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Apuntes del curso


de Mecánica Cuántica
de Marcos Moshinsky
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Apuntes del curso


de Mecánica Cuántica
de Marcos Moshinsky
Elaborados por:
Elpidio Chacón

Editados por:
Gastón Garcı́a Calderón y
Rafael Pérez Pascual

Instituto de Fı́sica–Facultad de Ciencias


Universidad Nacional Autónoma de México
Apuntes del curso de Mecánica Cuántica
de Marcos Moshinsky
1ª edición, 2008

Diseño de portada: Laura Uribe


Formación: Fernando Magariños Lamas

DR © Universidad Nacional Autónoma de México


Facultad de Ciencias
Circuito Exterior, Ciudad Universitaria
México 04510, D. F.
editoriales@ciencias.unam.mx

ISBN: 978-607-2-00012-4

Impreso y hecho en México


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Prefacio

Desde finales de los años cincuenta, y por varias décadas, el maestro Mar-
cos Moshinsky impartió en la Facultad de Ciencias de la UNAM el curso
obligatorio de Mecánica Cuántica (Fı́sica Teórica IV) del plan de estudios
de la licenciatura en fı́sica. Para muchos de los alumnos de aquellas gene-
raciones ese curso fue su primer contacto con la fı́sica cuántica, por lo que
quedó grabado en su formación.
En lo general se trata de un curso introductorio, pero que, en muchos
aspectos y en el tratamiento de algunos temas, puede considerarse avanzado
dentro del nivel de licenciatura en el que estaba enmarcado. Esto, aunado a la
visión, estructura y enfoque que Marcos Moshinsky le dio a sus enseñanzas,
le daban al curso una originalidad temática y conceptual que, junto a un
enfoque didáctico propio, lo hacen ser distinto a lo que se puede encontrar
en muchos de los textos tradicionales sobre la materia.
El Dr. Elpidio Chacón, alumno y posterior colaborador de Moshinsky,
se dio a la tarea de generar apuntes o notas sustentadas en el curso y con
ello facilitar su estudio a quienes lo tomasen. En los primeros años de la
década de 1960 se comenzaron a distribuir en la Facultad de Ciencias copias
de estos apuntes; en un principio fueron producidas con la técnica conocida
como ditto y después en mimeógrafo.
Estos apuntes reflejan con exactitud el curso, tanto en su contenido como
en su orientación, concepto y dirección didáctica. Por ello, constituyen una
memoria de lo que por muchos años fue un elemento importante en la forma-
ción de los fı́sicos de la UNAM. Consideramos, por tanto, que estos apuntes
constituyen un documento interesante en el contexto de la enseñanza de la
fı́sica en México.
Desafortunadamente las técnicas disponibles en esos tiempos para repro-
ducir los apuntes eran muy deficientes. Los textos se transferı́an en máquina
de escribir dejando espacios para las fórmulas, las que se incorporaban en
forma manuscrita; en ocasiones el espacio dejado era insuficiente para la
fórmula, en otras no se podı́a acomodar en el lugar más adecuado y, dada
la dificultad o casi imposibilidad para hacer correcciones, muchos defectos y
erratas quedaban impresas. La naturaleza de estas técnicas producı́a también
un número importante de fallas de impresión, fórmulas borrosas, subı́ndices

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que no se alcanzaban a distinguir, regiones en blanco y, en el caso de algunas


copias en ditto, un paulatino desvanecimiento de la impresión, lo que, con el
transcurso del tiempo, deja páginas prácticamente en blanco.
Por la importancia de estos apuntes en la memoria de la enseñanza del
tema, ası́ como por su indudable utilidad como texto complementario para
los alumnos de los cursos actuales de mecánica cuántica, hemos hecho una
edición de ellos utilizando los recursos computacionales disponibles en la
actualidad.
En el proceso de edición hemos contado con la participación del propio
Dr. Elpidio Chacón, quien revisó mucho de lo que ı́bamos produciendo, de-
tectó erratas, incorporó algunos párrafos nuevos y modificó o eliminó algunos
otros. Desafortunadamente, debido al lamentable fallecimiento de nuestro
colega, algunos de los capı́tulos quedaron sin esa revisión.
Los editores hemos procurado ceñirnos a las versiones impresas de los
apuntes, pero en ocasiones ha sido necesario corregir erratas, aclarar algunos
asuntos, modificar estilos tipográficos y otras cuestiones que, sin alterar lo
que fueron el curso y los apuntes, se hicieron necesarias.
Queremos finalmente dejar constancia de nuestro agradecimiento a Pilar
Fuentes, quien nos apoyó con una primera transcripción al sistema LATEX;
asimismo, por la elaboración de las figuras, a Lorea Chaos Candor, quien
realizó la mayor parte de ellas, a Sergio Cordero y Alberto Hernández; por
la edición final a Fernando Magariños y a Mercedes Perelló por la asesorı́a
editorial.

Los editores
Mayo de 2008

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ÍNDICE GENERAL

1. Origen de la mecánica cuántica 1


2. Relatividad especial 5
3. La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger 17
4. Potenciales cuadrados en una dimensión 25
5. Interpretación probabilı́stica de la función de onda 39
6. El formalismo de la mecánica cuántica 51
7. El momento angular en la mecánica cuántica 59
8. La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales 69
9. El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante 85
10. Teorı́a de perturbaciones 95
11. Continuación de la teorı́a del momento angular 111
12. El espı́n del electrón 125
13. Sistemas de varias partı́culas idénticas 139
14. Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica 153
15. Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo 173
16. Mecánica cuántica relativista 187

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Origen de la mecánica cuántica

La teorı́a cuántica surgió en 1900 cuando Planck trató de explicar teóri-


camente la ley de distribución espectral de la radiación del cuerpo negro.
Este problema puede ser analizado por los métodos de la fı́sica clásica, los
cuales dan como resultado que dicha ley queda expresada por la función
I(ν) = Cν 2 , donde C es una constante (Ley de Rayleigh-Jeans). Las medi-
das experimentales, por otra parte, demuestran que la distribución espectral
tiene la forma indicada en el diagrama mostrado en la figura 1.1:

+(ν)

Rayleigh-Jeans

Experimental

Figura 1.1. Distribución espectral I(ν) vs ν.

en el cual vemos que la ley de Rayleigh-Jeans aproxima a ν 2 sólo para fre-


cuencias bajas. El desacuerdo es evidente. Planck demostró que se podı́a
obtener una distribución espectral en completo acuerdo con el experimento

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Origen de la mecánica cuántica

si se introducı́a una hipótesis adicional: los osciladores armónicos que cons-


tituyen el cuerpo negro sólo pueden emitir o absorber energı́a en múltiplos
enteros de una unidad fundamental o quantum de energı́a hν. Aquı́ ν es la
frecuencia del oscilador y h es una constante universal, llamada constante de
Planck, cuyas dimensiones fı́sicas son energı́a × tiempo = acción y cuyo valor
numérico es h = 6.626 × 10−27 erg-seg (en unidades c.g.s). Frecuentemente
se usa en lugar de h un múltiplo de ella:

ℏ = h/2π = 1.054 × 10−27 erg-seg.

La hipótesis de Planck recibió una confirmación adicional en 1905 cuando,


con ayuda de ella, Einstein explicó las leyes del efecto fotoeléctrico, el cual
consiste en la emisión de electrones por una superficie metálica cuando sobre
ella incide un haz de luz. Los dos aspectos esenciales del fenómeno son:

1) Que la luz de frecuencia ν menor que una frecuencia ν0 caracterı́stica


de cada metal no provoca la emisión de electrones, sin importar qué tan
intenso sea el haz.

2) Para una frecuencia fija ν > ν0 la velocidad de los electrones emitidos


es la misma, cualquiera que sea la intensidad de la luz, pero el núme-
ro de electrones emitidos por unidad de tiempo es proporcional a la
intensidad del haz luminoso.

Einstein demostró que estos dos aspectos se explican si se supone que la


luz, de frecuencia ν, está formada por cuantos de luz o fotones, cada uno
con energı́a hν, distribuidos en el haz con una densidad proporcional a la
intensidad del haz; al chocar con un electrón del metal el fotón se aniquila
y cede su energı́a al electrón, el cual abandona el metal con una energı́a
cinética (hν − hν0 ), siendo hν0 (función de trabajo) la energı́a necesaria
para llevar al electrón del interior a la superficie del metal.
Hacia 1913 podı́a considerarse que la hipótesis de Planck estaba sólida-
mente establecida. Por otra parte era evidente, por esa misma época, que
la mecánica clásica, que tan brillantes resultados habı́a alcanzado en la ex-
plicación de los movimientos de los cuerpos macroscópicos, era incapaz de
explicar los movimientos en la escala atómica. La existencia de la constante
de Planck, la cual se puede considerar como la unidad o quantum de acción,

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Origen de la mecánica cuántica

nos sugiere comparar la magnitud de la acción presente en un movimiento


macroscópico, en el cual tengamos la certeza de la aplicabilidad de la mecáni-
ca clásica, con la acción presente en un movimiento en la escala atómica. La
acción en mecánica clásica se define como:
Z t2
S= (Ecin − Epot ) dt.
t1

Examinemos la acción para el caso de un satélite de la Tierra moviéndose


en una órbita circular de radio a. Es sabido que en este caso:
mv 2 GM m
=
a a2
y por consiguiente,
1 GM m 3 GM m
Ecin − Epot = mv 2 + = .
2 a 2 a
La acción en un perı́odo del movimiento es:

  
3 GM m 2πa
S= = 3πm GM a.
2 a v

Para m = 100 kg y a = 7, 000 km, resulta S ≈ 50 × 1019 erg-seg ≈ 8 × 1046 h.


Por otro lado, para un electrón moviéndose en una órbita circular alrede-
dor de un protón, como en el átomo de hidrógeno, tenemos:
mv 2 e2
= 2.
a a
Por lo tanto,
e2 e2
 
1 3
Ecin − Epot = mv 2 + 2 = ,
2 a 2 a
y la acción en un perı́odo del movimiento es:
3 e2 √
  
2πa
S= = 3πe ma.
2 a v

Es bien sabido que las dimensiones atómicas son del orden de 10−8 cm.
Tomando a = 10−8 cm resulta que la acción S = 13.6 × 10−27 erg-seg ≈ 2h.

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Origen de la mecánica cuántica

Los ejemplos anteriores sugieren que la mecánica clásica es adecuada para


describir aquellos movimientos en los cuales la acción involucrada es muchı́si-
mo mayor que h, pero que no lo es en aquellos casos en que la acción del
movimiento sea del orden de h, como sucede en el movimiento de los elec-
trones de un átomo.
Entre 1913 y 1925 se desarrolló una mecánica semi cuántica que se pensó
era la apropiada para explicar los movimientos atómicos. Esta teorı́a tu-
vo algunos éxitos parciales, sin embargo, progresivamente fue encontrando
más y más dificultades hasta que en 1925-26 fue remplazada por la actual
mecánica cuántica. En la nueva teorı́a se tuvo en cuenta un aspecto que no
habı́a sido considerado en la antigua: la dualidad partı́cula-onda postula-
da por L. de Broglie para toda partı́cula como una extensión natural de la
dualidad fotón-onda de luz puesta de manifiesto previamente en la explica-
ción del efecto fotoeléctrico. Antes de analizar este punto repasaremos los
principales aspectos de la relatividad especial.

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Relatividad especial

La teorı́a de la relatividad especial está basada en estos dos postulados:


I) El principio de relatividad, que dice que las leyes de la Fı́sica deben
tener la misma forma para todos los observadores inerciales.

II) El principio de invariancia de la velocidad de la luz c, que nos dice que


la velocidad de la luz es la misma independientemente de la velocidad
de la fuente.

Basándonos en estos dos postulados deduciremos la relación que conecta


a las coordenadas de dos sistemas inerciales S y S ′ . Supondremos que el
sistema S ′ se desplaza a velocidad constante v con respecto al sistema S,
estando los ejes X y X ′ sobre la misma recta y los ejes (Y, Y ′ ) y (Z, Z ′ ) se
conservan paralelos durante el movimiento. En la dirección perpendicular
al movimiento no ocurre ningún cambio en las coordenadas espaciales, de
modo que:
y ′ = y,
(2.1)
z ′ = z.
La relación entre las coordenadas (x, t) y (x′ , t′ ) debe ser lineal de acuerdo
con el postulado I, ya que sólo una transformación lineal conserva su forma
al ser invertida; además, transforma puntos finitos de un sistema en puntos
finitos del otro sistema. Escribiremos por lo tanto la relación lineal más
general entre (x, t) y (x′ , t′ ) de la siguiente manera:
! ! !
x′ a1 a2 x
= . (2.2)
ct′ b1 b2 ct

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Relatividad especial

El origen de S ′ , es decir el punto x′ = 0, tiene por coordenadas x = vt


en el sistema S. De la ecuación (2.2) se obtiene que x′ = a1 x + a2 ct y
sustituyendo los valores de x y x′ nos da 0 = (a1 v + a2 c)t para todo t. Por
lo tanto a2 = −a1 β donde
v
β= . (2.3)
c
La ecuación (2.2) queda ahora como:
! ! !
x′ a1 −a1 β x
= . (2.4)
ct′ b1 b2 ct

Si se invierten los ejes X y X ′ sin cambiar v el observador S ′ verá al S


exactamente en la misma situación en que anteriormente el observador S
veı́a al S ′ . Entonces por el postulado I
! ! !
−x a1 −a1 β −x′
= . (2.5)
ct b1 b2 ct′

De aquı́ tenemos x = a1 x′ + a1 βct′ , y sustituyendo x′ , ct′ dados en (2.4),

x = (a21 + a1 b1 β)x + (−a21 β + a1 b2 β)ct.

Como x y t son variables independientes esto implica que b2 = a1 y que


b1 = (1 − a2 )/a1 β. De modo que (2.4) queda de la forma:
! ! !
x′ a1 −a1 β x
= . (2.6)
ct′ (1 − a21 )/a1 β a1 ct

Hasta este momento no se ha utilizado el postulado II. Con ayuda de él


ahora vamos a determinar el valor de a1 en la ecuación (2.6). Supongamos
que una onda luminosa plana se viene propagando a lo largo del eje X y
que en el instante t = 0 en que los orı́genes de S y S ′ coinciden, el frente
de onda está en el punto x = 0. Por el postulado II el observador S ve el
frente de onda propagarse con la velocidad c = x/t y el observador S ′ lo ve
propagarse con velocidad c = x′ /t′ . De (2.6) se obtiene:
1 x′
 
a1 (x/t) − a1 βc
= , (2.7)
1 − a21 /a1 β (x/t) + a1 c


c t

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Relatividad especial

y reemplazando (x′ /t′ ) y (x/t) por c queda una ecuación para determinar
a1 . El resultado es:
±1
a1 = p .
1 − β2
Como para v = 0 la transformación debe ser x = x′ , t = t′ hay que tomar
el signo positivo. En conclusión, la relación entre los sistemas inerciales S y
S ′ (Transformación de Lorentz) es:

ct′ = γ [(ct) − βx] ,


x′ = γ [−β (ct) + x] ,
(2.8)
y ′ = y,
z ′ = z,

donde,
1
γ=p .
1 − β2
En otras formas equivalentes:
    
x′0 γ −γβ 0 0 x0
 ′    
 x1   −γβ γ 0 0 
  x1 
 
 x′  =  0
  
 2   0 1 0   x2 
 

x′3 0 0 0 1 x3

o
X ′ = AX,
3
µ ′
X (2.9)
(x ) = aµν xν , (µ = 0, 1, 2, 3),
ν=0

donde x0 = ct, x1 = x, x2 = y, x3 = z. Observemos que la matriz A =k aµν k


tiene det A = 1, pero no es ortogonal ya que à = A (∼ significa transpuesta)
pero AÃ = A2 6= I. Haremos notar también que la expresión:
2 2 2 2 X
c2 t′ − x′ − y ′ − z ′ ≡ gµν (xµ )′ (xν )′
µν

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Relatividad especial

con  
1 0 0 0
 
 0 −1 0 0 
k gµν k= 
 0 0 −1 0


 
0 0 0 −1
permanece invariante frente a transformaciones de Lorentz, es decir:
2 2 2 2
c2 t′ − x′ − y ′ − z ′ = ct2 − x2 − y 2 − z 2 . (2.10)

Si el postulado II se elimina y suponemos que la fuente luminosa está fija


en S ′ , entonces para el observador S ′ el frente de onda se propaga con
velocidad c = x′ /t′ , pero el observador S lo ve propagarse con velocidad
c + v = x/t. Sustituyendo en (2.7) se encuentra que ahora a1 = 1 y por lo
tanto la relación entre S y S ′ (transformación de Galileo) en este caso es:

t′ = t, x′ = x − vt, y ′ = y, z ′ = z. (2.11)

Una consecuencia de (2.10) es que la distancia entre dos eventos,

(∆S)2 ≡ c2 (∆t)2 − (∆~r)2 ,

es invariante de Lorentz.
Es de notarse que los dos términos que figuran en esta expresión son de
muy diferente orden de magnitud para los acontecimientos que observamos
en nuestra experiencia cotidiana.
En efecto, los intervalos de espacio y tiempo que nos parecen más naturales
son: | ∆~r | del orden de 1 metro y | ∆t | del orden de 1 segundo, de modo
que:
c | ∆t | ∼
= 108 | ∆~r | .
Debido a esta enorme desproporción nos parece que no hay conexión en-
tre los dos términos y que cada uno de ellos por separado es un invariante
| ∆t | = invariante y | ∆~r | = invariante, lo cual serı́a correcto si la ley
de transformación entre dos sistemas inerciales fuera la transformación de
Galileo dada por la ecuación (2.11). Vamos a dar un ejemplo hipotético de
una situación análoga en un espacio euclidiano de 3 dimensiones. Suponga-
mos que en este espacio viven seres de forma cilı́ndrica llamados gusanoides,

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Relatividad especial

que tienen una altura (dirección del eje Z) muchı́simo mayor que su grosor
(dirección paralela al plano XY ). Debido a esa constitución tan especial, los
intervalos de longitud que a ellos les parecen naturales son de muy diferente
magnitud según se trate de dos puntos sobre una recta paralela a Z o de
dos puntos sobre un plano paralelo a XY . Encuentran que:
q
2 2

| ∆z | ≫ (∆x) + (∆y)

y suponen que no hay conexión alguna entre esos intervalos, que cada uno
separadamente es un invariante en su mundo. Un ser humano que visitara el
paı́s de los gusanoides (o un gusanoide suficientemente inteligente) les harı́a
ver que no hay dos invariantes en ese mundo sino uno solo:

(∆~r)2 ≡ (∆x)2 + (∆y)2 + (∆z)2 .

Por analogı́a, podemos afirmar que los seres humanos somos en cierto modo
gusanoides en el tiempo.
Las leyes de Newton de la mecánica clásica sólo están de acuerdo con el
postulado I, es decir ellas son invariantes ante transformaciones de Galileo.
Necesitamos encontrar nuevas ecuaciones de movimiento que estén de acuer-
do tanto con el postulado I como con el II; es decir, que sean invariantes ante
las transformaciones de Lorentz. Para deducirlas partiremos del principio de
la mı́nima acción el cual es un principio variacional.
El problema fundamental del cálculo de variaciones consiste en encontrar
una función x(t) que sea tal que la integral:
Z t2
S= L(x, ẋ, t)dt (2.12)
t1

tenga un valor extremal (máximo o mı́nimo). La relación funcional de L con


x, ẋ, y t es conocida, lo que no se conoce es la relación funcional de x con
t. Se puede reducir el problema a uno de cálculo diferencial por el siguiente
artificio: sea x(t) la función que buscamos, podemos entonces construir una
familia de funciones,
x̄ (t, α) = x(t) + αξ (t) , (2.13)
con
ξ(t1 ) = ξ (t2 ) = 0,

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Relatividad especial

las cuales coinciden con x(t) en los extremos del intervalo de integración. La
integral (2.12) se convierte en una función del parámetro continuo α
Z t2
S (α) = L(x, ẋ, t)dt,
t1

la cual tiene un valor extremal para α = 0; una condición necesaria para


que esto ocurra es que:  
dS
= 0.
dα α=0
Efectuando la derivación dentro de la integral y tomando en cuenta que de
acuerdo con (2.13)
 
∂L ∂L
= ,
∂ x̄ α=0 ∂x
 
∂L ∂L
= ,
˙
∂ x̄ α=0 ∂ ẋ
se obtiene:
∂L t2
Z t2   Z t2   
∂L ∂L ∂L d ∂L
0= ξ+ ξ̇ dt = ξ +
− ξdt,
t1 ∂x ∂ ẋ ∂ ẋ t1 t1 ∂x dt ∂ ẋ

donde el último paso se obtuvo integrando por partes el segundo término


dentro de la integral. Como por construcción ξ (t1 ) = ξ (t2 ) = 0, la parte
integrada vale cero y como ξ es arbitraria la integración sólo puede valer
cero si:
 
d ∂L ∂L
− = 0, (Ecuaciones de Euler Lagrange). (2.14)
dt ∂ ẋ ∂x
Resolviendo esta ecuación diferencial se encuentra la función x(t) que hace
que la integral (2.12) tenga un valor extremal.
La segunda ley de Newton para un movimiento conservativo unidimen-
sional se puede obtener imponiendo la condición de que la acción entre dos
instantes t1 , t2 definida como:
Z t2 Z t2 h
m 2 i
S= (Ecin − Epot ) dt = ẋ − V (x) dt (2.15)
t1 t1 2

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Relatividad especial

tenga un valor extremal (generalmente mı́nimo). En efecto, de acuerdo


con (2.14) para que esto suceda es necesario que x satisfaga la ecuación:

d ∂V
(mẋ) = − ,
dt ∂x
que no es más que la segunda ley de Newton: mẍ = Fx . La función (energı́a
cinética – energı́a potencial) se llama lagrangiano del sistema.
Para encontrar la ecuación del movimiento relativista de una partı́cula
necesitamos primero redefinir la acción. Nos restringiremos al caso de una
partı́cula libre. En la mecánica clásica la acción definida en (2.15) posee las
siguientes propiedades:

1) La variable de integración es un invariante de Galileo.

2) Si se efectúa una transformación de Galileo la nueva acción deja a las


ecuaciones del movimiento inalteradas, ya que para transformaciones
de Galileo:

t2 t2
m ′ 2 m m
Z Z
′ 2
S = (ẋ ) dt = (ẋ − v) dt = S−mv (x2 − x1 )+ v 2 (t2 − t1 ) ,

t1 2 t1 2 2

y como los dos últimos términos no van a depender del parámetro α


introducido en (2.13), se obtendrá con S ′ la misma ecuación (2.14)
que se obtuvo con S. La acción en mecánica relativista la definiremos
de modo que posea también estas dos propiedades, pero ahora con
respecto a transformaciones de Lorentz.

Un invariante de Lorentz se deduce de (2.10)


" 2 # " 2 #
dx′
 
′ 2 1 1 dx
= (dt)2

dt 1− 2 1− 2 .
c dt′ c dt

Es decir, el elemento de tiempo propio dτ , definido como:


s
1 dx 2
 
dτ ≡ 1 − 2 dt, (2.16)
c dt

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Relatividad especial

es un variante de Lorentz. Si definimos la acción relativista como:


Z τ2 Z t2 r
ẋ2
S= Adτ = A 1 − 2 dt (A = cte.) (2.17)
τ1 t1 c

quedarán satisfechas las dos condiciones mencionadas arriba. La constante


A la determinamos imponiendo la condición adicional de que para velocida-
des pequeñas la acción conduzca a la ecuación clásica del movimiento para
partı́cula libre:
r
t2 t2 Z t2
A ẋ2
 
ẋ2 A m 2
Z Z
S= A 1− dt ∼
= A− dt = A (t 2 − t 1 ) − ẋ dt;
t1 c2 t1 2 c2 mc2 t1 2

de aquı́ se deduce que la elección apropiada es A = −mc2 (el término adi-


cional A(t2 − t1 ) no modifica la ecuación del movimiento). De este modo
podemos considerar como lagrangiano relativista de una partı́cula libre a:
r
2 ẋ2
L = −mc 1 − 2 .
c
Por una generalización obvia, para un movimiento en tres dimensiones el
Lagrangiano relativista será:
r r
2 1 2 2 2 2 v2
L = −mc 1 − 2 (ẋ + ẏ + ż ) = −mc 1 − 2 . (2.18)
c c
Los momentos canónicos pi se definen como:
∂L mẋi
pi = =p , (i = 1, 2, 3) . (2.19)
∂ ẋi 1 − v 2 /c2
La energı́a total resulta:
3
r
X mv 2 v2 mc2
E= pi ẋi − L = p + mc2 1− = . (2.20)
c2
p
i=1
1 − v 2 /c2 1 − v 2 /c2

La energı́a total expresada en función de las p, recibe el nombre de hamil-


toniano (2.19),
m2 c2
m2 c2 + p2 = ,
1 − v 2 /c2

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Relatividad especial

y por lo tanto el hamiltoniano es:


p
H = c m2 c2 + p2 . (2.21)

Un cuadrivector es un conjunto de cuatro cantidades ω µ (µ = 0, 1, 2, 3)


que ante una transformación de Lorentz se transforman de la misma manera
que las coordenadas, es decir como en la ecuación (2.9):

3
X
µ ′
(ω ) = aµν ω ν .
ν=0

De (2.9) se deduce que dxµ son las componentes de un cuadrivector y por


lo tanto, ya que según (2.10) dτ es un invariante, dxµ /dτ son también las
componentes de un cuadrivector. La componente cero de este cuadrivector
es:
dx0 c
=p ,
dτ 1 − v 2 /c2

y las tres componentes espaciales son

dxi ẋi
=p , (i = 1, 2, 3).
dτ 1 − v 2 /c2

Comparando (2.19) y (2.20) se deduce que E/c y p~ forman un cuadrivector,


el cuadivector del momento:
  ( )
E mc m~v
, p~ = p ,p . (2.22)
c 1 − v 2 /c2 1 − v 2 /c2

La magnitud de este cuadrivector es constante e igual a mc:


s
m2 c2 − m2 v 2 √ 2 2
r
E2
sX
gµν pµ pν = − p2 = = m c = mc. (2.23)
µν
c2 1 − v 2 /c2

13
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 14 — #22

Relatividad especial

Ondas elecromagnéticas

Las ecuaciones de Maxwell para el caso de fuentes situadas a gran distan-


cia del punto de observación, son:
~
~ = − 1 ∂H ,
rot E ~ = 0,
div E
c ∂t
(2.24)
~
~ = 1 ∂E ,
rot H ~ = 0.
div H
c ∂t
~ = −∇2 E
Usando la identidad rot(rot E) ~ + grad(div E)
~ encontramos que:

1 ∂2E~ ~
1 ∂2H
~−
∇2 E = 0; ~ −
∇2 H = 0. (2.25)
2
c ∂t 2 c ∂t2
2

~ y de H
Es decir, las componentes cartesianas de E ~ satisfacen la ecuación de
onda. Llamando φ a una de estas componentes, si escribimos
h ω  i
φ = exp i kx x + ky y + kz z − ct , (2.26)
c
y sustituimos en (2.25), encontramos que esta función satisface la ecuación
de onda si las constantes ~k y ω/c obedecen la siguiente condición:
ω2
kx2 + ky2 + kz2 = . (2.27)
c2
Una solución de las ecuaciones (2.24) será entonces del tipo
h i
E~ =E ~ 0 exp i ~k · ~r − ωt ,
h i (2.28)
H~ =H ~ 0 exp i ~k · ~r − ωt ,

con E~0 y H ~ 0 vectores constantes y (~k, ω/c) restringidos por la condición


(2.27). Sustituyendo (2.28) en las cuatro ecuaciones de Maxwell (2.24) se
encuentra que estas ecuaciones quedan satisfechas siempre y cuando los vec-
~ 0 y ~k obedezcan las restricciones
~ 0, H
tores E
~ 0 · ~k = H
E ~ 0 · ~k = 0; ~0 = ω H
~k × E ~ 0. (2.29)
c

14
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 15 — #23

Relatividad especial

La solución (2.28) representa por lo tanto a una onda plana transversal de


frecuencia ω que se propaga con velocidad c en la dirección ~k, siendo los
campos eléctrico y magnético perpendiculares
entre sı́ y perpendiculares a
~ ~ ~ 0 y ~k
~ 0, H
la dirección de propagación, y además E0 = H0 . Los vectores E
forman una terna derecha de vectores.
La ecuación (2.28) se puede escribir:

~ =E
E ~ 0 exp i [k~e · ~r − ωt] ,

donde ~e es un vector de magnitud unidad en la dirección de ~k. Para un tiem-


po fijo vemos que en todos los planos perpendiculares a ~e y cuyas distancias
son múltiplos enteros de 2π/k, la amplitud de la onda es la misma. Este
intervalo de longitud 2π/k se llama longitud de onda y se indica con λ,

k= . (2.30)
λ
Las ecuaciones (2.28) pueden por lo tanto ser reescritas de esta manera:
 
~ =E
E ~ 0 exp (2πi) ~e · ~r − νt y
λ
  (2.31)
~ ~ ~e · ~r
H = H0 exp (2πi) − νt ,
λ

donde ω ≡ 2πν. La condición (2.27) en esta notación se expresa ahora como

λν = c. (2.32)

15
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 16 — #24
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 17 — #25

La hipótesis de de Broglie
y la ecuación de Schrödinger

Los fenómenos de interferencia y de difracción de la luz son perfectamen-


te explicables por la teorı́a ondulatoria. Sin embargo, según se dijo en el
capı́tulo 1, el efecto fotoeléctrico no puede ser explicado por la teorı́a elec-
tromagnética y requiere la suposición de una estructura corpuscular de la
luz. Vamos a ver de qué manera se puede introducir el concepto de cuanto
de luz o fotón en la onda plana electromagnética del capı́tulo anterior. De
acuerdo con la electrodinámica, la densidad de momento P~ y la densidad de
energı́a E del campo de la onda están dados por:
1 ~ ~ = 1 exp(i2α)E 2 ~e,
P~ = E×H 0 (3.1)
4πc 4πc
1 1
E = (E 2 + H 2 ) = exp(i2α)E02 , (3.2)
8π 4π
donde α es la fase de las exponenciales dadas en la ecuación (2.31) y ~e es
un vector de magnitud unidad en la dirección de propagación de la onda.
Comparando las ecuaciones anteriores vemos que existe la siguiente relación
entre P y E:
Pc = E (3.3)
Ahora bien, de las ecuaciones (2.19) y (2.20) del capı́tulo anterior se de-
duce que una partı́cula que se mueva a la velocidad de la luz debe tener
necesariamente masa m = 0. A partir de la ecuación (2.21) se obtiene que el
momento p y la energı́a E de una partı́cula de masa nula están relacionados
como:
pc = E. (3.4)

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“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 18 — #26

La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

La analogı́a entre las dos últimas ecuaciones nos induce a interpretar a la


onda plana monocromática como un flujo de fotones que se propagan con
velocidad c en la dirección ~e, estando distribuı́dos en el espacio con una
densidad igual a:
1
(E 2 + H 2 ), (3.5)
8πℏω
donde ℏω ≡ hν es la energı́a de cada fotón. De esta manera la energı́a y el
momento de la onda aparecen como resultantes de la energı́a y el momento
de cada fotón individual.
Como se mencionó en el capı́tulo 1, la explicación del efecto fotoeléctrico
conduce a asignar a cada fotón una energı́a hν. Pero la ecuación (3.4) es
válida para el fotón, por lo tanto se tiene pc = hν y, como en el caso de la
onda luminosa c = λν, se llega finalmente al siguiente resultado:
h
E = hν; p= . (3.6)
λ
Estas ecuaciones conectan los dos aspectos de la luz, ya que establecen
la relación entre el momento p y la energı́a E (aspecto corpuscular), y la
longitud de onda λ y la frecuencia ν (aspecto ondulatorio). La hipótesis de
de Broglie (1924) consiste en afirmar que la ecuación (3.6) es válida no sólo
para el fotón sino también para cualquier partı́cula de masa m.
Si la hipótesis de de Broglie es correcta, entonces, ası́ como las ondas
asociadas a fotones producen efectos de difracción, de la misma manera las
ondas asociadas a partı́culas deberán dar origen a fenómenos de difracción.
Los efectos de difracción ocurren en general cuando una onda encuentra un
obstáculo de dimensiones parecidas a su longitud de onda. Veamos pues de
qué orden de magnitud son las longitudes de onda asociadas a diferentes
partı́culas para saber en qué circunstancias cabrı́a esperar la aparición de
fenómenos de difracción.
(1) Para un electrón acelerado por una diferencia de potencial de V volts
(que no sea ≫ 103 volts):
1
mv 2 = eV (3.7)
2
por lo que
h h 12.3
λ= =√ = √ × 10−8 cm. (3.8)
mv 2meV V

18
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 19 — #27

La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

Para V = 100 volts, de la ecuación anterior resulta que λ = 1.23 Å.

(2) Para un neutrón térmico de energı́a igual a 1/40 eV

h h
λ= =√ = 1.8 × 10−8 cm. (3.9)
mv 2mE

(3) Para una bala de rifle de masa m = 2 gramos moviéndose a una


velocidad de 400 m/s, se obtiene análogamente

λ = 8.3 × 10−24 Å = 8.3 × 10−32 cm. (3.10)

Es evidente que en el tercer caso no existe dispositivo experimental que


permita la observación de efectos de difracción. Sin embargo, en el caso
(1) la longitud de onda asociada es semejante a la de los rayos X, para
los cuales es bien sabida la existencia de fenómenos de difracción cuando
atraviesan estructuras cristalinas. Fenómenos análogos serı́an de esperarse
con electrones; en efecto, fueron observados por primera vez en 1927 por
Davisson y Germer, confirmando la validez de la hipótesis de de Broglie.
La descripción matemática apropiada para las ondas de materia fue en-
contrada por Schrödinger. Empecemos por el caso de una partı́cula libre.
Como vimos en la segunda ecuación (2.31), la expresión de la onda asociada
al fotón es:   
~e · ~r
Ψ(~r, t) = A0 exp (2πi) − νt , (3.11)
λ
donde ~e es un vector unidad en la dirección de propagación y ν y λ son,
respectivamente, la frecuencia y la longitud de onda. En la ecuación anterior
aparecen explı́citamente las caracterı́sticas ondulatorias a través de ν y λ.
Para hacer aparecer las caracterı́sticas corpusculares, reemplazamos a ν y λ
por las expresiones (3.6), y obtenemos:
   
2πi i
Ψ(~r, t) = A0 exp [p~e · ~r − Et] = A0 exp [~
p · ~r − Et] . (3.12)
h ℏ

Por la hipótesis de de Broglie, esta debe ser la expresión de la onda asociada


a una partı́cula libre de momento p~ y energı́a E.

19
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 20 — #28

La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

De (3.12), derivando apropiadamente, obtenemos:

∂Ψ i ∂2Ψ E2
= − EΨ = − Ψ (3.13)
∂t ℏ ∂t2 ℏ2
y
i p2
∇Ψ = ~p Ψ ∇2 Ψ = − 2 Ψ, (3.14)
ℏ ℏ
de modo que si E y p~ están ligadas por la relación clásica no relativista

1 2
E= p , (3.15)
2m
se deduce que Ψ debe satisfacer a la ecuación diferencial parcial

∂Ψ ℏ2 2
iℏ + ∇ Ψ = 0. (3.16)
∂t 2m
Esta es la ecuación de Schrödinger para una partı́cula libre. Observemos
que las ecuaciones (3.16), (3.15) y (3.12) son equivalentes a (2.25), (2.26)
y (2.27) respectivamente.
Cuando las partı́culas no son libres sino que están sujetas a la acción
de un campo de fuerzas derivables de un potencial V (~r), afirmamos que la
ecuación de Schrödinger para la onda asociada es:

∂Ψ ℏ2 2
iℏ + ∇ Ψ − V (~r)Ψ = 0. (3.17)
∂t 2m
La justificación de esta afirmación la haremos demostrando que la ecuación
(3.17) satisface otro de los requisitos exigidos a la mecánica ondulatoria: que
en el lı́mite ℏ = 0 (o equivalentemente, la acción ≫ ℏ) debe dar las leyes de
la mecánica clásica. Esta propiedad debe ser análoga a la que existe en el
caso de la óptica en donde la ecuación de onda en el lı́mite de λ = 0 da las
leyes de la óptica geométrica.
Analizaremos primero el caso óptico. La ecuación de onda en un medio
de ı́ndice de refracción n(~r) variable con la posición, es

n2 ∂ 2 Φ
∇2 Φ − = 0. (3.18)
c2 ∂t2

20
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 21 — #29

La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

Para una onda monocromática ponemos Φ(~r, t) = Φ(~r) exp(−iωt) y obte-


nemos:
n2 ω 2
∇2 φ + 2 φ = 0. (3.19)
c
Si n fuera constante, una solución representando a una onda plana serı́a
φ = A0 exp[iωn(~e·~r)/c] con ~e un vector unidad en la dirección de propagación
y A0 igual a una constante.
Las superficies de fase constante son los frentes de onda, que en este caso
resultan ser los planos ē · r̄=cte. perpendiculares al vector constante ~e. Al
ser n variable supondremos que la solución de la ecuación (3.19) es de la
siguiente forma: h ω i
φ(~r) = A(~r) exp i L(~r) , (3.20)
c
donde A(~r) y L(~r) son funciones reales. Sustituyendo en la ecuación (3.19)
y separando las partes real e imaginaria se encuentran las expresiones

c2 2
(∇L)2 − n2 = ∇ L y
ω2 (3.21)
2 (∇L · ∇A) + A∇2 L = 0.

Estas dos ecuaciones son rigurosamente equivalentes a la ecuación (3.19).


La aproximación de la óptica geométrica consiste en despreciar el segundo
miembro de la primera ecuación en (3.21) ya que está multiplicado por
c2 /w2 = λ2 /4π 2 y en el lı́mite de la óptica geométrica λ = 0. Se tiene
entonces:
(∇L)2 − n2 = 0, (3.22)
que es la ecuación de la Eikonal. Las superficies de fase constante, o sea
los frentes de onda, son las superficies L(r) = cte. Las curvas ortogonales a
estas superficies se obtienen imponiendo la condición de que en el punto de
intersección el vector normal a la superficie sea paralelo al vector tangente
a la curva:
∂L dxi
= α ; (i = 1, 2, 3), (3.23)
∂xi ds
donde s es la longitud de arco a lo largo de la curva. Elevando al cuadrado,
sumando sobre i y usando la ecuación (3.22) se deduce que α = n. Ahora
bien, la derivada de L en la dirección normal es dL/ds = |∇L| y por (3.22),

21
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La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

dL/ds = n. De modo que derivando con respecto a s ambos miembros de


la ecuación (3.23), obtenemos esta forma alternativa de las ecuaciones que
definen las curvas ortogonales a los frentes de onda:
dxi
 
∂n d
= n ; (i = 1, 2, 3). (3.24)
∂xi ds ds
Pero estas son precisamente las ecuaciones de Euler-Lagrange, ver la ecua-
ción (2.14), asociadas con el siguiente principio variacional:
s 
dx 2
Z s2  2  2 Z s2
dy dz
n + + ds = n ds = extremal, (3.25)
s1 ds ds ds s1

el cual es llamado principio de Fermat que, como es bien sabido, describe las
trayectorias de los rayos luminosos en la óptica geométrica. De esta manera
hemos obtenido el concepto de rayo luminoso de la óptica geométrica al
pasar al lı́mite λ = 0 en la óptica ondulatoria.
En lo que respecta a la segunda ecuación en (3.21) examinaremos única-
mente el caso unidimensional. Multiplicando esa ecuación por A se ve que
es equivalente a:  
d 2 dL
A = 0,
dx dx
por lo tanto, en combinación con (3.22) A2 n=cte. En resumen, la solución
aproximada de la ecuación (3.19) en el caso unidimensional, es:
 
±A0 ω
Z
φ (x) = p exp ±i n (x) dx . (3.26)
n(x) c
Vamos ahora a repetir los razonamientos de los dos párrafos anteriores
pero aplicados a la ecuación (3.17). Para una partı́cula de energı́a total
constante ponemos Ψ(~r, t) = ψ(~r) exp(−iEt/ℏ) y obtenemos la ecuación de
Schrödinger independiente del tiempo:
ℏ2 2
∇ ψ + (E − V ) ψ = 0. (3.27)
2m
Proponemos una solución del tipo
 
i
ψ(~r) = A(~r) exp W (~r) ; (3.28)

22
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 23 — #31

La hipótesis de de Broglie y la ecuación de Schrödinger

al sustituir en (3.27) obtenemos las ecuaciones equivalentes:


1 iℏ 2
(∇W )2 + (V − E) = ∇ W
2m 2m (3.29)
2
2 (∇A · ∇W ) + ∇ W = 0.
Hagamos ahora la aproximación ℏ=0 en el segundo miembro de la primera
ecuación (3.29). La ecuación que resulta es la ecuación de Hamilton-Jacobi si
identificamos a W (~r) con la función caracterı́stica de Hamilton. Las curvas
ortogonales a la superficie W (~r) = cte., están dadas por:
∂W dxi
= α ; (i = 1, 2, 3). (3.30)
∂xi ds
Con p la ayuda de la primera de las ecuaciones p (3.29) se deduce que
α = 2m(E − V ). Además dW/ds = |∇W | = 2m(E − V ), por lo que
derivando con respecto al arco de la curva ortogonal en ambos miembros de
la ecuación (3.30),
dxi
 
∂ p  d p
2m (E − V ) = 2m (E − V ) ; (i = 1, 2, 3). (3.31)
∂xi ds ds
Pero estas ecuaciones, que dan las curvas ortogonales a las superficies
W (r) = cte., son al mismo tiempo las ecuaciones de Euler-Lagrange del
principio variacional
Z s2 p
2m(E − V ) ds = extremal, (3.32)
s1
el cual es el llamado el principio de Maupertuis, que para campos conser-
vativos es equivalente al principio de mı́nima acción y por lo tanto da las
ecuaciones del movimiento de una partı́cula en la mecánica clásica. De esta
manera queda justificada la ecuación (3.17) ya que conduce en el lı́mite ℏ=0
a las ecuaciones clásicas del movimiento.
La solución completa aproximada de la ecuación (3.27) en una dimensión,
obtenida por un procedimiento similar al empleado para llegar a (3.26), es:
 
±A0 i
Z p
ψ (x) = exp ± 2m(E − V ) dx . (3.33)
[2m (E − V (x))]1/4 ℏ
Es evidente que la aproximación será razonablemente buena sólo en las re-
giones en que (E − V ) no sea muy cercano a cero.

23
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Potenciales cuadrados en una dimensión

La ecuación de Scrödinger en una dimensión es:


∂Ψ ℏ2 ∂ 2 Ψ
iℏ + − V (x) Ψ = 0. (4.1)
∂t 2m ∂x2
Cuando la energı́a potencial V (x) es independiente del tiempo, la energı́a
total E es constante y podemos escribir:
 
i
Ψ (x, t) = exp − Et ψ(x) (4.2)

y obtenemos la siguiente ecuación independiente del tiempo para ψ (x):
d2 ψ 2m
+ 2 [E − V (x)] ψ = 0. (4.3)
dx2 ℏ
Vamos a resolver esta ecuación en los casos en que V (x) tiene una forma
particularmente simple, a saber: V (x) es constante en todo el eje x excepto
que en uno o varios puntos presenta una discontinuidad finita. Estos pro-
blemas son fáciles de resolver y por otra parte ya presentan varios de los
aspectos tı́picos de la mecánica cuántica. La interpretación fı́sica de |ψ(x)|2 ,
que será presentada en el capı́tulo 5, requiere que ψ(x) sea continua en todo
el eje X.
Sea x = a un punto en que el potencial presenta una discontinuidad finita,
integrando la ecuación (4.3) entre los lı́mites x = a+ǫ y x = a−ǫ y haciendo
tender ǫ → 0:
2m
lı́mǫ→0 ψ ′ (a + ǫ) − ψ ′ (a − ǫ) =
 
lı́mǫ→0 ǫ [V (a + ǫ) ψ (a + ǫ)
ℏ2
−V (a − ǫ) ψ (a − ǫ)
−Eψ (a + ǫ) + Eψ(a − ǫ)] . (4.4)

25
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 26 — #34

Potenciales cuadrados en una dimensión

El segundo miembro vale cero y por lo tanto ψ ′ es continua en el punto


x = a. En conclusión: en los puntos de discontinuidad finita de V (x), tanto
la función de onda ψ como su primera derivada ψ ′ son continuas.

V(x)

V0

región 1 región 2 x

Figura 4.1. Potencial escalón.

