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 Observa las imágenes y opina sobre ellas.

 Observa las imágenes y coméntalas con tu pareja. ¿Cuál es el contexto o la


situación comunicativa?

 ¿Los valores han cambiado con el pasar del tiempo? Justifica tu punto de vista.

NIK. Gaturro 2. 10. ed. Buenos Aires: Ediciones de La Flor, 2008. p.68
http://erika-valoresenlasociedad.blogspot.com.br/2010/06/valores-en-la-sociedad.html

VALORES EN LA SOCIEDAD
Los valores son cualidades que benefician a todos por igual, ya que se dan en la medida en que
se obtienen y se obtienen en la medida en que se dan. Algunos de los valores en la sociedad son:
la libertad, responsabilidad, igualdad, disciplina, puntualidad, lealtad, humildad, respeto, tolerancia
y el diálogo, entre otros.

En la sociedad están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el hombre siempre han
existido cosas valiosas: el bien la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio
para darles valor ha variado a través de los tiempos.

Pero ahora va cambiando mucho la gente.

Los valores benefician a todos por igual, pero ahora ah cambiado mucho la gente y lo que se
acostumbraba antes, ahora ni se conoce.

También en la educación es importante tenerlos en cuenta, porque si queremos educar o llegar a


hacer alguien tenemos que aprenderlos primero.

Los valores son reconocidos también como educación, que actualmente se perdió.

Existe una película llamada "el camino a la felicidad" que habla acerca de estos valores, decencia
moral en la sociedad y restablecer la integridad y la confianza en el hombre.

La educación tiene que ver mucho con los valores ya que actualmente las mamas no se
preocupan por enseñarles modales a sus pequeños, o hacerlos ellos mismos para que sigan el
ejemplo.

Para imponer los valores en la sociedad actual es necesario que los aprendan desde pequeños,
para que sea una costumbre, ya que los adolescentes son los que menos tienen valores, por
moda, o simplemente porque en su casa nunca vieron nada similar.

Todas esas actitudes de egoísmo, violencia, estamos haciendo frente y en las relaciones
humanas.

Estas conductas son antisociales pero desafortunadamente están instaladas en nuestra sociedad
como algo común.

No toda la gente los ha perdido, aún quedan personas con valores.

Al cambio de la historia se van cambiando costumbres.


http://www.diezcuriosidades.com/2012/10/sin-etiquetas.html

Sin Etiquetas Sociales   By Marbeax | October 9, 2012 |

¿Cuántas veces no has sido etiquetado por alguien que no te conoce a fondo?  ¿Cuántas
veces has etiquetado a alguien sin conocerle a fondo?….  ¿Alguna vez te has preguntado las
implicaciones de la práctica de etiquetar?

Es una práctica cotidiana observar, analizar, seleccionar y etiquetar, lo hacemos con nuestros
artículos personales, dinero, ropa, comida, etc. esta práctica puede resultarnos sumamente útil
para organizar nuestras cosas y hacernos más fácil la vida. 

Sin embargo nos llevamos el hecho de seleccionar y etiquetar hasta las relaciones humanas sin
considerar antes que los seres humanos difícilmente podrían encasillarse y etiquetarse, ya que
cada  persona es diferente. 

El problema comienza cuando la sociedad agrupa a personas con características similares (más no
personas iguales) y les crea una identidad, después la mayoría de las personas adoptamos esa
homogeneización que hace la sociedad y comenzamos a encasillar y ser encasillados por la
manera en que se habla, se viste, se actúa, por lo que se escucha, se come, se piensa, etc.

Solemos comprar conceptos prefabricados por la sociedad, y nos perdemos la oportunidad de


conocer la esencia de las personas. Caer en el juego de encasillar limita nuestras relaciones
humanas, limita nuestro contacto con los demás y nuestro propio desarrollo personal, por ende
nos hace permanecer en aquel grupo en el que fuimos (sin saberlo) encasillados.

Es importante no crearnos ni comprarnos estereotipos, es importante no prejuzgar a alguien sólo


por parecer X o Y, las personas somos un abanico de ideas, sueños, sentimientos, disfrutemos
cada momento con alguien sin importar la etiqueta que lleve. 

