
España es un componente real de Hispanoamérica. Parecería de la idea substentada por autores españoles y americanos sobre
un contrasentido hablar del "ser nacional" argentino y, al mismo el anudamiento económico y cultural de América y España, a fin de
tiempo, filiarlo a la América latina, que no es una nación, sino un resucitar la antigua conexión histórica, no ha ido más allá de una
racimo de regiones supuestamente soberanas e, incluso, enco- infusión de nostalgia monacal y utopismo reaccionario que aún
nadas por celos nacionales mutuos. Pero si esas fronteras fue- desvaría con la restauración de un Imperio Católico Hispánico.
sen ficticias y esos celos aguijoneados por focos excéntricos del España nada puede aportar, por su condición de potencia secun-
poder mundial, adversos a nuestro destino común, entonces la daria -y ya lo era con relación a la América Española en los preám-
aparente contradicción cedería a la necesidad de revisar nues- bulos de la emancipación-, a la liberación de Latinoamérica. Tal li-
tras creencias adquiridas y, por tanto, el sistema educativo que beración no es una cuestión de espíritu, sino de máxima concen-
nos ha inyectado, desde la infancia, el prejuicio que las naciones tración económica y militar en una zona del planeta a la cual Es-
latinoamericanas son autónomas entre sí. paña no pertenece. La misma apatía de España es la prueba de
su impotencia nacional para dar forma a ese ideal, pues también
Y en efecto, la verdad es otra. La disposición glomerular de la las naciones se proponen sólo aquellos fines que pueden alcan-
América latina, sus países en mosaico, no responde a causas zar. Y la política real impone límites a los sueños. La leyenda
geográficas, historicas o raciales fatales. La fracturación de la contra España, erigida por los anglosajones, debe ser desarma-
América latina es una edificación artificial de la Europa del siglo da por los hispanoamericanos, más que por los españoles, y tal
XIX, en lo esencial, no deseada en el momento de la emancipa- criterio revisionista ha de acicatearse en nuestra realidad, puesto
ción, por los pueblos hispanoamericanos. Y aquí cabe una acla- que el punto de vista nacional de España no es ya el nuestro, La UNTREF VIRTUAL | 12
tesis verdadera la planteó Unamuno: "España tendrá que recon- nuestra historia, de nuestra psicología y de trazar sobre las rui-
quistarse a sí misma desde América". Y España, en el presente, nas del imperio deshecho las líneas de una federación, es la sen- ¿Qué es el ser
no puede hacerlo. Si nocivos son los malentendidos sobre Espa- sación que inquieta al espíritu. Esta sensación es el honrado y nacional?
ña, no lo son menos los devaneos de un hispanismo que, como humano afán de ver el trozo del mundo sobre el que podemos in-
en la Argentina, glorifica a España en el plano trascendente, y fluir con ojos de juez, que ven con justicia y con ojos de águila Hernandez Arregui
detesta la realidad hispanoamericana, en particular al indio, que que ven con magnífica grandeza"
nos debe preocupar, tanto o más que el ingrediente español de
nuestra cultura. Menéndez Pidal, Pi y Sunyer, Unamuno y otros, América latina, durante el siglo XIX, fue avasallada por pueblos con
lo han entendido así, a despecho de los corifeos del Imperio. De- los cuales no tenía ninguna afinidad cultural. Pero esta recusación
masiada atareada en su propia decadencia -lo cual no es negar mutua, al agravarse la explotación imperialista, ha mantenido ar-
un resurgimiento-, España se ha amputado de América, y si alien- diente el instinto de una diferencia cultural que es el impulso hacia
ta imperecederamente en estas tierras es porque la cultura, es la unidad del porvenir. Generaciones enteras de hispanoamerica-
más durable que los avatares recientes de la historia de España. nos no los pueblos han adherido al mito de la supremacía anglosa-
jona. El pionero fue Sarmiento. Tanto como el dominio económico,
