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Los Elementos de La Obligacion
Los Elementos de La Obligacion
Todos los autores están de acuerdo en que en la obligación existen tres elementos
(los sujetos, el objeto y la causa).
Ahora bien, algunos autores agregan a esos tres, un cuarto elemento, la coerción
o coercibilidad (el constreñimiento).
Estas notas explican en forma llana y resumida esos elementos.
6. Los sujetos: Se trata de los contratantes. El acreedor y el deudor. El acreedor
es el sujeto activo de la obligación, es quien tiene derecho a exigir al deudor el
cumplimiento de la obligación. El acreedor puede ser una persona física o una
persona moral o jurídica. El deudor es el obligado, el sujeto pasivo de la
obligación. También puede ser una persona física o una persona jurídica.
7. Concepto de crédito.
Salerno[12] afirma que Interesa precisar la noción de crédito, ya que ella fue
acuñada por la técnica a lo largo de la evolución histórica del derecho como uno
de los puntos básicos del ordenamiento jurídico.
Indica que esta evolución puede apreciarse en el derecho romano. En un primer
momento, se entendía por credere el derecho a exigir la entrega de una cosa
cierta y determinada. Luego, continúan señalando este autor, fue considerado
como un acto de creencia, de confianza en una persona (denominada deudor) con
quien se había celebrado un vínculo; el concepto también fue aplicado
restrictivamente a negocios referentes a mutuos, como una categoría especial de
obligaciones. En la época post clásica se extendió la palabra crédito más allá de
los antiguos límites y se le utilizó para denominar el derecho del acreedor a exigir
la prestación comprometida por su deudor; con este último alcance es que se la
emplea en nuestros tiempos.
En la vida negociar, de acuerdo con la opinión de este autor, las personas pueden
representar indistintamente el rol del acreedor o del deudor, cualquiera sea su
nivel económico, porque éstas no son categorías sociales específicas. Tanto el
rico como el pobre, el poderoso como el débil, pueden investir uno u otro
carácter; así, por ejemplo, los obreros tienen un crédito por su salario y los
patrones el débito correspondiente.
8. Deuda y responsabilidad. En la obra del referido profesor argentino, se analiza
el concepto de deuda y responsabilidad. Al respecto consigna dicho tratadista que
la teoría monista o clásica se funda en la concepción romana, la cual sostiene la
existencia de un solo vínculo, donde sólo el deudor está constreñido al
cumplimiento de la prestación.
La teoría dualista reconoce precedente en la concepción germánica, la cual
diferencia entre deuda (schuld) y responsabilidad (haftung) de manera que,
además del deudor, puede haber otra persona compelida a cumplir con el objeto
debido. A fin de comprender el problema, es necesario formular algunas
precisiones conceptuales. Se ha señalado más arriba la correspondencia que hay
entre crédito y deuda. Así se advierte que el deudor debe responder en caso de
incumplimiento, o sea, esta situación genera su responsabilidad, la cual se hará
efectiva sobre su patrimonio que opera como garantía
9. El objeto de la obligación. La prestación debida o deuda (debitum o schuld).
El objeto de la obligación es lo que se debe. Responde a la pregunta ¿qué se
debe? Por ejemplo si un inquilino alquila un apartamento y se compromete pagar
diez mil pesos mensuales de renta, el objeto de esa obligación es 10 mil pesos.
El objeto es la prestación debida o deuda: lo que el deudor se obligó a dar, hacer
o no hacer.
Pueden ser objeto de la obligación: una cosa (transmisión de un derecho) o un
hecho positivo o negativo del deudor. Cuando el objeto lo constituye una cosa,
ésta puede ser: un cuerpo cierto o cosa determinada (una casa, un celular, un
carro) o una cosa genérica como una suma de dinero, una mercancía como el
arroz, la habichuela, la harina, etc.
10. Los requisitos del objeto: Estos varían según que se trate una cosa o de un
hecho.
10.1 Si el objeto es una cosa, los requisitos son los siguientes:
La cosa debe estar en el comercio Debe estar determinada en cuanto a la
especie, en cuanto a la cantidad y cuanto a la calidad. (Art.1129 y 1246 del
Código Civil.).
