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Arqueología de Género: La “SEÑORA O DAMA” DE CAO

María E. Naharro, Julieta Rodríguez y Agustina Luna


Facultad de Ciencias Naturales e IML. Carrera de Arqueología. Tucumán, San
Miguel de Tucumán

INTRODUCCIÓN
El trabajo que aquí se presenta, aborda la temática de géneroen relación con
uno de los desarrollos teóricos de la Arqueología angloparlante (inglesa,
norteamericana) que surgió en la década del 1980’ (Conkey y Spector 1984;
Gero 1983; 1985, entre otros): a través del análisis de un caso de estudio
particular, la “Señora o Dama” de Cao, proveniente del actual Perú. Los Moche
era considerada una sociedad de carácter patriarcal, pero con lo que implicó el
descubrimiento de la llamada Señora de Cao se produce un giro en todo lo que
se venía pensando y se creía de este grupo tan importante.
¿Qué representó el hecho de que una mujer haya sido líder? ¿Fue la primera?
Este caso representa el “otro lado de la historia”, debido a que “La Dama” de
Cao posiblemente haya sido la primera mujer en gobernar tierras
pertenecientes a la sociedad Moche.

ANTECEDENTES

Las distintas movilizaciones de carácter feministas producidas en Inglaterra,


Estados Unidos y otras partes del mundo como América Latina a lo largo del
siglo XIX y principios del siglo XX -según la cronología europea-1. Trajeron
ciertas repercusiones en diversos ámbitos académicos. Entre las décadas
1970’ y 1980’, se dio inicio a una reflexión a nivel académico sobre la
definición, utilización e investigación sobre el género en muchos ámbitos
científicos como no científicos sobre el papel, imagen, etc. de la MUJER.
Actualmente es muy difícil consensuar una sola definición sobre el concepto de
género, pero si acordamos con diversos autores, Simone de Beauvoir2, Amorós
Celia (1995) que el mismo está relacionado con las representaciones,
creencias y comportamientos que se asocian a un individuo social –que se
construyen dependiendo del contexto sociopolítico- y cumplen el rol de
diferenciar lo que se considera vinculado a la femeneidad y la masculinidad en
cada sociedad particular.
Lo que consideramos necesario aclarar, es que -como varios autores ya han
destacado- entre ellos, Margaret Mead (1935) publicó Sexo y temperamento en
tres sociedades primitivas, Simone de Beauvoir (1949) y su frase "Una no nace
mujer, sino que se hace mujer.", entre otros. Estableciendo que sexo y género
no son sinónimos, a pesar de que durante mucho tiempo fueron utilizados
como tales. Es importante mencionar que esta idea esto influyó en las formas
de construir el conocimiento, y no sólo en la Arqueología sino en las Ciencias
Sociales en general. La antigua concepción del género ha llevado en
Arqueología a interpretaciones del registro arqueológico sobre el papel de la
mujer en la historia, que lamentablemente fue visto de forma recurrente como
pasivo o menos importante en relación con el rol masculino.
Como mencionamos anteriormente, la Arqueología afrontaba a fines del siglo
XX, una etapa que toda disciplina sufre a menudo, y es la de una autocrítica a
la forma de construir conocimiento. “A fines de los años setenta y principio de
los años ochenta un número creciente de arqueólogos mostraba una
insatisfacción por la orientación que tomaba la arqueología” (Johnson
2000:131). Por ello, la disciplina estaba en búsqueda de nuevas formas de
pensar e interpretar el registro arqueológico, como también de aplicar
metodológicamente otras alternativas de trabajo. Es así como se desarrolla la
llamada “Corriente Postprocesual en Arqueología, proponiendo una visión
crítica a la forma tradicional (Procesual) en que se desarrollaba la Arqueología,
especialmente desde mediados del siglo XX en Norteamérica.
Uno de sus mayores expositores durante los 90’, fue Ian Hodder. Él estableció
una fuerte crítica a la forma en la que se realizaba la labor arqueológica antes
de los 80’. Este autor expresó que la cultura material debía de ser “leida” como
un texto, ya que existen distintas perspectivas acerca de un mismo hecho,
reconociendo que la variabilidad de las formas de percepción de cada
individuo, donde todas son igualmente válidas. Destacó la importancia de la
interpretación de los elementos materiales, porque sólo así se podría conocer
el significado que subyace en cada una de ellos, pero señaló que para ello se
necesita conocer el contexto de la forma más integral posible. Asimismo, afirmó
que el investigador debe ser consciente que la cultura material es producto de
la manipulación de las personas3, y por lo tanto están en juego muchas
disputas y negociaciones. (Hodder 1999)
Según Johnson (2000) la Arqueología de género – en una de sus ramas de
desarrollo- “explora la construcción del concepto de género en el pasado a
partir de la información del registro arqueológico.” Consideramos que esta rama
de la arqueología nos ayudará a establecer una reflexión distinta sobre el
registro arqueológico. La arqueología de género, es aquella corriente que
busca incluir a grupos minoritarios, entre ellos, a la mujer no sólo en su rol
como investigadora en el presente, sino como sujeto activo en la historia es
decir, como objeto de conocimiento en la historia en el pasado.
Es así que, en el marco de lo antedicho, se han generado importantes aportes,
a partir de la revisión de las interpretaciones sobre el rol de los géneros en
diferentes ámbitos, pero he aquí que uno de los más discutidos, es aquel
relacionado con el ejercicio de poder, y la estructura política. Nos preguntamos
¿por qué la capacidad de ejercer poder se asumió predominantemente como
un rol de carácter masculino? Si bien en muchos contextos pasados la
evidencia es muy acotada y no es claro si estos ámbitos hechos estaban a
cargo de hombre y/o mujeres, en la mayoría de los casos se termina
asumiendo que los espacios políticos deben haber sido de dominio
predominantemente o exclusivamente masculino.