Comencemos a quitarles la etiqueta a las personas con quien convivimos e iniciemos una sana
convivencia con el SER.
 Observa las imágenes y opina sobre ellas en pareja. ¿Con cuál te identificas
más? Fundamenta tu punto de vista. ¿Cómo podemos agrupar las imágenes?
http://www.mercaba.org/FICHAS/e-cristians/valor_de_la_familia.htm

El valor de la familia

El valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con
responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia.
Al hablar de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo
y entender la importancia de la manutención, cuidados y educación de todos sus miembros, pero
descubrir la raíz que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, es una meta
alcanzable y necesaria para lograr un modo de vida más humano, que posteriormente se
transmitirá naturalmente a la sociedad entera...
El valor de la familia va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los momentos
de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan. El valor nace y se
desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le
ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los
demás.
Formar y llevar a la familia en un camino de superación constante no es una tarea fácil. Las
exigencias de la vida actual pueden dificultar la colaboración e interacción porque ambos padres
trabajan, pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden y prioridad a todas
nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas. Debemos olvidar que cada miembro cumple
con una tarea específica y un tanto aislada de los demás: papá trabaja y trae dinero, mamá
cuida hijos y mantiene la casa en buen estado, los hijos estudian y deben obedecer.
Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la
presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a
la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en
condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se
aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa
en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos.
Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi
diversión, mis gustos, mi descanso... si todos esperan comprensión y cuidados ¿quién tendrá la
iniciativa de servir a los demás? Si papá llega y se acomoda como sultán, mamá se encierra en
su habitación, o en definitiva ninguno de los dos está disponible, no se puede pretender que los
hijos entiendan que deben ayudar, conversar y compartir tiempo con los demás.
La generosidad nos hace superar el cansancio para escuchar esos problemas de niños (o
jóvenes) que para los adultos tienen poco importancia; dedicar un tiempo especial para jugar,
conversar o salir de paseo con todos el fin de semana; la salida a cenar o al cine cada mes con el
cónyuge... La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con
pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una
de las personas que viven con nosotros.
Otra idea fundamental es que en casa todos son importantes, no existen logros pequeños,
nadie es mejor o superior. Se valora el esfuerzo y dedicación puestos en el trabajo, el estudio y
la ayuda en casa, más que la perfección de los resultados obtenidos; se tiene el empeño por
servir a quien haga falta, para que aprenda y mejore; participamos de las alegrías y fracasos, del
mismo modo como lo haríamos con un amigo... Saberse apreciado, respetado y comprendido,
favorece a la autoestima, mejora la convivencia y fomenta el espíritu de servicio.
Sería utópico pensar que la convivencia cotidiana estuviera exenta de diferencias,
desacuerdos y pequeñas discusiones. La solución no está en demostrar quien manda o tiene la
razón, sino en mostrar que somos comprensivos y tenemos autodominio para controlar los
disgustos y el mal genio, en vez de entrar en una discusión donde por lo general nadie queda del
todo convencido. Todo conflicto cuyo resultado es desfavorable para cualquiera de las partes,
disminuye la comunicación y la convivencia, hasta que poco a poco la alegría se va alejando del
hogar.
Es importante recalcar que los valores se viven en casa y se transmiten a los demás como una
forma natural de vida, es decir, dando ejemplo. Para esto es fundamental la acción de los
padres, pero los niños y jóvenes -con ese sentido común tan característico- pueden dar
verdaderas lecciones de cómo vivirlos en los más mínimos detalles.
En una reunión pasó un pequeño de tres o cuatro años de edad frente a un familiar adulto,
después de saludarle en dos ocasiones y no recibir respuesta, se dirigió a su madre y le
preguntó: "¿Por qué tío (...) no me contestó cuándo le saludé?" La respuesta pudo ser
cualquiera, así como los motivos para no recibir respuesta, pero imaginemos el desconcierto del
niño al ver como las personas pueden comportarse de una manera muy distinta a como se vive
en casa. Se nota que está aprendiendo a cultivar la amistad, a ser sociable y educado,
seguramente después de este incidente le enseñarán a ser comprensivo...
Por otra parte, muchas son las familias que han encontrado en la religión y en las prácticas
de piedad, una guía y un soporte para elevar su calidad de vida, ahí se forma la conciencia para
vivir los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes. Por tanto, en la fe se
encuentra un motivo más elevado para formar, cuidar y proteger a la familia.
Aunque son los padres quienes tienen la responsabilidad en la formación y educación de los
hijos, estos últimos no quedan exentos. Los jóvenes solteros, y aún los niños, comparten esa
misma responsabilidad pues en este camino todos necesitamos ayuda para ser mejores
personas. Actualmente triunfan aquellos que se distinguen por su capacidad de trabajo,
responsabilidad, confianza, empatía, sociabilidad, comprensión, solidaridad, etc. etc., valores que
se aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida según la experiencia y la intención
personal de mejorar.
Pensemos que todo a nuestro alrededor cambiaría y la relaciones serían más cordiales si los
seres humanos se preocuparan por cultivar los valores en familia. Cada miembro, según su edad
y circunstancias personales sería un verdadero ejemplo, un líder en el ramo, capaz de
comprender y enseñar a los demás la importancia y trascendencia que tiene para sus vidas la
vivencia de los valores, los buenos hábitos y las costumbres.
Para que una familia sea feliz no hace falta calcular el número de personas necesarias e
indispensables para lograrlo, mientras en ella todos participen de los mismos intereses,
compartan gustos y aficiones y se interesen unos por otros.
Podríamos preguntarnos ¿cómo saber si en mi familia se están cultivando los valores? Si
todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y disfrutar de la compañía de los demás,
buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las preocupaciones y el egoísmo a un
lado, sin lugar a dudas la respuesta es afirmativa.
Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores humanos no se
compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la
familia perfecta, pero si aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.