10.2. Si el objeto es un hecho, los requisitos son:
El hecho deber posible (a lo imposible nadie está obligado)
Lícito
Personal del deudor
Presentar un interés para el acreedor (no hay acción sin interés).
11. El objeto del contrato: La teoría dualista distingue entre objeto de la
obligación y objeto del contrato o motivos personales de cada contratante. Ahora
bien, los redactores del Código Civil imbuidos por la doctrina causalista de
Domat y Pothier, sólo se refieren a la causa y al objeto de la obligación como ya
se verá.
Según los hermanos Mazeaud, el objeto del contrato lo constituye la operación
jurídica considerada por los contratantes. Por ejemplo, una venta, un alquiler, un
préstamo, etc... La mayoría de la doctrina sigue la concepción adoptada por los
redactores del Código civil. No distinguen entre objeto y causa de la obligación,
y objeto y causa del contrato, como lo hacen los aludidos hermanos Mazeaud.
En los contratos a título oneroso la causa es la ventaja que cada parte ofrece a
otra En los contratos sinalagmáticos, la causa la forma la promesa o prestación
que recíprocamente se hacen los contratantes: Por ejemplo, en la venta la causa
de la obligación del vendedor de entregar la cosa vendida lo es la promesa del
comprador de pagar el precio, y correlativamente, la causa de la obligación del
comprador, es la promesa del comprador de entregar la cosa a cambio del precio
convenido.
13.1. El subjetivismo o teoría subjetiva encabeza por Capitant. Para este autor
en los contratos sinalagmáticos la causa que determina a cada contratante a
obligarse consiste en la voluntad de obtener la ejecución de la prestación que le
fuera prometida a cambio, esto es, la contraprestación. En los contratos intuitu
personae, la causa de la obligación es la persona del otro contratante, y, en los
contratos aleatorios, la causa la forman los riesgos y la suerte.
13.2. La teoría objetiva. Esta concepción analiza la causa de la obligación
partiendo de la función económica del contrato. En ésta el vínculo o nexo
obligacional es una relación entre los patrimonios de las partes, no un vínculo
personal. La causa objetiva se define como la contraprestación, o sea, el
beneficio o provecho por el cual un contratante acepta obligarse. Es como decir:
me obligo porque a cambio voy a recibir tal o cual cosa.
13.3 La concepción dualista. Esta distingue dos tipos de causa: La causa
intrínseca u objetiva, basada en el objeto, esto es, la causa fin de que hablaba
Domat, y, la causa impulsiva (causa subjetiva), que no es más que el móvil (los
motivos) que individualmente mueve a cada contratante. Existe una causa
impulsiva o subjetiva distinta en cada contratante, o sea, cada persona que se
obliga podría tener razones diferentes para hacerlo, por eso se dice que la causa
impulsiva es concreta, mientras que la causa intrínseca u objetiva es abstracta.
Ejemplo, si alguien compra una casa para sentirse cómodo ese motivo constituye
la causa impulsiva, pero es posible que otro contratante quisiera comprar esa
misma casa sólo por vanidad.
La tesis de la causa impulsiva o subjetiva (como la llaman algunos autores) fue
expuesta por Josserand. Los hermanos Mazeaud al referirse a la causa la dividen
en causa de la obligación y causa del contrato. Para estos autores la causa
impulsiva o subjetiva no es causa de la obligación sino causa del contrato. En su
concepción, la causa intrínseca o causa fin (la causa objetiva), de que habló
Domat, es la causa de la obligación. Como se ha dicho, la causa de la obligación
o causa objetiva, causa fin o intrínseca, es abstracta, mientras que la causa
impulsiva o subjetiva, es concreta porque se refiere a los sujetos de la obligación,
reside en el individuo, en sus móviles personales. La importancia práctica de
saber cuáles han sido los motivos (causa impulsiva) que determinó la obligación,
reside en que permite a los jueces saber si los contratantes al contratar estaban
animados por razones contrarias a las buenas costumbres o al orden público, esto
es, permite a los jueces controlar la moralidad del contrato.
El artículo 1.101 del Código civil anuncia esta distinción, tomada de los juristas
romanos.