Los moche

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La cultura moche fue considerada una sociedad preeminentemente patriarcal.
El investigador que descubrió la llamada tumba del “Señor de Sipán”, Walter
Alva y luego Régulo Franco4, que fue quien descubrió a la “Señora de Cao!,
afirman que esa antigua concepción sobre los mochicas, entre otras han ido
modificándose con el transcurrir del tiempo. Esta concepción tradicional sobre
la estructura Mochica se derivó de la interpretación acerca de las iconográficas
en la cerámica y que parecían tener de algunas deidades mochicas,
especialmente el rol masculino de individuos que detentaban un alto status:
gobernadores, sacerdotes, guerreros, etc. Pero, consideramos también que la
clasificación que caracterizó los roles masculinos y femeninos en esta sociedad
influyó en las interpretaciones posteriores.
Castillo y Holmquist (2000) reflexionan a través de la interpretación iconográfica
en la cerámica, acerca del papel de la de las mujeres de elite en la sociedad
mochica tardía. Las representaciones en el arte mochica muestran a las
mujeres realizando actividades relacionadas con lo ritual y otras con lo
doméstico. Luego de analizar en base a los atributos como vestimenta,
adornos, características faciales y corporales; y también de los contextos,
establecen tres tipos de representaciones: “las mujeres naturales (doméstico),
las sobrenaturales (ritual) y las esqueléticas (muerte)”. Pero nosotras haremos
mayor hincapié en las segundas.
Estos autores afirman que las mujeres también se hallan presentes en
actividades rituales. Aparecen en cuatro escenas de la iconografía moche,
como la del trasporte marítimo, la rebelión de los objetos, el entierro y el
sacrificio. Mientras que las representaciones masculinas predominan en todas
las escenas sobre lo sobrenatural y ritual. Castillo y Holmquist (2000) dicen
que esto no se vería relacionado a una posición social disminuida sino más en
relación a la función y género.
Somos conscientes que la mayoría de las veces el registro arqueológico está
acotado a ciertos elementos o evidencias. Pero, si del análisis de la iconografía
moche, se desprende que dentro de las representaciones moche la mujer
aparece en relación a roles de alto estatus. Nos preguntamos ¿por qué
seguimos adjudicando a ciertas tareas como exclusivas del hombre? Es común
que, como individuos pertenecientes a una sociedad occidentalizada pensemos
que es normal el hecho de que la mujer no ocupó un rol más allá de la esfera
de lo doméstico.
“El estilo Mochica Tardío (cerca 550-750 d. C.) de la región norte, y
particularmente la cerámica encontrada en San José de Moro, presenta una
incidencia mayor en los temas donde figura la Mujer con Rasgos
Sobrenaturales” Castillo y Holmquist (2000). Nuestro objetivo es mostrar a
través del análisis del caso de estudio particular de “La Dama de Cao”, lo que
generó su papel en la sociedad moche, influyendo en el rol de la mujer en
posiciones de estatus en períodos más tardíos (550 a 700 d.C.).
Es común suponer, y sin fundamentos reales que en todas las sociedades
humanas el género masculino es el único capaz de contar la historia y que la
historia se compone de hechos relevantes llevados a cabo únicamente por
ellos; mientras que las mujeres se quedaban en casa y se encargaban de las
tareas “domésticas” del hogar, como de criar a sus hijos entre otras (tarea
además no menor).