Como primer ejemplo consideremos un potencial V (x) dado por



 V0 ; x ≥ 0

V (x) =

 0; x < 0

como se muestra en la figura 4.1.


Analicemos el caso en que E > V0 el cual presenta mayor interés. La
ecuación de Schrödinger en cada región es:

d2 ψ1 2mE
2
+ k2 ψ1 = 0; k2 = ,
dx ℏ2 (4.5)
d2 ψ2 2m (E − V0 )
+ ν 2 ψ2 = 0; ν2 = .
dx2 ℏ2

Las soluciones de estas ecuaciones son del tipo e±ikx ó e±iνx y se pueden
interpretar, como en el caso óptico (capı́tulo 3), como haces de partı́cu-
las monoenergéticas propagándose en la dirección (±x). Una solución que
podrı́a ocurrirse es:
ψ1 = eikx , ψ2 = Beiνx ,

26
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 27 — #35

Potenciales cuadrados en una dimensión

que representa un haz de partı́culas que viene de −∞ y prosiguen todas


ellas hacia +∞, (que serı́a el comportamiento esperado de acuerdo con la
mecánica clásica). Sin embargo, si tratamos de satisfacer las condiciones de
continuidad de ψ y ψ ′ en x = 0 con estas funciones, vemos que es imposi-
ble hacerlo, por lo tanto no existe la solución propuesta. En vista de esto
supondremos que la solución es:

ψ1 = eikx + Ae−ikx ,
(4.6)
ψ2 = Beiνx .

1
Transmisión

Reflexión

0 V0 E

Figura 4.2. Coeficientes de transmisión y reflección para el potencial escalón.

No ponemos un término exp(−iνx) en la región 2 porque no estamos


mandando partı́culas desde +∞ hacia la izquierda.
Las condiciones de continuidad de ψ y ψ ′ en x = 0, nos dan 1 + A = B y
k(1 − A) = νB, de lo cual se deduce que:
k−ν 2k
A= ; B= .
ν+k ν+k
La solución (4.6) representa fı́sicamente un haz de partı́culas provenientes
de −∞, la intensidad del haz la normalizamos arbitrariamente a 1; después
de incidir sobre el salto de potencial el haz incidente se divide en dos: un haz
transmitido de intensidad proporcional a B 2 y un haz reflejado de intensidad
proporcional a A2 . Observamos que A2 + (ν/k)B 2 = 1.

27
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 28 — #36

Potenciales cuadrados en una dimensión

Los números A2 y (ν/k)B 2 se llaman coeficiente de reflexión y de trans-


misión, respectivamente. Para el caso E < V0 se pueden deducir de manera
análoga al caso explicado arriba. Sus gráficas como función de E están dadas
en la figura (4.2).
Como siguiente ejemplo consideraremos la barrera de potencial caracte-
rizada por: 
 0; x < 0;



V (x) = V0 ; 0 ≤ x ≤ a



 0; x > a,

como se muestra en la figura (4.3). Empecemos por analizar el caso en que


E < V0 . La ecuación de Schrödinger para las regiones 1 y 3 es:

d2 ψ1 d2 ψ3 2mE
+ k2 ψ1 = 0; + k2 ψ3 = 0; k2 =
dx2 dx2 ℏ2
y para la región 2:

d2 ψ2 2m (V0 − E)
− ν 2 ψ2 = 0; ν2 = . (4.7)
dx2 ℏ2
Supongamos que la situación experimental es la siguiente: un haz de
partı́culas monoenergéticas provenientes de −∞ inciden sobre la barrera;
de acuerdo a la mecánica clásica, todas las partı́culas serı́an reflejadas en
x = 0 y uno esperarı́a una solución en que ψ3 = 0. Sin embargo, se pue-
de ver fácilmente que ψ3 = 0 implica ψ2 = 0, y con ψ2 = 0 no se puede
satisfacer la condición de continuidad de ψ y ψ ′ en x = 0. Debido a esto
proponemos una solución de este tipo:

ψ1 = exp ikx + A exp(−ikx),


ψ2 = B cosh νx + C senh νx, (4.8)
ψ3 = D exp ikx.

Como en el problema anterior, en la región 3 no podemos poner un término


exp(−ikx) porque no estamos mandando partı́culas desde +∞ hacia la iz-
quierda. Las condiciones de continuidad de ψ y ψ ′ en x = 0 y en x = a nos

28
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 29 — #37

Potenciales cuadrados en una dimensión

proporcionan las siguientes relaciones entre A, B, C y D:

1+A=B
ν
1−A =C
ik
(4.9)
B cosh νa + C senh νa = D exp ika,
ik
B senh νa + C cosh νa = D exp ika.
ν
De las dos últimas se obtiene:
ik
B = eika (cosh νa − senh νa)D,
ν
ik
C = eika ( cosh νa − senh νa)D,
ν
y sustituyendo en las dos primeras queda un sistema de dos ecuaciones para
A y D. De ellas se deduce:

exp(−ika)
D= ,
cosh νa + 2i νk − kν senh νa

(4.10)
− 2i νk + kν senh νa

A= .
cosh νa + 2i νk − νk senh νa


Encontramos que |A|2 + |D|2 = 1. El número |D|2 se llama coeficiente de


transmisión y |A|2 se llama coeficiente de reflexión. De (4.10) se obtiene:
"  2 #−1
2 1 ν k 2
|D| = 1 + + senh νa . (4.11)
4 k ν

Mencionaremos dos ejemplos especı́ficos acerca de la magnitud de |D|2 :

1) Para un haz de electrones de energı́a E = 1 eV que inciden sobre una


barrera de altura V0 = 2eV y espesor a = 1Å se obtiene |D|2 = 0.777.

2) Para un haz de protones de la misma energı́a incidiendo sobre la misma


barrera, se obtiene |D|2 = 3.6 × 10−19 .

29
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 30 — #38

Potenciales cuadrados en una dimensión

V(x)

V0

x
región 1 región 2 región 3

Figura 4.3. Barrera de potencial.

Continuando con el problema de la barrera, ahora analizaremos el caso


en que E > V0 . La ecuación de Schrödinger en las regiones 1 y 3 es la misma
que en el caso anterior. En la región 2 en cambio, la ecuación es ahora:

d2 ψ2 2m (E − V0 )
+ ρ2 ψ2 = 0; ρ2 = .
dx2 ℏ2

Observando que iρ ≡ ν, la solución para este caso se obtiene de la ya encon-


trada cambiando ν por iρ. El coeficiente de transmisión en particular resulta
ser:
"  2 #−1
1 ρ k
|D|2 = 1 + − sen2 ρa .
4 k ρ

Es de observarse que presenta máximos y mı́nimos, pero se acerca paula-


tinamente al valor 1 a medida que E crece. La gráfica del coeficiente de
transmisión para el problema completo es la mostrada en la figura (4.4)
Como tercer ejemplo consideremos el pozo de potencial caracterizado por:

 0; |x| > a/2
V (x) =
 −V ; |x| ≤ a/2
0

mostrado en la figura (4.5).

30
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 31 — #39

Potenciales cuadrados en una dimensión

2
|D|
1.0

0.8

0.6

0.4

0.2

0.0

0 1 2 3 4 5
E / V
0

Figura 4.4. Coeficiente de transmisión para una barrera de potencial.

Analizaremos primero el caso en que E < 0. La ecuación de Scrödinger


para las regiones 1 y 3 es:

d2 ψ1 d2 ψ3 2m(−E)
− ν 2 ψ1 = 0; − ν 2 ψ3 = 0; ν2 = , (4.12)
dx2 dx2 ℏ2
y para la región 2 la ecuación es:

d2 ψ2 2m (E + V0 )
+ k2 ψ2 = 0; k2 = . (4.13)
dx2 ℏ2
Observemos que la energı́a potencial en este problema es una función par,
es decir V (x) = V (−x). Ahora bien, en la ecuación:

d2 ψ (x) 2m
+ 2 [E − V (x)] ψ (x) = 0
dx2 ℏ
podemos cambiarle de nombre a la variable independiente y llamarla (−x):

d2 ψ (−x) 2m
+ 2 [E − V (−x)] ψ (−x) = 0.
d (−x)2 ℏ

31
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 32 — #40

Potenciales cuadrados en una dimensión

V(x)

región 1 región 2 región 3

x
-a/2 a/2

-V
0

Figura 4.5. Pozo de potencial.

Pero d2 /d(−x)2 = d2 /dx2 , y si además sucede que V (−x) = V (x) entonces:


d2 ψ (−x) 2m
+ 2 [E − V (x)] ψ (−x) = 0.
dx2 ℏ
Vemos pues que cuando V (x) es una función par y ψ(x) es una solu-
ción de la ecuación de Schrödinger para el valor de la energı́a E, entonces
ψ(−x)es también solución para el mismo valor de la energı́a; de este modo,
si ψ(x) es la única solución de la ecuación de Schrödinger asociada al valor
E de la energı́a, necesariamente debe ser ψ(−x) = cψ (+x), donde c es una
constante. De aquı́, cambiando de nombre a la variable y llamándola (−x):
ψ(x) = cψ (−x), por la fórmula original: ψ(x) = c2 ψ (x). Como ψ(x) no es
idénticamente nula se tiene c2 = 1 y por lo tanto c = ±1.
En conclusión, cuando V (x) es una función par y sólo existe una función
ψ(x) que satisfaga a la ecuación de Schrödinger para el valor E de la energı́a,
entonces esa función debe ser par o impar:
ψ(−x) = ψ(x)
(4.14)
ψ(−x) = −ψ(x).
Vamos a aplicar este teorema en la solución de las ecuaciones (4.12)
y (4.13). Supondremos que no existen dos soluciones linealmente indepen-
dientes de esas ecuaciones asociadas al mismo valor E de la energı́a. Esta

32
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 33 — #41

Potenciales cuadrados en una dimensión

suposición quedará justificada a posteriori viendo que no conduce a ninguna


contradicción. (Incidentalmente, este teorema no es aplicable en el problema
de la barrera porque ahı́ sı́ existen dos soluciones linealmente independientes
asociadas al mismo valor E).
Vamos a buscar las soluciones pares o impares de las ecuaciones (4.12)
y (4.13); esto simplifica el análisis ya que basta considerar el dominio x ≥ 0.
Las soluciones impares deben anularse en el origen; además, un requisito
fundamental es que la función de onda sea finita en todo el eje x. Entonces,
la solución impar tiene la forma siguiente para x ≥ 0:

ψ2 = A sen kx,
(4.15)
ψ3 = B exp (−νx) .

La condición de continuidad de ψ y ψ ′ en x = a/2 nos da estas relaciones


entre A y B:
ka  νa 
A sen − B exp − = 0,
2 2
ka  νa 
Ak cos − Bν exp − = 0.
2 2
Estas dos relaciones sólo pueden satisfacerse simultáneamente cuando el
determinante de los coeficientes de A y B es igual a cero:

ka ka
ν sen + k cos = 0,
2 2
o bien
ξ
tan ξ = − p , (4.16)
α2 − ξ 2
con p √
ka 2m (V0 + E) 2mV0
ξ≡ = a; α= a. (4.17)
2 2ℏ 2ℏ
La ecuación trascendente (4.16) tiene un número finito de raı́ces reales:
ξ1 , ξ2 , . . . , ξN . Con cada raı́z, de acuerdo con (4.17), hay un valor de E
asociado:
2ℏ2 2
En = −V0 + ξ . (4.18)
ma2 n

33
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 34 — #42

Potenciales cuadrados en una dimensión

Llegamos ası́ a la conclusión de que no todos los valores de E dan solu-


ciones aceptables de las ecuaciones (4.12) y (4.13); sólo aquellos valores de
E que satisfacen la condición (4.18) son admisibles.
Decimos que la energı́a está cuantizada. La función de onda para el valor
n de la energı́a es, según (4.15):
2x
(ψ2 )n = An sen ξn ,
a
   (4.19)
p 2x
(ψ3 )n = An (sen ξn ) exp α2 − ξn2 1 − .
a
Por lo que respecta a las soluciones pares, éstas deben tener derivada nula
en x = 0, por lo tanto deben ser de la forma siguiente para x ≥ 0:

ψ2 = C cos kx,
(4.20)
ψ3 = D exp (−νx) .

Como en el caso anterior, la condición de continuidad de ψ y ψ ′ en x = a/2


da dos relaciones entre C y D, las cuales sólo se pueden satisfacer simultánea-
mente cuando:
ka ka
ν cos = k sen ,
2 2
o sea p
α2 − ζ 2
tan ζ = , (4.21)
ζ
donde ζ ≡ ξ y α tiene el mismo significado que en la ecuación (4.17).
La ecuación trascendente (4.21) tiene un número finito de raı́ces reales:
ζ1 , ζ2 , . . . , ζN o ζN +1 con cada una de las cuales hay asociado un valor de
E. De nuevo encontramos valores cuantizados para la energı́a, dados por la
fórmula
2ℏ2 2
En = −V0 + ζ . (4.22)
ma2 n
Las funciones de onda asociadas para x ≥ 0 son:
2x
(ψ2 )n = Cn cos ζn ,
a
  
p
2 2
2x
(ψ3 )n = Cn (cos ζn ) exp α − ζn 1 − .
a

34
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 35 — #43

Potenciales cuadrados en una dimensión

Las ecuaciones (4.16) y (4.21) pueden resolverse por el método gráfico


ilustrado en la figura (4.6).

α -ζ ζ
2 2 1/2
F=( ) /

ξ 1
ζ 2
ξ 2

ζ ζ 3
α ξ,ζ
1

α -ξ ξ]
2 2 1/2 -1
F=[-( ) /

Figura 4.6. Método gráfico para la solución de las ecuaciones (4.16) y (4.21).

Continuando con el problema del pozo de potencial, ahora podrı́amos con-


siderar el caso en que la energı́a es positiva. La situación fı́sica que podrı́amos
investigar serı́a la siguiente: un haz de partı́culas monoenergéticas se aproxi-
ma al pozo viniendo desde x = −∞ y nos preguntamos si todas las partı́culas
van a continuar su camino hacia x = +∞ (que es lo que cabrı́a esperar según
la mecánica clásica), o bien si una fracción de las partı́culas van a ser re-
flejadas hacia x = −∞. La respuesta que da la mecánica cuántica a esta
pregunta es que, en general, ocurre la segunda alternativa. La solución de-
tallada del problema, que no daremos aquı́, muestra que el coeficiente de
transmisión tiene una forma muy parecida a la del problema de la barrera
mostrado en la figura (4.4); es decir, la transmisión es completa sólo para
ciertas energı́as aisladas y el coeficiente tiende a la unidad a energı́as altas.
Finalmente consideraremos el caso lı́mite del problema del pozo cuando
V0 → ∞. Para la discusión es más conveniente que el fondo del pozo sea la
lı́nea V (x) = 0. Para esto en las ecuaciones (4.15) a (4.21) reemplazamos

35
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 36 — #44

Potenciales cuadrados en una dimensión

a (−E) por (−E + V0 ), o sea E → (E − V0 ). Con este cambio, al hacer


tender V0 → ∞, las ecuaciones (4.16) y (4.21) se transforman en tan ξ = 0
y tan ζ = ∞ respectivamente; por lo tanto ξn = nπ y ζn = (2n + 1) π/2 y
las ecuaciones (4.18) y (4.21) nos dan los valores admisibles de la energı́a:
ℏ2 π 2 2
En = n , n = 1, 2, 3, · · · (4.23)
2ma2
El cambio mencionado, al hacer tender V0 → ∞ y también ν → ∞, ası́ como
las ecuaciones (4.15) y (4.20), nos dicen que la función de onda es idéntica-
mente nula fuera del pozo. Dentro tiene la siguiente forma:
x
Función impar : ψn = An sen 2nπ
a
x (4.24)
Función par : ψn = Cn cos (2n + 1) π ,
a
Las cuales se anulan en las paredes del pozo. En este caso ψ ′ no es continua
en x = ±a/2, lo cual se debe a que en este caso V (x) tiene una discontinuidad
infinita.

Conclusión

De los ejemplos anteriores se deduce que en la nueva mecánica cuántica


aparecen propiedades radicalmente diferentes a las que observamos en la
mecánica clásica. Las más notables entre ellas son:
1) Existencia de un espectro discreto de valores de la energı́a para una
partı́cula dentro de un pozo de potencial. Esta caracterı́stica está re-
lacionada con el valor finito de ℏ, ya que por ejemplo, haciendo tender
ℏ → 0 en la ecuación (4.23), la separación entre dos niveles de energı́a
contiguos tiende a cero; es decir, en el lı́mite ℏ = 0 todos los valores
de E son aceptables.
2) La posibilidad de que haces de partı́culas atraviesen parcialmente ba-
rreras de potencial que serı́an infranqueables según la mecánica clási-
ca. Esta propiedad ha servido para dar una explicación teórica del
fenómeno de la desintegración de los núcleos pesados con emisión de
partı́culas α.

36
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 37 — #45

Potenciales cuadrados en una dimensión

3) El fenómeno inverso al anterior, o sea el hecho de que haces de partı́cu-


las sean parcialmente reflejados en casos en que, según la mecánica
clásica, debı́an ser totalmente transmitidos.

37
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“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 39 — #47

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

En este capı́tulo analizaremos algunas de las propiedades generales de las


funciones de onda Ψ(x, t) que satisfacen a la ecuación de Schrödinger,

∂Ψ ℏ2 ∂ 2 Ψ
iℏ + − V (x)Ψ = 0. (5.1)
∂t 2m ∂x2
Daremos la demostración para el caso unidimensional y señalaremos el
resultado correspondiente para el caso tridimensional. La función de onda
Ψ(x, t) es en general una función compleja de las variables reales x y t.
Tomando el complejo conjugado de la ecuación (5.1) se obtiene:

∂Ψ∗ ℏ2 ∂ 2 Ψ∗
−iℏ + − V (x)Ψ∗ = 0. (5.2)
∂t 2m ∂x2
Si ahora multiplicamos la ecuación (5.1) por Ψ∗ , la ecuación (5.2) por Ψ
y restamos (5.2) de (5.1) obtenemos:

∂Ψ∗ ℏ2 2 ∂ 2 Ψ∗
   
∗ ∂Ψ ∗∂ Ψ
iℏ Ψ +Ψ + Ψ −Ψ = 0.
∂t ∂t 2m ∂x2 ∂x2

La cual es equivalente a:

∂Ψ∗
  
∂ ∂ ℏ ∂Ψ
(ΨΨ∗ ) + Ψ∗ −Ψ = 0. (5.3)
∂t ∂x 2mi ∂x ∂x

En tres dimensiones el resultado correspondiente es:


 
∂ ∗ ℏ ∗ ∗
(ΨΨ ) + div (Ψ ∇Ψ − Ψ∇Ψ ) = 0. (5.4)
∂t 2mi

39
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 40 — #48

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

Vemos que la ecuación obtenida es exactamente del mismo tipo que la


ecuación de continuidad de la electrodinámica:
∂ρ
+ div~ = 0, (5.5)
∂t
donde ρ es la densidad de carga eléctrica y~ la densidad de corriente eléctrica.
Si el problema que estamos analizando es el del movimiento de una partı́cu-
la de carga e, esta analogı́a nos sugiere considerar a eΨΨ∗ como la densidad
de carga eléctrica y a eℏ(Ψ∗ ∇Ψ − Ψ∇Ψ∗ )/2mi como la densidad de co-
rriente eléctrica. Para que esta interpretación sea consistente, Ψ debe estar
normalizada de tal modo que:
Z ∞Z ∞Z ∞
Ψ∗ (~r, t) Ψ(~r, t) dx dy dz = 1. (5.6)
−∞ −∞ −∞

Como consecuencia de lo anterior se puede interpretar a |Ψ|2 como una


densidad de probabilidad: Ψ∗ (~r, t)Ψ(~r, t) dx dy dz es la probabilidad de que
la partı́cula se encuentre en el instante t dentro de un elemento de volumen
dx dy dz centrado en el punto ~r. La ecuación (5.6) nos dice que la suma de
las probabilidades de encontrar a la partı́cula en cada elemento de volumen
del espacio es igual a la unidad. Esto es, la partı́cula está en algún punto
del espacio.
Veamos ahora qué relación existe entre las ecuaciones clásicas del movi-
miento de una partı́cula y la función de onda Ψ(x, t). El hecho de que |Ψ|2 dτ
se pueda interpretar como una probabilidad nos permite definir el valor de
expectación de una función de x tomando como función de peso a |Ψ|2 :
Z ∞
hf (x)i = f (x)Ψ∗ (x, t)Ψ(x, t) dx. (5.7)
−∞

Por ejemplo, para la coordenada x,


Z ∞
hxi = xΨ∗ (x, t)Ψ(x, t) dx.
−∞

Derivando la expresión anterior con respecto al tiempo y usando la ecua-


ción (5.3) nos da:
Z ∞ Z ∞
∂Ψ∗
 
d hxi ∂ ∗ ℏ ∂ ∗ ∂Ψ
= x (Ψ Ψ) dx = − x Ψ −Ψ dx.
dt −∞ ∂t 2mi −∞ ∂x ∂x ∂x

40
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 41 — #49

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

Efectuando una integración por partes se obtiene

∂Ψ∗ ∞
Z ∞
∂Ψ∗
   
d hxi ℏ ∗ ∂Ψ ℏ ∗ ∂Ψ
=− x Ψ −Ψ + Ψ −Ψ dx.
dt 2mi ∂x ∂x −∞ 2mi −∞ ∂x ∂x
(5.8)
Para que la integral Ψ∗ Ψ dx sea convergente, Ψ debe tender a cero en
R

±∞ con suficiente rapidez, de modo que el primer término en el segundo


miembro de (5.8) resulta nulo. Sumando y restando Ψ∗ ∂Ψ/∂x en la integral
se obtiene:
Z ∞ Z ∞
d hxi ℏ ∗ ∂Ψ ℏ ∂
= Ψ dx − (ΨΨ∗ ) dx.
dt mi −∞ ∂x 2mi −∞ ∂x

El último término de nuevo vale cero porque [ΨΨ∗ ]∞


−∞ = 0 y por lo tanto:
Z ∞
d hxi ℏ ∂Ψ
= Ψ∗ dx. (5.9)
dt mi −∞ ∂x
Efectuando una nueva derivación con respecto a t, y reemplazando a
∂Ψ∗ /∂t y a ∂Ψ/∂t por los valores despejados de las ecuaciones (5.1) y (5.2),
se llega a este resultado:

d2 hxi
Z ∞ ∗  
ℏ ∂Ψ ∂Ψ ∗ ∂ ∂Ψ
= +Ψ dx,
dt2 mi −∞ ∂t ∂x ∂x ∂t

el cual se puede escribir como

d2 hxi ℏ2 ∂ 2 Ψ∗ ∂Ψ 2 ∂
 2 
1 ∞
 
∂ Ψ ∗ ∂V
Z
∗ ℏ
= − +Ψ −Ψ Ψ dx.
dt2 m −∞ 2m ∂x2 ∂x 2m ∂x ∂x2 ∂x
Los dos primeros términos del integrado se pueden reescribir como:

ℏ2 ∂ 2 ∂Ψ ∂Ψ∗
 
∗∂ Ψ
Ψ − ,
2m ∂x ∂x2 ∂x ∂x

que al integrarse dan cero debido a que Ψ y ∂Ψ/∂x tienden a cero rápida-
mente en los lı́mites del intervalo de integración. Llegamos ası́ al resultado
final:
d2 hxi
 
∂V
m =− . (5.10)
dt2 ∂x

41
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 42 — #50

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

La interpretación de este resultado es la siguiente: si suponemos que


|Ψ(x, t)|2 es tal que sólo tiene un valor importante en una región espacial
muy estrecha y es prácticamente nula en el resto del eje x, entonces hxi
indica el único punto del espacio en cuya vecindad |Ψ|2 tiene valores gran-
des y por lo tanto es absolutamente seguro que la partı́cula está situada en
una pequeña vecindad del punto hxi; bajo la misma suposición, h∂V /∂xi es
la fuerza ejercida por el campo en esa pequeña vecindad del punto hxi. La
ecuación (5.10) es entonces, bajo la hipótesis mencionada, equivalente a la
segunda ley de Newton para el movimiento clásico de la partı́cula:
d2 x
m = −Fx . (5.11)
dt2
En tres dimensiones la ecuación (5.11) se convierte en:
d2 h~ri
m = − h∇V (~r)i . (5.12)
dt2
Para estudiar con más detalle las funciones de onda hay que conocer la
forma del potencial V (x). Vamos a analizar el caso más sencillo, cuando
V (x) = 0. La ecuación de Schrödinger es en este caso:
∂ ℏ2 ∂ 2
iℏ Ψ(x, t) + Ψ(x, t) = 0. (5.13)
∂t 2m ∂x2
Una solución particular de esta ecuación se puede obtener por el método
de separación de variables; la solución es, entonces:
p2
  
i
Ψ (x, t) = exp px − t , (5.14)
ℏ 2m
donde p es un parámetro real arbitrario: −∞ < p < +∞. Observemos
que para esta función de onda Ψ∗ Ψ = 1, de modo que de acuerdo con
la interpretación probabilı́stica de |Ψ|2 la situación fı́sica descrita por la
función (5.14) es la de una partı́cula que tiene la misma probabilidad de
estar en cualquier punto del espacio; es decir, la función de onda (5.14)
describe un haz de partı́culas libres de densidad uniforme. El significado
fı́sico del parámetro p se deduce de la ecuación (5.9), la cual nos informa
que para la función (5.14):
d hxi
m = p.
dt

42
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 43 — #51

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

Es decir, p es la cantidad de movimiento clásica de la partı́cula, y por lo


tanto E = p2 /2m es la energı́a total de la partı́cula libre.
Podemos construir otras soluciones de la ecuación (5.13) que representen
el movimiento de una sola partı́cula. La ecuación (5.13) es lineal y por lo
tanto si se conocen varias soluciones independientes de ella, una combina-
ción lineal de ellas es también solución de la ecuación. Debido a lo anterior
podemos afirmar que esta función:

p2
Z ∞   
1 i
Ψ (x, t) = √ Φ(p) exp px − t dp, (5.15)
2πℏ −∞ ℏ 2m

donde Φ(p) es una función arbitraria, satisface a la ecuación (5.13). Para el


tiempo t = 0 la solución anterior se reduce a:
Z ∞  
1 i
Ψ(x, 0) = √ Φ(p) exp px dp. (5.16)
2πℏ −∞ ℏ

Ahora bien, por el teorema de la integral de Fourier, sabemos que la


ecuación (5.16) implica que:
Z ∞  
1 i ′
Φ(p) = √ ′
Ψ(x , 0) exp − px dx′ . (5.17)
2πℏ −∞ ℏ

La función Φ(p) se llama la transformada de Fourier de la función Ψ(x, 0).


Las ecuaciones (5.15) y (5.17) nos permiten resolver el siguiente problema:
encontrar la función de onda Ψ(x, t) de una partı́cula libre en el instante t
si sabemos que en el instante t = 0 la función de onda es Ψ(x, 0). En efecto,
si conocemos Ψ(x, 0) la ecuación (5.17) nos da Φ(p); sustituyendo luego
Φ(p) en (5.15) obtenemos Ψ(x, t). Combinando (5.15) y (5.17) en una sola
ecuación:
p2
Z ∞Z ∞   
1 i
Ψ(x, t) = exp p(x − x′ ) − t dpΨ(x′ , 0) dx′ .
2πℏ −∞ −∞ ℏ 2m

La integración sobre p se puede efectuar de inmediato, para ello hacemos


el cambio de variable:
r r
t ′
 m
z=p − x−x ; (t > 0)
2mℏ 2ℏt

43
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 44 — #52

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

y obtenemos:
r ∞ Z ∞   
m im
Z
2
Ψ(x, t) = exp(−iz 2 ) dz exp (x − x′ ) Ψ(x′ , 0) dx′ .
2π 2 ℏt −∞ −∞ 2ℏt
p √ p
La integral sobre z tiene por valor π/i= π exp(−iπ/4) = π/2(1 − i),
de modo que finalmente
Z ∞
Ψ(x, t) = G(x, t; x′ , 0)Ψ(x′ , 0) dx′ (5.18)
−∞
con  r  
′ 1−i m im ′ 2
G(x, t; x , 0) = exp (x − x ) .
2 πℏt 2ℏt
La función G(x, t; x′ , 0) se llama la función de Green de la ecuación (5.13).

Y
0.9
= 1.5 B
0.7

0.5
= 1

0.3 = 2

X
0.1 = 0 = 0.5

= -0.5 0.1 0.3 0.5 0.7 0.9

= -2

= -1

A = -1.5

Figura 5.1. Espiral de Cornú.

Como ejemplo de aplicación de la fórmula anterior supongamos que Ψ(x, 0)


tiene la siguiente forma:
  
 exp i px ; x ≤ 0

Ψ(x, 0) = ℏ (5.19)

 0; x > 0,

44
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 45 — #53

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

la cual se puede interpretar como la función de onda de un haz de partı́culas


libres que se desplazan con momento p y que para tiempos t < 0 están
incidiendo sobre una pantalla perfectamente absorbente colocada en x = 0;
en el instante t = 0 se quita la pantalla, la función de onda para t > 0
está dada por la ecuación (5.18) con Ψ (x, 0) dando en (5.19):
 r  
1−i m i
Ψ(x, t) = exp px
2 πℏt ℏ
Z 0  h i
i ′ m ′ 2
× exp p(x − x) + (x − x) dx′ .
−∞ ℏ 2t
Haciendo el cambio de variable en la integral
r r
m t
z = (x′ − x) +p
2ℏt 2mℏ
obtenemos
r
p2
   
1−i 2 i
Ψ(x, t) = exp px − t
2 π ℏ 2m
Z ξ( π2 )1/2
exp iz 2 dz,

× (5.20)
−∞

donde,
h m i1/2
ξ≡ (vt − x) (5.21)
πℏt
con v = p/m la velocidad clásica de la partı́cula. El intervalo de integra-
1
ción se puede separar en dos porciones: −∞ ≤ z ≤ 0 y 0 ≤ z ≤ ξ(π/2) /2 .
1
La integral correspondiente al intervalo (−∞, 0) da (π) /2 exp(iπ/4)/2; pa-
1
ra el intervalo (0, ξ(π/2) /2 ) hacemos en la integral el cambio de variable
1
z = (π/2) /2 u y llegamos al siguiente resultado:
p2
    
1−i i
Ψ(x, t) = exp px − t
2 ℏ 2m
Z ξ  π   π 
2 1
× exp i u du + √ exp i ,
◦ 2 2 4

45
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 46 — #54

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

es decir:
    
1 −iπ p 1
Ψ(x, t) = √ exp exp i x − vt
2 4 ℏ 2
   
1 1
× C (ξ) + + i S (ξ) + , (5.22)
2 2

donde C (ξ) y S (ξ) son respectivamente las integrales de Fresnel:


Z ξ π 
C (ξ) = cos u2 du
◦ 2
y
Z ξ π 
S (ξ) = sen u2 du.
◦ 2
El cuadrado del módulo de la función de onda resulta:
 2  2
2 1 1 1 1
|Ψ (x, t)| = C (ξ) + + S (ξ) + . (5.23)
2 2 2 2

El valor de |Ψ|2 se puede determinar gráficamente de la siguiente manera:


sobre un plano XY se dibuja una curva que tenga por ecuaciones paramétri-
cas x = C (ξ) e y = S (ξ) con (−∞ ≤ ξ ≤ +∞). Esta curva se llama espiral
de Cornú y se muestra en la figura 5.8.
De la figura se desprende que |Ψ|2 es simplemente la mitad del cuadrado
de la distancia entre el punto A y el punto de la curva donde el parámetro
vale ξ. En el dibujo vemos que para valores negativos de ξ, |Ψ|2 crece monóto-
namente con ξ, pero para valores positivos de ξ, |Ψ|2 presenta máximos √ y
mı́nimos tendiendo gradualmente hacia el valor 1 (distancia AB = 2).
En particular |Ψ(ξ = 0)|2 = 1/4. Recordando la definición de ξ en la ecua-
ción (5.21), notamos que para x fija y mayor que cero, en el intervalo entre
t = 0 y t = x/v, ξ es negativa, mientras que para t > x/v, ξ es positiva.
El tiempo t = x/v es el tiempo de vuelo, es decir el tiempo que tarda una
partı́cula en recorrer la distancia OX a la velocidad constante v. En conclu-
sión, la gráfica de |Ψ(x, t)|2 como función de t, para una x fija, está dada en

46
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 47 — #55

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

∆t
Ψ(x,t)|
2
|

cuántico

1/4

clásico, t =x/v
0

t
0

ξ< ξ= 0 ξ<
8

-
8

< 0 0 <

Figura 5.2. Difracción en el tiempo.

el diagrama de la figura 5.2, en el cual se indica también el resultado que se


obtendrı́a en la mecánica clásica* .
De acuerdo con la mecánica cuántica la intensidad de la corriente de
partı́culas en el punto x no llega a su valor máximo sino hasta un tiempo ∆t
1
posterior al tiempo de vuelo. ∆t resulta ser del orden de [πℏx/(mv 3 )] /2 , el
cual para neutrones térmicos con v = 2200m/s y x = 1 m, es un tiempo del
orden de 10−6 seg. El hecho de que la mecánica cuántica prediga la existen-
cia de una corriente en el punto x aún antes del instante t = x/v, se debe
al hecho de que la ecuación de Schrödinger es una ecuación no relativista
y admite la propagación de señales con velocidad arbitrariamente grande,
incluso infinita. Observemos la gran simetrı́a que existe entre las funciones
Ψ(x) y Φ(p), y las variables x y p en las ecuaciones (5.16) y (5.17). Esto
*
Nota de los editores. El fenómeno transitorio que exhibe |Ψ(x, t)|2 como función del
tiempo, mostrado en la figura 5.2, fue llamado por Marcos Moshinsky difracción en el
tiempo, publicado en el Phys. Rev. 88 (1952) 625. La verificación experimental de este
fenómeno se efectuó 43 años después por un grupo francés encabezado por J. Dalibard,
Phys. Rev. Lett. 74 (1995) 4972. Posteriormente, ha sido observada usando neutrones, R.
T. Hils, et.al. Phys. Rev. A 58 (1998) 4784.

47
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 48 — #56

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

sugiere llamar a Φ(p) la función de onda en espacio de momentos, e interpre-


tar a |Φ(p)|2 dp como la probabilidad de que la partı́cula tenga una cantidad
de movimiento comprendida entre p y (p + dp); suponemos desde luego que
Φ(p) está normalizada de modo que:
Z ∞
|Φ(p)|2 dp = 1,
−∞
lo cual, de acuerdo con la teorı́a de las transformadas de Fourier, se realiza
automáticamente cuando Ψ(x) está a su vez normalizada.

2
|Φ|

P -a
0
P0
P +a
0
P

Figura 5.3. Función de onda rectangular.

Si la anterior interpretación de Φ(p) es correcta, entonces el valor de


expectación de la cantidad de movimiento estarı́a dado por la expresión
Z
hpx i = p |Φ|2 dp.

Vamos a verificar que efectivamente es ası́ partiendo de la expresión


hpx i = md hxi /dt,
que ya conocemos de la ecuación (5.9), y usando la ecuación (5.16) para
obtener:
  Z Z    p  
1 p′ ′ d
Z
ℏ ∗ ′
hpx i = Φ (p ) exp −i x dp Φ(p) exp i x dp dx,
2πℏ i ℏ dx ℏ

48
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 49 — #57

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

la cual se puede reescribir como:


(p − p′ )
   
1 x
Z Z
hpx i = exp i x d pΦ∗ (p′ )Φ(p) dp dp′ .
2π ℏ ℏ
Intercambiando el orden de integración y usando el hecho de que
Z ∞
1
exp (ikx) dx = δ(k),
2π −∞
se obtiene:
Z Z Z ∞
hpx i = δ(p − p′ )pΦ∗ (p′ )Φ(p) dp dp′ = p|Φ(p)|2 dp, (5.24)
−∞

que era lo que querı́amos demostrar.

Ψ(x)|
2
|

π
- Ñ/a πÑ/a

0 x

2
Figura 5.4. Gráfica de |Ψ (x)| para Φ(p) dada por (5.25).

Una consecuencia importante de las ecuaciones (5.16) y (5.17) es la si-


guiente: si Φ(p) es tal que |Φ(p)|2 tiene valores apreciables sólo en una región
de dimensión ∆p, entonces la correspondiente Ψ(x) será tal que |Ψ(x)|2 pre-
sentará valores apreciables únicamente en una región de dimensión ∆x, y el

49
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 50 — #58

Interpretación probabilı́stica de la función de onda

producto ∆p ∆x será del orden de magnitud de ℏ. Ilustraremos esta propie-


dad con un ejemplo. Tomemos como Φ(p) la función
 √
 1/ 2a; p0 − a ≤ p ≤ p0 + a
Φ(p) = (5.25)
 0 caso restante

que se muestra en la figura 5.3. La integral (5.16) es en este caso:


Z p0 +a r  p  ℏ  ax 
1  p  a 0
Ψ (x) = √ exp i x dp = exp i x sen .
4πℏa p0 −a ℏ πℏ ℏ ax ℏ

La gráfica de |Ψ (x)|2 tiene la forma dada en la figura 5.4. Observamos


que la función |Ψ(x)|2 tiene una anchura ∆x del orden de ℏ/a. Por otra
parte |Φ(p)|2 tiene una anchura ∆p del orden de a, por lo cual el producto
∆p ∆x ∽ ℏ tal como habı́amos afirmado. Este resultado general se conoce
con el nombre de principio de incertidumbre de Heisenberg y es aplicable
a cualquier par de variables canónicas conjugadas. Su interpretación fı́sica
es que no podemos determinar con absoluta precisión simultáneamente la
posición y el momento de una partı́cula; si la localización espacial de la
partı́cula es muy precisa, entonces ∆x tiene un valor muy reducido, por lo
que para satisfacer la relación ∆p ∆x ∽ ℏ, necesariamente ∆p tiene que
aumentar su valor, lo que implica que el momento de la partı́cula no pueda
ser determinado con precisión.

50
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 51 — #59

El formalismo de la mecánica cuántica

Dadas dos funciones, φ (x) y ψ (x), definimos el producto escalar de estas


funciones como la expresión
Z ∞
φ∗ (x) ψ (x) dx. (6.1)
−∞

Si la integral vale cero decimos que las dos funciones son ortogonales. En
general trataremos con funciones φ para las cuales la integral,
Z ∞
|φ|2 dx
−∞

existe. Si el valor de esta integral es igual a 1, se dice que φ(x) está norma-
lizada a la unidad. Un operador A actuando sobre una función ψ produce
una nueva función φ:
Aψ = φ.

Si en particular Aψ = λψ, decimos que ψ es una eigefunción del operador


A asociada al eigenvalor λ. Si varias eigenfunciones linealmente independien-
tes están asociadas al mismo eigenvalor λ se dice que λ está degenerado. De
especial importancia son una clase de operadores H llamados hermitianos
que se definen por la propiedad
Z ∞ Z ∞

φ Hψ dx = (Hφ)∗ ψ dx, (6.2)
−∞ −∞

donde φ y ψ son funciones arbitrarias.

51
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 52 — #60

El formalismo de la mecánica cuántica

Una caracterı́stica de los operadores hermitianos es que sus eigenvalores


son números reales. Demostración: según la ecuación (6.2)
Z ∞ Z ∞
φ∗ Hφ dx = (Hφ)∗ φ dx;
−∞ −∞

si φ es eigenfunción de H con eigenvalor λ, podemos reemplazar Hφ por λφ,


ası́ se deduce que λ = λ∗ ; es decir, λ real.
El valor de expectación de un operador se define como:
Z ∞
hAi = ψ ∗ Aψ dx, (6.3)
−∞

estando ψ normalizada a la unidad.


En la mecánica cuántica se asigna un operador hermitiano a cada obser-
vable fı́sico. Los eigenvalores de ese operador (los cuales, según acabamos de
demostrar, son números reales) son los únicos resultados que se pueden obte-
ner al efectuar una medición de ese observable fı́sico. Veamos entonces cuáles
son los operadores asignados a diferentes funciones dinámicas. En el esque-
ma de Schrödinger, que es el más frecuentemente empleado, a la coordenada
x se le asigna simplemente el operador multiplicativo x, el cual obviamen-
te es hermitiano. A la cantidad de movimiento px = m dx/dt se le asigna
el operador (ℏ/i)∂/∂x el cual también es hermitiano, como demostramos a
continuación. Integrando por partes:
Z ∞ Z ∞
∗ ∂ψ ∗ +∞ ∂φ∗
φ dx = [φ ψ]−∞ − ψ dx;
−∞ ∂x −∞ ∂x

el término integrado es nulo porque φ y ψ se anulan al infinito, por lo tanto


∞   ∞  ∗
ℏ ∂ ℏ ∂φ
Z Z

φ ψ dx = ψ dx, (6.4)
−∞ i ∂x −∞ i ∂x

lo cual demuestra que (ℏ/i)∂/∂x es un operador hermitiano. La generali-


zación a 3 dimensiones es obvia: a las coordenadas y, z se les asigna el
operador multiplicativo y, z respectivamente; a los momentos py , pz se les
asigna, respectivamente, (ℏ/i)∂/∂y y (ℏ/i)∂/∂z.

52
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 53 — #61

El formalismo de la mecánica cuántica

Si A y B son dos operadores, la expresión (AB − BA) se llama el con-


mutador de A y B, y se simboliza con [A, B]. Usando la definición es fácil
verificar que el conmutador posee las siguientes propiedades:

[A, B] = − [B, A] ; [A, λ B] = λ [A, B] ,


(6.5)
[A, B + C] = [A, B] + [A, C] ; [A, BC] = [A, B] C + B [A, C] .

