El renacer del río Bogotá

UNA TAREA
DE TODOS
Aunque en el imaginario del país sigue siendo
un foco de contaminación, este río empieza a
pasar esa página, da muestras de vida y se puede
convertir en un ejemplo de recuperación y
sostenibilidad. ¿Qué viene ahora?
 INTRODUCCIÓN

Volvamos la mira
De una majestuosa laguna helada, transparente, cargada de mitos y
leyendas, emerge el río Bogotá. Sus primeras gotas brotan en el páramo de
Guacheneque, ecosistema del municipio de Villapinzón, en Cundinamarca,
incrustado a 3.400 metros sobre el nivel del mar.

E
ntre frailejones y musgos, una delicada vertiente
cristalina se abre paso hasta convertirse en un
imponente río de 380 kilómetros, afluente que
en su cuenca concentra 26 por ciento de la pro-
ducción agropecuaria y 32 por ciento del PIB nacional.
Durante su viaje atraviesa 47 municipios, entre
ellos la capital del país. Sin embargo, tan solo 11 kiló-
metros de su recorrido lucen puros. Los vertimientos
y basuras aportados por los cerca de 12 millones de
personas que habitan en las 589.143 hectáreas de su
cuenca hidrográfica le cambian dramáticamente el
equilibrio a los ecosistemas.
En su desembocadura en el río Magdalena, cerca
de Girardot, las aguas son oscuras y llenas de conta-
minantes. La magia de su nacimiento parece perderse,
pero queda el milagro de un río que se resiste a morir
y sigue dando beneficios tanto a sus pobladores como
a cientos de especies animales y vegetales.
Atrás, casi perdida, quedó la relación que tenían
los muiscas con el agua, habitantes prehispánicos que
le dieron otro valor al río e incluso lo llamaron el alma
de la sabana por ser objeto de respeto y adoración.
Desde mediados del siglo XX, la contaminación
se hizo más evidente. Muchos colombianos asocian el

2

da al río
nombre del Bogotá con el de un río lúgubre, lleno de
basuras, escombros, plásticos y hasta electrodomés-
ticos abandonados. Uno cuyos olores son imposibles
de respirar y en su recorrido se ven grandes capas de
espuma. Un afluente al que se le dio la espalda.
No obstante, grandes inversiones se han gestado
para recuperarlo. A la intervención y ampliación del
cauce de la cuenca media en 2012 se sumará la amplia-
ción de la planta de tratamiento de aguas residuales
(PTAR) Salitre, que el próximo año tratará 30 por
ciento de las aguas residuales de Bogotá.
El 70 por ciento restante se hará con la construcción
de la PTAR Canoas, la más grande de Colombia y la
quinta de América Latina, que con una inversión de
4,5 billones de pesos tiene previsto entrar en funciona-
miento en 2026.Tales obras, sumadas a otras plantas de
tratamiento municipales a lo largo de la cuenca, repre-
sentan la mayor esperanza del resurgir del río Bogotá.
LA AMPLIACIÓN
de la planta de
tratamiento del
Salitre y la megaobra
de Canoas tratarán
el agua residual de la
capital y Soacha.
FOTO: NICOLAS ACEVEDO
Pero estas intervenciones no serán suficientes sin
el convencimiento y compromiso de la ciudadanía.
Por eso nace el Grupo Río Bogotá: una iniciativa
de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá
del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la
Fundación Semana que, por medio de contenidos
periodísticos, eventos y foros, posicionará en la
agenda nacional la importancia y el potencial de
este afluente.
Este grupo articulará a los sectores y actores que
inciden en la cuenca; desarrollará alianzas para esta-
blecer su estado y uso; y sensibilizará a la población e
impulsará iniciativas comunitarias. Servirá de puente
entre autoridades ambientales, campesinos e indus-
triales para articular programas en pro del río; apoyará
la veeduría a las inversiones, y consolidará proyectos
de investigación y educación ambiental.
Llegó la hora de darle la cara al Bogotá.
3
 ECONOMÍA

Así le aporta el río a

Agricultura, ganadería, generación de energía y un naciente turismo son
algunas de las actividades económicas que se benefician del Bogotá. En
su cuenca se desarrolla el 32 por ciento de las actividades agropecuarias e
industriales del país, reflejando un aporte al PIB de 31,7 por ciento.

