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Doctor
CARLOS BERNAL PULIDO
Magistrado Sustanciador
Corte Constitucional
Sala Plena
Bogotá, D.C.
I. SOLICITUD
II. ARGUMENTACIÓN
1. Censuras generales o transversales: ¿Por qué se considera que el
Decreto 806 de 2020 es inconstitucional?
La razón es que vulnera los Artículos 131 y 2152 de la C.P, además de los Artículos
9º a 14º3 de la Ley 137 de 1994 “Por la cual se reglamentan los Estados de Excepción
en Colombia” y 954 de la Ley 270 de 1996 “Estatutaria de Administración de Justicia”;
leyes estatutarias que forman parte del bloque de constitucionalidad en sentido lato.
1ARTÍCULO 13. (...) El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará
medidas en favor de grupos discriminados o marginados.
El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se
encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se
cometan.
2 ARTÍCULO 215. Cuando sobrevengan hechos distintos de los previstos en los artículos 212 y 213 que
perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social y ecológico del país, o
que constituyan grave calamidad pública, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, declarar el
Estado de Emergencia por períodos hasta de treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de
noventa días en el año calendario.
Mediante tal declaración, que deberá ser motivada, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, dictar
decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos.
Estos decretos deberán referirse a materias que tengan relación directa y específica con el estado de emergencia,
y podrán, en forma transitoria, establecer nuevos tributos o modificar los existentes. En estos últimos casos, las
medidas dejarán de regir al término de la siguiente vigencia fiscal, salvo que el Congreso, durante el año
siguiente, les otorgue carácter permanente. (...)
3 ARTÍCULO 9. USO DE LAS FACULTADES. Las facultades a que se refiere esta ley no pueden ser utilizadas
siempre que se haya declarado el estado de excepción sino, únicamente, cuando se cumplan los principios de
finalidad, necesidad, proporcionalidad, motivación de incompatibilidad, y se den las condiciones y requisitos a
los cuales se refiere la presente ley.
ARTÍCULO 10. FINALIDAD. Cada una de las medidas adoptadas en los decretos legislativos deberá estar
directa y específicamente encaminada a conjurar las causas de la perturbación y a impedir la extensión de sus
efectos.
ARTÍCULO 11. NECESIDAD Los decretos legislativos deberán expresar claramente las razones por las cuales
cada una de las medidas adoptadas es necesaria para alcanzar los fines que dieron lugar a la declaratoria del
estado de excepción correspondiente.
ARTÍCULO 12. MOTIVACIÓN DE INCOMPATIBILIDAD. Los decretos legislativos que suspendan leyes
deberán expresar las razones por las cuales son incompatibles con el correspondiente Estado de Excepción.
ARTÍCULO 13. PROPORCIONALIDAD. Las medidas expedidas durante los Estados de Excepción deberán
guardar proporcionalidad con la gravedad de los hechos que buscan conjurar.
La limitación en el ejercicio de los derechos y libertades sólo será admisible en el grado estrictamente necesario,
para buscar el retorno a la normalidad.
ARTÍCULO 14. NO DISCRIMINACIÓN. Las medidas adoptadas con ocasión de los Estados de Excepción, no
pueden entrañar discriminación alguna, fundada en razones de raza, lengua, religión, origen nacional o familiar,
opinión política o filosófica. Lo anterior no obsta para que se adopten medidas en favor de miembros de grupos
rebeldes para facilitar y garantizar su incorporación a la vida civil. (…)
4ARTÍCULO 95. TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. El Consejo
Los juzgados, tribunales y corporaciones judiciales podrán utilizar cualesquier medios técnicos, electrónicos,
informáticos y telemáticos, para el cumplimiento de sus funciones.
Para efectos de esta solicitud, se entiende que el control ejercido por la Corte
Constitucional debe estar enfocado en constatar que el Presidente de la República no
se desborde de los fines y escenarios para los cuales el constituyente fundó los
estados de excepción, para lo cual la jurisprudencia constitucional ha instaurado una
serie de parámetros que tienen como fundamento: la Constitución, la Ley 137 de 1994
y las normas de Derecho Internacional relacionadas con Derechos Humanos que no
pueden ser suspendidos aún en estados de excepción.
Para que una norma emitida en estado de excepción pueda declararse constitucional,
la norma debe superar íntegramente todos y cada uno de los criterios de valoración
que realiza la Corte Constitucional, pues de lo contrario el resultado debería ser la
inexequibilidad. El contenido de cada valoración que se considera de relevancia para
el análisis del decreto 806 de 2020, se explica mejor de la siguiente manera:
Los documentos emitidos por los citados medios, cualquiera que sea su soporte, gozarán de la validez y eficacia
de un documento original siempre que quede garantizada su autenticidad, integridad y el cumplimiento de los
requisitos exigidos por las leyes procesales.
Los procesos que se tramiten con soporte informático garantizarán la identificación y el ejercicio de la función
jurisdiccional por el órgano que la ejerce, así como la confidencialidad, privacidad, y seguridad de los datos de
carácter personal que contengan en los términos que establezca la ley.
La conexidad interna, las medidas que se toman, deben guardar relación con
la motivación que expone el decreto que consagra dicha medida. Es decir, toda
medida que se toma en el Decreto 806 de 2020, debe ser congruente con la
motivación del mismo Decreto.
Razón por la cual se debe inspeccionar si las medidas del Decreto 806 de 2020
justifican su adopción en el estado de emergencia. Esta exogencia motivación
será aún mayor si la medida afecta derechos fundamentales.