Si [A, B] = 0 o, en otras palabras, si AB = BA, decimos que los operado-


res A y B conmutan. Vamos a calcular los conmutadores de las coordenadas
y los momentos. Para empezar, es evidente que dos coordenadas conmu-
tan por ser operadores multiplicativos, y dos momentos también conmutan
porque
∂2 ∂2
= ,
∂x∂y ∂y∂x
etc. Una coordenada y un momento de ı́ndice diferente conmutan porque
∂ ∂
(y) = y ,
∂x ∂x
etc. Finalmente nos quedan los conmutadores de una coordenada y su mo-
mento canónico conjugado. Aquı́ es conveniente, para evitar confusiones,
hacer actuar explı́citamente el conmutador sobre una función arbitraria ψ:
ℏ ∂ ℏ ℏ
[px , x] ψ = (xψ) − x ψ = ψ
i ∂x i i
y dos expresiones análogas para [py , y] y pz , z]. El resultado se puede escribir
como
[xi , xj ] = [pi , pj ] = 0,
ℏ (6.6)
[pj , xk ] = δjk ,
i
donde x1 = x, x2 = y, x3 = z. Estas reglas de conmutación son fundamen-
tales en la mecánica cuántica.
Al tratar de asignar operadores a funciones de ~r y p~ debemos tener en
cuenta la no conmutatividad de dos variables dinámicas canónicas conjuga-
das. Por ejemplo, a la función xpx , que clásicamente es idéntica a px x, no sa-
bemos si asignarle el operador x (ℏ/i) ∂/∂x o bien el operador (ℏ/i) ∂/∂x (x),

53
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 54 — #62

El formalismo de la mecánica cuántica

los cuales producen diferente efecto. Esta ambigüedad se elimina recordan-


do que los operadores asignados a observables fı́sicos deben ser hermitia-
nos. Ninguno de los dos operadores anteriores es hermitiano, ya que usando
la (6.4)
Z  ∗
∗ ℏ ∂ ∗ ℏ ∂ ℏ ∂
Z Z
Φ x ψ dτ = (xΦ) ψ dτ = (xΦ) ψ dτ,
i ∂x i ∂x i ∂x
Z  ∗ Z  ∗
∗ℏ ∂ ℏ ∂ ℏ ∂
Z
Φ (xψ) dτ = Φ xψ dτ = x Φ ψ dτ.
i ∂x i ∂x i ∂x
Sin embargo nos damos cuenta inmediatamente que la combinación lineal
 
1 ℏ ∂ ℏ ∂
x + (x)
2 i ∂x i ∂x
sı́ es hermitiana, por lo tanto este será el operador que asignaremos a la fun-
ción clásica xpx o px x. Por un razonamiento análogo se llega a la conclusión
de que el operador asignado a px Ax (~r) o Ax (~r) px es:
 
1 ℏ ∂ ℏ ∂
Ax (~r) + (Ax (~r)) ;
2 i ∂x i ∂x
finalmente, por una extensión obvia a tres dimensiones, el operador asignado
~oA
a p~ · A ~ · p~ con A
~ = Ax i + Ay j + Az k es:
 
~ ~ 1 ℏ~ ℏ ~ ℏ~ ℏ ~
p~ · A ó A · ~p ↔ A · ∇ + ∇ · (A) ≡ A · ∇ + ∇ · A. (6.7)
2 i i i 2i
En la mecánica clásica encontramos frecuentemente las derivadas con
respecto al tiempo de funciones de las variables dinámicas, por ejemplo
dF (~r, p~) /dt. Vamos a averiguar qué operador se le asigna a esta función
en mecánica cuántica. Para ello empezaremos por hacer notar que la ecua-
ción de Schrödinger,
ℏ2 2
 
∂Ψ
− ∇ + V (~r) Ψ = iℏ ,
2m ∂t
se puede interpretar como
∂Ψ
HΨ = iℏ , (6.8)
∂t

54
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 55 — #63

El formalismo de la mecánica cuántica

donde H ≡ −(ℏ2 /2m)∇2 + V (~r) es el operador asignado en la mecáni-


ca cuántica a la función hamiltoniana clásica del problema considerado:
~p 2 /2m + V (~r).
Calculemos ahora la derivada con respecto al tiempo del valor de expec-
tación del operador F (~r, p~), usando (6.8)
Z  ∗ 
d d ∂Ψ ∗ ∂Ψ
Z

hF i = Ψ F Ψdτ = FΨ + Ψ F dτ
dt dt ∂t ∂t
1
Z
= {Ψ∗ F HΨ − (HΨ)∗ F Ψ} dτ
iℏ
1
Z
= {Ψ∗ (F H − HF ) Ψ} dτ, (6.9)
iℏ

donde en el último paso se utilizó el hecho de que H es un operador hermi-


tiano. Como por definición
 
d dF
hF i = ,
dt dt

la ecuación (6.9) equivale a


 
dF 1
= h[F, H]i . (6.10)
dt iℏ

En mecánica clásica una constante del movimiento es aquella función


F (~r, p~) cuya derivada con respecto al tiempo es nula : dF/dt = 0. De la
ecuación (6.10) se deduce que en la mecánica cuántica las constantes del
movimiento de un sistema son aquellos operadores F (~r, (ℏ/i)∇) que con-
mutan con el operador hamiltoniano de ese sistema:
 

F ~r, ∇ es constante del movimiento si [F, H] = 0. (6.11)
i

Como ilustración de la ecuación (6.10) calcularemos los operadores asig-


nados a dx/dt y dpx /dt usando las reglas de conmutación (6.6) y las propie-

55
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 56 — #64

El formalismo de la mecánica cuántica

dades de los conmutadores indicadas en (6.5):


~p 2 p~ 2
   
dx 1 1 1
↔ x, + V (~r) = x, + [x, V (~r)]
dt iℏ 2m iℏ 2m iℏ
1 1
= [x, px ] px + px [x, px ]
iℏ2m iℏ2m
px ℏ ∂
= = , (6.12)
m im ∂x
~p 2
 
dpx 1 1
↔ px , + V (~r) = [px, V (~r)]
dt iℏ 2m iℏ
 
1 ℏ ∂ ℏ ∂ ∂V
= (V ) − V =− .
iℏ i ∂x i ∂x ∂x
(6.13)

Estos resultados concuerdan con los obtenidos en las ecuaciones (5.9)


y (5.10) que aparecen en el capı́tulo anterior.
Estableceremos ahora algunas propiedades generales de las eigenfunciones
de un operador hermitiano. En primer lugar demostraremos el siguiente
teorema: las eigenfunciones de un operador hermitiano asociadas a diferentes
eigenvalores son ortogonales. Demostración: sean ψ1 y ψ2 dos eigenfunciones
del operador hermitiano H:

Hψ1 = λ1 ψ1 ,
Hψ2 = λ2 ψ2 ,

sabemos que λ1 y λ2 son números reales; entonces, usando la hermiticidad


de H tenemos:
Z Z Z Z

λ1 ψ1 ψ2 dτ = (Hψ1 ) ψ2 dτ = ψ1 Hψ2 dτ = λ2 ψ1∗ ψ2 dτ ;
∗ ∗

por tanto, si λ1 6= λ2 , el único modo de que el primer término sea igual al


último es que Z
ψ1∗ ψ2 dτ = 0,

lo cual demuestra el teorema. En lo que sigue emplearemos ocasionalmente


la notación (ψ1 , ψ2 ) para indicar el producto escalar de ψ1 y ψ2 .

56
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 57 — #65

El formalismo de la mecánica cuántica

En el caso de que un eigenvalor λ de un operador hermitiano esté de-


generado, es decir que existan por ejemplo n eigenfunciones ψ1 , ψ2 , · · · , ψn
linealmente independientes asociadas a ese eigenvalor, en general no pode-
mos afirmar que esas n eigenfunciones sean ortogonales entre sı́; sin embargo,
vamos a demostrar que cuando no lo son siempre podemos construir, por
combinaciones lineales de ellas, otras nuevas n eigenfunciones φ1 , φ2 , · · · , φn
que son ortogonales entre si. El procedimiento se llama método de orto-
gonalización de Schmidt y consiste en lo siguiente: se empieza por definir
φ1 ≡ ψ1 , enseguida se construye
(φ1 , ψ2 )
φ2 ≡ ψ2 − φ1 ,
(φ1 , φ1 )
la cual posee la propiedad (φ1 , φ2 ) = 0; a continuación se construye
(φ2 , ψ3 ) (φ1 , ψ3 )
φ3 ≡ ψ3 − φ2 − φ1 ,
(φ2 , φ2 ) (φ1 , φ1 )
la cual posee las propiedades (φ1 , φ3 ) = (φ2 , φ3 ) = 0. De aquı́ en adelante ya
es aparente cuál es la regla para construir las siguientes: la última φn será
(φn−1 , ψn ) (φn−2 , ψn ) (φ1 , ψn )
φn ≡ ψn − φn−1 − φn−2 − · · · − φ1 .
(φn−1 , φn−1 ) (φn−2 , φn−2 ) (φ1 , φ1 )
Una vez construı́das las φ podemos normalizarlas a la unidad dividiendo
1
cada una de ellas por su magnitud (φi , φi ) /2 , tendremos ası́ un conjunto
ortonormal de n funciones asociadas al eigenvalor λ.
De los dos párrafos anteriores se deduce que si numeramos todas las ei-
genfunciones normalizables de un operador hermitiano H por medio de un
ı́ndice corrido m = 1, 2, 3, . . . cualquier par de eigenfunciones normalizadas
poseen la propiedad Z

ψm ψn dτ = δmn . (6.14)

Si el operador hermitiano en cuestión posee exclusivamente eigenfunciones


normalizables, entonces una función arbitraria φ (~r) puede expresarse como
una combinación lineal de tales eigenfunciones:

X
φ (~r) = an ψn (~r) . (6.15)
n=1

57
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 58 — #66

El formalismo de la mecánica cuántica

El valor de los coeficientes an se pueden obtener formalmente multipli-


cando esta ecuaciónPporRψm∗ e integrando, suponiendo válido el intercambio

de las operaciones y , y usando la ecuación (6.14) resulta:


Z

am = ψm (~r) φ (~r) dτ.

Introduciendo este valor de an en (6.15), obtenemos:



X Z Z "X ∞
#
∗ ′ ′
 ′
ψn ~r ψn (~r) φ ~r ′ dτ ′ .
∗ ′
  
φ (~r) = ψn (~r) ψn ~r φ ~r dτ =
n=1 n=1

Como esta ecuación es válida para toda f , llegamos a la conclusión de que:



X
ψn∗ ~r ′ ψn (~r) = δ ~r − ~r ′ ,
 
(6.16)
n=1

propiedad llamada cerradura de las eigenfunciones ortonormales ψn . Si la


función φ (~r) está normalizada, por las ecuaciones (6.14)
y (6.15) tenemos que:
Z Z
|an |2 = 1. (6.17)
X X X
φ∗ φdτ = a∗m an ψm ∗
ψn dτ = a∗m an δmn =
mn mn n

El significado de los coeficientes an , de acuerdo con la interpretación pro-


babilı́stica de las funciones de onda, es el siguiente: si el estado de un sistema
está descrito por una función de onda φ y las ψn son las eigenfunciones de
un observable Q̂ cuyos eigenvalores son qn , entonces:
D E Z X Z
∗ ∗ ∗
Q̂ = φ Q̂φdτ = am an ψm Q̂ψn dτ
φ
mn

|an |2 qn .
X X
= a∗m an qn δmn = (6.18)
mn n

Este resultado asociado con (6.17) nos permite interpretar a |an |2 como
la probabilidad de que al efectuar una medición del observable Q̂ en un
sistema que se encuentra en el estado φ, el resultado de la medición sea el
eigenvalor qn . En general |an |2 dependerá del tiempo, el único caso en que
esto no ocurre es cuando la función de estado es estacionaria, i.e. cuando
tiene la forma φ(~r, t) = φE (~r)e−iEt/ℏ.

58
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 59 — #67

El momento angular en la mecánica cuántica

Un tipo de campo de fuerzas de gran importancia son los llamados campos


centrales, en los cuales la fuerza total que actúa sobre una partı́cula puede
expresarse como F~ = ~rf (r). De la segunda ley de Newton obtenemos, para
el caso de un campo central:
d2~r
 
~r × m 2 = ~r × (~rf ) = 0,
dt
o sea,  
d d~r
~r × m = 0.
dt dt
Llegamos ası́ al resultado bien conocido de que en el movimiento de una
partı́cula en un campo central el vector del momento angular, definido como
~ℓ ≡ ~r × p~ ; ℓi = εijk xj pk (i, j, k = 1, 2, 3) , (7.1)

es una constante del movimiento. En la ecuación (7.1) y en lo sucesivo utili-


zamos la convención de suma sobre ı́ndices repetidos. El operador asignado
a ~ℓ en la mecánica cuántica será:
 
~ℓ ↔ ℏ ~r × ∇; ℓi ↔ εijk xj ℏ ∂ , (i = 1, 2, 3)
i i ∂xk
    (7.2)
∂ ∂ ∂ ∂ ∂ ∂
ℓx ↔ ℏi y ∂z ℓy ↔ ℏi z ∂x ℓz ↔ ℏi x ∂y

− z ∂y − x ∂z − y ∂x .

En la expresión anterior no hay problemas de ambigüedad respecto a cuál


factor va primero, ya que para i 6= j:
∂ ∂
xi ψ= (xi ψ) ,
∂xj ∂xj

59
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 60 — #68

El momento angular en la mecánica cuántica

donde ψ es una función arbitraria de las x, etc. Notemos además que ℓi es


un operador hermitiano ya que:
Z Z Z Z
Φ ypz Ψdτ = (yΦ) pz Ψdτ = (pz yΦ) Ψdτ = (ypz Φ)∗ Ψdτ ; etc.
∗ ∗ ∗

Es de esperarse que en la mecánica cuántica ℓi siga siendo una constante


del movimiento en un campo central, es decir, esperamos que ~ℓ conmute con
el hamiltoniano
p2
H= + V (r)
2m
de un campo central. Vamos a verificar directamente que en efecto ası́ sucede:

[ℓx , H] = [ypz , H] − [zpy , H]


= y, p2y /2m pz + y [pz , V (r)]
 

− z, p2z /2m py − z [py , V (r)] .


 
(7.3)

Los conmutadores 1o y 3o del segundo miembro se evalúan usando las


ecuaciones (6.6),
" #
p2y 1 1 ℏ
y, = [y, py ] py + py [y, py ] = − py ,
2m 2m 2m mi

y similarmente,
p2z
 

z, = − pz .
2m mi
Los valores de los conmutadores 2o y 4o del segundo miembro son:
ℏ ∂V
[pz , V (r)] = ,
i ∂z
ℏ ∂V
[py , V (r)] = .
i ∂y
Por ejemplo, el primero de ellos se evalúa de la siguiente manera
ℏ ∂ ℏ ∂ ℏ ∂V
[pz , V (r)] ψ = (V ψ) − V ψ= ψ,
i ∂z i ∂z i ∂z

60
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 61 — #69

El momento angular en la mecánica cuántica

de modo que volviendo a la ecuación (7.3):


ℏ ℏ ℏ ∂V ℏ ∂V
[ℓx , H] = − py pz + pz py + y − z ,
im im i ∂z i ∂z
lo cual es igual a cero porque las pi conmutan entre sı́, y porque los dos
últimos términos equivalen a:
ℏ ℏ  ℏ
(~r × ∇V )x = − ~r × F~ = − f (r) (~r × ~r)x = 0.
i i x i
Ası́ queda demostrado que [ℓx , H] = 0, y por simetrı́a de los ı́ndices

[ℓi , H] = 0 ; (i = 1, 2, 3) (7.4)

en un campo central.
Veamos ahora cuáles son las reglas de conmutación de las ℓi entre sı́.
Usando nuevamente las ecuaciones (6.6):

[ℓx , ℓy ] = [(ypz − zpy ), (zpx − xpz )]


= [ypz , zpx ] − [ypz , xpz ] − [zpy , zpx ] + [zpy , xpz ]. (7.5)

Los conmutadores 2o y 3o del segundo miembro, al ser desarrollados, no


dan ninguna contribución, mientras que los conmutadores 1o y 4o contribu-
yen con

[ypz , zpx ] = y[pz , zpx ] = y[pz , z]px = ypx
i
y

[zpy , xpz ] = [z, xpz ]py = x[z, pz ]py = − xpy ,
i
con lo cual, volviendo a la ecuación (7.5), obtenemos

[ℓx , ℓy ] = − (xpy − ypx ) = iℏℓz .
i
Según la definición de las ℓi en la ecuación (7.2), la fórmula anterior sigue
siendo válida si efectuamos una permutación cı́clica de los ı́ndices. Además
es evidente que [ℓi , ℓi ] = 0, de modo que podemos reunir todas las reglas de
conmutación en la siguiente fórmula compacta:

[ℓi , ℓj ] = iℏεijk ℓk , (i, j = 1, 2, 3) . (7.6)

61
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 62 — #70

El momento angular en la mecánica cuántica

Aun cuando las ℓi diferentes no conmutan entre sı́, existe una función de
ℓi que sı́ conmuta con todas ellas. Esta función es el cuadrado de la magnitud
del vector ~ℓ, esto es, ℓ2 = ℓj ℓj . Vamos a verificar esta afirmación usando la
ecuación (7.6):

[ℓi , ℓ2 ] = ℓj [ℓi , ℓj ] + [ℓi , ℓj ]ℓj = iℏεijk ℓj ℓk + iℏεijk ℓk ℓj ,

y como se obtiene que εijk ℓk ℓj =εikj ℓj ℓk =−εijk ℓj ℓk ,

ℓi , ℓ2 = 0 ; (i = 1, 2, 3).
 
(7.7)

Existe una relación entre el operador momento angular y las rotaciones del
sistema de coordenadas. Cualquier rotación finita se puede obtener efectuan-
do una sucesión de rotaciones infinitesimales; debido a esto basta considerar
rotaciones por ángulos infinitamente pequeños. Por ejemplo, si se efectúa
una rotación de los ejes cartesianos en un ángulo ǫ (infinitesimal) alrededor
del eje z, las coordenadas de un punto (x, y, z) cambian a (x′ , y ′ , z ′ ) y la
relación entre ellas es:
x′ = x + ǫy
y ′ = −ǫx + y (7.8)
z ′ = z.
Si tenemos una función Ψ(x, y, z) definida en todo el espacio, el valor de
esta función en el punto (x′ , y ′ , z ′ ), al cual se llega desde (x, y, z) por medio
de la rotación ǫ, es:
∂ ∂
Ψ(x′ , y ′ , z ′ ) = Ψ(x + ǫy, −ǫx + y, z) = Ψ(x, y, z) + ǫ(y − x )Ψ
∂x ∂y
   
iǫ iǫ ~ ~
= 1 − ℓz Ψ(x, y, z) = 1 − k · ℓ Ψ(x, y, z),
ℏ ℏ
y para una rotación infinitesimal alrededor de un eje paralelo al vector uni-
dad û:  
′ ′ ′ iǫ ~
Ψ(x , y , z ) = 1 − û · ℓ Ψ(x, y, z). (7.9)

De esta manera el operador ~ℓ aparece como el generador del cambio en la
función provocado por la rotación infinitesimal.

62
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 63 — #71

El momento angular en la mecánica cuántica

Demostraremos ahora un teorema que vamos a utilizar más adelante: Si


dos operadores conmutan, tienen las mismas eigenfunciones. Demostración:
sean A y B los dos operadores, supongamos que conocemos las eigenfuncio-
nes del primero:
AΨ = λΨ. (7.10)
Por sencillez supongamos que ninguna λ es degenerada, entonces, apli-
cando el operador B a ambos miembros de la expresión anterior, obtenemos

BAΨ = BλΨ = λBΨ;

pero AB = BA, por lo que

A(BΨ) = λ(BΨ). (7.11)

Comparando las ecuaciones (7.10) y (7.11), como λ es única, se desprende


que
BΨ = µΨ,
lo cual demuestra el teorema.
El problema de encontrar la energı́a de una partı́cula en un campo de
fuerzas se reduce, en la mecánica cuántica, a calcular los eigenvalores del
operador hamiltoniano; en otras palabras, al resolver la ecuación diferencial:
 

H ~r, ∇ Ψ = EΨ.
i
En el caso en que el campo de fuerzas es central, este problema se vuelve
más sencillo debido al hecho de que conocemos otros dos operadores, ℓz y ℓ2 ,
que sabemos que conmutan con H, y que además conmutan entre sı́; enton-
ces, usando el teorema del párrafo anterior, podemos dedicarnos a buscar las
funciones de onda Ψ que sean soluciones simultáneas de las tres ecuaciones:

HΨ = EΨ
ℓ2 Ψ = λΨ (7.12)
ℓz Ψ = µΨ,

lo cual es una ventaja pues impone más restricciones sobre Ψ. En el forma-


lismo de Schrödinger, las dos últimas expresiones en (7.12) son ecuaciones

63
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 64 — #72

El momento angular en la mecánica cuántica

diferenciales parciales que al ser resueltas nos proporcionan tanto a Ψλµ


como a λ y a µ. El cálculo explı́cito de Ψλµ lo haremos al final de este
capı́tulo, por ahora presentaremos un método para obtener los eigenvalores
λ y µ empleando exclusivamente las reglas de conmutación dadas por la
ecuación (7.6) y la hermiticidad de ℓi .
Es conveniente definir las siguientes expresiones:

ℓ± ≡ ℓx ± iℓy . (7.13)

Empleando las reglas de conmutación (7.6) encontramos que:

ℓz ℓ± = ℓ± (ℓz ± ℏ) (7.14)

y
ℓ2 = ℓ− ℓ+ + ℓz (ℓz + ℏ) = ℓ+ ℓ− + ℓz (ℓz − ℏ). (7.15)

Deseamos encontrar eigenvalores de ℓ2 y ℓz :

ℓ2 Ψλµ = λΨλµ
(7.16)
ℓz Ψµ = µΨλµ .

Aplicando ℓ± sobre las dos ecuaciones anteriores y usando (7.7) y (7.14)


se obtienen, respectivamente,

ℓ2 (ℓ± Ψλµ ) = λ (ℓ± Ψλµ ) y


(7.17)
ℓz (ℓ± Ψλµ ) = (µ ± ℏ)(ℓ± Ψλµ ).

Es decir, si se conoce una eigenfunción Ψλµ con eigenvalores λ, µ se puede


construir otra eigenfunción, ℓ± Ψλµ , con eigenvalores λ, µ ± ℏ. Una repeti-
ción del mismo procedimiento (n − 1) veces nos lleva a la conclusión de
que ℓn± Ψλµ es también eigenfunción de ℓ2 y ℓz con eigenvalores λ, µ ± nℏ,
respectivamente.
De esta manera, tomando n suficientemente grande, podrı́a acontecer que
el eigenvalor de ℓz llegara a tener un valor absoluto tal que su cuadrado

64
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 65 — #73

El momento angular en la mecánica cuántica

fuera mayor que el eigenvalor de ℓ2 , sin embargo esto no es posible ya que


por la hermiticidad de ℓi
Z Z
∗ ∗
Ψ∗λµ ℓ2x + ℓ2y Ψλµ dτ

{(ℓx Ψλµ ) (ℓx Ψλµ ) + (ℓy Ψλµ ) (ℓy Ψλµ )} dτ =
Z
Ψ∗λµ ℓ2 − ℓ2z Ψλµ dτ

=

= λ − µ2 ,
y como la primera integral es positiva se desprende que µ2 ≤ λ. El único
modo de evitar una contradicción es que exista un eigenvalor de ℓz máximo,
µ1 , y también un eigenvalor de ℓz mı́nimo, µ0 ; como los eigenvalores de
ℓz difieren en unidades de ℏ, la diferencia (µ1 − µ0 ) tiene que ser múltiplo
entero de ℏ:
1 3
µ1 − µ0 = 2jℏ; (j = 0, , 1, , 2, . . . ). (7.18)
2 2
Las eigenfunciones correspondientes a los valores máximo y mı́nimo de µ
deben satisfacer la condición:
ℓ+ Ψλµ1 = 0
(7.19)
ℓ− Ψλµ◦ = 0,

pues si no fuera ası́ existirı́an los eigenvalores µ1 + ℏ, µ0 − ℏ , contrariamente


a la hipótesis. Por otra parte Ψλµ1 y Ψλµ0 también satisfacen la primera
ecuación en (7.16), es decir:

ℓ2 Ψλµ1 = λΨλµ1

ℓ2 Ψλµ0 = λΨλµ0 .

Estas ecuaciones, usando la ecuación (7.15), nos dicen que:

µ1 (µ1 + ℏ) = λ
(7.20)
µ0 (µ0 − ℏ) = λ.

Combinando estos dos últimos resultados obtenemos:


(µ1 + µ0 ) (µ1 − µ0 + ℏ) = 0,

65
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 66 — #74

El momento angular en la mecánica cuántica

y como de acuerdo con (7.18) el segundo factor no puede ser nulo, se deduce
que µ1 = −µ0 , por lo que usando nuevamente (7.18) se desprende que

µ1 = jℏ
µ0 = −jℏ.

Finalmente, usando (7.20) vemos que

λ = j (j + 1) ℏ2 .

En resumen, los eigenvalores de los operadores ℓ2 , ℓz son:

λ = j (j + 1) ℏ2 ; j = 0, 1/2, 1, 3/2, . . . ,
(7.21)
µ = −jℏ, (−j + 1) ℏ, (−j + 2) ℏ, . . . , jℏ ; (2j + 1) valores.

Como veremos enseguida, en los problemas de campos centrales en los


cuales tratamos con el momento angular orbital, los valores semi-enteros
de j no aparecen. La razón por la cual estos valores sı́ aparecieron en la
deducción de la fórmula (7.21) es que las reglas de conmutación (7.6) y la
hermiticidad de los operadores ℓi , que fueron las únicas propiedades que se
usaron, son válidas también para otros momentos angulares; por ejemplo el
espı́n, el cual sı́ puede tener eigenvalores semienteros.
Vamos ahora a determinar las eigenfunciones de ℓ2 y ℓz en el formalismo
de Schrödinger. La ecuación ℓz Ψλµ = µΨλµ escrita en coordenadas esféricas
es:
ℏ ∂
Ψλµ = µΨλµ ,
i ∂φ
cuya solución es:  
iµφ
Ψλµ = Fλµ (r, θ) exp ;

para que Ψλµ sea uniforme µ tiene que ser un múltiplo entero de ℏ, resultando
ası́ lo que habı́amos dicho antes: que no hay j semi-enteras. Por lo tanto las
eigenfunciones ℓz tienen la siguiente forma:

Ψjm = Fjm (r, θ) exp(imΦ); (m = j, . . . , −j; j un entero ≥ 0). (7.22)

66
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 67 — #75

El momento angular en la mecánica cuántica

La ecuación:
ℓ2 Ψλµ = λΨλµ
es de segundo orden y resulta difı́cil de resolver. Para evitar esta complica-
ción aprovecharemos algunos de los resultados de los párrafos anteriores. De
la ecuación (7.17) se ve que podemos escribir:

ℓ± Ψjm = Cj,m±1 Ψj,m±1 . (7.23)

En coordenadas esféricas los operadores ℓ± tienen la forma


 
∂ ∂
ℓ± = ±ℏ exp(±iφ) ± i cot θ , (7.24)
∂θ ∂φ

de modo que introduciendo la Ψjm , dada por (7.22) en la ecuación (7.23),


se encuentra que las variables r, θ son separables:

Fjm (r, θ) = Rj (r) Vjm (θ) ,

donde la función Vjm (θ) satisface a la ecuación

dVjm
− m cot θ Vjm = Cj,m+1 Vj,m+1 . (7.25)

Esta es una ecuación lineal inhomogénea de primer orden cuya solución es el
producto de una solución de la ecuación homogénea por otra función Wjm (θ)
que se determina sustituyendo dicho producto en la ecuación original. La
solución de la ecuación homogénea es (senm θ) de modo que poniendo

Vjm (θ) = senm θ Wjm (θ), (7.26)

y sustituyendo en (7.25), se encuentra que Wjm debe satisfacer a la ecuación

dWjm (α)
= −cj,m+1 Wj,m+1 (α) , (7.27)

donde α ≡ cos θ. La ecuación (7.27) es una fórmula de recurrencia de la cual
deducimos que:

dj+m
Wjm (α) = Njm (−)j+m Wj,−j (α) . (7.28)
dαj+m

67
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 68 — #76

El momento angular en la mecánica cuántica

Lo único que falta por determinar es Wj,−j , la cual se determina por la


segunda de las ecuaciones (7.19), ℓ− Ψj,−j = 0, la cual puede ser escrita
como:
ℓ− exp(−jφ) sen−j θ Wj,−j = 0,
 

lo cual es equivalente a:
d
Wj,−j − 2j cot θ Wj,−j = 0.

Resolviendo esta ecuación se encuentra que:

Wj,−j = sen2j θ = (1 − α2 )j . (7.29)

Finalmente, reuniendo los resultados dados desde (7.22) hasta (7.29), se


encuentra que las eigenfunciones simultáneas de ℓ2 y ℓz en un campo central
son:
dj+m 2 j
Yjm (θ, φ) = Njm (−)j+m exp(imφ) senm θ

1 − α , (7.30)
dαj+m
donde recordamos que α = cos θ, j es un entero ≥ 0, y m = j, j − 1, . . . , −j.
Estas funciones
j se llaman armónicos esféricos. Obviamente el factor D j+m
× 1−α 2 es un polinomio en α de grado (j − m). Cuando m = 0 este
polinomio, normalizado, se llama polinomio de Legendre.
Ante una inversión de los ejes cartesianos ~r → −~r; φ → φ + π; θ → π − θ;
sen θ → sen θ; α → −α, de modo que frente a inversiones

Yjm → (−)j Yjm. (7.31)

68
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 69 — #77

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

En el capı́tulo anterior demostramos que en un campo central existen tres


operadores que conmutan entre sı́ y por lo tanto tienen eigenfunciones co-
munes; estos operadores son: H, ℓ2op , ℓz y las correspondientes ecuaciones de
eigenvalores son*

Hψ = Eψ, ℓ2op ψ = ℓ (ℓ + 1) ℏ2 ψ y ℓz ψ = mℏψ. (8.1)

Las eigenfunciones de los dos últimos operadores ya las determinamos y


sabemos que son

ψ = Rℓ (r) Yℓm (θ, ϕ) , ℓ entero ≥ 0, m = ℓ, ℓ − 1, . . . , −ℓ, (8.2)

donde r, θ, ϕ son las coordenadas esféricas de un punto del espacio.

Vamos a ver qué relación existe entre los operadores H y ℓ2op , para saber
qué restricción adicional sobre ψ impone la primera ecuación (8.1).

*
Nota de los editores. En este capı́tulo se denota con ℓ a los eigenvalores del operador
2
ℓ en vez de con j, como se hizo en el capı́tulo anterior. Para distinguir estos valores del
operador ℓ2 se ha optado por denotar a este último por ℓ2op .

69
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 70 — #78

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

De la definición de ℓi y de las reglas de conmutación de xi y pj :

ℓ2op = ℓi ℓi = ǫijk ǫimn xj pk xm pn = (δjm δkn − δjn δkm ) xj pk xm pn


= (xj pk xj pk − xj pk xk pj )
 
ℏ ℏ
= xj xj pk pk + xj δkj pk − xj pj pk xk + xj pk δkj
i i
ℏ ℏ
= r 2 p2 + 2 xj pj − xj pj xk pk − xj pj δkk
i i

= r 2 p2 − (~r · p~) − (~r · p~)2 ,
i
∴ ℓ2op = r 2 p2 + ℏ2 (~r · ∇) + ℏ2 (~r · ∇) (~r · ∇) . (8.3)

Expresando ~r y ∇ en componentes esféricas se comprueba que



~r · ∇ = r ,
∂r
y como
∂ ∂ ∂2 ∂
r r = r2 2 + r ,
∂r ∂r ∂r ∂r
llegamos a este resultado:
∂2 2ℏ2 ∂ 1 2
p2 = −ℏ2 2
− + 2 lop . (8.4)
∂r r ∂r r
El operador hamiltoniano en un campo central es
~2
p
H= + V (r) ,
2m
y por la ecuación anterior lo podemos escribir
ℏ2 ∂ 2 2ℏ2 ∂ 1 2
H=− − + ℓ + V (r) . (8.5)
2m ∂r 2 2mr ∂r 2mr 2 op
Introduciendo en la primera ecuación (8.1) la ψ dada en la ecuación (8.2)
y teniendo en cuenta la segunda ecuación (8.1), se deduce que R (r) debe
satisfacer a la siguiente ecuación diferencial ordinaria:
d2 R 2 dR ℓ (ℓ + 1) 2m
2
+ − 2
R + 2 [E − V (r)] R = 0. (8.6)
dr r dr r ℏ

70
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 71 — #79

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

El espectro discreto del hamiltoniano serán aquellos valores de E para los


cuales la ecuación (8.6) posea soluciones normalizables.
Para potenciales V (r) que en el punto r = 0 sean analı́ticos, o cuando
más tengan un polo de primer orden, la ecuación (8.6) presenta un punto
singular regular en r = 0, ya que en la vecindad de ese punto la ecuación se
puede escribir ası́:

d2 R dR
r2 + r (p0 + p1 r + · · · ) + (q0 + q1 r + · · · )R = 0,
dr 2 dr
con
p0 ≡ 2, q0 ≡ −ℓ (ℓ + 1) .
Es sabido que en tal caso la solución de la ecuación en la vecindad de r = 0
tiene la forma R (r) = r ρ S (r), siendo ρ una raı́z de la ecuación indicial:

ρ2 + (p0 − 1) ρ + q0 = 0;

en el caso presente las raı́ces son ρ1 = ℓ y ρ2 = −ℓ − 1; si queremos que


la función de onda sea finita en el origen, debemos tomar la primera raı́z.
Obtenemos ası́ el resultado general de que para potenciales de la clase men-
cionada arriba, la solución de la ecuación (8.6) en la vecindad de r = 0 tiene
la forma
R (r) = r ℓ S (r) , (8.7)
siendo S (r) finita en r = 0.
Daremos ahora la solución detallada de la ecuación (8.6) para algunos po-
tenciales importantes. Como primer ejemplo consideramos V (r) = −Ze2 /r,
es decir el movimiento de una partı́cula de carga (−e), en el campo eléctri-
co de otra partı́cula de carga (+Ze) fija en el origen; el sistema es un ión
hidrogenoide. Por el momento analizaremos únicamente el caso en que E es
negativa (órbitas ligadas en la mecánica clásica). En el infinito la solución
de la ecuación (8.6) se aproxima asintóticamente a la solución de la ecuación

d2 R∞ 1
− R∞ = 0,
dρ2 4
con p
2 2m (−E)
ρ≡ r,

71
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 72 — #80

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

la cual es:
R∞ = Ae−ρ/2 + Beρ/2 ; (8.8)
si queremos que la función de onda sea normalizable se requiere que B = 0.
La solución total de la ecuación (8.6) será por lo tanto, de la siguiente forma:

R (ρ) = ρℓ e−ρ/2 S (ρ) , (8.9)

siendo S(ρ) finita en ρ = 0 y con un comportamiento al infinito tal que la


ρ
función R(ρ) se siga comportando como e− 2 al infinito. Sustituyendo (8.9)
en la ecuación (8.6), en la cual se ha hecho previamente el cambio de r → ρ,
se encuentra que S(ρ) debe satisfacer esta ecuación diferencial:

d2 S dS
ρ 2
+ (2ℓ + 2 − ρ) + (λ − ℓ − 1) S = 0, (8.10)
dρ dρ
con
Ze2 m
r
λ≡ . (8.11)
ℏ 2 (−E)
Para resolver la ecuación (8.10) proponemos una serie de potencias de ρ:

X
S (ρ) = aν ρν ; (8.12)
ν=0

sustituyendo en (8.10) se encuentra que los coeficientes deben satisfacer la


relación de recurrencia
ν +ℓ+1−λ
aν+1 = aν . (8.13)
(ν + 1) (ν + 2ℓ + 2)

Supongamos que λ ≥ ℓ + 1, los coeficientes del desarrollo en serie de la


función eαρ (0 < α < 1) satisfacen la relación de recurrencia
α
bν+1 = bν ,
ν+1
de modo que para toda
2ℓα + 2α + λ − ℓ − 1
ν>
1−α

72
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 73 — #81

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

se cumple la desigualdad
aν+1 bν+1
> .
aν bν
Esto significa que para

ρ → ∞, S (ρ) > ceαρ ,


con c una constante, y por lo tanto la función R(ρ) no puede comportarse
como e−ρ/2 al infinito sino que se comportará como eρ/2 , ya que esta es
la única alternativa permitida según la ecuación (8.8). El único modo de
evitar un crecimiento exponencial de S(ρ) es que la serie (8.12) se corte
reduciéndose a un polinomio en ρ de grado nr ; la condición para que esto
suceda es, según (8.13), que λ = nr + ℓ + 1, y en el caso de (8.11) se deduce
que:
mZ 2 e4
E=− .
2ℏ2 (nr + l + 1)2
La fórmula anterior da los eigenvalores negativos del hamiltoniano de un
ión hidrogenoide. Observemos que hay n parejas de números (nr , ℓ) para las
cuales nr + ℓ = n − 1 y todas ellas producen el mismo eigenvalor, de ahı́ que
se pueda escribir con me la masa del electrón
me Z 2 e4
Enℓm = − , (8.14)
2ℏ2 n2
donde n = 1, 2, 3, . . . ; ℓ = 0, 1, 2, . . . , n − 1 y m = ℓ, ℓ − 1, . . . , −ℓ. El grado
de degeneración de cada eigenvalor de H con n fija es:
n−1
X
(2ℓ + 1) = n2 .
ℓ=0

El hecho de que Enℓm sea independiente de m es normal y su explica-


ción es simplemente que el hamiltoniano del sistema es independiente de
la orientación de los ejes de coordenadas. En cambio, el hecho de que para
una n determinada existan n valores diferentes de ℓ que producen el mismo
eigenvalor Enℓm de la energı́a es una caracterı́stica peculiar del potencial
V = −k/r que no se presenta en otros campos centrales; se le llama dege-
neración accidental. El esquema de niveles de energı́a es el mostrado en la
figura 8.1.

73
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 74 — #82

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

"=0 "=1 "=2 "=3 "=4


E=0
n=4
n=3
n=2

E<0

n=1

Figura 8.1. Niveles de energı́a de un ión hidrogenoide.

El factor radial de las eigenfunciones, dado en la ecuación (8.9), una vez


resuelta la recurrencia (8.13) para los coeficientes aν con λ = n, se puede
expresar como:

n−ℓ−1
X (−ρ)ν
Rnℓ (ρ) = N ρℓ e−ρ/2
ν!(n − ℓ − 1 − ν)!(2ℓ + 1 + ν)!
ν=0

donde N es un factor de normalización. La relación de ρ con r es ρ =


(2Z/nr0 )r, siendo r0 = ℏ2 /me e2 el radio de la primera órbita de Bohr para
el hidrógeno.
Como segundo ejemplo consideramos el problema del oscilador armónico
isotrópico en tres dimensiones. La energı́a potencial es V (r) = 21 mω 2 r 2 .
Para valores de r muy grandes, la ecuación radial (8.6) se aproxima en este
caso a:
d2 R∞
− ρ2 R∞ = 0,
dρ2
con r

ρ≡ r, (8.15)

74
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 75 — #83

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

cuya solución tiende asintónicamente hacia


2 2
R∞ ∼
= Ae−ρ /2 + Beρ /2 . (8.16)

Las funciones de onda normalizables deberán comportarse en r → ∞


2
como e−ρ /2 ; además, ya sabemos que en la vecindad de r = 0 se comportan
como r ℓ . Supondremos por lo tanto que:
2 /2
R (ρ) = ρℓ e−ρ S (ρ) , (8.17)

donde S(ρ) es una función finita en ρ = 0 y que para ρ → ∞ debe ser tal que
R(ρ) se comporte como exp −ρ2 /2 . Sustituyendo esta forma asumida de
R en la ecuación (8.6), en la cual previamente se ha hecho el cambio r → ρ,
la ecuación diferencial que resulta para S(ρ) es:

d2 S
 
2ℓ + 2 dS
+ − 2ρ + (λ − 2ℓ − 3) S = 0, (8.18)
dρ ρ dρ
con
2E
λ≡ . (8.19)
ℏω
Como en el problema anterior, proponemos una serie de potencias para
S:

X
S (ρ) = aν ρν .
ν=0
Sustituyendo en (8.18) se encuentra esta relación de recurrencia entre los
coeficientes:
2ν + 2ℓ + 3 − λ
aν+2 = aν .
(ν + 2) (ν + 2ℓ + 3)
Como los ı́ndices de los coeficientes aumentan de dos en dos, existe una so-
lución par y otra solución impar; sin embargo, esta última debe ser desechada
inmediatamente porque con ella la función R(ρ) se comportarı́a como ρℓ+1
en ρ = 0, lo cual está en contradicción con lo que se demostró en la ecua-
ción (8.7). De modo que la solución aceptable sólo contiene potencias de ρ2
y la podemos escribir de la siguiente manera:

X ν
S (ρ) = aν ρ2 (8.20)
ν=0

75
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 76 — #84

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

y la relación de recurrencia es:


4ν + 2ℓ + 3 − λ
aν+1 = aν . (8.21)
(2ν + 2) (2ν + 2ℓ + 3)

Si suponemos λ ≥ 2ℓ + 3, el cociente (aν+1 )/aν , para toda

4αℓ + 6α + λ − 2ℓ − 3
ν> ,
4 − 4α
2
es mayor que el correspondiente cociente (bν+1 )/bν en el desarrollo de eαρ
en serie de potencias de ρ2 (0 < α < 1). Esto quiere decir que para ρ → ∞
se tiene:
2
S (ρ) > ceαρ ,
donde c es una constante, y por lo tanto R(ρ) se comportará asintónicamente
2
como eρ /2 de acuerdo con (8.16). Para evitar esta divergencia es necesario
que la serie (8.20) se corte en un término dado, reduciéndose a un polinomio.
La condición para que la serie se reduzca a un polinomio en ρ2 de grado nr
es que en (8.21) λ = 4nr + 2ℓ + 3; sustituyendo aquı́ el valor de λ dado
en (8.19) se encuentra que:
 
3
E = ℏω 2nr + ℓ + .
2

Estos son los eigenvalores del hamiltoniano del oscilador armónico isotró-
pico en tres dimensiones.
Es de notarse que existen n/2+1 (si n par) o (n+1)/2 (si n impar) parejas
de números (2nr , ℓ) tales que 2nr + ℓ = n y todos ellos producen el mismo
eigenvalor E; se puede por lo tanto escribir la fórmula de los eigenvalores
ası́:  
3
Enℓm = ℏω n + , (8.22)
2
con n = 0, 1, 2, 3, . . . ; ℓ = n, n − 2, n − 4, . . . , 1 o 0 y m = ℓ, ℓ − 1, . . . , −ℓ. El
grado de degeneración del eigenvalor de H con n fija es
X 1
(2ℓ + 1) = (n + 1) (n + 2) .
2
ℓ=n,n−2,···

76
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 77 — #85

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

"=0 "=1 "=2 "=3 "=4 "=5 "=6


n=6

n=5

n=4
E>0
n=3

n=2

n=1

n=0

E=0

Figura 8.2. Niveles de energı́a del oscilador armónico isotrópico en tres


dimensiones.

En este problema también aparece una degeneración accidental ya que


existen diferentes valores de ℓ que producen el mismo eigenvalor Enℓm . Estos
niveles de energı́a se muestran en la figura 8.2.

A continuación vamos a resolver el mismo problema del oscilador armóni-


co isotrópico por un procedimiento diferente al empleado en los párrafos
anteriores, el cual consistió en buscar las eigenfunciones simultáneas de los
operadores H, ℓ2op y ℓz . Ahora bien, estos tres operadores,

1 m 2 2
Hx = px + ω x ;
2m 2
1 2 m 2 2
Hy = p + ω y ; (8.23)
2m y 2
1 2 m 2 2
Hz = p + ω z ,
2m z 2

77
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 78 — #86

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

obviamente conmutan entre sı́, y el hamiltoniano del oscilador armónico


tridimensional es simplemente la suma de ellos:

Hosc = Hx + Hy + Hz . (8.24)

de modo que toda eigenfunción simultánea φ (x, y, z) de los tres operado-


res (8.23) con eigenvalores Ex , Ey , Ez , será también eigenfunción del hamil-
toniano del oscilador armónico isotrópico con eigenvalor E = Ex + Ey + Ez .
Como los tres operadores (8.23) tienen la misma estructura, basta encontrar
las eigenfunciones y los eigenvalores de uno de ellos; escogeremos el primero.
Definiremos estos dos operadores:
r
† mω 1
a ≡ x − i√ px y
2ℏ 2mℏω
r (8.25)
mω 1
a= x + i√ px .
2ℏ 2mℏω

Recordando que x y px son hermitianos, se deduce que a y a† poseen la


propiedad Z Z

(aφ) ψ dx = φ∗ a† ψ dx. (8.26)

Usando las reglas de conmutación de los operadores x y px (capı́tulo 6)


se encuentra que:
1 1
aa† = Hx + y
ℏω 2
(8.27)
† 1 1
a a= Hx − .
ℏω 2
Multiplicando la primera a la izquierda por a† y reemplazando el factor
a† apor el valor dado en la segunda ecuación (8.27), se obtiene la identidad

Hx a† = a† (Hx + ℏω) . (8.28)

Análogamente, multiplicando la segunda a la izquierda por a y usando la


primera ecuación (8.27), se obtiene

Hx a = a (Hx − ℏω) . (8.29)

78
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 79 — #87

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

Supongamos ahora que conocemos una eigenfunción ψν del operador Hx


asociada al eigenvalor Eν : Hx ψν = Eν ψν . De las identidades (8.28) y (8.29)
se deduce entonces que:
   
Hx a† ψν = (Eν + ℏω) a† ψν y
(8.30)
Hx (aψν ) = (Eν − ℏω) (aψν ) ,

y por aplicación repetida de las mismas identidades se llega a la conclusión


de que:    
Hx a†k ψν = (Eν + kℏω) a†k ψν ,
    (8.31)
Hx ak ψν = (Eν − kℏω) ak ψν ,

donde k es un número entero positivo arbitrario. De esta manera, a partir


de una eigenfunción de Hx , se pueden generar una infinidad de nuevas ei-
genfunciones de Hx cuyos eigenvalores difieren en múltiplos enteros de ℏω.
De la segunda ecuación (8.31) parece que podrı́a llegar a obtenerse un eigen-
valor de Hx negativo, sin embargo vamos a demostrar que esto no sucede.
Usando (8.26) y (8.27) se obtiene:
Z Z

(aψν ) (aψν ) dx = ψν∗ a† aψν dx
 
1 1
Z
= ψν∗ Hx − ψν dx
ℏω 2
Eν 1
= − ; (8.32)
ℏω 2
como la primera integral es positiva, se deduce que Eν ≥ 1/2ℏω. Debe existir,
por lo tanto, una eigenfunción ψ0 que tenga el eigenvalor mı́nimo E0 . Esta
ψ0 debe poseer la propiedad
aψ0 = 0, (8.33)
pues si no fuera ası́ entonces existirı́a el eigenvalor (E0 − ℏω) contrariamente
a la hipótesis. Sustituyendo (8.33) en (8.32) se deduce que:

1
E0 = ℏω.
2

79
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 80 — #88

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

En conclusión, los eigenvalores y las eigenfunciones de Hx son:


 
1
Ex = ℏω nx + ; nx = 0, 1, 2, . . . (8.34)
2
 nx
ψnx = Cnx a† ψ0 . (8.35)

Para encontrar la forma explı́cita de las eigenfunciones daremos a los ope-


radores a y a† su representación como operadores diferenciales en el forma-
lismo de Schrödinger. De (8.25), recordando que px = (ℏ/i)∂/∂x, se obtiene
que:  
1 ∂
a= √ σ+ ,
2 ∂σ
 
† 1 ∂
a =√ σ− , (8.36)
2 ∂σ
r

con σ ≡ x.

