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La administración pública, en particular aquellos que tienen el deber de administrar recursos del
estado, tienen herramientas presupuestales relativamente parecidas, pero que en su definición y
aplicación distan uno del otro. Así tenemos el presupuesto por resultados (PpR), definiéndose
como aquella estrategia que permite asignar recursos presupuestales a bienes y servicios
(productos) y a resultados buscando principalmente la satisfacción de la sociedad, donde se
adopta el compromiso por parte de las entidades públicas, y que luego estas instituciones deberán
ser evaluadas en base a sus resultados obtenidos, lo que implica que estas características deben
ser siempre medibles. El presupuesto participativo, en definición es aquella estrategia surgida a
partir del debate entre autoridades y organizaciones debidamente representadas, de esta manera
se define la orientación que tendrán los recursos, habiendo definido con anterioridad la visión y
los objetivos en el plan de desarrollo concertado.
Antes de iniciar a detallar las diferencias es necesario mencionar unas de sus principales
diferencias, y es que el presupuesto por resultados, es sin duda una herramienta que privilegia los
resultados por encima de lo que la población pida, o defina como necesario, cosa opuesta es la
que hace el presupuesto participativo, en este contexto se prioriza el consenso generado entre
autoridades y organizaciones de la población.