El embalse del
Muña almacena
las aguas del
río para luego
generar
energía.
F oto: E nel-Emgesa

MÁS DE 20.000 7 % DE LA DEMANDA

INDUSTRIAS NACIONAL DE ENERGÍA

L E
as curtiembres son la primera industria que aso-
ma en la cuenca del río: existen por lo menos 120,
entre Villapinzón y Chocontá, según la Gober-
nación de Cundinamarca. Una actividad que genera
800 empleos directos.
Por su parte, la Cámara de Comercio de Bogotá
(CCB) reporta que los 24 municipios que conforman
las cuencas alta y media albergan unas 20.600 industrias
manufactureras legalmente registradas, que proporcio-
nan unos 211.000 empleos formales.
También se destacan en la cuenca los parques
industriales de Tocancipá, Mosquera, Cota y Funza,
entre otros. E, igualmente, la producción de lácteos,
seguida por la fabricación de productos químicos, ja-
bones, detergentes, pinturas y, finalmente, los textiles.
l embalse del Muña, ubicado en Sibaté, utiliza
las aguas del río Bogotá para la generación de
energía. Este es uno de los principales réditos del
río, pues con la fuerza de sus aguas se produce el 7 por
ciento de la demanda nacional de energía doméstica e
industrial, de acuerdo con Enel-Emgesa.
El agua se toma antes de las compuertas de Alica-
chín en la estación de bombeo de Muña. Allí se alma-
cena y se inicia la producción de energía en la cadena
de generación hidroeléctrica Pagua, que está confor-
mada por dos centrales: Paraíso y Guaca. Entre las dos
producen 600 megavatios por hora, el equivalente a la
energía que necesitan 2,8 millones de personas.
Durante 2019 las aguas del río Bogotá produjeron
4.618 gigavatios por hora.

4
Colombia
La producción agrícola en
torno al río Bogotá es despensa
para unos 12 millones de personas.
ECOTURISMO: UNA NUEVA ALTERNATIVA
L
a naciente actividad turística tiene foco en la
cuenca baja del río, que atraviesa varias lagu-
nas, bosques y reservas naturales; estos apor-
tan una riqueza en biodiversidad admirable para
impulsar el ecoturismo. De acuerdo con Parques
Nacionales Naturales (PNN) de Colombia, entre
1995 y 2018 el número de turistas inclinados por el
ecoturismo aumentó 8 por ciento anual, llegando
a más de 18 millones de visitantes en 2018.
En esa cuenca está el Parque Natural Chica-
que, con 312 hectáreas, tiene siete tipos de bosque,
quebradas, 3.000 especies vegetales y 200 de aves
que son avistadas por cientos de turistas, especial-
mente extranjeros. También cuenta con las lagu-
nas de Tena y Salcedo, que han sido intervenidas y
convertidas en lugares turísticos para aprovechar
su biodiversidad, y la cultura indígena que vive en
fotos : nicolás acevedo
Proyectos piloto de ganadería y agricultura
sostenible empiezan a cambiarle la cara al río.
194.000
hectáreas están
destinadas a
la agricultura
y 198.000, a la
ganadería.
los petroglifos tallados por los
panches.
En Agua de Dios, con la reserva de la sociedad
civil Mana Dulce, los turistas disfrutan de sende-
ros con ceibas y palmas de más de 150 años y 30
metros de altura, cuevas donde habitan 19 espe-
cies de murciélagos y un gran mirador que permi-
te divisar el bosque del Alto Magdalena.
Aníbal Acosta, director del Fondo de Inversio-
nes de la CAR, dijo que, una vez entren en pleno
funcionamiento las plantas de tratamiento de Sa-
litre y de Canoas, el desarrollo e impacto turístico
será impresionante: “Toda la cuenca del Bogotá
produce cerca del 30 por ciento del producto inter-
no bruto del país, que disparará sus índices cuando
llegue un río en mejores condiciones a municipios
como Tocaima, Anapoima, Girardot y La Mesa”.
PRODUCTIVIDAD
RESPONSABLE CON EL RÍO
P
ara que el desarrollo económico de la región se
siga beneficiando de las aguas del río Bogotá,
es necesario que las industrias adopten medidas
sostenibles en sus procesos productivos.
De ahí que la CAR promueva desde 2016 la incor-
poración del programa nacional Producción Más Lim-
pia para que las empresas usen químicos menos agresi-
vos con el medioambiente en sus procesos operativos.
Ya se han capacitado 40 empresarios en esta actividad y
han obtenido permisos ambientales para vertimientos.
Asimismo, la autoridad ambiental ha puesto en
marcha 19 proyectos piloto en sectores como el gana-
dero y el agrícola en 21 municipios de la cuenca del río.
Estos buscan que los campesinos trabajen la tierra y el
ganado de una manera sostenible y rentable.
5
 MEDIOAMBIENTE

El alma de la sabana
El río Bogotá serpentea silencioso por Cundinamarca, un trayecto de 380 kilómetros en
el que recibe certeros golpes de los cerca de 12 millones de personas que habitan en su
cuenca. Aunque luce abatido su batalla no está perdida.

380 KILÓMETROS
DE TRAYECTO

FOTOS: NICOLÁS ACEVEDO

589.143
HECTÁREAS DE CUENCA HIDROGRÁFICA

ESTOCADA
97 % del trayecto está
contaminado

120 curtiembres en Villapinzón

y Chocontá

690 toneladas de contaminantes

al día recibe de Bogotá

CLAVE PARA LA ECONOMÍA

31,7 % de aporte al producto
interno bruto
La naturaleza se impone en la cuenca baja,
que es un hervidero de biodiversidad.

