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INSTITUTO DE

ESTUDIOS
SUPERIORES DE
CAMPECHE

Alumna: Iridiana Martínez


Hernández

FILOSOFÍA DEL Docente: Virginia Cabrera


Canto

DERECHO Licenciatura en Derecho

Décimo Cuatrimestre
La reflexión metódica que refleja la articulación del conocimiento y los límites de
la existencia y de los modos de ser se denomina filosofía. El término, de origen
griego, se compone de dos vocablos: philos (“amor”) y sophia (“pensamiento,
sabiduría, conocimiento”). Por lo tanto, la filosofía es el “amor por el
conocimiento”.

Para comprensión del Derecho no basta la metodología científica. Para ajustarlo a


la vida y tener un conocimiento práctico del mismo, se requiere de la Filosofía del
Derecho. El Derecho descansa siempre sobre una determinada concepción del
hombre, de la sociedad, y de sus relaciones recíprocas y por consiguiente sobre
un determinado sistema de valores.

La Filosofía del Derecho tiene tres campos para su reflexión global sobre lo
jurídico:

1. La Ontología jurídica o Teoría del Derecho. Responde a ¿Qué es el


Derecho? Desde las perspectivas de la Ciencia, la Sociología y la Historia
jurídicas, intenta estudiar asuntos tales como: la plenitud del Derecho
(lagunas jurídicas y su solución), la unidad del Derecho (Norma
Fundamental y Jerarquía normativa), la composición del Derecho (las
normas), la coherencia del Derecho, la formación del Derecho (fuentes), las
relaciones entre los distintos ordenamientos jurídicos.

2. La teoría de la Ciencia Jurídica. Responde a ¿Cómo se llega al


conocimiento del Derecho? Es necesaria una reflexión crítica de la
metodología seguida por las Ciencias del derecho (modelo matemático de
los teóricos del Derecho Natural, modelo histórico de la escuela alemana,
modelo de las ciencias naturales de la escuela positivista etc.).

3. La Axiología jurídica o Teoría de la Justicia. Responde a ¿Qué es la


justicia? ¿Cómo debe ser el Derecho? Se trata de enjuiciar críticamente el
Derecho positivo desde un sistema de valores, incluyendo la misma
reflexión crítica sobre esos sistemas de valores.
La Filosofía del Derecho surge, específicamente, ante la imposibilidad de la
ciencia jurídica por explicar sus propios fundamentos básicos con los que trabaja
(deber jurídico, derecho subjetivo) y los valores que el Derecho encarna y
actualiza (justicia, solidaridad, responsabilidad).

El concepto de derecho positivo está basado en el iuspositivismo, corriente


filosófico-jurídica que considera que el único derecho válido es el que ha sido
creado por el ser humano. El hombre ha creado el Estado y en él ha constituido
los poderes en los que se manifestará la soberanía; el poder legislativo es quien
originariamente crea el derecho, mediante las leyes. Hans Kelsen enseña en su
obra que la capacidad de ser justos que tienen los hombres, cuya carencia
conduce a introducir el derecho positivo en lugar del derecho natural, es tan solo
una subjetivación de un principio objetivo de justicia y no una cualidad que pueda
establecerse empíricamente.

Así, se entiende el derecho positivo como un derecho puesto o dado desde el


Estado. El positivismo jurídico se divide en formalista y sociológico. El primero
estudia las formas jurídicas y surge en el siglo XIX con dos escuelas como
precursoras de esta corriente: en Francia la Escuela Exégesis, y en Alemania la
Escuela Dogmática alemana. En cuanto al positivismo jurídico de carácter
sociológico, estudia el impacto del derecho positivo en la sociedad. Sus escuelas
precursoras son en Francia la Escuela Social -Raymond Saleilles-, y en Alemania
el Movimiento del Derecho Libre alemán, ambas de los siglos XIX-XX.

El positivismo jurídico culmina en la gran obra de Hans Kelsen, la "Teoría pura del
Derecho" publicada en 1911. Para Kelsen es imprescindible reconducir ese
conjunto de normas a un esquema lógico. Para él desaparece el dualismo Estado-
Derecho. No existe el Estado como entidad distinta del Derecho. La más genial
expresión última de la "Teoría pura del Derecho" es la concepción piramidal de
éste que parte de toda norma jurídica es creada en virtud de la autorización de
una norma anterior. Toda norma se apoya en otra norma de la que extrae su
validez y que establece en qué forma ha de crearse e incluso condicionar su
contenido. En el vértice de la pirámide y como norma clave de todo el sistema
jurídico se encuentra la Norma Fundamental, fundante y fundamentada de aquél
que es la Constitución.