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Sin embargo, esto no significa que la mujer no haya intervenido en la
construcción de lo que ahora somos. Es sólo que desde siempre hemos
aceptado, y muchas veces de forma inconsciente, ese sesgo androcéntrico que
no sólo se presenta en la ciencia sino que también lo vemos presente en
acciones, pensamientos, formas de hablar y demás cosas de la vida cotidiana.
Un sesgo androcéntrico es aquella tendencia en la que el género masculino es
considerado el centro de todo y posee el dominio de todo debido a que se
interpreta que se trata de una condición natural y universal.
Considerando todo lo anticipado, planteamos los siguientes

Objetivos
Realizar un análisis a partir del registro arqueológico asociado a
la denominada “Dama de Cao”, que tenga en cuenta los procesos de
formación y el contexto de los distintos elementos que conforman este
descubrimiento.
Analizar los roles asociados a dicha gobernante en el pasado y
reflexionar sobre la influencia que esto pudo tener en la sociedad
mochica en lo que respecta al rol de la mujer.

Señora de Cao

EL nombre “Señora de Cao o Dama de Cao” hace referencia a los restos


mortales pertenecientes a una mujer de la cultura mochica que se cree gobernó
el norte del actual Perú en el siglo IV d.C. El hallazgo se produjo el 15 de mayo
de 2006 en el departamento de La Libertad, por parte de un equipo de
arqueólogos nacionales dirigidos por Regulo Franco Jordan. Para ello se contó
con el apoyo financiero de la Fundación Augusto N. Wiese, en el marco del
Proyecto Arqueológico El Brujo. El contexto funerario se recuperó en la
denominada Huaca Cao Viejo, considerada como centro ceremonial,
emplazada en el Valle de Chicama, Perú.5.
La huaca Cao Viejo es una edificación construida por miles de bloque de adobe
que se estima originalmente alcanzaba los 35m de alto, 90m de ancho y 180m
de largo (Vázquez Hoys 2011). La construcción final es producto de un total de
cuatro templos superpuestos, ya que la sociedad moche realizaba prácticas
consistentes en “entierros ceremoniales” de edificios, una vez que culminaba
un período de gobierno. En esta huaca se sepultaron a individuos de altas
jerarquías, como así también a personas sacrificadas como sus
acompañantes.6

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Figura 1. Ubicación geográfica de la cultura Moche
La tumba de la mujer en cuestión, fue hallada en una plataforma intermedia, lo
cual la preservó de las lluvias de esa zona costeña -Fenómeno del Niño- y del
efecto de la capa freática del subsuelo. Además, a pesar de que la zona
cercana sufrió importantes pérdidas de material arqueológico, producto de los
huaqueo o saqueos, esta huaca estuvo exenta de esas situaciones. original no
sufriera perturbación alguna, por lo que se trataría de un hallazgo de tipo
primario. Esto sorprendió bastante al grupo de investigadores ya que la
mayoría de los restos humanos recuperados de esta sociedad sufrieron
muchos daños -producto del Fenómeno del Niño-, pero este fardo funerario se
hallaba intacto.
Otro dato importante sobre dicha plataforma, es que en ella se hallaron otros
entierros y uno de los elementos que sirvió de indicio, fue la presencia de una
pieza cerámica depositada arriba de cada uno de ellos. Por sobre los restos de
la señora de Cao se halló una cerámica con forma de un búho –enterrada
hasta la altura del cuello- y a continuación se encontró una cubierta sustentada
por unos bloques de adobe y abajo de caña. Debajo, unas maderas de
algarrobo desbastadas, a modo de vigas, servían para proteger el entierro.