22.2. Obligación de dar. El deudor comprometido a una obligación de dar (dare)
debe ejecutar a favor del acreedor una dación, es decir, no una donación, sino una
transmisión de derecho real; por ejemplo, debe transmitir al acreedor la
propiedad de una cosa. Esta obligación según Salerno consiste en la obligación
de entregar una cosa. La obligación de dar es muy rara: La encontramos por
ejemplo, en la venta de una cosa futura, en la venta de cosas genéricas y en las
deudas de dinero. En cada una de estas obligaciones, el deudor se obliga a
transmitir la propiedad de la cosa a ser fabricada o construida, de la cosa a ser
determinada y de la suma a ser pagada. El deudor cumple con tales obligaciones
al fabricar o construir la cosa o cuando la individualiza (si la cosa vendida en un
género o mercancía) y al pagar la suma debida.
Obligaciones Indivisibles.[34]
23.4.1. Definición. En la obligación in solidum, el objeto de la deuda no se
divide: existen varias deudas por la totalidad. En la obligación indivisible, hay
varias deudas, cada una por una fracción, como en el caso de la solidaridad; pero
resulta imposible dividir el objeto de la obligación: el pago no puede hacerse más
que por la totalidad. Cada codeudor indivisible está obligado a cumplir con la
totalidad, no porque represente a los demás, no lo representa, no porque deba la
totalidad, no se debe más que su parte, sino porque el objeto de la obligación es
indivisible.
Aunque la obligación indivisible no se base en la idea de representación, se han
extendido a la indivisibilidad algunos de los efectos llamados secundarios de la
solidaridad, que sólo se explican por la representación mutua.
23.4.2. Historia. Los textos romanos sobre la indivisibilidad, profundamente
reformados por JUSTINIANO, son imprecisos y fragmentarios. Por eso,
DUMOULIN, cuando quiso construir una teoría de la indivisibilidad, se encontró
con numerosas dificultades; el título de su obra lo prueba por demás: Estricatio
labyrinthi dividui et individui. Pertenece a POTHIER, cuya claridad expositiva es
siempre notable, haber procurado el hilo de Ariadna. No obstante, aunque los
redactores del Código civil francés hayan copiado a POTHIER (arts. 1.217 a
1.225), la materia presenta ciertas incoherencias.
Indivisibilidad activa
a. Fuente. La indivisibilidad activa es casi siempre natural. En efecto, unos
acreedores no tendrían ningún interés en estipular la indivisibilidad entre ellos.
De hecho, la indivisibilidad natural se produce en las siguientes circunstancias: el
acreedor de una obligación que no sea susceptible de división muere y deja
varios herederos; estos últimos se convierten en acreedores indivisibles.
b. Efectos. Cada acreedor puede reclamar la totalidad (art. 1.224 del Cód. civ.).
El acreedor que haya recibido el objeto indivisible de la prestación deberá
ponerlo en común.
La remisión de deuda consentida por uno de los acreedores no perjudica a los
demás, que tan sólo deben tener en cuenta la parte del acreedor que haya remitido
la deuda.
La jurisprudencia admite que la interrupción o la suspensión de la prescripción a
favor de uno de los acreedores –por ejemplo, porque es menor de edad–favorece
a todos ellos.
24. Clasificación de las Obligaciones según el tipo de acreedor: Obligaciones
reales y obligaciones ordinarias.
Esta clasificación hay que acercarla a la distinción entre la Schuld y la Haftung
(cfr. Mazeud, ob, cit núm. 9), de la cual es una aplicación. El deudor de una
obligación ordinaria está obligado con todo su patrimonio, que soporta a la vez la
Schuld (deuda) y la Haftung (coacción). Por el contrario, la obligación real (o
“propter rem”) no compromete más allá de la cosa a la cual está unida. Mientras
que el deudor que ha hipotecado su inmueble en garantía de su propia deuda está
obligado por toda la deuda (Schuld), incluso si ésta supera el valor del inmueble,
es distinta por completo la situación del tercero adquiriente de un inmueble
hipotecado, o del propietario que grava su inmueble en garantía de la deuda de
otro (fianza real); no están obligados más allá del valor del inmueble: la deuda en
sí misma no pesa sobre ellos, y la coacción se limita al inmueble hipotecado.
Apenas si es exagerado decir que, en las obligaciones reales, es más bien la cosa,
más que la persona, la que se halla obligada; se está en la frontera de la
obligación y de la servidumbre.(ídem).