5 Sentencia C - 467 de 2017, Corte Constitucional Colombiana. MP. Gloria Stella Ortiz Delgado. Pág. 19.
❖ Necesidad. En este estadio se debe analizar la idoneidad de las medidas
adoptadas a partir de dos criterios: necesidad fáctica y necesidad jurídica. Para
la Corte Constitucional: “El primero, relativo a si el Presidente incurrió en error
manifiesto en la apreciación de la necesidad de la medida, de modo que ésta
carecía de toda vocación de utilidad para superar el estado de emergencia y/o
evitar la extensión de los efectos de los hechos que la motivaron. El segundo,
relacionado con la evaluación acerca de la existencia dentro del ordenamiento
jurídico ordinario de previsiones legales que fueran suficientes y adecuadas
para lograr los objetivos de la medida excepcional, evaluación denominada por
la jurisprudencia como juicio de subsidiariedad”.6
6 Sentencia C - 723 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. Mp.Luis Hernesto Vargas Silva. Pág. 27.
evaluación acerca de la relación entre los costos de la medida en términos de
limitaciones a intereses constitucionales y, segundo, se verifica que no se trate
de una restricción innecesaria de los derechos, ante la existencia de
alternativas menos lesivas de estos y, a la vez, de igual o mayor efectividad
que la asumida por el Gobierno Nacional”.7
Los criterios acá mencionados son los que se consideran transversales para el
análisis de constitucionalidad del Decreto 806 de 2020. Sin embargo, existen
más criterios a considerar en el control automático y es deber de la Honorable
Corte Constitucional realizar cada juicio con cada una de las medidas o
disposiciones normativas que se adoptan en el decreto, sin ninguna excepción.
Por último, es importante resaltar que ha sido acogida por la Corte Constitucional la
interpretación según la cual una medida adoptada al amparo de un estado de
excepción sólo se ajusta a la Constitución Política si satisface todos y cada uno de
los requisitos mencionados; es decir, si no supera uno de los diez criterios
mencionados, no es necesario que continúe el análisis, sino que se puede proceder
a declarar la inexequibilidad de la medida8. (...) Que el control de constitucionalidad
de los decretos de desarrollo, si bien adopta la metodología expuesta, no requiere
que sea agotada cuando se encuentra que la medida no cumple con uno de los juicios
antes explicados. Ante esa eventualidad, el decreto de desarrollo devendrá
inexequible, sin necesidad de evaluarlo a partir de los restantes parámetros9.
1.1. El Decreto 806 de 2020 desconoce los límites materiales a las facultades
legislativas extraordinarias que puede atribuirse el Presidente de la República
en los estados de excepción.
7 Sentencia C-742 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. MP. María Victoria Calle Correa. Pág. 20.
8 Sentencia C-742 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. MP. María Victoria Calle Correa. Pág. 20.
9 Sentencia C - 723 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. Mp.Luis Hernesto Vargas Silva. Pág. 28.
La declaratoria de estado de excepción es un escenario que supone un desequilibrio
en la separación de poderes, en tanto el poder ejecutivo asume competencias que,
de ordinario, radican en el poder legislativo. Esta posibilidad, que como se anota, es
extraordinaria, no significa una renuncia a los postulados básicos del Estado de
Derecho, los cuales se preservan, entre otros, a través del control político que ejerce
el Congreso de la República y del control jurídico que lleva a cabo la Corte
Constitucional.
Bajo estas premisas, que son los acuerdos en relación con la forma de hacer el
análisis, se hace el estudio del Decreto Legislativo 806 de 2020 y con él se concluye
lo que a continuación se expone:
Allí se mencionan expresamente muchos sectores, tales como el sector del turismo,
transporte aéreo o la afectación de los trabajadores en Colombia que no son
asalariados, sin que se haga referencia alguna al sector justicia.
“Por el cual se declara un Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio
10
Nacional”
Incluso el mencionado Decreto 637 de 2020 viabiliza nuevamente la suspensión de
términos administrativos y judiciales, y la flexibilización del deber de prestar atención
personalizada, sin que se mencione su reactivación. Así, la única mención que se
hace a la prestación del servicio de justicia se incluye en este sentido:
Que con el propósito de limitar las posibilidades de propagación del nuevo coronavirus Covid 19
y de proteger la salud del público en general y de los servidores públicos que los atienden, se
hace necesario expedir normas de orden legal que flexibilicen la obligación de atención
personalizada al usuario se permita, incluso, la suspensión de términos legales en las
actuaciones administrativas y jurisdiccionales, así como disposiciones tendientes a generar
eficiencia administrativa en el sector público”.
De manera que el propósito del Decreto 637 de 2020 que declara el estado de
emergencia es la reactivación económica mientras que, de otro lado, en términos
generales, el Decreto 806 de 2020 contiene dos grandes grupos de medidas (i)
Medidas tendientes a la implementación de la virtualidad y (ii) Flexibilización de las
formas procesales.
Así que si lo que se perseguía era reactivar la economía de los abogados litigantes,
una respuesta coherente era asegurar la continua prestación del servicio y el acceso
de la población a él, incluso, y más importante aún, de aquélla que no cuenta con
recursos tecnológicos; implementar a través de medidas administrativas y no
legislativas, el expediente digital; acelerar el pago de las sentencias judiciales;
destinar más personal para prestar el servicio de administración de justicia, entre
otras, que de verdad guarden relación de conexidad con la crisis económica que se
pretende conjurar. Empero, nada tiene que ver con dichos fines prescindir del juicio
por audiencias o alterar los términos de los traslados, o incluso la mayoría necesaria
para la adopción de las decisiones en los cuerpos colegiados, ya que, en realidad
ésto no es lo que afectó la economía de los abogados litigantes ni fueron estas
situaciones las que impidieron la continuidad en la prestación del servicio.