Antonio García-B Mudarra. garmudarra@terra.es 


BURUNDARENA, Maitena. Todas las mujeres alteradas. 3.ed. Barcelona: DeBOLS!LLO, 2008. p. 260
http://www.portalplanetasedna.com.ar/familia.htm

La Familia: Cuando hablamos de familia hacemos referencia a un grupo humano que


convive y comparte un mismo espacio. De esta forma, se hace explícita la importancia de la
manutención, el respeto, los cuidados y la educación de todos sus miembros. En este sentido, el
objetivo es descubrir la esencia que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, y de
esta forma, alcanzar un modo de vida más humano y tolerante, que luego será transmitido a la
sociedad entera.
Lo que hay que tener en cuenta es que, el valor de la familia no reside solamente en
aquellos encuentros habituales que se gestan en su seno, así como los momentos de alegría y la
resolución de problemas cotidianos. El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus
miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la
familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás.
Esto demuestra que formar y llevar una familia por un camino de superación permanente no
es una tarea sencilla. Por el contrario, la vida actual y sus exigencias pueden dificultar la
colaboración y la interacción. Las razones de ello se encuentran en que muchas veces ambos
padres trabajan. Ante esta situación, es necesario dar orden y prioridad a todas nuestras
obligaciones y aprender a vivir con ellas. Debemos olvidar que cada miembro cumple con una
tarea específica y un tanto aislada de los demás: papá trabaja y trae dinero, mamá cuida hijos y
mantiene la casa en buen estado, los hijos estudian y deben obedecer.
Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la presencia
física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la
convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en
condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se
aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa
en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos.
Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi
diversión, mis gustos, mi descanso... si todos esperan comprensión y cuidados ¿quién tendrá la
iniciativa de servir a los demás? Si papá llega y se acomoda como sultán, mamá se encierra en su
habitación, o en definitiva ninguno de los dos está disponible, no se puede pretender que los hijos
entiendan que deben ayudar, conversar y compartir tiempo con los demás.
La generosidad nos hace superar el cansancio para escuchar los problemas de los niños (o
jóvenes) que para los adultos tienen poca importancia; dedicar un tiempo especial para jugar,
conversar o salir de paseo con todos el fin de semana; la salida a cenar o al cine cada mes con el
cónyuge... La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con
pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una
de las personas que viven con nosotros.
Otra idea fundamental es que en casa todos son importantes, nadie es mejor o superior. Se
valora el esfuerzo y dedicación puestos en el trabajo, el estudio y la ayuda en casa, más que la
perfección de los resultados obtenidos; se tiene el empeño por servir a quien haga falta, para que
aprenda y mejore; participamos de las alegrías y fracasos, del mismo modo como lo haríamos con
un amigo... Saberse apreciado, respetado y comprendido, favorece a la autoestima, mejora la
convivencia y fomenta el espíritu de servicio.
Sería utópico pensar que la convivencia cotidiana estuviera exenta de diferencias,
desacuerdos y pequeñas discusiones. La solución no está en demostrar quién manda o tiene la
razón, sino en mostrar que somos comprensivos y tenemos autodominio para controlar los
disgustos y el mal genio, en vez de entrar en una discusión donde, por lo general, nadie queda del
