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Medellín, Agosto 4 de 2020.

Doctor
CARLOS BERNAL PULIDO
Magistrado Sustanciador
Corte Constitucional
Sala Plena
Bogotá, D.C.

Referencia: Respuesta Oficio 2857- Expediente RE-333. Decreto Legislativo


806 de 2020.

Asunto: Intervención Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la


Universidad de Antioquia.

Concepto: El Decreto Legislativo 806 de 2020 debe ser declarado inconstitucional


en su totalidad, en tanto constituye extralimitación en el uso de las facultades
extraordinarias que tiene el ejecutivo en los estados de excepción.

Luquegi Gil Neira, identificado con la cédula de ciudadanía número 71.339.245, en


calidad de Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad
de Antioquia, en la oportunidad concedida presento escrito de intervención en el
asunto de la referencia, en el sentido de solicitar que el Decreto Legislativo 806 de
2020 sea declarado inconstitucional en su totalidad.

Esta postura condensa las reflexiones, discusiones y conclusiones del Semillero de


Derecho Procesal de la Facultad, las cuales se expondrán a continuación.

I. SOLICITUD

Se declare la inexequibilidad de la totalidad de disposiciones vertidas en el Decreto


Legislativo 806 de 2020, por las razones generales y específicas que a continuación
se explican.

II. ARGUMENTACIÓN
1. Censuras generales o transversales: ¿Por qué se considera que el
Decreto 806 de 2020 es inconstitucional?

La razón es que vulnera los Artículos 131 y 2152 de la C.P, además de los Artículos
9º a 14º3 de la Ley 137 de 1994 “Por la cual se reglamentan los Estados de Excepción
en Colombia” y 954 de la Ley 270 de 1996 “Estatutaria de Administración de Justicia”;
leyes estatutarias que forman parte del bloque de constitucionalidad en sentido lato.

1ARTÍCULO 13. (...) El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará
medidas en favor de grupos discriminados o marginados.

El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se
encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se
cometan.
2 ARTÍCULO 215. Cuando sobrevengan hechos distintos de los previstos en los artículos 212 y 213 que
perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social y ecológico del país, o
que constituyan grave calamidad pública, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, declarar el
Estado de Emergencia por períodos hasta de treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de
noventa días en el año calendario.
Mediante tal declaración, que deberá ser motivada, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, dictar
decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos.
Estos decretos deberán referirse a materias que tengan relación directa y específica con el estado de emergencia,
y podrán, en forma transitoria, establecer nuevos tributos o modificar los existentes. En estos últimos casos, las
medidas dejarán de regir al término de la siguiente vigencia fiscal, salvo que el Congreso, durante el año
siguiente, les otorgue carácter permanente. (...)
3 ARTÍCULO 9. USO DE LAS FACULTADES. Las facultades a que se refiere esta ley no pueden ser utilizadas

siempre que se haya declarado el estado de excepción sino, únicamente, cuando se cumplan los principios de
finalidad, necesidad, proporcionalidad, motivación de incompatibilidad, y se den las condiciones y requisitos a
los cuales se refiere la presente ley.
ARTÍCULO 10. FINALIDAD. Cada una de las medidas adoptadas en los decretos legislativos deberá estar
directa y específicamente encaminada a conjurar las causas de la perturbación y a impedir la extensión de sus
efectos.
ARTÍCULO 11. NECESIDAD Los decretos legislativos deberán expresar claramente las razones por las cuales
cada una de las medidas adoptadas es necesaria para alcanzar los fines que dieron lugar a la declaratoria del
estado de excepción correspondiente.
ARTÍCULO 12. MOTIVACIÓN DE INCOMPATIBILIDAD. Los decretos legislativos que suspendan leyes
deberán expresar las razones por las cuales son incompatibles con el correspondiente Estado de Excepción.
ARTÍCULO 13. PROPORCIONALIDAD. Las medidas expedidas durante los Estados de Excepción deberán
guardar proporcionalidad con la gravedad de los hechos que buscan conjurar.
La limitación en el ejercicio de los derechos y libertades sólo será admisible en el grado estrictamente necesario,
para buscar el retorno a la normalidad.
ARTÍCULO 14. NO DISCRIMINACIÓN. Las medidas adoptadas con ocasión de los Estados de Excepción, no
pueden entrañar discriminación alguna, fundada en razones de raza, lengua, religión, origen nacional o familiar,
opinión política o filosófica. Lo anterior no obsta para que se adopten medidas en favor de miembros de grupos
rebeldes para facilitar y garantizar su incorporación a la vida civil. (…)
4ARTÍCULO 95. TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. El Consejo

Superior de la Judicatura debe propender por la incorporación de tecnología avanzada al servicio de la


administración de justicia. Esta acción se enfocará principalmente a mejorar la práctica de las pruebas, la
formación, conservación y reproducción de los expedientes, la comunicación entre los despachos y a garantizar
el funcionamiento razonable del sistema de información.

Los juzgados, tribunales y corporaciones judiciales podrán utilizar cualesquier medios técnicos, electrónicos,
informáticos y telemáticos, para el cumplimiento de sus funciones.
Para efectos de esta solicitud, se entiende que el control ejercido por la Corte
Constitucional debe estar enfocado en constatar que el Presidente de la República no
se desborde de los fines y escenarios para los cuales el constituyente fundó los
estados de excepción, para lo cual la jurisprudencia constitucional ha instaurado una
serie de parámetros que tienen como fundamento: la Constitución, la Ley 137 de 1994
y las normas de Derecho Internacional relacionadas con Derechos Humanos que no
pueden ser suspendidos aún en estados de excepción.

Para que una norma emitida en estado de excepción pueda declararse constitucional,
la norma debe superar íntegramente todos y cada uno de los criterios de valoración
que realiza la Corte Constitucional, pues de lo contrario el resultado debería ser la
inexequibilidad. El contenido de cada valoración que se considera de relevancia para
el análisis del decreto 806 de 2020, se explica mejor de la siguiente manera:

❖ Revisión Formal: Es un examen en el cual se mira que el decreto: (i). Haya


sido firmado por el presidente y todos sus ministros; (ii). Que se expide en
desarrollo del estado de excepción y mientras aún esté vigente; y (iii). Que
tenga motivación.

❖ Revisión Material: Esta revisión se realiza a partir de los siguientes juicios:

❖ Finalidad: Con fundamento en lo dispuesto en el artículo 10 de la Ley 137 de


1994, este juicio examina que en efecto la medida busque directa y
específicamente "conjurar las causas de la perturbación e impedir la extensión
de sus efectos". Es decir, que debe analizarse si las disposiciones normativas
del Decreto 806 de 2020 son idóneas para conjurar la crisis social, económica
y ecológica, desatada por el Coronavirus.

❖ Conexidad: Pretende inspeccionar que la medida que se adopta conserva el


principio de congruencia respecto del decreto que declaró el estado de
excepción y el decreto que la desarrolla. Para esto, la jurisprudencia realiza la
revisión a dos tiempos: por un lado, está la conexidad interna y por el otro, la
conexidad externa.

Los documentos emitidos por los citados medios, cualquiera que sea su soporte, gozarán de la validez y eficacia
de un documento original siempre que quede garantizada su autenticidad, integridad y el cumplimiento de los
requisitos exigidos por las leyes procesales.

Los procesos que se tramiten con soporte informático garantizarán la identificación y el ejercicio de la función
jurisdiccional por el órgano que la ejerce, así como la confidencialidad, privacidad, y seguridad de los datos de
carácter personal que contengan en los términos que establezca la ley.
La conexidad interna, las medidas que se toman, deben guardar relación con
la motivación que expone el decreto que consagra dicha medida. Es decir, toda
medida que se toma en el Decreto 806 de 2020, debe ser congruente con la
motivación del mismo Decreto.

Por su parte, la conexidad externa contrapone la medida con el decreto que


declaró el estado de excepción. Para el caso que nos convoca, el Decreto 806
de 2020 debe ser congruente con el Decreto 637 de 2020 que se encamina a
superar los impactos económicos y sociales ocasionados como consecuencia
de la pandemia generada por el COVID-19

Respecto a este criterio la Corte Constitucional ha mencionado que para


acreditar los requisitos de conexidad material se debe analizar, a saber: “(i) que
la medida de que se trate tenga como finalidad exclusiva la superación del
estado de emergencia e impedir la extensión de sus efectos, siendo
inadmisibles medidas con finalidades diferentes; y (ii) que dichas medidas
tengan una relación directa y específica con los hechos que dieron lugar a la
declaratoria de emergencia. Esto implica que disposiciones de excepción que
carezcan de un vínculo de esa naturaleza o éste resulte apenas mediato, son
contrarias a la Constitución”.5

❖ Motivación suficiente: Este juicio tiene como fundamento el artículo 8 de la


citada Ley 137 de 1994, que establece que los decretos de excepción deben
señalar expresamente los motivos por los cuales se aplica cada una de las
medidas, de tal manera que la motivación permita demostrar la relación de
conexidad con las causas de la perturbación y expresar los motivos por los
cuales se hacen necesarias.

Razón por la cual se debe inspeccionar si las medidas del Decreto 806 de 2020
justifican su adopción en el estado de emergencia. Esta exogencia motivación
será aún mayor si la medida afecta derechos fundamentales.

❖ Incompatibilidad. Este juicio, está afincado en lo dispuesto por el artículo 12


de la Ley 137 de 1994, que indica que las disposiciones normativas adoptadas
en estado de excepción en caso de modificar, suspender o derogar leyes
ordinarias, expresen suficientemente porqué se modifica, suspende o deroga
la ley ordinaria.

Deberá aplicarse este criterio analizando si el Decreto 806 de 2020 realizó


alguna modificación a una ley ordinaria y que, de haberlo hecho exista en este
mismo decreto motivación suficiente que justifique la modificación.

5 Sentencia C - 467 de 2017, Corte Constitucional Colombiana. MP. Gloria Stella Ortiz Delgado. Pág. 19.
❖ Necesidad. En este estadio se debe analizar la idoneidad de las medidas
adoptadas a partir de dos criterios: necesidad fáctica y necesidad jurídica. Para
la Corte Constitucional: “El primero, relativo a si el Presidente incurrió en error
manifiesto en la apreciación de la necesidad de la medida, de modo que ésta
carecía de toda vocación de utilidad para superar el estado de emergencia y/o
evitar la extensión de los efectos de los hechos que la motivaron. El segundo,
relacionado con la evaluación acerca de la existencia dentro del ordenamiento
jurídico ordinario de previsiones legales que fueran suficientes y adecuadas
para lograr los objetivos de la medida excepcional, evaluación denominada por
la jurisprudencia como juicio de subsidiariedad”.6

❖ La necesidad fáctica según lo establecido en el artículo 11 de la Ley 137 de


1994, que dispone que los decretos legislativos emitidos en el estado de
emergencia, deberán expresar claramente las razones por las cuales cada una
de las medidas adoptadas es necesaria para alcanzar los fines que dieron lugar
a la declaratoria del estado de excepción. Frente a este criterio se debe indagar
si las medidas tomadas en el Decreto 806 de 2020 son INDISPENSABLES
para superar la crisis social, económica y ecológica generada por la pandemia
generada por el COVID-19.

Por su parte, la necesidad jurídica, verifica la inexistencia dentro del


ordenamiento jurídico de una norma suficiente y adecuada para lograr los
objetivos de la regulación. Es decir, que para que el Decreto 806 de 2020
pudiese regular un ámbito en específico, ese mismo ámbito no podría estar
regulado en alguna norma dentro del ordenamiento jurídico colombiano. Para
regular lo ya regulado, la norma existente debe ser insuficiente para conjurar
la crisis social, económica y ecológica generada por la pandemia generada por
el COVID-19..

❖ Proporcionalidad: Fundamentada en el numeral 2° del 214 Superior, que


dispone que: “No podrán suspenderse los derechos humanos ni las libertades
fundamentales”. Esto en concordancia con el artículo 13 de la Ley 137 de 1994,
que señala que: “Las medidas expedidas durante los Estados de Excepción
deberán guardar proporcionalidad con la gravedad de los hechos que buscan
conjurar”. En este juicio se debe constatar que haya correspondencia entre la
gravedad de los hechos que dieron lugar a la declaratoria del estado de
excepción y el grado de limitación de los derechos que supone la aplicación
del Decreto 806 de 2020. Es una balanza que se toma en consideración entre
el límite de los derechos y la salida de la crisis.

Frente a este juicio la Corte Constitucional ha reiterado que: “El análisis de


proporcionalidad se desarrolla en dos pasos. En el primero se efectúa una

6 Sentencia C - 723 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. Mp.Luis Hernesto Vargas Silva. Pág. 27.
evaluación acerca de la relación entre los costos de la medida en términos de
limitaciones a intereses constitucionales y, segundo, se verifica que no se trate
de una restricción innecesaria de los derechos, ante la existencia de
alternativas menos lesivas de estos y, a la vez, de igual o mayor efectividad
que la asumida por el Gobierno Nacional”.7

❖ No discriminación. Finalmente, este criterio se encuentra regulado en el


artículo 14 de la Ley 137 de 1994, el cual dispones que: “Las medidas
adoptadas con ocasión de los Estados de Excepción, no pueden entrañar
discriminación alguna, fundada en razones de raza, lengua, religión, origen
nacional o familiar, opinión política o filosófica”

Frente a este criterio se debe inspeccionar que el Decreto 806 de 2020 no


realice discriminaciones negativas que tengan como fundamento criterios de
raza, lengua, religión, nacionalidad, origen familiar, opinión política o condición
social.

