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La lectura, la abducción y el pensamiento

No pienso que la lectura sea sólo un conjunto de habilidades, ni me parece que leer sea

una mera decodificación de signos. Tampoco comparto la opinión, según la cual, la lectura –de

manera un tanto gratuita– es un “libre y fantasioso” juego de interpretaciones. Me gusta más

entender la lectura como un proceso –como un acto o una actividad– de abducción. Como

un “trabajo” de indicios y de hipótesis progresivas.

Expliquémonos. La comprensión lectora no es un “algo” exterior al lector; tampoco es

un “sentido” que el lector guarda en su interior y que se devela cuando lee un texto; mucho

menos es algo que uno –azarosamente– se encuentra en el viaje textual. No. Leer es sobre todo

un ejercicio de conjetura. Es una capacidad para ir formulando continuas hipótesis sobre

un “sentido posible”. La lectura es una construcción progresiva. Semiosis. Leer es apostar

en la posibilidad de sentido.

El ejemplo del detective podría iluminar un tanto lo que estoy diciendo. La escena del

crimen está repleta de indicios. Por supuesto, tales pistas no son “legibles” sino para alguien

capacitado. Para los demás, no hay ni huellas, ni trayectoria de la bala, ni indicios de distinta

índole. Así sucede con los textos: cada uno de ellos podría denominarse un crimen. Y como

crimen que es posee una serie de pistas, de marcas, de índices sobre el culpable o responsable del

delito. Por lo mismo, es el detective el que puede ir formulando hipótesis a partir de lo que va

encontrando; allí una colilla, más allá un pañuelo, en ese otro lugar un vaso con un poco de licor.

O siguiendo con la analogía: allí un verbo en infinitivo, más allá tres veces la misma palabra, en
ese otro sitio una mayúscula en negrilla. Leer es ir recorriendo o reconstruyendo la escena del

crimen, la escena del sentido.

Si el ejercicio de lectura ya no es inductivo –de lo particular a lo general, de la parte al

todo–, ni es deductivo –de lo general a lo particular, del todo a la parte–, será, muy seguramente,

una actividad de permanente abducción. Procediendo de un índice a otro, de una apuesta de

sentido a otra, de una hipótesis a otro campo de posibilidad. Como quien dice, leer desde esta

perspectiva es mantenerse en la cuerda floja del sentido; es avalar un sentido funambulario, en

permanente divagar, en constante búsqueda. Por lo mismo, el texto no guarda un sentido único,

mítico, “original”; tampoco es el lector el que tiene escondido –en un esquema– el sentido

del texto. Más bien es desde la “reconstrucción” del crimen, desde las declaraciones de los

distintos testigos, desde esas pistas, como se va desenredando el sentido. Quizá el sentido sea

un momento o un estado en el cual –así sea momentáneamente– se logra evidenciar alguna

relación o algún punto de convergencia. Quizá el sentido no sea sino la enorme variabilidad de

los juegos de lenguaje.

La conjetura se valida en su permanente búsqueda. No hay una “única verdad” de los

textos; tampoco “cualquier verdad”. Lo que se va develando, es que la verdad de un texto

responde a la manera como el lector organiza las distintas pistas, los distintos indicios

subyacentes, las distintas “huellas”. Conjeturar es construir diversos posibles sentidos. Por

supuesto, sin dejar ningún indicio “por fuera”, sin “inventarse otros inexistentes”, sin “inflar”

algunas de las evidencias, sin “minimizar” ninguna señal. Conjeturar –en cuanto propuesta de

lectura– es sopesar dos fuerzas, dos referentes igualmente complejos e importantes: el texto y el

lector. Conjeturar es mantener una constante “vigilancia” sobre la relación de un sujeto con un
objeto. Es, como piensa Paul Ricoeur, mantener a la par de una “voluntad de escucha”, también

una “voluntad de sospecha”.