todo convencido. Todo conflicto cuyo resultado es desfavorable para cualquiera de las partes,
disminuye la comunicación y la convivencia, hasta que poco a poco la alegría se va alejando del
hogar.
Cabria recalcar que los valores se viven en el hogar y se transmiten a los demás como una
forma de vida, en otras palabras, dando el ejemplo. En este sentido, la acción de los padres
resulta fundamental, pero los niños y jóvenes -con ese sentido común tan característico- pueden
dar verdaderas lecciones de cómo vivirlos en los más mínimos detalles.
Ello puede verse reflejado en una pequeña anécdota: en una reunión pasó un pequeño de
tres o cuatro años de edad frente a un familiar adulto, después de saludarle en dos ocasiones y
no recibir respuesta, se dirigió a su madre y le preguntó: "¿Por qué tío (...) no me contestó
cuándo le saludé?" La respuesta pudo ser cualquiera, así como los motivos para no recibir
respuesta, pero imaginemos el desconcierto del niño al ver como las personas pueden
comportarse de una manera muy distinta a como se vive en casa. Se nota que está aprendiendo a
cultivar la amistad, a ser sociable y educado, seguramente después de este incidente le enseñarán
a ser comprensivo...
En otro sentido, muchas familias se han abocado a la practica religiosa, ya que encuentran
en ella, una guía y un soporte para elevar su calidad de vida, ahí se forma la conciencia para vivir
los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes. Por tanto, en la fe se
encuentra un motivo más elevado para formar, cuidar y proteger a la familia.
En primer lugar los padres son quienes tienen la responsabilidad de formar y educar a sus
hijos, sin embargo, estos últimos no quedan exentos. Los jóvenes solteros, y aún los niños,
comparten esa misma responsabilidad, pues en este camino todos necesitamos ayuda para ser
mejores personas. Actualmente triunfan aquellos que se distinguen por su capacidad de trabajo,
responsabilidad, confianza, empatía, sociabilidad, comprensión, solidaridad, valores que se
aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida, según la experiencia y la intención de
autosuperarse.
En este sentido, si los seres humanos nos preocupáramos por cultivar los valores en familia,
todo a nuestro alrededor cambiaría, las relaciones serían más cordiales y duraderas. Así, cada
miembro de la familia se convertiría en un ejemplo (según su edad y circunstancias personales),
capaz de comprender y enseñar a los demás la importancia y trascendencia que tiene para sus
vidas, la vivencia de los valores, los buenos hábitos y las costumbres.
La felicidad de una familia no depende del número de personas que la integren, mientras
que en ella todos participen de los mismos intereses, compartan gustos y aficiones, es decir, se
interesen unos por otros.
Ahora bien, podríamos preguntarnos ¿cómo saber si en mi familia se están cultivando los
valores? Encontraremos la respuesta si todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y
disfrutar de la compañía de los demás, buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las
preocupaciones y el egoísmo a un lado.
Esta serie de reflexiones demuestran que toda familia unida es feliz, más allá de la posición
económica, ya que los valores humanos no se compran, se viven, se otorgan y se transmiten
como un regalo más preciado que podemos dar. No existe la familia perfecta, pero sí aquellas que
luchan y se esfuerzan por lograrlo.
La vida en sociedad también supone una vida basada en valores. Posiblemente uno de los
valores que habla más de una persona es la decencia. La misma supone una vida basada en la
educación, compostura, respeto al semejante y por sí mismo.
http://cvc.cervantes.es/aula/matdid/vocabulario/familia/familia/fam_ej6.asp

¿Qué sabes de la familia española?