Lo anterior, por ejemplo, para que sea posible para todas las personas acceder al
aparato jurisdiccional, incluso presentar acciones públicas, tales como la acción
popular, la acción de tutela, la acción de cumplimiento, la nulidad electoral, la nulidad
simple, pérdida de investidura, nulidad por inconstitucionalidad, que en general
pueden ser presentadas sin necesidad de abogado, así como aquellas en las que se
actúa ante la jurisdicción ordinaria en causa propia, tales como los procesos de
pequeñas causas de carácter laboral y de mínima cuantía en la jurisdicción ordinaria
civil y familia.
En la encuesta de calidad de vida del DANE 201814, tan solo el 52,7% de hogares
colombianos contaban con internet fijo y móvil. Es decir, 8.2 millones de hogares y
según las cifras del boletín TIC del Ministerio de las Tecnologías y las
Telecomunicaciones “al tercer trimestre de 2019, en el país había 12.412.834
abonados al servicio de internet móvil por suscripción”. De otro lado, en Colombia se
determinó un número de 49.650.000 habitantes para el 2018 15 la relación entre
número de habitantes y acceso a internet es muy baja, por lo que gran cantidad de la
población, en el contexto del aislamiento social obligatorio, hace nugatorio el derecho
fundamental de acceso a la administración de justicia, ya que la realización de los
mismos sólo es posible a través del internet, por la imperante limitación en el
desplazamiento y la interrupción en la prestación presencial de este servicio.
13 Artículo 6. Demanda. La demanda indicará el canal digital donde deben ser notificadas las partes, sus
representantes y apoderados, los testigos, peritos y cualquier tercero que deba ser citado al proceso, so pena de
su inadmisión. Asimismo, contendrá los anexos en medio electrónico, los cuales corresponderá a los enunciados
y enumerados en la demanda. Las demandas se presentarán en forma de mensaje de datos, lo mismo que todos
sus anexos, a las direcciones de correo electrónico que el Consejo Superior de la Judicatura disponga para efectos
del reparto, cuando haya lugar a este.
14 https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/tic/bol_tic_hogares_2018.pdf Consultado el 2 de
Agosto de 2020.
15https://www.google.com.co/search?sxsrf=ALeKk03M9s-u938ljo2KlX-
acIr4HSeUew%3A1595644376874&source=hp&ei=2JkbX-
OkMMHm_Qa7jqSwBA&q=poblaci%C3%B3n+de+colombia+para+el+2018&oq=poblaci%C3%B3n+de+colo
mbia+para+el+2018&gs_lcp=CgZwc3ktYWIQAzIGCAAQFhAeMgYIABAWEB4yBggAEBYQHjIGCAAQ
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ab&ved=0ahUKEwjj8JDCrufqAhVBc98KHTsHCUYQ4dUDCAc&uact=5 Consultado el 2 de agosto de 2020.
1.3. Las medidas legislativas del Decreto 806 de 2020 no están directa y
específicamente orientadas a conjurar las causas de la perturbación económica
ni a impedir la extensión de sus efectos. No se supera el test de finalidad.
Sobre este punto, debe advertirse que el Decreto 637 de 6 de Mayo de 2020 se limita
a destacar la duración del aislamiento preventivo obligatorio y la afectación de la
economía, sin que hiciera ninguna referencia al sector justicia, ni a la afectación
económica de los abogados litigantes, tanto es así, que en las motivaciones del
Decreto 806 de 2020, el legislador extraordinario toma en sus considerandos motivos
expuestos en el Decreto 417 de 2020, es decir, en la primera declaratoria del estado
de excepción, porque, en relación con la segunda, que tiene como fundamento
conjurar la crisis económica causada por la parálisis en la prestación del servicio de
administración de justicia, se desbordó la finalidad perseguida.
No obstante, en ninguna parte del Decreto, se dice, cómo los artículos 178, 179,
180.6, 199, entre otros, del CPACA, impiden la implementación de la virtualidad o
impactan la economía de los abogados litigantes y, sin embargo, éstas disposiciones
son modificadas, sin hacer ninguna alusión expresa a su modificación ni la razón para
esta medida.
Tampoco se explica por qué las disposiciones de los artículos 95 de la Ley Estatutaria
de Administración de Justicia, 103, 105 y 107 del CGP y 186 del CPACA, debían ser
modificados, relevando al Consejo Superior de la Judicatura del deber de
proporcionar los medios para la implementación de la justicia digital, y sin embargo
introduce un deber que lo ubica en los abogados litigantes y los funcionarios. El
legislador extraordinario no dio ninguna motivación para dicho cambio.
Las disposiciones normativas que según los considerandos del Decreto “es necesario
que sean modificadas”, no resultan siendo las únicas modificadas y paradójicamente
aquellas disposiciones normativas que se señalan en los considerandos del Decreto
como obstáculo para poder implementar las tecnologías tienen un contenido asociado
a dicha posibilidad, sólo que la deja como facultativas. No obstante, en el Decreto 806
de 2020 se establece como obligatorio “en la medida de las posibilidades”, lo cual,
además, a todas luces causa confusión.
Téngase en cuenta que la “motivación suficiente”, exige determinar las razones por
las cuales, la disposición tal como estaba resultaba contraria a los fines perseguidos
y por qué es necesario introducir un cambio específico sobre una materia
determinada. Este razonamiento no se hizo explícito en el Decreto 806, donde la
motivación se limita a 4 artículos y la modificación a muchas otras disposiciones del
ordenamiento jurídico sobre las cuales, en el Decreto no se hace ninguna mención.