Los criterios acá mencionados son los que se consideran transversales para el
análisis de constitucionalidad del Decreto 806 de 2020. Sin embargo, existen
más criterios a considerar en el control automático y es deber de la Honorable
Corte Constitucional realizar cada juicio con cada una de las medidas o
disposiciones normativas que se adoptan en el decreto, sin ninguna excepción.

Por último, es importante resaltar que ha sido acogida por la Corte Constitucional la
interpretación según la cual una medida adoptada al amparo de un estado de
excepción sólo se ajusta a la Constitución Política si satisface todos y cada uno de
los requisitos mencionados; es decir, si no supera uno de los diez criterios
mencionados, no es necesario que continúe el análisis, sino que se puede proceder
a declarar la inexequibilidad de la medida8. (...) Que el control de constitucionalidad
de los decretos de desarrollo, si bien adopta la metodología expuesta, no requiere
que sea agotada cuando se encuentra que la medida no cumple con uno de los juicios
antes explicados. Ante esa eventualidad, el decreto de desarrollo devendrá
inexequible, sin necesidad de evaluarlo a partir de los restantes parámetros9.

1.1. El Decreto 806 de 2020 desconoce los límites materiales a las facultades
legislativas extraordinarias que puede atribuirse el Presidente de la República
en los estados de excepción.

7 Sentencia C-742 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. MP. María Victoria Calle Correa. Pág. 20.
8 Sentencia C-742 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. MP. María Victoria Calle Correa. Pág. 20.
9 Sentencia C - 723 de 2015, Corte Constitucional Colombiana. Mp.Luis Hernesto Vargas Silva. Pág. 28.
La declaratoria de estado de excepción es un escenario que supone un desequilibrio
en la separación de poderes, en tanto el poder ejecutivo asume competencias que,
de ordinario, radican en el poder legislativo. Esta posibilidad, que como se anota, es
extraordinaria, no significa una renuncia a los postulados básicos del Estado de
Derecho, los cuales se preservan, entre otros, a través del control político que ejerce
el Congreso de la República y del control jurídico que lleva a cabo la Corte
Constitucional.

En este contexto, el Gobierno Nacional tiene la facultad para expedir disposiciones


con fuerza material de ley, sustituyendo al Congreso de la República en sus funciones,
lo que implica un compromiso institucional que recae en las distintas Ramas del Poder
Público, en especial, en los jueces, encaminado a evitar que aquél haga uso de las
facultades extraordinarias en forma desbordada o con finalidades distintas a conjurar
la crisis o mitigar la extensión sus efectos.

Es por lo anterior, que en estos escenarios, el control de constitucionalidad se


agudiza, tornándose más exigente que aquél que se despliega cuando se revisa la
exequibilidad de la ley; por lo que, el juicio que debe hacer el Juez Constitucional ha
de enfocarse en que el Gobierno Nacional no sobrepase los límites materiales que
fueron explicados en el anterior apartado (1.1).

Bajo estas premisas, que son los acuerdos en relación con la forma de hacer el
análisis, se hace el estudio del Decreto Legislativo 806 de 2020 y con él se concluye
lo que a continuación se expone:

1.2. No hay relación entre los hechos que motivaron la declaratoria de


emergencia contenida en el Decreto 637 de 2020 y las medidas que fueron
adoptadas en el Decreto 806 de 2020. No se supera el test de conexidad.

Si se observa, una diferencia importante entre el Decreto 417 de 17 de Marzo de


202010, y el Decreto 637 de 6 de Mayo de 2020, es que la segunda declaratoria -que,
queremos llamar la atención en que es el último el marco normativo de referencia para
evaluar la constitucionalidad del Decreto Legislativo 806 de 2020- está encaminada a
superar los impactos económicos y sociales ocasionados como consecuencia de la
pandemia.

Allí se mencionan expresamente muchos sectores, tales como el sector del turismo,
transporte aéreo o la afectación de los trabajadores en Colombia que no son
asalariados, sin que se haga referencia alguna al sector justicia.

“Por el cual se declara un Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio
10

Nacional”
Incluso el mencionado Decreto 637 de 2020 viabiliza nuevamente la suspensión de
términos administrativos y judiciales, y la flexibilización del deber de prestar atención
personalizada, sin que se mencione su reactivación. Así, la única mención que se
hace a la prestación del servicio de justicia se incluye en este sentido:

Que con el propósito de limitar las posibilidades de propagación del nuevo coronavirus Covid 19
y de proteger la salud del público en general y de los servidores públicos que los atienden, se
hace necesario expedir normas de orden legal que flexibilicen la obligación de atención
personalizada al usuario se permita, incluso, la suspensión de términos legales en las
actuaciones administrativas y jurisdiccionales, así como disposiciones tendientes a generar
eficiencia administrativa en el sector público”.

De manera que el propósito del Decreto 637 de 2020 que declara el estado de
emergencia es la reactivación económica mientras que, de otro lado, en términos
generales, el Decreto 806 de 2020 contiene dos grandes grupos de medidas (i)
Medidas tendientes a la implementación de la virtualidad y (ii) Flexibilización de las
formas procesales.

En este sentido, no se encuentra ninguna relación entre la reactivación de los sectores


económicos -en este caso el de los abogados litigantes- como expresamente se
señala en el Decreto 806 de 2020 y las medidas contenidas en el Decreto Legislativo
637 de 2020 que es el marco para analizar su constitucionalidad, teniendo en cuenta
que la parálisis en la prestación del servicio no se debió a la forma en que se realizan
los procedimientos, ni su reactivación ni la reanudación de los términos dependió de
la expedición del Decreto 806 de 2020. .

Sobre el particular, resulta importante destacar que la demora en el trámite de los


procesos no tiene origen en las formas procesales, sino en la congestión judicial,
originada en situaciones tales como ausencia de recursos humanos y técnicos; de
otro lado, la parálisis en el sistema jurisdiccional ante el aislamiento preventivo
obligatorio no se debió a que legalmente no se pudieran realizar las diligencias por
medios virtuales, sino al desconocimiento del deber legal radicado en cabeza del
Consejo Superior de la Judicatura de implementar oportunamente el plan de justicia
digital, y con él del expediente digital ya previsto por el Artículo 186 parágrafo de la
Ley 1437 de 2011 y el Artículo 103 del CGP, parágrafo, entre otros.

De otro lado, para “reactivar la economía de los abogados litigantes”, se consagran


en el Decreto 806 de 2020 figuras tales como la “sentencia anticipada en lo
contencioso administrativo”, sin que nada se haga alusión a medidas que sí guarden
relación de conexidad, encaminadas,, por ejemplo, a reducir el término para el pago
de sentencias judiciales, que permaneció incólume (es decir, continúa siendo de 10
meses11).

11 Art. 192. Ley 1437 de 2011.


En contraste con lo expuesto y como reflejo de la ausencia de coherencia entre las
declaratorias de estado de emergencia, sus finalidades y las medidas adoptadas por
parte del ejecutivo en materia de administración de justicia en época de pandemia, el
artículo 6º del Decreto 49112 permitió incluso a las entidades públicas establecer la
suspensión de términos para el pago de las sentencias judiciales.

Así que si lo que se perseguía era reactivar la economía de los abogados litigantes,
una respuesta coherente era asegurar la continua prestación del servicio y el acceso
de la población a él, incluso, y más importante aún, de aquélla que no cuenta con
recursos tecnológicos; implementar a través de medidas administrativas y no
legislativas, el expediente digital; acelerar el pago de las sentencias judiciales;
destinar más personal para prestar el servicio de administración de justicia, entre
otras, que de verdad guarden relación de conexidad con la crisis económica que se
pretende conjurar. Empero, nada tiene que ver con dichos fines prescindir del juicio
por audiencias o alterar los términos de los traslados, o incluso la mayoría necesaria
para la adopción de las decisiones en los cuerpos colegiados, ya que, en realidad
ésto no es lo que afectó la economía de los abogados litigantes ni fueron estas
situaciones las que impidieron la continuidad en la prestación del servicio.

Sin embargo, el Decreto Legislativo 806 de 2020 impone a quienes acceden al


aparato jurisdiccional, el deber de suministrar un correo electrónico, al punto de que
su desconocimiento se torna en una causal de inadmisión de la demanda, sin atender
a los índices de cobertura en este servicio que tiene nuestro país y que son
reconocidos por el mismo Gobierno Nacional; tampoco se tiene como un criterio
relevante los bajos niveles de alfabetización digital en Colombia, los cuales son
cardinales en la implementación de esta clase de medidas.

Lo anterior, por ejemplo, para que sea posible para todas las personas acceder al
aparato jurisdiccional, incluso presentar acciones públicas, tales como la acción
popular, la acción de tutela, la acción de cumplimiento, la nulidad electoral, la nulidad
simple, pérdida de investidura, nulidad por inconstitucionalidad, que en general
pueden ser presentadas sin necesidad de abogado, así como aquellas en las que se
actúa ante la jurisdicción ordinaria en causa propia, tales como los procesos de
pequeñas causas de carácter laboral y de mínima cuantía en la jurisdicción ordinaria
civil y familia.

En línea de lo expuesto, el Decreto omite plantear soluciones para quienes no cuentan


con acceso a internet, que es un asunto relevante en la escena de “garantizar
continuidad en la prestación del servicio”. Se pone de relieve que en el Decreto se
señala:

12 Artículo 6. Suspensión de términos de las actuaciones administrativas o jurisdiccionales en sede administrativa.


(...) Parágrafo 1. La suspensión de términos a que se refiere el presente artículo también aplicará para el pago de
sentencias judiciales.
Que dado que en muchos lugares del país las personas e inclusive las autoridades judiciales
no pueden acceder a las tecnologías de la información y las comunicaciones, las medidas que
se disponen en este decreto se aplicarán solamente a los procesos en que los cuales los
sujetos procesales y la autoridades judiciales cuenten con estos medios, de lo contrario, el
servicio de justicia deberá prestarse de forma presencial, siempre que sea posible y se ajuste
a las disposiciones que sobre el particular dicten el Ministerio de Salud, el Consejo Superior
de la Judicatura, los Centros de Arbitraje y las Entidades Públicas con funciones
jurisdiccionales".

Si bien esto se señala en el acápite de los considerandos, hay disposiciones 13 que


establecen de manera obligatoria el uso de medios tecnológicos, sin tener en
consideración aquellas personas que no cuentan con acceso a internet.

En la encuesta de calidad de vida del DANE 201814, tan solo el 52,7% de hogares
colombianos contaban con internet fijo y móvil. Es decir, 8.2 millones de hogares y
según las cifras del boletín TIC del Ministerio de las Tecnologías y las
Telecomunicaciones “al tercer trimestre de 2019, en el país había 12.412.834
abonados al servicio de internet móvil por suscripción”. De otro lado, en Colombia se
determinó un número de 49.650.000 habitantes para el 2018 15 la relación entre
número de habitantes y acceso a internet es muy baja, por lo que gran cantidad de la
población, en el contexto del aislamiento social obligatorio, hace nugatorio el derecho
fundamental de acceso a la administración de justicia, ya que la realización de los
mismos sólo es posible a través del internet, por la imperante limitación en el
desplazamiento y la interrupción en la prestación presencial de este servicio.

Finalmente, no hay ninguna relación de conexidad entre la “reactivación de la


economía de los abogados litigantes” y la supresión del juicio por audiencias para
algunos procedimientos, retornado a formas escritas, ya que, en todo caso, se
permitía por ley la realización de las audiencias virtuales-, por lo que, las audiencias
podrían realizarse y así no afectar la economía de los abogados litigantes, mientras
que, con la reducción de las formas propias de cada juicio, se ven vulneradas las
garantías, tal como lo explicaremos, cuando abordemos los reparos específicos sobre
cada artículo.

13 Artículo 6. Demanda. La demanda indicará el canal digital donde deben ser notificadas las partes, sus
representantes y apoderados, los testigos, peritos y cualquier tercero que deba ser citado al proceso, so pena de
su inadmisión. Asimismo, contendrá los anexos en medio electrónico, los cuales corresponderá a los enunciados
y enumerados en la demanda. Las demandas se presentarán en forma de mensaje de datos, lo mismo que todos
sus anexos, a las direcciones de correo electrónico que el Consejo Superior de la Judicatura disponga para efectos
del reparto, cuando haya lugar a este.
14 https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/tic/bol_tic_hogares_2018.pdf Consultado el 2 de

Agosto de 2020.
15https://www.google.com.co/search?sxsrf=ALeKk03M9s-u938ljo2KlX-

acIr4HSeUew%3A1595644376874&source=hp&ei=2JkbX-
OkMMHm_Qa7jqSwBA&q=poblaci%C3%B3n+de+colombia+para+el+2018&oq=poblaci%C3%B3n+de+colo
mbia+para+el+2018&gs_lcp=CgZwc3ktYWIQAzIGCAAQFhAeMgYIABAWEB4yBggAEBYQHjIGCAAQ
FhAeMgYIABAWEB46BAgjECc6BwgAELEDEEM6BAgAEEM6BQgAELEDOgIIADoCCC5QFljlGGDn
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ab&ved=0ahUKEwjj8JDCrufqAhVBc98KHTsHCUYQ4dUDCAc&uact=5 Consultado el 2 de agosto de 2020.
1.3. Las medidas legislativas del Decreto 806 de 2020 no están directa y
específicamente orientadas a conjurar las causas de la perturbación económica
ni a impedir la extensión de sus efectos. No se supera el test de finalidad.

