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¿Los valores han cambiado con el pasar del tiempo? Justifica tu punto de vista.
NIK. Gaturro 2. 10. ed. Buenos Aires: Ediciones de La Flor, 2008. p.68
http://erika-valoresenlasociedad.blogspot.com.br/2010/06/valores-en-la-sociedad.html
VALORES EN LA SOCIEDAD
Los valores son cualidades que benefician a todos por igual, ya que se dan en la medida en que
se obtienen y se obtienen en la medida en que se dan. Algunos de los valores en la sociedad son:
la libertad, responsabilidad, igualdad, disciplina, puntualidad, lealtad, humildad, respeto, tolerancia
y el diálogo, entre otros.
En la sociedad están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el hombre siempre han
existido cosas valiosas: el bien la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio
para darles valor ha variado a través de los tiempos.
Los valores benefician a todos por igual, pero ahora ah cambiado mucho la gente y lo que se
acostumbraba antes, ahora ni se conoce.
Los valores son reconocidos también como educación, que actualmente se perdió.
Existe una película llamada "el camino a la felicidad" que habla acerca de estos valores, decencia
moral en la sociedad y restablecer la integridad y la confianza en el hombre.
La educación tiene que ver mucho con los valores ya que actualmente las mamas no se
preocupan por enseñarles modales a sus pequeños, o hacerlos ellos mismos para que sigan el
ejemplo.
Para imponer los valores en la sociedad actual es necesario que los aprendan desde pequeños,
para que sea una costumbre, ya que los adolescentes son los que menos tienen valores, por
moda, o simplemente porque en su casa nunca vieron nada similar.
Todas esas actitudes de egoísmo, violencia, estamos haciendo frente y en las relaciones
humanas.
Estas conductas son antisociales pero desafortunadamente están instaladas en nuestra sociedad
como algo común.
¿Cuántas veces no has sido etiquetado por alguien que no te conoce a fondo? ¿Cuántas
veces has etiquetado a alguien sin conocerle a fondo?…. ¿Alguna vez te has preguntado las
implicaciones de la práctica de etiquetar?
Es una práctica cotidiana observar, analizar, seleccionar y etiquetar, lo hacemos con nuestros
artículos personales, dinero, ropa, comida, etc. esta práctica puede resultarnos sumamente útil
para organizar nuestras cosas y hacernos más fácil la vida.
Sin embargo nos llevamos el hecho de seleccionar y etiquetar hasta las relaciones humanas sin
considerar antes que los seres humanos difícilmente podrían encasillarse y etiquetarse, ya que
cada persona es diferente.
El problema comienza cuando la sociedad agrupa a personas con características similares (más no
personas iguales) y les crea una identidad, después la mayoría de las personas adoptamos esa
homogeneización que hace la sociedad y comenzamos a encasillar y ser encasillados por la
manera en que se habla, se viste, se actúa, por lo que se escucha, se come, se piensa, etc.
Comencemos a quitarles la etiqueta a las personas con quien convivimos e iniciemos una sana
convivencia con el SER.
Observa las imágenes y opina sobre ellas en pareja. ¿Con cuál te identificas
más? Fundamenta tu punto de vista. ¿Cómo podemos agrupar las imágenes?
http://www.mercaba.org/FICHAS/e-cristians/valor_de_la_familia.htm
El valor de la familia
El valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con
responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia.
Al hablar de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo
y entender la importancia de la manutención, cuidados y educación de todos sus miembros, pero
descubrir la raíz que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, es una meta
alcanzable y necesaria para lograr un modo de vida más humano, que posteriormente se
transmitirá naturalmente a la sociedad entera...
El valor de la familia va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los momentos
de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan. El valor nace y se
desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le
ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los
demás.
Formar y llevar a la familia en un camino de superación constante no es una tarea fácil. Las
exigencias de la vida actual pueden dificultar la colaboración e interacción porque ambos padres
trabajan, pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden y prioridad a todas
nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas. Debemos olvidar que cada miembro cumple
con una tarea específica y un tanto aislada de los demás: papá trabaja y trae dinero, mamá
cuida hijos y mantiene la casa en buen estado, los hijos estudian y deben obedecer.
Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la
presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a
la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en
condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se
aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa
en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos.
Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi
diversión, mis gustos, mi descanso... si todos esperan comprensión y cuidados ¿quién tendrá la
iniciativa de servir a los demás? Si papá llega y se acomoda como sultán, mamá se encierra en
su habitación, o en definitiva ninguno de los dos está disponible, no se puede pretender que los
hijos entiendan que deben ayudar, conversar y compartir tiempo con los demás.
La generosidad nos hace superar el cansancio para escuchar esos problemas de niños (o
jóvenes) que para los adultos tienen poco importancia; dedicar un tiempo especial para jugar,
conversar o salir de paseo con todos el fin de semana; la salida a cenar o al cine cada mes con el
cónyuge... La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con
pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una
de las personas que viven con nosotros.
Otra idea fundamental es que en casa todos son importantes, no existen logros pequeños,
nadie es mejor o superior. Se valora el esfuerzo y dedicación puestos en el trabajo, el estudio y
la ayuda en casa, más que la perfección de los resultados obtenidos; se tiene el empeño por
servir a quien haga falta, para que aprenda y mejore; participamos de las alegrías y fracasos, del
mismo modo como lo haríamos con un amigo... Saberse apreciado, respetado y comprendido,
favorece a la autoestima, mejora la convivencia y fomenta el espíritu de servicio.
Sería utópico pensar que la convivencia cotidiana estuviera exenta de diferencias,
desacuerdos y pequeñas discusiones. La solución no está en demostrar quien manda o tiene la
razón, sino en mostrar que somos comprensivos y tenemos autodominio para controlar los
disgustos y el mal genio, en vez de entrar en una discusión donde por lo general nadie queda del
todo convencido. Todo conflicto cuyo resultado es desfavorable para cualquiera de las partes,
disminuye la comunicación y la convivencia, hasta que poco a poco la alegría se va alejando del
hogar.
Es importante recalcar que los valores se viven en casa y se transmiten a los demás como una
forma natural de vida, es decir, dando ejemplo. Para esto es fundamental la acción de los
padres, pero los niños y jóvenes -con ese sentido común tan característico- pueden dar
verdaderas lecciones de cómo vivirlos en los más mínimos detalles.
En una reunión pasó un pequeño de tres o cuatro años de edad frente a un familiar adulto,
después de saludarle en dos ocasiones y no recibir respuesta, se dirigió a su madre y le
preguntó: "¿Por qué tío (...) no me contestó cuándo le saludé?" La respuesta pudo ser
cualquiera, así como los motivos para no recibir respuesta, pero imaginemos el desconcierto del
niño al ver como las personas pueden comportarse de una manera muy distinta a como se vive
en casa. Se nota que está aprendiendo a cultivar la amistad, a ser sociable y educado,
seguramente después de este incidente le enseñarán a ser comprensivo...
Por otra parte, muchas son las familias que han encontrado en la religión y en las prácticas
de piedad, una guía y un soporte para elevar su calidad de vida, ahí se forma la conciencia para
vivir los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes. Por tanto, en la fe se
encuentra un motivo más elevado para formar, cuidar y proteger a la familia.
Aunque son los padres quienes tienen la responsabilidad en la formación y educación de los
hijos, estos últimos no quedan exentos. Los jóvenes solteros, y aún los niños, comparten esa
misma responsabilidad pues en este camino todos necesitamos ayuda para ser mejores
personas. Actualmente triunfan aquellos que se distinguen por su capacidad de trabajo,
responsabilidad, confianza, empatía, sociabilidad, comprensión, solidaridad, etc. etc., valores que
se aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida según la experiencia y la intención
personal de mejorar.
Pensemos que todo a nuestro alrededor cambiaría y la relaciones serían más cordiales si los
seres humanos se preocuparan por cultivar los valores en familia. Cada miembro, según su edad
y circunstancias personales sería un verdadero ejemplo, un líder en el ramo, capaz de
comprender y enseñar a los demás la importancia y trascendencia que tiene para sus vidas la
vivencia de los valores, los buenos hábitos y las costumbres.