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Alrededor de éste se habían dispuesto diversas vasijas 7. Finalmente se halló el
fardo funerario de la mujer. En uno de los laterales se encontró el cuerpo de
una adolescente sacrificada que, según se interpreta fue su sirvienta. Dentro
del fardo el cuerpo estaba cubierto con placas de metales de cobre en forma de
olas y de aves marinas.
Se cree que los demás entierros hallados en tumbas cercanas corresponderían
a cuatro acompañantes la protegían en su viaje al Más Allá. Uno de ellos
poseía un chaleco de cuero, con aplicaciones de plumas, que representa un
personaje de rostro expresivo, elaborado en cobre dorado, y cuyos ojos y boca
tienen delicadas incrustaciones de concha y nácar. 8
Como se mencionó anteriormente, el fardo estaba acompañado de once
ceramios, pertenecientes a tres períodos diferentes: Mochica, Salinar y
Gallinazo. Entre el conjunto, el ceramio de caolín de la Figura 2 representa, al
parecer, una escena de actividad de curanderismo de la gobernante. Una
curandera, envuelta en un manto en forma de pallar, impone las manos a una
niña en brazos de su madre (Vazquez Hoys 2011) - ver figura 2.

Figura 2. Cerámica que hace alusión a práctica de curanderismo


de la Señora de Cao (fundación Weise)

Figura 3. Corona Figura 5. Estólicas


Figura 4. Porra
(fundación Weise) (fundación Weise)
(fundación Weise)
El fardo funerario completo pasaba alrededor de unos 120kg, a la altura de la
cabeza estaba dibujado un rostro humano. Es destacable que na de las telas
que envolvía al cuerpo tenía un largo de unos 70 m. Dentro del fardo se fueron
encontrando distintos objetos, entre ellos: cuatro coronas y diademas –ver

6
figura 3- de cobre dorado; un par de porras –ver figura 4- de madera forradas
con láminas de cobre dorado; quince collares de oro, cobre y piedras
preciosas; aretes de cobre con incrustaciones de turquesa; 44 narigueras (de
alto valor simbólico) que combinaban metales como oro y plata o cobre y cobre
dorado9 y estólicas, o propulsores de lanzas, eran armas de gran contenido
simbólico, utilizadas en la caza ritual del venado, en la que participaban
personajes de alta jerarquía –ver figura 5-.
Cuando los investigadores llegaron hasta el cuerpo preservado naturalemente,
descubrieron un cuenco de metal que había sido colocado sobre su rostro. Este
tenía cinabrio (sulfuro de mercurio), el mismo polvo rojizo que había sido
utilizado para pintar su cuerpo, pero algunos investigadores afirman que no
tendría un uso para la preservación del cuerpo sino más bien una función
simbólica, representando el líquido vital, la sangre. Además creen que al ser
este un mineral tóxico, las personas que habrían realizado esto se habrían
fallecido después.
Además se halló una finísima pieza de cerámica polícroma, diseñada con
iconografía moche, en la que se colocó una corona de plata y cobre dorado, en
forma de penacho, ubicada a la altura de la cabeza y tiene dos bandas
alargadas, muy similar a la que aparece en la iconografía moche, asociada con
un personaje del mismo rango que el Señor de Sipán.
Gracias a su excelente preservación, el cuerpo de esta mujer preservada
naturalmente, permitió realizar algunos análisis de antropología física. Estos
han aportado información sobre sus características físicas y las causas de su
muerte. Es así que fue posible determinar que su estatura rondaba los 1,45 m y
se estima que tenía entre 20 a 25 años al momento de su muerte, la que
ocurrió posiblemente por complicaciones después de un parto. Esto último se
infiere porque en su vientre presentaba unos pliegues de la piel, típicos del
postparto. Otro dato muy interesante es que su cuerpo estaba tatuado con
figuras de serpientes, arañas, cocodrilos, animales lunares y figuras
geométricas. Debajo del cuerpo había una fina capa de arena y a la altura de la
cintura se encontró una copa ceremonial y piezas de conchas (que eran
utilizadas por la nobleza en la época prehispánica) en cada una de las manos
de la mujer noble.