El profesor don Seguro Contador ha escrito un informe sobre las características de la familia
española, según los datos de la Oficina de la Población. Antes de leer el informe, ¿qué
situaciones crees que son más frecuentes en la familia española?

Muy Poco
Creo que esta situación es...
frecuente frecuente

Un chico de 26 años que vive con sus padres

Una mujer que trabaja fuera de casa

Una familia con 4 hijos pequeños

Un hombre que vive solo

Una persona divorciada

Parte superior do formulário

Parte inferior do formulário

Informe sobre la familia española


Lee ahora el texto. Si no entiendes las palabras subrayadas, búscalas en un diccionario.

Así somos

En una familia española de finales del siglo XX, y también en las familias europeas, hay muy pocos
niños. La tasa de natalidad de España es muy baja (1,2 hijos por mujer). Sin embargo, los hijos no se
van de casa pronto. Su salida se retrasa cada vez más porque las viviendas son caras y el paro entre
jóvenes es muy alto. Lo normal es que no formen una pareja estable hasta los 27 años.
En comparación con otras sociedades europeas, en las familias españolas hay pocos divorcios (0,5 por
mil), quizá porque la ley de divorcio tiene pocos años. No es muy alto tampoco el número de
nacimientos fuera del matrimonio en España ni en otros países mediterráneos.
Algunos hombres y mujeres viven solos (3% y 6% respectivamente), pero normalmente las personas
solteras conviven con sus padres. Todavía hay bastantes familias (un 9 por ciento) en las que conviven
tres generaciones: padres, hijos y abuelos. Otro cambio importante es que actualmente casi el 50% de
las mujeres españolas entre 15 y 64 años trabaja fuera de casa.
Seguro Contador, Informe sobre la familia española 

 Compara estas respuestas con tus opiniones anteriores. ¿Son iguales?

 ¿Cómo son las familias brasileñas? Haz una comparación con la española y comparte tus respuestas con tu
colega.

 ¿Piensas que las familias cambiaran con el tiempo? Fundamenta tu punto de vista.
Citas sobre identidad latinoamericana/nacional/personal

http://www.citasyrefranes.com/vuestras/buscar/identidad
danieljpr  

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 Mauricio Reyna  

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 Pier Martam  

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 Joel Cantú E.  

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 Luis Gabriel Carrillo Navas  

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 José Luis Rodríguez Jiménez  

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  Infatigable ante el desaliento, el ser humano busca el remedio para esa dolencia que le atormenta desde que es consciente de su
identidad y pertenencia social: La soledad.
José Luis Rodríguez Jiménez      
 
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Citas sobre felicidad

La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que


pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña
mansión, una pequeña fortuna…
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.

La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y
alguna cosa que esperar.
Thomas Chalmers (1780-1847) Ministro presbiteriano, teólogo, escritor escocés.

Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a


ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino


de lo que somos.
Henry Van Dyke (1852-1933) Escritor estadounidense.

El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de sí mismo y muy poco


de los otros.
Albert Guinon (1863-1923) Dramaturgo francés.

La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más
exactamente, a pesar de ti mismo.
Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de
serlo.
François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.

Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de


mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de
desgraciados.
Alejandro Casona (1903-1965) Dramaturgo español.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y
más feliz.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera de origen albanés naturalizada india

Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa,
sabiendo que tienen una.
Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.

La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla:
si uno la empuja, la cierra cada vez más.
Sören Aabye Kierkegaard (1813-1855) Literato y filósofo danés.

Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente
y no una condición de las circunstancias.
John Locke (1632-1704) Filósofo inglés.

Carecer de algunas de las cosas que uno desea es condición indispensable de la


felicidad.
Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo, matemático y escritor británico..

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.


Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano.

Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de
felicidad.
Auguste Comte (1798-1857) Filósofo francés.

La felicidad que se vive deriva del amor que se da.


Isabel Allende (1942-?) Escritora chilena.

Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada,
no habrá felicidad.
Albert Camus (1913-1960) Escritor francés.

¿Qué es la felicidad sino el desarrollo de nuestras facultades?


Germaine de Staël (1766-1817) Escritora e intelectual francesa.

La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo demasiado y lo muy


poco.
Channing Pollock (1880-1946) Dramaturgo estadounidense.
No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.
Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso.