Por otra parte, H. L. A. Hart En su libro The concept of law, distingue entre reglas
primarias y reglas secundarias, usando dos diferentes criterios de distinción. En
primer lugar, las normas primarias imponen obligaciones, mientras que las
secundarias confieren potestades. Un ejemplo de norma secundaria sería aquella
que autoriza a los jueces decidir casos o al Congreso a dictar leyes. Las normas
penales y las de responsabilidad civil son típicos casos de normas primarias. En
segundo lugar, las normas primarias son sobre conductas en tanto que las
secundarias son sobre otro tipo de reglas. Las reglas secundarias autorizan a
individuos o a grupos de personas a crear, modificar o extinguir normas.

Hart clasificó las normas secundarias en la siguiente forma:

1. Regla de reconocimiento: especifican qué condiciones debe cumplir una


norma para tener validez jurídica.

2. Reglas de cambio: indican las condiciones que deben cumplir unos actos


para cambiar el ordenamiento jurídico.

3. Reglas de adjudicación: especifican las condiciones que deben cumplir


unas decisiones para ser consideradas verdades jurídicas sobre si
infringieron las normas primarias.

En cuanto a Alf Ross, este desarrolla la idea de la Democracia analizando los usos
cotidianos de la misma; encontrándolo en 3 sentidos: uno político (para referirse a
una determinada forma de gobierno), uno económico (aludiendo a las decisiones
gubernamentales, específicamente de carácter socialista); y, por último, en sentido
más ampliamente humano (refiriéndose a la actitud o forma de vida de no imponer
un punto de vista). Ross se ocupa de la primera acepción; considerando que la
tercera es perfectamente plausible, pero la segunda (aunque Ross fue socialista)
no le gusta decir "democracia" para referirse a un orden económico.

Según él la democracia en sentido político se define comúnmente como “La forma


de gobierno en que el poder político (soberanía) pertenece en derecho a la
población toda y no meramente a una persona singular o a un grupo específico y
limitado de gentes”; definición que, no obstante, es una idea tradicional, no es
clara y resulta vaga.

Críticas que Ross hace al significado común de democracia (en sentido político) 1.
Porque el gobierno no pertenece al pueblo como totalidad; 2. Porque no se
entiende exactamente qué significa “gobierno”, cuando decimos que este depende
en una democracia del pueblo en su totalidad. 3. Porque es vago sostener que es
al “pueblo todo” a quien pertenece el poder político en una democracia. Por esto,
Ross cree más apropiado ver a la democracia en relación a un ideal.

John Rawls en su teoría propone dos principios sobre los cuales basa la noción de
justicia a partir de una posición original y con el espíritu contractualista de los
filósofos políticos clásicos. Rawls, propone una conciliación entre la libertad y la
igualdad, la misma se expresa en sus dos principios de justicia. El primero
(libertades básicas iguales) afirma que todos los ciudadanos tienen derecho al
más amplio sistema de libertades individuales y políticas, básicas e iguales, junto
con un sistema similar de libertades para los demás. Mientras que, el segundo
principio sobre la justicia limita el alcance de las desigualdades sociales y
económicas. Exige que los empleos y los puestos de responsabilidad estén al
alcance de cualquier persona, siguiendo las condiciones de una igualdad
razonable de oportunidades. Para el filósofo político, la vida económica debe
formar parte de un sistema justo de cooperación social, concebido para asegurar
que todos lleven una vida razonable.

Para Dworkin el Derecho es una práctica social que se compone tanto de un


conjunto de reglas, como de una serie de valores que dichas reglas pretenden
desarrollar. En aquellas sociedades en las que se haya desarrollado la actitud
interpretativa frente a la práctica del Derecho (y sólo en ellas`), el fenómeno
jurídico puede analizarse -en opinión de Dworkin- a partir del paso por tres etapas
interpretativas. En la primera etapa, la "preinterpretativa", se trata de identificar el
objeto interpretado y calificarlo como perteneciente a un determinado género. La
segunda etapa es la que Dworkin denomina como la propiamente "interpretativa",
en ella se trata de averiguar cuál es el "sentido" de la práctica social. En el caso
del Derecho, este "sentido" viene configurado fundamentalmente por los principios
que son los que permiten ver a la práctica como una unidad que sirve a ciertos
valores y propósitos. La tercera etapa es la que Dworkin denomina etapa
"postinterpretativa"; en ella se trata de elegir una de entre las distintas teorías
desarrolladas en la etapa anterior y que pugnan por ofrecer la mejor interpretación
de los materiales jurídicos.