Lo anterior incrementa los costos en la actividad jurisdiccional y por ende “los costos
de transacción”16. Los cambios legislativos intempestivos afectan la seguridad
jurídica, ya que al introducir reformas procesales sin un proceso de implementación o
de transición, causa todo tipo de problemas interpretativos y con ello, inseguridad
jurídica para las partes y los abogados litigantes, lo que deriva en que deba esperarse
La inseguridad jurídica acarrea costos económicos tanto para los abogados litigantes
como para el aparato jurisdiccional, haciéndose un uso poco óptimo de los recursos,
que deberían estar destinados a la adecuada implementación de la virtualidad.
De otro lado, la vaguedad del lenguaje con el que está redactado el Decreto atenta
contra el principio de legalidad de las formas y genera confusión en su
implementación.
Es una reforma procesal que utiliza vocativos como “medios disponibles”, “canales
digitales”, “los que las partes aporten”, “los que el juez determine”, generan
incertidumbre, ya que introduce, normas procesales “maleables”, que se traduce en
“un cheque en blanco” con amplísimo margen de interpretación en cabeza de los
operadores judiciales. La introducción de una reforma procesal de este talante, en
lugar de generar acceso, constituye barreras, en vez de generar certezas, deja al
arbitrio del operador judicial. Al respecto, resulta pertinente recordar cuán importante
es unificar los medios, atendiendo a la legalidad de las formas y la igualdad que debe
orientar el derecho procesal.
Los códigos procesales -Ley 1564 de 2012 y Ley 1437 de 2011- en sus disposiciones
eran claros en reconocer que la eficacia normativa de las disposiciones en las que se
referían al expediente electrónico o a la implementación del uso de las tecnologías
dependía de la actividad administrativa desplegada por el Consejo Superior de la
Judicatura.
En contraste con lo expuesto, según el artículo 3 inc. 4. del Decreto 806 de 2020, el
deber se traslada a todos los sujetos procesales y a la autoridad judicial competente,
así: “Todos los sujetos procesales cumplirán los deberes constitucionales y legales
para colaborar solidariamente con la buena marcha del servicio público de
administración de justicia. La autoridad judicial competente adoptará las medidas
necesarias para garantizar su cumplimiento”.
Esto se extrae también del Artículo 4 del Decreto 806 de 2020, cuando señala:
Por lo tanto, no es el Estado quien está asumiendo la continuidad del servicio público
de administración de justicia que es una de sus funciones esenciales.
Únicamente el 52% de los hogares colombianos tienen acceso a internet. Dato que
es de nuevo corroborado por la información entregada por la Presidencia de la
República, a partir de la información solicitada en el presente trámite, al señalar:
“Acceso a internet. Según resultados de la Encuesta Nacional de Vida de 2018, el
52,7% de los hogares colombianos tenía internet bien sea fijo o móvil, este último a
través de uno de sus miembros” (Ver anexo 1, del documento punto 2).
Adicionalmente, el DANE en el año 2018 elaboró estudios estadísticos que evidencian
la limitada capacidad de adquisición de herramientas para acceder a internet
(computadores de escritorio, portátiles y/o tabletas), la gran brecha digital en la que
se encuentra la mayoría de territorios en el país.
Como es posible deducir de las anteriores gráficas la tenencia y adquisición de
herramienta que permiten el acceso a Internet es realmente limitada y se encuentra
concentrada en las cabeceras municipales, en especial de las grandes ciudades,
donde también se encuentra concentrado el poder económico. Según estos informes
estadísticos del DANE, incluso en los departamentos donde hay una mayor
proporción de ciudadanos que poseen herramientas tecnológicas para acceso a
Internet (Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda), al menos el 50% de los ciudadanos
de esas poblaciones, no poseen las herramientas tecnológicas. Ahora bien, si nos
detenemos en los departamentos periféricos (Chocó, Vaupés, Arauca, La Guajira,
etc.), se puede evidenciar que al menos el 80% de la población no posee herramientas
tecnológicas para conectarse a internet.
De otro lado, las estadísticas del DANE nos muestra que existen otros motivos
diferentes a la falta de recursos económicos para que los hogares colombianos no
tengan acceso a herramientas tecnológicas o Internet. Esto es, falta de redes, falta
de interés en el acceso o falta de conocimiento en el manejo de las herramientas.
Estos aspectos también se tornan de relevancia constitucional, pues el Estado no
puede imponer a sus ciudadanos el uso de las herramientas tecnológicas ni
conectividad a Internet, so pena de negarles el acceso a la justicia, cuando estos vivan
en lugares sin acceso a Internet, no tengan los conocimientos para hacerlo, o incluso,
desde su cosmogonía no consideren adecuado acudir a estos medios, teniendo en
cuenta el respeto que el Estado debe tener a esta posibilidad de autodeterminación.
Por último, los servidores y empleados judiciales, no cuentan, hasta el momento, con
los elementos para digitalizar los expediente, de hecho, el artículo 95 de la Ley
Estatutaria 270 de 1996, atribuye al Consejo Superior de la Judicatura la
responsabilidad de incorporar los desarrollos tecnológicos en aspectos claves
del funcionamiento del sistema. No obstante, a través del artículo 3 del Decreto 806
de 2020, el Gobierno Nacional sustrae a esta entidad de dicha obligación, para
radicarla en los abogados litigantes y en los jueces.