La ecuación (8.33) equivale a (σ + ∂/∂σ) ψ0 = 0 y su solución es:
1 2
ψ0 = e− 2 σ . (8.37)

Para calcular ψn es conveniente partir de la primera ecuación (8.30); de


ahı́ se deduce que a† ψn = Cn ψn+1 , o sea

∂ψn
− σψn = −Cn ψn+1 .
∂σ
La solución de esta ecuación lineal inhomogénea es:
1 2
ψn (σ) = e 2 σ Vn (σ) (8.38)

donde exp(σ 2 /2) es la solución de la ecuación homogénea, y Vn se deter-


mina sustituyendo en la ecuación original. Ası́ se encuentra que Vn debe
satisfacer a:
dVn
= −Cn Vn+1 .

80
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 81 — #89

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

n=0 n=1 n=2 n=3


nx |ny |nz nx |ny |nz nx |ny |nz nx |ny |nz
3 0 0
2 1 0
2 0 0 2 0 1
1 1 0 1 2 0
1 0 0
1 0 1 1 1 1
0 0 0 0 1 0
0 1 1 1 0 2
0 0 1
0 0 2 0 3 0
Grado de
0 2 0 0 2 1
degene- Grado de
0 1 2
ración=1 degene-
Grado de 0 0 3
ración=3
degene-
ración=6 Grado de
degene-
ración=10

Cuadro 8.1. Degeneración en los potenciales centrales.

Esta es una relación de recurrencia que nos permite expresar todas la Vn


en función de una sola:
dn V0
Vn = (−)n An n . (8.39)

Únicamente falta conocer V0 , pero de (8.37) y (8.38) se desprende inme-
2
diatamente que V0 = e−σ . Llegamos ası́ al resultado final:
1 2 dn −σ2 1 2
ψn (σ) = e 2 σ (−)n An n
e = An e− 2 σ Hn (σ) , (8.40)

donde
2 dn −σ2
Hn (σ) ≡ (−1)n eσ e . (8.41)
dσ n

81
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 82 — #90

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

Hn (σ) es un polinomio en σ de grado n, llamado polinomio de Hermite.


Los eigenvalores del hamiltoniano del oscilador armónico tridimensional
serán: E = Ex + Ey + Ez , es decir:
 
3
E = ℏω nx + ny + nz + ; nx , ny , nz = 0, 1, 2, . . . (8.42)
2
y las eigenfunciones correspondientes serán:
φnx ny nz (x, y, z)
r  r  r 
− 21 ρ2 mω mω mω
= Anx ny nz e H nx x H ny y H nz z ,
ℏ ℏ ℏ
(8.43)
con ρ definida en la ecuación (8.15). El diagrama de niveles de energı́a resulta
el mismo que está en la figura (8.2). El grado de degeneración del eigenvalor
ℏω (n + 3/2) es, como antes 1/2 (n + 1) (n + 2) que es igual al número de di-
ferentes ternas ordenadas de números mayores o iguales a cero que sumados
dan n. Verificaremos esto en los casos más bajos.
Cuando un operador H tiene un eigenvalor ∈ degenerado, las eigenfun-
ciones asociadas a ese eigenvalor no están unı́vocamente determinadas; si
Hψ1 = Eψ1 y Hψ2 = Eψ2 , entonces H (C1 ψ1 + C2 ψ2 ) = E (C1 ψ1 + C2 ψ2 );
es decir, cualquier combinación lineal de ψ1 y ψ2 es también eigenfunción de
H con eigenvalor E. Debido a esta propiedad, en el problema del oscilador
armónico, las eigenfunciones de H, ℓ2op , ℓz correspondientes a un eigenvalor
ℏω (n + 3/2) del hamiltoniano no serán en general idénticas, una por una,
a las eigenfunciones de Hx , Hy , Hz correspondientes al mismo eigenvalor
ℏω (n + 3/2) del hamiltoniano. Lo que sı́ podemos afirmar con seguridad es
que cada eigenfunción de uno de los conjuntos se puede expresar como una
combinación lineal de las eigenfunciones del otro conjunto. Por ejemplo, para
n = 1 las eigenfunciones de H, ℓ2op , ℓz , obtenidas usando las fórmulas de este
capı́tulo y la expresión para Yℓ,m (θ, ϕ) del capı́tulo anterior, son, excepto
por constantes de normalización:
1 2
ψ111 ∼ e− 2 ρ (x + iy) ,
1 2
ψ110 ∼ e− 2 ρ z y (8.44)
− 21 ρ2
ψ11−1 ∼ e (x − iy) ;

82
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 83 — #91

La ecuación de Schrödinger para potenciales centrales

las eigenfunciones de Hx , Hy , Hz obtenidas a partir de (8.43) son:


1 2
φ100 ∼ e− 2 ρ x,
1 2
φ010 ∼ e− 2 ρ y y (8.45)
− 12 ρ2
φ001 ∼ e z.

Se ve fácilmente, por ejemplo, que las primeras se pueden expresar como


combinación lineal de las segundas:

ψ111 = A1 φ100 + A2 φ010 + 0φ001 ,


ψ110 = 0φ100 + 0φ010 + φ001 y . (8.46)
ψ111 = C1 φ100 + C2 φ010 + 0φ001

La importancia de este resultado se verá en el capı́tulo 10.

83
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 84 — #92
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 85 — #93

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

Hasta ahora hemos aplicado la mecánica cuántica a sistemas dinámicos


que consisten de una sola partı́cula en un campo de fuerzas. En este capı́tulo
calcularemos el espectro de niveles de energı́a de dos sistemas dinámicos más
complicados: el cuerpo rı́gido y un medio continuo de extensión finita.
Empezaremos por discutir el movimiento rotacional de un cuerpo rı́gido
con dos momentos de inercia principales iguales y sobre el cual no actúan
fuerzas externas (trompo simétrico libre). Este problema es de importancia
en la espectroscopı́a molecular. En la mecánica clásica, el movimiento de
un cuerpo rı́gido se estudia fijando un sistema de ejes cartesianos sobre el
cuerpo (ejes intrı́nsecos) y describiendo cómo varı́a la orientación de esos
ejes intrı́nsecos en el transcurso del tiempo, de acuerdo con las leyes de
la mecánica. Un modo conveniente de especificar la orientación de los ejes
intrı́nsecos es por medio de los tres ángulos de Euler (φ, θ, χ) indicados en
la figura 9.1.
Es sabido que en la mecánica clásica la energı́a cinética del trompo simétri-
co, la cual coincide con la energı́a total en el caso del movimiento libre de
fuerzas, está dada por la siguiente expresión (D.E. Rutherford: Classical
Mechanics; Interscience, N.Y., pag. 152):

1 2 1 1  2
T = I1 θ̇ + I1 sen2 θ φ̇2 + I3 χ̇ + cos θ φ̇ , (9.1)
2 2 2

o bien
1
T = gµν q̇ µ q̇ ν , (9.2)
2

85
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 86 — #94

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

Figura 9.1. Sistema de ejes intrı́nseco

donde q 1 ≡ θ, q 2 ≡ φ, q 3 ≡ χ, y
 
I1 0 0
 
kgµν k =  0 I1 sen2 θ + I3 cos2 θ I3 cos θ (9.3)
 

 
0 I3 cos θ I3 .

El determinante de la matriz anterior tiene el valor

g ≡ Det kgµν k = I12 I3 sen2 θ. (9.4)

Reemplazando en la ecuación (9.1) las derivadas con respecto al tiempo


por sus correspondientes expresiones en función de los momentos canónicos

∂T
Pµ ≡ ,
∂ q̇ µ

obtenemos el hamiltoniano del trompo simétrico libre:

1 2 (Pφ − Pχ cos θ)2 1 2


H= P + + P , (9.5)
2I1 θ 2I1 sen2 θ 2I3 χ

86
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 87 — #95

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

o bien
1
H = gµν Pµ Pν , (9.6)
2
con
 1 
0 0
 I1 
kgµν k =  0 1
− I1cos θ (9.7)
 
I1 sen2 θ sen2 θ

 
cos2 θ
0 − I1cos θ
sen2 θ
1
I3 + I1 sen2 θ
.


Podemos verificar por multiplicación directa que gµν gνµ = δµµ , es decir

las matrices dadas por las ecuaciones (9.3) y (9.7) son recı́procas una de la
otra. Esto nos permite considerar a gµν como un tensor métrico.
Para averiguar qué operador debemos asignar al hamiltoniano dado por
la ecuación (9.5) en la mecánica cuántica recurriremos a una analogı́a con un
problema que ya resolvimos. Supongamos que tenemos el hamiltoniano de
una partı́cula libre en un campo central expresado en coordenadas esféricas

1 2 1 1
H= Pr + Pθ2 + P 2, (9.8)
2m 2mr 2 2mr sen2 θ φ
2

y nos preguntamos qué operador le corresponde en la mecánica cuántica. La


respuesta es que, en vista de que H = (P~ · P~ )/2m y como sabemos que en el
sistema de coordenadas cartesianas el operador asignado a P~ · P~ es (−ℏ2 ∇2 ),
entonces el operador asignado a la ecuación (9.8) será (−ℏ2 ∇2 /2m), con el
laplaciano expresado en coordenadas esféricas. Si revisamos las fórmulas del
capı́tulo anterior vemos que efectivamente se llega al resultado correcto por
este procedimiento. Este mismo será el criterio que adoptaremos para asignar
un operador al hamiltoniano dado por la ecuación (9.5). La ecuación (9.6)
nos dice que H = (P~ · P~ )/2, por lo que en forma análoga al caso anterior, en
el sistema de coordenadas (θ, φ, χ), el operador asignado a H es (−ℏ2 ∇2 /2),
con el laplaciano transformado a estas nuevas coordenadas.
La expresión del laplaciano en coordenadas generalizadas es:
 
2 1 ∂ √ µν ∂
∇ =√ gg . (9.9)
g ∂q µ ∂q ν

87
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 88 — #96

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

Tomando g y gµν de las ecuaciones (9.4) y (9.7) se deduce esta expresión


para el operador hamiltoniano del trompo simétrico libre:

ℏ2 ∂2

1 ∂ ∂ 1
H = − sen θ +
2 I1 sen θ ∂θ ∂θ I1 sen2 θ ∂φ2

cos2 θ
  2
1 ∂
+ +
I3 I1 sen θ ∂χ2
2

2 cos θ ∂ 2

− . (9.10)
I1 sen2 θ ∂φ∂χ

Una justificación adicional para este operador es que si en la ecuación

(H − E) exp(iS/ℏ) = 0

efectuamos las derivadas correspondientes a H y despreciamos los términos


que tengan ℏ por coeficiente, la parte que queda es la ecuación de Hamilton-
Jacobi para el hamiltoniano dado por la ecuación (9.5):
 2  2  2
1 ∂S 1 ∂S ∂S 1 ∂S
+ − cos θ + = E,
2I1 ∂θ 2I1 sen2 θ ∂φ ∂χ 2I3 ∂χ

lo cual está en concordancia con la discusión efectuada al final del capı́tulo 3.


En el problema clásico tenemos además del Hamiltoniano otras dos cons-
tantes del movimiento: Pφ y Pχ , esto se ve inmediatamente en la ecua-
ción (9.5) ya que φ y χ son coordenadas ignorables. Fı́sicamente estas cons-
tantes representan la componente del momento angular del cuerpo a lo largo
del eje z espacial y del eje 3 intrı́nseco, respectivamente. Es de esperarse que
en el problema cuántico los operadores asignados a Pφ y Pχ conmuten con
el Hamiltoniano. Vamos a verificar que efectivamente sucede ası́. Por ser φ
y χ los ángulos azimutales asociados a las rotaciones alrededor del eje z y
del eje 3 respectivamente, los operadores correspondientes son:

ℏ ∂
Pφ → i ∂φ
(9.11)
ℏ ∂
Pχ → i ∂χ .

88
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 89 — #97

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

A simple vista se puede verificar que estos operadores conmutan con el


hamiltoniano dado en la ecuación (9.10) por el hecho de que las variables in-
dependientes φ y χ no figuran en dicha ecuación; además, los dos operadores
en la ecuación (9.11) conmutan entre sı́ pues
∂2 ∂2
= .
∂φ∂χ ∂χ∂φ
Por consiguiente, podemos buscar funciones de onda ψ(θ, φ, χ) que sean
eigenfunciones simultáneas de los operadores H, Pφ y Pχ , los cuales satisfa-
cen:
Hψ = Eψ
Pφ ψ = M ℏψ (9.12)
Pχ ψ = Kℏψ.
Las dos últimas ecuaciones se resuelven fácilmente, encontrándose que:
ψ (θ, φ, χ) = S (θ) ei(M φ+Kχ); (9.13)

para que la función de onda sea uniforme, M y K deben ser números enteros:

M, K = 0, ±1, ±2, . . . (9.14)


Sustituyendo ahora (9.13) en la primera de las ecuaciones (9.10) se en-
cuentra la siguiente ecuación diferencial ordinaria para S (θ):

1 d dS (M − K cos θ)2
sen θ − S + λS = 0, (9.15)
sen θ dθ ∂θ sen2 θ
donde
2I1 I1
λ= 2
E − K 2. (9.16)
ℏ I3
Introduciendo la nueva variable independiente
1
t= (1 − cos θ) , (9.17)
2
la ecuación diferencial (9.15) se transforma en

d dS (M − K + 2Kt)2
t (1 − t) − S + λS = 0. (9.18)
dt dt 4t (1 − t)

89
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 90 — #98

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

El intervalo de interés fı́sico es 0 ≤ θ ≤ π, o sea 0 ≤ t ≤ 1. En ese intervalo


la ecuación (9.18) tiene puntos singulares en t = 0 y en t = 1. Por ejemplo,
en la vecindad de t = 0 la ecuación se puede escribir como:

d2 S dS
t2 2
+ t (P◦ + P1 t + . . . ) − (q0 + q1 t + . . . ) S = 0,
dt dt
con P0 = 1 y q0 = −(M − K)2 /4. La solución en la vecindad de t = 0
tiene la forma S(t) = tρ U0 (t) donde ρ es una raı́z de la ecuación indicial
ρ2 + (P0 − 1) ρ + q0 = 0. En este caso las raı́ces son ρ = ±(M − K)/2, y para
que la función de onda sea finita se toma aquella de las dos que satisfaga
ρ ≥ 0, de modo que en la vecindad de t = 0 la solución es:

S(t) = t|M −K|/2 U0 (t).

Cambiando t por (1 − t) en (9.18) y efectuando un análisis semejante se


encuentra que en la vecindad de t = 1 la solución aceptable es:

S(t) = (1 − t)|M +K|/2 U1 (t).

La solución en todo el intervalo 0 ≤ t ≤ 1 será entonces:

S(t) = t|M −K|/2 (1 − t)|M +K|/2 U (t), (9.19)

siendo U (t) finita en t = 0 y en t = 1. Sustituyendo (9.19) en (9.18) queda


la siguiente ecuación diferencial para determinar a U (t):

d2 U dU
t(1 − t) + (|K − M | + 1 − [2n + 2] t) + ǫU = 0, (9.20)
dt2 dt
con
1
n ≡ 2 |K + M | + 21 |K − M | y
(9.21)
ǫ ≡ λ + K 2 − n (n + 1) .
La ecuación (9.20) la podemos resolver por el método de las series de
potencias:

X
U (t) = ar tr . (9.22)
r=0

90
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 91 — #99

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

J=5

J=4

J=3

J=2
J=0 J=1
k -5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5

Figura 9.2. Esquema de niveles de energı́a del cuerpo rı́gido en el caso I1 = 2I3 .

Sustituyendo la ecuación (9.22) en la ecuación (9.20) se encuentra la si-


guiente relación de recurrencia entre los coeficientes:

ν(ν − 1) + (2n + 2)ν − ǫ


aν+1 = aν . (9.23)
(ν + 1)(ν + |K − M | + 1)

Por un procedimiento parecido al empleado en el capı́tulo anterior se


demuestra que existe una ν determinada, a partir de la cual todos los coe-
ficientes aν son, con un factor multiplicativo adecuado, mayores que los
correspondientes coeficientes del desarrollo (1 − t)−α con 0 < α < |M + K|;
de modo que S(t) se comporta como (1 − t)−|M +K|/2 en la vecindad de t = 1
(o como ln(1 − t) si |M + K| = 0).
El único modo de evitar que S sea infinita en t = 1 es que la serie dada
por la ecuación (9.22) se corte en un punto reduciéndose a un polinomio en t
de grado nθ . La condición para que esto ocurra es, según la ecuación (9.23),
que
ǫ = nθ (nθ − 1) + (2n + 2) nθ . (9.24)

91
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 92 — #100

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

Definiendo
1 1
J ≡ nθ + |K + M | + |K − M |, (9.25)
2 2
e introduciendo en la ecuación (9.24) los valores de n y ǫ se llega a la siguiente
fórmula para los eigenvalores del hamiltoniano del trompo simétrico libre:
ℏ2
   
I1 2
EJM K = J (J + 1) + −1 K . (9.26)
2I1 I3
Como J es el máximo de los dos valores, nθ + |K| o nθ + |M |, y nθ ≥ 0
se deduce que para una J determinada tanto M como K pueden tomar los
valores
M = J, J − 1, . . . , −J; K = J, J − 1, . . . , −J.
Como EJM K no depende de M , cada eigenvalor está degenerado 2J + 1
veces; además, como K entra en la fórmula sólo como K 2 , los eigenvalores
con K 6= 0 tienen una degeneración adicional de dos. Las funciones de onda
se pueden construir con ayuda de las ecuaciones (9.19), (9.22) y (9.23).

La cuerda vibrante

Veremos ahora cómo se puede analizar el problema de la cuerda vibrante


desde el punto de vista de la mecánica cuántica. Supondremos que la cuerda
en estado de reposo se extiende a lo largo del eje X, que está fija en los
puntos x = 0 y x = L y que la única fuerza que actúa es la tensión de la
cuerda.
En la mecánica clásica el movimiento se describe indicando la forma que
tiene la cuerda en cada instante de tiempo, es decir dando una función y(x, t)
la cual debe satisfacer a las ecuaciones dinámicas apropiadas al caso. Como
y(x, t) por lo que respecta a x es continua, finita y se anula en x = 0 y en
x = L, se puede desarrollar en serie de Fourier en el intervalo 0 ≤ x ≤ L:

X  sπx 
y(x, t) = qs (t) sen , (9.27)
L
s=1

y los coeficientes del desarrollo variarán en el transcurso del tiempo. Podemos


considerar a las qs con s = 1, 2, 3, . . . como coordenadas generalizadas ya que

92
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 93 — #101

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

el conocimiento de ellas especifica completamente la evolución del sistema.


Veamos cuál es el hamiltoniano asociado con estas coordenadas.
La energı́a cinética de la cuerda es evidentemente:
Z L  2
1 ∂y
T = µ dx
0 2 ∂t
donde µ es la masa por unidad de longitud. Introduciendo aquı́ el valor de
(∂y/∂t) calculado a partir de la ecuación (9.27), y teniendo en cuenta que
Z L Z L
sπx s′ πx sπx s′ πx L
sen sen dx = cos cos dx = δss′ , (9.28)
0 L L 0 L L 2
obtenemos

1 X
T = µL q̇s2 (t). (9.29)
4
s=1
(En todos los cálculos suponemos que es válido el intercambio de las
RL
operaciones ∞
P
s=1 con 0 y también con ∂/∂t, o ∂/∂x). La energı́a potencial
de la cuerda es la suma de los trabajos efectuados por la fuerza de tensión F ,
supuesta constante, para deformar cada segmento infinitesimal de la cuerda
desde una longitud dx a otra longitud ds:
s 
Z L Z L  2 Z L  2
∂y 1 ∂y
V = F (ds−dx) = F  1+ − 1 dx = F dx,
0 0 ∂x 0 2 ∂x
(9.30)
donde se ha hecho la aproximación usual de considerar que en cualquier
punto de la cuerda la tangente forma un ángulo pequeño con el eje X.
Sustituyendo en la ecuación (9.30) el valor de ∂y/∂x calculado a partir de la
ecuación (9.27), y teniendo en cuenta la ecuación (9.28), se encuentra que:

π2F X 2 2
V = s qs (t). (9.31)
4L
s=1

El lagragiano de la cuerda es entonces:


∞ 
F π 2 s2 2

1X
L= µLq̇s2 − qs .
4 L
s=1

93
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 94 — #102

El cuerpo rı́gido y la cuerda vibrante

El momento canónico Ps conjugado a la coordenada qs es por definición


Ps = ∂L/∂ q̇s = µLq̇s /2, de modo que el hamiltoniano de la cuerda es:
∞ 
1 2 F π 2 s2 2
X 
H= P + q . (9.32)
s=1
µL s 4L s
Nótese que el hamiltoniano resulta igual al hamiltoniano de un número
infinito de osciladores armónicos lineales independientes de masa m = µL/2
y frecuencias ωs : s
π F
ωs ≡ s , (9.33)
L µ
donde s = 1, 2, 3, . . . .
Para estudiar el problema desde el punto de vista de la mecánica cuántica
reemplazaremos el hamiltoniano por un operador y calcularemos los eigen-
valores de este operador. La ecuación de Schrödinger correspondiente es:
∞ 
ℏ2 ∂ 2 F π 2 s2 2
X 
− + q Ψ(q1 , q2, . . . ) = EΨ(q1 , q2, . . . ). (9.34)
s=1
µL ∂qs2 4L s

La ecuación (9.34) se puede separar en un número infinito de nuevas


ecuaciones, una para cada ı́ndice s, las cuales son del tipo de la ecuación del
oscilador armónico en una dimensión. Este tipo de ecuación la resolvimos
en el capı́tulo anterior, de modo que podemos escribir inmediatamente la
solución de la ecuación (9.34):

! ∞ r !
X µLωs′ 2 Y µLωs
Ψ (q1 , q2 . . . ) = exp − q′ Ans Hns qs . (9.35)
2ℏ s 2ℏ
s =1
′ s=1

Los eingenvalores respectivos son:


∞   ∞
X 1 X
En1 ,n2 ... = ns + ℏωs = ns ℏωs + ∞, (9.36)
s=1
2 s=1

donde ns = 0, 1, 2, 3 . . . . La constante aditiva infinita proviene de sumar la


energı́a del punto cero de cada uno de los osciladores y se puede suprimir,
ya que el origen de la escala de la energı́a es arbitrario. Sin embargo, cabe
mencionar que el estudio de las caracterı́sticas del vacı́o de sistemas cuánticos
es un tema de gran interés en la fı́sica contemporánea.

94
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 95 — #103

10

Teorı́a de perturbaciones

Frecuentemente ocurre en mecánica cuántica que el problema de encontrar


los eigenvalores de un operador hermitiano es demasiado complicado y no
se puede llegar a obtener una solución exacta. Sin embargo, en algunas
ocasiones el operador en cuestión H se puede escribir como la suma de dos
términos:
H = H (0) + λH (1) , (10.1)
donde los eigenvalores y las eigenfunciones del primer operador H (0) son
conocidos; hay razones para suponer que el segundo operador H (1) modifica
sólo muy levemente las propiedades de H (0) , por tal razón recibe el nombre
de perturbación. En tales casos existe un método aproximado de calcular los
eigenvalores y las eigenfunciones de H.
Vamos a presentar este método. Por comodidad supondremos que el es-
pectro de H (0) y el de H son totalmente discretos con eigenfunciones norma-
lizables. Empezaremos por analizar el caso en que H (0) no tiene eigenvalores
degenerados.
(0) (0)
Sean Ek , ψk y Ek , ψk , los eigenvalores y las eigenfuciones de H (0) y de
H respectivamente. Supondremos que es posible escribir:
(0) (1) (2)
Ek = Ek + λEk + λ2 Ek + . . . , (10.2)
(0) (1) (2)
ψk = ψk + λψk + λ2 ψk + . . . , (10.3)

donde λ es un parámetro continuo que va a tomar cualquier valor en el


intervalo 0 ≤ λ ≤ 1. El método dará buenos resultados cuando las se-
ries (10.2) y (10.3) converjan rápidamente en ese intervalo; es decir, cuando
(0) (1) (2) (0) (1) (2)
Ek ≫ Ek ≫ Ek ≫ . . . y ψk ≫ ψk ≫ ψk ≫ . . . para toda x. Por la

95
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 96 — #104

Teorı́a de perturbaciones

propiedad de completez de las eigenfunciones de H (0) , la ecuación (10.3) se


transforma en
(0)
X X
(0)
ψk = ψk + λ akm ψm + λ2 bkm ψm(0)
+ .... (10.4)
m m

Sustituyendo (10.1), (10.2) y (10.4) en la ecuación de eigenvalores Hψk =


(0) (0) (0)
Ek ψk , y teniendo en cuenta que H (0) ψk = Ek ψk , se obtiene, agrupando
los coeficientes de las mismas potencias de λ:
(0) (0) (1) (0)
X X
H (1) ψk + akm Em(0) (0)
ψm = Ek akm ψm(0)
+ Ek ψk y (10.5)
m m
(0)
X X X
akm H (1) ψm
(0)
+ (0) (0)
bkm Em ψm = Ek (0)
bkm ψm
m m m
(1) (2) (0)
X
(0)
+ Ek akm ψm + Ek ψk .
m
(10.6)
(0)
El producto escalar de (10.5) con ψk da, debido a la ortonormalidad de
(0)
las ψs ,
(1) (1)
Ek = Hkk , (10.7)
donde por definición
Z
(1) (0)∗ (1) (0)
Hmk ≡ ψm H ψk dτ. (10.8)

(1)
Las integrales Hmk se llaman elementos de matriz del operador H (1) y
debido a la hermiticidad de H (1) tienen la siguiente propiedad:
(1) (1)∗
Hmk = Hkm . (10.9)
(0)
El producto escalar de (10.5) con ψn (n 6= k) da:
(1) (0)
Hnk + akn En(0) = Ek akn

y por lo tanto
(1)
Hmk
akm = (0) (0)
(k 6= m) . (10.10)
Ek − Em

96
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 97 — #105

Teorı́a de perturbaciones

El coeficiente akk se determina normalizando a ψk ; si despreciamos los


términos de orden λ2 o mayor, entonces akk = 0 y la ψk normalizada es:
(1)
(0)
X Hmk (0)
ψk = ψk + λ (0) (0)
ψm . (10.11)
m6=k Ek − Em

(0)∗
Ahora, multiplicando (10.6) por ψk , integrando y recordando la ecua-
ción (10.7) se obtiene
(1) (2)
X
akm Hkm = Ek ,
m6=k

y usando (10.9) y (10.10):

(1) 2

(2)
X H (1) H (1) X Hmk
mk km
Ek = (0) (0)
= (0) (0)
. (10.12)
m6=k Ek − Em m6=k Ek − Em

(0)
Finalmente, tomando el producto escalar de (10.6) con ψn (n 6= k) se
obtiene:
(1) (1) (1) (1)
X Hmn Hnk E Hmk
bkm = − k  . (10.13)
(0) 2
 
(0) (0) (0) (0) (0)
n6=k Ek − En Ek − Em Ek − Em

El coeficiente bkk se determina normalizando ψk a la unidad. Las fórmu-


las (10.7), (10.11), (10.12) y (10.13) dan la solución del problema hasta
términos del orden λ2 para el caso no degenerado.
Como aplicación de la teorı́a vamos a calcular los eigenvalores y las eigen-
funciones del operador
1 2 1
H= p + mω 2 x2 + αx, (10.14)
2m x 2
el cual se puede considerar como el hamiltoniano de un oscilador armónico
perturbado por una fuerza constante. Los términos H (0) y H (1) serán:
1 2 1
H (0) = p + mω 2 x2 y H (1) = αx. (10.15)
2m x 2

97
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 98 — #106

Teorı́a de perturbaciones

Los eigenvalores y las eigenfunciones de H (0) se calcularon en el capı́tu-


lo 8 y vamos a tomar de ahı́ los resultados correspondientes. Para calcular
los elementos de matriz de H (1) emplearemos este procedimiento: de las
ecuaciones (8.30) del capı́tulo 8 se desprende que:

a† ψn = bn ψn+1 ; aψn = cn ψn−1 ,

y como las ψ deben estar normalizadas, con ayuda de (8.26) y (8.27) del
capı́tulo 8 se deduce que:
Z  ∗   Z  ∗
2 † †
|bn | = a ψn a ψn dx = aa† ψn ψn dx
Z   ∗
1 1
= Hx + ψn ψn dx = n + 1;
ℏω 2
Z Z
2 ∗
|cn | = (aψn ) (aψn ) dx = ψn∗ a† aψn dx
 
1 1
Z

= ψn Hx − ψn dx = n.
ℏω 2
Por lo tanto, tomando el signo positivo para las raı́ces cuadradas, se ob-
tienen los resultados estándar:
√ √
a† ψn = n + 1ψn+1 y aψn = nψn−1 . (10.16)

De la definición de los operadores a† y a dada en la ecuación (8.25) del


capı́tulo 8 se deduce que:
r
ℏ  † 
x= a +a (10.17)
2mω
y por lo tanto los elementos de matriz de x son:
Z r Z Z 
∗ ℏ ∗ † ∗
ψn xψk dx = ψn a ψk dx + ψn aψk dx
2mω
√ Z ∗
r

 Z 
ℏ ∗
= k + 1 ψn ψk+1 dx + k ψn ψk−1 dx ,
2mω
r
(1) ℏ √ √ 
∴ Hnk = α n δn,k+1 + n + 1δn,k−1 . (10.18)
2mω

98
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 99 — #107

Teorı́a de perturbaciones

Resulta entonces que la corrección de primer orden, a los niveles de energı́a


es nula:
(1) (1)
Ek = Hkk = 0.
La corrección de segundo orden tiene por valor

α2
  
(2) 2 ℏ k+1 k
Ek = α − + =− (10.19)
2mω ℏω ℏω 2mω 2
y resulta ser constante para todos los eigenvalores. Las funciones de onda
normalizadas a primer orden, se calculan a partir de (10.11) y son:

√ (0)
r

 n
(0) ℏ 1 (0)
o
ψk = ψk + α kψk−1 − k + 1ψk+1 . (10.20)
2mω ℏω
Haremos la observación de que el resultado (10.18) nos permite calcular
los elementos de matriz de cualquier potencia de x usando las reglas de
multiplicación de matrices. En efecto, sean A y B dos operadores cuyos
elementos de matriz con respecto a una base ψν son Anm y Bnm ; estos
operadores, actuando sobre una función de la base ψν , producen una nueva
función, la cual a su vez se podrá desarrollar como una combinación lineal
de las funciones de la base:
X X
Aψs = Ars ψr , Bψs = Brs ψr .
r r

Los coeficientes del desarrollo son precisamente los elementos de matriz


de A y B, lo cual puede comprobarse multiplicando las ecuaciones anteriores
por ψr∗ e integrando. Calculemos ahora los elementos de matriz de AB en la
misma base:
Z XZ

(AB)nm = ψn ABψm dx = ψn∗ ABsm ψs dx
s
XZ X X
= ψn∗ Ars Bsm ψr dx = Ars Bsm δnr = Ans Bsm ,
rs rs s

lo cual demuestra que los elementos de matriz de un producto de dos ope-


radores se pueden calcular por la regla de multiplicación
2 3 de matrices. Como
conocemos la matriz kxk, se puede calcular x , x , etc.

99
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 100 — #108

Teorı́a de perturbaciones

Perturbación a un estado degenerado

Cuando un eigenvalor del operador H (0) es degenerado, es decir, cuando


(0) (0)
Ek = Em con m 6= k, las fórmulas (10.11) a (10.13) dejan de tener validez,
porque entonces aparece un cero en el denominador de algunos términos.
Esta dificultad no aparecerá si los elementos de matriz correspondientes
(1)
Hmk con m 6= k tuvieran un valor nulo, lo cual en general no sucede. Sin
embargo, como las eigenfunciones ψ1 , ψ2 , . . . , ψq asociadas a un eigenvalor
degenerado no están unı́vocamente determinadas, podrı́amos preguntarnos
si existe un nuevo conjunto de eigenfunciones φ1 , φ2 , . . . , φq formadas por
combinaciones lineales de las anteriores y que tengan la propiedad de que
(1)
los elementos de matriz Hmk en la nueva base sean nulos para m 6= k, esto es:
Z
φ∗m H (1) φk dτ = Hmm
(1)
δmk ; (k, m = 1, 2, . . . , q) . (10.21)

La respuesta es que sı́ existe ese conjunto de φ′ s; veamos cómo se cons-


truye. Pongamos:
q
X
φi = Aji ψj . . . (i = 1, 2, . . . , q) , (10.22)
j=1

queremos que las nuevas eigenfunciones sigan siendo ortonormales, esto im-
pone una restricción sobre las Aji ya que:
X  X ∗ X
δii′ = (φi , φi′ ) = Aji ψj, Aj ′ i′ ψj ′ = Aji Aj ′ i′ δjj ′ = A∗ji Aji′ ,
jj ′ jj ′ j

y por lo tanto la matriz A = kAji k debe tener la propiedad Ã∗ A = I


(∼ significa transpuesta), lo cual implica también AÃ∗ = I:

Ã∗ A = AÃ∗ = I; (10.23)

es decir, A debe ser una matriz unitaria. Sustituyendo (10.22) en (10.21):


X  
A∗jm Aj ′ k ψj , H (1) ψj ′ = Hmm
(1)
δmk ;
jj ′

100
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 101 — #109

Teorı́a de perturbaciones

multiplicando por Aj ′′ m , sumando sobre m y usando la unitariedad de A se


llega a este resultado:
q  
(1)
X
ψj ′′ , H (1) ψj ′ Aj ′ k = Hkk Aj ′′ k , j ′′ = 1, 2, . . . , q .

(10.24)
j ′ =1

Es decir:
(1)
M Ak = Hkk Ak ,
con M una matriz cuadrada de q × q cuyos elementos son ψj ′′ , H (1) ψj ′ ,


y Ak una matriz columna de q × 1 cuyos elementos son Aj ′′ k . Esta es una


ecuación algebraica de eigenvalores que al ser resuelta nos proporciona los
(1)
q eigenvalores Hkk k = 1, 2, . . . , q y al mismo tiempo la matriz A cuyas
columnas son Ak k = 1, 2, . . . , q. Es sabido que A es una matriz que tiene la
propiedad de que Ã∗ M A es una matriz diagonal, por esta razón el proceso
descrito por las ecuaciones (10.24) se llama diagonalización de M .
Con estos preliminares ya podemos discutir la aplicación del método de
perturbaciones a un estado degenerado. Para simplificar la discusión supon-
gamos que sólo hay un eigenvalor degenerado, el primero, con un grado de
degeneración q :
(0) (0) (0) (0)
E1 = E2 = · · · = Eq(0) 6= Eq+1 6= Eq+2 6= . . . .

(0)
Si las ψk de que disponemos no poseen la propiedad de que
 
(0) (0)
ψm , H (1) ψk = Cmm δmk

(0)
para toda m, k ≤ q, entonces las reemplazamos por las φk construidas
según el método del párrafo anterior. De aquı́ en adelante supondremos que
(0)
las funciones de onda de orden cero son siempre las φk , las cuales son
llamadas funciones de onda correctas para el cálculo de la perturbación.
(0)
A las ψk con k > q no necesitamos hacerles ningún cambio, pero por
(0)
uniformidad en la notación las indicaremos φk . Nos interesa la variación
que van a sufrir los q eigenvalores degenerados
(0)
Ek ; (k = 1, . . . , q)

101
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 102 — #110

Teorı́a de perturbaciones

y sus respectivas eigenfunciones


(0)
ψk ; (k = 1, . . . , q) .

En lo que sigue la k es siempre ≤ q. Para k > q siguen valiendo (10.7) a


(10.13). Para k ≤ q escribimos entonces:
(0) (1) (2)
ψk = φk + λφk + λ2 φk + . . .

(0)
X X
= φk + λ akm φ(0)
m +λ
2
bkm φ(0)
m + ...,
m=1 m
(0) (1) (2)
Ek = Ek + λEk + λ2 Ek + .... (10.25)

Sustituyendo en Hψk = Ek ψk e igualando los coeficientes de las mismas


(0)
potencias de λ, obtenemos de nuevo las ecuaciones (10.5) y (10.6) con ψk
(0)
reemplazada por φk .
(0)
Tomando el producto escalar de (10.5) con φk obtenemos, por la orto-
(0)
normalidad de las φ :
(1) (1)
Ek = Hkk . (10.26)
(0)
Tomando ahora el producto escalar de (10.5) con φn (n 6= k) y recordando
(0)
que por construcción las φn con n ≤ q satisfacen a (10.21), obtenemos:
(1)
Hmk
akm = (0) (0)
; si m > q; (10.27)
Ek − Em
no obtenemos ninguna información sobre las akm con m ≤ q. Pero se puede
determinar estas últimas akm tomando el producto escalar de (10.6) con
(0)
φn (n ≤ q), ası́ se obtiene
∞  
(1)
X
(1) (1)
akn Hmn = Ek − Em akm ,
n=q+1

y usando (10.26) y (10.27):


∞ (1) (1)
X Hnk Hmn
akm =    si m ≤ q. (10.28)
(1) (1) (0) (0)
n=q+1 Ek − Em Ek − En

102
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 103 — #111

Teorı́a de perturbaciones

El coeficiente akk se determina normalizando la función de onda ψk . Final-


(0)∗
mente, multiplicando (10.6) por ψk e integrando, se obtiene la corrección
de segundo orden a la energı́a:
∞ (1) (1)
(2)
X Hmk Hkm
Ek = (0) (0)
. (10.29)
m=q+1 Ek − Em
Haremos a continuación algunas observaciones sobre estos resultados. En
(1)
primer lugar, los elementos de matriz Hkk se obtienen resolviendo la ecua-
ción secular asociada al problema algebraico de eigenvalores en (10.24). Los
(1)
elementos de matriz Hkm con m > q hay que calcularlos construyendo pri-
(0)
mero las φk con ayuda de los coeficientes Aij obtenidos de (10.24). Todo
este trabajo algebraico de diagonalización de una matriz se puede evitar
si las eigenfunciones de H (0) , de las que disponemos, son precisamente las
(0)
funciones de onda correctas φk para el cálculo de la perturbación H (1) , i.e.
(1)
satisfacen la (10.21); en tal caso, todos los elementos de matriz Hmm′ que
aparecen en el análisis previo se calculan directamente por integración res-
(0)
pecto al conjunto de las φm . En los ejemplos ilustrativos presentados más
adelante se discuten algunos casos en que esto ocurre.
En la ecuación (10.28) vemos que las funciones de onda a primer orden
(1) (1)
se podrán construir por el método indicado solamente cuando Ek 6= Em
para toda k y m ≤ q; es decir, cuando la perturbación elimina totalmente la
degeneración original del nivel y lo separa en q niveles diferentes. En algunas
ocasiones la perturbación sólo elimina parcialmente la degeneración a primer
orden. Por ejemplo:
(1) (1)
E1 = E2 = · · · = Ep(1) ; (p < q) ;
en tal caso se puede hacer una nueva transformación lineal sobre las
(0) (0)
φ1 , . . . , φp de tal modo que en la nueva base
∞ (1) (1)
X Hnk Hmn
Wkm ≡ (0) (0)
n Ek − En
valga cero para k 6= m (k, m ≤ p); de este modo desaparece la dificultad
presente en la ecuación (10.28). Expresado en otras palabras, hay que dia-
gonalizar la matriz (p × pW ) cuyos elementos son los Wkm dados arriba.

103
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 104 — #112

Teorı́a de perturbaciones

Veamos ahora algunas aplicaciones del método a estados degenerados.


Como primer ejemplo supongamos que se aplica una perturbación H (1) =
U (r) a un ión hidrogenoide. Los n2 niveles que tienen el mismo número
cuántico n están degenerados. La submatriz de H (1) relativa a estos n2
niveles ya está diagonalizada si tomamos como base las funciones
ρ
ψnℓm = Yℓm (θ, ϕ) ρℓ e− 2 Pℓm (ρ)

del capı́tulo 8, ya que por la ortonormalidad de los armónicos esféricos


Z
(1) ∗
Hℓm,ℓ′ m′ = ψnℓm U (ρ) ψnℓ′ m′ dτ = Cnℓ δll′ δmm′ ; (10.30)

por lo tanto, las funciones ψnℓm son en este caso las funciones de onda co-
rrectas para el cálculo de la perturbación. La degeneración no se elimina
totalmente por efecto de la perturbación, ya que la integral (10.30) no de-
pende del valor de m: la parte angular de ψnℓm da uno al integrarse y m
no aparece en la parte radial. Se sigue teniendo pues la degeneración de
grado (2ℓ + 1) asociada con cada valor de ℓ. Sin embargo, la degeneración
se elimina en parte, puesto que las integrales
Z
(1)
Hℓm,ℓm = e−ρ ρ2ℓ+2 Pnℓ 2
(ρ) U (ρ) dρ

sı́ tendrán en general valores diferentes para diferentes ℓ, de modo que los
n2 niveles degenerados originales se separan en n niveles (ℓ = 0, 1, . . . , n − 1)
por efecto de la perturbación.
Otro problema de interés es la aplicación de una perturbación H (1) =
εer cos θ a un ión hidrogenoide. Este potencial describe aproximadamente
el efecto de un campo eléctrico externo sobre el electrón, el fenómeno a
que de lugar se llama efecto Stark. La submatriz de H (1) relativa a las n2
eigenfunciones degeneradas con número cuántico n, calculada en la base de
las funciones del párrafo anterior, ahora no resulta ser diagonal ya que las
integrales
Z Z
(1) ′
Hℓm,ℓ′ m′ = e−ρ ρℓ+ℓ +3 Pnℓ (ρ) Pnℓ′ dρ Yℓm ∗
cos θYℓ′ m′ dΩ (10.31)

tienen valores diferentes de cero cuando ℓ′ = ℓ ± 1. De modo que en este


caso las funciones ψnℓm no son las funciones de onda correctas y hay que

104
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 105 — #113

Teorı́a de perturbaciones


(1)
diagonalizar la matriz Hℓm,ℓ′ m′ para obtener E (1) . Observamos que sólo

en el caso de un potencial coulombiano E (1) es diferente de cero para esta


perturbación; para otro potencial central que no presente la degeneración
accidental del potencial K/r, la corrección E (1) resulta ser nula porque ahora
el subconjunto de funciones degeneradas tienen todas la misma ℓ, y en ese
caso la integral angular en (10.31) vale cero.
Como siguiente aplicación consideramos el problema del efecto Stark en
un rotor; es decir, la influencia de un campo eléctrico uniforme sobre el
movimiento rotacional de una molécula lineal que tiene un momento eléctrico
µ y un momento de inercia I con respecto a un eje perpendicular al eje de
la molécula y que pasa por el centro de masa. El hamiltoniano del sistema
sin campo eléctrico es:

ℏ2 ∂2
   
1 ∂ ∂ 1
H (0) = − sen θ + . (10.32)
2I sen θ ∂θ ∂θ sen2 θ ∂ϕ2

La acción del campo eléctrico queda descrita por una perturbación

H (1) = −µε cos θ, (10.33)

donde θ es el ángulo entre la dirección del campo y el eje de la molécula.