Sobre este punto, debe advertirse que el Decreto 637 de 6 de Mayo de 2020 se limita
a destacar la duración del aislamiento preventivo obligatorio y la afectación de la
economía, sin que hiciera ninguna referencia al sector justicia, ni a la afectación
económica de los abogados litigantes, tanto es así, que en las motivaciones del
Decreto 806 de 2020, el legislador extraordinario toma en sus considerandos motivos
expuestos en el Decreto 417 de 2020, es decir, en la primera declaratoria del estado
de excepción, porque, en relación con la segunda, que tiene como fundamento
conjurar la crisis económica causada por la parálisis en la prestación del servicio de
administración de justicia, se desbordó la finalidad perseguida.

Si la causa de la perturbación económica de los abogados litigantes fue la parálisis


en la prestación del servicio, la respuesta debe ser el aseguramiento en la continuidad
del servicio, en condiciones de calidad y acceso, pero no introducir reformas en el
diseño de tres códigos procesales; adicional a ello, no hay un estudio que soporte
técnicamente cómo se verá positivamente impactada la economía de los abogados
litigantes a través de la alteración del juicio por audiencias o de los trámites
procesales, que es lo que se encuentra en los artículos 6 y siguientes del decreto.

1.4. No eran necesarias reformas procesales para conjurar la perturbación


económica. De hecho, el legislador ordinario ya había previsto y hecho
imperativo la implementación de la virtualidad.

Sobre el particular es importante tener en cuenta el siguiente cuadro comparativo:


Del anterior cuadro es importante concluir (i) Que existe un deber contenido en una
Ley estatutaria, hace más de 25 años, que recae en el Consejo Superior de la
Judicatura, de implementar el expediente electrónico, así como la adopción de las
medidas administrativas para su implementación (ii) Que el ordenamiento jurídico
vigente permitía la implementación de la justicia digital, por lo que se requería era la
actuación administrativa, mediante actos, contratos, hechos y operaciones
administrativas, pero no mediante cambios legislativos y que el cambio legislativo
para la “reactivación económica de los abogados litigantes y la implementación de la
virtualidad”, era innecesario.

Adicionalmente se concluye que es inconstitucional trasladar este deber a los


abogados litigantes e implementar la virtualidad sin contar con la actuación del
Consejo Superior de la Judicatura.

De otro lado, si lo que se buscaba era “la reactivación de la economía de los


abogados”, ello se garantiza con la continuidad en el servicio de la administración de
justicia y no con su parálisis; además, con la implementación de las audiencias
virtuales y la destinación de los recursos para implementar un expediente electrónico,
en atención a mandatos legislativos que, hasta el momento eran inoperantes.

Si lo que se busca es la reactivación económica no es necesario alterar los códigos


procesales, basta con que funcione efectivamente el sistema de administración de
justicia.

1.5. El Decreto 806 de 2020 en general carece de motivación suficiente.

Si se observa la disposiciones normativas que, según los considerandos del Decreto


806 de 2020, son incompatibles para conjurar la crisis se limitan a las siguientes:
artículos 162, 201 y 205 del CPACA, el artículo 74 del CGP y el Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social.

No obstante, estas disposiciones normativas no limitan la implementación de la


virtualidad, como se sostiene en los considerandos del Decreto 806, sino que deja a
la posibilidad de las partes el uso de la virtualidad, de acuerdo con sus capacidades,
que es exactamente lo que se establece en el artículo 1 del Decreto 806 de 2020; por
lo tanto, esas disposiciones no generan ninguna dificultad para la implementación de
la virtualidad.

No obstante, en ninguna parte del Decreto, se dice, cómo los artículos 178, 179,
180.6, 199, entre otros, del CPACA, impiden la implementación de la virtualidad o
impactan la economía de los abogados litigantes y, sin embargo, éstas disposiciones
son modificadas, sin hacer ninguna alusión expresa a su modificación ni la razón para
esta medida.
Tampoco se explica por qué las disposiciones de los artículos 95 de la Ley Estatutaria
de Administración de Justicia, 103, 105 y 107 del CGP y 186 del CPACA, debían ser
modificados, relevando al Consejo Superior de la Judicatura del deber de
proporcionar los medios para la implementación de la justicia digital, y sin embargo
introduce un deber que lo ubica en los abogados litigantes y los funcionarios. El
legislador extraordinario no dio ninguna motivación para dicho cambio.

Las disposiciones normativas que según los considerandos del Decreto “es necesario
que sean modificadas”, no resultan siendo las únicas modificadas y paradójicamente
aquellas disposiciones normativas que se señalan en los considerandos del Decreto
como obstáculo para poder implementar las tecnologías tienen un contenido asociado
a dicha posibilidad, sólo que la deja como facultativas. No obstante, en el Decreto 806
de 2020 se establece como obligatorio “en la medida de las posibilidades”, lo cual,
además, a todas luces causa confusión.

Téngase en cuenta que la “motivación suficiente”, exige determinar las razones por
las cuales, la disposición tal como estaba resultaba contraria a los fines perseguidos
y por qué es necesario introducir un cambio específico sobre una materia
determinada. Este razonamiento no se hizo explícito en el Decreto 806, donde la
motivación se limita a 4 artículos y la modificación a muchas otras disposiciones del
ordenamiento jurídico sobre las cuales, en el Decreto no se hace ninguna mención.

1.6. La implementación de las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional,


acarrean dilación de los procesos judiciales y esto ha de ser un criterio
constitucionalmente relevante, ya que en un escenario de las facultades
extraordinarias, la competencia del ejecutivo se limita a conjurar la crisis y a
mitigar sus efectos, pero no a ahondar en su impacto.

Sobre el particular, resulta pertinente hacer un llamado a la reflexión en el análisis


constitucional de este Decreto Legislativo, que da cuenta de cómo se da respuesta a
una crisis creando inseguridad: para conjurar la crisis, el Gobierno Nacional introdujo
reformas procesales cuya implementación genera dilación en el trámite de los
procesos, y, por ende, en la prestación del servicio mientras se decantan posturas en
las altas cortes.

Lo anterior incrementa los costos en la actividad jurisdiccional y por ende “los costos
de transacción”16. Los cambios legislativos intempestivos afectan la seguridad
jurídica, ya que al introducir reformas procesales sin un proceso de implementación o
de transición, causa todo tipo de problemas interpretativos y con ello, inseguridad
jurídica para las partes y los abogados litigantes, lo que deriva en que deba esperarse

16 https://mersanlaw.com/cuanto-cuesta-la-inseguridad-juridica/ Consultado el 2 de Agosto de 2020.


a que las altas cortes “por vía de autoridad”, establezcan las interpretaciones “más
adecuadas, convenientes y prácticas” que deba darse a los disposiciones normativas.
Una vez se introduzcan estas interpretaciones, necesariamente se generarán
retrocesos procesales, declaratorias de nulidad, entre otras.

La inseguridad jurídica acarrea costos económicos tanto para los abogados litigantes
como para el aparato jurisdiccional, haciéndose un uso poco óptimo de los recursos,
que deberían estar destinados a la adecuada implementación de la virtualidad.

De otro lado, la vaguedad del lenguaje con el que está redactado el Decreto atenta
contra el principio de legalidad de las formas y genera confusión en su
implementación.

Es una reforma procesal que utiliza vocativos como “medios disponibles”, “canales
digitales”, “los que las partes aporten”, “los que el juez determine”, generan
incertidumbre, ya que introduce, normas procesales “maleables”, que se traduce en
“un cheque en blanco” con amplísimo margen de interpretación en cabeza de los
operadores judiciales. La introducción de una reforma procesal de este talante, en
lugar de generar acceso, constituye barreras, en vez de generar certezas, deja al
arbitrio del operador judicial. Al respecto, resulta pertinente recordar cuán importante
es unificar los medios, atendiendo a la legalidad de las formas y la igualdad que debe
orientar el derecho procesal.

Para sintetizar lo expuesto, puede decirse que debido a la ausencia de técnica


legislativa (que puede explicarse en el hecho de la ausencia de previsión, de debate,
de deliberación propio del órgano democrático) y a un proceso de implementación y
socialización de la reforma, pululan múltiples interpretaciones, discusiones y
contradicciones interpretativas, que puede dar lugar a retrasar los procesos judiciales,
generando en los abogados litigantes y en los operadores judiciales reprocesos, lo
cual es económicamente más oneroso, por lo que se logra el efecto contrario al que
la medida persigue.

1.7. Es deber estatal asumir los costos que demande la continuidad en el


servicio de administración de justicia, en este caso, a través de la
implementación de la virtualidad.

Las autoridades en Colombia son competentes en la medida en que a través de su


actuación procuran el interés general. El Consejo Superior de la Judicatura tiene un
deber contenido en una ley estatutaria que no puede ser trasladada. La
implementación de la virtualidad no es un asunto que dependa de los abogados
litigantes ni de los jueces. Lo anterior, ha sido reconocido así por el Artículo 195 de la
Ley Estatutaria de Administración de Justicia.
Finalmente, si el Artículo 150 numeral 10 de la Constitución establece que las
facultades extraordinarias no pueden utilizarse para expedir códigos ni leyes
estatutarias, entre otros, queda muy forzado decir que sí se puede para introducir
reformas de alto impacto en unos y otros. No en vano, las leyes estatutarias hacen
parte del bloque de constitucionalidad en sentido lato y son marco de referencia para
analizar la validez de una disposición normativa expedida en estados de excepción.

Los códigos procesales -Ley 1564 de 2012 y Ley 1437 de 2011- en sus disposiciones
eran claros en reconocer que la eficacia normativa de las disposiciones en las que se
referían al expediente electrónico o a la implementación del uso de las tecnologías
dependía de la actividad administrativa desplegada por el Consejo Superior de la
Judicatura.

En contraste con lo expuesto, según el artículo 3 inc. 4. del Decreto 806 de 2020, el
deber se traslada a todos los sujetos procesales y a la autoridad judicial competente,
así: “Todos los sujetos procesales cumplirán los deberes constitucionales y legales
para colaborar solidariamente con la buena marcha del servicio público de
administración de justicia. La autoridad judicial competente adoptará las medidas
necesarias para garantizar su cumplimiento”.

Esto se extrae también del Artículo 4 del Decreto 806 de 2020, cuando señala:

“Artículo 4. Expedientes. Cuando no se tenga acceso al expediente físico en la sede judicial,


tanto la autoridad judicial como los demás sujetos procesales colaborarán
proporcionando por cualquier medio las piezas procesales que se encuentren en su
poder y se requieran para desarrollar la actuación subsiguiente. La autoridad judicial,
directamente o a través del secretario o el funcionario que haga sus veces, coordinará el
cumplimiento de lo aquí previsto. Las autoridades judiciales que cuenten con herramientas
tecnológicas que dispongan y desarrollen las funcionalidades de expedientes digitales de
forma híbrida podrán utilizarlas para el cumplimiento de actividades procesales. (negrilla fuera
de texto).

Por lo tanto, no es el Estado quien está asumiendo la continuidad del servicio público
de administración de justicia que es una de sus funciones esenciales.

1.9. El acceso a internet en Colombia es precario. Las medidas adoptadas


desconocen las otras justicias y no plantea solución alguna para quienes no
pueden acceder a medios virtuales.

Únicamente el 52% de los hogares colombianos tienen acceso a internet. Dato que
es de nuevo corroborado por la información entregada por la Presidencia de la
República, a partir de la información solicitada en el presente trámite, al señalar:
“Acceso a internet. Según resultados de la Encuesta Nacional de Vida de 2018, el
52,7% de los hogares colombianos tenía internet bien sea fijo o móvil, este último a
través de uno de sus miembros” (Ver anexo 1, del documento punto 2).
Adicionalmente, el DANE en el año 2018 elaboró estudios estadísticos que evidencian
la limitada capacidad de adquisición de herramientas para acceder a internet
(computadores de escritorio, portátiles y/o tabletas), la gran brecha digital en la que
se encuentra la mayoría de territorios en el país.
Como es posible deducir de las anteriores gráficas la tenencia y adquisición de
herramienta que permiten el acceso a Internet es realmente limitada y se encuentra
concentrada en las cabeceras municipales, en especial de las grandes ciudades,
donde también se encuentra concentrado el poder económico. Según estos informes
estadísticos del DANE, incluso en los departamentos donde hay una mayor
proporción de ciudadanos que poseen herramientas tecnológicas para acceso a
Internet (Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda), al menos el 50% de los ciudadanos
de esas poblaciones, no poseen las herramientas tecnológicas. Ahora bien, si nos
detenemos en los departamentos periféricos (Chocó, Vaupés, Arauca, La Guajira,
etc.), se puede evidenciar que al menos el 80% de la población no posee herramientas
tecnológicas para conectarse a internet.

Frente a la efectiva conectividad a Internet, es decir, aquellos hogares que teniendo


herramientas tecnológicas para el acceso a Internet pueden efectivamente
conectarce, el DANE publicó los siguientes datos estadísticos:
Los datos suministrados por el DANE respecto a los hogares con efectiva conexión a
internet, repiten el patrón de los hogares que poseen herramientas tecnológicas para
el acceso a Internet, es decir, que en los departamentos con mejor conectividad, al
menos el 47,3 % de la población no tiene acceso a Internet, pero en los
departamentos periféricos dicha tasa porcentual podría superar el 80% de los
hogares.

