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INVESTIGACION DIGITAL:
ZONAS VULNERABLES DE
GUATEMALA
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Desastres recientes
En los últimos 50 años Guatemala ha sufrido huracanes, inundaciones,
derrumbes, deslizamientos y terremotos; desastres naturales de gran envergadura
que ha cobrado la vida de miles de personas. Los resultados de estas tragedias
respaldan las apreciaciones de Think Hazard y del INFORM, que señalan que un
país en riesgo, pobremente organizado y regido por un gobierno apático, propician
desastres y muertes.
El deslizamiento de El Cambray II, en octubre de 2015, por ejemplo, cobró la vida
de 253 personas según cifras del Instituto Nacional de Ciencias Forenses
(INACIF). El desastre pudo evitarse si las autoridades hubieran atendido a tiempo
las advertencias sobre el peligro, y reubicado a los vecinos del lugar.
En 2016, según la Conred, en Guatemala se registraron 463 eventos naturales
que afectaron a 445,628 personas, dejaron 57 muertos, seis personas
desaparecidas y 108 heridas. La Conred denomina “evento” a todos los hechos
que han requerido de su atención como consecuencia de un hecho de origen
natural, y que han afectado a una o más personas.
En mayo del año pasado una violenta caída de granizo afectó varias zonas del
país. En julio el volcán de Fuego presentó su sexta erupción en el año. En
septiembre 3,586 personas fueron afectadas por un terremoto que ocasionó
derrumbes y daños severos en 64 viviendas. A finales de septiembre las lluvias
afectaron a más de siete mil personas y dañaron cerca de 430 viviendas; las
lluvias también propiciaron derrumbes, hundimientos, colapsos y hasta 21
muertes. En octubre, al Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología,
Meteorología y Hidrología (Insivumeh) le preocupaba el nivel de humedad en el
suelo, pues era similar a los registros obtenidos durante las tormentas Stan y
Mitch, que en su momento cobraron cientos de vidas.
En 2017 la Conred atendió 2,187 eventos de orden natural; y 797 en 2015.
El mapa de riesgo del Iarna presenta la sumatoria de todos los puntos de riesgo natural de Guatemala. /
Iarna
En septiembre de 2016, la Conred presentó el mapa de amenazas en Guatemala,
el cuál identificaba 4,587 puntos con amenaza de deslizamiento y 5,464 con
amenaza de inundación. Esa información la tienen detallada por municipio. La
Conred también tiene identificados los puntos de alto riesgo, calamidad pública y
sitios de observación. Según estos, Guatemala tiene 14 puntos de alto riesgo,
cinco de ellos ubicados en la capital.
De los 288 volcanes que tiene el país, la Conred vigila de manera permanente a
los cuatro que se mantienen en actividad eruptiva (Fuego, Pacaya, Tacaná y
Santiaguito).
El mapa de amenazas por cambio climático, publicado el año pasado por el Iarna
y que combina todos los riesgos que enfrenta Guatemala, sitúa a Huehuetenango,
Quiché y Baja Verapaz como los departamentos más vulnerables del país.
Estos accidentes geográficos y fenómenos naturales son el origen del riesgo a
desastres que enfrenta el país, pero no lo determinan. El riesgo, según la geógrafa
guatemalteca, Marta Méndez, “está condicionado por la presencia simultánea en
el tiempo y en el espacio de la amenaza y la vulnerabilidad”. Las amenazas,
explica, corresponden a eventos naturales con posibilidad de ocurrencia en un
territorio determinado, estos pueden ser climáticos (sequía, huracanes),
geológicos (terremotos, erupciones volcánicas), o mixtos (inundaciones,
deslizamientos). Estas amenazas se caracterizan por su frecuencia y magnitud y
dependen de la geografía propia de los territorios.
Mientras que “la vulnerabilidad es una situación que afecta a una persona o un
grupo de personas, y que corresponde a las características que determinan su
capacidad de anticipar, enfrentar, resistir y recuperarse de los impactos que
genera un evento natural”.
Debilidad jurídica e institucional
Para contrarrestar los efectos de estos riesgos y reducir la vulnerabilidad, los
expertos del Iarna sugieren que el Estado promueva una campaña de información
y sensibilización a nivel nacional, para que los guatemaltecos comprendan que el
país, por su ubicación geográfica, siempre estará en riesgo y que la mayoría de
los eventos naturales son impredecibles.
