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propio, una real y efectiva independencia na- modernos y aquellos otros definidos como co-
cional, son todos elementos que contribuyen a loniales y atrasados que, desde el advenimiento
mostrar la presencia de esta matriz única so- del imperialismo en las últimas décadas del si-
bre la que se funda la posibilidad del concepto. glo pasado, se abre paso con una fuerza incon-
De todas maneras, y aun reconociendo la trastable. La condición ni periférica ni central
existencia de un filón latinoamericanista que del subcontinente; la autonomía de sus formas
en determinados momentos emergió con fuer- estatales y la ausencia de dominación política
te densidad histórica y con capacidad aglutina- directa por parte de los países centrales con-
dora (la guerra de independencia, el proyecto quistada por la mayoría de las naciones latinoa-
bolivariano, el antimperialismo de fuerte tono mericanas ya desde la guerra de independen-
anticapitalista de comienzos de siglo, el redes- cia; la existencia de fuertes movimientos nacio-
cubrimiento de la unidad continental bajo la nales y populares orientados a la conquista de
envoltura de la Reforma universitaria de los un espacio “nacional” propio; el elevado grado
años veinte, el viraje latinoamericanista como de organización institucional, ideológica y po-
producto de la fulgurante experiencia de la lítica de las clases gobernantes en países que,
revolución cubana en los años sesenta), la im- como Chile, Argentina y Uruguay, por ejemplo,
posibilidad de definir con nitidez la condición reproducían con bastante fidelidad procesos,
“latinoamericana” de nuestros pueblos remite ya conocidos en Europa, de construcción de
a un problema más general cuya dilucidación ciertos Estados nacionales; el carácter neta-
tuvo profundas implicaciones sobre la “difu- mente capitalista de la evolución económico-
sión” del marxismo en un contexto histórico social, política y cultural de la mayoría de los
diferente de aquel en que se constituyó como países, indican la existencia de características
doctrina, y sobre el carácter que adoptó en al- distintivas que no permiten una identificación
gunas tentativas de recomposición teórica y simplista con ese mundo asiático o africano
política. que la Tercera Internacional clasificó genéri-
Para decirlo en pocas palabras, el proble- camente como “países coloniales y semicolo-
ma surgía por la ubicación anómala de nues- niales”. Más bien admiten una aproximación a
tra región en ese mundo dividido y cada vez Europa, a esa Europa de “capitalismo periféri-
más diferenciado entre los países capitalistas co” que Gramsci ejemplificaba con los casos de
330 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial
Italia, España, Polonia y Portugal, y en los que de su resolución haya permitido alcanzar en el
la articulación entre sociedad y Estado estaba presente una aguda conciencia de la imposibili-
fuertemente signada por la presencia de un va- dad de resolver el problema en los términos en
riadísimo espectro de clases intermedias “que que históricamente se planteó. El riesgo está
quieren, y en cierta medida logran, llevar una en que en la misma idea de “aproximación”
política propia, con ideologías que a menudo subyace implícita la posibilidad de desplazar la
influyen sobre vastos estratos del proletariado, comparación del terreno hasta cierto punto ex-
pero que tienen una particular sugestión sobre terior de una semejanza hacia una relación más
las masas campesinas” (Gramsci, 1971: 122)2. interna, más estructural, de identidad fundante
Una diferenciación neta respecto del mun- de una evolución capaz de suturar en un futuro
do oriental y una búsqueda de identidad en la previsible los desniveles existentes. Al aproxi-
proximidad de Europa comportan, no obstante, marnos a Europa es lógico que acabáramos por
un riesgo que el pensamiento social latinoame- pensar a nuestras sociedades como formando
ricano no ha logrado todavía hoy sortear con parte de una realidad destinada inexorable-
éxito, aunque la crisis de las formas teóricas mente a devenir Europa. En tal caso, nuestra
anomalía no requeriría de un sitio propio en
2 Sobre los recaudos a que obliga la utilización de
la clasificación, puesto que solo indicaría una
esta categoría de “capitalismo periférico” véanse las atipicidad transitoria, una desviación de un es-
utilísimas consideraciones hechas por Juan Carlos Por- quema hipostatizado de capitalismo y de rela-
tantiero (1981: 123-132). Refiriéndose a los países lati- ciones entre las clases adoptado como modelo
noamericanos arriba mencionados, Portantiero destaca “clásico”. Pero en la medida en que un razona-
que, más allá de los rasgos comunes que los aproximan
a esas naciones europeas periféricas y de tardía madu-
miento analógico es por su propia naturaleza
ración capitalista, en los primeros aparece con mayor de carácter hipotético o, para decirlo de otro
claridad que en las segundas el papel excepcional des- modo, contrafáctico, las interpretaciones basa-
empeñado por el Estado y la política en la construcción das en la identidad de América con Europa, o
de la sociedad. Aunque se trata de un Estado –aclara– más en general con Occidente, no representa-
“que si bien intenta constituir la comunidad nacional
no alcanza los grados de autonomía y soberanía de los
ban en realidad sino transfiguraciones ideoló-
modelos bismarckianos o bonapartistas” (Portantiero, gicas de propuestas políticas modernizantes.
1981: 127). La dilucidación del carácter histórico de las
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina331