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Los cinco sentidos


Mauricio Castaño H.
Historiador http://colombiakritica.blogspot.com/

Quien mucho habla poco sabe. Con la boca llena de palabras, no hay lugar a
saborear, a degustar, oír, ver, tocar, escuchar, olfatear. Platón invitó a sus
amigos al banquete pero no se entregaron al disfrute de la buena mesa, sus
bocas y lenguas las embutieron de palabras, a largos diálogos, a interminables
conversaciones, al sólo verbo. Comida y degustación quedan por fuera, los
cuerpos con la verborrea anestesiados están; la estesia, el sentir dormita. A
falta de pan, sólo se ofrece circo. Platón habla del amor, pero no hace el amor.
Amar comienza por consentir, por oler con el otro, mezcla de olores. Los
amantes se entrelazan, se mezclan, se funden en uno solo, poco o nada
hablan. El homo sapiens quiere decir que tiene sapiencia, el hombre que sabe,
que saborea, que conoce, que experimenta a través de los sentidos.

El verbo, el lenguaje que todo lo cubre, mata la experimentación, el empirismo;


él prohíbe, inhibe los sentidos, sumerge en la inactividad, aparece el
parasitismo, donde no se tiene nada que hacer, se allega la organización social
de la anorexia y del desgano. La lengua que habla, mata a la lengua que
degusta. Ejemplo: Norteamérica come fofo. Y bebe insípido, se ataruga
desabrido. Helado, refrigerado además para adormecer las pupilas. Bebe y
come en demasía hasta quedar como un barril, pues la sola calidad pone
límites. Hay saciedad cuando se degusta, las papilas nos llevan al disfrute
irrepetible. El animal come rápido, el hombre saborea, disfruta los olores, ya no
caza.

La anestesia hace a los cuerpos horrendos, las palabras drogan los cuerpos y
las cosas. Piel endurecida de los alcohólicos. Cuerpos con piel escamosa,
esclerótica, rígida, insensible, cuerpos convertidos en estatuas, tumbas de
cadáveres. Los hombres que sólo hablan y hablan, los que se dicen sabiondos,
son hombres feos, sus cuerpos endurecidos por la inactividad, son torpes en
movimientos, no saben bailar, no sienten, no saben amar. El buen vino protege
del alcoholismo, la sapidez de los manjares salva de la obesidad. Lo que no
despierta los sentidos, los droga. El empirismo prescinde de la farmacia.

El imperio del lenguaje se instala, viene la administración del verbo, los media
atraen por su seducción, la ciencia por su juicio de verdad, por su producción
de verdad. Se condenó a Galileo en nombre de las Escrituras. El verbo produce
una clase dominante abstracta, ebria de códigos: legista, informática, rigurosa,
tres veces eficaz, productora de mundo, de consumo. La gramática olvida la
física y la biología, además las pasiones y toda la literatura. La filosofía
abandona la dureza sublime para que la lengua no muera por sofocamiento. La
lengua ha producido la ciencia, la ciencia ha hecho posible mil técnicas, éstas
hacen bastante ruido para que se pueda finalmente decir que el mundo clama
lengua. La enseñanza pasa por el discurso, lengueril, sólo espíritu, ignoran la
presencia del vino y del pan. Priorizan el verbo. Producen ciencias distribuidas
en Facultades universitarias, partición disciplinaria, conflictos de secta,
heréticos, riñen por tener la voz, por defender la idea.

En suma, el verbo opaca el cuerpo, lo sólido, la experiencia, la empiria, el


contacto con el mundo material, y las ciencias duras y blandas lo
perfeccionaron, siendo las ciencias humanas campeonas, drogas en las
habladurías. Así, las ciencias toman el camino del Juicio, de juzgar, de la
crítica. Vigilar, observar. El que vigila es sagaz: que sabe olfatear, un zorro
para el engaño. Vicio es la astucia. Las ciencias humanas vigilan, las ciencias
exactas observan. En la ausencia de Objetos, sólo vigilan se consagran a las
delicias de la policía, a la prisión política, se condenan al infierno de las
relaciones, nos lanzan al belicismo, a las olimpiadas. Las unas de las edades
míticas, la otra con la edad de nuestra historia. Análisis reproduce el verbo
griego que significa desligar. Analizar exige que se deshaga un nudo, deshacer
vínculos, deconstruir, despedazar. Desmenuzar, quebrar, romper esto es el
análisis. Pensar en desligar, desanudar, romper, destruir es la Dialéctica de la
dualidad, de la guerra. Metodologías científicas del abandono de las cosas y
del cuerpo, del discurso de lo puro Abstracto.

Es la vía horrorosa de las Olimpiadas, de competir, de empeñarse en ser mejor


que el otro. El que engaña y trampea lo hace porque quiere ganar. La carrera
nos lleva a pasar por encima de los demás, a estrujones, quitándolos a la
fuerza del camino. Despliegue de astucias extremas. Es el camino de la
dialéctica, de la guerra, si no estás conmigo, estás en mi contra, entonces te
declaro la guerra, y si te logro dominar, sólo te declaro una paz relativa. El
pregonar guerrerista: la guerra es la madre de todas las cosas. Adoran batirse.
Pero nada más mentiroso. De ella solo queda devastación y muerte, solo sale
Destrucción. No se verá guerrerista inventor o constructor, sólo miserables
hombres, rugir de bestias. La guerra es la madre de las bestias. No existe
belleza en la guerra. La crueldad sólo hace brotar la sangre. La vida son las
fuerzas que contrarrestan la muerte.

Ante un mundo lleno de ruido, colmado de lenguaje que todo lo encubre, viene
a bien el silencio. La salud es el silencio de los órganos, si escucho los órganos
es señal de enfermedad. La cura es el silencio a la enfermedad del imperio del
lenguaje. Toda buena obra nace en el silencio y en paz. Esquivar las luchas,
batallas, evitad la droga lengueril que nos endurecen la piel, salir a caminar,
como lo hacen los espíritus libres, libres de amarras y de esa horrenda pasión
de pertenencia que explota el mundo. Espíritus libres para crear, construir.
Cuerpos plenos que sienten. Salgámonos del juego de la guerra.

Mejor saber, saborear que sólo hablar, que dar la espalda al mundo, a sentir
las cosas. La sabiduría emana del cuerpo. Lo más profundo es la piel. El buen
catador saborea con boca y ojos cerrados, luego se deja llevar por las
sensaciones que luego describe. El buqué no produce lenguaje, lanza a la
conversación, arte consumado, perfumado, del espíritu efímero, fugitivo, vivaz.
Huid de las filosofías y del entorpecimiento de la lengua. El alma y el cuerpo no
se separan sino que se mezclan. No hay purezas más que la mezcla. Todo
viene del cimiento, del asiento, del contacto a tierra. Retiraos al jardín epicúreo.
Buscar morada fuera de esa razón. Se aconseja no discutir, más bien sentir,
experimentar. La sensación inaugura la inteligencia, imponer silencio de
lengua, pues el barullo distrae, dilata, desconcentra. El pensamiento empieza
cuando la pesadez se va, libre como el viento, entregado a los viajes. Partir
significa ir en todos los sentidos. Celebramos Los Cinco Sentidos de Michel
Serres.

Edición N° 00374 – Semana del 25 al 31 de Octubre de 2013

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