Muerte en los mochica: prácticas y significados

La concepción acerca de la muerte y las prácticas en torno a este evento están


presentes en todo grupo humano, y la diversidad de formas de concebirla
depende de muchos factores. Según Luis J. Castillo B. (2000) la muerte
produce una ruptura en el orden establecido y por ello, para contrarrestar sus
efecto, las personas realizan rituales funerarios. Esto lleva a que cuando una
persona fallece se deba tomar ciertas decisiones, lo que implica la realización
de actividades que resultan del sistema de creencias. Referido a esta temática,
han trabajado algunos antropólogos como Hertz, Van Gennep y Victor Turner.
Es decir que el hecho de llevar a cabo los rituales funerarios no es un hecho no
intencional, sino posee un fin completamente manipulado por aquellos actores

7
encargados de realizarlo, pero que se produce de manera inconsciente. He
aquí presente lo que decía Hooder sobre la manipulación de la cultura material.
Consideramos que a través de los rituales funerarios, se puede no sólo conocer
la concepción que un grupo humano tuvo acerca de la muerte, el sistema de
creencias, hábitos, los roles, sino que además esta práctica es generadora de
identidad, representaciones (Castillo B. 2000). Para poder comprender mejor
lo postulado, hemos decidido hacer un análisis sobre cada elemento del ajuar
para llegar a comprender un poco el rol de esta enigmática dama tatuada.
Este trabajo de investigación toma los datos publicados principalmente en
Franco Jordan, Regulo y Puelles, Juan Vilela. (2005), del registro arqueológico
sobre los procesos de formación y los elementos hallados que acompañan a la
“Dama de Cao”. Es posible plantear que el registro arqueológico está
constituido por la evidencia arqueológica10, el contexto y los procesos de
formación de sitio (Carbadillo y Fernandez 1999: 77).
Cada entierro tiene sus características de acuerdo al tiempo, creencias,
sociedades. Sin embargo Joseph A. Tainter (Renfrew y Bahn 1993,1998:183-
184) estableció una serie de atributos que creemos pueden ser útiles, para
caracterizar un contexto funerario según la presencia de ciertos indicadores.

 Sin cremación/cremación
 Articulado/no articulado
CUERPO
 Extendido/no extendido
 Supino/no supino
 Superficial/no superficial

 Rampas/sin rampas
 Cubierto por troncos/no cubierto por troncos
 Cubiertos de lozas/no cubierto pos lozas
ESTRUCTURA
 Paredes de tierra/ paredes de tronco
 Enterrado en posición central/no enterrado en posición
central
 Individual/múltiple
 Con ocre/sin ocre

 Diversos huesos de animales/ninguno


 Artículos sociotécnicos (como corona real) OFRENDAS
 Artículos tecnómicos (como herramientas)

Creemos que sería de ayuda en nuestro caso de estudio agregar algunos


indicadores. Por ejemplo en el cuerpo: tatuado/sin tatuar; completo/algunas

8
partes, pintado con minerales/sin pintura de minerales. Y en la parte de
ofrendas cambiaría el indicador de artículos sociotécnicos por objetos
suntuarios importados/ sin ellos; objetos suntuarios locales/sin ellos.
Otro concepto importante es el de ajuar o elementos funerarios, son todos
aquellos que acompañan al muerto, es decir, aquellas ofrendas que se colocan
junto al cuerpo; ya sea objetos materiales (herramientas, vestimenta, adornos,
etc.), restos de flora y fauna (semillas, restos fósiles de animales, etc.) y
objetos simbólicos.
Primero tenemos que tener en cuenta el lugar seleccionado para depositar el
cuerpo de esta mujer, en un centro ceremonial. La huaca Cao Viejo tenía la
función de ser la sede de muchas ceremonias religiosas, sobre todo el dios Aia
Paec, el decapitador, que tenía algunos atributos de un felino que se cree era
el jaguar. Existen algunos murales en la Huaca de Cao Viejo que representan
los ritos de sacrificio humano que se realizaban, donde los prisioneros iban
semidesnudos, atados con una soga para ser llevados con el señor o señora y
los sacerdotes. El entierro se halló en unas fosas que conducen a pequeñas
cámaras –ver figura 6-. “…los cementerios Mochicas existe abundante
evidencia para asumir que las actividades funerarias estuvieron
escrupulosamente normadas. Un ejemplo de esto son las plataformas
funerarias de alto rango…” (Donnan y Mackey 1978 en Castillo 2000:14).