En los dos aspectos de medición, las causas de la falta de herramientas y el efectivo


acceso a Internet son las mismas. Los altos costos de las herramientas tecnológicas
y del servicio de Internet generan una exclusión de al menos el 50,7% de los hogares
en colombia, pero adicionalmente, los hogares no tienen posesión de herramientas
tecnológicas por no saber utilizar dichas herramientas (el 7 % para el acceso a internet
y el 14, 5% para herramientas tecnológicas), no tener interés en poseer las
herramientas (el 3,8 % para el acceso a internet y el 30,1 % para herramientas
tecnológicas), o porque en el lugar en el que viven no hay instaladas redes que
permitan el acceso a la Internet (7%, pero en la zona rural aumenta hasta en un 17,
3%).

Estos datos estadísticos suponen un serio cuestionamiento a la aplicación del Decreto


806 de 2020 en términos del derecho a la Igualdad, toda vez que el Decreto busca
que los asuntos se tramiten a través de herramientas tecnológicas con acceso a
Internet, cuando la mayoría (o al menos la mitad) de la población no tienen acceso a
dichas herramientas tecnológicas o a Internet. Contrario sensu, el Decreto 806 de
2020 restringe el acceso a la justicia de la mayoría de los colombianos (o al menos la
mitad). Aspecto que resulta aún más discriminatorio cuando el 50.7 % de los hogares
colombianos que no tienen acceso a herramientas tecnológicas o Internet, lo hacen
por no tener recursos para adquirirlas, discriminación social y económica, pura y dura.

De otro lado, las estadísticas del DANE nos muestra que existen otros motivos
diferentes a la falta de recursos económicos para que los hogares colombianos no
tengan acceso a herramientas tecnológicas o Internet. Esto es, falta de redes, falta
de interés en el acceso o falta de conocimiento en el manejo de las herramientas.
Estos aspectos también se tornan de relevancia constitucional, pues el Estado no
puede imponer a sus ciudadanos el uso de las herramientas tecnológicas ni
conectividad a Internet, so pena de negarles el acceso a la justicia, cuando estos vivan
en lugares sin acceso a Internet, no tengan los conocimientos para hacerlo, o incluso,
desde su cosmogonía no consideren adecuado acudir a estos medios, teniendo en
cuenta el respeto que el Estado debe tener a esta posibilidad de autodeterminación.

Por último, los servidores y empleados judiciales, no cuentan, hasta el momento, con
los elementos para digitalizar los expediente, de hecho, el artículo 95 de la Ley
Estatutaria 270 de 1996, atribuye al Consejo Superior de la Judicatura la
responsabilidad de incorporar los desarrollos tecnológicos en aspectos claves
del funcionamiento del sistema. No obstante, a través del artículo 3 del Decreto 806
de 2020, el Gobierno Nacional sustrae a esta entidad de dicha obligación, para
radicarla en los abogados litigantes y en los jueces.

2. Censuras específicas a las medidas del Decreto.


2.1. Artículo 1. Objeto.

Este artículo contiene a su vez varias medidas normativas, de un lado busca la


implementación de las tecnologías de la información y la comunicación y de otro lado,
prevé la posibilidad de que los sujetos procesales o la autoridad judicial no cuenten
con los medios tecnológicos para la actuación procesal, caso en el cual, el servicio
será presencial. De allí que se analizará su constitucionalidad a partir de dichas
medidas:

Artículo 1. Objeto. Este decreto tiene por objeto implementar el uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones en las actuaciones judiciales y agilizar el trámite de los
procesos judiciales ante la jurisdicción ordinaria en las especialidades civil, laboral, familia,
jurisdicción de lo contencioso administrativo, jurisdicción constitucional y disciplinaria, así
como, las actuaciones de las autoridades administrativas que ejerzan funciones
jurisdiccionales y en los procesos arbitrales, durante el término de vigencia del presente
decreto …”

Esta medida no cumple con los siguientes test de constitucionalidad:

❖ Necesidad. La medida adoptada no cumple ni con la necesidad fáctica ni


jurídica.

Necesidad fáctica, ya que como se señaló ampliamente en la parte inicial,


esta medida no está directamente relacionada con el Decreto 637 de 2020,
declaratorio de la emergencia económica, social y ecológica, ya que en dicho
Decreto no se menciona el sector de administración de justicia como un sector
económico a reactivar, puesto que la reactivación del servicio de
administración de justicia más que del uso de las TIC para su reactivación,
requiere es de una administración de justicia funcionando, abierta al público,
sin suspensión de términos, para lo cual basta dar aplicación a la normatividad
vigente.

Por su parte no cumple el test de necesidad jurídica, debido a que en nuestro


ordenamiento jurídico ya existen normas claras y suficientes que permiten la
implementación de las TIC en los diferentes procesos jurisdiccionales, lo que
falta es su implementación por parte del Consejo Superior de la Judicatura,
órgano que después de nueve años para el caso del CPACA y de ocho para el
CGP, no ha realizado las actuaciones concernientes a su implementación.
Como ya se señaló, tanto el artículo 186 del CPACA y 103 del CGP, son dos
normas que consagran el uso de las herramientas TIC para llevar a cabo el
proceso en forma digital.

La otra medida contenida en el mismo artículo es la siguiente:

Parágrafo. En aquellos eventos en que los sujetos procesales o la autoridad judicial no


cuenten con los medios tecnológicos para cumplir con las medidas establecidas en el presente
decreto o no sea necesario acudir a aquellas, se deberá prestar el servicio de forma presencial,
siempre que sea posible y se ajuste a las disposiciones que sobre el particular dicten el
Ministerio de Salud y Protección Social, el Consejo Superior de la Judicatura, los Centros de
Arbitraje y las entidades con funciones jurisdiccionales”.

Esta medida no cumple con el test de no discriminación, puesto que para las
personas que no cuentan con las herramientas TIC, el Decreto se limita a señalar que
la atención se realizará en forma presencial, pero no señala ninguna medida positiva
que lleve a paliar las diferencias que existen en el uso de las TIC. Además todas las
personas tienen derecho a preservar su salud, sin que ello signifique una renuncia a
su derecho de acceso a la administración de justicia. El hecho de que la medida
señale que la atención será presencial, lo único que hará será reforzar la situación de
discriminación en relación a aquellas personas que no cuentan con las herramientas
TIC, pues no se consagran medidas especiales propias de un estado de
excepcionalidad para dichas personas de modo que se facilite su acceso a la
administración de justicia. Teniendo presente las amplias brechas tecnológicas, lo
anterior se traducirá en una amplia barrera para acceder a la administración de
justicia. De allí que el Decreto debió prever, en concreto, qué medidas serían
adoptadas para aquellas personas que no cuentan con las herramientas TIC.

2.2. Artículo 2. Uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

El artículo 2º, de nuevo reitera el uso de las herramientas TIC en el proceso judicial,
no obstante en su parágrafo 2º introduce una nueva medida, así: “Parágrafo 2. Los
municipios, personerías y otras entidades públicas, en la medida de sus posibilidades,
facilitarán que los sujetos procesales puedan acceder en sus sedes a las actuaciones
virtuales”.

El parágrafo 2º, no cumple con el juicio de no discriminación, puesto que al


establecer que los municipios, las personerías y otras entidades públicas en la medida
de sus posibilidades facilitarán el acceso, está generando una mayor discriminación
para aquellos grupos poblacionales o personas que en particular no tienen forma de
contar con las herramientas TIC, pues no crea una obligación para dichas entidades
de facilitar el acceso.

La medida introduce es una simple potestad, mas no un deber. En otras palabras,


como ya se referenció en relación al artículo 1º, no está creando una acción positiva
de carácter obligatorio que permita equilibrar la desigualdad existente entre quienes
sí cuentan con las mismas y quienes no, ahondando, de esta forma, la desigualdad
de acceso a la administración de justicia, pues bastará que dichas entidades públicas
manifiesten que carecen de la posibilidad de facilitar el acceso de quienes no cuentan
con las herramientas TIC, para que cumplan con el mandato legal.
2.3. Artículo 3. Deberes de los sujetos procesales en relación con las
tecnologías de la información y las comunicaciones.

Este artículo contiene tres nuevos deberes que no encuentran sustento en la


normatividad anterior, dentro de los cuales se incluye el deber de solidaridad por parte
de los sujetos procesales, tal como se expondrá:

Primera disposición normativa:

Se introducen dos nuevos deberes, a saber: i) Deber de los sujetos procesales de


realizar sus actuaciones y asistir a las audiencias y diligencias a través de medios
tecnológicos ii) suministrar a la autoridad competente, y a todos los demás sujetos
procesales, los canales digitales elegidos para los fines del proceso o trámite.

Se reiteran dos deberes existentes, que son: iii) enviar a los sujeto procesales y a las
autoridades judiciales competentes copia de los memoriales o actuaciones de manera
simultánea, iv) comunicar de cualquier cambio de dirección o medio electrónico.

Se incluye (v) un deber general de colaborar solidariamente con la buena marcha del
servicio público de administración de justicia.

Test de constitucionalidad que no superan el control

❖ Juicio de necesidad jurídica: No se hacen necesarias las modificaciones y


adiciones que se introducen con la disposición, pues los deberes iii) y iv), ya
existen en los numerales 517 y 14 18 del artículo 78 del CGP. Además, se
reitera, que el artículo 103 del CGP ya hacía un llamado al uso de las
tecnologías de la información y las comunicaciones.

❖ Juicio de no discriminación: Implica una discriminación negativa para


aquellos sujetos que no tienen acceso a medios tecnológicos, lo que profundiza
las grandes desigualdades respecto de acceso a medios tecnológicos,
constituyendo una barrera de acceso a la administración de justicia.

❖ Juicio de finalidad: La finalidad del Decreto y sus disposiciones en cuestión


deben estar orientadas a “conjurar las causas de la perturbación y a impedir la
extensión de sus efectos”, el legislador extraordinario, mediante la creación de
nuevos deberes o la reiteración de los ya existentes a cargo de los sujetos
procesales, no remedia la extensión de los efectos de la crisis, pues se genera

17 5. Comunicar por escrito cualquier cambio de domicilio o del lugar señalado para recibir notificaciones
personales, en la demanda o en su contestación o en el escrito de excepciones en el proceso ejecutivo, so pena de
que éstas se surtan válidamente en el anterior.
18 14. Enviar a las demás partes del proceso después de notificadas, cuando hubieren suministrado una dirección

de correo electrónico o un medio equivalente para la transmisión de datos, un ejemplar de los memoriales
presentados en el proceso.
un efecto contrario, al establecer cargas onerosas en cabeza de los sujetos
procesales.

En el mismo sentido, se considera que el legislador extraordinario desborda sus


competencias, pues la modificación de normas procesales en este caso no están
ligadas a las causas del estado de emergencia ni con la mitigación de sus efectos.

❖ Juicio de conexidad: No existe relación entre las medida adoptadas, la causa


de la crisis y los efectos de la misma, pues crear deberes o reiterar los
existentes no genera un impacto positivo, todo lo contrario, desconoce la
realidad en materia de infraestructura, conectividad y acceso a medios
tecnológicos, y desdibuja los deberes estatales respecto de la implementación
del plan de justicia digital.

❖ Juicio de motivación suficiente: La motivación del Decreto resulta


insuficiente para justificar la creación de nuevos deberes a cargo de los sujetos
procesales, si lo pretendido es "reactivar la economía de los abogados
litigantes", lo cierto es que el efecto de la medida es contrario a lo esperado,
pues hace que el litigio sea más oneroso, al tener que brindar las herramientas
de conectividad y recursos técnicos para poder acceder a la administración de
justicia.

❖ Juicio de proporcionalidad: No es proporcionado que el legislador en uso de


sus facultades extraordinarias establezca deberes y se los asigne a los sujetos
procesales cuando es un deber y una responsabilidad Estatal la prestación del
servicio de administración de justicia, resulta inviable y contraproducente el
traslado de cargas a los sujetos procesales, pues ello se convierte en una
violación al derecho a la igualdad y crea barreras de acceso a la administración
de justicia. Asimismo, se deja un gran margen de interpretación con el uso de
expresiones como “medios tecnológicos”, “canales digitales”, que podrá
interpretar el operador judicial de manera amplia o estricta.

❖ Juicio de razonabilidad: No es razonable a la luz de la Constitución trasladar


cargas a los sujetos procesales bajo el pretexto del “deber de solidaridad”, que
le corresponden al Consejo Superior de la Judicatura por mandato legal. Se
recuerda que es un deber estatal asegurar la continuidad en la prestación del
servicio de la administración de justicia y que ha sido tardía e inexistente la
implementación del plan de justicia digital a su cargo, como lo establece el
artículo 103 del CGP y el Artículo 95 de la Ley 270 de 1996.

2.4. Artículo 4. Expedientes.

Este artículo contiene las siguientes medidas concretas de orden procesal:

El artículo 4 del decreto 806 de 2020, introduce una nueva disposición normativa
frente a la conformación del expediente judicial regulado en el artículo 122 del CGP,
toda vez que introduce el desarrollo del expediente híbrido al proceso jurisdiccional,
por otro lado esta disposición normativa, sustrae del deber de facilitar los medios y la
implementación del expediente electrónico, al Consejo Superior de la Judicatura y lo
radica en las partes y en el Juez.