Sabemos que las eigenfunciones de H (0) son armónicas esféricas:
(0)
ψℓm (θ, ϕ) = Yℓm (θ, ϕ)

y los eigenvalores de H (0) son

(0) ℏ2
Eℓm = ℓ(ℓ + 1); ℓ = 0, 1, 2, . . . , m = ℓ, ℓ − 1, . . . , −ℓ. (10.34)
2I
El eigenvalor ℓ tiene un grado de degeneración 2ℓ+1. La submatriz de H (1)
con respecto a estas 2ℓ + 1 funciones es diagonal, ya que H (1) no depende de
ϕ y los armónicos esféricos son ortogonales en el ı́ndice m, de modo que las
Yℓm son las funciones correctas para el cálculo. Sin embargo, la corrección
de primer orden a la energı́a resulta nula debido a que
r

cos θ = Y10 (θ, ϕ)
3

105
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 106 — #114

Teorı́a de perturbaciones

y la integral Z
Yℓ∗′ ,m′ Y10 Yℓm dΩ

es diferente de cero sólo en los casos siguientes:


s
3 (ℓ + 1 − m) (ℓ + 1 + m)
Z

Yℓ+1,m′ Y10 Yℓm dΩ = δmm′ y
4π (2ℓ + 3) (2ℓ + 1)
s
3 (ℓ − m) (ℓ + m)
Z

Yℓ−1,m ′ Y10 Yℓm dΩ = δmm′ , (10.35)
4π (2ℓ − 1) (2ℓ + 1)

lo cual aceptaremos sin demostrar por el momento. Entonces calcularemos


la corrección de segundo orden a la energı́a usando las fórmulas (10.29)
y (10.35), las cuales nos dan:
(1) (1)
(2) 2I X Hℓ′ m′ ,ℓm Hℓm,ℓ′ m′
Eℓm = )
ℏ2 ′ ′ ℓ (ℓ + 1) − ℓ′ (ℓ′ + 1)
ℓm
2I µ2 ǫ2 ℓ2 + 2ℓ + 1 − m2 ℓ2 − m 2
 
= − + .
ℏ2 2 (2ℓ + 3) (ℓ + 1) (2ℓ + 1) (2ℓ − 1) ℓ (2ℓ + 1)

La expresión completa para la energı́a a segundo orden es


(
ℏ2 1 2Iµε 2 3m2 − ℓ2 − ℓ
 
Eℓm = ℓ (ℓ + 1) + . (10.36)
2I 2 ℏ2 ℓ (ℓ + 1) (2ℓ + 3) (2ℓ − 1)

Como la fórmula es simétrica ante el intercambio m → −m, sólo hay


(ℓ + 1) niveles distintos para una ℓ fija. Esto quiere decir que la degeneración
no se elimina totalmente a segundo orden.
Como último ejemplo, consideraremos el efecto de un campo magnético
externo sobre un ión hidrogenoide. Es sabido que en la mecánica clásica
el hamiltoniano de una partı́cula de carga e y masa m que se mueve en
un campo electromagnético descrito por un potencial vectorial A ~ y por un
potencial escalar φ es:

1  e ~ 2
H= ~p − A + eφ. (10.37)
2m c

106
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 107 — #115

Teorı́a de perturbaciones

Para comprobar que esta afirmación es correcta vamos a deducir las ecua-
ciones del movimiento a partir de (10.37). Las ecuaciones de Hamilton nos
dan (se usa la convención de suma sobre ı́ndices repetidos):

∂H 1  e 
ẋi = = pi − Ai ,
∂pi m c
∂H e  e  ∂Aj ∂φ
p˙i = − = pj − Aj −e .
∂xi mc c ∂xi ∂xi
Introduciendo la primera en la segunda:

e ∂Aj ∂φ
ṗi = ẋj −e . (10.38)
c ∂xi ∂xi
Tomando la derivada con respecto al tiempo de la primera ecuación
en (10.38):
dẋi e ∂Ai e ∂Ai
m = ṗi − ẋj − ;
dt c ∂xj c ∂t
sustituyendo aquı́ (10.38) queda:
 
dẋi e ∂Aj ∂Ai e ∂Ai ∂φ
m = ẋj − − −e .
dt c ∂xi ∂xj c ∂t ∂xi

Es decir:  
d~v e 
~ + eE,
~
m = ~v × H (10.39)
dt c
donde por definición:

~
~ ≡ ∇ × A,
H ~ ~ ≡ −∇φ − 1 ∂ A .
E (10.40)
c ∂t
La ecuación (10.39) es la bien conocida ecuación del movimiento para una
partı́cula cargada en un campo electromagnético, con la fuerza de Lorentz
en el segundo miembro.
Desarrollando (10.37):

1 2 e 2
H= p
~ − ~+ e A
p~ · A ~ 2 + eφ. (10.41)
2m mc 2mc2

107
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 108 — #116

Teorı́a de perturbaciones

Para encontrar el operador correspondiente a (10.41) en la mecánica


~ en el capı́tulo 6
cuántica, se reemplaza p~ por (ℏ∇)/i; al término ambiguo ~p·A,
ya demostramos que el operador que le corresponde es:
 
ℏ ~ 1 ~ .
A·∇− ∇·A
i 2

Entonces, el operador correspondiente a (10.41) es

ℏ2 2 eℏ ~ ieℏ 2
~+ e A ~ 2 + eφ.
H=− ∇ − A·∇+ ∇·A (10.42)
2m imc 2mc 2mc2
Vamos a considerar el caso de un campo magnético constante en la direc-
~ = ~kH y un campo eléctrico central
ción del eje Z, H

~ = Ze ~r;
E
r3
es fácil verificar que estos campos se obtienen con los potenciales φ = −Ze/r
yA ~ = 1/2H×~
~ r , además podemos usar una norma en que ∇· A ~ = 0. Entonces
el hamiltoniano de nuestro problema será:

ℏ2 2 eℏ  ~  e2  ~ 2 Ze2
H=− ∇ − H × ~r · ∇ + H × ~
r − ,
2m i2mc 8mc2 r
es decir
ℏ2 2 Ze2 eℏ ~ e2 H2 2
H=− ∇ − − H · (~r × ∇) + r sen2 θ. (10.43)
2m r i2mc 8mc2
El último término generalmente produce efectos muy pequeños y lo des-
preciamos. El hamiltoniano de orden cero será

ℏ2 2 Ze2
H (0) = − ∇ − ,
2m r
cuyos eigenvalores y eigenfunciones se calcularon en el capı́tulo 8. La per-
turbación será:
 
(1) e ~ ℏ e ~ ~ eH
H =− H· ~r × ∇ = − H·L=− Lz . (10.44)
2mc i 2mc 2mc

108
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 109 — #117

Teorı́a de perturbaciones

Las funciones
de onda ψnlm del capı́tulo 8 eran eigenfunciones de Lz , de
(1)
modo que Hlm,l′ m′ es diagonal en esa base y las funciones son las correctas

para el cálculo. La corrección de primer orden a la energı́a es:

(1) (1) eℏ
Elm = Hlm,lm = − Hm; (m = l, l − 1, . . . , −l) , (10.45)
2µc
donde hemos indicado la masa de la partı́cula con µ para evitar confusiones.
El nivel n que originalmente tenı́a una degeneración n2 se desdobla por
efecto de la perturbación en (2n − 1) niveles, (ℓmáx = n − 1) equidistantes;
es decir, la degeneración se elimina sólo parcialmente. Observemos que en
este caso particular E (0) + E (1) coincide con el resultado exacto, ya que
como H (1) conmuta con H (0) las ψnlm son eigenfunciones de H (0) + H (1) ,
con eigenvalores E (0) + E (1) .

109
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 110 — #118
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 111 — #119

11

Continuación de la teorı́a del momento angular

En este capı́tulo estudiaremos algunos temas relacionados con la teorı́a del


momento angular, la cual fue iniciada en el capı́tulo 7. Los resultados que
obtendremos serán aplicados a problemas especı́ficos en el capı́tulo siguiente.
En primer lugar vamos a calcular los elementos de matriz de los operadores
ℓx , ℓy , ℓz . Tomaremos como base para calcular estas matrices la base formada
por las eigenfunciones de ℓ2op y ℓz , las cuales se indicaron con Ψjm en el
capı́tulo 7. Podemos ordenar estas funciones de la siguiente manera:
n o
Ψ00 ; Ψ 1 1 , Ψ 1 − 1 ; Ψ11 , Ψ10 , Ψ1−1 ; Ψ 3 3 , Ψ 3 1 , Ψ 3 − 1 , Ψ 3 − 3 ; . . . . (11.1)
2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2

En la ecuación (7.23) del capı́tulo 7, se vio que:

ℓ+ Ψjm = bjm Ψj,m+1 (11.2)

y
ℓ− Ψjm = cjm Ψj,m−1 , (11.3)
siendo ℓ± ≡ ℓx ± iℓy. Vamos a determinar el valor explı́cito de los coefi-
cientes bjm y cjm . Tomando el producto escalar de la Ec. (11.2) consigo
misma, como las Ψ’s están normalizadas y ℓx y ℓy son hermitianas, usando
la ecuación (7.15) se obtiene:
Z Z

[(ℓx + iℓy ) Ψjm ] ℓ+ Ψjm dτ = Ψ∗jm (ℓx − iℓy ) ℓ+ Ψjm dτ
Z
Ψ∗jm ℓ2op − ℓ2z − ℓz ℏ Ψjmdτ

=

= [j (j + 1) − m (m + 1)] ℏ2 = |bjm |2 ;

111
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 112 — #120

Continuación de la teorı́a del momento angular

análogamente, a partir de la ecuación (11.3) se obtiene:


Z Z
[(ℓx − iℓy ) Ψjm ]∗ ℓ− Ψjm dτ = Ψ∗jm (ℓx + iℓy ) ℓ− Ψjm dτ
Z
Ψ∗jm ℓ2op − ℓ2z + ℓz ℏ Ψjmdτ

=

= [j (j + 1) − m (m − 1)] ℏ2 = |cjm |2 .

Estas dos ecuaciones, excepto por una fase, determinan a bjm y a cjm .
Teniendo en cuenta que j (j + 1) − m (m ± 1) = (j ∓ m)(j ± m + 1), y
adoptando la convención de fase de Condon-Shortley, se llega al siguiente
resultado: 1
ℓ+ Ψjm = ℏ [(j − m) (j + m + 1)] 2 Ψj,m+1 (11.4)
y
1
ℓ− Ψjm = ℏ [(j + m) (j − m + 1)] 2 Ψj,m−1 (11.5)
Una consecuencia de la ecuación (11.5) es que de la aplicación de ella, repe-
tida n veces, se deduce que:
 1/2
n n (j + m)!(j − m + n)!
(ℓ− ) Ψjm = ℏ Ψj,m−n . (11.6)
(j + m − n)!(j − m)!

En particular para m = j y n = j − µ se tiene:


 1/2
µ−j (j + µ)!
Ψjµ = ℏ (ℓ− )j−µ Ψjj . (11.7)
(2j!)(j − µ)!

De la definición de ℓ± se deduce que ℓx = (ℓx + ℓ− )/2 y que ℓy = (ℓ+ −


ℓ− )/(2i). Por lo tanto, de (11.4) y (11.5) se deduce que:

ℏ ℏ
ℓx Ψjm = [(j − m)(j + m + 1)]1/2 Ψj,m+1 + [(j + m)(j − m + 1)]1/2 Ψj,m−1
2 2
(11.8)
y
ℏ ℏ
ℓy Ψjm = [(j − m)(j + m + 1)]1/2 Ψj,m+1 − [(j + m)(j − m + 1)]1/2 Ψj,m−1 .
2i 2i
(11.9)

112
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 113 — #121

Continuación de la teorı́a del momento angular

Por otra parte, desde el capı́tulo 7 sabemos que

ℓz Ψjm = mℏΨjm . (11.10)

Las ecuaciones (11.8), (11.9) y (11.10) nos permiten calcular los elementos
de matriz de ℓi inmediatamente, basta multiplicar por Ψ∗jm , e integrar. Los
resultados son:



(ℓx )j ′ m′ ,jm = [(j − m)(j + m + 1)]1/2 δm′ ,m+1
2

ℏ 1/2
+ [(j + m)(j − m + 1)] δm′ ,m−1 δjj ′ (11.11)
2

ℏi
(ℓy )j ′ m′ ,jm = [(j + m)(j − m + 1)]1/2 δm′ ,m−1
2

ℏi 1/2
− [(j − m)(j + m + 1)] δm′ ,m+1 δjj ′ (11.12)
2
(ℓz )j ′ m′ ,jm = mℏδmm′ δjj ′ . (11.13)

Las matrices correspondientes a los tres operadores anteriores son de


dimensión infinita. Sin embargo, sólo tienen elementos diferentes de cero
dentro de bloques situados sobre la diagonal principal y de dimensiones
1, 2, 3, 4, . . . ,. Dentro de cada bloque los renglones y columnas se numeran
por los eigenvalores de ℓz en el siguiente orden: j; j − 1, j − 2, . . . , −j.

A partir de las ecuaciones (11.11), (11.12) y (11.13) podemos calcular la


forma explı́cita de los primeros bloques diagonales:

j=0:
(11.14)
kℓx k = (0) ; kℓy k = (0); kℓz k = (0)

113
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 114 — #122

Continuación de la teorı́a del momento angular

1
j= 2 :
!
ℏ 0 1
kℓx k = 2
1 0
!
ℏ 0 −i (11.15)
kℓy k = 2
i 0
!
ℏ 1 0
kℓz k = 2
0 −1

j=1:
 
0 1 0
 
kℓx k = √ℏ
 1 0 1 

2 
0 1 0
 
0 −i 0

  (11.16)
kℓy k = √2  i 0
 −i 
0 i 0
 
1 0 0
 
kℓz k = ℏ 
 0 0 0 .
0 0 −1
Otro problema que necesitamos resolver con vista a futuras aplicaciones
es el siguiente: dados dos momentos angulares, ~ℓ1 y ~ℓ2 , independientes, es
decir tales que:
[ℓi1 , ℓj2 ] = 0; (i, j = x, y, z) (11.17)
¿de qué manera podemos construir eigenfunciones simultáneas de operadores
formados por la combinación de los dos momentos angulares?. En primer
lugar debemos averiguar qué conjuntos de operadores que conmuten entre
sı́, se pueden formar con las componentes de ~ℓ1 y de ~ℓ2 . Una posibilidad
obvia es este conjunto de 4 operadores que conmutan entre sı́:
ℓ12 , ℓz1 , ℓ22 , ℓz2 . (11.18)

114
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 115 — #123

Continuación de la teorı́a del momento angular

En la notación del capı́tulo 7 sus eigenfunciones son:

Ψj1 m1 (1) Ψj2 m2 (2) , (11.19)

y sus eigenvalores respectivos:

j1 (j1 + 1) ℏ2 , m1 ℏ, j2 (j2 + 1) ℏ2 , m2 ℏ. (11.20)

El conjunto de cuatro operadores conmutantes dado en (11.18) no es el


único que se puede formar con las componentes de ~ℓ1 y de ~ℓ2 . Si llamamos

~ ≡ ~ℓ1 + ~ℓ2 ; Li ≡ ~ℓi + ~ℓi , (i = x, y, z) ,


L (11.21)
1 2

entonces los cuatro operadores siguientes conmutan entre sı́:

ℓ21 , ℓ22 , L2 , Lz (11.22)

Demostraremos esta afirmación. De acuerdo con la definición dada por


la ecuación (11.21), Lx , Ly , Lz satisfacen las reglas de conmutación del mo-
mento angular, y por la ecuación (7.7) del capı́tulo 7, [L2 , L
 z ] = 0. Por otra
2 2
 
parte, de
 (11.17)
 y (11.21) tenemos que ℓ1 , Lz = ℓ1 , ℓz1 = 0 y análoga-
mente ℓ22 , Lz = 0. Falta únicamente calcular los conmutadores de ℓ21 y ℓ22
con L2 :  2 2 h 2 2 i h i
ℓ1 , L = ℓ1 , ℓ1 + 2~ℓ1 · ~ℓ2 + ℓ22 = 2 ℓ21 , ~ℓ1 · ~ℓ2 = 0
y
 h i h i
ℓ22 , L2 = ℓ22 , ℓ21 + 2~ℓ1 · ~ℓ2 + ℓ22 = 2~ℓ1 · ℓ22 , ~ℓ2 = 0.


Con lo anterior queda demostrado que los cuatro operadores dados


por (11.22) conmutan entre sı́.
Vamos ahora a construir las eigenfunciones simultáneas de los cuatro ope-
radores dados por (11.22), las cuales indicaremos con Ψj1 j2 JM . Los eigenva-
lores de cada operador son, respectivamente:

j1 (j1 + 1)ℏ2 , j2 (j2 + 1)ℏ2 , J(J + 1)ℏ2 , M ℏ, (11.23)

donde M = J, J − 1, . . . , −J, e ignoramos por el momento la conexión que


hay entre (J, j1 , j2 ) y entre (M, m1 , m2 ), la cual descubriremos más adelante.

115
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 116 — #124

Continuación de la teorı́a del momento angular

Ya que las funciones en la ecuación (11.19) forman un sistema completo,


podemos desarrollar a Ψj1 j2 JM en términos de ellas:
X X
Ψj1 j2 JM = aJM
′ ′ ′
j j m m
′ Ψ ′ ′ (1) Ψ ′
j m j m
′ (2) (11.24)
1 2 1 2 1 1 2 2
′ ′ ′ ′
j1 j2 m1 m2

Del hecho de que Ψ es eigenfunción de ℓ21 y de ℓ22 se deduce que la suma


sobre j1′ se reduce al término con j1′ = j1 , y la suma sobre j2′ se reduce al
término con j2′ = j2 . Cambiando a la notación usual para los coeficientes
aj1′ j2′ m′1 m′2 , la ecuación (11.23) queda ası́:
X
Ψj1 j2 JM = hj1 j2 m1 m2 |JM i Ψj1 m1 (1) Ψj2 m2 (2). (11.25)
m1 m2

Aplicando Lz sobre la ecuación (11.25) se deduce que:

hj1 j2 m1 m2 |JM i = 0; m1 + m2 6= M. (11.26)

La ecuación (11.25) queda entonces de esta manera:


X
Ψj1 j2 JM = hj1 j2 m1 , M − m1 |JM i Ψj1 m1 (1) Ψj2M −m1 (2) . (11.27)
m1

En el caso particular en que M = J, la función Ψj1 j2 JJ debe poseer


la propiedad de que L+ Ψj1 j2 JJ = 0, es decir {(ℓ+ )1 + (ℓ+ )2 } Ψj1 j2 JJ = 0.
Aplicando L+ sobre (11.27) con M = J, usando también la ecuación (11.4),
se encuentra que:
X
{hj1 j2 m1 , J − m1 |JJi [A Ψj1 ,m1 +1 Ψj2 ,J−m1 + B Ψj1m1 Ψj2 ,J−m1 +1 ]} = 0
m1

donde
p
A= (j1 − m1 )(j1 + m1 + 1)

y
p
B= (j2 − J + m1 )(j2 + J − m1 + 1).

116
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 117 — #125

Continuación de la teorı́a del momento angular

Como las Ψj1 m1 Ψj2 m2 forman un sistema completo, la ecuación anterior


implica que el coeficiente de cada Ψj1m1 Ψj2 m2 debe valer cero. El coeficiente
de Ψj1 m1 Ψj2 ,J−m1 +1 es:
p
hj1 j2 , m1 − 1, J − m1 + 1|JJi (j1 − m1 + 1)(j1 + m1 )
p
+ hj1 j2 m1 , J − m1 |JJi (j2 − J + m1 )(j2 + J − m1 + 1) = 0.
(11.28)
Esta es una fórmula de recurrencia que nos da el coeficiente h. . . , m1 − 1,
. . . | . . . i en función del coeficiente h. . . , m1 , . . . | . . . i. Poniendo en ella suce-
sivamente:
m1 = j1 , j1 − 1, j1 − 2, . . . , µ1 + 1,
de (11.28) se deduce que:
hj1 j2 µ1 , J − µ1 |JJi
s
(j2 + j1 − J)!(j2 + J − µ1 )!(j1 + µ1 )!
= (−)j1 −µ1
(j1 − µ1 )!(j2 − J + µ1 )!(j2 + J − j1 )!(2j1 )!
× hj1 j2 j1 , J − j1 |JJi . (11.29)
El valor del coeficiente hj1 j2 j1 , J − j1 |JJi se determina imponiendo la
condición de que Ψjj2 JJ está normalizada. De la ecuación (11.27) se deduce
que debido a la ortonormalidad de las Ψ, la Ψjj2JJ quedará normalizada si
se cumple la relación

hj1 j2 m1 , J − m1 |JJi2 = 1;
X

m1

o sea, de acuerdo con (11.29),


 
−j1
2
(j2 + j1 − J)! hj1 j2 j1 , J − j1 |JJi  X (j1 + m1 )!(j2 + J − m1 )! 
= 1.
(j2 + J − j1 )!(2j1 )! (j1 − m1 )!(j2 − J + m1 )!
m1 =j1
(11.30)
La suma dentro del paréntesis rectangular se puede evaluar usando la
identidad
β
! ! !
X α+k β−k α+β+1
= ,
k=0
k γ − k γ

117
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 118 — #126

Continuación de la teorı́a del momento angular

de donde se deduce que, con fases de Condon-Shortley,


s
(2J + 1)!(2j1 )!
hj1 j2 j1 , J − j1 |JJi = . (11.31)
(J + j1 + j2 + 1)!(J + j1 − j2 )!

Introduciendo este valor en la ecuación (11.29) se encuentra el valor del


coeficiente general h. . . |JJi,

hj1 j2 m1 , J − m1 |JJi = (−)j1 −m1


s
(2J + 1)!(j2 + j1 − J)!(j2 + J − m1 )!(j1 + m1 )!
× .
(J + j1 + j2 + 1)!(J + j1 − j2 )!(j1 − m1 )!(j2 − J + m1 )!(j2 − j1 + J)!
(11.32)

Una vez que la función Ψj1 j2 JJ ha quedado completamente determinada,


las funciones Ψj1 j2 JM se pueden construir a partir de ella por medio de la
expresión dada por (11.7), es decir:

Ψj1 j2 JM = C(J, M )(L− )J−M Ψj1 j2 JJ


= C(J, M ) [(ℓ− )1 + (ℓ− )2 ]J−M
X
× hj1 j2 µ1 , J − µ1 |JJi Ψj1 µ1 (1)Ψj2 J−µ1 (2), (11.33)
µ1

donde
s
(J + M )!
C(J, M ) = ℏM −J .
(2J)!(J − M )!

Por la fórmula del binomio

(J − M )!
[(ℓ− )1 + (ℓ− )2 ]J−M =
X
(ℓ− )ν1 (ℓ− )J−M
2
−ν
,
ν
ν!(J − M − ν)!

118
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 119 — #127

Continuación de la teorı́a del momento angular

introduciendo este desarrollo en (11.33) y usando también (11.6), se llega a


la expresión
s 
(J + M )!(J − M )! X X hj1 j2 µ1 , J − µ1 |JJi
Ψj1 j2 JM =
(2J)! µ ν
ν!(J − M − ν)!
1
s
(j1 + µ1 )!(j1 − µ1 + ν)!(j2 + J − µ1 )!(j2 + µ1 − M − ν)!
×
(j1 + µ1 − ν)!(j1 − µ1 )!(j2 − µ1 + M + ν)!(j2 − J + µ1 )!

× Ψj1,µ1 −ν (1) Ψj2 ,M −µ1 +ν (2) . (11.34)

En la suma sobre µ1 , se puede introducir como nuevo ı́ndice mudo


m1 ≡ µ1 − ν. De esta manera, al comparar los coeficientes de los mismos
términos en las ecuaciones (11.34) y (11.27), se deduce que:
s
(J + M )!(J − M )!(j1 − m1 )!(j2 + m1 − M )!
hj1 j2 m1 , M − m1 |JM i =
(2J)!(j1 + m1 )!(j2 − m1 + M )!

X  hj1 j2 , m1 + ν, J − m1 − ν|JJi
×
ν
 ν!(J − M − ν)!
s 
(j1 + m1 + ν)!(j2 + J − m1 − ν)! 
× .
(j1 − m1 − ν)!(j2 − J + m1 + ν)! 
(11.35)

Como ya sabemos lo que valen los coeficientes h. . . |JJi, la ecuación (11.35)


representa la expresión del coeficiente general hj1 j2 m1 m2 |JM i. Estos coefi-
cientes se conocen con el nombre de coeficientes de Clebsch-Gordan. Debido
a la aparición de los factores:

(−j1 + j2 + J)!(J + j1 − j2 )!

y
(j1 − m1 − ν)![(−J + j2 + j1 ) − (j1 − m1 − ν)]!

119
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 120 — #128

Continuación de la teorı́a del momento angular

en los denominadores de las expresiones (11.32) y (11.35), los coeficientes de


Clebsch-Gordan podrán ser diferentes de cero sólo cuando J esté compren-
dida en el intervalo
|j1 − j2 | ≤ J ≤ j1 + j2 . (11.36)
Por otra parte, para j1 y j2 fijos, esperamos que las dos bases {Ψj1 m1 (1),
Ψj2 m2 (2)} y {Ψj1 j2 JM } correlacionadas a través de (11.24), tengan la misma
dimensión. La dimensión de la primera base es obviamente (2j1 +1)(2j2 +1),
mientras que si aceptamos que todos los valores de J en la ecuación (11.36)
aparecen en la segunda base, i.e.,
J = j1 + j2 , j1 + j2 − 1, j1 + j2 − 2, . . . , |j1 − j2 | , (11.37)
entonces la dimensión de esta base es también (2j1 + 1)(2j2 + 1), como se
demuestra a continuación. En efecto, usando la fórmula
N
X
(2K + 1) = (N + 1)2
k=0

obtenemos como dimensión de la base {Ψj1 j2 JM }:


jX
1 +j2 jX
1 +j2 |j1 −j2 |−1
X
(2J + 1) = (2J + 1) − (2J + 1)
J=|j1 −j2 | J=0 J=0

= (j1 + j2 + 1)2 − (j1 − j2 )2 = (2j1 + 1)(2j2 + 1).


Un tipo particular de coeficiente de Clebsch-Gordan que vamos a utilizar
en el capı́tulo siguiente es aquél en que j1 = ℓ y j2 = 1/2. Los valores de J
que resultan de la adición de estos dos momentos angulares son, de acuerdo
con (11.37), J = ℓ + 1/2 y J = ℓ − 1/2, excepto cuando ℓ = 0 en que J = 1/2.
De las ecuaciones (11.32) y (11.35) se deducen los siguientes valores para los
coeficientes de Clebsch-Gordan:
s
ℓ ± m ± 12 + 12
 
1 1 1 1
ℓ m |ℓ ± , m + =± (11.38)
2 2 2 2 2ℓ + 1
y s
ℓ ∓ m + ± 12 + 1
 
1 1 1 1 2
ℓ m − | ℓ ± ,m − =± (11.39)
2 2 2 2 2ℓ + 1

120
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 121 — #129

Continuación de la teorı́a del momento angular

Las eigenfunciones simultáneas de ℓ2op , j22 , J 2 , Jz en el caso particular en


que j2 = 1/2 y M = m + 1/2, de acuerdo con (11.27), son:
1 n√ √ o
Ψℓ, 1 ,ℓ+ 1 ,M = √ ℓ + m + 1Ψℓ,m Ψ 1 1 + ℓ − mΨℓ,m Ψ 1 ,− 1
2 2 2ℓ + 1 22 2 2

1 n√ √ o
Ψℓ 1 ,ℓ− 1 ,M = √ ℓ − mΨℓ,mΨ 1 1 − ℓ + m + 1Ψℓ,m+1 Ψ 1 ,− 1
2 2 2ℓ + 1 22 2 2

(11.40)

Normalización de los armónicos esféricos

En el capı́tulo 7 se obtuvo, para los armónicos esféricos, la expresión:


dj+m 2 j
Yjm (θ, φ) = Njm (−)j+m eimφ senm θ

1 − µ , (11.41)
dµj+m
con µ ≡ cos θ. La constante de normalización Njm se calcula de la siguiente
manera: aplicamos el operador ℓ+ en ambos miembros de la ecuación (11.41),
en el miembro izquierdo usamos la ecuación (11.4) y en el miembro derecho
usamos la forma explı́cita del operador,
 
iφ ∂ ∂
ℓ+ = ℏe + i cot θ .
∂θ ∂φ
De esta manera se obtiene la siguiente relación entre los factores de nor-
malización:
Njm p
= (j − m)(j + m + 1).
Nj,m+1
Poniendo sucesivamente m = −j, −j + 1, −j + 2, . . . , n en esta relación de
recurrencia, se deduce que:
s
(j − n)!
Njn = Nj,−j . (11.42)
(2j)!(j + n)!
El factor Nj,−j se calcula efectuando directamente la integración de
|Yj,−j |2 , el armónico esférico Yj,−j se deduce de (11.41):
Z 1
2(2j j!)2
Z 
2 2 2 j
1 − µ dµ = |Nj,−j |2 2π

|Yj,−j | dΩ = |Nj,−j | 2π = 1.
−1 (2j + 1)!
(11.43)

121
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 122 — #130

Continuación de la teorı́a del momento angular

Sustituyendo en la ecuación (11.42) se llega a la expresión final del factor


de normalización de los armónicos esféricos con fases de Condon-Shortley:
s
1 (j − m)!(2j + 1)
Njm = j . (11.44)
2 j! 4π(j + m)!
Como una aplicación interesante de la teorı́a del momento angular, vamos
a evaluar la integral del producto de tres armónicos esféricos que apareció en
el capı́tulo anterior. Introduciremos la siguiente notación:
Z

YJM Yj2 m2 Yj1 m1 dΩ ≡ B (j1 m1 ; j2 m2 ; JM ) . (11.45)

Ahora bien, debido a la hermiticidad y a la linearidad de los operadores


ℓx y ℓy , se tiene esta identidad:
Z Z
∗ ∗
(ℓ− YJM ) Yj2 m2 Yj1 m1 dΩ = YJM Yj2 m2 (ℓ+ Yj1 m1 ) dΩ
Z

+ YJM (ℓ+ Yj2 m2 ) Yj1 m1 dΩ (11.46)

Usando las ecuaciones (11.4), (11.5) y la notación de las B, la ecua-


ción (11.46) puede escribirse como:
p
(J + M ) (J − M + 1)B (j1 m1 ; j2 m2 ; J, M − 1)
p
= (j1 − m1 ) (j1 + m1 + 1)B (j1 , m1 + 1; j2 m2 ; JM )
p
+ (j2 − m2 ) (j2 + m2 + 1)B (j1 m1 ; j2 , m2 + 1; JM )
(11.47)
Si ahora aplicamos el operador L− = (ℓ− )1 + (ℓ− )2 en ambos miembros
de la ecuación (11.25) e igualamos los coeficientes de Ψj1 m1 (1) Ψj2 m2 (2) en
cada miembro de la ecuación resultante, después de haber usado de nuevo
la ecuación (11.5) obtendremos:
p
(J + M )(J − M + 1) hj1 j2 m1 m2 |J, M − 1i
p
= [j1 + m1 + 1][j1 − m1 ] hj1 j2 , m1 + 1, m2 |JM i
p
+ [j2 + m2 + 1][j2 − m2 ] hj1 j2 m1 , m2 + 1|JM i .
(11.48)

122
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 123 — #131

Continuación de la teorı́a del momento angular

Comparando (11.47) y (11.48) vemos que la relación de recurrencia entre


las B’s en la ecuación (11.47) es idéntica a la relación de recurrencia entre los
coeficientes de Clebsch-Gordan dada por (11.48). Como la dependencia en
los ı́ndices m1 , m2 , M es distinta en cada B o en cada coeficiente de Clebsch-
Gordan, se deduce que la expresión para B(j1 m1 ; j2 m2 ; JM ) es proporcional
a hj1 j2 m1 m2 |JM i y que el factor de proporcionalidad es independiente de
m1 , m2 y M . Es decir:
Z

YJM Yj2 m2 Yj1 m1 dΩ = hj1 j2 m1 m2 |JM i Cj1 j2 J , (11.49)

donde Cj1 j2 J es una constante independiente de m1 , m2 y M . El valor de


esta constante se determina eligiendo valores convenientes de m1 , m2 y M .
Por ejemplo, en el caso en que j2 = 1, que fue el que se presentó en el
capı́tulo anterior, tomando m1 = j1 y M = J, usando la ecuación (11.31),
se tiene:
s
(2J + 1)!(2j1 )!
Z

YJJ Y1,J−j1 Yj1 j1 dΩ = Cj 1J . (11.50)
(J + j1 + 2)!(J + j1 − 1)! 1

De acuerdo con (11.37) la J sólo puede valer j1 + 1, j1 ó j1 − 1; las


integrales en la ecuación (11.50) con J = j1 ± 1 se calculan con ayuda
de (11.43), y la integral con J = j1 se comprueba fácilmente que es nula.
Entonces, de (11.50) se deducen los valores de Cj1 1J :
s s
3(j1 + 1) 3j1
Cj1 1,j1 +1 = ; Cj1 1,j1 = 0; Cj1 1,j1 −1 = − .
4π(2j1 + 3) 4π(2j1 − 1)
(11.51)
Por lo tanto, las únicas integrales que pueden ser diferentes de cero son:
s
3 (j + 1)
Z

Yj+1,M Y1,M −m Yjm dΩ = hj1m, M − m|j + 1, M i (11.52)
4π (2j + 3)
y
s
3j
Z

Yj−1,M Y1,M −m Yjm dΩ = − hj1m, M − m|j − 1, M i .
4π (2j − 1)
(11.53)

123
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 124 — #132

Continuación de la teorı́a del momento angular

En el caso particular en que m = M , introduciendo el valor explı́cito de


los coeficientes Clebsch-Gordan calculados en la ecuación (11.35),
s
(j + 1 + m)(j + 1 − m)
hj1m0|j + 1, mi = ,
(j + 1)(2j + 1)
s
(j + m)(j − m)
hj1m0|j − 1, mi = − ,
j(2j + 1)

se recuperan los resultados de la ecuación (10.35) del capı́tulo 10.

124
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 125 — #133

12

El espı́n del electrón

Es sabido en la electrodinámica clásica que una partı́cula de carga e y


masa µ moviéndose en una trayectoria cerrada produce a grandes distancias
el mismo campo magnético que un dipolo magnético de momento:

~ = e (~r × µ~v ) = e ~ℓ,


M (12.1)
2µc 2µc

siendo ~ℓ el momento angular orbital de la partı́cula. Si la partı́cula se en-


cuentra, además, bajo la acción de un campo magnético H, ~ que tenga la
dirección del eje Z, la energı́a potencial de interacción entre el campo y la
partı́cula es:
V = −M ~ ·H~ = −Mz H (12.2)
Si la intensidad del campo magnético H varı́a rápidamente a lo largo del
eje Z la partı́cula estará sujeta a la acción de una fuerza:
∂H e ∂H
Fz = Mz = ℓz ,
∂z 2µc ∂z
de modo que si se lanza un haz de partı́culas en ese campo magnético pero
en la dirección del eje X por ejemplo, cada partı́cula sufrirá una desviación
transversal hacia +Z o hacia −Z según el valor de ℓz que tenga dicha partı́cu-
la. De acuerdo con la mecánica cuántica, si H es exclusivamente una función
de z, la componente z del momento angular de la partı́cula está cuantizada
y toma sólo los valores ℓℏ, (ℓ − 1) ℏ, . . . , −ℓℏ de modo que el resultado del
experimento serı́a la separación del haz de partı́culas original en 2ℓ + 1 ha-
ces equidistantes cuyas trazas se podrı́an observar sobre una pantalla. Para
átomos con un solo electrón fuera de capas cerradas, como Li, Ag, etc., es

125
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 126 — #134

El espı́n del electrón

natural suponer que en el estado base el electrón tenga ~ℓ = 0, y en tales


casos el resultado del experimento mencionado anteriormente deberı́a ser la
obtención de una sola traza sobre la pantalla. Sin embargo, lo que se observa
en realidad es la aparición de dos trazas (experimento de Stern-Gerlach).
La anterior, ası́ como otras evidencias experimentales en el campo de la
espectroscopı́a atómica, condujeron al descubrimiento de una nueva propie-
dad del electrón: el hecho de que el electrón posee un momento angular
~ y un momento magnético M
(espı́n) S ~ s intrı́nsecos. La magnitud de estos
momentos, deducida de diferentes hechos experimentales, es:

ℏ e ~
Sz = ± ; Ms = S. (12.3)
2 µc

De esta manera, el resultado del experimento de Stern-Gerlach con átomos


de Li queda explicado como debido a la interacción del campo magnético
externo con el momento magnético intrı́nseco del electrón de valencia, cuyo
espı́n puede proyectarse de dos modos sobre el eje Z. En el lenguaje usual
se acostumbra decir que el electrón tiene espı́n 1/2.
Más adelante demostraremos que el espı́n del electrón aparece de una ma-
nera automática en una formulación relativista de la mecánica cuántica. En
el momento actual vamos a aceptar como datos empı́ricos los valores dados
en la ecuación (12.3) y estudiaremos de qué manera se puede introducir la
noción de espı́n en el formalismo no-relativista de Schrödinger. La primera
indicación en este sentido está dada por (12.3) la cual nos sugiere representar
a los tres operadores, Sx , Sy , Sz , por las tres matrices de la ecuación (11.15)
del capı́tulo anterior:

ℏ ℏ ℏ
Sx = σx , Sy = σy , Sz = σz , (12.4)
2 2 2
con
! ! !
0 1 0 −i 1 0
σx = , σy = , σz = , (12.5)
1 0 i 0 0 −1

ya que de esta manera los eigenvalores de Sz resultan ser + 1/2ℏ y − 1/2ℏ en


concordancia con (12.3). Las matrices σx , σy , σz se llaman matrices de Pauli,

126
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 127 — #135

El espı́n del electrón

y es fácil verificar que poseen las siguientes propiedades:


!
2 2 2 1 0
σx = σy = σz = ≡ I,
0 1

σx σy = −σy σx = iσz (cı́clicamente), (12.6)


o en notación tensorial:

σµ σν = Iδµν + iεµνρ σρ (µ, ν, ρ = 1, 2, 3) .

Este resultado no es más que una consecuencia del hecho de que las cuatro
matrices (I, ~σ ) constituyen una base para expresar cualquier matriz 2 × 2.
Una vez hecha la asignación de operadores al espı́n, veamos qué operado-
res debemos asignar a otros observables fı́sicos. A un observable que dependa
exclusivamente del espı́n se le asigna una matriz hermitiana:
 
C11 C12
,
 

C21 C22
∗ . A un ob-
donde las Cij son números complejos con la propiedad Cij = Cji
servable que dependa únicamente de las coordenadas espaciales se le asigna
un múltiplo de la matriz unidad:
!
F (~r, p~) 0
,
0 F (~r, p~)

donde F (~r, p~) es el operador correspondiente a ese mismo observable en la


teorı́a de Schrödinger. Finalmente, a un observable que dependa tanto de
las coordenadas espaciales como del espı́n se le asigna en general una matriz
hermitiana:  
F11 (~r, p~) F12 (~r, p~)
 .
F21 (~r, p~) F22 (~r, p~)
Ilustramos este punto con algunos ejemplos de importancia. A la suma de
la energı́a cinética más potencial central, y a las componentes del momento

127
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 128 — #136

El espı́n del electrón

angular orbital del electrón, se les asignan los operadores:


 
ℏ2 2
− 2µ ∇ + V (r) 0
H0 =   (12.7)
ℏ2 2
0 − 2µ ∇ + V (r)
y  
ℏ ∂
i εijk xj ∂xk 0
ℓi =  ; i = 1, 2, 3. (12.8)
ℏ ∂
0 i εijk xj ∂xk

Al producto S ~ · ~ℓ = Sx ℓx + Sy ℓy + Sz ℓz le corresponderá, de acuerdo


con (12.4) y (12.8), el operador
 
ℓ ℓ − iℓ
~ · ~ℓ = ℏ 
S
z x y
. (12.9)
2 ℓx + iℓy −ℓz

A las componentes jx , jy , jz del momento angular total: ji ≡ ℓi + Si les


corresponden, según (12.13) y (12.19), los operadores
   
ℓx ℏ2 ℓy − iℏ
 ℏ 
2 ℓ z + 0
jx =  ℏ

 ; jy =  iℏ
 
 ; jz = 
 2 .
ℓx ℓy ℏ
0 ℓz − 2
2 2
(12.10)
Finalmente, de (12.10) se deduce que a j 2 = jx2 + jy2 + jz2 le corresponde
el operador

2 3 2 
ℓ op + ℏ + ℏℓ z ℏ (ℓ x − iℓ y )
j2 =  4 , (12.11)
2 3 2
ℏ (ℓx + iℓy ) ℓop + 4 ℏ − ℏℓz
 2
lo cual también se puede deducir de j 2 = ~ℓ + S~ = ℓ2op + S 2 + 2~ℓ · S
~
usando (12.9).
Como los operadores son ahora matrices cuadradas 2 × 2, es obvio que las
funciones de onda serán matrices columna 2 × 1:
 
ψ+ (~r)
ψ= .
ψ− (~r)

128
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 129 — #137

El espı́n del electrón

El producto escalar de dos funciones de onda se define ası́:


Z Z
∗ ∗
(ψ, φ) = ψ+ φ+ dτ + ψ− φ− dτ. (12.12)

El problema de eigenvalores de un operador hermitiano H consiste en


encontrar los valores de ǫ para los cuales la ecuación Hψ = ǫψ; es decir:
H11 (~r, p~) ψ+ + H12 (~r, p~) ψ− = ǫψ+ ,
(12.13)
H21 (~r, p~) ψ+ + H22 (~r, p~) ψ− = ǫψ−
posee soluciones aceptables. Vemos que el problema de eigenvalores conduce
en general a un sistema de dos ecuaciones diferenciales simultáneas.
Un problema de eigenvalores que fue resuelto en el capı́tulo anterior es
aquel de encontrar los eigenvalores y las eigenfunciones de los operadores jz y
j 2 dados en (12.10) y (12.11). Sabemos que para una ℓ dada el eigenvalor de
j 2 es j (j + 1) ℏ2 donde j puede ser (ℓ + 1/2) o (ℓ − 1/2), y los eigenvalores de
jz son mℏ donde m = j, j − 1, . . . , −j. La expresión para las eigenfunciones
correspondientes está dada en la ecuación (11.40) del capı́tulo anterior. En
esa ecuación, ψ 1/2, 1/2 y ψ 1/2,− 1/2 indican las eigenfunciones simultáneas de S 2
y Sz correspondientes a los eigenvalores +ℏ/2 y −ℏ/2 de Sz , respectivamente.
En la notación de este capı́tulo es evidente que:
! !
1 0
ψ1,1 = y ψ 1 ,− 1 = . (12.14)
2 2 0 2 2 1
Por otra parte, las eigenfunciones de ℓ2op y ℓz sabemos que son Φ (r)
×Yℓm (θ, ϕ), de modo que sustituyendo en la ecuación (11.40) del capı́tu-
lo anterior se encuentra que las eigenfunciones simultáneas de ℓop 2 , S 2, j2 y
2 2 2
jz con eigenvalores ℓ (ℓ + 1) ℏ , 3/4 ℏ , (ℓ ± 1/2) (ℓ ± 1/2 + 1) ℏ y mℏ, respec-
tivamente, son:
 q 
1
Φ (r)  ℓ + m + 2 Y 1
ℓ,m− 2 
ψ 1 ℓ;ℓ+ 1 ,m = Φ (r) Y m1
ℓ,ℓ+ 21
=√ q ,
2 2 2 2ℓ + 1 1
ℓ − m + 2 Yℓ,m+ 1
2
 q 
1
Φ (r)  ℓ − m + 2 Yℓ,m− 1
ψ 1 ℓ;ℓ− 1 ,m = Φ (r) Y m
1
ℓ,ℓ− 1 = √ q 2 .
2 2 2 2 2ℓ + 1 1
− ℓ + m + 2 Yℓ,m+ 1
2
(12.15)

129
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 130 — #138

El espı́n del electrón

Las funciones Y m
1/2ℓ,j (θ, ϕ) se llaman armónicos esféricos espinoriales. Re-
cordemos que m indica la proyección de ~j y es por lo tanto un número
semientero.
Mencionaremos una propiedad de los armónicos esféricos espinoriales co-
nectada con el operador Sz . De las definiciones (12.15) se desprende que:
! s s
Yℓ,m− 1 ℓ + m + 12 m ℓ − m + 21 m
2 = Y 1 ℓ,ℓ+ 1 + Y 1 ℓ,ℓ− 1 ,
0 2ℓ + 1 2 2 2ℓ + 1 2 2

! s s
0 ℓ − m + 12 m ℓ + m + 21 m
= Y 1 ℓ,ℓ+ 1 − Y 1 ℓ,ℓ− 1 .
Yℓ,m+ 1 2ℓ + 1 2 2 2ℓ + 1 2 2
2

Entonces, aplicando el operador


!
ℏ 1 0
Sz =
2 0 −1

sobre Y m
1/ ℓ,j y aprovechando los dos resultados anteriores, se obtiene:
2
q 2
ℏm m ℏ ℓ + 12 − m2
Sz Y m
1
ℓ,ℓ+ 1
= Y1 1 + Ym
1
ℓ,ℓ− 1
,
2 2 2ℓ + 1 2 ℓ,ℓ+ 2 2ℓ + 1 2 2
q (12.16)
2
ℏ ℓ + 21 − m2 ℏm m
Sz Y m
1
ℓ,ℓ− 1
= Ym
1
ℓ,ℓ+ 1
− Y1 1.
2 2 2ℓ + 1 2 2 2ℓ + 1 2 ℓ,ℓ− 2

Veamos ahora algunas aplicaciones del formalismo anterior a problemans


importantes. Como primer ejemplo estudiaremos el movimiento de una par-
tı́cula de espı́n 1/2 en un campo central del tipo de oscilador armónico
isotrópico en tres dimensiones. Entre las fuerzas adicionales que obran so-
bre la partı́cula y que hay que tomar en cuenta está la llamada interacción
espı́n-órbita. Esta energı́a de interacción es igual a (ξ ~ℓ · S)/ℏ
~ 2 , el factor de

proporcionalidad ξ lo supondremos constante. La expresión rigurosa para


esta interacción se puede deducir de la formulación relativista de Dirac o

130
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 131 — #139

El espı́n del electrón

bien de consideraciones de cinemática relativista. La ecuación que debemos


resolver es entonces:
 2 ! !
ψ+ ψ+
 
ℏ 2 µ 2 2 ξ~ ~
− ∇ + ω r I − 2l · S =E . (12.17)
2µ 2 ℏ ψ− ψ−

Tomando en cuenta que:

∂2 2 ∂ 1
∇2 = 2
+ − 2 2 ℓ2op ,
∂r r ∂r ℏ r
y que los armónicos esféricos espinoriales definidos en (12.15) son eigenfun-
ciones de j 2 , ℓ2op ,S 2 y por lo tanto también son eigenfunciones de ~ℓ · S
~ ≡
1/2 j 2 − ℓ2 − S 2 , se deduce que si hacemos la sustitución
op
!
ψ+
= Φℓ (r) Y m
1
ℓ,j
(θ, ϕ) (12.18)
ψ− 2

en la ecuación (12.17), resultan las siguientes ecuaciones diferenciales ordi-


narias para determinar a Φℓ (r):

d2 Φ 2 dΦ ℓ (ℓ + 1)
 
1 2µ 1 1
si j = ℓ + : + − Φ + E+ ξℓ − µω 2 r2 Φ = 0,
2 dr2 r dr r2 ℏ2 2 2
d2 Φ 2 dΦ ℓ (ℓ + 1)
 
1 2µ ξ 1 2 2
si j = ℓ − : + − Φ+ 2 E− (ℓ + 1) − µω r Φ = 0.
2 dr2 r dr r2 ℏ 2 2
(12.19)

Comparando con la ecuación (8.6) del capı́tulo 8, vemos que (12.19) es


idéntica a la ecuación radial para el oscilador armónico que se resolvió en
ese capı́tulo, excepto por el hecho de que la E del capı́tulo 8 se reemplaza
por (E + 1/2ξℓ) o (E − 1/2ξ(ℓ + 1)) según el caso. Como esto no afecta esen-
cialmente el razonamiento seguido en aquel capı́tulo, se llega a la conclusión
de que los eigenvalores de la ecuación (12.17) son:

 (n + 3 )ℏω + 1 ξ (ℓ + 1) si j = ℓ − 1
2 2 2
Enℓjm = . (12.20)
 (n + 3 )ℏω − 1 ξℓ si j = ℓ + 21
2 2

131
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 132 — #140

El espı́n del electrón

11/2
7/2 i
3/2 g
1/2 d
n=6 s 5/2
d 9/2
g
i
13/2 126
9/2
1/2 5/2 h
p f
3/2
n=5 p
f
7/2

11/2 82
g
7/2 h
3/2
1/2 d
n=4 s 5/2
d 9/2
5/2
g 50
1/2
p f
3/2
n=3 p f
7/2
3/2 20
1/2 d
n=2 s 5/2
1/2
d 8
p3/2
n=1 p
1/2
n=0 s

Figura 12.1. Niveles de energı́a del oscilador armónico istrópico en tres


dimensiones cuando la partı́cula tiene espı́n 1/2.