Figura 5. Representación de la cámara funeraria de la Dama de Cao

El cuerpo estaba colocado en posición extendida sobre su espalda, que según


Castillo (2000), es la posición típica en los moche para periodos tempranos.
Por ej: El Señor de Sipán, las sacerdotisas de San José de Moro, entre otros.
En cuanto al ajuar funerario, podemos decir que es abundante, y que los
elementos de metal eran símbolos de personas de elite. La sociedad moche
poseía una división jerárquica, compuesta por:
• El cie-quich (jaguar), era el rey del valle.
• Sacerdotes o Pillac (zorro), encabezado por el sacerdote guerrero,
habitaban en los templos.
• El Alaec, era el rey vencido y subordinado al poder del soberano
mochica.

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• Los artesanos, ceramistas, orfebres y textiles.
• El Pueblo (lagarto) campesinos, pescadores.(Steves 2010)
Sólo las personas de mayor jerarquía podían poseer elementos de metal,
debido a que se trataba de objetos suntuarios, si a eso le agregamos el
simbolismo que confiere el tocado como elemento de la indumentaria de un
personaje de alto rango, el valor otorgado es simbólico. Otro objeto importante
son las narigueras, cuyo fin era conferir divinidad y belleza a cada palabra que
saliera de la boca de dicha persona. Las narigueras presentes, están
fabricadas en dos metales oro y plata. Se cree que los colores dorado y
plateado y/o el tipo de material representan la dualidad. En los Andes la
dualidad es una forma de concebir el mundo pero también al individuo. Es decir
como si se viese en un espejo una parte de arriba y una de abajo. Pero en las
deidades andinas también existen parejas de dualidades referenciadas al día y
la noche. (Rostworowski 2000)
Pero es la presencia de otros dos objetos lo que llama más la atención de los
investigadores, se trata de las estólicas y las porras eran armas de gran
contenido simbólico; utilizadas en la caza ritual, en la que participaban
personajes de alta jerarquía. En cuanto a las primeras, se trata de armas,
usada como propulsor para lanzar proyectiles, que era utilizado para cazar
(defenderse o atacar), en lo referente a las porras, se las asociaba con
actividades militares o a guerreros. Ambas presentes en un individuo no sólo
determinaban un alto status, sino que además eran fuentes de poder y mando.
Lo destacable, es que estos ítems se hallaran asociados al entierro de una
mujer.
Cada elemento desde la elección de lugar, los acompañamientos funerarios
son resultado de toma de decisiones, por ejemplo, nos ayudan a descubrir
quién era ese individuo, su identidad. Como se dijo anteriormente la Señora de
Cao habría dado a luz antes de morir, lo llamativo aquí es que sólo lo sabemos
por su estudio de antropología física. Más allá de ese dato, no existe ningún
objeto o representación que haga alusión a su maternidad, ¿Por qué no se
buscó destacar ese rol? La verdad que esto no podremos saberlo, sin embargo
lo que podemos establecer es que se buscó destacar su función de gobernante
en el Valle de Chicama. Por ello se debe el hallazgo de ciertos objetos
pertenecientes a la elite y relacionados al poder político-religioso.
¿Será acaso que la decisión sobre la preparación de su cuerpo estaba a cargo
de personas de elite? Consideramos que existen ciertos patrones que nos
permiten conocer la diferenciación social, y en los moche ésta se caracterizó en
base a dos rasgos: pertenecer a cierta clase social, pero también el participar
como oficiante en ciertos rituales (Castillo 2000 y Castillo y Rengifo 2008).
Entonces, en base al ajuar asociado podemos proponer que otra función del
ritual fúenbre fue establecer su función como una semi diosa y también una
curandera; al otorgarle un lugar de alto estatus, además de ser enterrada en un
centro ceremonial.
Un caso similar, en relación a los criterios de selección en establecer
cementerios especializados, son los entierros de las “sacerdotisas” de San
José de Moro, en Perú –sector mochica norte-. No obstante, dichos hallazgos
son de suma importancia ya que se las relaciona con “las Sacerdotisas míticas
representadas en la ceremonia representada en una copa” (Castillo y Rengifo