Además de una cultura de prevención, lo que el país necesita “con urgencia” son
políticas de ordenamiento territorial, principalmente en las áreas de mayor
vulnerabilidad, señala Raúl Maas Ibarra, investigador del Iarna.
La Ley de Desarrollo Social, aprobada en 2001, mandata a la Secretaría de
Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan), a realizar “estudios y
diagnósticos actualizados” sobre la dinámica y ubicación de la población en zonas
de riesgos naturales, para que en coordinación con otras instituciones del Estado
“se consideren criterios demográficos y geofísicos para la definición de estrategias
de prevención y atención a la población, con énfasis en la que habite en
asentamientos precarios y vulnerables ante desastres”.
Luis Ovando, subsecretario de Planificación y Ordenamiento Territorial de
Segeplan, asegura que hay comunicación constante entre esa institución y el
Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y Rural (CONADUR), y los ministerios de
Ambiente y de Agricultura para cumplir con lo que ordena esa ley, respecto al
ordenamiento territorial del país. “A través de esta relación se crean instrumentos,
directrices, condiciones y lineamientos para el uso municipal y nacional —explica
Ovando— para regular correctamente el uso del territorio en áreas de alto riesgo”.
El funcionario no da ejemplo de lugares donde se de esa coordinación.
Entre 2010 y 2011, en coordinación con la Segeplan, la Conred aprobó la Política
Nacional de Gestión de Riesgos. Esta establece los objetivos de la Conred, sus
niveles de coordinación y autoridad, su estructura e instituciones que la integran,
sus ejes estratégicos, y su estrategia de implementación. “El proceso está
enfocado en ir diseñando estrategias para manejar los riesgos de desastres”,
señala el documento.
Sergio García Cabañas, director ejecutivo de Conred, explica que el “protocolo
estándar” de esta institución, establece primero salvaguardar la vida de las
personas. Walter Monroy, director de la dirección de recuperación de Conred,
agrega que el sistema está articulado de acuerdo con protocolos establecidos por
las Naciones Unidas para atender emergencias. Es decir, una institución reactiva .
Puntos identificados por deslizamiento e inundaciones en Guatemala. / Conred
En marzo de 2010 fue aprobada la Ley Marco para Regular la Reducción de la
Vulnerabilidad, la Adaptación Obligatoria ante los Efectos del Cambio Climático
y la Mitigación de Gases de Efecto Invernadero. Esta normativa buscaba
“establecer las regulaciones necesarias para prevenir, planificar y responder de
manera urgente, adecuada, coordinada y sostenida los impactos del cambio
climático en el país”, según sus objetivos. También pretende que el Estado y la
sociedad civil adopten prácticas que propicien condiciones para reducir la
vulnerabilidad. La ley contemplaba investigaciones, inversión pública,
ordenamiento territorial, guías para la reducción de vulnerabilidad y participación
pública.
Para implementar esa ley fue creado el Fondo Nacional de Cambio Climático
(FONCC) a cargo del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales. A la fecha
es la única ley en Guatemala dedicada a la mitigación de vulnerabilidades.
El artículo 12 de esa ley ordena a las municipalidades y los Consejos de
Desarrollo Urbano y Rural “atender el ordenamiento territorial para la adaptación
y mitigación del cambio climático”, tomando en cuenta las condiciones
“biofísicas, sociales, económicas y culturales” de las poblaciones.
Según el ministro de ambiente, Alfonso Rafael Alonzo, las municipalidades y los
consejos sí han cumplido con esta ley, pues han desarrollado proyectos para
mitigar los impactos del cambio climático. El funcionario resalta el programa
Modelo de Adaptación al Cambio Climático (MAC) que se desarrolla en la
Mancomunidad Copán Chortí en Chiquimula. “Sabemos que sí están realizando
acciones directas en sus territorios, en adaptación al cambio climático,
saneamiento de aguas residuales, reforestación, gestión de desechos sólidos,
educación ambiental, entre otros”, afirma, pero reconoce que esos esfuerzos “no
son suficientes”.
El ministro asegura que las 340 municipalidades del país deben asumir las
responsabilidades que forman parte del Plan de Acción de Cambio Climático con
más compromiso para mejorar las condiciones y capacidades para adaptación el
cambio climático y reducir la vulnerabilidad de forma coordinada.