No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir.


Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648) Diplomático y escritor español.

El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás
y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.

Hay momentos en los que todo va bien: no te asustes, no duran.


Jules Renard (1864-1910) Escritor y dramaturgo francés.

Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran


felicidad.
Pearl S. Buck (1892-1973) Novelista estadounidense.

Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo.


Publio Siro (Siglo I AC-?) Poeta dramático romano.

El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cuán hondo sea el abismo.
Lord Byron (1788-1824) Poeta británico.

Ser estúpido, egoísta y estar bien de salud, he aquí las tres condiciones que se
requieren para ser feliz. Pero si os falta la primera, estáis perdidos.
Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés.

Todo lo que la tierra da y todo aquello que se llama felicidad sólo es un juguete de la
suerte; lo que nosotros somos, eso sólo nos pertenece.
Johann Kaspar Lavater (1741-1801) Filósofo, poeta y teólogo suizo.

El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene
amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y
afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros
muchos.
Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo, matemático y escritor británico.

La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas.


Molière (1622-1673) Comediografo francés.

El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable


a los demás.
Albert Guinon (1863-1923) Dramaturgo francés.
El placer es felicidad de los locos, la felicidad es placer de los sabios.
Jules Amédée Barbey d'Aurevilly (1808-1889) Novelista y crítico francés.

Existe un solo procedimiento para ser feliz merced al corazón, y es no tenerlo.


Paul Charles Bourget (1852-1935) Escritor francés.

La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y


despertarme sin angustia.
Françoise Sagan (1935-2004) Escritora francesa.

Lo horrible de este mundo es que buscamos con el mismo ardor el hacernos felices y
el impedir que los demás lo sean.
Conde de Rivarol (1753-1801) Escritor francés.

Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros.
André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.

La felicidad es un artículo maravilloso: cuanto más se da, más le queda a uno.


Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

El hombre, por lo común, sólo sabe reconocer su felicidad en la medida de la


desgracia que ha experimentado.
Muslih-Ud-Din Saadi (1184-1291) Poeta persa.

No existe la felicidad. A lo largo de la vida hay briznas de dicha que se deshacen


como pompas de jabón.
Miguel Delibes (1920-2010) Escritor español.

Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres
feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

Es muy difícil hacer bella la felicidad. Una felicidad que sólo es ausencia de desdicha
es cosa fea.
Jean Cocteau (1889-1963) Escritor, pintor, coreógrafo.

Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este
mundo.
Duque de Levis (1755-1830) Pedro Marcos Gastón. Escritor francés.

Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se
tienen sobre la nariz.
Gustavo Dorz
La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Estando siempre dispuestos a ser felices, es inevitable no serlo alguna vez.


Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su
manera.
Cecilia Bohl de Faber (1796-1879) Escritora española.

La felicidad siempre viaja de incógnito. Sólo después que ha pasado, sabemos de ella.
Anónimo

He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se
justifica por sí sola.
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les
imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad.
Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés.

La felicidad recupera en altura lo que le falta en longitud.


Robert Lee Frost (1874-1963) Poeta estadounidense.

La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en


ser libre.
Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo grecolatino.

La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.


Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.

No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que


proporcionan la felicidad.
Thomas Jefferson (1743-1826) Político Estadounidense.

He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.


Santa Teresa de Jesús (1515-1582) Escritora mística española.

El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la


felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.

Felicidad es el sueño del amor y tristeza su despertar.


Madame Basta
Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.
José Hierro (1922-2002) Poeta español.

¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega,
y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se le aguarda.
Henrik Johan Ibsen (1828-1906) Dramaturgo noruego.

Hay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias.


Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés.

NIK. Gaturro 2. 10. ed. Buenos Aires: Ediciones de La Flor, 2008. p.88
http://www.gamosuma.com/component/k2/item/51-sedentarismo-y-actividad-f

Sedentarismo y Actividad Física:

El sedentarismo es un elemento constante en el estilo de vida moderno, su definición práctica es la ausencia de ejercicio o actividad física.

Es comprobado que el cuerpo humano ha sido diseñado para moverse y requiere por tanto realizar ejercicio físico de forma regular para mantenerse

funcional y evitar su deterioro.