Esto en cuanto a la lectura. Cabe ahora señalar algunas ideas sobre la enseñanza o el

aprendizaje de la lectura y su relación con la educación. Empecemos afirmando que los distintos

métodos de enseñanza contienen distintas opciones de vida y de cultura; las metodologías sobre o

alrededor de la lectura corresponden a las diversas concepciones sobre la Escuela, sobre el Estado

o sobre la Vida misma. Cuando se opta por uno u otro método lo que en el fondo hacemos es

avalar un “orden de cosas”, una “genealogía”, una “moral” y un “proyecto del hombre”. Los

métodos son como la evidencia de una decisión anterior, son como la parte explícita del

pensamiento. Aunque parezca exagerado, cuando se enseña –o se aprende– a leer y escribir

lo que estamos haciendo es permitir o cercenar el acceso del niño a un territorio

humanizado. Es desarrollar ciertas “zonas” de nuestra cognición, ciertas estructuras de

pensamiento. Mejor: si alguien nos enseña a leer –o con ese alguien aprendemos–, lo que

hace es abrirnos o cerrarnos la relación con la Cultura.

Pensándolo mejor, lo que se pone en juego cuando hablamos de lectura –y de escritura,

para que el proceso sea completo– es el tipo de “programas” con el cual “trabajará” nuestro

“computador”. Según esos programas básicos, así será su funcionamiento, así sus posibilidades

de trabajo. La lectura y la escritura son actividades relacionadas con el pensamiento y, por

ende, con el lenguaje; por lo mismo, aprender a leer es, en cierto sentido, aprender a

pensar. Poblar a nuestra inteligencia o a nuestro ser de ciertas “estructuras” a partir de las

cuales es posible elaborar o reelaborar el enorme entramado, el enorme texto de la Cultura.

Si uno aprende a leer, si uno aprende bajo cierto punto de vista o cierta metodología de lectura,

no sólo está aprendiendo a decir “mamá” o “iglesia”, lo que sucede, además, es que se empieza a
desarrollar cierto tipo de juicio, cierto tipo de mentalidad. Y, también, deja por fuera otras

opciones, otras posibilidades de “concepción del mundo y de la vida”. El tipo de lectura elegido

marca o señala el tipo de pensamiento. Lo imposibilita o lo potencia.


1. Me gusta más entender la lectura como un proceso –como un acto o una actividad– de

abducción.

1.1. No pienso que la lectura sea sólo un conjunto de habilidades, ni me parece que leer

sea una mera decodificación de signos.

1.2 Tampoco comparto la opinión, según la cual, la lectura –de manera un tanto gratuita–

es un “libre y fantasioso” juego de interpretaciones.

1.3. Como un “trabajo” de indicios y de hipótesis progresivas.

2. Semiosis

2.1 Expliquémonos. La comprensión lectora no es un “algo” exterior al lector; tampoco es

un “sentido” que el lector guarda en su interior y que se devela cuando lee un texto;

mucho menos es algo que uno –azarosamente– se encuentra en el viaje textual.

2.2. No. Leer es sobre todo un ejercicio de conjetura. Es una capacidad para ir formulando

continuas hipótesis sobre un “sentido posible”.

2.3 La lectura es una construcción progresiva.

2.4. Leer es apostar en la posibilidad de sentido.

3. Leer es ir recorriendo o reconstruyendo la escena del crimen, la escena del sentido.

3.1 El ejemplo del detective podría iluminar un tanto lo que estoy diciendo.
3.2 La escena del crimen está repleta de indicios. Por supuesto, tales pistas no son

“legibles” sino para alguien capacitado.

3.3. Para, los demás, no hay ni huellas, ni trayectoria de la bala, ni indicios de distinta

índole.

3.4. Así, sucede con los textos: cada uno de ellos podría denominarse un crimen.

3.5. Y como crimen que es posee una serie de pistas, de marcas, de índices sobre el

culpable o responsable del delito. Por lo mismo, es el detective el que puede ir

formulando hipótesis a partir de lo que va encontrando; allí una colilla, más allá un

pañuelo, en ese otro lugar un vaso con un poco de licor.