10
2008: 4). Uno de los cuerpos fue encontrado al pie de la Huaca La Capilla (M-U
41). Estaba acompañada por cuatro mujeres, dos de las cuales eran ancianas y
se interpreta que habrían sido extraídas de un entierro previo, ya que faltaban
partes del esqueleto. Las dos mujeres restantes eran jóvenes sacrificadas y
colocadas durante las exequias. También se hallaron huesos de perro y
camélido. Su ajuar estaba comprendido por maquetas de edificios, crisoles,
objetos de cobre y textilería, cerámicas.
“Las ofrendas más significativas eran dos copas con pedestal cónico, una de
cobre y la otra de cerámica, muy semejantes a las copas que figuran en la
Escena del Entierro (Donnan y McClelland 1999) y dos grandes tocados en
forma de plumas con los bordes aserrados.” (Castillo y Rengifo 2008: 23) Otro
dato interesante es el hecho de haber sido acompañada por un grupo de
mujeres, ya que en la escena asociada a la sacerdotisa se la ve acompañada
por un grupo de mujeres.
Esas semejanzas entre la cerámica hallada en la tumba de la Dama de Cao
con un hecho de curanderismo, y la similitud de las representaciones de la
ceremonia de sacrificio con aquella sacerdotisa –M-U 41-, nos lleva a pensar
que los moche enterraban a sus muertos haciendo referencia a las funciones
que realizaron en vida. Por lo tanto, podemos interpretar que la sacerdotisa fue
una persona muy importante durante su gobierno entre los siglos IV y Vd.c.
¿No es llamativo que en períodos más tardíos se hallasen a mujeres ejerciendo
roles en lo ritual, es decir, un ámbito tan importante para dicha sociedad?
Castillo (2000) afirma que luego, en períodos más tardíos (cerca 550-750 d. C.)
las representaciones de la mujeres participando en actividades relacionadas
con el “mundo sobrenatural” va en aumento, sobre todo en la región norte,
como en San José del Moro. La Dama de Cao gobernó en un periodo anterior,
así que nos preguntamos ¿será que desde que ella asumió un rol de alto
estatus, los papeles de la mujer en la sociedad moche fueron cambiando?
Cabe destacar que la sociedad Moche, tuvo una organización teocrática y se
basó la ideología en, sobre todo lo referente al sistema cosmológico, que no
sólo permitía comprender la naturaleza, sino que generaba una compleja
concepción ritual basada en ceremonias donde participan las personas de alto
estatus. Durante estos ritos se aseguraba el beneficio de la sociedad, al
predecir el Fenómeno del Niño, y realizar sacrificios a los dioses para la
fertilidad agrícola. Esto permitió, a su vez, crear y mantener relaciones sociales,
con una marcada diferenciación de estatus y, a su vez, generar poder. A través
de ese poder, esos individuos eran capaces de manipular rituales, objetos,
monumentos. Esto se puede observar en los períodos más tempranos, ya que
luego el poder se ve invertido (Castillo y Rengifo 2008).

Tatuajes

Algo que llamó la atención a los investigadores fue que el cuerpo de la mujer
de Cao estaba tatuado en el sector de los antebrazos, manos y pies con
motivos de arañas, serpientes- ver figura 7 y 8-, cocodrilos, animales lunares,
figuras geométricas. Esto último llevó a creer que poseía dotes sobrenaturales,

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y se la vinculó con una especie de sacerdotisa o curandera ya que las arañas y
serpientes estarían asociadas a la fertilidad de la naturaleza.

Figura 7. Tatuajes Figura 8. Tatuajes de serpientes y arañas

En la Cultura Mochica el diseño y detalle de los tatuajes permitía diferenciar el


rango y asociación. Aún no se ha podido identificar el origen de los tintes
utilizados, pero se presume que la técnica empleada para tatuar puede haber
sido muy parecida a la que se practica actualmente.
Para las culturas prehispánicas la mujer de elite tenía un rol relacionado con la
adivinación y la curación. Algunas mujeres mochicas habrían participado como
gobernantes de determinados señoríos mochicas, como lo demuestran los
símbolos de poder encontrados con la "Señora de Cao".