Artículo 1. Objeto. Este decreto tiene por objeto implementar el uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones en las actuaciones judiciales y agilizar el trámite de los
procesos judiciales ante la jurisdicción ordinaria en las especialidades civil, laboral, familia,
jurisdicción de lo contencioso administrativo, jurisdicción constitucional y disciplinaria, así
como, las actuaciones de las autoridades administrativas que ejerzan funciones
jurisdiccionales y en los procesos arbitrales, durante el término de vigencia del presente
decreto …”
Esta medida no cumple con el test de no discriminación, puesto que para las
personas que no cuentan con las herramientas TIC, el Decreto se limita a señalar que
la atención se realizará en forma presencial, pero no señala ninguna medida positiva
que lleve a paliar las diferencias que existen en el uso de las TIC. Además todas las
personas tienen derecho a preservar su salud, sin que ello signifique una renuncia a
su derecho de acceso a la administración de justicia. El hecho de que la medida
señale que la atención será presencial, lo único que hará será reforzar la situación de
discriminación en relación a aquellas personas que no cuentan con las herramientas
TIC, pues no se consagran medidas especiales propias de un estado de
excepcionalidad para dichas personas de modo que se facilite su acceso a la
administración de justicia. Teniendo presente las amplias brechas tecnológicas, lo
anterior se traducirá en una amplia barrera para acceder a la administración de
justicia. De allí que el Decreto debió prever, en concreto, qué medidas serían
adoptadas para aquellas personas que no cuentan con las herramientas TIC.
El artículo 2º, de nuevo reitera el uso de las herramientas TIC en el proceso judicial,
no obstante en su parágrafo 2º introduce una nueva medida, así: “Parágrafo 2. Los
municipios, personerías y otras entidades públicas, en la medida de sus posibilidades,
facilitarán que los sujetos procesales puedan acceder en sus sedes a las actuaciones
virtuales”.
Se reiteran dos deberes existentes, que son: iii) enviar a los sujeto procesales y a las
autoridades judiciales competentes copia de los memoriales o actuaciones de manera
simultánea, iv) comunicar de cualquier cambio de dirección o medio electrónico.
Se incluye (v) un deber general de colaborar solidariamente con la buena marcha del
servicio público de administración de justicia.
17 5. Comunicar por escrito cualquier cambio de domicilio o del lugar señalado para recibir notificaciones
personales, en la demanda o en su contestación o en el escrito de excepciones en el proceso ejecutivo, so pena de
que éstas se surtan válidamente en el anterior.
18 14. Enviar a las demás partes del proceso después de notificadas, cuando hubieren suministrado una dirección
de correo electrónico o un medio equivalente para la transmisión de datos, un ejemplar de los memoriales
presentados en el proceso.
un efecto contrario, al establecer cargas onerosas en cabeza de los sujetos
procesales.
El artículo 4 del decreto 806 de 2020, introduce una nueva disposición normativa
frente a la conformación del expediente judicial regulado en el artículo 122 del CGP,
toda vez que introduce el desarrollo del expediente híbrido al proceso jurisdiccional,
por otro lado esta disposición normativa, sustrae del deber de facilitar los medios y la
implementación del expediente electrónico, al Consejo Superior de la Judicatura y lo
radica en las partes y en el Juez.
19 Artículo 122 C.G.P. En aquellos juzgados en los que se encuentre implementado el Plan de Justicia Digital,
el expediente estará conformado íntegramente por mensajes de datos.
Los memoriales o demás documentos que sean remitidos como mensaje de datos, por correo electrónico o medios
tecnológicos similares, serán incorporados al expediente cuando hayan sido enviados a la cuenta del juzgado
desde una dirección electrónica inscrita por el sujeto procesal respectivo.
2.5. Artículo 5. Poderes.
El artículo 5 del decreto 806 de 2020, introduce tres disposiciones normativas nuevas
frente al otorgamiento del poder y su admisibilidad dentro del proceso jurisdiccional.
El artículo 6º del Decreto 806 de 2020 introduce dos disposiciones normativas nuevas
frente a los requisitos de admisión de la demanda y la presentación de la misma.
Ahora bien, se debe analizar de manera detallada si dichas disposiciones reforman
los artículos 82 y 90 del C.G.P.
Inciso primero La demanda indicará el canal digital donde deben ser notificadas las partes, sus
representantes y apoderados, los testigos, peritos y cualquier tercero que deba ser citado al
proceso, so pena de su inadmisión. Asimismo, contendrá los anexos en medio electrónico, los
cuales corresponderá a los enunciados y enumerados en la demanda.
Inciso segundo: Las demandas se presentarán en forma de mensajes de datos, lo mismo que
todos sus anexos, a las direcciones de correo electrónico que el Consejo Superior de la
Judicatura disponga para efectos del reparto, cuando haya lugar a este.
Este artículo contiene las siguientes medidas concretas de orden procesal: i) enfatiza
como deber la utilización de medios tecnológicos a disposición de cualquiera de los
sujetos procesales; ii) prescinde de la autorización de que trata el parágrafo 2° del
artículo 107 del Código General del Proceso; iii) habilita el entendimiento previo de
los empelados autorizados por el Juez para coordinar con los demás sujetos las
herramientas tecnológicas a emplear en las audiencias; y iv) precisa las pautas de
conformación de las audiencias y diligencias a celebrarse ante Corporaciones
judiciales y la consecuencia procesal.
De esta forma, sin motivación alguna y desprovista de conexidad para con las
finalidades con el Decreto se aprovechó la oportunidad legislativa
extraordinaria para regular una materia procesal específica -no afectada por la
pandemia COVID-19- y que refiere a la superación de una posible antinomia
entre los artículos 36 y 107 (num. 1, inc. 2º) del Código General del Proceso.