Test de constitucionalidad que no superan el control

❖ Juicio de incompatibilidad: En este caso el legislador extraordinario


mediante el artículo 4 del Decreto pretende introducir una reforma al artículo
95 de la ley 270 de 1996, al artículo 186 de la ley 1437 de 2011 y al artículo
103 y 12219 de la ley 1564 de 2012, toda vez que pretende la implementación
y manejo del llamado expediente digital y en los casos donde no cuente con
los medios tecnológicos incorporar el llamado expediente híbrido. Ahora bien,
dentro de este artículo el legislador extraordinario pretende además modificar
las distribuciones de las cargas para la conformación de estos expedientes, la
cual estaba en cabeza del Consejo Superior de la Judicatura y la traslada a los
juzgados y las partes procesales. En este sentido, a lo largo de la parte motiva
del presente Decreto no se encuentra la carga de la motivación suficiente del
porqué de la modificación de las normas, lo cual lleva a un incumplimiento de
la carga de motivación, carga que se encuentra decantada tanto en la norma
sustancial que regula los estados de excepción, como a lo largo de la
jurisprudencia constitucional.

❖ Juicio de necesidad jurídica: Es necesario revisar la disposición desde la


necesidad jurídica, toda vez que no se hacen necesarias las modificaciones y
adiciones que pretende el Decreto 806 de 2020, ya que el CGP, como el
CPACA y la ley 270 de 1996, regulan el uso e implementación de las
tecnologías y del expediente digital.

❖ Juicio de no discriminación:. En este sentido, cabe precisar que la


disposición que se está estudiando, genera una discriminacion negativa por las
condiciones precarias de conectividad, toda vez que el uso de las tecnologías
en un país como Colombia se ve restringido, ya que en las poblaciones
alejadas en su gran mayoría no se cuenta con recursos ni infraestructura que
permita el acceso a los canales digitales, generando así una violacion directa
a la igualdad de las partes que se ven inmersas en los conflictos
jurisdiccionales.

19 Artículo 122 C.G.P. En aquellos juzgados en los que se encuentre implementado el Plan de Justicia Digital,
el expediente estará conformado íntegramente por mensajes de datos.

Los memoriales o demás documentos que sean remitidos como mensaje de datos, por correo electrónico o medios
tecnológicos similares, serán incorporados al expediente cuando hayan sido enviados a la cuenta del juzgado
desde una dirección electrónica inscrita por el sujeto procesal respectivo.
2.5. Artículo 5. Poderes.

El artículo 5 del decreto 806 de 2020, introduce tres disposiciones normativas nuevas
frente al otorgamiento del poder y su admisibilidad dentro del proceso jurisdiccional.

i) El poder especial se podrá otorgar mediante mensajes de datos, sin necesidad de


firma manuscrita ii) En el poder se indicará expresamente la dirección de correo
electrónico del apoderado. iii) Los poderes otorgados por personas inscritas en el
registro mercantil, deberán ser remitidos desde la dirección de correo electrónico
inscrita para recibir notificaciones.

Test de constitucionalidad que no superan el control

❖ Juicio de Incompatibilidad: En este caso el legislador extraordinario


mediante el artículo 5 de este Decreto, pretende introducir una reforma al
artículo 74 del CGP, toda vez que dispone que el otorgamiento del poder
especial debe cumplir ciertos requisitos adicionales. Ahora bien, a lo largo de
la parte motiva del Decreto que se analiza, no se encuentra la carga de la
motivación suficiente del porqué de la modificación de la norma ordinaria, es
más, ni siquiera se menciona en la parte motiva, lo cual lleva a un
incumplimiento de la carga de motivación suficiente, carga que se encuentra
exigida tanto en la norma sustancial que regula los estados de excepción,
como a lo largo de la jurisprudencia constitucional.

❖ Juicio de necesidad Jurídica : En este estadio, es necesario plantear la


discusión desde la necesidad jurídica, toda vez que no se hace necesario las
modificaciones y adiciones que pretende el decreto 806 de 2020, ya que el
CGP, tiene incorporado en su clausulado disposiciones que regulan
otorgamiento del poder vía mensaje de datos, ejemplo de esto es el mismo
artículo 74 en su último inciso .

❖ Juicio de no discriminación : En este sentido, cabe precisar que la


disposición que se está estudiando, puede generar una discriminacion negativa
por las precarias condiciones de acceso a las tecnologías, toda vez que el uso
de las tecnologías en un país como Colombia se ve restringido, ya que en las
poblaciones alejadas en su gran mayoría no se cuenta con recursos ni
infraestructura que permita el acceso a los canales digitales, generando así
una violacion directa a la igualdad de las partes que se ven inmersas en los
conflictos.
2.6. Artículo 6. Demanda.

El artículo 6º del Decreto 806 de 2020 introduce dos disposiciones normativas nuevas
frente a los requisitos de admisión de la demanda y la presentación de la misma.
Ahora bien, se debe analizar de manera detallada si dichas disposiciones reforman
los artículos 82 y 90 del C.G.P.

Inciso primero La demanda indicará el canal digital donde deben ser notificadas las partes, sus
representantes y apoderados, los testigos, peritos y cualquier tercero que deba ser citado al
proceso, so pena de su inadmisión. Asimismo, contendrá los anexos en medio electrónico, los
cuales corresponderá a los enunciados y enumerados en la demanda.

Inciso segundo: Las demandas se presentarán en forma de mensajes de datos, lo mismo que
todos sus anexos, a las direcciones de correo electrónico que el Consejo Superior de la
Judicatura disponga para efectos del reparto, cuando haya lugar a este.

La modificación que introduce es que incorpora un nuevo requisito de admisión de la


demanda y, por ende, una causal de rechazo, ante su incumplimiento.

Test de constitucionalidad que no superan el control

❖ Juicio de incompatibilidad: En el caso concreto el inciso primero del Decreto


806 de 2020, modifica y adiciona el artículo 90 del CGP, toda vez que obliga a
que la demanda deba ser presentada por canales digitales, y con ello introduce
una nueva regla de admisión de la demanda. En este sentido, es necesario
analizar la obligación de motivación que recae en manos del Gobierno Nacional
a la hora de realizar una modificación a una ley ordinaria. Dicha carga no se
encuentra superada, toda vez que en ningún punto del Decreto Legislativo el
Gobierno motiva o da razón suficiente, acerca del objetivo perseguido con la
modificación del articulado.

❖ Juicio de necesidad: Se reitera la ausencia de necesidad jurídica de estas


disposiciones, ya que el CGP en su clausulado contiene disposiciones que
permiten el uso de las tecnologías dentro del proceso jurisdiccional.

❖ Juicio de no discriminación: Cabe precisar que el inciso primero, al


incorporar el usos de las tecnologías como nuevo criterio de admisión y al
señalar que la demanda “contendrá los anexos en medio electrónico”, está
materializando una discriminación negativa, toda vez que esta medida no
otorga soluciones a las poblaciones que tengan problemas de conectividad y
de alfabetización virtual.

2.7. Artículo 7. Audiencias.

Este artículo contiene las siguientes medidas concretas de orden procesal: i) enfatiza
como deber la utilización de medios tecnológicos a disposición de cualquiera de los
sujetos procesales; ii) prescinde de la autorización de que trata el parágrafo 2° del
artículo 107 del Código General del Proceso; iii) habilita el entendimiento previo de
los empelados autorizados por el Juez para coordinar con los demás sujetos las
herramientas tecnológicas a emplear en las audiencias; y iv) precisa las pautas de
conformación de las audiencias y diligencias a celebrarse ante Corporaciones
judiciales y la consecuencia procesal.

Test de constitucionalidad que no superan el control.

Además de las deficiencias generales o transversales expuestas en la parte inicial


de esta argumentación en punto de los criterios finalidad, conexidad y motivación
suficiente, resulta evidente que las medidas adoptadas en el artículo devienen
inconstitucionales por las siguientes razones concretas adicionales:

❖ Incompatibilidad: La norma analizada no supera este juicio en tanto que no


exhibe una motivación especial y suficiente para justificar la relevante
modificación efectuada en las reglas de conformación del quorum para llevar a
cabo las audiencias y diligencias ante jueces colegiados, así como la pauta
sancionatoria por su desconocimiento.

De esta forma, sin motivación alguna y desprovista de conexidad para con las
finalidades con el Decreto se aprovechó la oportunidad legislativa
extraordinaria para regular una materia procesal específica -no afectada por la
pandemia COVID-19- y que refiere a la superación de una posible antinomia
entre los artículos 36 y 107 (num. 1, inc. 2º) del Código General del Proceso.

❖ Necesidad: la mayoría de los apartados normativos que integran el artículo


estudiado no superan el juicio de necesidad y constituyen adicional, inacaba,
e incluso, errática reformulación de normas vigentes en el ordenamiento
procesal.

En primer lugar, es claro que el CGP contiene numerosas disposiciones


habilitantes de la realización virtual de audiencias y diligencias que confieren
suficiente campo de decisión al Juez para que supere en gran medida las
dificultades actuales de la presencialidad procesal.

Basta, simplemente remitirse al tenor del parágrafo primero del artículo 107
para confirmar lo señalado: “Las partes y demás intervinientes podrán
participar en la audiencia a través de videoconferencia, teleconferencia o
por cualquier otro medio técnico, siempre que por causa justificada el
juez lo autorice.” Esta regla es armónica con las previsiones de los cánones
37, 103, 171, 201 y 236 del CGP, entre otros.

De otra parte, se torna jurídicamente innecesaria la medida encaminada a


prescindir de la autorización de que trata el parágrafo 2° del artículo 107, en
tanto que esa norma -contrario a lo sugerido por el artículo analizado- no
establece un condicionamiento a manera de “autorización” para el
señalamiento de la oportunidad y ritualidad de las audiencias, sino que
contempla la posibilidad de designación de un Juez o Magistrado coordinador
para concentrar el señalamiento de audiencias, aspecto que no guarda relación
con lo previsto en el resto del apartado normativo.

Por último, la expresa facultad para que un empleado debidamente autorizado


por el Juez pueda entablar comunicación previa con las partes para coordinar
aspectos técnicos de la realización de la audiencia virtual, es una materia de
un grado de tan alto especificidad y casuística que resulta ajeno a una
regulación procesal y que en todo caso está más que comprendido en los
deberes-poderes de instrucción, dirección y ordenamiento que la Constitución,
la Ley Estatutaria de Administración de Justicia y el mismo CGP le confieren al
Juez de la causa (arts. 42 a 44).

❖ No discriminación: En este artículo se reitera la discriminación consistente en


ofrecer solución a la problemática de quienes requieren acceso a la
administración a la justicia y no cuentan con herramientas tecnológicas.

Incluso para quienes cuentan con algún recurso de comunicación, se presenta


la deficiencia consistente en avalar cualquier tipo de interacción telemática, sin
establecer algún estándar mínimo de validez de las audiencias y diligencias
virtuales según criterios de seguridad, fidelidad, eficacia, entre otros.

2.8. Artículo 8. Notificaciones personales.

El artículo 8° adiciona una forma de practicar la notificación personal a la que se


encontraba consagrada en el artículo 291 del CGP, a través de una serie de medidas
de las cuales se destacan:

i) La comunicación podrá ser surtida “con el envío de la providencia [...] como mensaje
de datos a la dirección electrónica o sitio que suministre el interesado” (inciso 1°); ii)
La notificación se entenderá surtida al tercer día hábil siguiente al envío del mensaje
de datos (ver inciso 3° Ibídem), prescindiendo de la obligatoriedad de contar con la
confirmación de recibido (inciso 4°); iii) El inciso final de la disposición consagra que
la parte que se pueda ver afectada por la forma en la que se practicó la notificación,
la podrá alegar como nula, bajo la gravedad de juramento, "además de cumplir con lo
dispuesto en los artículos 132" y siguientes del CGP; y finalmente, iv). El parágrafo 1°
consagra que la disposición será aplicable a cualquier proceso, incluyendo el
monitorio.

Las anteriores medidas no superan los siguientes juicios de constitucionalidad:

 Juicio de motivación suficiente: Como se ha indicado anteriormente, la


motivación suficiente ha sido un requisito que debe ser satisfecho con mayor
rigurosidad cuando la medida que se adopta aborda derechos fundamentales (Ver,
entre otras, la sentencia de constitucionalidad C-467 de 2017. MP. Gloria Stella
Ortiz) como el acceso a la administración de justicia en relación con el debido
proceso, a través del trámite de la notificación personal.

Las disposiciones que se consagran en el artículo bajo estudio, si bien responden a


la situación de distanciamiento social que ha sido transversal desde que comenzó la
emergencia sanitaria, no exponen una justificación clara y suficiente respecto a las
limitaciones o riesgo que se generan con su consagración.

De manera particular, el inciso 1° de la disposición no justifica la necesidad de


introducir una textura abierta e indeterminada a través de la expresión “o sitio”, por el
cual se puede enviar la providencia como mensaje de datos.

La falta de precisión en lo que se debe entender por la expresión “o sitio”, deja a la


libre interpretación y escogencia del operador jurídico los medios o canales a través
de los cuales desarrollar la práctica de la notificación, colocando en vilo la seguridad
jurídica que se requiere en el ejercicio de los ritos procesales, pues la comunicación
se podrá surtir por medio de cualquier canal digital, independientemente de si éste es
habitualmente consultado o no por el destinatario. Circunstancia que se torna aún
más gravosa si se tiene en cuenta que el inciso 4° ibídem vuelve potestativa la
confirmación de recibido y minimiza la notificación al simple paso del tiempo (inciso
3°).

