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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Magistrado ponente

STC9542-2016
Radicación n.° 68679-22-14-000-2016-00020-02
(Aprobado en sesión de trece de julio de dos mil dieciséis)

Bogotá, D. C., catorce (14) de julio de dos mil dieciséis


(2016).

Se decide la impugnación formulada frente al fallo


proferido el 19 de mayo de 2016 por la Sala Civil – Familia -
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de San
Gil, dentro de la acción de tutela promovida por María
Dolores Granados de Pérez, Gilma Granados Galvis y
Yolanda Pérez Granados contra el Juzgado Primero Civil del
Circuito de San Gil, a cuyo trámite fueron vinculados el
Juzgado Promiscuo Municipal de Barichara, Luis Francisco
Granados Galvis, María del Socorro, Elvira, Pedro Vicente,
Isaías y Luz Marina Granados Galvis, Celmira, Antonio
María, Myriam, Eulalia, Sixto, Claudia Yaneth, Jaime
Mauricio, Javier Antonio Granados Tamayo, el curador ad
litem Juan Antonio Solano Martínez, los abogados Cristian

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Ferley Bautista González y Juan Antonio Solano Martínez, y


el Procurador Agrario Juan Gabriel López Bautista.

ANTECEDENTES

1. Las promotoras reclaman la protección de los


derechos fundamentales a la defensa, contradicción, debido
proceso –doble instancia- y acceso a la administración de
justicia, presuntamente vulnerados por la autoridad judicial
acusada.

En consecuencia, solicita declarar «írrito el auto de 4


de febrero de 2016 (…) que proclamó desierto el recurso de
apelación interpuesto contra la sentencia de 13 de enero de
2016 (…)» y ordenar «dar el trámite correspondiente a la
apelación interpuesta de conformidad al origen en el que
fuera concedido el recurso por el Juzgado primitivo, es decir,
a la luz del artículo 352 y s.s. del Código de Procedimiento
Civil (…)» (fl. 13, cdno. 1).

2. La queja constitucional se sustenta, en síntesis, en lo


siguiente:

2.1. María Dolores Granados de Pérez, Celmira


Granados Tamayo, Gilma y Pedro Granados Galvis,
promovieron un juicio reivindicatorio contra Luis Francisco
Granados Galvis, cuyo conocimiento le correspondió al
Juzgado Promiscuo Municipal de Barichara.

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2.2. Posteriormente, Luis Francisco Granados Galvis


instauró un juicio de pertenencia contra Gilma Granados
Galvis, Yolanda Pérez Granados, María del Socorro, Elvira,
Pedro Vicente, Isaías y Luz Marina Granados Galvis, María
Dolores Granados de Pérez, Celmira, Antonio María,
Myriam, Eulalia, Sixto, Claudia Yaneth, Jaime Mauricio,
Javier Antonio Granados Tamayo, asunto que también fue
asignado al Juzgado Promiscuo Municipal de Barichara, por
lo que ese despacho dispuso la acumulación de los dos
procesos referidos.

2.3. Indicaron las accionantes que tras surtirse el


trámite correspondiente y después de ser suspendida, en
distintas oportunidades, la audiencia de que trata el
artículo 432 del Código de Procedimiento Civil, el 13 de
enero de 2016 el estrado accionado dio lectura a la
sentencia declarando que no era procedente la
reivindicación pretendida y que Luis Fernando Granados
Galvis adquirió por prescripción extraordinaria adquisitiva
de dominio el 75% del bien inmueble identificado con
matrícula inmobiliaria 302-0002904.

2.4. Señalaron que en la mencionada audiencia


formularon apelación, la que inicialmente «fue concedid[a]
(…) conforme a la entrada en vigencia del Código General del
Proceso (…)», pero su apoderado le explicó al operador
judicial convocado «que dicha audiencia correspondía a una
continuación de la misma, la cual había dado su inicio en el
último trimestre del año 2015 y por ende el trámite del

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recurso debía corresponder al indicado por el Código de


Procedimiento Civil» (fl. 2, cdno. 1).

2.5. Adujeron que por lo anterior, el juzgador concedió


la alzada en efecto suspensivo de acuerdo con el Código de
Procedimiento Civil y remitió el expediente al superior.

2.6. Sostuvieron que el asunto le fue asignado al


Juzgado Primero Civil del Circuito de San Gil, despacho que
con proveído de 4 de febrero de 2016 declaró desierto el
recurso con fundamento en que no había sido sustentado
dentro de la oportunidad y con las formalidades previstas
en el artículo 322 del Código General del Proceso,
«desconociendo la circunstancia apremiante de que el recurso
fue concedido por el juzgado primitivo conforme a (…) lo
contemplado en los artículos 352 y s.s.» (fl. 3, cdno. 1).