• 1 2 millones de personas reciben beneficios de la cuenca

• 2 6 % de la producción agrícola nacional
• 1 9 8 . 00 0 hectáreas con presencia de ganado
• 2 0 . 0 00 industrias manufactureras en las
cuencas alta y media
• 8 % de la demanda energética nacional en el RÍO
embalse del Muña
MAGDALENA
CUENCA BAJA
194.000 TIENE
hectáreas con cultivos
120
HERVIDERO BIODIVERSO KILÓMETROS
1 4 9 especies de aves, 46 de mamíferos,
12 de anfibios, 37 de reptiles y 14 de peces

• Diversidad de pisos térmicos, desde los

270 hasta los 3.400 msnm
• Frailejones, musgos, líquenes en sus zonas de páramo Aunque el río
Bogotá fluye denso y
• Bosques andinos en las partes montañosas y
contaminado por la
bosque seco en su tramo final
cuenca baja, sus áreas
• La margarita de pantano solo habita en aledañas son reservorios
el humedal La Conejera de flora y fauna nativa.
6
FOTOS: PARQUE JAIME DUQUE

El búho campestre, el pato pico azul y la tingua bogotana hacen parte

de los cientos de especies de aves que surcan la cuenca media. PÁRAMO DE
GUACHENEQUE
CUENCA ALTA Laguna
TIENE de Suesca

170 Embalse del Sisga

KILÓMETROS EN EL PÁRAMO DONDE NACE,

Laguna de Guatavita
Embalse de Tominé

Nacimiento del río en Guacheneque

11 KILÓMETROS
son de agua
cristalina
TÁ
GO
BO
O
RÍ

Río Salitre
CUENCA
Río Fucha MEDIA PTAR Salitre
TIENE
Embalse
del Muña 90
KILÓMETROS
Río Tunjuelo

90 %DE SU
CONTAMINACIÓN
es aportada
por la capital
SU RENACER
• PTAR Salitre y Canoas tratarán las aguas residuales de Bogotá y Soacha
• El año 2028, cuando entren en funcionamiento, verá el renacer del río
• 24 PTAR municipales en sus tres cuencas están en marcha
 HISTORIA

Cuatro siglos esperando

Lo que hoy es un cuerpo de agua repleto de cicatrices en el pasado fue un
lugar de pagamentos, donde los españoles dejaron sus huellas durante los
procesos de colonia y conquista de Colombia.

F
unza, palabra chibcha que Rafael Mamanché, gobernador atraído por las esmeraldas, el oro
significa varón poderoso, fue muisca en Sesquilé, afirma que el y la sal, empezó el viacrucis de los
el vocablo escogido por los río representaba una serpiente: la indígenas. La conquista española
muiscas para bautizar al río más cabeza era el páramo; las curvas, sobre los terrenos sagrados causó
importante de la sabana. Antes de los cultivos; las lagunas, las venas; y saqueos de sus tesoros, y torturas a
1530, sus aguas eran vistas como un la cola, su desembocadura.  los zipas y zaques. 
regalo de los dioses, por lo cual rea- Los panches, indígenas gue- Los muiscas y panches desa-
lizaban pagamentos como símbolo rreros de las tierras bajas del río, parecieron por la llegada de en-
de agradecimiento.
Las orillas del río estaban
llenas de bosque. Desde los caci-
cazgos, los indígenas les enviaban
mensajes de protección a la sabana
repleta de maíz y a las lagunas má-
gicas de la cuenca alta, epicentros
de sus rituales.
Sus figuras mitológicas eran Ba-
chué y Bochica, dos dioses del agua.
Cuenta la leyenda que Bachué salió
de la laguna de Iguaque en forma
de mujer con un bebé en brazos,
con quien se casó y pobló la sabana.
Al envejecer, regresaron al agua y
tomaron forma de serpiente.
Bochica fue el mesías que los li-
beró del hechizo de Huitaca, quien EN EL PASADO, EL RÍO BOGOTÁ ERA FUENTE DE INSPIRACIÓN PARA LOS
llenó de males a los muiscas e inun- HABITANTES DE LA CUENCA. Desde los puentes en piedra hacían bosquejos del paso
dó la sabana. Luego de una batalla del río en medio de la vegetación nativa.
sideral, Bochica frenó las inunda-
ciones al romper con una vara la eran enemigos de los muiscas. fermedades desconocidas, como
roca que retenía las aguas, dándole Por eso construyeron atalayas viruela, gripa, escorbuto, sífilis y
vida al Salto del Tequendama. en Tibacuy para vigilarlos. “Pero gonorrea. “La profanación de lu-
Los muiscas fueron un pue- nunca corrió sangre. El código gares sagrados como Guatavita y
blo anfibio que concebía al agua genético de estos pueblos era pro- el Templo del Sol impulsaron a los
como fuente de vida. Las mujeres teger y adorar el agua”, apunta el muiscas para que cometieran sui-
acudían a los remansos del Funza historiador y consultor cultural cidios colectivos porque se sentían
para dar a luz a sus hijos, mientras Nelson Osorio.  en pecado”, afirma Osorio.
que elaboraban tunjos, serpien-
tes, ranas, sapos y peces dorados LA FATAL CONQUISTA CAMBIO DE ACTIVIDAD
como muestra de adoración a las En 1537, cuando Gonzalo Jimé- Tras la fundación de Santa Fe,
criaturas acuáticas. nez de Quesada llegó a la sabana en agosto de 1538, Quesada re-