3.6. O siguiendo con la analogía: allí un verbo en infinitivo, más allá tres veces la misma

palabra, en ese otro sitio una mayúscula en negrilla

4. Por lo mismo, el texto no guarda un sentido único, mítico, “original”; tampoco es el

lector el que tiene escondido –en un esquema– el sentido del texto.

4.1 Si el ejercicio de lectura ya no es inductivo –de lo particular a lo general, de la parte al

todo–, ni es deductivo –de lo general a lo particular, del todo a la parte–, será, muy

seguramente, una actividad de permanente abducción.

4.2 Procediendo de un índice a otro, de una apuesta de sentido a otra, de una hipótesis a

otro campo de posibilidad.


4.3 Como quien dice, leer desde esta perspectiva es mantenerse en la cuerda floja del

sentido; es avalar un sentido funambulario, en permanente divagar, en constante

búsqueda.

4.4 Más bien es desde la “reconstrucción” del crimen, desde las declaraciones de los

distintos testigos, desde esas pistas, como se va desenredando el sentido.

4.5 Quizá el sentido sea un momento o un estado en el cual –así sea momentáneamente–

se logra evidenciar alguna relación o algún punto de convergencia.

4.6 Quizá el sentido no sea sino la enorme variabilidad de los juegos de lenguaje.

5. Lo que se va develando, es que la verdad de un texto responde a la manera como el

lector organiza las distintas pistas, los distintos indicios subyacentes, las distintas

“huellas”. Conjeturar es construir diversos posibles sentidos

5.1 La conjetura se valida en su permanente búsqueda. No hay una “única verdad” de los

textos; tampoco “cualquier verdad.

5.2 Por supuesto, sin dejar ningún indicio “por fuera”, sin “inventarse otros inexistentes”,

sin “inflar” algunas de las evidencias, sin “minimizar” ninguna señal.

5.3 Conjeturar –en cuanto propuesta de lectura– es sopesar dos fuerzas, dos referentes

igualmente complejos e importantes: el texto y el lector.

5.4 Conjeturar es mantener una constante “vigilancia” sobre la relación de un sujeto con

un objeto.
5.5 Es, como piensa Paul Ricoeur, mantener a la par de una “voluntad de escucha”,

también una “voluntad de sospecha”.

6. Aunque parezca exagerado, cuando se enseña –o se aprende– a leer y escribir lo que

estamos haciendo es permitir o cercenar el acceso del niño a un territorio humanizado. Es

desarrollar ciertas “zonas” de nuestra cognición, ciertas estructuras de pensamiento.

Mejor: si alguien nos enseña a leer –o con ese alguien aprendemos–, lo que hace es

abrirnos o cerrarnos la relación con la Cultura.

6.1 Esto en cuanto a la lectura. Cabe ahora señalar algunas ideas sobre la enseñanza o el

aprendizaje de la lectura y su relación con la educación. Empecemos afirmando que los

distintos métodos de enseñanza contienen distintas opciones de vida y de cultura; las

metodologías sobre o alrededor de la lectura corresponden a las diversas concepciones

sobre la Escuela, sobre el Estado o sobre la Vida misma.

6.2 Cuando se opta por uno u otro método lo que en el fondo hacemos es avalar un “orden

de cosas”, una “genealogía”, una “moral” y un “proyecto del hombre”.

6.3 Los métodos son como la evidencia de una decisión anterior, son como la parte

explícita del pensamiento.

7. La lectura y la escritura son actividades relacionadas con el pensamiento y, por ende,

con el lenguaje; por lo mismo, aprender a leer es, en cierto sentido, aprender a pensar.

Poblar a nuestra inteligencia o a nuestro ser de ciertas “estructuras” a partir de las cuales

es posible elaborar o reelaborar el enorme entramado, el enorme texto de la Cultura


7.1 Pensándolo mejor, lo que se pone en juego cuando hablamos de lectura –y de

escritura, para que el proceso sea completo– es el tipo de “programas” con el cual

“trabajará” nuestro “computador”. Según esos programas básicos, así será su

funcionamiento, así sus posibilidades de trabajo.