La incipiente motivación por parte del legislador extraordinario en la adopción de la


expresión “o sitio”, no solo hace arbitraria la medida, sino que además la consagra
como desproporcionada a la luz del derecho fundamental al debido proceso, del cual
es un elemento esencial la práctica de la notificación personal.

 Juicio de incompatibilidad: El inciso 5° del numeral 3° del artículo 291 del CGP20,
en concordancia con el artículo 20 de la Ley 527 de 1999 21, había construido un
sistema idóneo de notificación a través de mensaje de datos, según el cual la
comunicación sería remitida al correo electrónico del destinatario y sólo cuando
desde la cuenta de éste se recibiera un acuse de recibido, la notificación se
entendía perfeccionada.

20 La disposición consagra: “[...] Cuando se conozca la dirección electrónica de quien deba ser notificado, la
comunicación podrá remitirse por el Secretario o el interesado por medio de correo electrónico. Se presumirá
que el destinatario ha recibido la comunicación cuando el iniciador recepcione acuse de recibo. En este caso, se
dejará constancia de ello en el expediente y adjuntará una impresión del mensaje de datos. [...]”.
21 “Acuse de recibo. Si al enviar o antes de enviar un mensaje de datos, el iniciador solicita o acuerda con el

destinatario que se acuse recibo del mensaje de datos, pero no se ha acordado entre éstos una forma o método
determinado para efectuarlo, se podrá acusar recibo mediante:
a) Toda comunicación del destinatario, automatizada o no, o
b) Todo acto del destinatario que baste para indicar al iniciador que se ha recibido el mensaje de datos.
Si el iniciador ha solicitado o acordado con el destinatario que se acuse recibo del mensaje de datos, y
expresamente aquél ha indicado que los efectos del mensaje de datos estarán condicionados a la recepción de un
acuse de recibo, se considerará que el mensaje de datos no ha sido enviado en tanto que no se haya recepcionado
el acuse de recibo.”.
Esta forma de practicar la notificación había logrado un importante respaldo de la
sala de tutela de la Corte Suprema de Justicia22 constituyéndose en un sistema de
notificación dotado de garantías razonables, pues la confirmación de recibido daba
cuenta de un estándar mínimo de comunicación que podía ser acreditado a través
de distintos medios de prueba, con lo cual también se garantiza el principio de
neutralidad de la tecnología23.

Sin embargo, los incisos 3°y 4°, del artículo 8, derogan esta disposición y en su lugar
implementaron una ficción jurídica consistente en enviar la comunicación y entenderla
surtida o perfeccionada al finalizar el segundo día hábil siguiente, prescindiendo de la
obligatoriedad del acuse de recibido.

Este cambio en la práctica de la notificación personal a través de dirección electrónica


o sitio, no cuenta con ninguna exposición que permita ver como razonable la decisión
adoptada por el legislador extraordinario, así como tampoco expone porqué la nueva
forma de notificación responde en mejor medida a las circunstancias de la emergencia
en contraste con la que ya se encontraba consagrada en el ordenamiento jurídico,
razón por la cual, a la luz de los criterios exigidos por el artículo 12 de la Ley 137 de
1994. y la jurisprudencia constitucional, no deviene otro camino diferente a la
inexequibilidad de las medidas.

Juicio de Proporcionalidad: En línea con lo anterior, las medidas consagradas en


los incisos 1°, 3° y 4° no tienen correspondencia entre los hechos que motivaron la
segunda declaratoria del estado de excepción (demanda de justicia y situación
laboral) con la limitación al derecho fundamental al debido proceso del sujeto frente
al cual se surtirá la notificación personal.

En este punto es importante recordar que la notificación, especialmente aquella


relacionada con la comunicación del primer acto procesal (v.gr. demanda y auto
admisorio), es un aspecto esencial al interior del ordenamiento jurídico pues sólo a
partir de su constitución se entiende trabada la litis y nace en el sujeto interesado la
posibilidad de ejercer su derecho de defensa y contradicción.

Siguiendo este mismo sentido, el CGP ha consagrado una serie de consecuencias


procesales para aquellos casos en los cuales la práctica de la notificación se ha
desarrollado de manera irregular (artículo 133, numeral 8° del CGP en concordancia
con el artículo 289 Ibídem), dando cuenta de la especial atención que el legislador
ordinario ha puesto sobre los actos de comunicación.

22 Ver, entre otras, las providencias STC-15548 de 2019, STC-3506 y STC-3610 de 2020.
23 Artículo 2°, numeral 6 de la Ley 1341 de 2009.
“El Estado garantizará la libre adopción de tecnologías, teniendo en cuenta recomendaciones, conceptos y
normativas de los organismos internacionales competentes e idóneos en la materia, que permitan fomentar la
eficiente prestación de servicios, contenidos y aplicaciones que usen Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones y garantizar la libre y leal competencia, y que su adopción sea armónica con el desarrollo
ambiental sostenible”.
Bajo este entendido, que una disposición consagrada vía estado de excepción
pretenda abordar la práctica de la que había sido concebida como notificación más
garantista del ordenamiento jurídico, y la limite al envío de la providencia por medio
de cualquier canal digital, sin necesidad de contar con un mínimo de verificación y
cuyo perfeccionamiento se entiende surtido con el simple paso del tiempo, es
claramente un acto desproporcionado de cara a los derechos de los sujetos que se
puedan ver afectados por la práctica de esta disposición.

Juicio de Necesidad: El inciso final del artículo 8 consagra que “[…] la parte que se
considere afectada deberá manifestar bajo la gravedad de juramento, al solicitar la
declaratoria de nulidad [...] que no se enteró de la providencia, además de cumplir
con lo dispuesto en los artículos 132 a 138 del [CGP]". (resaltado por fuera del texto
original).

De la lectura de la norma se entiende que la disposición impone, además de cumplir


con las cargas propias de la solicitud de nulidad, el deber de realizar la manifestación
bajo la gravedad de juramento. Sin embargo, en ningún apartado de toda la
disposición se manifiesta la necesidad de adoptar esta clase de medida, así como
tampoco se entiende lo indispensable de la disposición para alcanzar los fines que
dieron lugar a la declaratoria del estado de excepción.

Así las cosas, la medida adoptada en el inciso final del artículo, no señala la necesidad
fáctica o jurídica de su adopción, razón por la cual incumple con los criterios señalados
por la jurisprudencia en este sentido.

Juicio de no contradicción específica: Finalmente, el parágrafo 1° del artículo 8°


consagra que la medida se aplicará a todos los procesos dentro de los cuales se
encuentra el proceso monitorio.

Esta afirmación resulta llamativa si se tiene en cuenta que el Alto Tribunal


Constitucional, a través de la sentencia C-031 de 2019, concluyó que dado los efectos
derivados de la actitud de la parte demandada luego de conocido el auto de
requerimiento de pago, era constitucionalmente válido limitar la práctica de la
comunicación únicamente a la notificación personal, pues esta es la forma idónea de
tener certeza del enteramiento de la parte y su comparecencia material al proceso.

Como ya se ha enunciado, esta garantía de conocimiento efectivo por parte del sujeto
destinatario de la comunicación, es excepcionada o supuesta por la reforma
contemplada en el artículo 8° del Decreto Legislativo 806 de 2020, lo cual, además
de constituir un desconocimiento claro a un precedente constitucional, reproduce una
disposición sobre la cual ya existe cosa juzgada constitucional.
2.9. Impacto de la medida contenida en el Artículo 8 en lo contencioso
administrativo.

Este artículo crea confusión y por ende inseguridad jurídica acerca de si modifica la
notificación de las entidades públicas, porque cuando el legislador extraordinario
quiere referirse a trámites específicos, señala la especialidad, pero en esta
disposición, no lo hizo, por lo que habría que remitirse al artículo 1, referido al objeto,
que señala que la Jurisdicción contencioso administrativo también está incluida.

Nótese que no se superaría el juicio de necesidad, teniendo en cuenta que el artículo


612 del CGP, ya introducía la forma de notificar a entidades públicas, Ministerio
Público y ANDJE, a un canal en particular que es a la dirección del correo electrónico,
tal como se establece en el artículo 197 del CPACA.

De otro lado, el artículo 612 del CGP establecía el término común de 25 días después
de surtida la última notificación. Por su parte, el artículo 8 establece: “La notificación
personal se entenderá realizada una vez transcurridos dos días hábiles siguientes al
envío del mensaje y los términos empezarán a correr a partir del día siguiente al de
la notificación”, ¿Quiere decir ésto que el término de traslado empieza a correr 2 días
siguientes del envío de la comunicación?

Además, en el artículo en mención se señala que la información del correo electrónico,


puede ser encontrada por la autoridad judicial en internet y redes sociales. Se reitera
que esta disposición se refiere a sitios24, lo que acarrearía una complicación si se va
aplicar para la notificación de entidades públicas. El interrogante adicional que
introduce esta disposición es si deroga el artículo 197 del CPACA, referido a la
obligatoriedad de contar con un buzón para notificaciones judiciales y si podría
notificarse a una entidad pública a un sitio, v.g. una página de Facebook o Twitter.

Se plantean estos interrogantes, no con el ánimo de defender una postura en relación


con la interpretación más adecuada de esta disposición, sino con el ánimo de
sustentar lo que se señaló en la parte general del presente escrito y es que el Decreto
Legislativo no está suficientemente motivado e introduce cambios intempestivos en la
legislación procesal que aumentan los costos de transacción, hasta tanto, por vía de
autoridad se decante una postura; lo cual, de ninguna manera protege la economía
de los abogados litigantes, que es lo que se pretende con el Decreto 806 de 2020.

Además, como ya se anotó, la aplicación de esta disposición implica prescindir del


acuse de recibo como referente para entender surtida la notificación y por ello, se crea
confusión para conocer el momento en el que la notificación se entiende realizada.
Esta modificación en lo contencioso administrativo es innecesaria y además contraría

24https://dej.rae.es/lema/sitio. Tomado del Diccionario de Español Jurídico. Rae. Consultado el 11 de junio


de 2020. Se define como “Lugar de internet identificado con una dirección URL. 2. Página web.
los artículos 199 y 205 del CPACA que señalaban que “Se presumirá que el
destinatario ha recibido la notificación cuando el iniciador recepcione acuse de recibo
o se pueda por otro medio constatar el acceso del destinatario al mensaje”, es decir
que era necesario corroborar que se tuvo acceso al mensaje, fuera mediante el acuso
de recibo o, destacando que por otro medio se tuvo acceso al mensaje; en contraste,
el artículo 8 inc.3. del Decreto, referido a las notificaciones personales, señala “La
notificación personal se entenderá realizada una vez transcurridos dos días hábiles
siguientes al envío del mensaje y los términos empezarán a correr a partir del día
siguiente al de la notificación. Para los fines de esta norma se podrán implementar o
utilizar sistemas de confirmación del recibo de los correos electrónicos o mensajes de
datos”. Así pues, es la parte demandada quien debe manifestar que no se enteró de
la notificación oportunamente.

Finalmente, habría que decir que estas modificaciones en lo contencioso


administrativo no superan el juicio de necesidad fáctica, jurídica, incompatibilidad ni
motivación suficiente y ello debe ser advertido por la Corte al decidir sobre la
constitucionalidad del mismo.

2.10. Artículo 9. Notificación por estado y traslados.

Del artículo 9° se destacan dos medidas relacionadas con la notificación por estados
y la práctica de los traslados, distinguidas de la siguiente manera: i) la notificación se
surtirá de manera virtual, con inserción de la providencia y ii) Tanto los estados como
los traslados, deberán permanecer en línea y disponibles para consulta por parte de
los sujetos interesados.

Respecto de la primera medida relacionada con la notificación de los estados


electrónicos se encuentra que la misma no supera los juicios de incompatibilidad y
necesidad jurídica, pues el parágrafo único del artículo 295 del CGP consagra que
"Cuando se cuente con los recursos técnicos los estados se publicarán por mensaje
de datos, caso en el cual no deberán imprimirse ni firmarse por el Secretario. [...]", lo
cual quiere decir que la disposición objeto de análisis constitucional, ya cuenta con
una disposición ordinaria que aborda un asunto, sin que el legislador extraordinario
haya expuesto razones que evidencian una incompatibilidad o falta de idoneidad que
justifique una nueva regulación vía estado de excepción.

Por su parte, la segunda medida impuso como obligatorio que las notificaciones se
dejen en línea de manera permanente para su consulta por parte de los interesados;
sin embargo, la forma en la cual está redactado el precepto normativo riñe con lo
dispuesto en el artículo 26 del Decreto 196 de 1971 el cual consagra que los
expedientes sólo podrán ser examinados por parte de sujetos cualificados.
Esta incompatibilidad se evidencia cuando de la lectura integral de la norma se
concluye que providencias y actuaciones (a través de los estados y traslados) podrán
ser consultados indistintamente; pues a la luz de los medios con los cuales
actualmente cuenta la administración de justicia para la publicación de estados
electrónicos y surtir el trámite de los traslados, se crea un riesgo desproporcionado
de cara a la información sensible que un sujeto procesal pueda depositar en el trámite
de un proceso judicial, si se tiene en cuenta que una vez la providencia es subida al
“sistema para la gestión de procesos judiciales” (también llamado TYBA), cualquier
sujeto –interesado o no- que cuente con el radicado del proceso o el nombre de una
de las partes, podrá acceder a una copia íntegra del expediente y con ello a datos
sensibles de los sujetos que allí participa.