8
despertar
partió las tierras entre sus cinco
capitanes. Según Osorio, esto dio
inicio a la construcción de ha-
ciendas, ubicadas en el costado
occidental del río, como Noville-
ro, Canoas y San Jorge.
Las zonas aledañas al Bo-
gotá fueron dragadas para dar
paso a terrenos agrícolas. La
sabana se pintó con el amarillo
del trigo, cultivo introducido
por los españoles.
LAS AGUAS DEL RÍO BOGOTÁ FUERON SAGRADAS PARA LOS MUISCAS. Luego de la
independencia, la población empezó a radicarse cerca de sus orillas, lo que causó que en
épocas de lluvia se desbordara reclamando lo perdido.
“El río pasó de ancestral a
colonial. Los molinos de agua
aparecieron en las haciendas y
varios tramos fueron navegados.
Afluentes como el Tunjuelo, Juan
Amarillo y Fucha brindaron
agua y suelos para cultivos”, men-
ciona Osorio.
Durante el siglo XVIII, el ya
nombrado río Bogotá fue visita-
do por académicos como el botá-
nico José Celestino Mutis, quien
desde 1783 exploró los páramos, Paula Santander para evitar un
la laguna de Pedro Palo y los bos- rompimiento total.
ques de Tena y La Mesa.  El militar italiano Agustín
Mutis descubrió los frailejo- Codazzi también dejó huella.
nes paramunos, especie que nom- En 1850, cuando lideraba la
bró Espeletia, además de la quina Comisión Corográfica, exploró
en Tena y el té de Bogotá. zonas paramunas, las Piedras
En 1799 llegó Alexander von de Tunja y el Salto del Tequen-
Humboldt, quien recorrió partes dama, donde registró aspectos
del río como el Salto del Tequen- topográficos, paisajísticos, eco-
dama, paisaje que lo enamoró, y nómicos y culturales.
calculó la altura de la caída.
DE ESPALDAS AL RÍO
Daniel Jiménez, historiador y
museólogo del Archivo General
de la Nación, menciona que el
punto de quiebre del río empezó
en el siglo XX. “En 1900, Bogotá
tenía menos de 100.000 habitan-
tes. Hacia 1930, el crecimiento po-
blacional fue descomunal, lo que
conllevó a que empezara a recibir
FOTOS: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN
basuras y descargas”.
Los años ochenta fueron fata-
les. Según Jiménez, el río recibía
vertimientos de 3 o 4 millones de
habitantes, y las industrias fue-
ron ubicadas en sitios cercanos
al cuerpo de agua para derramar
los desechos. “El río fue sometido
a una alteración de su recorrido
natural. Muchos meandros fueron
clausurados para darle forma li-
Finalizada la campaña li- neal. Entre 1940 y 2000, el Bogotá
bertadora de Simón Bolívar, la ya no era visto como un río”, dice. 
cuenca fue transitada por varios Los humanos son los culpa-
próceres. Las trochas abiertas por bles de que el río hoy ostente el
los panches, empedradas por los título de cloaca. “Como no co-
españoles, eran sus caminos. nocemos su historia, no tenemos
Miguel Rico, historiador de sentido de pertenencia”, puntuali-
Tocaima, asegura que allí se ges- za Jiménez.
tó un encuentro histórico que Mamanché concluye que el
data de finales de 1826. Bolívar, río no está muerto, sino dormi-
luego de liberar los países del do. “Pero en cualquier momento
sur, se encontró con Francisco de despertará”.
9
 EL GUARDIÁN DEL NACIMIENTO
Vidal González, un campesino de 70
años, ha vivido toda su vida en la zona
rural de Villapinzón, Cundinamarca.
Emprendió su solitaria tarea de cuidado
del nacimiento del río Bogotá gracias al
conocimiento de su abuelo: “Él me llevaba
a la montaña para presentarme animales
como el oso de anteojos y el leoncillo. Me
enseñó a identificar cada planta y sus
poderes curativos”. De allí nació el amor
por el páramo, que lo llevó a dedicarse de
tiempo completo a ser su guardián.
Todos los días, a pie o en moto, Vidal
recorre el páramo, vigilando que nadie
atente contra él. Trabaja para la alcaldía de
Villapinzón. Además, participa en jornadas
de reforestación de árboles nativos
como encenillos, laureles, manos de oso
FOTO: JAVIER TOBAR

y romeros, entre otros, transfiriendo el

conocimiento a los jóvenes en su objetivo
de agregar adeptos a la convicción de la
defensa del páramo.

