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Para comenzar con el trabajo, me parece apropiado realizar una breve reseña:
La transmisión de las tradiciones jurídicas hasta la actualidad atravesó por diversas épocas
consolidándose a través del tiempo. Tras la caída del Imperio de Occidente por los pueblos
llamados bárbaros a lo largo de la Edad Media, hasta el punto de ser la base de la posterior
obra jurídica europea de las edades Moderna y sobre todo Contemporánea. A esto hay que
sumarle la proyección que desde Europa se transmitió a las colonias establecidas a lo largo
del mundo, y la influencia del sistema político, jurídico y social occidental en todo el
planeta.
A modo de aclaración, es importante tener en cuenta que cuando hablamos de tradición nos
estamos refiriendo a la cultura, religión, costumbres, normas y leyes ya sea la emanada por
la divinidad o la creada por el hombre. Donde en sus principios y con el paso de los años y
posterior de los siglos estas tradiciones se convirtieron en diferentes tradiciones jurídicas y
luego en sistemas jurídicos. Estos sistemas jurídicos tuvieron su origen en Europa
occidental y como bien nombré anteriormente se fueron transmitiendo a las colonias a lo
largo del mundo, donde se pudieron consolidar y agrupar en dos grandes familias de
sistemas: COMMON LAW O DERECHO ANGLOSAJON Y EL DERECHO ROMANO
–GERMANICO, donde a posterior tomarán gran importancia en diferentes países del
mundo a la hora de elaborar sus propios sistemas.
gran interés en el nombramiento de los papas debido a cuestiones de índole civil. Toda esta
confluencia de factores llevó a que alrededor del año 1000, la Iglesia en occidente se
encontrara paralizada a causa de los compromisos de la misma con el poder civil. El
papado se había convertido casi en propiedad privada de las familias poderosas de Roma,
las cuales llegaban a elegir y decidir quién ocuparía el cargo papal. A su vez, en el orden
sacerdotal, la no observancia del celibato llevó a la paralización de la pastoral y se podía
concebir como que la vida parroquial pasó a convertirse en un método de subsistencia, lo
que llevaba también a que al dejar de lado el celibato los bienes de la iglesia pasaban a ser
legados por los hijos de los sacerdotes, generando que algo más de la iglesia pasara a
manos privadas.
Siglo XI: Se produce un avance de la cristiandad sobre el enemigo musulmán. En síntesis,
esto produjo un fortalecimiento de las estructuras del poder feudal. A la vez se produce el
resurgir de un comercio prácticamente abandonado en unas ciudades que empiezan a
renacer, lo que producirá una desarrollo cultural en todos los campos de estudio:
lingüísticos, filosóficos, teológicos, jurídicos, científicos y artísticos, siendo sin duda su
mejor resumen la creación de la Universidad por la Iglesia a finales del siglo XI,
institución que crecerá y tendrá una gran influencia. Este contexto empieza a surgir el
llamado Derecho Común medieval, base de los posteriores ordenamientos europeos. Las
figuras claves para la configuración de ambos derechos son Irnerio y Graciano.
feudal, señorial, mercantil, urbana y real), requerían nuevos modelos de derecho aunque
usaban muchas veces algunas ideas del derecho canónico (pero no por ello dejaban de
rechazar la intromisión de las eclesiásticas en su jurisdicción) ya que muchos de sus
funcionarios eran clérigos.
En el año 1080, Irnerio (jurista italiano) descubre casi incidentalmente los escritos
jurídicos compilados del emperador romano Justiniano (Corpus Iuris Civilis – 534 d.c)
abocándose a su estudio y vinculando esta época al comienzo de los estudios del derecho.
El desarrollo del Derecho romano se podría explicar analizando una serie de etapas:
Época antigua (del 753 a. C. hasta mediados del siglo II a. C.): En este periodo parte la
actividad jurisprudencial. Se destaca la promulgación de la Ley de Las XII Tablas y la
progresiva articulación del Derecho Privado.
Época clásica (desde el último tercio del siglo II a. C. hasta el 235 d. C.): el periodo más
importante, en el que la jurisprudencia es la protagonista en el desarrollo del derecho
privado, y en el que contamos con los juristas más reconocidos de Roma, cuyas obras serán
posteriormente la base para la compilación justinianea.