Una bomba de tiempo
Maas y Monterroso agregan que la tragedia del domingo 3 de junio se debió a un
problema sistémico. Fue, según los expertos, la suma de población en riesgo,
vulnerabilidad, debilidad institucional, una Conred poco incisiva, un Ejército no
debidamente capacitado para actuar durante tragedias, una presidencia débil y
mucha desorganización.
“El presidente (Morales) no tiene la credibilidad y por lo tanto no tiene tampoco
capacidad de respuesta”, afirma Maas. “Lo sucedido el domingo es una muestra
contundente que no estamos preparados para sobrellevar estos eventos. Debemos
pone más atención a nuestras amenazas”.
Galán, en cambio, asegura que Guatemala tiene la preparación necesaria, pero
señala que solo con la participación de toda la población e instituciones del país
se pueden prevenir tragedias. “Ahora es momento de analizar los últimos eventos
grandes del país, tener una reunión con todos los actores que estén involucrados y
dialogar a ver qué hace falta, qué necesitamos”.
Parte de esos esfuerzos es actualizar la Política Nacional de Gestión de Riesgo
que estará vigente hasta 2030. Esta política, según las autoridades de la Conred,
busca proponer leyes preventivas y no reactivas. Añade estrategias para trabajar
de forma más articulada con autoridades locales y líderes comunitarios para
mejorar el diálogo con las poblaciones en riesgo.
Los expertos del Iarna citan como ejemplo la trayectoria y los daños causados
por el huracán Matthew, en 2016 y cómo este pasó entre Cuba y Haití. Matthew
se convirtió el segundo huracán más costoso para los cubanos, pero apenas se
cobró cuatro vidas —que fueron resultado de los daños estructurales, no a causa
del impacto directo de la tormenta—. En Haití, en cambio, este huracán provocó
la crisis humanitaria más grave en la historia de esa isla, y causó más de 500
muertos, apenas seis años después del terremoto que también devastó ese país.
“Cuba tenía la capacidad de afrontar esta amenaza; Haití no. Ambos territorios
están expuestos, pero solo uno tuvo y tiene la capacidad y organización para
proteger a su gente”, afirma Raúl Maas. Y si hay un país que estadísticamente
está peor capacitado que Haití para afrontar crisis naturales, según el INFORM,
ese es Guatemala.
Monterroso y Maas advierten que si el Estado no toma medidas para revertir las
vulnerabilidades del país el riesgo de sufrir una tragedia aumenta, “incluso
cuando los eventos no son extremos”. El ordenamiento de territorio, la
reubicación de las personas que habitan zonas de peligro, y los protocolos de
acción y respuesta, son impostergables. “Solo así podemos estar preparados
estructuralmente ante una eventualidad”, finaliza Monterroso.
Vulnerabilidad territorial
Según Vulnerabilidad, amenazas y riesgo en Guatemala, un estudio realizado por
el Iarna, publicado en 2005, más del 60% de las poblaciones del país se
encuentran ubicadas en territorios de riesgo. Leonel Galán Paniagua, director de
Gestión de Riesgo, asegura que la Conred mantiene una relación constante con
las comunidades vulnerables
En 2015 el entonces candidato a la presidencia Jimmy Morales reconoció que
existen sectores en riesgo en Guatemala. Un año después, ya como presidente,
presentó una agenda de desarrollo urbano para evitar tragedias como la de El
Cambray y ofreció que a partir de 2020 se verían los resultados de los cambios
que planteaba. La política general de gobierno 2016-2020 señala que buscará una
gestión territorial y un crecimiento urbano ordenado. Sin embargo, aún no hay
resultados. El plan de reubicación más cercano es el de las personas que viven
bajo el puente Belice.
Este mapa señala los puntos exactos declarados como áreas de alto riesgo, de calamidad pública y sitios
en observación por eventos geofísicos y hidrometeorológico, según la Conred. / Conred
CONCLUSIONES YRECOMENDACIONES
http://desastres.usac.edu.gt/documentos/docgt/pdf/spa/doc0089/doc0089.pdf
https://www.oas.org/dsd/publications/unit/oea57s/oea57s.pdf
https://www.google.com/search?
rlz=1C1SQJL_esGT913GT913&source=univ&tbm=isch&q=investigacion+digital+de+zonas+vulnerab
les+de+guatemala&sa=X&ved=2ahUKEwiY7Iz7uYTrAhXEdN8KHQzFDnUQsAR6BAgKEAE
https://conred.gob.gt/site/documentos/MARCO_CONCEPTUAL_DELAS_VULNERABILIDADES.pdf