PERSONAJES

La gente del río

EL MACGYVER DE CACHIPAY
A Cachipay llegó hace 33 años Luis Leguízamo
con la idea de empezar de ceros. A los 21
años se ganó el sobrenombre por el que lo
conoce todo mundo: el MacGyver de Cachipay.
Fue celador, cultivó mora e hizo expresos por A lo largo de la cuenca existen personas
las veredas, de tanto ver basuras empezó a
recogerlas en una bolsa que siempre llevaba cuyo amor por el Bogotá las ha convertido
consigo. Le interesó tanto el tema que estudió en guardianas del legado de sus aguas.
una carrera técnica en manejo de residuos
sólidos. Son como las herederas del sentimiento
Desde hace una década es veedor del río muisca que hoy trabajan por volver a ver el
Bogotá y hace cuatro años la alcaldía le ofreció el
trabajo de guardabosques, cargo que aceptó sin
esplendor ancestral del Funza.
pensarlo dos veces.
MacGyver entregó en el pueblo ceniceros de
guadua, para que no siguieran arrojando colillas
a la calle. “Todo eso va a parar al río Bogotá.
Me duele su estado, con actividades sencillas
podemos rescatarlo”, concluye.
FOTOS: NICOLÁS ACEVEDO
 LA MÚSICA DEL MEDIOAMBIENTE
PRIMERO LOS HUMEDALES Pablo Sánchez siempre tuvo la vocación de
Hace casi una década nació la Fundación Humedales Bogotá, una transmitir a sus alumnos la necesidad de conservar
organización sin ánimo de lucro creada por Jorge Escobar, quien lleva todo el medioambiente a través de su música.
este tiempo denunciando y alertando sobre el estado de estos cuerpos de Así nació la Ecobanda: un proyecto que ha
agua. Con él trabajan más de 3.000 voluntarios que tienen clara la necesidad contado con más de 400 niños de primaria y
de defender estos ecosistemas. bachillerato. Con canecas, botellones, tubos de PVC,
“Los fundadores de la Red de Humedales de la Sabana me inculcaron el botellas plásticas, tapas y tarros de galletas, los
amor por estos ecosistemas y la necesidad de protegerlos”. Al recorrerlos pequeños crean redoblantes, timbales, tambores,
por primera vez evidenció su degradación, pero también el potencial para panderetas, saxofones, flautas y trombones.
hacer algo en su favor. Ha llevado el mensaje de su batucada
En 2015, Humedales Bogotá ganó el premio de la Convención a Jóvenes ecológica a los diferentes colegios en los
Defensores de los Humedales de parte de la Convención de Ramsar, la que ha trabajado. En la Institución Educativa
entidad más importante en el mundo sobre estos ecosistemas. Departamental San Joaquín, en La Mesa, los
jóvenes hicieron los trajes de la banda con bolsas
plásticas, que son decoradas con hojas y flores
hechas con empaques de golosinas.
Además, estos niños se capacitan en temas
ambientales. “Los chicos saben que todos somos
responsables de la contaminación del río Bogotá.
Son conscientes de que el futuro está en sus
manos”, dice Sánchez.

FOTOS: NICOLÁS ACEVEDO

UN CAMBIO DE VIDA INSPIRADO EN EL VERDE

AMOR POR LAS TRADICIONES
MUISCAS
Clara Chauta, una mujer indígena muisca,
trabaja como guía en Guatavita y tiene la
tarea de dejar a los turistas enamorados
de la flora y la fauna que integran el
ecosistema de la laguna, y de la tradición
muisca. “Yo no vengo a hablar como
científica, les voy a contar lo que mi cultura
sabe de esta laguna”, dice Clara.
La cosmovisión muisca ve a todas
las lagunas del altiplano cundiboyacense
como sagradas y parte de todo un
sistema espiritual que mantiene la
cuenca del río Bogotá. Sin embargo, Clara
ve con tristeza cómo estas lagunas, en
las que antes se celebraban ceremonias
al sol y la luna, han perdido terreno para
dar espacio a la ganadería.
Según cifras de la CAR, la laguna de
Fúquene, durante el siglo XX, pasó de tener
12.000 hectáreas a 3.138. Y la laguna de
Suesca, entre 1950 y 2000, pasó de 547
hectáreas a apenas 160.
La laguna Pedro Palo queda en las montañas de Tena: un territorio que era antiguamente
utilizado por los muiscas para hacer sus pagamentos. Hoy en día esta zona es propiedad
de la familia de Roberto Sáenz, un bogotano de 56 años.
“En 1998, por la contaminación, la CAR prohibió el ingreso del público. En 2005,
junto a mi hermano, bautizamos el predio como Tenasucá, nombre que le habían
dado los muiscas a la laguna, y conformamos Reservas Naturales de la Sociedad
Civil”, dice este ambientalista de corazón.
Desde entonces Roberto ha trabajado en proyectos como la creación de corredores
biológicos para conectar las áreas degradadas por el ganado. Esta iniciativa ha sido
liderada por el Instituto Humboldt y la organización
de un vivero de árboles nativos con el apoyo
de la Corporación Autónoma Regional (CAR).
Hace dos años dejó su trabajo de ingeniería de
sistemas en Bogotá para radicarse definitivamente
en Tenasucá, donde recibe investigadores y
turistas. Nadie entra a la laguna: la contemplan
desde lo alto de la montaña.
11
 FAUNA