El principio de publicidad que caracteriza al proceso judicial puede ser satisfecho con
el ejercicio de un canal de comunicación efectivo que permita corroborar la
confiabilidad de las piezas procesales que integran el expediente, sin que por ello se
sacrifique o pongan en riesgo la información de los sujetos procesales.

La redacción dispuesta en los artículos 91, 103, 111 y 295 del CGP ya garantizaban
la comunicación de providencias y actuaciones procesales a través de mensaje de
datos, sin que con ello se generaran riesgos.

La falta de necesidad y compatibilidad de la medida la hace devenir en


inconstitucional, máxime si se tiene en cuenta que disposiciones vigentes en el CGP
regulan el asunto sin que por ello se generen mayores traumatismos.

2.11. Artículo 10. Emplazamiento para notificación personal.

Esta norma -sin respaldo en las motivaciones del Decreto- constituye modificación
procesal totalmente ajena a la problemática que ha dado lugar a las facultades
legislativas extraordinarias y que de contera termina reduciendo a su mínima
expresión la ya menguada eficacia de la figura del emplazamiento; justo en un
momento histórico crítico, en el que deben reforzarse las garantías procesales, en
particular las vinculadas con los derechos de contradicción y defensa.

No sobra precisar que de forma favorable a la ambigüedad, la denominación del


apartado normativo refiere a “Emplazamiento para notificación personal”, para luego
terminar afectando todas las convocatorias de esa naturaleza “que deban realizarse
en aplicación del artículo 108 del Código General del Proceso”, como las que para
muy diversos propósitos se contemplan en los cánones 85 -Representante del
demandado- 463 (Acumulación de demandas ejecutivas), 464 (Acumulación de
procesos ejecutivos), 475 (interesados en reducción de testamento verbal), 483
(Declaración de herencia yacente), 492 (Requerimiento a herederos para ejercer el
derecho de opción, y al cónyuge o compañero sobreviviente) y 523 (Liquidación de
sociedades conyugales).

Igualmente, se desconoció por el legislador extraordinario que la publicación del


emplazamiento no se limita al medio escrito, estando habilitadas varias alternativas
según el criterio de eficacia confiado por el CGP al Juez, en tanto conocedor de la
disponibilidad de medios masivos de comunicación en el ámbito territorial de su
competencia que puedan incidir en la real concurrencia de interesados.

En adición a las censuras generales, esta sensible modificación procesal, deviene


particularmente inconstitucional por las siguientes razones concretas:

❖ Finalidad, conexidad y motivación suficiente: no supera estos criterios dado


que constituye una alteración al estatuto procesal que no favorece el acceso al
proceso judicial y por el contrario resta las posibilidades materiales de que las
personas interesadas o convocadas por vía de emplazamiento comparezcan
al proceso.

De esta manera, se reduce el estándar de publicidad del emplazamiento a su


mínima expresión, confiándolo exclusivamente en el Registro Nacional de
Personas Emplazadas, que es instrumento carente totalmente de una política
de publicidad y difusión entre las personas que pudieran ser destinatarias de
las distintas convocatorias procesales.

El preocupante panorama descrito se torna aún más inquietante desde la


perspectiva de las garantías procesales cuando se considera que está llamado
a concretarse en un país desprovisto de acceso a las tecnologías de la
información y las telecomunicaciones, justamente cuando por causa de la
pandemia COVID-19 hay restricción de acceso a la movilidad y necesaria
limitación a la interacción social, que es principal -aunque precario -vehículo
de que se sirve el emplazamiento para realizar sus fines de publicidad.

❖ Incompatibilidad: Ninguna argumentación especial, menos aún conexa y


plausible, fue expuesta para soportar una derogatoria procesal referida a un
tópico tan relevante y sensible como lo es el emplazamiento, en tanto
instrumento legitimador del avance de un juicio sin la presencia de quien debe
ser vencido en él con la plenitud de todas las formas que se desprenden de la
plena vigencia del postulado constitucional del debido proceso.
❖ Necesidad: Ninguno de los hechos relacionados con las causas y efectos del
estado de emergencia tornan imprescindible la adopción de una medida de
política procesal tan severa como lo es la supresión de los instrumentos de
publicidad de los emplazamientos del CGP.
❖ No discriminación: La constante discriminación que resulta latente en el
Decreto en razón de la falta de conectividad y acceso a las herramientas
tecnológicas y de las comunicaciones, se agudiza ostensiblemente con la
medida aquí analizada, dado que junto al desconocimiento que la sociedad en
general tiene del Registro Nacional de Personas Emplazadas, sólo se permitirá
acceder a la consulta respectiva a quienes cuenten con la disponibilidad de
medios tecnológicos.

2.12. Artículo 11. Comunicaciones, oficios y despachos.

La norma analizada es del siguiente tenor literal:


Artículo 11. Comunicaciones, oficios y despachos. Todas las comunicaciones, oficios y
despachos con cualquier destinatario, se surtirán por el medio técnico disponible, como lo
autoriza el artículo 111 del Código General del Proceso.

Los secretarios o los funcionarios que hagan sus veces remitirán las comunicaciones
necesarias para dar cumplimiento a las órdenes judiciales mediante mensaje de datos,
dirigidas a cualquier entidad pública, privada o particulares, las cuales se presumen auténticas
y no podrán desconocerse siempre que provengan del correo electrónico oficial de la autoridad
judicial.

Dada la redacción de este texto, es preciso disponer su abordaje desde la perspectiva


individualizada de los dos (2) apartados normativos que la integran y que resultan
completos, independientes y susceptibles de uniforme análisis constitucional.

Observación preliminar: incongruencia al interior del artículo.

Resulta imperativo destacar que la norma analizada presenta una notable


incongruencia al interior de los mismos apartados que la estructuran, esto es, una
contradicción al interior del artículo mismo, que la vuelve casi ininteligible e
inaplicable.

En efecto, si se repara el inciso primero, el mismo es claro en reiterar que “Todas las
comunicaciones, oficios y despachos con cualquier destinatario, se surtirán por el
medio técnico disponible”, tal cual lo establece el artículo 111 del CGP, que es objeto
de remisión y conforme al cual dichos actos de comunicación “se enviarán por el
medio más rápido y con las debidas seguridades”, incluyendo expresamente los
mensajes de datos y “cualquier medio técnico de comunicación que tenga a su
disposición”.

Lo anterior resulta acorde con varias disposiciones adicionales del CGP, y en especial
del canon 125, que no fue considerado en el Decreto y que establece:

Remisión de expedientes, oficios y despachos. La remisión de expedientes, oficios y


despachos se hará por cualquier medio que ofrezca suficiente seguridad.

El juez podrá imponer a las partes o al interesado, cargas relacionadas con la remisión de
expedientes, oficios y despachos.

En los despachos en los que se encuentre habilitado el Plan de Justicia Digital, las remisiones
se realizarán a través de la habilitación para acceder al expediente digital.
De esta forma, la normativa vigente a que remite el inciso primero del artículo 11 del
Decreto Legislativo 806 de 2020, contempla un régimen amplio y de nutridas
alternativas, para que a prudente elección del Juez sean realizadas las
comunicaciones judiciales según los criterios de utilidad, disponibilidad, celeridad y
seguridad.

Luego, contrariando lo anterior, el inciso segundo del mismo canon pasa a establecer
un régimen restringido y de pocas alternativas para la misma finalidad, prescribiendo
al mensaje de datos como único instrumento de comunicación; y aún más, otorgando
exclusivamente al correo electrónico oficial de la autoridad judicial la presunción de
autenticidad.

Test de constitucionalidad que no superan el control

Apartado normativo uno (1).

Como ya se indicó, el inciso primero del artículo 11 constituye una simple y parcial
alusión a la normativa procesal vigente en materia de remisión de comunicaciones
judiciales.

Además de las deficiencias generales o transversales expuestas en la parte inicial de


esta argumentación, resulta evidente que el apartado normativo deviene en
inconstitucional por no superar el juicio de necesidad jurídica.

Apartado normativo dos (2).

Para el caso de este apartado normativo, que como se indicó resulta contradictorio
con su inciso precedente, resulta claro que el mismo no supera los siguientes juicios,
por estas razones:

❖ Finalidad, conexidad y motivación suficiente: no supera estos criterios dado


que limita a la modalidad mensaje de datos la comunicación de las órdenes
judiciales, restando así notable alcance al régimen vigente que favorecía en
forma plena cualquier mecanismo o herramienta tecnológica a prudente
elección del Juez, según los criterios de utilidad, disponibilidad, celeridad y
seguridad.

De esta manera se resta el margen de maniobra requerido por el Juez para


enterar sus ordenamientos; ámbito de acción que tal cual lo establece el CGP,
debe ser lo suficientemente flexible para el logro de sus fines, especialmente
ante las limitaciones derivadas de las medidas adoptadas frente a la pandemia
COVID-19.

Carece de sentido que en época de necesidad de ampliación de mecanismos


de comunicación se deroguen las normas habilitantes existentes y se resten
las alternativas con que contaban los sujetos procesales, contraviniendo
además los mismos objetivos del artículo primero del Decreto.

❖ Incompatibilidad: La norma analizada no supera este juicio en tanto que no


exhibe una motivación especial y suficiente para justificar las notables
modificaciones que terminan introduciendo al ordenamiento jurídico procesal.

En primer lugar y acorde con lo expuesto a propósito del test anterior no obra
la carga argumentativa para modificar por vía de limitación el amplio y dúctil
conjunto de reglas de enteramiento de las órdenes del Juez.

Similar orfandad de exposición de razones específicas e impostergables se


presenta en relación con la alteración de la mixtura propia del régimen procesal
del CGP en relación con la carga de materializar el enteramiento de las órdenes
judiciales.

Ciertamente, en punto del impulso procesal, el CGP exhibe una regulación


mixta entre oficiosidad general del Juez, que se acompasa con una suerte de
cargas de exclusiva incumbencia de las partes interesadas, generalmente
evidenciada en materia de vinculación del extremo pasivo, llamados a terceros,
emplazamientos, recaudo probatorio y materialización de medidas cautelares,
entre otros.

En punto del enteramiento de las órdenes judiciales que se vinculan a las


cargas que el estatuto tiene asignadas a los sujetos interesados, se presenta
en el citado inciso segundo del artículo 11 del Decreto 806 de 2020 una
inmotivada y sorpresiva alteración que termina situando en el personal
secretarial o auxiliar de los despachos judiciales la responsabilidad de
concretar la comunicación de los actos secretariales.

De esta manera, se rompe el equilibrio de impulsión establecido en el estatuto


vigente y se traslada a los Juzgados gran cantidad de asuntos de la parte,
afectando la eficacia y estrategia litigiosa de cada interesado, según su
prudente análisis. Además, se termina exponiendo a los despachos judiciales
a múltiples responsabilidades que desbordan la naturaleza de su actuación y
su capacidad real ante la congestión judicial -ciertamente agudizada por la
pandemia-.

Aunque son múltiples las normas previas que sustentan la postura anterior,
basta citar por su contundencia los respectivos incisos segundo de los cánones
12525 y 29826 del CGP.

25 El juez podrá imponer a las partes o al interesado, cargas relacionadas con la remisión de expedientes, oficios
y despachos.
26 Los oficios y despachos para el cumplimiento de las mencionadas medidas solamente se entregarán a la parte

interesada.
No puede olvidarse agregar, de forma armónica con lo expuesto, que muchas
de las órdenes judiciales en especial, las que comunican medidas cautelares-
, están sometidas al reconocimiento y pago de derechos de registro ante las
oficinas competentes, materia que resulta siendo de necesaria gestión del
interesado y que se desconoce en el artículo, afectando en el plano de la
práctica la eficacia de las órdenes.

❖ Necesidad: Dado el régimen legal existente, generoso en alternativas para la


comunicación de las órdenes judiciales e incluyente para los distintos recursos
tecnológicos, es incontestable que el juicio de necesidad no se supera desde
la perspectiva fáctica y mucho menos jurídica.

❖ No discriminación: de forma acorde con lo expuesto, a lo largo de esta


intervención, el apartado normativo al limitar las alternativas de enteramiento
de las órdenes del juez al mensaje de datos y dotar de presunción de
autenticidad exclusivamente al correo electrónico oficial de la autoridad judicial,
termina acentuando la discriminación que el Decreto tiene como constante al
no ofrecer soluciones y alternativas concretas para las personas que no
cuentan con medios tecnológicos.

2.13. Artículos 12 y 13. Resolución de excepciones y sentencia anticipada ante


el contencioso administrativo.

Los Artículos 12 y 13 del Decreto 806 de 2020 (i) Alteran la oportunidad para resolver
las excepciones previas en lo contencioso administrativo (ii) Establecen la figura de
la sentencia anticipada.

Así, se modifican los Artículo 179 y 180.6 del CPACA, de manera tácita, sin que se
haga ninguna mención a las disposiciones normativas que serán modificadas.

Estas decisiones no superan los siguientes juicios:

❖ Juicio de finalidad: El Decreto 806 de 2020 se expide para “garantizar el


empleo para los abogados litigantes que se han visto afectados con el cierre
de los despachos judiciales” y “responder a la demanda urgente de justicia,
ante el aumento de los índices de litigiosidad causados durante la crisis o
generados a causa de la crisis”.