Naturalmente, que el Derecho y la Moral sean diferentes no significa que entre


ambos órdenes exista una separación absoluta, como pretenden algunas
concepciones positivistas: por el contrario, el Derecho y la Moral están
íntimamente conectados, y la pista para esa conexión nos la da precisamente algo
que hemos dicho antes: la Moral es el orden de la persona, y el Derecho el orden
de la sociedad. Que la Moral sea el orden de la persona y el Derecho el orden de
la sociedad nos muestra que la Moral y el Derecho son distintos, pero a la vez nos
muestra que están íntimamente relacionados, pues la dimensión social es
precisamente una dimensión esencial de la persona humana, y la armonía social
es uno de los fines existenciales del hombre en función de los que valorar la
corrección moral de nuestros comportamientos.

Por otra parte, el paternalismo es una misión legítima del Estado imponer a los
individuos conductas o cursos de acción que son aptos para que satisfagan sus
preferencias subjetivas y los planes de vida que han adoptado libremente.

En cuanto al perfeccionismo, es una misión legítima del Estado, que hace que los
individuos acepten y materialicen ideales válidos de virtud personal: es permisible
prohibir conductas que sean moralmente inaceptables, sin que importe si causen
daños a terceros o al agente a quien restringe.

La pena de muerte existió desde la época prehispánica en México, pero un


antecedente en el artículo 22 de la Constitución de 1917 cambió las cosas en el
país. El párrafo tercero del artículo 22 de la Constitución de 1917 originalmente
establecía: “Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en
cuanto a los demás, sólo podrá imponerse al traidor a la Patria en guerra
extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación y ventaja, al
incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos
graves del orden militar.” El Gobierno Mexicano actualmente se opone a la pena
de muerte como una cuestión de principio, el objetivo de México es desarrollar su
tarea de asesoría en materia de pena de muerte y asegurar que los connacionales
reciban una protección consular al que tienen derecho, de acuerdo con una
investigación de la Cámara de Diputados.

La reproducción asistida es una forma que requiere la asistencia médica con el fin
de que se logre un embarazo; de esta técnica se desprenden dos más: la
inseminación artificial y la fecundación in vitro.

En México, este método se ha hecho frecuente en asistencia a las parejas que no


pueden concebir dando protección así a la libertad de poder elegir y tener una
familia.

Si bien el artículo 4o. constitucional sustenta que hombres y mujeres tienen el


mismo derecho para decidir de manera libre, responsable e informada, el número
y el esparcimiento de sus hijos, era necesario que mediante un criterio se indicara
propiamente que la reproducción asistida también forma parte de dicha protección.

Por ello un tribunal colegiado de circuito emitió el criterio: DERECHO A LA


REPRODUCCIÓN ASISTIDA. FORMA PARTE DEL DERECHO A DECIDIR DE
MANERA LIBRE, RESPONSABLE E INFORMADA, SOBRE EL NÚMERO Y EL
ESPARCIAMIENTO DE SUS HIJOS, PREVISTO EN EL ARTÍCULO 4o. DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, difundido
en el Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Materia Constitucional,
Tesis Aislada, Tesis 1a.LXXVI/2018 (10a.), Registro 2017232, junio de 2018, en
donde señala que al estar contemplada en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos la fundación de una familia, debe ser un derecho protegido
por la sociedad y el Estado. Esto implica que esta técnica para tener hijos es
también una forma de protección.
Anteriormente no era considerado un derecho humano; sin embargo, al pertenecer
a la esfera más íntima de la vida privada y familiar de una pareja, lo vuelve
vulnerable si no se garantiza su libre ejercicio.

El aborto en México es legal cuando se da por ciertas circunstancias


contempladas en la ley. Estas circunstancias se conocen como causales, y cada
estado del país determina cuáles de ellas acepta. En total, México tiene 8
causales por las que se puede abortar sin que sea considerado un delito:

• Cuando el embarazo es producto de una violación (en los 32 estados)

• Cuando la continuación del embarazo afecta la salud de la mujer

• Cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer

• Si el producto presenta alguna malformación congénita grave

• Si el embarazo es producto de una inseminación artificial en contra de la


voluntad de la mujer

• Si el aborto fue provocado de manera imprudencial, es decir, por accidente

• Cuando la economía precaria de la mujer se agrava al continuar el embarazo

• Por libre decisión de la mujer

El aborto por libre decisión de la mujer puede realizarse dentro de las primeras 12
semanas de embarazo y solamente está permitido en la Ciudad de México. Sin
embargo, los servicios de salud públicos, así como las clínicas privadas, ofrecen la
atención también a las mujeres que provienen de otros estados de la república, o
incluso de otros países