Basta, simplemente remitirse al tenor del parágrafo primero del artículo 107
para confirmar lo señalado: “Las partes y demás intervinientes podrán
participar en la audiencia a través de videoconferencia, teleconferencia o
por cualquier otro medio técnico, siempre que por causa justificada el
juez lo autorice.” Esta regla es armónica con las previsiones de los cánones
37, 103, 171, 201 y 236 del CGP, entre otros.
i) La comunicación podrá ser surtida “con el envío de la providencia [...] como mensaje
de datos a la dirección electrónica o sitio que suministre el interesado” (inciso 1°); ii)
La notificación se entenderá surtida al tercer día hábil siguiente al envío del mensaje
de datos (ver inciso 3° Ibídem), prescindiendo de la obligatoriedad de contar con la
confirmación de recibido (inciso 4°); iii) El inciso final de la disposición consagra que
la parte que se pueda ver afectada por la forma en la que se practicó la notificación,
la podrá alegar como nula, bajo la gravedad de juramento, "además de cumplir con lo
dispuesto en los artículos 132" y siguientes del CGP; y finalmente, iv). El parágrafo 1°
consagra que la disposición será aplicable a cualquier proceso, incluyendo el
monitorio.
Juicio de incompatibilidad: El inciso 5° del numeral 3° del artículo 291 del CGP20,
en concordancia con el artículo 20 de la Ley 527 de 1999 21, había construido un
sistema idóneo de notificación a través de mensaje de datos, según el cual la
comunicación sería remitida al correo electrónico del destinatario y sólo cuando
desde la cuenta de éste se recibiera un acuse de recibido, la notificación se
entendía perfeccionada.
20 La disposición consagra: “[...] Cuando se conozca la dirección electrónica de quien deba ser notificado, la
comunicación podrá remitirse por el Secretario o el interesado por medio de correo electrónico. Se presumirá
que el destinatario ha recibido la comunicación cuando el iniciador recepcione acuse de recibo. En este caso, se
dejará constancia de ello en el expediente y adjuntará una impresión del mensaje de datos. [...]”.
21 “Acuse de recibo. Si al enviar o antes de enviar un mensaje de datos, el iniciador solicita o acuerda con el
destinatario que se acuse recibo del mensaje de datos, pero no se ha acordado entre éstos una forma o método
determinado para efectuarlo, se podrá acusar recibo mediante:
a) Toda comunicación del destinatario, automatizada o no, o
b) Todo acto del destinatario que baste para indicar al iniciador que se ha recibido el mensaje de datos.
Si el iniciador ha solicitado o acordado con el destinatario que se acuse recibo del mensaje de datos, y
expresamente aquél ha indicado que los efectos del mensaje de datos estarán condicionados a la recepción de un
acuse de recibo, se considerará que el mensaje de datos no ha sido enviado en tanto que no se haya recepcionado
el acuse de recibo.”.
Esta forma de practicar la notificación había logrado un importante respaldo de la
sala de tutela de la Corte Suprema de Justicia22 constituyéndose en un sistema de
notificación dotado de garantías razonables, pues la confirmación de recibido daba
cuenta de un estándar mínimo de comunicación que podía ser acreditado a través
de distintos medios de prueba, con lo cual también se garantiza el principio de
neutralidad de la tecnología23.
Sin embargo, los incisos 3°y 4°, del artículo 8, derogan esta disposición y en su lugar
implementaron una ficción jurídica consistente en enviar la comunicación y entenderla
surtida o perfeccionada al finalizar el segundo día hábil siguiente, prescindiendo de la
obligatoriedad del acuse de recibido.
22 Ver, entre otras, las providencias STC-15548 de 2019, STC-3506 y STC-3610 de 2020.
23 Artículo 2°, numeral 6 de la Ley 1341 de 2009.
“El Estado garantizará la libre adopción de tecnologías, teniendo en cuenta recomendaciones, conceptos y
normativas de los organismos internacionales competentes e idóneos en la materia, que permitan fomentar la
eficiente prestación de servicios, contenidos y aplicaciones que usen Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y garantizar la libre y leal competencia, y que su adopción sea armónica con el desarrollo
ambiental sostenible”.
Bajo este entendido, que una disposición consagrada vía estado de excepción
pretenda abordar la práctica de la que había sido concebida como notificación más
garantista del ordenamiento jurídico, y la limite al envío de la providencia por medio
de cualquier canal digital, sin necesidad de contar con un mínimo de verificación y
cuyo perfeccionamiento se entiende surtido con el simple paso del tiempo, es
claramente un acto desproporcionado de cara a los derechos de los sujetos que se
puedan ver afectados por la práctica de esta disposición.
Juicio de Necesidad: El inciso final del artículo 8 consagra que “[…] la parte que se
considere afectada deberá manifestar bajo la gravedad de juramento, al solicitar la
declaratoria de nulidad [...] que no se enteró de la providencia, además de cumplir
con lo dispuesto en los artículos 132 a 138 del [CGP]". (resaltado por fuera del texto
original).
Así las cosas, la medida adoptada en el inciso final del artículo, no señala la necesidad
fáctica o jurídica de su adopción, razón por la cual incumple con los criterios señalados
por la jurisprudencia en este sentido.
Como ya se ha enunciado, esta garantía de conocimiento efectivo por parte del sujeto
destinatario de la comunicación, es excepcionada o supuesta por la reforma
contemplada en el artículo 8° del Decreto Legislativo 806 de 2020, lo cual, además
de constituir un desconocimiento claro a un precedente constitucional, reproduce una
disposición sobre la cual ya existe cosa juzgada constitucional.
2.9. Impacto de la medida contenida en el Artículo 8 en lo contencioso
administrativo.
Este artículo crea confusión y por ende inseguridad jurídica acerca de si modifica la
notificación de las entidades públicas, porque cuando el legislador extraordinario
quiere referirse a trámites específicos, señala la especialidad, pero en esta
disposición, no lo hizo, por lo que habría que remitirse al artículo 1, referido al objeto,
que señala que la Jurisdicción contencioso administrativo también está incluida.