Cada nivel (nℓ) del diagrama del capı́tulo 8 se desdobla en dos niveles,
uno con energı́a mayor y otro con energı́a menor que la del nivel original. La
separación entre los dos nuevos niveles es proporcional a (2ℓ + 1) y por lo
tanto aumenta con el valor del momento angular orbital. Por una elección
adecuada de ξ se puede llegar a obtener un esquema de niveles de energı́a
como el mostrado en la figura 12.1.
Las letras s, p, d, f , g, h, i que aparecen junto a cada nivel indican el
momento angular orbital ℓ = 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6 de ese nivel respectivamente.
El número que sigue a la letra indica el momento angular total j.
Una aplicación del problema anterior se tiene en el modelo de capas del
núcleo. En primera aproximación cada nucleón se mueve en el núcleo in-
dependientemente de los demás en un potencial promedio creado por los
nucleones restantes. Este potencial promedio se puede tomar como un po-
tencial del tipo del oscilador armónico; los nucleones son partı́culas de espı́n
1/2. Otra de las hipótesis básicas del modelo de capas nuclear es que existe
una fuerte interacción espı́n-órbita en el movimiento de cada nucleón. De
acuerdo con estas hipótesis, en una primera aproximación, los niveles de

132
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 133 — #141

El espı́n del electrón

energı́a de un protón o un neutrón en un núcleo estarı́an representados por


el esquema de la figura 12.1. Cada nivel tiene un grado de degeneración
(2j + 1) debido a las 2j + 1 proyecciones del momento angular total ~j sobre
el eje Z. Un estado del nucleón queda caracterizado por los cuatro números
cuánticos (n, ℓ, j, m) siendo m = j, j − 1, j − 2, · · · , −j. Anticipándonos al
capı́tulo próximo diremos que existe una ley de la naturaleza llamada prin-
cipio de exclusión, la cual establece que el estado (n, ℓ, j, m) sólo puede estar
ocupado por un nucleón. En un núcleo con un número grande de protones
(Z) o de neutrones (N ) los niveles de energı́a se irán llenando progresiva-
mente en orden creciente de energı́a; el número de nucleones de una clase
que podrán estar en un nivel j será (2j + 1), de acuerdo con el principio de
exclusión. Las lı́neas horizontales de puntos trazadas en el diagrama de la
figura 12.1 indican los lugares en que se tienen capas completamente llenas
de nucleones del mismo tipo en número de 8, 20, 50, 82 y 126. Estos números
se llaman números mágicos y los núcleos que tienen un número mágico de
protones o neutrones generalmente poseen propiedades que los distinguen
muy claramente de sus vecinos. Mencionaremos de paso que la separación
de los niveles de energı́a al llegar a 50, 82 o 126 nucleones se hace mucho
más evidente cuando se usa un potencial diferente al del oscilador armónico,
por ejemplo un potencial de pozo cuadrado.
Como segundo ejemplo de aplicación del formalismo, estudiaremos el pro-
blema del movimiento de un electrón en un campo central y en un campo
magnético uniforme externo H, ~ tomando en cuenta el espı́n del electrón. To-
~
maremos la dirección de H a lo largo del eje z. Las energı́as de interacción
entre los momentos magnéticos orbital M ~ e intrı́nseco M~ s del electrón, y el
~
campo magnético externo H son, respectivamente:
   
~ ~ e ~ ~ eH ~ ~ e ~ ~ eH
−M · H = − ℓ·H = − ℓz ; −Ms · H = − S · H = − 2Sz ,
2µc 2µc µc 2µc
(12.21)
de acuerdo con (12.1) y (12.3). La ecuación de Schrödinger del problema,
tomando en cuenta también la interacción espı́n-órbita, es la siguiente:
 2 ! !
ψ+ ψ+
 
ℏ 2 ξ~ ~ α α
− ∇ + V (r) I − 2 ℓ · S + jz + Sz =E ,
2µ ℏ ℏ ℏ ψ− ψ−
(12.22)

133
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 134 — #142

El espı́n del electrón

donde α = −eℏH/2µc y jz ≡ ℓz + Sz . Por sencillez supondremos que ξ es


constante.
Escribiendo el término ~ℓ · S~ en la forma equivalente 1/2 j 2 − ℓ2 − S 2 , es

op
fácil verificar que el operador hamiltoniano en la ecuación (12.22) conmuta
con los operadores ℓop 2 , S 2 y j ; por lo tanto, las eigenfunciones de estos tres
z
operadores serán también eigenfunciones del hamiltoniano en (12.22). Pero
las eigenfunciones simultáneas ℓ2op , S 2 y jz son combinaciones lineales de los
armónicos esféricos espinoriales Y m 1
1/ ℓj , con los mismos ı́ndices /2, ℓ, m. Las
2
funciones de onda de la ecuación (12.22) serán por lo tanto:
!
ψ+ n o
= Φnℓ (r) aℓm Y m
1
ℓ,ℓ+ 2
m
1 (θ, ϕ) + bℓm Y 1 1 (θ, ϕ)
ℓ,ℓ− 2
. (12.23)
ψ− 2 2

Introduciendo esta expresión en (12.22), y aprovechando los resultados ob-


tenidos en (12.15), deducimos que los coeficientes aℓm , bℓm deben obedecer
simultáneamente estas restricciones:
si j = ℓ + 12 :

    s 2
0 1 2ℓ + 2 α 1
aℓm Enℓ − ξℓ + αm − E + bℓm ℓ+ − m2 = 0,
2 2ℓ + 1 2ℓ + 1 2

si j = ℓ − 21 :
s 2
α 1
aℓm ℓ+ − m2
2ℓ + 1 2
   
0 1 2ℓ
+ bℓm Enℓ + ξ (ℓ + 1) + αm −E = 0,
2 2ℓ + 1
(12.24)
donde Enℓ0 indica los eigenvalores del hamiltoniano (12.22) en ausencia del

campo magnético y del acoplamiento espı́n-órbita; es decir, cuando α = ξ =


0. La condición para que el sistema de ecuaciones (12.24) sea consistente
es que el determinante de los coeficientes sea igual a cero; esto nos da una
ecuación cuadrática en E cuyas raı́ces son:
s
1 2
 
0 1 1 2 2
E = Enℓ + ξ + αm ± α − 2ξαm + ξ ℓ + . (12.25)
4 2 2

134
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 135 — #143

El espı́n del electrón

Estos son los eigenvalores del hamiltoniano en la ecuación (12.22).


Una verificación de la fórmula anterior la constituye el hecho de que cuan-
do α = 0 ella nos da
0 1
E+ = Enℓ + ξ (ℓ + 1)
2
y
0 1
E− = Enℓ − ξℓ,
2
que son precisamente los valores obtenidos anteriormente, como muestra la
ecuación (12.20). Esta comparación nos sirve para asociar el signo (+) del
radical con j = ℓ− 1/2, y el signo (-) del radical con j = ℓ+ 1/2. Un caso lı́mite
de importancia es aquel en que α ≪ ξ (es decir: energı́a de interacción con
el campo magnético externo ≪ energı́a de interacción espı́n-órbita), el cual
corresponde al llamado efecto Zeeman anómalo; en tal caso, desarrollando
el radical en potencias de α/ξ, se obtiene de (12.25) a primer orden:
0 1
E = Enℓ + ξ (ℓ + 1) + gj αm para j = ℓ − 12
2 (12.26)
0 1
E = Enℓ − ξℓ + gj αm para j = ℓ + 12 ,
2
donde gj es el factor de Landé y tiene el siguiente valor:
1 1
gj = 1 ± para j = ℓ ± . (12.27)
2ℓ + 1 2
La interpretación fı́sica semiclásica que se suele dar al factor de Landé es
la siguiente: en la ecuación (12.22) ℓz y Sz no son constantes del movimiento,
pero S 2 y ℓ2op sı́ lo son; por lo tanto, |~ℓ| =constante y |S| ~ =constante. Como
~ℓ + S~ = ~j los vectores ~ℓ y S~ efectúan un movimiento de precesión alrededor
~
de la dirección de j. Debido a la alta frecuencia de este movimiento de
rotación, las componentes ~ℓ y S ~ perpendiculares a ~j dan cero al promediar
en el tiempo; las únicas partes efectivas de ~ℓ y S ~ son las componentes ~ℓk y
~k paralelas a ~j.
S
Del diagrama mostrado en la figura 12.2 se deduce que:
!
~j ~j j 2 + ℓ2 − S 2 ~
~ℓk = · ~ℓ = j,
|~j| |~j| 2j 2
! (12.28)
~j ~j j 2 + S 2 − ℓ2
~k =
S ·S ~ = ~j.
|~j| |~j| 2j 2

135
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 136 — #144

El espı́n del electrón

"ll "

sll

Figura 12.2. Diagrama para obtener ~ℓk y S


~k .

   
En lugar de ℓz y Sz en la ecuación (12.22) habrá que usar ~ℓk y S
~k
z z
2 , S 2 , j 2 son
respectivamente, pero como en este grado de aproximación ℓop
 
constantes del movimiento, se puede reemplazar a ~ℓk por
z
 
j (j + 1) + ℓ (ℓ + 1) − S (S + 1)
jz
2j (j + 1)
 
~k por
ya S
z  
j (j + 1) + S (S + 1) − ℓ (ℓ + 1)
jz ,
2j (j + 1)
de modo que en la ecuación (12.22), en lugar de α(ℓz + 2Sz )/ℏ, apare-
cerá αgj jz /ℏ con gj dado por (12.26):
j (j + 1) + ℓ (ℓ + 1) − S (S + 1)
gj = gℓ
2j (j + 1)
j (j + 1) + S (S + 1) − ℓ (ℓ + 1)
+ gs , (12.29)
2j (j + 1)
con gℓ ≡ 1 y gs ≡ 2, expresión que fácilmente se comprueba que coincide
con la (12.27) en el caso en que S = 1/2. De esta manera se llega de nuevo
a los eigenvalores dados en la ecuación (12.26).

136
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 137 — #145

El espı́n del electrón

Vemos entonces que en el caso en que α ≪ ξ, o sea cuando hay interac-


ción espı́n-órbita muy fuerte, el electrón se comporta como si poseyera un
momento magnético efectivo M ~ ef cuya máxima energı́a de interacción con
un campo magnético externo es, de acuerdo con (12.26):

   
~ ~ eℏH eℏ
−Mef · H = −Mef H = gj − j ∴ Mef = j gj . (12.30)
2µc 2µc

La cantidad eℏ/2µc se llama magnetón de Bohr y es igual al momento


magnético del electrón libre.

La hipótesis de que la interacción espı́n-órbita sea fuerte es uno de los


postulados básicos del modelo de capas del Núcleo. Se supone además que en
los núcleos con un número impar de nuecleones, todos los nucleones, excepto
uno, se acoplan por pares para dar j = 0, en el momento angular total del
núcleo es igual a la j del único nucleón no apareado. Bajo estas suposiciones,
la fórmula (12.30) serı́a aplicable para calcular el momento magnético de los
núcleos con un número impar de partı́culas, con la salvedad de que hay que
reemplazar en ella la masa del electrón por la masa del protón; la nueva
unidad eℏ/2µp c se llama magnetón nuclear (m.n.). El hecho empı́rico es que
el momento magnético del protón libre o del neutrón libre no son iguales a
un magnetón nuclear, sino que valen: 2.793 y -1.913 magnetones nucleares
para el protón y el neutrón, respectivamente. En esto se toma en cuenta,
dado al coeficiente gs que aparece en la ecuación (12.29), el valor gs ≡ 5.586
para protones y gs ≡ −3.826 para neutrones. Además, el primer término del
segundo miembro en la ecuación (12.29) representa la contribución orbital al
momento magnético efectivo; como el neutrón no tiene carga eléctrica neta
es obvio que este término no debe figurar en las expresiones para el neutrón,
por lo tanto gl ≡ 0 para neutrones y gl ≡ 1 para protones.

Con estas previsiones, las ecuaciones (12.29) y (12.30) nos dan los siguien-
tes valores para los momentos magnéticos de núcleos con un número impar
de nucleones:

137
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 138 — #146

El espı́n del electrón


1 1

 j− 2 + 2.793 m.n. si j = ℓ + 2
Z impar Mef = , (12.31)
j 3
 1

j+1 j+ 2 − 2.793 m.n. si j = ℓ − 2

1
 −1.913 m.n. si j = ℓ + 2
N impar Mef = . (12.32)
j 1

j+1 (1.913) m.n. si j = ℓ − 2

Las curvas Mef = f (j) se llaman lı́neas de Schmidt. Experimentalmente


se ha observado que casi todos los núcleos con Z impar o N impar tienen
un momento magnético cuyo punto representativo está comprendido entre
las dos lı́neas de Schmidt correspondientes.

138
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 139 — #147

13

Sistemas de varias partı́culas idénticas

La ecuación de Schrödinger para un sistema de N partı́culas idénticas en


un campo común V (~r, s) que interaccionan entre sı́ es:
N N
" #
ℏ2 X 2 X
− ∇i + V (~ri , si ) + U (1, . . . , N ) Ψ(1, . . . , N ) = EΨ(1, . . . , N ),
2m
i=1 i=1
(13.1)
donde el término U (1, . . . , N ) describe la interacción de las partı́culas; el
número k en el argumento de U y de Ψ indica las cuatro coordenadas de la k-
ésima partı́cula; es decir, sus tres coordenadas espaciales ~rk y su coordenada
de espı́n sk . Debido a la supuesta identidad de las partı́culas, U (1, . . . , N )
debe ser una función completamente simétrica en las coordenadas 1, . . . , N ;
en otras palabras, para cualquier par de partı́culas, por ejemplo la k-ésima
y la m-ésima,
U (1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = U (1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ). (13.2)
Definamos un operador Pkm , el cual actuando sobre una función arbitraria
F (1, . . . , N ) intercambia las coordenadas de las partı́culas k y m:
Pkm F (1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = F (1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ). (13.3)
Para encontrar los eigenvalores y las eigenfunciones del operador Pkm pro-
ponemos la ecuación de eigenvalores:
Pkm φ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = λφ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ). (13.4)
Entonces, usando la definición dada por la ecuación (13.3),
φ(1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ) = λφ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ). (13.5)

139
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 140 — #148

Sistemas de varias partı́culas idénticas

Aplicando Pkm a ambos miembros de esta última ecuación, y usando (13.3)


y (13.4),
φ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = λ2 φ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ).
Como φ no es idénticamente nula se deduce que λ2 = 1; es decir, λ = ±1,
y por lo tanto de acuerdo con (13.5) las eigenfunciones del operador son
todas aquellas funciones φ que tengan la propiedad:
φ (1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = φ (1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ) (13.6)
o
φ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) = −φ(1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ). (13.7)
La función (13.6) se llama simétrica ante el intercambio de k y de m, y
la función (13.7) se llama antisimétrica ante el intercambio de k y de m.
Aplicando el operador Pkm a ambos miembros de la ecuación (13.1) se
tiene
Pkm (HΨ) = EPkm Ψ (13.8)
y empleando la definición (13.3) en el primer miembro de la ecuación
H(1, . . . , m, . . . , k, . . . , N )Ψ(1, . . . , m, . . . , k, . . . , N )
= EPkm Ψ(1, . . . , k, . . . , m, . . . , N ) (13.9)
De (13.1) y (13.2) se sabe que H(1, . . . , m, . . . , k, . . . , N ) = H(1, . . . , k,
. . . , m, . . . , N ). Por lo tanto usando nuevamente (13.3), la ecuación (13.9)
queda en la forma
HPkm Ψ = EPkm Ψ. (13.10)
Los segundos miembros de las ecuaciones (13.8) y (13.10) son idénticos.
Igualando los primeros miembros de esas ecuaciones se tiene, debido a la
completez del sistema de eigenfunciones Ψ:
HPkm = Pkm H (13.11)
Es decir, el operador Pkm conmuta con el hamiltoniano de la ecuación
(13.1). Podemos por lo tanto buscar eigenfunciones simultáneas de H y de
Pkm , lo cual significa que existen eigenfunciones Ψ(1, . . . , N ) del hamilto-
niano (13.1), que son simétricas o antisimétricas ante el intercambio de las
coordenadas de las partı́culas k y m. El razonamiento es válido para cual-
quier par de las N partı́culas.

140
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 141 — #149

Sistemas de varias partı́culas idénticas

El principio de exclusión

Del análisis de los espectros de un gran número de átomos, Pauli dedujo la


existencia de una ley llamada principio de exclusión, la cual desde el punto
de vista de la mecánica cuántica se puede enunciar de la siguiente manera:
La función de onda de un sistema de N electrones debe ser antisimétri-
ca ante el intercambio de las coordenadas de cualquier par de electro-
nes.

Posteriormente se ha encontrado que el principio de exclusión es aplicable


no sólo a electrones sino también a cualquier sistema de partı́culas idénti-
cas con espı́n semi-entero, como protones, neutrones, mesones µ, etc. Las
partı́culas de espı́n semi-entero reciben el nombre de fermiones.
Para las partı́culas de espı́n entero, llamadas en conjunto bosones, existe
una ley análoga cuyo enunciado es:
La función de onda de un sistema de N bosones idénticos debe ser
simétrica ante el intercambio de las coordenadas de cualquier par de
partı́culas.

Vamos a analizar algunas de las consecuencias del principio de exclusión.


Para empezar, consideremos un sistema de dos electrones sin interacción
mutua. La ecuación de Scrödinger del sistema es:

ℏ2
 
2 2

− ∇1 + ∇2 + V (1) + V (2) Ψ(1, 2) = EΨ(1, 2), (13.12)
2m
es separable y se puede encontrar una solución que tenga la forma

φn1 ℓ1 j1 m1 (1)φn2 ℓ2 j2 m2 (2) (13.13)

siendo las φ soluciones de las ecuaciones:

ℏ2 2
 
− ∇ + V (1) φ(1) = E1 φ(1) y
2m 1

ℏ2 2
 
− ∇ + V (2) φ(2) = E2 φ(2), (13.14)
2m 2

141
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 142 — #150

Sistemas de varias partı́culas idénticas

E1 + E2 = E. Es fácil verificar que el producto

φn2 ℓ2 j2 m2 (1)φn1 ℓ1 j1 m1 (2) (13.15)

es también eigenfunción del hamiltoniano (13.12) con eigenvalor E. Ahora


bien, ni la función (13.13) ni la (13.15) poseen la antisimetrı́a exigida por el
principio de exclusión. Esto se remedia tomando como solución de (13.12)
la siguiente combinación lineal:

1
Ψ(1, 2) = √ [φn1 ℓ1 j1 m1 (1)φn2 ℓ2 j2 m2 (2) − φn2 ℓ2 j2 m2 (1)φn1 ℓ1 j1 m1 (2)] ,
2
√ (13.16)
la cual es antisimétrica ante el intercambio de 1 y 2. El factor 1/ 2 es para
normalizar la Ψ(1, 2), suponiendo que las φ están ya normalizadas.
Supongamos ahora que los números cuánticos del primer electrón sean
idénticos a los del segundo electrón: n1 = n2 ; ℓ1 = ℓ2 ; j1 = j2 ; m1 = m2 ;
entonces, se desprende de (13.16) que Ψ(1, 2) ≡ 0 y por lo tanto ese estado
no existe. Llegamos ası́ a la forma original en que Pauli enunció el principio
de exclusión:

En un sistema de electrones los 4 números cuánticos de dos electrones


no pueden ser idénticos.

Aunque la demostración se efectuó considerando un sistema de electro-


nes sin interacción mutua, se llega al mismo resultado si se considera una
interacción entre los dos electrones, ya que en lugar de (13.16) la función de
onda será:
1
Ψ(1, 2) = √ [Φν1 ν2 (1, 2) − Φν2ν1 (1, 2)] ,
2
siendo Φν1 ν2 (1, 2) una solución no simetrizada de la ecuación de Schrödinger
incluyendo la interacción, y ν1 , ν2 los números cuánticos asociados. De nuevo
se encuentra que si ν1 = ν2 , entonces Ψ(1, 2) = 0.
Una aplicación del resultado del párrafo anterior se encuentra en la ex-
plicación de la estructura de la tabla periódica de los elementos. Se puede
considerar a un átomo en primera aproximación como un sistema de electro-
nes independientes que se mueven en un potencial central efectivo, creado
por la acción del núcleo y de los restantes electrones. A cada electrón se

142
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 143 — #151

Sistemas de varias partı́culas idénticas

n=6
n=5 86Rn
n=6
n=4

n=5 54Xe
n=5
n=4
n=4 36Kr
n=4 n=3
n=3 18Ar
n=3
n=2 10Ne
n=2
n=1 2He

l=0 l=1 l=2 l=3

Figura 13.1. Niveles de energı́a de los átomos.

le pueden asignar cuatro números cuánticos (n, ℓ, m, σ), siendo m la pro-


yección del momento angular orbital sobre el eje Z y σ la proyección del
espı́n también sobre el eje Z. Para un valor dado de n, la ℓ puede tomar
valores ℓ = 0, 1, 2, . . . , n − 1. Al conjunto de estados con el mismo valor
de n lo llamaremos una capa. En la capa n = 1 sólo hay dos estados, ya
que ℓ = m = 0 y por el principio de exclusión sólo son posibles los estados
(1, 0, 0, + 1/2) y (1, 0, 0, − 1/2). En la capa n = 2 el principio de exclusión per-
mite la existencia de 8 estados: (2, 0, 0, ± 1/2), (2, 1, ±1, ± 1/2) y (2, 1, 0, ± 1/2).
Por un razonamiento análogo, en la capa n = 3 hay 18 estados, en la n = 4
hay 32 estados y en la n = 5 hay 50 estados. Sin embargo las capas no se
van llenando regularmente en orden creciente de n y ℓ, sino en orden cre-
ciente de la energı́a. En el diagrama mostrado en la figura 13.1 se indica
esquemáticamente el orden aproximado de los niveles de energı́a del poten-
cial central efectivo. Las lı́neas de puntos horizontales indican los lugares en
que un grupo de niveles está separado de otro grupo análogo. Los números a
la derecha indican el número de electrones que se han acumulado hasta ese

143
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Sistemas de varias partı́culas idénticas

punto. Se ve que esos son precisamente los números atómicos de los gases
nobles, los cuales equivalen a los números mágicos de la fı́sica nuclear.
Como siguiente aplicación del principio de exclusión, analizaremos el es-
pectro del átomo de helio. Despreciando los términos de interacción con el
espı́n, y considerando al núcleo en reposo, el hamiltoniano del átomo de He
es:
ℏ2  2e2 2e2 e2 e2
H =− ∇21 + ∇22 − − + ≡ H0 + , (13.17)
2m r1 r2 r12 r12
con r12 ≡ |~r1 − ~r2 |. Como no es posible obtener una solución exacta de la
ecuación de Schrödinger para este hamiltoniano, emplearemos el método de
perturbaciones considerando a e2 /r12 como una perturbación. La ecuación
de Scrödinger para el hamiltoniano no perturbado, H0 Ψ(1, 2) = E (0) Ψ(1, 2),
tiene por solución un producto de una función F (~r1 , ~r2 ) de las coordenadas
espaciales por otra función, G(s1 , s2 ), de las coordenadas de espı́n de los
electrones. Ahora bien, en este problema H0 es más simétrico que el ha-
miltoniano en la ecuación (13.1), ya que es invariante frente al intercambio
de ~r1 , ~r2 y ante el intercambio de s1 , s2 separadamente; entonces, por un
razonamiento análogo al que nos condujo a la ecuación (13.11), se llega a
la conclusión de que podemos escoger F (~r1 , ~r2 ) de modo que sea simétri-
ca o antisimétrica ante el intercambio de ~r1 , ~r2 ; también podemos escoger
G (s1 , s2 ) de modo que sea simétrica o antisimétrica ante el intercambio de
s1 , s2 . Por lo tanto, para satisfacer el principio de exclusión de la función de
onda no perturbada Ψ(1, 2), deberá ser un producto FS (~r1 , ~r2 ) · GA (s1 , s2 ) o
bien un producto FA (~r1 , ~r2 ) · GS (s1 , s2 ), donde los ı́ndices S y A significan
simétrica y antisimétrica, respectivamente.
La función espacial no perturbada, apropiadamente simetrizada, tiene
alguna de estas dos formas:
1
FA (~r1 , ~r2 ) = √ [Ψn1 ℓ1 m1 (~r1 )Ψn2 ℓ2 m2 (~r2 ) − Ψn2 ℓ2 m2 (~r1 )Ψn1 ℓ1 m1 (~r2 )] y
2
(13.18)
1
FS (~r1 , ~r2 ) = √ [Ψn1 ℓ1 m1 (~r1 )Ψn2 ℓ2 m2 (~r2 ) + Ψn2 ℓ2 m2 (~r1 )Ψn1 ℓ1 m1 (~r2 )] ,
2
(13.19)
donde las Ψ son soluciones de:
ℏ2 2 2e2
 
(0)
− ∇ − Ψ(~r1 ) = E1 Ψ(~r1 ) y
2m 1 r1

144
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Sistemas de varias partı́culas idénticas

ℏ2 2 2e2
 
(0)
− ∇ − Ψ(~r2 ) = E2 Ψ(~r2 ), (13.20)
2m 2 r2
(0) (0)
con E1 +E2 = E (0) . Los hamiltonianos de la ecuación (13.20) son del tipo
del átomo hidrogenoide y por lo tanto sus eigenfunciones Ψ y sus eigenvalores
(0)
Ei son conocidos. Las funciones espinoriales apropiadamente simetrizadas
pueden tener alguna de estas cuatro formas:

GS (s1 , s2 ) = χ 1 (s1 )χ 1 (s2 ),


2 2
h i
GS (s1 , s2 ) = √12 χ 1 (s1 )χ− 1 (s2 ) + χ− 1 (s1 )χ 1 (s2 ) ,
2 2 2 2
(13.21)
GS (s1 , s2 ) = χ− 1 (s1 )χ− 1 (s2 ) o
2 2
h i
1
GA (s1 , s2 ) = √2 χ 1 (s1 )χ− 1 (s2 ) − χ− 1 (s1 )χ 1 (s2 ),
2 2 2 2

donde χ 1 y χ− 1 son, respectivamente, los espinores


2 2

!
1
χ1 = y
2 0
!
0
χ− 1 = .
2 1
Usando los valores de los coeficientes de Clebsch-Gordan dados por las ecua-
ciones (11.38) y (11.39) del capı́tulo 11, y la definición dada por la ecua-
ción (11.25) de ese mismo capı́tulo, se comprueba que las tres funciones GS
en la ecuación (13.21) corresponden a un espı́n total S = 1 con proyecciones
1, 0, −1 respectivamente; la función GA corresponde a un espı́n total S = 0
con proyección 0. Esto también puede comprobarse aplicando sobre las fun-
ciones (13.21) los operadores (~s1 + ~s2 )2 y (sz )1 + (sz )2 del capı́tulo anterior,
dados por las ecuaciones (12.4) y (12.5).
Calcularemos a continuación la corrección de primer orden a la energı́a
debida a la perturbación e2 /r12 . Analizaremos un solo nivel del hamiltoniano
no perturbado; por ejemplo, el primer nivel excitado el cual corresponde a
n1 = 1, n2 = 2. El grado de degeneración de este nivel es (2n21 )(2n22 ) = 16

145
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Sistemas de varias partı́culas idénticas

estados antisimétricos. De acuerdo con la teorı́a de perturbaciones para es-


tados degenerados (capı́tulo 10), debemos calcular los elementos de matriz
de la perturbación en la base formada por las 16 funciones degeneradas de
ese nivel y luego hay que diagonalizar esa matriz. Debido a que las fun-
ciones de espı́n G (s1 , s2 ) son ortogonales para valores diferentes del espı́n
total, ası́ como para valores diferentes de las proyecciones de un mismo espı́n
total, la matriz de la perturbación se reduce a cuatro bloques, cada uno de
dimensión 4 × 4, correspondientes a (S = 0, Ms = 0), (S = 1, Ms = 1),
(S = 1, Ms = 0) y (S = 1, Ms = −1). Las funciones de onda asociadas al
primer bloque son:

1) √1 [ψ100 (~r1 )ψ200 (~r2 ) + ψ200 (~r1 )ψ100 (~r2 )] F (s1 , s2 ),


2

2) √1 [ψ100 (~r1 )ψ211 (~r2 ) + ψ211 (~r1 )ψ100 (~r2 )] F (s1 , s2 ),


2
(13.22)
3) √1 [ψ100 (~r1 )ψ210 (~r2 ) + ψ210 (~r1 )ψ100 (~r2 )] F (s1 , s2 ) y
2

4) √1 [ψ100 (~r1 )ψ21−1 (~r2 ) + ψ21−1 (~r1 )ψ100 (~r2 )] F (s1 , s2 ),


2

donde las ψ son funciones de onda hidrogenoides con carga nuclear Z = 2 y


la función F (s1 , s2 ) está dada por:

1 h i
F (s1 , s2 ) = √ χ 1 (s1 )χ− 1 (s2 ) − χ− 1 (s1 )χ 1 (s2 ) .
2 2 2 2 2

Los elementos de matriz de H(1) ≡ e2 /r12 con respecto a estas cuatro


funciones valen cero fuera de la diagonal, y sobre la diagonal sólo hay dos
valores diferentes, uno de ellos repetido tres veces:

(1) (1) (1) (1)


H11 = Js + Ks ; H22 = H33 = H44 = Jp + Kp , (13.23)

146
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 147 — #155

Sistemas de varias partı́culas idénticas

con
e2
ZZ
Js = |ψ 100 (~r1 )|2|ψ200 (~r2 )|2 dτ1 dτ2 ,
r12
e2
ZZ
Jp = |ψ100 (~r1 )|2 |ψ211 (~r2 )|2 dτ1 dτ2 ,
r12
(13.24)
e2
ZZ
∗ ∗
Ks = ψ100 (~r1 )ψ200 (~r2 ) ψ200 (~r1 )ψ100 (~r2 )dτ1 dτ2 y
r12
e2
ZZ
∗ ∗
Kp = ψ100 (~r1 )ψ211 (~r2 ) ψ211 (~r1 )ψ100 (~r2 )dτ1 dτ2 .
r12

Las integrales Js y Jp se pueden interpretar como la energı́a potencial


de interacción entre dos distribuciones de carga eléctrica con densidades
e |Ψn1 ℓ1 m1 (~r1 )|2 y e |Ψn2 ℓ2 m2 (~r2 )|2 , respectivamente. Sin embargo, las inte-
grales Ks y Kp , que son una consecuencia directa del principio de exclusión,
no tienen una interpretación clásica parecida y reciben el nombre de inte-
grales de intercambio.
(1)
En lo que respecta a los tres bloques restantes, Hµ,ν también resul-
ta diagonal en ellos e idéntica en los tres bloques. Las funciones de onda
asociadas a estos bloques son análogas a (13.22), sólo que en las funciones
especiales se cambia el signo (+) por (−), y la función de espı́n se reemplaza
por la correspondiente función Gs dada en (13.21). Los elementos de matriz
de H (1) tienen por valor:
(1) (1) (1) (1)
H5 5 = H9 9 = H13 13 = Js − Ks ; los restantes Hµ,ν = Jp − Kp . (13.25)

En conclusión, el nivel no perturbado n1 = 1, n2 = 2, por efecto de la


perturbación a primer orden se desdobla en cuatro niveles, como se muestra
en la figura 13.2.
Los números sobre cada nivel indican el grado de degeneración. Las letras
S, P, . . . indican el momento angular orbital total: 0, 1, . . . del nivel, y el
número que precede a la letra es igual a 2·(spintotal)+1. El momento angular
orbital L (si es ≥ 1) se puede acoplar con el espı́n total S = 1 para dar tres
momentos angulares totales J = L+1, L, L−1. Debido a la interacción espı́n-
órbita, la cual hemos despreciado en este análisis elemental, los estados con J
diferente tienen energı́as ligeramente diferentes, de modo que en el diagrama

147
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Sistemas de varias partı́culas idénticas

1
P

KP

KP
3
P

JP
1
S
KS

KS 3
S
JS

16
er
correción de 1 orden

Figura 13.2. Desdoblamiento del nivel no perturbado n1 = 1, n2 = 2 del átomo de


helio.

anterior el nivel 3 P se desdobla en tres niveles muy cercanos: 3 P0 ,3 P1 ,3 P2 ,


cuyos grados de degeneración son 1,3 y 5, respectivamente. El ı́ndice inferior
en estas expresiones indica el valor de j.

El método variacional

Sea H(~r, p~) el operador hamiltoniano de un sistema y supongamos, por


sencillez en la discusión, que H tiene una sucesión discreta de eigenvalores
E0 < E1 6 E2 ≤ E3 ≤ . . . a los cuales están asociados las correspondientes
eigenfunciones ortonormales ψ0 , ψ1 , ψ2 , ψ3 , . . . . Sea φ una función arbitraria
normalizada que satisface las mismas condiciones a la frontera que las ψ.
Sabemos que φ se puede desarrollar ası́:

X
φ= an ψn , (13.26)
n=0
con

X
|an |2 = 1.
n

148
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 149 — #157

Sistemas de varias partı́culas idénticas

Tendremos entonces que:


Z Z ∞ ∞
|an |2 En ;
X X X
∗ ∗ ∗ ∗
φ Hφdτ = an am ψn Hψm dτ = an am Em δnm =
nm nm n=0

por lo tanto, ya que:


|an |2 Eo ,
X
Eo ≡
n
se obtiene que:
Z
|an |2 (En − Eo ).
X
φ∗ Hφdτ − Eo = (13.27)
n=1

El segundo miembro de esta ecuación es una cantidad no negativa, de


ahı́ que se llegue a la conclusión de que:
Z
φ∗ Hφdτ ≥ Eo (13.28)

para cualquier φ.
El signo de igualdad es válido, de acuerdo con (13.27), solamente cuando
an = 0 para toda n ≥ 1, es decir cuando φ ≡ ψ0 . La ecuación (13.28) es la
base del método variacional para calcular aproximadamente Rla energı́a del
espacio base de un sistema: simplemente se calcula la integral φ∗ Hφdτ con
una φ arbitraria que dependa de uno o más parámetros; la mejor aproxi-
mación a Eo se obtiene dándole a los parámetros valores que hagan que la
integral adquiera un valor mı́nimo.
Veamos ahora la aplicación de este método a un átomo, el cual considera-
mos en primera aproximación como un sistema de N electrones moviéndose
en el campo eléctrico del núcleo estacionario e interaccionando entre sı́ por
medio de la fuerza coulombiana. El hamiltoniano del sistema es:
 
N 2 2 2
− ℏ ∇2i − Ze + 1 e 
X X
H= . (13.29)
2m ri 2 rij
i=1 j6=i

Calculemos el valor de la integral


Z
φ∗ Hφdτ1 . . . dτN ,

149
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 150 — #158

Sistemas de varias partı́culas idénticas

tomando como φ una función de este tipo:

φ = ψ1 (~r1 )ψ2~r2 )ψ3 (~r3 ) . . . ψN (~rN ) (13.30)

estando las ψ normalizadas. De (13.29) y (13.30) se encuentra que:


Z N Z
X 

φ Hφdτ1 . . . dτN = ψi∗ (~ri )Hi ψi (~ri )dτi (13.31)
i=1
con
ℏ2 2 Ze2 X e2
Z
Hi ≡ − ∇ − + ψj∗ (~rj ) ψj (~rj )dτj . (13.32)
2m i ri rij
j6=i

La mejor aproximación a la energı́a del estado base del átomo se ob-


tendrá cuando la suma en el segundo miembro de (13.31) tenga un valor
mı́nimo. Esto se logra haciendo que cada sumando tenga su valor mı́nimo
posible; y de acuerdo con (13.28) la integral ψi∗ Hi ψj dτi tiene un valor
R

mı́nimo cuando ψi satisface a la ecuación Hi ψi = ǫ0i ψi , siendo ǫ0i el mı́nimo


eigenvalor de Hi .
Llegamos ası́ a la fundamentación del método de aproximación de Hartree:
la mejor aproximación a la energı́a del estado base de un átomo por el
método variacional con una función del tipo (13.30) se logra escogiendo las
ψ de modo que satisfagan a las ecuaciones siguientes:
 
2 2 2
− ℏ ∇2i − Ze + e
X Z
ψj∗ (~rj ) ψj (~rj )dτj  ψi = ǫ0i ψi , (13.33)
2m ri rij
j6=i

con i = 1, 2, . . . , N . Este es un sistema de N ecuaciones integrodiferenciales


simultáneas que se resuelve por el método de iteraciones: Conocida una
aproximación de orden n: Ψ(n) , se evalúan las integrales y (13.33) se reduce
a un sistema de ecuaciones diferenciales las cuales, al ser integradas, nos dan
la aproximación de orden n+1: ψ (n+1) ; el proceso se repite tantas veces como
sea necesario hasta el momento en que ψ (n) sea idéntica (o muy parecida) a
ψ (n+1) . En ese momento se dice que el potencial efectivo que actúa sobre el
iésimo electrón,
Ze2 X e2
Z
Vef (~ri ) = − + ψj∗ (~rj ) ψj (~rj )dτj , (13.34)
ri rij
j6=i

150
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 151 — #159

Sistemas de varias partı́culas idénticas

es un campo autoconsistente. Los términos de la sumatoria en (13.34) des-


criben aproximadamente la interacción entre el iésimo electrón y los N − 1
restantes electrones. Las integrales en (13.33) dependen en general de los
ángulos polares de ~ri ; para simplificar el problema se promedia sobre todas
las direcciones de ~ri , de modo que el potencial efectivo en (13.34) se convierte
en un potencial central. Finalmente, haremos notar que la función de onda
de Hartree dada en (13.30) no satisface el principio de exclusión puesto que
no presenta simetrı́a espacial ante el intercambio de ~ri por ~rj . Este defecto
se puede corregir, dando origen a la llamada función de Hartree-Fock, la cual
no se dicutirá aquı́.

Rotación de moléculas diatómicas

Examinaremos ahora cómo afecta el principio de exclusión al movimiento


rotacional de una molécula formada por dos núcleos idénticos. La ecuación
del movimiento rotacional se deduce de la ecuación (9.10) del capı́tulo 9,
poniendo χ = 0, lo cual expresa el hecho que la molécula diatómica no puede
girar alrededor de la lı́nea que une los dos núcleos. La ecuación resultante
es:
ℏ2 ∂2
 
1 ∂ ∂ 1
− sen θ + ψ = Eψ;
2I sen θ ∂θ ∂θ sen2 θ ∂φ2
sus eigenfunciones y eigenvalores son:
ℏ2
YJM (θ, φ); E= J(J + 1), J = 0, 1, 2, 3 . . . . (13.35)
2I
Los ángulos (θ, φ) son los ángulos polares del vector de posición relativo
de los núcleos ~r ≡ ~r1 − ~r2 . Intercambiar las coordenadas espaciales de los
núcleos equivale a reemplazar ~r por (−~r). Ante este intercambio los armóni-
cos esféricos cambian de YJM a (−)J YJM .
La función de onda completa que describe el movimiento rotacional será
producto del armónico esférico por una función de los espines nucleares:
ψ = YJM (θ, φ)G(s1 , s2 ). (13.36)
Ahora bien, los núcleos de la molécula pueden ser fermiones o bosones. El
principio de exclusión para fermiones y la ley análoga para bosones exigen
que ψ tenga alguna de estas formas:

151
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 152 — #160

Sistemas de varias partı́culas idénticas

Para fermiones:

 YJM (θ, φ)GA (s1 , s2 ), (J, par)
ψ= (13.37)
YJM (θ, φ)GS (s1 , s2 ), (J, impar).

Para bosones:

 YJM (θ, φ) GA (s1 , s2 ) , (J, impar)
ψ= (13.38)
YJM (θ, φ) Gs (s1 , s2 ) , (J, par),

donde A y S significan antisimétrico y simétrico, respectivamente.


Veamos algunas consecuencias de este hecho. Si los núcleos tienen espı́n
cero es imposible construir una función G(s1 , s2 ) antisimétrica a partir de
la ecuación (13.38). Se deduce entonces que en este caso los estados con J
impar no existen. Analizando el espectro rotacional de la molécula 016 se ha
visto que no existen las lı́neas asociadas a transiciones entre dos niveles de
los cuales uno o los dos tienen J impar; de aquı́ se obtiene la conclusión que
los núcleos de 016 son bosones con espı́n cero.
Si los núcleos de la molécula son fermiones de espı́n 1/2, entonces, según
vimos en la ecuación (13.21), GA corresponde a un espı́n total S = 0 y Gs
corresponde a un espı́n total S = 1. El primer tipo de moléculas se llaman
para-moléculas, y para ellas sólo existen los niveles con J par; el segundo
tipo de moléculas se llaman orto-moléculas y para ellas sólo hay estados con
J impar. En estado de equilibrio el gas será una mezcla de orto-moléculas
y para-moléculas en la proporción de 3 a 1, debido a las tres posibilidades
en las proyecciones del espı́n 1. En el espectro rotacional esto se refleja en
el hecho de que las lı́neas provenientes de transiciones entre niveles con J
impar serán tres veces más intensas que las provenientes de J par. Esto se
ha observado en el hidrógeno molecular; de ahı́ se deduce que el protón es
un fermión de espı́n 1/2.