Para que una familia sea feliz no hace falta calcular el número de personas necesarias e
indispensables para lograrlo, mientras en ella todos participen de los mismos intereses,
compartan gustos y aficiones y se interesen unos por otros.
Podríamos preguntarnos ¿cómo saber si en mi familia se están cultivando los valores? Si
todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y disfrutar de la compañía de los demás,
buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las preocupaciones y el egoísmo a un
lado, sin lugar a dudas la respuesta es afirmativa.
Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores humanos no se
compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la
familia perfecta, pero si aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.
El profesor don Seguro Contador ha escrito un informe sobre las características de la familia
española, según los datos de la Oficina de la Población. Antes de leer el informe, ¿qué
situaciones crees que son más frecuentes en la familia española?
Muy Poco
Creo que esta situación es...
frecuente frecuente
Así somos
En una familia española de finales del siglo XX, y también en las familias europeas, hay muy pocos
niños. La tasa de natalidad de España es muy baja (1,2 hijos por mujer). Sin embargo, los hijos no se
van de casa pronto. Su salida se retrasa cada vez más porque las viviendas son caras y el paro entre
jóvenes es muy alto. Lo normal es que no formen una pareja estable hasta los 27 años.
En comparación con otras sociedades europeas, en las familias españolas hay pocos divorcios (0,5 por
mil), quizá porque la ley de divorcio tiene pocos años. No es muy alto tampoco el número de
nacimientos fuera del matrimonio en España ni en otros países mediterráneos.
Algunos hombres y mujeres viven solos (3% y 6% respectivamente), pero normalmente las personas
solteras conviven con sus padres. Todavía hay bastantes familias (un 9 por ciento) en las que conviven
tres generaciones: padres, hijos y abuelos. Otro cambio importante es que actualmente casi el 50% de
las mujeres españolas entre 15 y 64 años trabaja fuera de casa.
Seguro Contador, Informe sobre la familia española
¿Cómo son las familias brasileñas? Haz una comparación con la española y comparte tus respuestas con tu
colega.
¿Piensas que las familias cambiaran con el tiempo? Fundamenta tu punto de vista.
Citas sobre identidad latinoamericana/nacional/personal
http://www.citasyrefranes.com/vuestras/buscar/identidad
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Infatigable ante el desaliento, el ser humano busca el remedio para esa dolencia que le atormenta desde que es consciente de su
identidad y pertenencia social: La soledad.
José Luis Rodríguez Jiménez
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Citas sobre felicidad
Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña
mansión, una pequeña fortuna…
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y
alguna cosa que esperar.
Thomas Chalmers (1780-1847) Ministro presbiteriano, teólogo, escritor escocés.
Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.
La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más
exactamente, a pesar de ti mismo.
Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.
Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de
serlo.
François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa,
sabiendo que tienen una.
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla:
si uno la empuja, la cierra cada vez más.
Sören Aabye Kierkegaard (1813-1855) Literato y filósofo danés.
Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente
y no una condición de las circunstancias.
John Locke (1632-1704) Filósofo inglés.
Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de
felicidad.
Auguste Comte (1798-1857) Filósofo francés.
Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada,
no habrá felicidad.
Albert Camus (1913-1960) Escritor francés.
El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás
y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cuán hondo sea el abismo.
Lord Byron (1788-1824) Poeta británico.
Ser estúpido, egoísta y estar bien de salud, he aquí las tres condiciones que se
requieren para ser feliz. Pero si os falta la primera, estáis perdidos.
Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés.
Todo lo que la tierra da y todo aquello que se llama felicidad sólo es un juguete de la
suerte; lo que nosotros somos, eso sólo nos pertenece.
Johann Kaspar Lavater (1741-1801) Filósofo, poeta y teólogo suizo.
El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene
amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y
afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros
muchos.
Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo, matemático y escritor británico.
Lo horrible de este mundo es que buscamos con el mismo ardor el hacernos felices y
el impedir que los demás lo sean.
Conde de Rivarol (1753-1801) Escritor francés.
Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros.
André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.
Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres
feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.
Es muy difícil hacer bella la felicidad. Una felicidad que sólo es ausencia de desdicha
es cosa fea.