Sin embargo, esta medida, (modificación del trámite para resolución de


excepciones previas y sentencia anticipada), de ninguna manera persigue
garantizar el empleo de los abogados litigantes ni va encaminada a responder
a las demanda de justicia, ya que, no se responde a la demanda urgente de
justicia resolviendo las excepciones previas antes de la audiencia inicial, sino
efectivamente resolviendolas.
❖ Juicio de conexidad: La resolución de las excepciones previas antes de la
audiencia inicial no es congruente ni con el Decreto 637 de 2020, que tiene
como finalidad superar la crisis económica ni garantizar la continuidad en el
empleo (es decir que no supera el juicio de conexidad interna), ni con el
Decreto 806 que pretende “garantizar el empleo de los abogados litigantes y
responder a la demanda de justicia”; de hecho, la respuesta a la demanda de
justicia no depende del momento en que se resuelvan las excepciones previas,
porque las excepciones previas, ni siquiera permiten que el Juez analice de
fondo un asunto; así que en esos casos ni siquiera dice el derecho.

❖ Juicio de motivación suficiente: Sobre este aspecto quiere llamarse la


atención, en la medida en que los artículos 12 y 13 comportan una modificación
importante en el diseño del juicio por audiencias en lo contencioso; sin
embargo, en ninguno de los apartes del Decreto se señala que serán
modificados los Artículos 179 y 180 del CPACA, tampoco se explica por qué
su diseño afectaba la economía de los abogados litigantes ni la efectiva
prestación del servicio, ni mucho menos se explica por qué se va a introducir
tal modificación.

Al respecto, se ruega a la Corte que en el examen que se haga no trate de


develar motivos “implícitos” o que se deducen, porque, justamente esa es la
diferencia entre motivos y motivación, entendidos los primeros como causas y
la segunda como expresión de las mismas. La modificación debe estar
suficientemente motivada, es decir, debe estar expreso por qué hay un cambio
en la legislación anterior.

Veamos los artículos 179 y 180 del CPACA en su redacción inicial:

ARTÍCULO 179. ETAPAS. El proceso para adelantar y decidir todos los litigios
respecto de los cuales este Código u otras leyes no señalen un trámite o procedimiento
especial, en primera y en única instancia, se desarrollará en las siguientes etapas:
1. La primera, desde la presentación de la demanda hasta la audiencia inicial.
2. La segunda, desde la finalización de la anterior hasta la culminación de la audiencia
de pruebas, y
3. La tercera, desde la terminación de la anterior, comprende la audiencia de
alegaciones y juzgamiento y culmina con la notificación de la sentencia.
Cuando se trate de asuntos de puro derecho o no fuere necesario practicar pruebas,
el juez prescindirá de la segunda etapa y procederá a dictar la sentencia dentro de la
audiencia inicial, dando previamente a las partes la posibilidad de presentar alegatos
de conclusión.

Si se observa, este Artículo señalaba tres etapas del proceso y no permitía


prescindir de la audiencia inicial. De manera que así, con independencia del
juicio de que se tratara, siempre estaba garantizada la oralidad y, con ella, la
inmediación; con la introducción del Artículo 12 se modifican los Artículos 179
que establecía el diseño del proceso (que ya culminará antes de la audiencia
inicial, es decir, antes de la primera etapa), además de que se modifica el
Artículo 180 que establece:

ARTÍCULO 180. AUDIENCIA INICIAL. Vencido el término de traslado de la demanda


o de la de reconvención según el caso, el Juez o Magistrado Ponente, convocará a
una audiencia que se sujetará a las siguientes reglas:
6. Decisión de excepciones previas. El Juez o Magistrado Ponente, de oficio o a
petición de parte, resolverá sobre las excepciones previas y las de cosa juzgada,
caducidad, transacción, conciliación, falta de legitimación en la causa y prescripción
extintiva.
Si excepcionalmente se requiere la práctica de pruebas, se suspenderá la audiencia,
hasta por el término de diez (10) días, con el fin de recaudarlas. Al reanudar la
audiencia se decidirá sobre tales excepciones.
Si alguna de ellas prospera, el Juez o Magistrado Ponente dará por terminado el
proceso, cuando a ello haya lugar. Igualmente, lo dará por terminado cuando en la
misma audiencia advierta el incumplimiento de requisitos de procedibilidad.

De manera que, al no hacer ninguna alusión a los artículos que están siendo
modificados y no señalarse los motivos por los que se introduce esta
modificación, este juicio tampoco se supera.

❖ Juicio de compatibilidad: En línea con el análisis anterior, debe señalarse


que los Artículos 12 y 13 modifican los Artículos 179 y 180 del CPACA, sin
expresar suficientemente porqué se modifica, suspende o deroga la ley
ordinaria.

❖ Juicio de Necesidad: Sobre el particular es oportuno señalar que no existe


necesidad de modificar el trámite de excepciones previas y dictar la sentencia
anticipada en el marco de un estado de excepción, si lo que se quiere es evitar
la propagación del COVID 19 y la reactivación de los sectores económicos
golpeados.

No es lógico considerar que, dictar una excepción previa en audiencia inicial


es más lento para resolver el litigio, que hacerlo luego de que se de traslado
¿cuáles son los estudios que soportan tal afirmación, si igual en asuntos de
pleno derecho se podía dictar sentencia en audiencia inicial?

Tal y como se explicó con anterioridad, estas modificaciones más que abordar
problemáticas propias del estado de emergencia económica, social y
ecológica, lo que pretenden es mitigar una problemática estructural del sistema
judicial colombiano (congestión judicial); no obstante, modificar la estructura
del proceso contencioso administrativo, bajo el estado de excepción del
Decreto 637 de 2020,, es una medida legislativa que no guarda los límites de
conexidad, proporcionalidad y necesidad jurídica, a efecto de contrarrestar la
causa y los efectos del económicos causados por la pandemia, por lo tanto, no
corresponde al Gobierno Nacional, bajo este estado de excepción, adoptar
decisiones frente a esta materia.

2.14. Artículos 14 y 15. Apelación de sentencias en materia civil y familia y


apelación en materia laboral.

Los Artículos 14 y 15 del Decreto 806 de 2020 introducen un retroceso del sistema
oral al sistema escritural en el ámbito procesal. Así, se modifican los Artículos 327 del
CGP y 65 parágrafo primero del Código de Procedimiento Laboral y de la Seguridad
Social, sin que se haga ninguna mención del porque estas reformas son necesarias
para la superación del COVID -19.

Estas decisiones no superan los siguientes juicios:

❖ Juicio de finalidad: El Decreto 806 de 2020 se expide para “garantizar el


empleo para los abogados litigantes que se han visto afectados con el cierre
de los despachos judiciales” y “responder a la demanda urgente de justicia,
ante el aumento de los índices de litigiosidad causados durante la crisis o
generados a causa de la crisis”.

Sin embargo, esta medida, de ninguna manera persigue garantizar el empleo


de los abogados litigantes ni va encaminada a responder a las demandas de
justicia. Por el contrario, comporta un retroceso del sistema procesal actual, el
cual propende por la oralidad y la agilidad de los trámites..

❖ Juicio de conexidad: El cambio del sistema procesal como se mencionó


anteriormente, no es congruente ni con el Decreto 637 de 2020, que tiene como
finalidad superar la crisis económica ni garantizar la continuidad en el empleo
(es decir que no supera el juicio de conexidad interna), ni con el Decreto 806
que pretende “garantizar el empleo de los abogados litigantes y responder a la
demanda de justicia”, toda vez que volver a un sistema escritural, sería
desconocer la política de estado que defiende la oralidad.

❖ Juicio de motivación suficiente: Sobre este aspecto se quiere llamar la


atención, en la medida en que los artículos 14 y 15 comportan una modificación
importante en el sistema procesal vigente, toda vez que como se ha venido
argumentando estos artículos pretenden realizar una modificación del sistema
de la oralidad a la escrituralidad. En este sentido, la Corte Constitucional ha
reiterado en su jurisprudencia, que cuando se pretenda realizar una
modificación a una norma, el legislador extraordinario tiene la obligación de
motivar suficientemente, el porqué de estas medidas modificatorias.

Veamos los artículos 327 y 65 del CGP Y del CPTSS en su redacción inicial:

ARTÍCULO 327 del CGP. Sin perjuicio de la facultad oficiosa de decretar pruebas, cuando se
trate de apelación de sentencia, dentro del término de ejecutoria del auto que admite la
apelación, las partes podrán pedir la práctica de pruebas y el juez las decrete únicamente en
los siguientes casos:
1. Cuando las partes las pidan de común acuerdo.
2. Cuando decretadas en primera instancia, se dejaron de practicar sin culpa de la parte que
las pidió.
3. Cuando versen sobre hechos ocurridos después de transcurrida la oportunidad para pedir
pruebas en primera instancia, pero solamente para demostrarlos o desvirtuarlos.
4. Cuando se trate de documentos que no pudieron aducirse en la primera instancia por fuerza
mayor o caso fortuito, o por obra de la parte contraria.
5. Si con ellas se persigue desvirtuar los documentos de que trata el ordinal anterior.
Ejecutoriado el auto que admite la apelación, el juez convocará a la audiencia de sustentación
y fallo. Si decreta pruebas, estas se practicarán en la misma audiencia, y a continuación se
oirán las alegaciones de las partes y se dictará sentencia de conformidad con la regla general
prevista en este código.
El apelante deberá sujetar su alegación a desarrollar los argumentos expuestos ante el juez
de primera instancia.

Artículo 65 del CPTSS. Son apelables los siguientes autos proferidos en primera instancia:
1. El que rechace la demanda o su reforma y el que las dé por no contestada.
2. El que rechace la representación de una de las partes o la intervención de terceros.
3. El que decida sobre excepciones previas.
4. El que niegue el decreto o la práctica de una prueba.
5. El que deniegue el trámite de un incidente o el que lo decida.
6. El que decida sobre nulidades procesales.
7. El que decida sobre medidas cautelares.
8. El que decida sobre el mandamiento de pago.
9. El que resuelva las excepciones en el proceso ejecutivo.
10. El que resuelva sobre la liquidación del crédito en el proceso ejecutivo.
11. El que resuelva la objeción a la liquidación de las costas respecto de las agencias en
derecho.
12. Los demás que señale la ley.

El recurso de apelación se interpondrá:

Parágrafo primero. El recurso de apelación se interpondrá: Oralmente, en la audiencia en que


fue proferido el auto y allí mismo se concederá si es procedente.

Si se observa, estos artículos señalan que el trámite debe ser adelantado de


forma oral. Así, con independencia del juicio de que se tratara, siempre estaba
garantizada la oralidad y, con ella, la inmediación; y la eficiencia del aparato
judicial, que se reduce a la efectiva tutela jurisdiccional.

En síntesis, al no hacer ninguna alusión a los artículos que están siendo


modificados y no señalarse los motivos por los que se introduce esta
modificación, este juicio tampoco se supera.

❖ Juicio de compatibilidad: En línea con el análisis anterior, debe señalarse


que los Artículos 14 y 15 modifican los Artículos 327 y 65 del CGP y del CPTSS,
sin expresar suficientemente porqué se modifica, suspende o deroga la ley
ordinaria.
❖ Juicio de Necesidad: Sobre el particular es oportuno señalar que no existe
necesidad de modificar el sistema de oralidad en el marco de un estado de
excepción, si lo que se quiere es evitar la propagación del COVID 19 y la
reactivación de los sectores económicos golpeados.
2.15. Artículo 16. Vigencia del Decreto.

Cuando se habla de “vigencia” es necesario recurrir a los conceptos básicos de la


Teoría General del Derecho, la cual denota la aplicabilidad de las normas en un
determinado tiempo y espacio, y en un ámbito personal.

En este sentido, cuando se pretende hacer el análisis de pertinencia del artículo 16


del Decreto 806 de 2020, cabe preguntarse qué criterios utilizó el legislador
extraordinario para delimitar el tiempo de aplicabilidad de la presente norma.

Ahora bien, el plazo de dos años se torna insustancial enfrentado al contexto y


momento histórico. De una parte, el uso de herramientas tecnológicas ya venía siendo
tema actual de discusión y existían normas vigentes a la fecha, las cuales ya regulan
la justicia digital. Es por esto que la vigencia propuesta por el Gobierno Nacional no
es concordante y mucho menos justificada con estudios que puedan dar luz clara de
un tiempo real de vigencia y aplicación del Decreto.

Bajo este entendido, si el Decreto 806 de 2020 propone generar el necesario cambio
respecto a la aplicación de las herramientas tecnológicas en la administración de
justicia, exigidas por el contexto y momento histórico, sería difícil sostener que una
vez terminado el plazo o superada la crisis, el Decreto pierda vigencia y además,
puede resultar caprichoso establecer el término de 2 años sin que ello esté respaldado
en justificación alguna.

III. CONCLUSIÓN

En los anteriores términos se consideran satisfechos los requisitos básicos de la


intervención que la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Antioquia tiene para extender, en respuesta a la deferente invitación de la Corte
Constitucional.

Ruego en consecuencia que sean considerados la totalidad de argumentos expuestos


y peticiones formuladas, en orden a la declaratoria de inconstitucionalidad del pleno
de disposiciones del analizado Decreto Legislativo 806 de 2020.

Cordialmente,

Luquegi Gil Neira.


Decano
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia.
Documento elaborado por el semillero de derecho procesal

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