152
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 153 — #161

14

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

E studiaremos la dispersión de un haz de partı́culas por un potencial cen-


tral. La situación experimental es la siguiente. Un haz de partı́culas mono-
energéticas se dirige hacia un centro dispersor fijo, el cual está situado en
el origen del sistema de coordenadas. Suponemos que la acción del centro
dispersor sobre cada partı́cula se puede representar por un potencial cen-
tral V (r). Sin perder generalidad podemos tomar como dirección del haz
incidente la dirección del eje Z. La intensidad del haz incidente está dada
por el número de partı́culas que atraviesan la unidad de área AN colocada
normalmente al eje Z, en la unidad de tiempo. Después de pasar cerca del
centro dispersor las partı́culas son desviadas en diferentes direcciones. Su-
pondremos que el potencial es de corto alcance, de modo que a muy grandes
distancias del origen las partı́culas se mueven prácticamente en dirección
radial. Por medio de un dispositivo adecuado se puede contar el número de
partı́culas que son dispersadas en un ángulo sólido dΩ = sen θ dθ dϕ, en la
unidad de tiempo. El cociente
No. de partı́culas dispersadas dentro de dΩ/unidad de tiempo
dσ (θ, ϕ) =
No. de partı́culas incidentes/unidad de área por unidad de tiempo
se llama sección diferencial de dispersión y puede ser medido experimen-
talmente; constituye una medida cuantitativa del proceso de dispersión. El
objetivo de la teorı́a será tratar de encontrar una expresión para dσ dentro
del formalismo de la mecánica cuántica.
Recordemos que en el capı́tulo 5 se dedujo, a partir de la ecuación de
Schrödinger, la siguiente ecuación de continuidad:

div ~j + |Ψ (~r, t)|2 = 0,
∂t
con
~j = ℏ (Ψ∗ ∇Ψ − Ψ∇Ψ∗ ) .
2mi

153
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 154 — #162

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

Detector

dΩ
θ

N
+
X
A

Figura 14.1. Arreglo experimental para hacer un estudio de dispersión.

Para un proceso estacionario


i
Ψ (~r, t) = ψ (~r) e− ℏ Et ,

por lo tanto |Ψ (~r, t)|2 no depende del tiempo, y la ecuación de continuidad


se reduce a div~j = 0. Integrando esta ecuación sobre un volumen arbitrario
se obtiene, por el Teorema de Gauss:
Z I
div ~j dτ = ~j · d~σ = 0.

Para una onda plana se encuentra que ~j es un vector paralelo a la velo-


cidad ~v del haz de partı́culas; escogiendo como volumen de integración un
cilindro cuyas dos bases de área A sean normales a la dirección del haz,
la ecuación anterior implica que (jn A)1 = (jn A)2 . Este resultado expresa la
conservación del número de partı́culas si a jn lo interpretamos como el núme-
ro de partı́culas que atraviesan la unidad de área colocada normalmente a la
dirección del haz, en la unidad de tiempo. De acuerdo con esta interpreta-
ción, la definición de sección diferencial dada anteriormente se puede escribir

154
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 155 — #163

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

en la siguiente forma equivalente:


 
~js · ~ns r 2 dΩ
dσ (θ, ϕ) =   , (14.1)
~ji · ~ni

donde ~n es un vector de magnitud 1, y los ı́ndices i y s se refieren a la


dirección de incidencia y a la dirección de dispersión respectivamente.
De esta manera hemos establecido la conexión con la mecánica cuántica,
ya que el vector ~j que aparece en (14.1) se calcula conociendo la función de
onda del sistema. Como la detección de las partı́culas dispersadas se efectúa
a gran distancia del centro dispersor, es suficiente conocer la forma asintótica
de la función de onda. Ésta debe contener un término que represente al haz
incidente, el cual es una onda plana: ψi = eikz ; otro término que represente el
haz disperso, el cual es a grandes distancias una onda esférica cuya amplitud
en general depende de la dirección
1
ψs ∼ f (θ, ϕ) eikr .
r
De estas expresiones se deduce que

~ji · ~ni = ℏk y
 
m

~js · ~ns ∼ ℏk f ∗ f.
 
mr 2
Sustituyendo en (14.1)

dσ (θ, ϕ) = |f (θ, ϕ)|2 dΩ. (14.2)

El problema de la dispersión desde el punto de vista de la mecánica cuánti-


ca consiste entonces fundamentalmente en lo siguiente: dada la ecuación de
Schrödinger correspondiente al potencial V (r),
 
2 2 2m
∇ ψ + k − 2 V (r) ψ = 0, (14.3)

con √
2mE
k= ,

155
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 156 — #164

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

hay que encontrar una solución de esta ecuación que a grandes distancias
del origen se comporte asintóticamente como:

1
ψ (~r) ∼ eikz + f (θ, ϕ) eikr . (14.4)
r

La sección diferencial de dispersión estará entonces dada por la ecua-


ción (14.2).
Un método posible para resolver la ecuación (14.3) es el de separación
de variables en coordenadas esféricas. Veamos cómo se analiza el problema
de dispersión siguiendo ese camino. Debido a la elección del eje z como
dirección de incidencia, existe simetrı́a de rotación alrededor del eje z, y las
soluciones de la ecuación (14.3) serán independientes del ángulo azimutal
ϕ. La solución más general de (14.3), independiente de ϕ y obtenida por
separación de variables, es:

X
ψ (~r) = Rkl (r) Pℓ (cos θ) , (14.5)
ℓ=0

donde r

Pℓ (cos θ) ≡ Yℓ0 (θ, ϕ) ,
2ℓ + 1
y la función Rkℓ (r) satisface a la siguiente ecuación diferencial:

d2
 
2 d ℓ (ℓ + 1) 2 2m
+ − + k − 2 V (r) Rkℓ = 0. (14.6)
dr 2 r dr r2 ℏ

Por sencillez en la discusión supondremos que el potencial V (r) es tal


que se anula para r ≥ a (potencial cortado). Entonces, para r ≥ a, la
ecuación (14.6) se reduce a la ecuación de las funciones de Bessel esféricas,
las cuales son discutidas en el apéndice al final de este capı́tulo. La solución
de (14.6) para r ≥ a será una combinación lineal de las funciones jℓ (kr) y
nℓ (kr); esta combinación lineal se puede escribir, sin perder generalidad, de
la siguiente forma:

Rkℓ (r) = Aℓ [(cos δℓ ) jℓ (kr) − (sen δℓ ) nℓ (kr)] . (14.7)

156
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 157 — #165

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

La ventaja de este modo de escritura es que al sustituir las fórmulas


asintóticas (14.46) y (14.47) del apéndice se encuentra que:
" #
1  π  (−i)ℓ · eiδℓ ikr iℓ e−iδℓ −ikr
Rkℓ ∼ Aℓ sen kr − ℓ + δℓ = Aℓ e − e ;
kr 2 2ikr 2ikr

por lo tanto, sustituyendo en (14.5)


"∞ #
eikr X
ψ (~r) ∼ (−i)ℓ eiδℓ Aℓ Pℓ (cos θ)
2ikr
ℓ=0
"∞ #
e −ikr X
ℓ −iδℓ
− ie Aℓ Pℓ (cos θ) . (14.8)
2ikr
ℓ=0

Por otra parte, usando la fórmula (14.52) del apéndice, y la fórmula


asintótica de jℓ , podemos reescribir la ecuación (14.4) ası́:

X 1  π 1
ψ (~r) ∼ iℓ (2ℓ + 1) sen kr − ℓ Pℓ (cos θ) + f (θ) eikr ;
kr 2 r
ℓ=0

es decir:
" ∞
#
eikr X
ψ (~r) ∼ 2ikf (θ) + (2ℓ + 1) Pℓ (cos θ)
2ikr
ℓ=0
"∞ #
eikr X ℓ ℓ
− i i (2ℓ + 1) Pℓ (cos θ) . (14.9)
2ikr
ℓ=0

Las ecuaciones (14.8) y (14.9) deben ser idénticas; igualando los coeficien-
tes de e−ikr en cada ecuación se deduce que:

Aℓ = iℓ (2ℓ + 1) eiδℓ ,

e igualando los coeficientes de eikr se deduce que:



X ∞
X
2ikf (θ) + (2ℓ + 1) Pℓ = ei2δℓ (2ℓ + 1) Pℓ ,
ℓ=0 ℓ=0

157
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 158 — #166

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

o sea:

e2iδℓ − 1
X  
f (θ) = (2ℓ + 1) Pℓ (cos θ)
2ik
ℓ=0

1X
= (2ℓ + 1) eiδℓ sen δℓ Pℓ (cos θ) . (14.10)
k
ℓ=0

Por medio de esta ecuación podrı́amos calcular la sección diferencial


|f (θ)|2 dΩ si conociéramos los valores de δℓ . Estos valores δℓ se llaman co-
rrimientos de fase. Los corrimientos de fase δℓ se determinan calculando la
solución de la ecuación (14.6) para r < a y estableciendo las condiciones de
continuidad de R y dR/dr en el punto r = a.
Otra cantidad que también puede determinarse experimentalmente es la
llamada sección total σT la cual se define como:
I Z π
σT = dσ (θ, ϕ) = 2π |f (θ)|2 sen θ dθ. (14.11)
0

De la ecuación (14.10), aprovechando la ortogonalidad de los polinomios


de Legendre, se deduce que:

4π X
σT = 2 (2ℓ + 1) sen2 δℓ . (14.12)
k
ℓ=0

Como ejemplo ilustrativo analizaremos la dispersión por una esfera rı́gida,


es decir un potencial tal que V (r) = ∞ si r < a y V (r) = 0 si r ≥ a. La
función radial solución de la ecuación (14.6) debe anularse para r = a, por
lo tanto de (14.7) se concluye que:
sen δℓ jℓ (ka)
= ,
cos δℓ nℓ (ka)
jℓ (ka)
∴ δℓ = q . (14.13)
jℓ2 (ka) + n2ℓ (ka)

Esta ecuación determina a δℓ ; una vez conocidos los corrimientos de fase


se puede calcular la amplitud de dispersión f (θ) por medio de la ecua-
ción (14.10). Si suponemos que la única contribución importante es la de

158
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 159 — #167

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

momento angular cero (onda S), entonces de las fórmulas del apéndice se
deduce que j0 (ka) = (sen ka)/ka, η0 (ka) = −(cos ka)/ka y por lo tanto
tan δ0 = − tan ka o sea δ0 = −ka. De las ecuaciones (14.10) y (14.12) se
obtiene la conclusión de que la dispersión es isotrópica (independiente al
ángulo θ) y que la sección total es:
√ !2
 √
4π sen 2mEa 
σT = 2 sen2 ka = 4πa2 √ ∼ 4πa2 para a 2mE ≪ 1.
k 2mEa

Examinaremos ahora otro método general de encontrar una solución de


la ecuación (14.3). Este método consiste en buscar una función G (~r, ~r ′ ) que
satisfaga a la ecuación

∇2 + k2 G = δ ~r − ~r ′ ;
 
(14.14)

y que además cumpla ciertas condiciones a la frontera, las cuales se especi-


ficarán más adelante. Una vez determinada esta G (~r, ~r ′ ), la solución de la
ecuación (14.3) estará dada por esta expresión:
+∞
2m
ZZZ
G ~r, ~r ′ V ~r ′ ψ ~r ′ dτ ′ ,
  
ψ (~r) = Φ (~r) + 2 (14.15)
ℏ −∞

donde Φ (~r) es una solución de la ecuación

∇2 + k2 Φ = 0.

(14.16)

Para demostrar que esta afirmación es correcta, se aplica el operador


∇2 + k2 en ambos miembros de la ecuación (14.15); tomando en cuen-


ta (14.14) y (14.16) se obtiene de nuevo la ecuación (14.3). La función


G (~r, ~r ′ ) que satisface a la ecuación (14.14) y a las condiciones a la fron-
tera apropiadas se llama función de Green del problema.
Las ecuaciones (14.14) y (14.16) tienen en general una infinidad de solu-
ciones, entre ellas habrá que escoger aquellas que hagan que la función ψ (~r)
dada en (14.15) se comporte asintóticamente como eikz + (f (θ, ϕ)eikr )/r,
estas son precisamente las restricciones adicionales sobre G (~r, ~r ′ ) menciona-
das anteriormente. Evidentemente podemos poner Φ (~r) = eikz en la ecua-
ción (14.15); entonces, para que ψ (~r) se comporte asintóticamente en la

159
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 160 — #168

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

forma deseada, G debe escogerse de tal modo que el valor de la integral en


(14.15) tienda a (f (θ, ϕ) eikr )/r cuando r → ∞.
Vamos a demostrar que la función
1 ′
G ~r, ~r ′ = − eik|~r−~r |


(14.17)
4π |~r − ~r |
es la función de Green del problema de dispersión. Para verificar que G (~r, ~r ′ )
satisface a la ecuación (14.14) podemos poner, por sencillez, ~r ′ = 0. Enton-
ces:  
1 ikr 1 ikr 1 ik
G=− e , ∇G = e − ~r1 ,
4πr 4π r2 r
1 d h ikr i
∇2 G = div∇G = e (1 − ikr) = −k2 G,
4πr 2 dr
de modo que  
1 ikr
∇2 + k 2 −

e = 0 para ~r 6= 0. (14.18)
4πr
Por otra parte, aplicando el teorema de la divergencia sobre una esfera de
radio ǫ con centro en el origen de las coordenadas:
 
1 1 ik
Z I I
2 ikǫ
∇ G dτ = ∇G · d~σ = − e dσ = (1 − ikǫ) eikǫ y
4π ǫ2 ǫ
Z Z ǫ
2 2
k G dτ = −k reikr dr = 1 − (1 − ikǫ) eikǫ .
0
Sumando las dos ecuaciones anteriores:
 
1 ikr
Z
2 2

∇ +k − e dτ = 1. (14.19)
4πr
Las ecuaciones (14.18) y (14.19) demuestran que:
 
2 2
 1 ikr
∇ +k − e = δ (~r) .
4πr
Para terminar de verificar que la función (14.17) es la función de Green
apropiada para el problema de dispersión, debemos demostrar que la función
de onda obtenida con ella, es decir:
2m 1
ZZZ

ψ (~r) = eikz − eik|~r−~r | V ~r ′ ψ ~r ′ dτ ′ ,
 
2 ′
(14.20)
4πℏ |~r − ~r |

160
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 161 — #169

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

tiene el comportamiento asintótico correcto al infinito. Para ello tenemos los


siguientes desarrollos en potencias de (1/r), convergentes para r ′ < r:
i− 12
   
1 h
2 ′ 2
 ′ 1 1 ~r ′
= r + r − 2 ~r · ~r = 1+ · ~r + · · · (14.21)
|~r − ~r ′ | r r r

 s 
2
r′
  
′| 2 ~r ′
eik|~r−~r = eikr · exp ikr 1− · ~r + − ikr 
r r r
  2 

 i ~k × ~r ′ 

ikr−i(~k·~
r ′)
= e 1+ + ··· ,

 2kr 


donde ~k = k(~r/r) es un vector de magnitud k = 2mE/ℏ dirigido hacia
el punto de observación. Sustituyendo los desarrollos anteriores en (14.20),
y suponiendo que V (~r) tiende a cero en el infinito con suficiente rapidez
para que la contribución a la integral de la región r ′ > r sea despreciable,
se obtiene:
  ZZZ
ikz 2m 1 ikr ~ ′
e−ik·~r V ~r ′ ψ ~r ′ dτ ′ ,
 
ψ (~r) ∼ e − 2
e (14.22)
4πℏ r

con lo cual queda demostrado que ψ (~r) tiene el comportamiento asintótico


adecuado, por lo tanto (14.17) es efectivamente la función de Green del
problema de dispersión.
Ahora bien, la fórmula (14.20) que da la expresión de la función de on-
da es en realidad una ecuación integral, ya que para evaluar la integral
que aparece ahı́ necesitamos conocer ψ (~r) previamente. Para resolver esta
ecuación integral se sigue un método de aproximaciones sucesivas. En la
aproximación de orden cero se desprecia la integral y la función de onda es
ψ0 (~r ′ ) = eikz . En la primera aproximación se sustituye a ψ (~r ′ ) por ψ0 (~r ′ )
dentro de la integral y ası́ se obtiene ψ1 (~r). En la segunda aproximación
se pone ψ1 (~r ′ ) en lugar de ψ(~r ′ ) en la integral, y ası́ se llega a ψ2 (~r). El
proceso se puede continuar indefinidamente y en caso de ser convergente se
obtendrı́a eventualmente la función de onda exacta. El procedimiento des-
crito se llama método de aproximación de Born. Aquı́ nos restringiremos a

161
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 162 — #170

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

la primera aproximación, la cual consiste en reemplazar a ψ (~r ′ ) dentro de la



integral (14.20) por ψ0 (~r ′ ) = eikz . Como para calcular la sección diferencial
únicamente se necesita conocer la forma asintótica de la función de onda,
haremos la sustitución directamente en (14.22). Tendremos ası́ que la forma
asintónica de ψ (~r) en primera aproximación de Born es:
  Z Z Z +∞
2m 1 ikr ~ ~
ei(k0 −k)·~r V ~r ′ dτ ′ ,

ψ1 (~r) ∼ eikz −

2
e (14.23)
4πℏ r −∞

siendo ~k0 un vector de magnitud k = 2mE/ℏ en la dirección del haz
incidente (eje Z ′ ). Por lo tanto ~k0 ℏ es la cantidad de movimiento de la
partı́cula incidente, ~kℏ es la cantidad de movimiento de la partı́cula dispersa
 
~ ~
y k0 − k ℏ el momento transferido al centro dispersor.
Comparando (14.23) con la fórmula general dada en (14.4) se deduce que
la amplitud de dispersión en primera aproximación de Born es:
Z Z Z +∞
2m ~ ~
ei(k0 −k)·~r V ~r ′ dτ ′ .
′ 
f (θ, ϕ) = − 2
(14.24)
4πℏ −∞

Una vez conocida f (θ, ϕ), la sección diferencial se calcula por la fórmula
dσ = |f |2 dΩ. En el caso particular de que el potencial sea central, V (r ′ ),
la integración sobre los ángulos se puede efectuar en (14.24) de una vez por
todas. En este caso, como el integrando es una función  escalar,
 podemos
~ ~
girar los ejes de coordenadas de modo que el vector k0 − k quede en la
dirección del eje Z ′ . Entonces
 
~k0 − ~k · ~r ′ = ~k0 − ~k r ′ cos θ ′ ,

de donde resulta:
∞Z 1
m
Z
~ ~
ei|k0 −k|·~r µ V r ′
′ 2
r′ dµdr ′

f (θ) = − 2
ℏ 0 −1

con µ = cos θ ′ , de donde se desprende que:


Z ∞
2m
~ ~

′ ′
 ′ ′
f (θ) = − sen k 0 − k r V r r dr . (14.25)
ℏ2 ~k0 − ~k 0

162
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 163 — #171

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica


~ ~
El ángulo θ aparece a través de la expresión k0 − k = 2k sen θ/2.

Como ejemplo calcularemos la sección diferencial para la dispersión de


electrones por un potencial V (r) = −Zq 2 e−αr /r, el cual describe aproxima-
damente el potencial de un átomo neutro si 1/α es una longitud del orden
de magnitud del radio del átomo. La fórmula (14.25) nos da:

2mZq 2 4m2 Z 2 q 4 dθ
f (θ) = ∴ dσ = 2 . (14.26)
α2 + 4k2 sen2 2θ
 
ℏ2 ℏ4 α2 + 4k2 sen2 2θ


Dispersión por un potencial coulombiano

Este caso es el único en el cual se puede obtener una solución exacta


completa, por lo cual es de interés analizarlo. La ecuación de Schrödinger
que hay que resolver es:

mZe2
 
2 2 2αk
∇ +k − ψ = 0, con α ≡ √ . (14.27)
r 2mEℏ

Propondremos una solución del tipo

θ
ψ (~r) = eikz F (ζ) , con ζ = r − z = 2r sen2 . (14.28)
2
Al sustituir en (14.27) quedará una ecuación diferencial para determinar
a F (ζ); debemos buscar una solución de esta ecuación que haga que ψ (~r)
tenga el comportamiento asintónico apropiado dado en la ecuación (14.4).
De la ecuación (14.28) se puede obtener lo siguiente:

x dF ∂ 2 F x2 d2 F x2 dF
 
∂F dF ∂ζ ∂ x dF 1 dF
= = ; 2
= = 2 2 + − 3
∂x dζ ∂x r dζ ∂x ∂x r dζ r dζ r dζ r dζ

x2 + y 2 dF

∂2F ∂2F x2 + y 2 d2 F
 
2 dF
∴ + = + − .
∂x2 ∂y 2 r2 dζ 2 r dζ r3 dζ
 
∂ψ ikz ζ df
=e ikF − ;
∂z r dζ

163
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 164 — #172

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

∂2ψ ζ 2 d2 F
 
ikz 2 ikζ dF ζ dF ζz dF
=e −k F − 2 + 2 2 + 2 + 3 . (14.29)
∂z 2 r dζ r dζ r dζ r dζ
De (14.29), teniendo en cuenta que ζ 2 + x2 + y 2 = 2rζ y que x2 + y 2 =
 

ζ (r + z), se obtiene:
2
   
2 ikz 2ζ d F 2 2ikζ dF 2
∇ ψ=e + − −k F ; (14.30)
r dζ 2 r r dζ
sustituyendo en (14.27) se llega a la conclusión de que F (ζ) debe satisfacer
esta ecuación diferencial:
d2 F dF
ζ + (1 − ikζ) − αkF = 0. (14.31)
dζ 2 dζ
En el apéndice está resuelta esta ecuación diferencial. Ahı́ se demuestra
que la solución apropiada al problema de dispersión presenta el siguiente
comportamiento asintótico:
α
F (ζ) ∼ eiα ln kζ − ei(kζ−α ln kζ+2σ0 ) , (14.32)

de modo que la función de onda completa dada por la ecuación (14.28) se
comporta asintóticamente de esta manera:
α θ 2 1
ψ (~r) ∼ eikz+iα ln k(r−z) − csc2 e(i2σ0 −iα ln(sen θ/2)) eikr−iα ln 2kr . (14.33)
2k 2 r
Observamos que la solución obtenida no es exactamente del tipo general
de la ecuación (14.4), o sea eikz + f (θ)eikr /r, sino que tanto la onda plana
como la onda esférica están deformadas aún a distancias arbitrariamente
grandes. Esto se debe al hecho de que el potencial coulombiano tiende a cero
en el infinito muy lentamente. Es un potencial de largo alcance cuyo efecto
se hace sentir a cualquier distancia. Despreciando el efecto de distorsión, al
comparar (14.33) con (14.4) se deduce que:
α θ 2
f (θ) = − csc2 e(i2σ0 −iα ln(sin θ/2)) , (14.34)
2k 2
y por lo tanto la sección diferencial de dispersión por un potencial coulom-
biano es:
α2 4 θ Z 2 e4 θ
dσ = |f (θ)|2 dΩ = 2
csc dΩ = 2
csc4 dΩ, (14.35)
4k 2 16E 2

164
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 165 — #173

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

la cual curiosamente es independiente de ℏ y además resulta idéntica a la


sección calculada por Rutherford en la mecánica clásica para este mismo
problema. El potencial coulombiano es el único para el cual ocurre esta
coincidencia.

Apéndice matemático

Empezaremos por determinar el comportamiento asintótico de las solu-


ciones de la ecuación radial para una partı́cula libre:

d2 R 2 dR ℓ (ℓ + 1)
+ − R + R = 0; ℓ = 0, 1, 2, 3, . . . (14.36)
dρ2 ρ dρ ρ2

donde
1√
ρ = kr = 2mEr.

En el capı́tulo 8 se demostró que las soluciones de (14.36) en la vecindad


del origen se comportan como ρℓ o como ρ−ℓ−1 . Entonces, si suponemos que

R (ρ) = ρℓ S (ρ) , (14.37)

las soluciones de la ecuación diferencial para S(ρ) se comportarán en la ve-


locidad del origen como una constante o como ρ−2ℓ−1 . Sustituyendo (14.37)
en (14.36) se encuentra que S(ρ) debe satisfacer a esta ecuación diferencial:

d2 S dS
ρ 2
+ (2ℓ + 2) + ρS = 0. (14.38)
dρ dρ

Trataremos de encontrar una solución a esta ecuación en la forma de una


integral de contorno en el plano complejo. Propongamos:
Z B ℓ
S (ρ) = c eρz 1 + z 2 dz, (14.39)
A

165
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 166 — #174

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

-" A
B(0,i)
S
(+) z=x+i
S

0 X

z=iy
(-)
S z=-x-i
-"
A(0,-i)
B

Figura 14.2. Esquema para la integración de la expresión (14.39).

donde c es una constante multiplicativa arbitraria, y A, B son dos puntos


en el plano de la variable compleja z = x + iy. De (14.39) se deduce:
B
d2 S dS
Z
ℓ 
eρz 1 + z 2 ρ 1 + z 2 + 2 (ℓ + 1) z dz
 
ρ 2
+ 2 (ℓ + 1) + ρS = c
dρ dρ A
B
d h ρz
Z
ℓ+1 i
= c e 1 + z2 dz
A dz
ℓ+1 B
= c eρz 1 + z2 ,

A

de modo que si escogemos los puntos A y B de tal manera que la función


ℓ+1
eρz 1 + z 2 tenga el mismo valor en A y en B, la función (14.39) será una
solución de la ecuación diferencial (14.38). Como el integrando en (14.39)
es una función analı́tica en todo el plano complejo, el contorno entre A y B
puede ser deformado arbitrariamente sin que cambie el valor de la integral.
Entre la infinidad de posibles puntos A y B analizaremos los tres casos in-
dicados en la Figura 14.2. En cada uno de los 3 contornos elegidos la función
ℓ+1
eρz 1 + z 2 se anula en los dos extremos del contorno, lo cual nos garan-
tiza que la función S(ρ) obtenida en cada caso satisface efectivamente a la
ecuación diferencial (14.38). Dándole a la constante c que aparece en (14.39)

166
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 167 — #175

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

el valor 1/(i2ℓ ℓ!), obtenemos las siguientes soluciones de la ecuación (14.36):

ρℓ eiρ ∞
Z
(+) ℓ (+)
ℓ
hℓ (ρ) =ρ S (ρ) = ℓ e−xρ x2 − 2ix dx, (14.40)
i2 ℓ! 0

ρℓ e−iρ ∞
Z
(−) ℓ
hℓ (ρ) = ρℓ S (−) (ρ) = e−xρ x2 + 2ix dx, (14.41)
−i2ℓ ℓ! 0

1
1 ρℓ
Z
ℓ
jℓ (ρ) = ρℓ S (ρ) = ℓ+1 eiρy 1 − y 2 dy. (14.42)
2 2 ℓ! −1

(+) (−)
Las funciones hℓ y hℓ se llaman funciones de Hankel esféricas de 1a.
y 2a. clase, respectivamente. La función jℓ (ρ) se llama función de Bessel
esférica.
Como la ecuación diferencial (14.36) sólo puede tener dos soluciones lineal-
mente independientes, debe existir una relación lineal entre las tres funciones
que se acaban de definir. En efecto, viendo el diagrama en la figura 14.2 se
observa que se puede deformar el contorno S de modo que coincida con
S (+) + S (−) sin alterar el valor de la integral (14.42); por lo tanto:

1 h (+) (−)
i
jℓ (ρ) = hℓ (ρ) + hℓ (ρ) . (14.43)
2

Se puede introducir una cuarta función nℓ (ρ), llamada función de Neu-


mann esférica, por medio de la definición:

1 h (+) (−)
i
ηℓ (ρ) = hℓ (ρ) − hℓ (ρ) . (14.44)
2i
(−)
Observemos que debido al hecho de que hℓ es el complejo conjugado
(+)
de hℓ , las funciones jℓ y ηℓ son reales. La solución general de la ecua-
ción (14.36) está formada por una combinación lineal de dos funciones cua-
lesquiera de las cuatro que se acaban de definir.
Las expresiones integrales (14.40) a (14.42) nos permiten calcular el com-
portamiento de las funciones respectivas para valores muy pequeños o muy
grandes de la variable ρ. Por ejemplo, introduciendo en (14.40) la nueva

167
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 168 — #176

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

variable de integración µ = ρx se tiene:

eiρ
Z ∞
(+) ℓ (2ℓ)!
hℓ (ρ) = ℓ ℓ+1
e−µ µ2 − 2iµρ dµ −→ ℓ ,
2 ℓ!iρ 0 ρ→0 2 ℓ!iρℓ+1
ℓ
eiρ
Z ∞  2
(+) −µ µ 1 i(ρ−ℓ π )
hℓ (ρ) = ℓ
e − 2iµ dµ −→ e 2 . (14.45)
2 ℓ!iρ 0 ρ ρ→∞ iρ

(−)
El comportamiento de hℓ (ρ) se obtiene tomando el complejo conjugado
de las ecuaciones (14.45). El comportamiento de jℓ (ρ) cuando ρ → 0 se
deduce de (14.42), cuando ρ → ∞ se deduce de (14.43). Esto es,

2ℓ ℓ! 1  π
jℓ (ρ) −→ ρℓ ; jℓ (ρ) −→ sen ρ − ℓ . (14.46)
ρ→0 (2ℓ + 1)! ρ→∞ ρ 2

Finalmente, el comportamiento de ηℓ se deduce de su definición, dada por


la ecuación (14.44):

(2ℓ)! 1  π
ηℓ (ρ) −→ − ; ηℓ (ρ) −→ − cos ρ − ℓ . (14.47)
ρ→0 2ℓ ℓ!ρℓ+1 ρ→∞ ρ 2

Si en la integral que define a jℓ (ρ), ecuación (14.42), aplicamos la fórmula


de integración por partes, tenemos que:
Z 1 Z 1
u dv = |uv|1−1 − v du
−1 −1

ℓ veces consecutivas; con v ≡ eiρ /(iρ) todas las veces, se obtiene:

(−)ℓ 1
dℓ
Z
2 ℓ
eiρy

jℓ (ρ) = ℓ+1 ℓ 1 − y dy. (14.48)
2 ℓ!i −1 dy ℓ
ℓ
Los términos [uv]1−1 desaparecen porque u ≡ dn /dy n 1 − y 2 con n < ℓ se
anula en y = 1 y en y = −1).
La ecuación (14.48) se puede escribir también como:
1
1
Z
jℓ (ρ) = eiρy Pℓ (y) dy, (14.49)
2iℓ −1

168
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 169 — #177

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

donde

1 dℓ
r
ℓ 4π
Pℓ (y) ≡ ℓ ℓ
y2 − 1 = Yℓ0 (θ, ϕ) ; (y = cos θ) , (14.50)
2 ℓ! dy 2ℓ + 1

son los polinomios de Legendre. De la ortonormalidad de los armónicos


esféricos se deduce que:
1
2
Z
Pℓ∗ (y) Pℓ′ (y) dy = δℓℓ′ . (14.51)
−1 2ℓ + 1

Demostraremos ahora la fórmula que da el desarrollo de una onda plana


eikz = eiρ cos θ en términos de ondas esféricas. Dado que eiρ cos θ es una función
de θ, ésta puede desarrollarse en una serie de polinomios de Legendre:

X
iρy
e = Aℓ′ (ρ) Pℓ′ (y) ; (y = cos θ).
ℓ′ =0

Multiplicando los dos miembros de la ecuación anterior por Pℓ∗ (y), inte-
grando sobre y entre los lı́mites y = −1 y y = 1, y usando (14.49) y (14.51),
se deduce que:
Aℓ = (2ℓ + 1) iℓ jℓ (ρ) ;
por lo tanto:

X
iρ cos θ
e = iℓ (2ℓ + 1) jℓ (ρ) Pℓ (cos θ) . (14.52)
ℓ=0

Por último, vamos a encontrar el comportamiento asintótico de las solu-


ciones de la ecuación diferencial:

d2 F dF
ζ 2
+ (1 − ikζ) − αkF = 0. (14.53)
dζ dζ

Propondremos una solución de la ecuación en la forma de una integral de


contorno en el plano de la variable compleja z = x + iy:
Z B
F (ζ) = b ez z −iα−1 (z − ikζ)iα dz. (14.54)
A

169
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 170 — #178

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

Efectuando la derivación bajo el signo de integral se encuentra que:


Z B
d2
 
d
ζ 2 + (1 − ikζ) − αk F = b ez z −iα−1 (z − ikζ)iα−2
dζ dζ A
× α2 k2 ζ 2 + αkz − αkz 2 + iαk2 zζ dz
 
Z B
d h z −iα i
= − αkb e z (z − ikζ)iα−1 dz
A dz
B
= − αkb ez z −iα (z − ikζ)iα−1 ,

A

de modo que la F (ζ) definida en (14.54) será solución de la ecuación (14.53)


si los puntos A y B se eligen de tal manera que la función

ez z −iα (z − ikζ)iα−1

tenga el mismo valor en A y en B. Una posibilidad de satisfacer esta con-


dición es por medio de un contorno cerrado que incluya a los dos puntos
de ramificación del integrando: z = 0 y z = ikζ, ya que después de reco-
rrer una vez este contorno ez recobra su valor original, z −iα se multiplica
−iα iα−1
por e2πi y (z − ikζ)iα−1 se multiplica por ei2π

; de esta manera
la función
ez z −iα (z − ikζ)iα−1
recobra su valor inicial después de una vuelta completa al contorno.
Veamos ahora el comportamiento de la función (14.54) para ζ → 0 y para
ζ → ∞. En el primer caso, escogiendo un contorno tal que |z| > kζ en todos
los puntos del contorno, el desarrollo convergente es:
1
(z − ikζ)iα = z iα + z iα−1 kαζ + k2 α (α + i) ζ 2 + . . . .
2
Dándole a la constante b en (14.54) el valor b = 1/2πi, la ecuación (14.54)
dice ahora:
I z I z I z
1 e 1 e 1 2 2 1 e
F (ζ) = dz + kαζ 2
dz + k α (α + i) ζ dz + . . . ;
2πi z 2πi z 2 2πi z3
usando la fórmula
1 dn f
 
1 f (z)
I
dz = ,
2πi z n+1 n! dz n z=0

170
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 171 — #179

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

válida para cualquier función f (z) analı́tica, dentro y en un contorno cerrado


que incluya al origen, se tiene:

1
F (ζ) = 1 + kaζ + αk2 (α + i) ζ 2 + . . . ; (14.55)
4

como la serie es convergente, F (ζ) es finita para valores finitos de ζ.


Para analizar el comportamiento de F (ζ) cuando ζ → ∞ deformamos el
contorno en la forma indicada en la Figura 14.3.


z=xe +ikζ 4
z=ikζ
-iπ
3 z=xe +ikζ
-"

z=xe 2 z=0
-iπ X
z=xe 1

Figura 14.3. Contorno de integración

Entonces, F (ζ) = F12 (ζ) + F34 (ζ), donde:

0
1
Z
−iα−1 iα
F12 (ζ) = e−x xe−iπ xe−iπ − ikζ (−) dx
2πi

Z ∞
1 −iα−1 iα
+ e−x xeiπ xeiπ − ikζ (−) dx
2πi 0
x iα
Z ∞  
iα πα −πα
 1 −x −iα−1
= (−ikζ) e − e e x 1+ dx
2πi 0 ikζ
 eiα ln kζ α π
−→ eπα − e−πα e 2 Γ (−iα) . (14.56)
ζ→∞ 2πi

171
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 172 — #180

Teorı́a de la dispersión en mecánica cuántica

1 ikζ 0 −x
Z
−iα−1 iα
F34 (ζ) = e e xe−iπ + ikζ xe−iπ (−) dx
2πi ∞
Z ∞
1 ikζ −iα−1 iα
+ e e−x xeiπ + ikζ xeiπ (−) dx
2πi 0
(eπα − e−πα ) ikζ x −iα−1
Z ∞  
−iα−1 −x iα
= e (ikζ) e x 1− dx
2πi 0 ikζ
1  π eikζ −iα ln kζ
−→ eπα − e−πα eα 2 e Γ (1 + iα) . (14.57)
ζ→∞ 2πi ikζ

Es decir, para grandes valores de ζ:


 
1 πα −πα
 απ iα ln kζ αΓ (1 + iα) 1 i(kζ−α ln ζk)
F (ζ) ∼ e −e e 2 Γ (−iα) × e − e .
2πi kΓ (1 − iα) ζ
(14.58)

El factor
Γ (1 + iα)
,
Γ (1 − iα)
por ser el cociente de dos números complejos conjugados, se puede escribir
como ei2σ0 ; σ0 = arg Γ(1 + iα).

172
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 173 — #181

15

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Supongamos que el operador hamiltoniano (H) de un sistema consista en


dos partes:
H = H (0) + λH (1) , (15.1)
de las cuales la primera H (0) depende solamente de las coordenadas y mo-
mentos de las partı́culas, pero la segunda H (1) depende, además, explı́ci-
tamente del tiempo. Supondremos también que las eigenfunciones Ψn y los
eigenvalores En del operador H (0) son conocidos y forman un espectro discre-
to. La ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo para el hamiltoniano
H (0) es:

iℏ Φ = H (0) Φ (15.2)
∂t
y sus soluciones estacionarias son:
i
Φn (~r, t) = ψn (~r) e− ℏ En t . (15.3)

Deseamos encontrar las soluciones de la ecuación de Schödinger depen-


diente del tiempo para el hamiltoniano H:

∂ h i
iℏ Ψ = H (0) + λH (1) Ψ. (15.4)
∂t
En un instante determinado t = t′ , la función de onda Ψ (~r, t′ ) se podrá de-
sarrollar en términos del conjunto completo de funciones Φn (~r, t); esto es, a
un tiempo t′ podemos escribir:
 X i ′
Ψ ~r, t′ = an ψn (~r) e− ℏ En t .
n

173
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 174 — #182

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

En otro instante, t = t′′ , se podrá efectuar un desarrollo análogo al an-


terior sólo que ahora los coeficientes serán en general diferentes de los del
primer caso. La conclusión es que para cualquier instante se puede escribir
un desarrollo del tipo:
X i X
Ψ (~r, t) = an (t) ψn (~r) e− ℏ En t = an (t) Φn (~r, t) , (15.5)
n

donde los coeficientes del desarrollo an (t) varı́an en el trancurso del tiempo.
Sustituyendo la expresión (15.5) en la ecuación diferencial (15.4) y teniendo
en cuenta la ecuación (15.2), se deduce que:
X dan X
iℏ Φn = λ an H (1) Φn .
n
dt n

Multiplicando los dos miembros de esta ecuación por Φ∗s e integrando


sobre todo el espacio se tiene, por la ortonormalidad de las ψn :
das X i
iℏ =λ an e ℏ (Es −En )t Hsn
(1)
(t) (15.6)
dt n

con: Z
(1)
Hsn (t) ≡ ψs∗ (~r) H (1) ψn (~r) dτ. (15.7)

Las ecuaciones (15.6) darı́an en principio la solución del problema, ya


que por integración de ellas se obtendrı́an los coeficientes an (t) los cua-
les, al ser sustituidos en (15.5), nos darı́an la función de onda Ψ (~r, t). Sin
embargo, es imposible en general obtener soluciones exactas del sistema de
ecuaciones (15.6), por lo cual se recurre al método de perturbaciones. En
este método se considera a H (1) como una perturbación y se desarrollan las
an en serie de potencias del parámetro λ:

an (t) = a(0) (1) 2 (2)


n (t) + λan (t) + λ an (t) + . . . (15.8)

Sustituyendo en (15.6), e igualando los coeficientes de las mismas po-


tencias de λ en cada miembro de la ecuación, se encuentran las siguientes
expresiones:
d (0)
a =0 y (15.9)
dt s

174
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 175 — #183

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

d (k+1) X (k) i (Es −En )t (1)


iℏ a = an e ℏ Hsn (t); k = 0, 1, 2, . . . (15.10)
dt s n
Para continuar la discusión vamos a imponer una restricción sobre el
operador de la perturbación H (1 (~r, p~, t). Supondremos que H (1) depende del
tiempo a través de estos dos hechos: 1) que la perturbación empieza a actuar
en el sistema en el instante t = 0 y 2) que ésta contiene un factor e−iwt , es
decir:
H (1) (~r, p~, t) = θ (t) U (~r, p~) e−iwt , (15.11)
donde θ(t) es la función escalón

 1, si t > 0
θ (t) =
 0, si t ≤ 0.

Esto incluye como caso particular una perturbación estática; esto es, con
w = 0. Supondremos también que antes de t = 0 el sistema no perturbado
estaba en uno de sus estados estacionarios (no necesariamente el estado
base), el cual indicaremos con el ı́ndice 0, de tal modo que en el instante
t = 0 la función de onda es Ψ (~r, 0) = Φ0 (~r, 0); comparando con (15.5) se
deduce que an (0) = δn0 , y por lo tanto de (15.8) se desprende que:

a(0) (1) (2)


n (0) = an (0) = an (0) = · · · = 0 si n 6= 0. (15.12)

Con estas condiciones iniciales se pueden integrar las ecuaciones (15.9)


y (15.10), y para los órdenes más bajos se obtiene:

a(0)
s (0) = δso (15.13)
1
so i(ωso −ω)t/2 sen 2 (ωso − ω)t
 
Uso h i U
a(1)
s (t) = − e i(ωso −ω)t
− 1 = e 1
ℏ(ωso − ω) iℏ 2 (ωso − ω)
(15.14)
i(ωs0 −2ω)t i(ωsn −2ω)t
 
(2) 1 X e e
as (t) = 2 Usn Un0 − +1
ℏ n (ωs0 − 2ω)(ωn0 − ω) (ωsn − 2ω)(ωn0 − ω)
(15.15)
donde:
Ei − Ej
Z
wij ≡ , Uij = ψi∗ U (~r, ~p) ψj dτ. (15.16)

175
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 176 — #184

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Si la perturbación es pequeña, es razonable suponer que la corrección de


primer orden da origen a resultados suficientemente cercanos al valor exacto.
En este orden de aproximación la función de onda en el instante t > 0 se
obtiene sustituyendo (15.12) y (15.13) en (15.5). Al parámetro auxiliar λ
podemos darle ahora el valor λ = 1:
" #
1
1 X sen[ (ω s0 − ω)t]
Ψ(~r, t) = Φ0 (~r, t) + Us0 ei(ωs0 −ω)t/2 1
2
Φs (~r, t)
iℏ s 2 (ω s0 − ω)
(15.17)
De acuerdo con la interpretación probabilı́stica de las funciones de onda
(capı́tulo 6), |as (t)|2 representa la probabilidad de que en el instante t el
sistema esté descrito por la función de onda Φs (~r, t). De (15.17) se deduce
entonces que, si el sistema en el instante t = 0 se encontraba en el estado
estacionario Φ0 , la probabilidad de que por efecto de la perturbación el
sistema efectúe una transición al estado estacionario Φs en el instante t > 0,
es: " #2
1
1 sen[ (ω s0 − ω)t]
Ps (t) = 2 |Us0 |2 1
2
(15.18)
ℏ 2 (ω s0 − ω)

La gráfica de la función Ps (t) para un tiempo determinado, multiplicada


por un factor constante, se muestra en la figura 15.1.
A medida que transcurre el tiempo, el pico central de la curva se va hacien-
do más alto y más angosto, de modo que después de un tiempo suficiente
sólo habrá transiciones apreciables a estados s que cumplan la condición
ωs0 = ω; es decir, usando la ecuación (15.16) cuando Es = E0 + ℏω, lo que
fı́sicamente significa que la perturbación (la cual se puede representar por
ejemplo por un campo electromagnético) cede una cantidad de energı́a ℏω
al sistema sobre el cual actúa. Análogamente, si en (15.11) se escribe eiωt en
lugar de e−iωt se obtendrı́a Es = E0 − ℏω, lo cual significa la emisión de una
cantidad de energı́a ℏw por el sistema, la cual es absorbida por el campo
perturbador. Para una perturbación estática, w = 0, y por lo tanto Es = E0 ;
es decir, una perturbación estática sólo produce transiciones a estados que
posean la misma energı́a que el estado inicial (conservación de la energı́a).
Un caso importante es aquel en que el estado final del sistema Φs pertenece
a un grupo de niveles de energı́a muy cercanos entre sı́, de modo que se puede
hablar de una densidad de niveles, siendo ρ(Es )∆Es el número de estados

176
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 177 — #185

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

!2P s
2
|Uso|

2
t

0 ω -2π/t ω ω +2π/t ωso

Figura 15.1. Gráfica del comportamiento de la probabilidad de transición a partir


de la expresión (15.18).

en una banda de espesor ∆Es , localizada en la vecindad de Es . En este caso


la probabilidad de transición (total) a cualquiera de los niveles cercanos a
Es es:
Z Es + 1 ∆Es " #2
1
1 2 sen[ (E − E0 − ℏω)t]
Ps (t) = 2 |Us0 |2 1
2ℏ
ρ(E) dE;
ℏ Es − 21 ∆Es 2ℏ (E − E0 − ℏω)

si Es satisface la condición Es = E0 + ℏω, entonces. debido a la estrechez


de la curva Ps (t), podemos considerar a ρ(E) constante en el intervalo de
integración; debido al rápido amortiguamiento de la curva podemos extender
el rango de integración desde (−∞) hasta (+∞). Ası́ se obtiene:
Z∞  2
2 sen xt 2
Ps (t) = |Us0 |2 ρ(Es )t dx = |Us0 |2 ρ(Es )t,
ℏ −∞ x ℏ
donde x ≡ (E − E0 − ℏω)/2ℏ) y la probabilidad total de transición por
unidad de tiempo tiene por valor:
Ps (t) 2π
= |Us0 |2 p (Es ) ; Es = E0 + ℏw. (15.19)
t ℏ

177
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 178 — #186

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Como ejemplo, calcularemos la densidad de estados ρ(E) para el caso de


una partı́cula libre encerrada en una caja cúbica centrada en el origen y de
arista L, sobre la cual se imponen condiciones de periodicidad, es decir la
función de onda tiene el mismo valor en las paredes opuestas de la caja. La
ecuación de Schödinger dentro de la caja es:

2mE p2
∇2 ψ + k2 ψ = 0 con k2 = = . (15.20)
ℏ2 ℏ2

Las soluciones son ψ = exp i(~k · ~r) con kx2 + ky2 + kz2 = k2 ; por las condicio-
nes de periodicidad exp(−ikx L/2) = exp(ikx L/2), es decir exp(ikx L) = 1;
análogamente, exp(iky L) = 1 y exp(ikz L) = 1. Por lo tanto:

kx L = 2nx π; ky L = 2ny π; kx L = 2nz π, (15.21)

donde nx , ny , nz son números enteros. Sustituyendo en (15.20), la energı́a E


se puede escribir como:
 2  2
1 2πℏ 1 2πℏ
E= (n2x + n2y + n2z ) ≡ n2 . (15.22)
2m L 2m L

Podemos considerar a los tres números (nx , ny , nz ) como las coordena-


das cartesianas de un punto del espacio de las enes. Cada nivel de energı́a
quedará entonces representado por un punto de este espacio; si L es sufi-
cientemente grande, estos puntos estarán muy cercanos entre sı́. Como a
cada unidad de volumen corresponde un punto, el número de puntos ∆n
contenidos en el elemento de volumen situado dentro de un ángulo sóli-
do dΩ entre n y n + dn es ∆n = n2 dndΩ. En (15.22) se puede ver que
n3 = (2m)3/2 (L/2πℏ)3 E 3/2 , derivando esta expresión se encuentra que:
3 3
√ √
 
L L
∆n = m 2mEdEdΩ ∴ ρ(E)dΩ = m 2mEdΩ.
2πℏ 2πℏ
(15.23)
De acuerdo con (15.21) el vector ~n = inx + jny + knz tiene la misma
dirección que el momento p~ = ℏ~k, por lo tanto la fórmula (15.23) nos da
también el número de partı́culas libres cuyos vectores p~ tienen una dirección

178
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 179 — #187

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

dentro del ángulo sólido dΩ y una magnitud comprendida entre p y (p + dp).