Únicos e irrepetibles
El pez capitán de la sabana y la tingua bogotana son dos de las especies
que solo habitan las zonas aledañas al río Bogotá. Ambos se encuentran
amenazados y protegerlos es tarea de todos.

- oswaldo cortés
foto: cortesía fundación humedales bogotá
foto: cortesía universidad manuela beltrán

La tingua bogotana suele anidar y

El capitán de la sabana es endémico del río Bogotá y solo alimentarse en la vegetación acuática
habita entre los 2.500 y los 3.100 metros sobre el nivel del mar. presente en los humedales.

C T
APITÁN DE LA SABANA - (Eremophilus mutisii) INGUA BOGOTANA - (Rallus
Con tan solo 23 centímetros, este pequeño pez de ca- semiplumbeus)
beza alargada, plana y cuerpo color verde oscuro con Es un ave tímida que solo habita
pintas amarillas y sin escamas llamó la atención de Alexander en los humedales, pantanos y junca-
von Humboldt en uno de sus recorridos por la parte alta del les de los altiplanos cundiboyacenses,
río Bogotá en 1805. aunque suele verse con más frecuencia
El geógrafo y naturalista alemán lo bautizó con el nom- en la sabana de Bogotá. Mide no más
bre de Eremophilus, que se traduce como amante de la sole- de 25 centímetros, tiene un pico largo
dad, haciendo referencia a la quietud y tranquilidad del lugar y curvo de color rojo y patas alargadas.
donde capturó al pez. Le agregó la palabra mutisii en honor Su plumaje es marrón con rayas negras
a su amigo el botánico José Celestino Mutis. De manera co- y algunos tintes rojizos. Emite un soni-
loquial es conocido como capitán de la sabana y al parecer do agudo y alto, similar al de las ardi-
fue la primera especie de pez de agua dulce descrita cientí- llas, y si se siente amenazada, lo repite
ficamente en el país. En sus escritos, Humboldt aseguró que como un martilleo.
“el capitán es una comida muy agradable”. Suele anidar y alimentarse en la
Sin embargo, 215 años después la vida del capitán es otra. So- vegetación acuática de los humedales,
brevive en medio de la contaminación, la deforestación, la amplia- pero con la reducción de los cuerpos
ción de la frontera agrícola y, sobre todo, la presencia de especies de agua ha ido perdiendo su hogar. Se-
invasoras con altas tasas de reproducción que desplazan sus po- gún el Libro rojo de aves de Colombia
blaciones, como el caso de la trucha. A esto se le suma la pesca está en peligro de extinción debido a la
insostenible de esta especie, que desde la época de Humboldt era disminución de su hábitat, en especial
muy consumida, especialmente en épocas de Cuaresma. de los juncales, explotación agrícola,
El capitán solo habita en alturas entre los 2.500 y los 3.100 quemas, perros ferales, incremento de
metros sobre el nivel del mar y bajo temperaturas no mayores las urbanizaciones en zonas de recarga
a los 18 grados centígrados. En la actualidad está catalogado hídrica y contaminación de los cuer-
como especie vulnerable, según el Libro rojo de los peces de pos de agua.
agua dulce de Colombia.