Conclusión

Como se mencionó al iniciar el trabajo, las distintas construcciones sobre


género han influenciado las teorías y por lo tanto la forma de observar e
interpretar el registro arqueológico. A través del análisis de este caso de
estudio particular se pudo poner de manifiesto los criterios que se suelen
utilizar para la interpretación de los materiales arqueológicos. Primero, cómo
ante situaciones de ausencia de evidencia concreta en ámbitos políticos, se
infiere que es el hombre el que ejerce el dominio público y no la mujer. La
concepción de que existen algunos roles sociales exclusivamente masculinos
y otros femeninos, no lleva más que a un sesgo en la interpretación. Muchos
autores en la actualidad -con cuales acordamos- creen en la revisión de estos
preconceptos, que permita incluir a los sectores ocultos en la historia
tradicional, para que tengan una voz, la que ha sido muchas veces silenciada.

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En la sociedad moche, este descubrimiento generó asombro, pero también
implicó que la concepción de los moche como una sociedad preeminentemente
patriarcal en su forma de gobierno, decayera. La dama de Cao fue enterrada,
teniendo en cuenta el importante papel que desempeñó en el sector moche sur
para el siglo III d.C. y eso se refleja en la forma en que su cuerpo fue tratado.
Esta mujer fue enterrada en uno de los edificios que representaba sus
creencias, símbolo de estatus y poder. Lugar donde se realizaban actos
ceremoniales centrales, como el ritual del sacrificio. Una mujer que además
tenía entre sus posesiones dos elementos, como ser la estólica y la porra, que
se creían solamente de hombres-guerreros, ahora podría dar ha lugar a una
una nueva concepción de ese papel en una sociedad estatizada.
Además de haber sido gobernante, la Dama de Cao también pudo haber
desempeñado roles de sacerdotisa, y esto le otorgó la participación en las
ceremonias sagradas. Y es posible que también tuviera la capacidad de
predecir el clima, algo tan importante para dicha cultura, considerando queesta
zona era afectada por el Fenómeno del Niño, lo que traía serias consecuencias
al pueblo. Otra cualidad puede inferirse a partir de la iconografía de los tatuajes
y la cerámica hallada, que harían referencia a su habilidad para curar a las
personas.
Suponemos que esta mujer generó influencias en otras mujeres. Esto debido a
que se pudo observar que, en períodos posteriores, el papel de la mujer en
ámbitos de lo sagrado y sobrenatural fue en aumento, como es el caso de las
Sacerdotisas de San José de Moro, en el sector mochica norte.
Este es el primer caso conocido en América en el cual una mujer ejerció el
poder, pero no significa que sea el único. Solo es cuestión de que se
replanteen cómo estamos interpretando este registro. No consideramos que
existan roles que sean exclusivamente masculinos o femeninos, ya que desde
la antropología existen muchos estudios que demuestran la variedad de
situacioens existentes (citas?). La mujer, al igual que el hombre desempeñó y
desempeña tareas importantes, sea cual fuese el ámbito en el que se
desarrollen.
Esperamos que esto sirva, para que las futuras investigaciones en temáticas de
género, se aborden desde una múltiple interpretación delas distintas posiciones
desempeñadas por los actores sociales.

Agradecimientos

Queremos agradecer a los profesores que nos ayudaron en el trabajo; al Dr. En


Arqueología Carlos Baied, la Dra. en Arqueología Sara María L. López
Campeny y Dra. Somonte Carolina de la Universidad Nacional de Tucumán.
También a los licenciados José Miguel Naharro y Virginia E. Sosa de la
Universidad Nacional de Salta.

Bibliografía

13
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http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/18117612/Mochicas---
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1
Ver Wikipedia estudios de género.
2
Ver en Blanco Prieto, Pilar (2004). La violencia contra las mujeres: prevención
y detección, cómo promover desde los servicios sanitarios relaciones
autónomas, solidarias y gozosas.
3
Dicha cita fue extraída de Johnson, M. Teoría Arqueológica. Una
introducción. Donde establece los puntos clave de Hodder con respecto a la
arqueología Postprocesual.
4
Ver en National Geografic, La tumba de la Señora de Cao, líder del pueblo
mochica.
5
Ver en Wikipedia, la Señora de Cao.
6
Ver en Fundación Wiese, El brujo- huaca Cao.
7
Ver en National Geografic, La tumba de la Señora de Cao, líder del pueblo
mochica.
8
Ver en Fundación Wiese, El brujo- huaca Cao.
9
Hace referencia al concepto de dualidad presente en la región andina, en
este caso el sol y la luna.
10
Hace referencia a los artefactos, ecofactos, estructuras y representaciones
rupestres.

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