De otro lado, el artículo 612 del CGP establecía el término común de 25 días después
de surtida la última notificación. Por su parte, el artículo 8 establece: “La notificación
personal se entenderá realizada una vez transcurridos dos días hábiles siguientes al
envío del mensaje y los términos empezarán a correr a partir del día siguiente al de
la notificación”, ¿Quiere decir ésto que el término de traslado empieza a correr 2 días
siguientes del envío de la comunicación?
Del artículo 9° se destacan dos medidas relacionadas con la notificación por estados
y la práctica de los traslados, distinguidas de la siguiente manera: i) la notificación se
surtirá de manera virtual, con inserción de la providencia y ii) Tanto los estados como
los traslados, deberán permanecer en línea y disponibles para consulta por parte de
los sujetos interesados.
Por su parte, la segunda medida impuso como obligatorio que las notificaciones se
dejen en línea de manera permanente para su consulta por parte de los interesados;
sin embargo, la forma en la cual está redactado el precepto normativo riñe con lo
dispuesto en el artículo 26 del Decreto 196 de 1971 el cual consagra que los
expedientes sólo podrán ser examinados por parte de sujetos cualificados.
Esta incompatibilidad se evidencia cuando de la lectura integral de la norma se
concluye que providencias y actuaciones (a través de los estados y traslados) podrán
ser consultados indistintamente; pues a la luz de los medios con los cuales
actualmente cuenta la administración de justicia para la publicación de estados
electrónicos y surtir el trámite de los traslados, se crea un riesgo desproporcionado
de cara a la información sensible que un sujeto procesal pueda depositar en el trámite
de un proceso judicial, si se tiene en cuenta que una vez la providencia es subida al
“sistema para la gestión de procesos judiciales” (también llamado TYBA), cualquier
sujeto –interesado o no- que cuente con el radicado del proceso o el nombre de una
de las partes, podrá acceder a una copia íntegra del expediente y con ello a datos
sensibles de los sujetos que allí participa.
El principio de publicidad que caracteriza al proceso judicial puede ser satisfecho con
el ejercicio de un canal de comunicación efectivo que permita corroborar la
confiabilidad de las piezas procesales que integran el expediente, sin que por ello se
sacrifique o pongan en riesgo la información de los sujetos procesales.
La redacción dispuesta en los artículos 91, 103, 111 y 295 del CGP ya garantizaban
la comunicación de providencias y actuaciones procesales a través de mensaje de
datos, sin que con ello se generaran riesgos.
Esta norma -sin respaldo en las motivaciones del Decreto- constituye modificación
procesal totalmente ajena a la problemática que ha dado lugar a las facultades
legislativas extraordinarias y que de contera termina reduciendo a su mínima
expresión la ya menguada eficacia de la figura del emplazamiento; justo en un
momento histórico crítico, en el que deben reforzarse las garantías procesales, en
particular las vinculadas con los derechos de contradicción y defensa.
Los secretarios o los funcionarios que hagan sus veces remitirán las comunicaciones
necesarias para dar cumplimiento a las órdenes judiciales mediante mensaje de datos,
dirigidas a cualquier entidad pública, privada o particulares, las cuales se presumen auténticas
y no podrán desconocerse siempre que provengan del correo electrónico oficial de la autoridad
judicial.
En efecto, si se repara el inciso primero, el mismo es claro en reiterar que “Todas las
comunicaciones, oficios y despachos con cualquier destinatario, se surtirán por el
medio técnico disponible”, tal cual lo establece el artículo 111 del CGP, que es objeto
de remisión y conforme al cual dichos actos de comunicación “se enviarán por el
medio más rápido y con las debidas seguridades”, incluyendo expresamente los
mensajes de datos y “cualquier medio técnico de comunicación que tenga a su
disposición”.
Lo anterior resulta acorde con varias disposiciones adicionales del CGP, y en especial
del canon 125, que no fue considerado en el Decreto y que establece:
El juez podrá imponer a las partes o al interesado, cargas relacionadas con la remisión de
expedientes, oficios y despachos.
En los despachos en los que se encuentre habilitado el Plan de Justicia Digital, las remisiones
se realizarán a través de la habilitación para acceder al expediente digital.
De esta forma, la normativa vigente a que remite el inciso primero del artículo 11 del
Decreto Legislativo 806 de 2020, contempla un régimen amplio y de nutridas
alternativas, para que a prudente elección del Juez sean realizadas las
comunicaciones judiciales según los criterios de utilidad, disponibilidad, celeridad y
seguridad.
Luego, contrariando lo anterior, el inciso segundo del mismo canon pasa a establecer
un régimen restringido y de pocas alternativas para la misma finalidad, prescribiendo
al mensaje de datos como único instrumento de comunicación; y aún más, otorgando
exclusivamente al correo electrónico oficial de la autoridad judicial la presunción de
autenticidad.
Como ya se indicó, el inciso primero del artículo 11 constituye una simple y parcial
alusión a la normativa procesal vigente en materia de remisión de comunicaciones
judiciales.
Para el caso de este apartado normativo, que como se indicó resulta contradictorio
con su inciso precedente, resulta claro que el mismo no supera los siguientes juicios,
por estas razones:
En primer lugar y acorde con lo expuesto a propósito del test anterior no obra
la carga argumentativa para modificar por vía de limitación el amplio y dúctil
conjunto de reglas de enteramiento de las órdenes del Juez.
Aunque son múltiples las normas previas que sustentan la postura anterior,
basta citar por su contundencia los respectivos incisos segundo de los cánones
12525 y 29826 del CGP.
25 El juez podrá imponer a las partes o al interesado, cargas relacionadas con la remisión de expedientes, oficios
y despachos.