12
 CONTAMINACIÓN
El Bogotá, en jaque
Vertimientos de todo tipo, basuras, químicos de las curtiembres, mal uso del
suelo, sobrecarga ganadera, deforestación y escombros son algunas de las
acciones que pusieron al río Bogotá en estado crítico. Ya es hora de parar.
E
n jaque, al borde del final, a la
orilla de la muerte. Lo que pa-
reciera el título de una novela
de terror refleja la vida del río Bogo-
tá desde mediados del siglo XX: una
nata contaminada y solitaria que
sus habitantes han rechazado desde
hace años, a pesar de seguir prestan-
do servicios ecosistémicos valiosos e
impactar de manera positiva sobre
la economía de las poblaciones ale-
dañas a su cuenca.
En su viaje de 380 kilómetros,
solo 11 son de agua cristalina. Des-
de su ingreso a la civilización, debe
enfrentar una serie de enemigos
que lo tienen contra las cuerdas.
La primera descarga contami-
nante le llega en Villapinzón y Cho-
contá, donde cerca de un centenar
de curtiembres le vierten desechos
químicos provenientes del proce-
so de curtido de las pieles. Pasa de
tener un nivel de contaminación
tipo 1 (mínimo) a tipo 3 (regular),
medida que va hasta 8 según los
objetivos de calidad establecidos
Al salir de
la capital, la
contaminación
del río Bogotá es
de nivel 8 (muy
malo), según
los índices de
la Corporación
Autónoma
Regional de
Cundinamarca.
foto: nicolás acevedo
por la Corporación Autónoma Re-
gional de Cundinamarca (CAR).
Cuando sigue por los 21 municipios
de la cuenca alta, su drama se incre-
menta por las aguas residuales e in-
dustriales y el mal uso del suelo, ya
que algunas zonas son destinadas
para la ganadería.
“Los suelos de la cuenca son los
más cultivables del país. Si no fuera
por las heladas, el territorio podría
ser catalogado como perfecto para
el desarrollo agrícola. Al meterle ga-
nado a estas zonas, los suelos sufren
compactación y erosión, procesos
que tardan cientos de años en recu-
perarse”, afirmó Germán Darío Ál-
varez, experto en suelos y antiguo
subdirector de Agrología del Igac.
Luego de recorrer sitios in-
dustriales y agropecuarios como
Chía, Sopó, Cajicá y Cota, el río
pasa de un grado de contamina-
ción 5 (regular) a uno 7 (malo).
No obstante, los golpes tóxicos
más contundentes los recibe en su
cuenca media.
Al bordear Bogotá y Soacha,
el río sufre por las descargas de
aguas residuales de más de 9 mi-
llones de personas. Los tres ríos
urbanos de la capital –Fucha,
Tunjuelo y Salitre– le entregan a
diario 690 toneladas de carga con-
taminante. En este punto, el grado
de contaminación llega a su tope:
8 (muy malo).
Electrodomésticos, partes de
autos, grasa, colchones, escombros,
vísceras de animales y hasta ca-
dáveres forman parte del oscuro
panorama de contaminación de la
cuenca media, el cual le hereda a
los municipios de su tramo final.
Tras su paso por La Mesa,
Apulo, Anapoima y Tocaima, el
río Bogotá se encuentra con el
Magdalena en Girardot, una con-
fluencia con un índice de conta-
minación 7 (malo). Aunque las
labores de limpieza por parte de
distintas instituciones son claves,
la recuperación del río está en
nuestras manos.
13
 INVERSIONES

Las megaobras que harán

Con una inversión superior a los 6,5 billones de pesos, a finales de esta
década el río Bogotá podría perder esa estampa de cloaca que lo ha
perseguido desde el siglo pasado. Así avanzan sus principales salvavidas.

D
esde 2004, la magistrada Nelly
Villamizar empezó a blindar
con dientes al río Bogotá, se-
gundo afluente más importante del
país, que agoniza desde mediados
del siglo XX por basuras, vertimien-
tos y falta de conciencia de los habi-
tantes de su cuenca.
Villamizar fue la ponente de
una robusta sentencia en prime-
ra instancia por parte del Tribu-
nal Administrativo de Cundina-
marca en agosto de ese año, la
cual obligaba a la Nación a reali-
zar lo que muchos creían imposi-
ble: descontaminar el río Bogotá.
Sin embargo, no fue sino has-
ta diez años después que el Con-
sejo de Estado confirmó el pro-
nunciamiento de la magistrada
en una sentencia histórica, que
obligó a 72 entidades nacionales
y regionales a tomar medidas ur-
gentes para el renacer del río.
Con una inversión superior
a los 6,5 billones de pesos, tres
salvavidas, liderados por la Cor-
poración Autónoma Regional de
Cundinamarca (CAR), la Alcal-
día de Bogotá y la Gobernación
de Cundinamarca, ya le cambian
la cara de cloaca al río. Acciones
que, al parecer, no serán un in-
tento fallido más por recuperar
el cuerpo de agua.
La primera transformación
fue una adecuación hidráulica
en 68 kilómetros entre Soacha y
Cota. Aquí la CAR retiró más de
8 millones de metros cúbicos de
residuos, amplió el cauce de 30 a
60 metros y duplicó la capacidad
de transporte a 200 metros cúbi-
cos por segundo.
Para esto, adquirió 198 predios
en más de 600 hectáreas, de las cua-
les 230 fueron destinadas para seis
humedales, meandros artificiales y
zonas de amortiguación. La ronda
fue reverdecida con 120.000 árbo-
les de 20 especies nativas.
“Estas obras han permitido que
el río no vuelva a desbordarse y que
cuente con aguas en movimiento y
sin tantos olores. Hoy trabajamos
en 42 kilómetros entre Cota y Caji-
cá y tenemos proyectado seguir con
70 kilómetros más hasta Suesca”,
afirma Aníbal Acosta, director del
Fondo para las Inversiones Am-
bientales de la CAR. 
Paralelo al río, en los 68 kiló-
metros ya intervenidos, la CAR
construyó un parque lineal con
senderos peatonales, embarcaderos
y puntos de avistamiento de aves,
que es monitoreado por 14 cámaras
durante las 24 horas del día.
“Estamos terminando la cons-
trucción de los embarcaderos y pro-
yectamos ampliar el parque lineal
hasta Chía”, manifiesta Amaury
Rodríguez, funcionario de la Di-
rección General de la CAR.
Salitre, próxima a funcionar
El mayor foco de contaminación
del río está en Bogotá, donde los
afluentes Tunjuelo, Fucha y Sali-
tre le entregan a diario 690 tone-
ladas de carga contaminante.