Llevar una vida físicamente activa produce numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos para la salud, tales como:

 Prevención y/o retraso del desarrollo de hipertensión arterial.

 Disminución del riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.


 Disminución del riesgo de padecer diabetes y ciertos tipos de cáncer (colon, mama, etc.)

 Mejora el control del peso corporal.

 Incrementa la capacidad funcional para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.

 Ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones.

 Concilia y mejora la calidad del sueño.

 Mejora la imagen personal.

 Libera tensiones y mejora el manejo del estrés.

 Combate y mejora los síntomas de la ansiedad y la depresión, aumenta el entusiasmo y el optimismo.

 Retrasa o previene las enfermedades crónicas y aquellas asociadas con el envejecimiento. De esta forma mejora su calidad de vida y aumenta su

capacidad para vivir de forma independiente.

Llevar una vida sedentaria puede acarrear consecuencias a mediano y largo plazo como:

 Disfunciones orgánicas: estreñimientos, varices, inflamación de los órganos abdominales, sensación de fatiga, etc.

 Obesidad: un exceso de calorías, acumula grasa en el cuerpo.

 Presión: el sedentarismo puede aumentar la cantidad de lipoproteínas, colesterol y grasas en la sangre. Esto impide la flexibilidad de las paredes

de los vasos sanguíneos y puede endurecer las arterías.

 Arterioesclerosis: la degradación de grasas del aparato circulatorio es frecuente a medida que aumenta la edad.

 Muchos dolores de la espalda que no tienen origen  en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los músculos de esa zona, que

se contractura casi de forma permanente. A menudo el simple esfuerzo de mantener erguida la espalda representa para el sedentario una exigencia mayor

de la que sus músculos son capaces de soportar.

La calidad de vida de una persona se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es el  envejecimiento neurológico, por el cual se va teniendo

menor respuesta y menor capacidad de reacción ante los estímulos. Esto esta íntimamente relacionado con la velocidad: a medida que pasa el tiempo,

somos más lentos y la lentitud es el principal indicador de la pérdida de rendimiento.

Ejemplo cotidiano puede ser el observar a personas mayores que caminan mucho o hacen gimnasia, trabajan y se mueven todo el día, en comparación con

personas inactivas contemporáneas de estos, que se sientan a mirar la televisión y dan con esfuerzo los pasos imprescindibles para satisfacer sus

necesidades.

Trucos o consejos para llevar a cabo un programa de actividad física.


Para aquel que decide comenzar a hacer ejercicio existen una serie de trucos que pueden ser de gran utilidad para los primeros días y para no terminar

abandonando la práctica regular, tales como:

 Comience el programa de ejercicio a una intensidad que le permita mantener una conversación y varié su plan de trabajo. Alterne días de trabajo

intenso o de larga duración con días de trabajo más suave.

 No incremente el nivel de esfuerzo a menos que baje la fatiga con el que este realizando. Aumente la duración del ejercicio de forma gradual, no

más de 5 minutos por semana.

 Utilice otras actividades 1 o 2 días por semana para complementar aquella que haya elegido como principal y para dar descanso a músculos y

articulaciones.

 Escuche a su cuerpo, atienda a sus propias sensaciones para evitar caer en un estado de fatigas crónica. Una buena referencia es la frecuencia

cardiaca basal por la mañana antes de levantarse. Tómese el pulso cuando se despierte y podrá observar como su frecuencia cardiaca disminuye a medida

que mejora su nivel de forma física. Un aumento de la frecuencia cardiaca basal o el dolor persistente de músculos y articulaciones pueden ser signos

premonitorios de fatiga o lesión.

 Mantenga la mayor regularidad posible y procure evitar aquellos obstáculos circunstanciales que pueden interrumpir el comienzo de una rutina

saludable.

 Fije objetivos para alcanzar un determinado rendimiento, registre sus progresos y premie la consecución de sus objetivos.

 Procure realizar la actividad a aquellas horas en que las condiciones sean más benévolas, evitando el frio o calor excesivos.

A diferencia de las maquinas, que se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad de adaptación cuanto mas usan sus órganos.

Por el contrario, cuando no se utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y debilitan, especialmente los musculares y tendinosos, que se

acortan. El musculo se fatiga con facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar en molestias crónicas.

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