Esto no modifica los términos. La España que vive en América este fraude espiritual ha sido la obra maestra de las naciones impe-
es la que respira, a través de la continuidad de las generaciones riales. Pero América Hispánica está presente. Y la experimentamos
históricas, en sus pueblos anónimos, en la posterior inmigración "nuestra". Sentimiento que enclaustra una realidad pasada, presen-
ibérica y sus hijos, que tampoco son españoles, sino hispanoa- te y actual, no consumada en la esfera de la política mundial, pero
mericanos. El español en América, a diferencia de otros pueblos siempre rediviva en la conciencia ancestral de Iberoamérica. Tal
europeos, deja de serlo, y esa es la peculiaridad que lo planta, hecho emocional es el germen de una nacionalidad en potencia
como ayer, en la tierra que los mayores conquistaron y sembra- que rebalsa las fronteras sin causa, y cuya horizontalidad geográfi-
ron con el espíritu de España y Portugal. Todo iberoamericano se ca tiende por ley histórica a la verticalidad de un sentido. Este na-
siente plácido en España. Y todo español en América. Marcelino cionalismo hispanoamericano ha sido contravenido por nacionalis-
Domingo, hace décadas, lo vio como español al visitar Cuba: "La mos locales, que reproducen, parcializados, los intereses agrarios
tercera sensación que América alumbra en el español, es un de las oligarquías nativas hostiles a la unidad continental. Pero Ibe-
apetito insaciable de comprendernos. Apetito en el español que roamérica reúne las condiciones de una nación integral. Y el falaz
hoy desea comprender al español de siglos pretéritos. ¿Qué lle- nacionalismo de las repúblicas sin existencia propia, auspiciado
vaba en el alma el español del siglo XVI que arribó a esas cos- desde afuera, será sustituido por la conciencia histórica de la
tas? ¿Qué hizo para que, dejando atrás el tesoro de su religión nación iberoamericana.
y su lengua, perdiera el dominio civil? ¿Qué fue el español que,
dejando en América tan honda huella de las grandezas y mise-
rias de España grandezas y miserias que perduran, acabó por
ser desposeído de todo el haz de la tierra? ¿Qué dejó España en
América que, finalizadas las guerras, cuando la dependencia de 1 Este no es un retrato exagerado. El órgano representativo de la clase te-
colonia a metrópoli cesaba, era posible entre españoles y ameri- rrateniente argentina, La Nación, abunda en expresiones de esta conciencia
canos una convivencia social que el tiempo intensifica con rasgos de clase, unida al desdén subrepticio hacia el pueblo. He aquí un ejemplo
digno y despreciable de esta literatura: "El sol cae casi a plomo sobre el pe-
de cordialidad? ¿Qué conducta debería ser la conducta futura de
queño lote de terneros, a quienes dinámicos peones asean con afán. El ce-
España, la vieja metrópoli desangrada y caída, con respecto a es- pillo pasa por donde el vaporizador ha dejado pequeñísimas perlas que re-
tas antiguas colonias que han logrado ejecutorias de soberanía? flejan la luz y la rasqueta juega con los brillantes pelos y los ordena con arte
Este apetito de comprendernos, revisando los fundamentos de primoroso. El futuro actor de la próxima batalla de la consagración está UNTREF VIRTUAL | 13
ajeno a cuanto de él se trata en su redor, inmóvil, como adormilado. Para
todos la faena ya está lista. Para todos menos para el minucioso peón. De ¿Qué es el ser
un golpe de vista rápido, ha encontrado algo que a su juicio está demás. Un nacional?
rulo. Tijera en mano arremete contra el indeseable 'lunar' de su obra y la
deja perfecta. Toma el cabestro, hace levantar la testa de su torito y avan-
za con él hacia la pista. En el suelo, como huella de su batalla por la estéti-
Hernandez Arregui
ca, quedan inútilmente ensortijados, los restos del malhado rulo". (La Na-
ción, 10/5/63.)

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