El concepto eutanasia se entiende como la terminación deliberada de la vida de


una persona a fin de prevenir sufrimientos posteriores. En México está prohibida la
eutanasia y el suicidio asistido. El artículo 166 Bis 21 de la Ley General de Salud
establece que “Queda prohibida la práctica de la eutanasia, entendida como
homicidio por piedad, así como el suicidio asistido conforme lo señala el Código
Penal Federal”. El artículo 312 del Código Penal Federal establece que “El que
prestare auxilio o indujere a otro para que se suicide, será castigado con la pena
de uno a cinco años de prisión; si se lo prestare hasta el punto de ejecutar él
mismo la muerte, la prisión será de cuatro a doce años”.

La desobediencia civil implica la violación de una ley mediante una acción,


destinada a ser contemplada por la ciudadanía y clase política, buscando la
derogación de una ley injusta. Una de las definiciones más concisas y acertadas
de la desobediencia civil, es la dada por John Rawls, quien la define como un
“acto público no violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido
habitualmente con el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los
programas de gobierno”. Es decir, la desobediencia civil implica la violación de una
ley mediante una acción, generalmente pacífica, destinada a ser contemplada por
ciudadanía y clase política. Su finalidad es generar una reflexión colectiva capaz
de tumbar la ley injusta, concienciando a los ciudadanos sobre el mal que provoca
e invitándoles a movilizarse para acabar con ella.

En México, la libertad de expresión está garantizada en los artículos 6 y 7 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. "Toda persona tiene
derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por
escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede
estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente
fijadas por la ley." No se puede restringir el derecho de expresión por medios
indirectos, como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para
periódicos; de frecuencias radioeléctricas; de enseres y aparatos usados en la
difusión de información; mediante la utilización del derecho penal o por cualquier
medio encaminado a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

El multiculturalismo es un signo del presente. Si una cara de la realidad es la


globalización con su cultura uniformizante, la otra faz está dibujada por las
costumbres peculiares de cada grupo, las que reclaman su derecho a existir con
autonomía.
Minorías y mayorías se enfrentan en diversos temas: autonomía regional,
representación política, valor de los "usos y costumbres", integración del
currículum educativo, legislación en cuanto a inmigración y naturalización, temas
predilectos de los filósofos comunitaristas.

La bioética es la rama de la ética aplicada que reflexiona, delibera y hace


planteamientos normativos y de políticas públicas para regular y resolver conflictos
en la vida social, especialmente en las ciencias de la vida, así como en la práctica
y en la investigación médica que afectan la vida en el planeta, tanto en la
actualidad como en futuras generaciones. Sin duda alguna, la relación entre
bioética y derecho es innegable y manifiesta, conformando una unión de carácter
intrínseco, en la cual los aportes de ambos son esenciales y dirigidos a un mismo
fin, como es el respeto por los derechos humanos fundamentales. Así lo señala la
doctrina que sigo al señalar que «la bioética proporciona herramientas para la
adopción de decisiones que afectan valores y en las que resulta de especial
importancia el proceso de elaboración y el análisis de las pautas que deben regir
la acción en lo referente a la intervención técnica del hombre sobre su propia vida
y el medio en el que la desarrolla, que luego serán elevadas a normas jurídicas
(…) se ocupa de analizar las implicaciones éticas, jurídicas y sociales de los
descubrimientos científicos y las aplicaciones biotecnológicas para proponer
pautas justas a su tratamiento y, por ello, requiere del derecho a la hora de aplicar
y dar efectividad a sus propuestas».

Los valores jurídicos son aquellos que hacen que se cumplan los derechos de
cada persona. Éstos presentan características de polaridad: aparecen
desdoblados bajo la forma de un valor positivo; que persigue la realización de los
valores contenidos en los ordenamientos jurídicos positivos, tanto en la aplicación
de normas como en su elaboración conforme a actos formales predestinados, y;
su correspondiente valor negativo o puro, que es una investigación científico-
jurídica por cuanto el científico no puede trabajar con datos que no aporte
directamente el ordenamiento, y viene a ser una tarea netamente jurídica.
Subjetivismo axiológico, es la postura que parte de la idea de que es el sujeto
quien otorga valor a las cosas. Este no puede ser ajeno a las valoraciones y su
existencia solo es posible en las distintas reacciones que en él se produzcan, es
decir las cosas no son valiosas en sí mismas; es el ser humano quien crea su
valoración. Esta corriente tiene como protagonista al ser humano y describe el
valor como un estado subjetivo, de naturaleza sentimental.