2.7. Agregaron que como no procede reposición frente


a la anotada determinación, solicitaron la anulación de la
providencia que declaró la deserción, pero en proveído de 4
de febrero de 2016 le fue denegada su solicitud.

2.8. Indicaron que su apoderado «siempre estuvo a la


espera del traslado que contempla el artículo 360 del Código
de Procedimiento Civil»; con la decisión se modificó
«abruptamente la disposición discrecional» del estrado
municipal y se quebrantó el principio de confianza legítima,
así como de prevalencia del derecho sustancial; el despacho
acusado debió analizar las circunstancias particulares del

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caso y hacer uso de la excepción de inconstitucionalidad (fl.


3, cdno. 1).

2.9. Añadieron que era imposible sustentar la alzada


en el término previsto en el artículo 322 del Código General
del Proceso, pues como se concedió el recurso conforme con
el artículo 352 del Código de Procedimiento Civil, el
expediente fue enviado al día siguiente a la oficina de apoyo
de San Gil a la espera del reparto.

LA RESPUESTA DEL ACCIONADO Y VINCULADOS

1. El Juzgado Primero Civil del Circuito de San Gil


remitió copias de las actuaciones de segunda instancia.

2. El Curador Ad Litem de las personas indeterminadas


adujo que no se oponía a las pretensiones de la solicitud de
amparo y que los argumentos expuestos deben ser «objeto de
análisis sabio y crítico del Juez de tutela, para emitir su
decisión final» (fl. 93, cdno. 1).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

El Tribunal constitucional, en Sala mayoritaria,


concedió el amparo al considerar que el juzgador acusado
no analizó ni valoró el error interpretativo de la ley procesal
vigente en el que incurrió el Juzgado Promiscuo Municipal
de Barichara al desatender las reglas previstas para el
tránsito de legislación, lo que generó confianza legítima y
convencimiento pleno de que el recurso del apelante se

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tramitaría bajo los lineamientos del Código de


Procedimiento Civil y no del Código General del Proceso;
que de acuerdo con la jurisprudencia procedía un análisis
minucioso antes de decidir sobre la declaratoria de
deserción del recurso «habida cuenta que allí claramente se
dispuso que el trámite de la concesión y sus aspectos
consecuenciales, relacionados con la sustentación, estarían
regidos por el Código de Procedimiento Civil, que
posibilitaban cumplir con tal carga aún en el trámite de
segunda instancia (…)», razón por la que el estrado debió
ejercer un control de legalidad en torno a la normativa en la
que fue concedida la alzada «incluso adoptando las medidas
para un saneamiento de tal índole y con ello ordenando
adecuar el trámite en ese preciso estadio procesal bajo los
postulados del numeral 2 literal b y numeral 5 del artículo
625 del C.G.P.» (fl. 143, cdno. 1).

Ordenó al estrado acusado que «deje sin efecto el auto


de cuatro (4) de febrero de dos mil dieciséis (2016) y previo a
adelantar cualquier otro trámite procesal, ordene al inferior,
como medida de saneamiento, cite a audiencia para que se
conceda el recurso de apelación bajo la previsión del tránsito
de la legislación establecido en el numera 2 literal b y
numeral 5 del artículo 625 del C.G.P.» (fl. 146, cdno. 1).

LA IMPUGNACIÓN

Luis Francisco Granados Galvis, vinculado al presente


asunto, impugnó el fallo sin manifestar los motivos de su
inconformidad (fl. 160, cdno. 1).

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El Juzgado Primero Civil del Circuito de San Gil


también apeló la referida determinación, tras señalar que
no incurrió en vía de hecho alguna, pues su actuación se
ciñó a la ley procesal vigente y a la interpretación del literal
b del artículo 625 del Código General, lo cual es razonable
(fl. 161, cdno. 1).

CONSIDERACIONES

1. Al tenor del artículo 86 de la Constitución Política,


la acción de tutela es un mecanismo singular establecido
para la protección inmediata de los derechos fundamentales
de las personas, frente a la amenaza o violación que pueda
derivarse de la acción u omisión de las autoridades públicas
o, en determinadas hipótesis, de los particulares.

Por lineamiento jurisprudencial, este instrumento


excepcional no procede respecto de providencias judiciales,
salvo que el funcionario adopte una decisión por completo
desviada del camino previamente señalado, sin ninguna
objetividad, afincado en sus particulares designios, a tal
extremo que configure el proceder denominado «vía de
hecho», situación frente a la cual se abre camino el amparo
para restablecer las garantías esenciales conculcadas
siempre y cuando se hayan agotado las vías ordinarias de
defensa, dado el carácter subsidiario y residual del
resguardo y, por supuesto, se observe el requisito de la
inmediatez connatural a su ejercicio.