Jean Cocteau (1889-1963) Escritor, pintor, coreógrafo.
Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este
mundo.
Duque de Levis (1755-1830) Pedro Marcos Gastón. Escritor francés.
Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se
tienen sobre la nariz.
Gustavo Dorz
La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su
manera.
Cecilia Bohl de Faber (1796-1879) Escritora española.
La felicidad siempre viaja de incógnito. Sólo después que ha pasado, sabemos de ella.
Anónimo
He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se
justifica por sí sola.
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les
imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.
¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega,
y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se le aguarda.
Henrik Johan Ibsen (1828-1906) Dramaturgo noruego.
NIK. Gaturro 2. 10. ed. Buenos Aires: Ediciones de La Flor, 2008. p.88
http://www.gamosuma.com/component/k2/item/51-sedentarismo-y-actividad-f
El sedentarismo es un elemento constante en el estilo de vida moderno, su definición práctica es la ausencia de ejercicio o actividad física.
Es comprobado que el cuerpo humano ha sido diseñado para moverse y requiere por tanto realizar ejercicio físico de forma regular para mantenerse
Llevar una vida físicamente activa produce numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos para la salud, tales como:
Incrementa la capacidad funcional para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.
Retrasa o previene las enfermedades crónicas y aquellas asociadas con el envejecimiento. De esta forma mejora su calidad de vida y aumenta su
Llevar una vida sedentaria puede acarrear consecuencias a mediano y largo plazo como:
Disfunciones orgánicas: estreñimientos, varices, inflamación de los órganos abdominales, sensación de fatiga, etc.
Presión: el sedentarismo puede aumentar la cantidad de lipoproteínas, colesterol y grasas en la sangre. Esto impide la flexibilidad de las paredes
Arterioesclerosis: la degradación de grasas del aparato circulatorio es frecuente a medida que aumenta la edad.
Muchos dolores de la espalda que no tienen origen en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los músculos de esa zona, que
se contractura casi de forma permanente. A menudo el simple esfuerzo de mantener erguida la espalda representa para el sedentario una exigencia mayor
La calidad de vida de una persona se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es el envejecimiento neurológico, por el cual se va teniendo
menor respuesta y menor capacidad de reacción ante los estímulos. Esto esta íntimamente relacionado con la velocidad: a medida que pasa el tiempo,
Ejemplo cotidiano puede ser el observar a personas mayores que caminan mucho o hacen gimnasia, trabajan y se mueven todo el día, en comparación con
personas inactivas contemporáneas de estos, que se sientan a mirar la televisión y dan con esfuerzo los pasos imprescindibles para satisfacer sus
necesidades.
Comience el programa de ejercicio a una intensidad que le permita mantener una conversación y varié su plan de trabajo. Alterne días de trabajo
No incremente el nivel de esfuerzo a menos que baje la fatiga con el que este realizando. Aumente la duración del ejercicio de forma gradual, no
Utilice otras actividades 1 o 2 días por semana para complementar aquella que haya elegido como principal y para dar descanso a músculos y
articulaciones.
Escuche a su cuerpo, atienda a sus propias sensaciones para evitar caer en un estado de fatigas crónica. Una buena referencia es la frecuencia
cardiaca basal por la mañana antes de levantarse. Tómese el pulso cuando se despierte y podrá observar como su frecuencia cardiaca disminuye a medida
que mejora su nivel de forma física. Un aumento de la frecuencia cardiaca basal o el dolor persistente de músculos y articulaciones pueden ser signos
Mantenga la mayor regularidad posible y procure evitar aquellos obstáculos circunstanciales que pueden interrumpir el comienzo de una rutina
saludable.
Fije objetivos para alcanzar un determinado rendimiento, registre sus progresos y premie la consecución de sus objetivos.
Procure realizar la actividad a aquellas horas en que las condiciones sean más benévolas, evitando el frio o calor excesivos.
A diferencia de las maquinas, que se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad de adaptación cuanto mas usan sus órganos.
Por el contrario, cuando no se utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y debilitan, especialmente los musculares y tendinosos, que se
acortan. El musculo se fatiga con facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar en molestias crónicas.