Desde 2012, la cuenca media del

río Bogotá entró en profunda cirugía.
Las obras de ampliación de su cauce
permitieron sacar del lecho más de 8
millones de metros cúbicos de basuras.
FOTO: CAR

En 2021, la planta de tratamiento de aguas

residuales Salitre tratará 30 por ciento de las
descargas que le llegan al Bogotá. Será la
renacer la gran serpiente
Las descargas de los habitan-
tes del norte y centro de la capital
serán desinfectadas en la nueva
planta de tratamiento de aguas
residuales (PTAR) Salitre, obra
de 450 millones de dólares que
empezará a funcionar en 2021.
“La ampliación y optimiza-
ción de Salitre tratará 7 metros
cúbicos de agua residual por se-
gundo, 30 por ciento de las des-
cargas que le ingresan al Bogotá.
Un tratamiento secundario por
desinfección permitirá que sus
aguas sean utilizadas con fines
agropecuarios”, indica Acosta.
El avance del proyecto es de
82,9 por ciento. “Las obras civi-
les en concreto ya culminaron.
Ahora instalamos tuberías, mo-
tobombas y conexiones eléctri-
cas. Este año haremos las prue-
bas para su funcionamiento”,
anota Rodríguez.
Al lado de la PTAR, la CAR
construye el Parque Metropo-
litano Salitre, 31 hectáreas con
zonas recreativas, senderos, lago,
canchas, mirador, vivero, maloca
y áreas ambientales. La meta es
inaugurarlo en agosto de este año.
FOTO: RENDER EAAB
Canoas, indispensable
El 70 por ciento de las descar-
gas que ensucian al río Bogotá
serán tratadas por la PTAR Ca-
noas, megaobra que llegó a cie-
rre financiero el año pasado: 4,5
billones de pesos de la CAR, el
Acueducto y la Gobernación.
Estará ubicada en Soacha y
tratará los 16 metros cúbicos de
agua residual por segundo apor-
tados por la población del sur de
Bogotá y Soacha. Será la PTAR
más grande de Colombia y la
quinta de Latinoamérica.
La estación elevadora Ca-
noas retirará los grandes resi-
duos y desechos sólidos. Luego
elevará las aguas residuales hacia
la PTAR, donde serán tratadas.
“Será dos veces más gran-
de que Salitre y contará con
tratamiento secundario por
desinfección. Estimamos que
las obras duren cinco años y
que empiece a funcionar hacia
2028”, explica Rodríguez.
El funcionario asegura que
la estación elevadora, hoy en
construcción, estará lista en
2021. “Los diseños –agrega–
para el tratamiento secundario
de Canoas ya fueron contra-
tados. A finales de este año, se
abrirá un proceso de adjudica-
ción para la construcción de la
PTAR”. 
Pequeñas pero necesarias
Los 46 municipios de Cundi-
namarca también aportan a la
contaminación del río. Por eso,
la CAR apoya a las alcaldías y
empresas públicas en el diseño,
optimización y construcción de
una PTAR a menor escala.
“Ya culminamos 24 proyectos
en las tres cuencas del río Bogo-
tá”, dice Martha Muñoz, experta
de la Dirección de Infraestruc-
tura Ambiental de la CAR. “Ac-
tualmente, participamos en la
ejecución de 25 obras. La cuen-
ca alta quedará toda cubierta en
términos de tratamiento de aguas
residuales”. 
La PTAR de Villapinzón, hoy
en diseño y que se demoró ocho
años en destrabarse por proble-
mas de embargos, por fin aten-
derá los vertimientos de más de
100 curtiembres.
La PTAR Canoas desinfectará
70 por ciento de las aguas
residuales que le inyectan al río
Bogotá en su paso por la capital
foto: nicolás acevedo
del país y Soacha.
15
 UNA INICIATIVA DE
THE

F O U N D AT I O N Tratamiento para la Protección Ambiental

Tratamiento para la Protección Ambiental

Tratamiento para la Protección Ambiental

Qué es el Grupo Río Bogotá

El Grupo Río Bogotá es una alianza de
entidades que busca proteger y potenciar
el ecosistema de la cuenca, sensibilizar a la
ciudadanía a través de la educación ambiental
FOTO: NICOLAS ACEVEDO

y comprometer a los sectores público y privado

en un desarrollo económico y social del río
con un criterio de sostenibilidad.