Las funciones de onda normalizadas son:
1
ψ~n = 3/2 ei2π(~n·~r)/L .
L
Una aplicación de los resultados anteriores se tiene en el problema de la
dispersión de un haz de partı́culas por un potencial. Consideraremos este po-
tencial como una perturbación estática, de modo que en la ecuación (15.11)
ponemos w = 0. La función de onda antes de t = 0 es una onda plana que
representa al haz de partı́culas monoenergéticas incidentes sobre el centro
dispersor ψ0 = (1/L3/2 ) exp i(~k0 ·~r). El efecto del potencial es producir tran-
siciones a otros estados de la misma energı́a. El número de partı́culas que
en una unidad de tiempo son desviadas dentro de un ángulo sólido dΩ en la
dirección del vector ~ks será proporcional a la probabilidad de transición por
unidad de tiempo en esa dirección, dada por las ecuaciones (15.19) y (15.23):

L 3 √
 
2π 2
|Us0 | m 2mE dΩ.
ℏ 2πℏ
Por otra parte, el flujo incidente está dado por:

ℏ ℏ|~k0 | 2mE
~j0 · ~n0 = ∗ ∗
(ψ ~n0 · ∇ψ0 − ψ0 ~n0 · ∇ψ0 ) = =
2mi 0 mL3 mL3
donde ~n0 es un vector de magnitud unidad en la dirección de ~k0 . La sección
diferencial de dispersión se define como el cociente de las dos magnitudes
anteriores, por lo tanto:
6 2
2
m2
Z
2π 2 L m −i~ks ·~
r i~k0 ·~
r

dσ = |Us0 | dΩ = e U (~
r , p
~ )e dτ dΩ, (15.24)
ℏ (2πℏ)3 4π 2 ℏ4

lo cual coincide exactamente con la fórmula que se obtuvo en el capı́tulo


anterior en la primera aproximación de Born.

Interacción entre una onda electromagnética y un átomo

Estudiaremos ahora el problema de las transiciones provocadas en un


sistema atómico por una onda electromagnética. El sistema no perturbado

179
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 180 — #188

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

consiste aquı́ del conjunto (átomo más campo electromagnético de la onda),


donde la perturbación es el término de interacción entre un electrón del
átomo y el campo electromagnético. Este término tiene por expresión (10.42
del capı́tulo 10):

e ~ e 2
H (1) = − A · p~ + ~+ e A
∇·A ~ 2 + eφ,
mc 2mc 2mc2

siendo A~ y φ los potenciales del campo electromagnético, los cuales satisfacen


la restricción adicional:
∇·A ~ + 1 ∂φ = 0,
c ∂t
llamada condición de Lorentz . Podemos hacer una transformación de norma
de los potenciales de modo que el nuevo potencial escalar sea φ ≡ 0; entonces,
por la condición de Lorentz, ∇ · A ~ = 0. Además el término cuadrático en
~
A es generalmente de un orden de magnitud mucho menor que el término
lineal; en conclusión, el término perturbativo se reduce a:
e ~ eℏ ~
H (1) = − A · ~p = − A · ∇. (15.25)
mc mci
Para una onda plana:
~ 0 exp(i(~k · ~r − wt) + c.c.
~=A
A

(donde c.c. significa complejo congugado), con k2 = w2 /c2 y A~ 0 = vector


constante. Los campos eléctrico y magnético asociados son:
~
~ = − 1 ∂A = i w A
E ~ + c.c.; ~ = i~k × A
~ =∇×A
H ~ + c.c.
c ∂t c

La condición de Lorentz implica que ~k · A~ = 0 y por lo tanto el vector de


Poynting es:

~= c E ~ = c ω
    h    i
S ~ ×H ~∗ · A
A ~ − A ~·A ~ + c.c. ~k.
4π 4π c

~ ~ 0 |2 /2πc, en caso
El valor medio de S en un perı́odo de la onda es w2 |A
de que el campo abarque una distribución continua de frecuencias con una

180
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 181 — #189

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

intensidad I(ω)∆ω en el intervalo entre ω y ω + ∆ω, habrá que hacer la


identificación siguiente:

ω2 ~
I(ω)∆w = |A0 (ω)|2 . (15.26)
2πc
De acuerdo con el formalismo desarrollado previamente en este capı́tulo, la
probabilidad de que el electrón efectúe una transición del estado inicial Ψ0
(1)
al estado final Ψs está dada por |as |2 siendo:
" #
1
i
~ 0 |U a e 2 (ωs0 −ω)t sen[ (ω s0 − ω)t]
a(1)
s = |A s0 1
2

2 (ω s0 − ω)
" #
1
(e) i
~ 0 |U e 2 (ωs0 +ω)t sen[ 2 (ω s0 − ω)t]
+ |A s0 1 (15.27)
2 (ω s0 − ω)

donde:
e e
Z Z
(a) ~ (e) ~
Us0 = ψs∗ eik·~r~n · ∇ψ0 dτ ; Us0 = ψs∗ e−ik·~r~n · ∇ψ0 dτ, (15.28)
mc mc

~n ≡ A ~ 0 /|A~ 0 | es un vector de magnitud unidad en la dirección de A ~ 0 . Co-


mo vimos anteriormente, el factor (sen xt/x)2 sólo tiene un valor apreciable
en la vecindad de x = 0, de modo que el cuadrado del módulo de la expre-
sión (15.27) será notablemente diferente de cero sólo en alguno de estos casos:
1) Cuando ws0 = w, o sea Es = E0 + ℏω que corresponde a la absorción por
el átomo de un cuanto de energı́a ℏω tomado del campo electromagnético;
2) Cuando ws0 = −w, o sea Es = E0 − ℏω el cual corresponde a la emisión
de un cuanto de energı́a ℏω por el átomo.
Para el caso de absorción, suponiendo una distribución continua de fre-
cuencias en la onda, la probabilidad de transición es, según (15.26):
" #2
1
(1) 2
X (a)
~ 0 | |U |
2 2 sen[ 2 (ω s0 − ω)t]
|as | = |A s0 1
w 2 (ωs0 − ω)
′ 1 ′
Zw + 2 ∆w " #2
(0) sen[ 21 (ωs0 − ω)t] I(w)
= 2πc|Us0 |2 1 dw.
w ′ − 21 ∆w ′ 2 (ωs0 − ω)
w2

181
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 182 — #190

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Como en el caso anterior (ecuación (15.18), esta integral sólo es diferente


de cero cuando ω ′ = ωs0 ; en tal caso, debido a la estrechez de la curva
(sen xt/x)2 , se puede extraer a I(ω)/ω 2 de la integral y extender el intervalo
de integración desde −∞ hasta +∞. Ası́ se obtiene como probabilidad de
transición por unidad de tiempo para el proceso de absorción:
2
Ps  e 2 4π 2 cI(ωs0 )
Z
∗ i~k·~
r

= 2 ψs e ~
n · ∇ψ0 dτ . (15.29)
t mc ωs0

Para el proceso de emisión se obtiene una expresión análoga con exp{i(~k ·


~r)} reemplazado por exp{−i(~k · ~r)} en la integral.
En la mayorı́a de los casos importantes la longitud de onda de la radiación
absorbida o emitida es mucho mayor que las dimensiones del átomo, es decir
λ = 2πc/ws0 = 2π/k ≫ a0 . Por lo tanto ka0 ≪ 1, siendo a0 el radio de
Bohr ≃ 10−8 cm. Ahora bien, las funciones de onda que aparecen en la
integral (15.29), si se refieren a estados discretos del átomo, sólo tienen un
valor apreciable en una región cercana al origen y de dimensiones lineales
del orden de magnitud de a0 , pero en esa región ~k · ~r ≪ 1, de modo que
en primera aproximación la exponencial que aparece en (15.29) se puede
sustituir por la unidad. Esto se llama aproximación de dipolo eléctrico. Por
otra parte en el capı́tulo 6, ecuación (6.12), demostramos que cuando:

p2
H0 = + V (~r)
2m

se tiene la identidad entre operadores: (ℏ2 /2m)∇ = ~rH0 −H0~r. Identificando


H0 con el hamiltoniano del electrón atómico y usando que H0 ψn = En ψn y
que H0 es hermitiano, se encuentra que:

m
Z Z
~n · ψs∗ ∇ψ0 dτ = ~n · ψs∗ (~rH0 − H0~r)ψ0 dτ
ℏ2
m
Z
= (E0 − E s )~
n · ψs∗ ~r ψ0 dτ
ℏ2
m
Z
= − 2 ωs0~n · ψs∗ ~r ψ0 dτ. (15.30)

182
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 183 — #191

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Sustituyendo en (15.29) se llega a la conclusión de que la probabilidad de


transición por unidad de tiempo para el proceso de absorción en la aproxi-
mación de dipolo eléctrico, vale:
2
4π 2 e2
Z
Ps ∗

= I(ω s0 ) ~n · ψs ~
r ψ0 dτ
t ℏ2 c

4π 2 e2
= I(ωs0 ) cos2 {Θ} |ψs∗ ~r ψ0 dτ |2 ,
ℏ2 c
donde Θ es el ángulo entre los vectores ~n y ψs∗ ~r ψ0 dτ . Promediando sobre
R

todas las direcciones del vector ~n se obtiene:


2
4π 2 e2
Z
Ps ∗

= 2
I(ωs0 ) ψs ~r ψ0 dτ .
(15.31)
t 3ℏ c
La misma fórmula es válida para el caso de emisión.
Esta fórmula contiene las reglas de selección para absorción
R o emisión de
radiación por un átomo: aquellas trancisiones para las cuales ψs∗~rψ0 dτ = 0
se dice que están prohibidas por una regla de selección. En el caso que el
potencial efectivo que actúa sobre el electrón sea un potencial central, las
funciones de onda tienen la forma ψn = Rnℓ (r)Yℓm (θ, φ), y puesto que:
p p p
x = 2π/3 r (Y1,−1 − Y1,1 ); y = i 2π/3 r (Y1,−1 + Y1,1 ); z = 4π/3 r Y1,0 ,

la regla de selección está escencialmente contenida en la integral


Z
Yℓ∗s ms Y1m Yℓ0 m0 dΩ,

la cual fue evaluada en el capı́tulo 11 y sabemos que es diferente de cero sólo


cuando ℓs = ℓ0 ±1 y cuando ms = m0 +m (es decir ms = m0 +1, m0 , m0 −1).
La fórmula (15.31) da la probabilidad de transición por unidad de tiempo
para los procesos de emisión y absorción inducidos en un sistema atómico
por la presencia de un campo electromagnético. Si el átomo está original-
mente en un estado excitado puede desexcitarse por emisión espontánea,
aún sin necesidad de la presencia de un campo electromagnético externo. La
probabilidad de que ocurra este último proceso se puede calcular rigurosa-
mente por medio de una teorı́a cuántica más elaborada para la interacción

183
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 184 — #192

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

electromagnética. Aquı́ deduciremos su valor por analogı́a con la expresión


clásica correspondiente. De acuerdo con la elecrodinámica clásica, la energı́a
radiada, por unidad de tiempo, por una distribución de carga que oscila con
la frecuencia ω, es en la aproximación de dipolo eléctrico:
2
4ω 4
Z

3
ρ(~r)~r dτ . (15.32)
3c

Para pasar a la mecánica cuántica es razonable suponer que la densidad


de carga ρ(~r) debe sustituirse por e|ψ(~r)|2 , o más bien, puesto que se trata de
estudiar transiciones de un estado inicial ψ0 a un estado final ψs , ρ(~r) debe
substituirse por eψs∗ ψ0 . Además nos interesa no el valor de la energı́a, sino
la probabilidad de transición por la cual debemos dividir (15.32) por ℏωs0 .
Se llega ası́ a la conclusión que la probabilidad de transición por unidad de
tiempo para el proceso de emisión espontánea es:
2
4e2 ωs0
3 Z

Ps ∗

= ψ s r
~ ψ0 dτ . (15.33)
t 3c3 ℏ

Como una verificación a posteriori de esta fórmula, vamos a deducir la


ley de distribución espectral de la radiación del cuerpo negro debido a Plan-
ck, usando la ecuación (15.33). Supongamos que en una cavidad se tienen
átomos y radiación en equilibrio termodinámico, que N0 átomos están en
el estado energético E0 y Ns átomos están en el estado energético Es con
Es > E0 . Entonces la energı́a emitida por unidad de tiempo por transiciones
de s → 0 es proporcional a Ns [(P/t)i + (P/t)e ], y la energı́a absorbida en
la unidad de tiempo por transiciones de 0 → s es proporcional a N0 (p/t)i ,
donde los ı́ndices i, e significan inducida y espontánea, respectivamente. En
el estado de equilibrio termodinámico estas dos cantidades deben ser iguales:
     
P P P
Ns + = N0 .
t i t e t i
Sustituyendo aquı́ los valores de (P/t)i dados en (15.31), y de (P/t)e
dados en (15.33), se obtiene:

ℏω 3
I(ωs0 ) =  s0 . (15.34)
N0
π 2 c2 Ns −1

184
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 185 — #193

Teorı́a de perturbaciones dependientes del tiempo

Pero de acuerdo con el teorema de Boltzmann, Nm = c exp(−Em /KT ),


con c una constante, por lo tanto:

N0 /Ns = exp{(Es − E0 )/kT } = exp(ℏωs0 /kT );

substituyendo en la ecuación (15.34) se obtiene la ley de Planck.

185
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 186 — #194
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 187 — #195

16

Mecánica cuántica relativista

La ecuación de Schrödinger para una partı́cula libre es:


∂Ψ ℏ2 2
iℏ =− ∇ Ψ,
∂t 2m
se puede obtener formalmente a partir de la expresión clásica de la energı́a
total: E = ~p · p~/2m si se hacen estas sustituciones:

E → iℏ ; p~ → −iℏ∇, (16.1)
∂t
luego los operadores se aplican sobre la función de onda Ψ (~r, t) . Si ahora
empleamos la expresión relativista para la energı́a total de una partı́cula
libre: E 2 = c2 p~ · ~p + m2 c4 y hacemos las mismas sustituciones indicadas
en (16.1), la ecuación de onda que se obtiene es:

1 ∂2Ψ 2
 mc 2
= ∇ Ψ + Ψ. (16.2)
c2 ∂t2 ℏ
Esta es la ecuación de Klein-Gordon. La ecuación es invariante relativista
ya que el operador
1 ∂2
 
2
∇ − 2 2 ,
c ∂t
es invariante frente a transformaciones de Lorentz. Veamos algunas propie-
dades de la ecuación (16.2).
La ecuación satisfecha por Ψ∗ es:

1 ∂ 2 Ψ∗ 2 ∗
 mc 2
= ∇ Ψ + Ψ∗ . (16.3)
c2 ∂t2 ℏ

187
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 188 — #196

Mecánica cuántica relativista

Multiplicando (16.2) por Ψ∗ , (16.3) por Ψ y restando, se encuentra que:

∂ 2 Ψ∗ ∂2Ψ
 
1
Ψ 2 − Ψ∗ 2 + Ψ∗ ∇2 Ψ − Ψ∇2 Ψ∗ = 0,

c2 ∂t ∂t

lo cual es equivalente a:
∂ρ
+ ∇ ·~ = 0
∂t
con:
∂Ψ∗
 
ℏ ∗ ∂Ψ
ρ= Ψ − Ψ ,
2imc2 ∂t ∂t

~ = (Ψ∗ ∇Ψ − Ψ∇Ψ∗ ) . (16.4)
2im
La expresión para ~ obtenida de esta manera es semejante al vector den-
sidad de corriente de probabilidad obtenido en el capı́tulo 5 para el caso
no relativista. Esta analogı́a nos induce a dar a ρ (~r, t) la misma interpre-
tación que en el caso no relativista, es decir ρ (~r, t) dτ serı́a la probabilidad
de que la partı́cula se encuentre en el elemento de volumen dτ localizado en
la vecindad del punto ~r, en el instante t. Sin embargo, esta interpretación
tropieza con una dificultad: ρ(~r, t) dada por (16.4) no es una cantidad posi-
tiva definida, ya que en una ecuación de segundo orden como es la ecuación
de Klein-Gordon, a Ψ y a ∂Ψ/∂t se les puede dar valores arbitrarios en un
instante inicial cualquiera, y podrı́a suceder que con estos valores arbitrarios
la expresión (16.4) resultara negativa.
Un campo electromagnético
n o queda especificado por el cuadrivector de
~
los potenciales: A, iφ . La energı́a y el momento de una partı́cula libre
forman otro cuadrivector: {~p, iE/c}. El cuadrivector del momento para una
partı́cula de carga e en un campo electromagnético es:
 
e~ E e
(~
p − A), i( − φ) ;
c c c

del hecho de que el cuadrado de la magnitud de este cuadrivector es −m2 c2 ,




se deduce que:
 e ~ 2
(E − eφ)2 = c2 p~ − A + m2 c4 . (16.5)
c

188
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 189 — #197

Mecánica cuántica relativista

Si en esta fórmula hacemos las sustituciones indicadas en la ecuación (16.1),


se obtiene la ecuación de Klein-Gordon para una partı́cula en un campo
electromagnético:
2
e~ 2
  
∂ 2 ℏ
iℏ − eφ Ψ = c ∇ − A Ψ + mc2 c4 Ψ. (16.6)
∂t i c

En el caso particular en que φ y A ~ son independientes del tiempo podemos


escribir
i
Ψ (~r, t) = ψ (~r) e−( ℏ )Et ;
sustituyendo en (16.6) se encuentra que ψ (~r) debe satisfacer la siguiente
ecuación:
e~ 2
 
2 2 ℏ
(E − eφ) ψ = c ∇ − A ψ + m2 c4 ψ. (16.7)
i c
Veamos cuál es el lı́mite no relativista de esta ecuación. Para ello escri-
bimos E = E ′ + mc2 , siendo E ′ la energı́a total excluyendo la energı́a en
reposo. Entonces (16.7) se transforma en:

e~ 2
 
′ 1 ℏ 1 2
E ′ − eφ ψ.

E − eφ ψ = ∇− A ψ− 2
(16.8)
2m i c 2mc

Ahora bien, (E ′ − eφ) representa la energı́a cinética de la partı́cula en el


lı́mite no relativista, (E ′ − eφ) ∼ mv 2 , por lo tanto el último término de la
ecuación (16.8) es del orden de magnitud de:
 2
v ′

E − eφ .
c2

Podemos entonces reemplazar en este término a (E ′ − eφ) por el valor que


tiene en el lı́mite clásico, es decir:

e~ 2
 

 1 ℏ
E − eφ ∼ ∇− A .
2m i c
Ası́ se obtiene el lı́mite no relativista de la ecuación de Klein-Gordon:
e~ 2 e~ 4
   

 1 ℏ 1 ℏ
E − eφ ψ = ∇− A ψ− ∇ − A ψ. (16.9)
2m i c 8m3 c2 i c

189
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 190 — #198

Mecánica cuántica relativista

Los primeros dos términos de esta ecuación son idénticos a los que aparecen
en la correspondiente ecuación de Scrödinger. El último término representa
una corrección debida a que la expresión relativista de la energı́a es diferente
a la expresión clásica. En efecto, para una partı́cula libre:
p 1 2 1
E ′ = c2 p2 + m2 c4 − mc2 = p − p4 + . . . .
2m 8m3 c2
Notamos que la ecuación de Klein-Gordon no contiene, en sı́ misma, nin-
guna caracterı́stica asociada al spin de la partı́cula descrita por ella. Por
otra parte, si se intenta introducir artificialmente en la ecuación la noción
de spin, se pierde la invariancia relativista. De aquı́ que la ecuación Klein-
Gordon sólo sea adecuada para describir a una partı́cula sin spin, lo cual
desde luego implica que no es apropiada para los electrones.
Dirac, al tratar de formular una ecuación de onda relativista, partió del
hecho de que en relatividad especial las cuatro coordenadas {x, y, z, ict}
figuran en un plano de igualdad, de modo que la ecuación debe contener
derivadas del mismo orden con respecto a las cuatro variables. Además, si
queremos obtener una densidad de probabilidad ρ positiva definida, debe
ser ρ = ψ ∗ ψ, lo cual sólo se logra cuando la derivada con respecto al tiempo
es de primer orden, como en la ecuación de Schrödinger. Se llega ası́ a la
conclusión de que la ecuación debe ser de primer orden enp las derivadas
con respecto a las cuatro coordenadas. Si en la fórmula E = c2 p2 + m2 c4
linearizamos formalmente el radical se tendrá E = c~ α · p~ + βmc2 y, haciendo
aquı́ las sustituciones indicadas en (16.1), se obtiene la ecuación de Dirac
para una partı́cula libre:
∂Ψ ℏ
iℏ =c α~ · ∇Ψ + βmc2 Ψ, (16.10)
∂t i
en la cual las cuatro constantes (~α, β) deben determinarse de tal modo que
al elevar al cuadrado la expresión E = c~α · ~p + βmc2 se obtenga:

E 2 = c2 p~ 2 + m2 c4 .

Efectuando la operación mencionada:


3 3
X 1 X
E 2 = c2 (αi αj + αj αi ) pi pj + mc3 (αi β + βαi ) pi + β 2 m2 c4 ;
2
ij=1 i=1

190
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 191 — #199

Mecánica cuántica relativista

para que esto se reduzca a la forma deseada, las (~


α, β) deben satisfacer estas
condiciones:
1
(αj αi + αi αj ) = δij ; αi β + βαi = 0; β 2 = 1 (i, j = 1, 2, 3) . (16.11)
2
Es decir, las cuatro constantes (~α, β) anticonmutan todas entre sı́ y su
cuadrado es igual a 1. Debido a la propiedad anticonmutativa es obvio que
las (~
α, β) no pueden ser números ordinarios. Trataremos de encontrar una
representación de ellas por medio de matrices cuadradas.
Como el hamiltoniano de la ecuación (16.10) debe ser hermitiano y (ℏ/i)∇
es un operador hermitiano, se deduce que las matrices (~ α, β) deben ser her-
mitianas. Una matriz hermitiana siempre se puede diagonalizar, pero las
(~
α, β), debido a que no conmutan entre sı́, no se pueden diagonalizar to-
das simultáneamente. Sin embargo, podemos escoger una representación
en la que una de las cuatro matrices, por ejemplo β, sea diagonal. Como
β 2 = I, los elementos diagonales de β son (+1) o (−1). De (16.11) se tiene:
αi β = −βαi ∴ αi βαi = −β; tomando la traza de esta ecuación, y usando
la propiedad
T r (AB) = T r (BA) ,
se encuentra:

T r (αi βαi ) = T r βα2i = T r (β) = T r (−β) = −T r (β) ∴ T rβ = 0.




Por lo tanto, si la matriz β tiene n elementos iguales a (+1) y n′ elementos


iguales a (−1), para que su traza sea cero debe ser n = n′ y en consecuencia
la dimensión de la matriz β es un número par. Podemos representar a β de
esta manera:  
I 0
β= ,
0 −I
donde I es la matriz unidad de dimensión n × n. Las matrices α
~ las podemos
representar ası́:  
α
~ 11 α ~ 12
α
~ = ,
α
~ 21 α ~ 22
donde α
~ ij son matrices de dimensión n × n.

191
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 192 — #200

Mecánica cuántica relativista

Entonces la ecuación (16.11), α


~ β + β~α = 0, nos dice que:
 
2~
α11 0
  = 0,
0 −2~α22

es decir:
α
~ 11 = α
~ 22 = 0.

Por conveniencia podemos elegir α ~ 12 = α


~ 21 , en cuyo caso las matrices
(~
α, β) tendrán esta representación:
! ! !
0 σx 0 σy 0 σz
αx = ; αy = ; αz = ,
σx 0 σy 0 σz 0
! (16.12)
I 0
β= ,
0 −I

donde (σi , I) son matrices hermitianas n × n, y para que las αi satisfagan


a (16.11) las σi deben obedecer estas restricciones:

1
(σi σj + σj σi ) = δij . (16.13)
2
Tratemos de encontrar la representación de dimensión más baja. Si n = 1
las σi serı́an números, y la ecuación (16.13) nos dice que σi σj = δij , pero
no existen 3 números que tengan esta propiedad. El siguiente caso es n = 2,
las σi serı́an entonces matrices hermitianas 2 × 2; en este caso una posible
representación de las σi es por medio de las 3 matrices de Pauli (capı́tulo 12):
! ! !
0 1 0 −i 1 0
σx = ; σy = ; σz = ,
1 0 i 0 0 −1

la cuales sabemos que en efecto satisfacen a la ecuación (16.13). Se llega


ası́ a la conclusión de que la representación más sencilla de las (~
α, β) es por
medio de matrices 4 × 4, como las dadas por las ecuaciones (16.12), siendo
σi las matrices de Pauli.

192
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 193 — #201

Mecánica cuántica relativista

Ya que las (~α, β) son matrices 4 × 4, es natural que las funciones de onda
sobre las cuales se aplican sean matrices columna 4 × 1:
 
Ψ1 (~r, t)
 
 Ψ2 (~r, t) 
Ψ (~r, t) =  .
 
 Ψ3 (~r, t) 
 
Ψ4 (~r, t)

La función de onda traspuesta conjugada, Ψ† , es una matriz renglón de 1×


4:
Ψ† (~r, t) = (Ψ∗1 (~r, t) , Ψ∗2 (~r, t) , Ψ∗3 (~r, t) , Ψ∗4 (~r, t)) .

La ecuación satisfecha por Ψ† se obtiene trasponiendo y conjugando la


ecuación (16.10):

∂Ψ† ℏ
iℏ ~ − Ψ† βmc2 ,
= c ∇ΨΨ† · α (16.14)
∂t i

Multiplicando la ecuación (16.10) a la izquierda por Ψ† , multiplicando la


ecuación (16.14) a la derecha por ψ y sumándolas se obtiene la ecuación de
continuidad
∂ρ
∇ ·~ + = 0,
∂t
con
ρ ≡ Ψ† Ψ = |Ψ1 |2 + |Ψ2 |2 + |Ψ3 |2 + |Ψ4 |2 ,
(16.15)
~ ≡ cΨ† α
~ Ψ.

La densidad de probabilidad ρ es positiva definida y ası́ desaparece la


dificultad que se presentaba en este aspecto con la ecuación de Klein-Gordon.
Veamos ahora si la ecuación de Dirac contiene per se alguna caracterı́sti-
ca que corresponda al spin de la partı́cula que describe. Sabemos que las
constantes del movimiento son aquellos operadores que conmutan con el ha-
miltoniano. En la mecánica de Schrödinger el momento angular orbital de
una partı́cula libre conmuta con su hamiltoniano. Veamos si esto ocurre tam-
bién en la mecánica de Dirac. Los operadores respectivos son: L~ = (~r × ~p) y

193
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 194 — #202

Mecánica cuántica relativista

H = c~ α · p~ + βmc2 y su conmutador vale


h i
~
H, L = [c~α · ~p, ~r] × ~p = {cαx [px , x] i + cαy [py , y] j + cαz [pz , z] k} × p~

= c α ~ × ~p. (16.16)
i
Como el conmutador es diferente de cero, se deduce que el momento angu-
lar orbital no es una constante del movimiento. Sin embargo, de la propiedad
de las matrices de Pauli:
!
X
σk σm = i ǫnkm σn + δkm ,
n

se deduce que: X
σk σm − σm σk = 2i ǫnkm σn ;
n
por lo tanto:
[~σ · ~p, σm ] = 2i (~σ × p~)m ,
es decir:
[~σ · ~p, ~σ ] = 2i (~σ × p~) . (16.17)
Entonces, si definimos el siguiente operador:
−→
!
ℏX ℏ ~σ 0
≡ ,
2 2 0 ~σ

y calculamos su conmutador con H, usando (16.17), se obtiene:


" −→
# " −→
# !
ℏX ℏX ℏc 0 [~σ · p~, ~σ ]
H, = c~ α · ~p, =
2 2 2 [~σ · ~p, ~σ ] 0
!
ℏc 0 ~σ ℏc
= − × p~ = − α ~ × ~p. (16.18)
i ~σ 0 i

De las ecuaciones (16.16) y (16.18) se deduce que el operador


−→
!
~+ ℏ X ℏ ~
σ 0
~ ≡ L = (~r × p~) I + (16.19)
2 2 0 ~σ

194
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 195 — #203

Mecánica cuántica relativista

conmuta con el hamiltoniano de la partı́cula libre y es P por lo tanto una


constante del movimiento. Es natural identificar a (ℏ/2) ~ con el spin de
la partı́cula. Se llega ası́ al resultado de que la ecuación de Dirac asigna
automáticamente a la partı́cula que describe un momento angular intrı́nseco
(spin) de magnitud ℏ/2.

Soluciones de la ecuación de Dirac para una partı́cula libre

Si en la ecuación (16.10) ponemos:


i
p, E) e ℏ (~p·~r−Et) ,
Ψ (~r, t) = u (~

con p~, E constantes, se obtiene la siguiente ecuación algebraica para deter-


minar a la matriz columna u (~p, E):

~ + mc2 β u.

Eu = c~ p·α (16.20)

Escribiendo: !
u1
u= ,
u2
con u1 y u2 matrices de dos renglones y una columna, y usando la represen-
tación explı́cita de (~
α, β) dada en (16.12), se llega a:

p · ~σ )u2 + mc2 u1 ,
Eu1 = c(~
(16.21)
p · ~σ )u1 − mc2 u2 .
Eu2 = c(~

Eliminando una de las u se obtiene:

E − mc2 E + mc2 ui = c2 (~ p · ~σ ) ui = c2 ~p 2 ui ;
 
p · ~σ ) (~ (i = 1, 2);

el último paso es una consecuencia de la fórmula general:


!
  
~ ~σ · B
~
X X X
~σ · A = σi σj Ai Bj = i ǫijk σk + δij Ai Bj
ij ij k
 
= i~σ · A~ ×B
~ +A~ · B,
~ (16.22)

195
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 196 — #204

Mecánica cuántica relativista

~ conmuta con ~σ .
válida cuando A
Las ecuaciones
E 2 − m2 c4 ui = c2 p~ 2 ui


tienen solución no trivial sólo cuando E 2 − m2 c4 = c2 p~ 2 . Esta ecuación en


E tiene dos raı́ces:
p p
E+ ≡ + m2 c4 + c2 p~ 2 y E− ≡ − m2 c4 + c2 ~p 2 .
Cuando E tiene alguno de estos valores, una de las ui es completamente
arbitraria y su forma más general es una combinación lineal:
! !
1 0
c1 + c2 ;
0 1
la otra ui se determina luego usando (16.21). Existen por lo tanto cuatro
soluciones linealmente independientes:
 
1
 
 0 
E = E+ , c2 = 0; u =  ,
 γp z


γ (px + ipy )
 
0
 
 1 
E = E+ , c1 = 0; u =  ,
 γ (px − ipy ) 

−γpz
  (16.23)
−γpz
 
 −γ (px + ipy ) 
E = E− , c2 = 0; u = ,

 1 

0
 
−γ (px − ipy )
 
 γpz 
E = E− , c1 = 0; u =  ,
 0 

1

196
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 197 — #205

Mecánica cuántica relativista

con
c
γ≡ .
mc2 + E+
Para velocidades de la partı́cula pequeñas con respecto a la velocidad de la
luz,
γ ∼ 1/2mc y por tanto las componentes multiplicadas por γ son de un
orden de magnitud v/c. Si se desprecian las componentes multiplicadas por
γ se puede comprobar que las cuatro matrices columna (16.23) son eigen-
vectores de Σz con eigenvalores +1, −1, +1, −1 respectivamente; es decir,
corresponden a una proyección definida del spin sobre el eje z.
Los resultados anteriores ilustran otra caracterı́stica de la ecuación de
Dirac: ella predice la existencia de estados de un electrón libre con energı́a
(cinética) E− negativa. De acuerdo con una idea propuesta por Dirac, todos
los estados de E negativa están normalmente ocupados, cada uno, por un
electrón; esta configuración se designa con el nombre de mar de Dirac. El
principio de Pauli evita entonces que un electrón de E positiva efectúe una
transisión a un estado de E negativa. Cuando se comunica a un electrón del
mar de Dirac una energı́a suficiente (la cual tiene que ser necesariamente
mayor que 2mc2 ) este electrón puede observarse en un estado de E positiva;
al mismo tiempo el hueco que deja en el mar se comporta como una partı́cula
de masa igual a la del electrón y carga eléctrica del mismo valor absoluto que
la del electrón, pero de signo positivo, i. e. un positrón. El fenómeno fı́sico
descrito es la creación de un par electrón-positrón, el cual se ha confirmado
experimentalmente. La formulación teórica apropiada de estas ideas requiere
el uso de la teorı́a de los campos cuánticos.

Electrón en un campo electromagnético

Si escribimos la ecuación (16.5) del cuadrivector momento de una partı́cu-


la de carga e en un campo magnético como:
r 
e ~ 2
E − eφ = c2 p ~− A + m2 c4 ,
c
y efectuamos la misma linearización del radical que nos condujo a la ecuación
de Dirac, se obtiene la siguiente ecuación para el electrón en un campo

197
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 198 — #206

Mecánica cuántica relativista

externo:
   
∂ ℏ e~
iℏ − eφ Ψ = c~
α· ∇− A Ψ + mc2 βΨ. (16.24)
∂t i c

Si suponemos que φ, A ~ son independientes del tiempo, podemos escribir:


Ψ (~r, t) = ψ (~r) exp(−iEt/ℏ), con lo cual la ecuación para ψ(~r) es:

α · ~π ψ + mc2 βψ,
(E − eφ) ψ = c~ (16.25)

con
ℏ e~
~π ≡ ∇ − A.
i c
Indicando a la función de onda ψ en la forma
!
ψ1
ψ= ,
ψ2

con ψ1 y ψ2 matrices de dos renglones y una columna, y usando la repre-


sentación de α
~ , β dada por las ecuaciones (16.12), se encuentra que (16.25)
es equivalente a:
!  2
 !
ψ1 mc c~
σ · ~
π ψ1
(E − eφ) =  ,
ψ2 c~σ · ~π −mc2 ψ2

de donde:
E − eφ − mc2 ψ1 = c~σ · ~π ψ2 ,

(16.26)
E − eφ + mc2 ψ2 = c~σ · ~π ψ1 .


Para pequeñas velocidades de


 la partı́cula con respecto a la velocidad de
2 2
la luz se tiene E − eφ + mc ∼ 2mc , y de (16.26) se tiene en este caso
ψ2 ∼ (p/mc)ψ1 = (v/c)ψ1 , es decir las componentes grandes de ψ son las
dos primeras. Eliminando a ψ2 en (16.26) se obtiene:

c2
 


E − eφ ψ1 = (~σ · ~π ) (~σ · ~π ) ψ1 , (16.27)
E ′ − eφ + 2mc2

198
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 199 — #207

Mecánica cuántica relativista

donde E ′ ≡ E −mc2 es la energı́a total excluyendo la energı́a en reposo. Esta


es una expresión exacta para ψ1 , sin embargo no es una ecuación de eigen-
valores ya que E ′ aparece en los dos miembros de la ecuación. Trataremos
de eliminar a E ′ del segundo miembro por un método aproximado.
En el lı́mite no relativista (E ′ − eφ) ∼ 21 mv 2 , de modo que hasta términos
de segundo orden en v/c es válido el siguiente desarrollo:
c2 (E ′ − eφ)
 
1
2
= − .

E − eφ + 2mc 2m 4m2 c2
Sustituyendo en (16.27):
 

 1 2 1 ′

E − eφ ψ1 = (~σ · ~π ) − (~σ · ~π ) E − eφ (~σ · ~π ) ψ1 . (16.28)
2m 4m2 c2
En la ecuación (16.28) aparecen dos operadores que designaremos pro-
visionalmente como X = (~σ · ~π ) y Y = (E ′ − eφ); vamos a calcular dos
fórmulas relacionadas con X, Y las cuales se utilizarán más adelante. La
primera es la expresión de X 2 ; usando (16.22) y las reglas de conmutación
de coordenadas y momentos, se encuentra que:
ie ~ +A
~ × p~)
X 2 = (~σ · ~π ) 2 = ~π 2 + i~σ · (~π × ~π ) = ~π 2 − ~σ · (~
p×A
c
eℏ ~ = ~π 2 − eℏ ~σ · H, ~
= ~π 2 − ~σ · (∇ × A) (16.29)
c c
donde H ~ ≡ ∇×A ~ es el campo magnético externo. La segunda fórmula es el
conmutador de X con Y :
[X, Y ] = (−e)[~σ · ~π , φ] = −e~σ · [~
p, φ] = ieℏ(~σ · ∇φ). (16.30)
Regresando a la ecuación (16.28), el segundo operador en el lado derecho
es XY X; vamos a manipular este operador de tal modo que mantenga su
propiedad de hermiticidad, en esta manipulación se usará la identidad entre
operadores XY = Y X + [X, Y ]. Tenemos entonces:
1 1
XY X = XY X + XY X
2 2
1 1
= {Y X + [X, Y ]} X + X {XY + [Y, X]}
2 2
1 1
= (Y X 2 + X 2 Y ) + {[X, Y ]X − X[X, Y ]} . (16.31)
2 2

199
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 200 — #208

Mecánica cuántica relativista

En el grado de aproximación a orden (v/c)2 , la Y en el primer término


de este resultado se puede reemplazar por ( 1/2m)X 2 , y sustituyendo (16.30)
obtenemos:
1 1 1
XY X = (~σ · ~π )4 + ieℏ(~σ · ∇φ)(~σ · ~π ) + (−i)eℏ(~σ · ~π )(~σ · ∇φ). (16.32)
2m 2 2
Observamos que en el lado derecho de esta fórmula el tercer término es
el adjunto del segundo, de modo que la suma de los dos es un operador
hermitiano; esto justifica la selección (unı́voca) de los coeficientes con valor
de 1/2 introducidos en (16.31).
La contribución de los dos últimos términos en (16.32) se calcula usando
la ecuación (16.22) ası́ como los conmutadores de coordenadas y momentos,
llegándose a este resultado:
XY X ≡ (~σ · ~π )(E ′ − eφ)(~σ · ~π )
1 1
= (~σ · ~π )4 − eℏ~σ · (∇φ × ~π ) − eℏ2 ∇2 φ. (16.33)
2m 2
Sustituyendo esto en (16.28) y usando la expresión de (~σ · ~π )2 dada
en (16.29), se deduce el lı́mite no-relativista de la ecuación de Dirac en
un campo electromagnético:

′ 1 2 eℏ ~ − 1 ~π 4
(E − eφ)ψ1 = ~π − ~σ · H
2m 2mc 8m3 c2
eℏ2

eℏ 2
+ ~σ · (∇φ × ~π ) + ∇ φ ψ1 . (16.34)
4m2 c2 8m2 c2
Para un electrón ligado a un átomo, se puede hacer una estimación de
la magnitud relativa del primer término (Ecin. ) respecto al segundo término
(Emagn. ) en el lado derecho de (16.34), obteniéndose la conclusión de que
Emagn. ∼ = 10−9 HEcin. cuando el campo magnético H se expresa en Gauss,
de modo que en la práctica se tiene siempre Emagn. ≪ Ecin. ; por esta razón
se omitieron en (16.34) dos términos de un orden de magnitud más pequeño
que le término Emagn. retenido.
Vamos a analizar cada uno de los términos que aparecen en el segun-
do miembro de la ecuación (16.34). Los términos ~π 2 /2m y ~π 4 /8m3 c2 son
idénticos a los que aparecen en el lı́mite no-relativista de la ecuación de
Klein-Gordon, ecuación (16.9), y ya sabemos su significado. La ecuación de
Dirac proporciona además los siguientes términos:

200
“libro” — 2008/8/14 — 9:27 — page 201 — #209

Mecánica cuántica relativista

1) −(eℏ/2mc)~σ · H,~ que representa la interacción del momento magnético


intrı́nseco de la partı́cula, (eℏ/2mc)~σ , con el campo magnético externo,
~
H.

2) El término proporcional a ∇φ × ~π , el cual para un potencial escalar


central es igual a
  
eℏ dφ 1 e dφ  ~ ~ 
~
σ · (~
r × p
~ ) = S·L ,
4m2 c2 dr r 2m2 c2 r dr

que por lo tanto representa la interacción spin-órbita.

3) El término, (eℏ2 /8m2 c2 )∇2 φ, se le conoce con el nombre de término


de Darwin (TD ). Cuando φ es el potencial coulombiano K/r, TD es
proporcional a δ(~r). A primer orden, la contribución de este término
a la energı́a está dado por el valor de expectación hψnℓm | TD | ψnℓm i
respecto a funciones de onda hidrogenoides de Schrödinger, que debido
a la δ(~r) es proporcional a

| ψnℓm (~r = 0) |2 .

De modo que TD es relevante sólo para estados con ℓ = 0 (onda S), ya


que para ℓ ≥ 1, ψnℓm (~r = 0) = 0.

201
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Apuntes del curso de Mecánica Cuántica de Marcos Moshinsky


se terminó de imprimir en septiembre de 2008
en los talleres de Navegantes de la Comunicación Gráfica
Pascual Ortiz Rubio 40. Col. San Simón
México 03660, D. F.

El tiro fue de 500 ejemplares

Está impreso en papel Cultural de 90 gramos.


En su composición se empleó tipo Computer modern
de 10:12, 11:13 y 16:18 puntos de pica

La edición estuvo al cuidado de Mercedes Perelló

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