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2. De los elementos de convicción obrantes en las


presentes diligencias, se anticipa la confirmación del
amparo deprecado como quiera que se vulneraron los
derechos invocados por las actoras y el principio de
confianza legítima como pasa a verse.

En efecto, una vez proferida la sentencia dentro del


juicio cuestionado, el abogado del extremo actor formuló
apelación, la que le fue concedida en los términos del
artículo 322 del Código General del Proceso.

Sin embargo, el referido apoderado le solicitó al


operador judicial que tuviera en cuenta los lineamientos
contenidos en el Código de Procedimiento Civil y no los del
Código General del Proceso, por lo que el juzgador indicó
que efectivamente como era la continuación de una
audiencia pública que inició el año anterior bajo los
parámetros del primer estatuto, concedía la alzada
conforme a esta última normatividad.

Posteriormente, el Juzgado Primero Civil del Circuito


de San Gil, en auto de 4 de febrero de 2016, declaró
desierto el recurso de apelación interpuesto porque no fue
sustentado en la misma audiencia o dentro de los tres días
siguientes, decisión que recurrida se mantuvo.

Así las cosas, se advierte que si bien el estrado del


circuito acusado efectuó un análisis atendible en punto a la
transición normativa, en este caso particular, se vio
transgredido el principio de confianza legítima por la forma

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en la que el juzgador municipal concedió el recurso, pues


pese a que inicialmente invocó el Código General del
Proceso, cambió su posición, y concedió la alzada conforme
al Código de Procedimiento Civil.

Al respecto esta Sala precisó en un asunto de similares


contornos que:

(…) la Juez de primer grado incurrió en irregularidad por


desconocimiento de los principios de confianza legítima y
seguridad jurídica; por cuanto surge palmario que la gestora
estuvo convencida de estar frente una situación jurídica
consolidada.

Sobre el primero de los aludidos principios, la Sala ha señalado:

‘(…) [C[onceptualmente ha reconocido la Corte que el principio de


‘confianza legítima’ procura ‘garantizar a las personas que ni el
Estado ni los particulares, van a sorprenderlos con actuaciones
que, analizadas aisladamente tengan un fundamento jurídico,
pero que al compararlas, resulten contradictorias 1, ya que el
proceder inicial puede generar legítimas expectativas en los
usuarios de la administración de justicia, que deben ser
respetadas (auto de 4 de febrero de 2008, exp. 2002-00537-00).

‘[E]n efecto, sin perjuicio de reafirmar que las normas procesales


son de orden público y de interpretación estricta, existen casos
excepcionales en las que la determinación de una autoridad
judicial genera una expectativa legítima en el particular respecto
del mantenimiento de una situación determinada o sobre la
manera como una solicitud debe ser planteada ante los jueces,
circunstancia ésta en la que la administración de justicia no

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C. Constit. Sent. C-836 de 2001.

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puede con posterioridad adoptar decisiones contradictorias,


desconociendo las expectativas que dicho particular, de buena fe,
se haya formado. Por esa razón, se ha señalado, por ejemplo,
que las consecuencias de un error judicial no pueden afectar
negativamente a la parte procesal que lo padece al punto de
socavar su derecho a la defensa o el acceso a la administración
de justicia (…)”.

También esta Corporación, ha dicho:

‘(…) [L]a jurisprudencia constitucional, de vieja data, ha señalado


que los derechos fundamentales de una persona no detentan un
carácter absoluto en relación con los de otros, por lo cual es
preciso realizar una tarea de contraste cuando en una situación
concreta confluyen los intereses de varios individuos.

[E]s así como en los casos en los que se controvierte un


pronunciamiento judicial, es claro que de un lado emerge la
pretensión de la parte lesionada para que se le garantice el
debido proceso; y del otro, el de los demás sujetos, quienes
claman por el respeto de principios que son igualmente
relevantes, como la seguridad jurídica y la confianza legítima,
pues, no se entendería que alguien que acude a un trámite
absolutamente reglado, obtenga un fallo jurisdiccional
ejecutoriado, que pueda ser después revocado, sin mayores

condicionamientos (…)’ (CSJ STC8305-2014, 27 jun. 2014,

rad. 00290-01).

3. Bajo el anterior contexto, se impone, entonces,


confirmar el fallo objeto de impugnación.

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DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,
CONFIRMA el fallo impugnado.

Comuníquese mediante telegrama a los interesados y


remítase el expediente a la Corte Constitucional para la
eventual revisión.

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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