7.2 Si uno aprende a leer, si uno aprende bajo cierto punto de vista o cierta metodología

de lectura, no sólo está aprendiendo a decir “mamá” o “iglesia”, lo que sucede, además, es

que se empieza a desarrollar cierto tipo de juicio, cierto tipo de mentalidad. Y, también,

deja por fuera otras opciones, otras posibilidades de “concepción del mundo y de la vida”.

7.3 El tipo de lectura elegido marca o señala el tipo de pensamiento. Lo imposibilita o lo

potencia.
Resumen

Leer no es solamente un conjunto de actividades, ni una decodificación, es más bien para

el autor del artículo un proceso de abducción, donde se recolectan indicios e hipótesis

progresivas, por esto expone la comprensión lectora como un ejercicio de conjetura, una

construcción progresiva que le permite al lector dar una sentido a los elementos escritos dentro de

todas las probabilidades, este sentido se encuentra relacionado con la semiótica que se encarga de

estudiar los diversos sistemas de signos que constituyen la comunicación entre los individuos, sus

formas de producción funcionamiento y recepción, estos signos tienen diversas interpretaciones,

lo que da pie a la deducción durante la lectura, esto es comparado con lo que hace un detective,

este se dedica a recolectar cada información que puede aportar los elementos presentes en la

escena del crimen, para conocer como fueron los hechos a partir de evidencias y conjeturas,

entonces, leer es como ir reconstruyendo la escena del crimen, la escena de sentido que le da cada

individuo (detective).

El texto no tiene un sentido especifico definido previamente, ni tampoco el sentido se

encuentra en el lector escondido, más bien va tomando su forma durante el progreso de la lectura,

de pronto, el sentido sea la enorme variabilidad de los juegos del lenguaje, cada uno interpreta

ese juego a su manera, la verdad del texto se va revelando cuando el lector organiza las distintas

pistas que aporta el escritor, conjeturar es construir diferentes sentidos, a partir de los elementos

del texto se realiza una o múltiples suposiciones las cuales le aportan ese significado al texto.
Respecto a la persona que enseña o introduce a la lectura al niño es quien se encarga de

abrir las puestas del mundo de ese niño a la cultura, estimulando aspectos cognitivos particulares

y estructuras de pensamiento, por esto quien enseña a leer y a escribir, también enseña a pensar,

el tipo de lectura elegido estructura el paradigma de pensamiento del individuo, lo estimula o lo

castra.
Comentario de texto

El texto la lectura, la abducción y el pensamiento expone las actividades de lectura y

escritura desde una perspectiva alternativa, relacionándolas con las funciones del pensamiento, la

construcción mental del mundo y la cultura, lo cual permite vislumbrar la importancia de estas

actividades en el desarrollo humano y social.

Cabe resaltar la forma de exponer al lector como un detective que recoge pistas de la

escena del crimen, esta imagen modifica la perspectiva común sobre la lectura y el rol del lector,

aporta magia y misterio a la lectura, esto recuerda la capacidad de los libros y las letras de

transportar a cualquier lugar del universo a los lectores y el mar de emociones sobre el que se

navega cuando decides sumergirte en los multiversos de la literatura.

Quien enseña a un niño a leer y a escribir no solamente le enseña una actividad, si no que

se encuentra desarrollando un tipo de juicio, de mentalidad en el individuo, en esta dinámica se

descartan muchas opciones de la forma de ver el mundo y la vida, que pudieron ser tenidas en

cuenta, pero no fueron contempladas por quien imparte la información, por esto es indispensable

para los docentes ser conscientes de la forma de impartir la educación, pues no solamente

enseñan conocimientos, enseñan como ver la vida y como vivirla a partir de saberes intrínsecos

que se adquieren por medio de la interacción y también se transmiten involuntariamente en las

interacciones diarias, por medio del aprendizaje vicario y también por medio de la sapiencia que

se encuentra recopilada en la cultura característica de la sociedad.