El objetivismo axiológico rechaza la tesis del subjetivismo al afirmar, por el


contrario: hay objetos valiosos en si (es decir, al margen del sujeto). Lo bueno y lo
bello existen idealmente como entidades supra empíricas, intemporales,
inmutables y absolutas que existen en sí y por si, independientemente de cómo se
plasmen en las empíricas, temporales, mudadizas y relativas e
independientemente también de la relación que el hombre pueda mantener con
ellas conociéndolas o intuyéndolas.

El objetivismo, en un extremo opuesto, argumenta que los valores son


descubiertos, no atribuidos por nosotros a las cosas. El diamante siempre será
más valioso que el grafito por sus propiedades objetivas de dureza, brillo y
transparencia. El hombre puede descubrir la esencia de los valores del mismo
modo que puede aislar un color del espectro es indiferente a su esencia que una
persona los realice en ella o los descubra ya que los valores no resultan afectados
por las vicisitudes humanas: son absolutos y objetivos. Pese a nadie juzgase que
el asesinato es malo el asesinato seguiría siendo malo.

Clasificación de los valores jurídicos:

1- Fundamentales: Son los valores esenciales que no pueden faltar al momento


de conformar un ordenamiento jurídico genuino, constituyen requisitos
fundamentales, debido a que en su ausencia reinaría el caso social, la
arbitrariedad, el ir respeto a la dignidad humana. Se consideran valores
fundamentales la justicia, la seguridad jurídica y el bien común.

2- Consecutivos: Con aquellos cuya realización se logra mediante la aplicación de


los valores fundamentales: la libertad, la igualdad y la paz social.
La justicia es el valor más importante para establecer normas. Los valores
jurídicos tratan de materializar el cumplimiento de la justicia, dependiendo de la
posición filosófica que se adopte. Es decir, para un positivista –quien cree que la
justicia reside en la letra de la ley-, el valor justicia se cumplirá toda vez que la
letra de la ley sea respetada; mientras que para un iusnaturalista –quien cree que
por encima del Derecho escrito existe el Derecho natural-, el valor justicia se
concretará cuando en el supuesto puntual se respeten aquellos valores
superiores.

Según algunos autores: la justicia, es la virtud cardinal de retribuir a cada uno lo


que por derecho le corresponde y que tiene carácter abstracto debido a que es un
ente ideal que causa satisfacción cuando creemos que la misma se ha cumplido y
nos causa molestia cuando creemos lo contrario.

En otras palabras, es una regla de armonía, de igualdad proporcional, distributiva


entre lo que se da y lo que se recibe en las relaciones interhumanas y entre
individuos. El problema no está en la idea de justicia, sino en los criterios de
medidas, las pautas de valoración de las realidades que deben ser igualadas.
Importa saber cuál es el criterio para establecer la verdadera equivalencia.

Por su parte, el Bien común: “Es una de las finalidades a las cuales tiende el
Derecho”. El hombre con su actividad normal trata de realizar su propia
superación; pero dado que vive en común con otros hombres, para lograr sus fines
individuales necesita adecuarlos a la estructura de la colectividad. El hombre no
puede actuar sin tomar en cuenta los factores de tipo colectivo que determinan el
campo lícito de la acción personal.

Con respecto al Derecho, tiene como objeto regular la actividad individual y


permitir la vida en sociedad, la cual busca un fin que es un fin común de todos los
integrantes del grupo social. Así, de una mira de colectividad realizan sus normas
en busca de un bien común. No es de menor importancia decir que no se puede
concebir norma alguna integrante del sistema jurídico que tenga como objeto el
alcance de un fin individual.
Por otra parte, la seguridad jurídica es un criterio que se relaciona con el aspecto
racional, étnico, técnico, positivo y sociológico del Derecho. En efecto, no solo
debe aspirar el Derecho a realizar valores de la naturaleza de la justicia y del bien
común, entre otros, sino que a través de la realización de estos mismos valores
debe imponer en la sociedad condiciones tales que permitan a la persona
desarrollar normalmente sus actividades, en la convicción de que si estas son
licitas serán respetadas.

La existencia de este valor es la garantía dada al individuo de que su persona, sus


bienes y sus derechos no serán objetos de ataques violentos, o que, si estos
llegan a producirse, le serán aseguradas por la sociedad, protección y reparación.

La seguridad jurídica consiste en la realización plena del orden jurídico positivo


apropiado para la estructura de la comunidad que rige.

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