26 Los oficios y despachos para el cumplimiento de las mencionadas medidas solamente se entregarán a la parte
interesada.
No puede olvidarse agregar, de forma armónica con lo expuesto, que muchas
de las órdenes judiciales en especial, las que comunican medidas cautelares-
, están sometidas al reconocimiento y pago de derechos de registro ante las
oficinas competentes, materia que resulta siendo de necesaria gestión del
interesado y que se desconoce en el artículo, afectando en el plano de la
práctica la eficacia de las órdenes.
Los Artículos 12 y 13 del Decreto 806 de 2020 (i) Alteran la oportunidad para resolver
las excepciones previas en lo contencioso administrativo (ii) Establecen la figura de
la sentencia anticipada.
Así, se modifican los Artículo 179 y 180.6 del CPACA, de manera tácita, sin que se
haga ninguna mención a las disposiciones normativas que serán modificadas.
ARTÍCULO 179. ETAPAS. El proceso para adelantar y decidir todos los litigios
respecto de los cuales este Código u otras leyes no señalen un trámite o procedimiento
especial, en primera y en única instancia, se desarrollará en las siguientes etapas:
1. La primera, desde la presentación de la demanda hasta la audiencia inicial.
2. La segunda, desde la finalización de la anterior hasta la culminación de la audiencia
de pruebas, y
3. La tercera, desde la terminación de la anterior, comprende la audiencia de
alegaciones y juzgamiento y culmina con la notificación de la sentencia.
Cuando se trate de asuntos de puro derecho o no fuere necesario practicar pruebas,
el juez prescindirá de la segunda etapa y procederá a dictar la sentencia dentro de la
audiencia inicial, dando previamente a las partes la posibilidad de presentar alegatos
de conclusión.
De manera que, al no hacer ninguna alusión a los artículos que están siendo
modificados y no señalarse los motivos por los que se introduce esta
modificación, este juicio tampoco se supera.
Tal y como se explicó con anterioridad, estas modificaciones más que abordar
problemáticas propias del estado de emergencia económica, social y
ecológica, lo que pretenden es mitigar una problemática estructural del sistema
judicial colombiano (congestión judicial); no obstante, modificar la estructura
del proceso contencioso administrativo, bajo el estado de excepción del
Decreto 637 de 2020,, es una medida legislativa que no guarda los límites de
conexidad, proporcionalidad y necesidad jurídica, a efecto de contrarrestar la
causa y los efectos del económicos causados por la pandemia, por lo tanto, no
corresponde al Gobierno Nacional, bajo este estado de excepción, adoptar
decisiones frente a esta materia.
Los Artículos 14 y 15 del Decreto 806 de 2020 introducen un retroceso del sistema
oral al sistema escritural en el ámbito procesal. Así, se modifican los Artículos 327 del
CGP y 65 parágrafo primero del Código de Procedimiento Laboral y de la Seguridad
Social, sin que se haga ninguna mención del porque estas reformas son necesarias
para la superación del COVID -19.
Veamos los artículos 327 y 65 del CGP Y del CPTSS en su redacción inicial:
ARTÍCULO 327 del CGP. Sin perjuicio de la facultad oficiosa de decretar pruebas, cuando se
trate de apelación de sentencia, dentro del término de ejecutoria del auto que admite la
apelación, las partes podrán pedir la práctica de pruebas y el juez las decrete únicamente en
los siguientes casos:
1. Cuando las partes las pidan de común acuerdo.
2. Cuando decretadas en primera instancia, se dejaron de practicar sin culpa de la parte que
las pidió.
3. Cuando versen sobre hechos ocurridos después de transcurrida la oportunidad para pedir
pruebas en primera instancia, pero solamente para demostrarlos o desvirtuarlos.
4. Cuando se trate de documentos que no pudieron aducirse en la primera instancia por fuerza
mayor o caso fortuito, o por obra de la parte contraria.
5. Si con ellas se persigue desvirtuar los documentos de que trata el ordinal anterior.
Ejecutoriado el auto que admite la apelación, el juez convocará a la audiencia de sustentación
y fallo. Si decreta pruebas, estas se practicarán en la misma audiencia, y a continuación se
oirán las alegaciones de las partes y se dictará sentencia de conformidad con la regla general
prevista en este código.
El apelante deberá sujetar su alegación a desarrollar los argumentos expuestos ante el juez
de primera instancia.
Artículo 65 del CPTSS. Son apelables los siguientes autos proferidos en primera instancia:
1. El que rechace la demanda o su reforma y el que las dé por no contestada.
2. El que rechace la representación de una de las partes o la intervención de terceros.
3. El que decida sobre excepciones previas.
4. El que niegue el decreto o la práctica de una prueba.
5. El que deniegue el trámite de un incidente o el que lo decida.
6. El que decida sobre nulidades procesales.
7. El que decida sobre medidas cautelares.
8. El que decida sobre el mandamiento de pago.
9. El que resuelva las excepciones en el proceso ejecutivo.
10. El que resuelva sobre la liquidación del crédito en el proceso ejecutivo.
11. El que resuelva la objeción a la liquidación de las costas respecto de las agencias en
derecho.
12. Los demás que señale la ley.
Bajo este entendido, si el Decreto 806 de 2020 propone generar el necesario cambio
respecto a la aplicación de las herramientas tecnológicas en la administración de
justicia, exigidas por el contexto y momento histórico, sería difícil sostener que una
vez terminado el plazo o superada la crisis, el Decreto pierda vigencia y además,
puede resultar caprichoso establecer el término de 2 años sin que ello esté respaldado
en justificación alguna.
III. CONCLUSIÓN
Cordialmente,