Taller sobre la lectura, la abducción y el pensamiento

1. Según su criterio ¿cuál es la tesis expuesta por el autor?

La tesis del autor es que la lectura es una forma de interactuar con el mundo, por

medio de la cual se deduce el sentido de lo que expresa el autor del texto y a partir de esta

información se percibe determinada realidad, por esto es muy importante tener en cuenta

la influencia de la lectura en la cultura de las personas.

2. ¿Cómo argumenta el autor la tesis?

Bueno el autor de la tesis expone inicialmente definiciones sobre la lectura con las

cuales no se encuentra de acuerdo para finalmente exponer su punto de vista frente al

tema, el autor utiliza en su discurso argumentos de tipo social, de hecho y de experiencia

personal, puesto que es docente.

3. ¿Cuáles son los conceptos o categorías que el autor utiliza para desarrollar su temática?

El autor aborda diversos conceptos sobre la lectura, también aborda la escritura y

su influencia con la concepción del mundo de los individuos y la forma de interactuar con

él, por esto reestructura la forma de verlo para ser consciente de la influencia que tienen

estos aspectos en la educación.


4. ¿A qué conclusiones llega el autor?

El autor llega a las conclusiones que cuando se lee, se está creando una conjetura

respecto al texto que se explora, enseñar a leer y escribir es enseñar a pensar y desarrollar

zonas de la cognición y se puede por estos medios cerrar o abrir a la persona a la cultura.

5. ¿Qué relación tiene el titulo con el contenido?

El titulo se relaciona con el contenido directamente puesto que el autor relaciona

la lectura como un acto de abducción y la escritura es un resultado de la lectura.

6. ¿Qué nuevas ideas le aporto el texto?

Me parece muy interesante como el autor resalta la relación entre la lectura y su

enseñanza, con la interacción con la cultura de las sociedades, establece una relación

intrínseca que no es muy perceptible, a grandes rasgos, también es interesante la imagen

del lector como un detective que va formando la “escena del crimen” en su cabeza, me

parece muy certera, partir de la imaginación y la creación mental de cada uno, por esto es

brillante, de igual forma es importante ser conscientes de la influencia que tienen los

maestros en la cultura, el desarrollo de hábitos y el amor por la lectura, puedes castrar a

alguien o puedes impulsar a un genio.


¿Qué es leer y escribir, cuáles son sus diferencias?

Leer es recolectar las pistas de un amigo distante, que nos invita a viajar por diversos

mundos, pero esos mundos los configuramos nosotros con nuestra imaginación, también es

adquirir y transmitir conocimientos, crear cultura y acceder a otros universos en un instante, sin

embargo, otros lo definen como interpretar unos símbolos y darle un significado o un sonido,

todo depende de la perspectiva, escribir es dibujar signos que representan ideas, palabras u otras

cosas que se encuentran en el mundo, sin embargo, es también una herramienta para comunicar

personas que jamás se van a conocer, de igual forma permite viajar en el tiempo, recorrer

diversas dimensiones, teorías, universos, verdades, mentiras, realidades, perspectivas, culturas,

costumbres, estas herramientas de comunicación amplían el universo del ser humano.

Cuando se lee se recibe información y se interpretan los signos creados por otra persona o

por uno mismo en otro momento, la actitud es de receptor de información, cuando se escribe, se

está plasmando materialmente una serie de signos que se interpretan de determinada forma

acorde con la cultura, donde lo que se produce viene de la información que posee la persona en su

cabeza, pero en este momento la actitud es de emisor.


Referencias

Vasquez. F (2000). La lectura, la abducción y el pensamiento. Fernando Vásquez Rodríguez.

Recuperado de https://fernandovasquezrodriguez.com/2014/02/03/la-lectura-la-

abduccion-y-el-pensamiento/

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