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El ladrón de pelos
Valor Educativo
Sinceridad y comunicación con los hijos
Cuento
Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía algún tiempo, había visto que se estaba
quedando calvo, y que cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:
Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá, aquella misma noche aguantó despierta tanto
como pudo. Cuando oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se fue a la habitación de sus
padres. Entró muy despacito, sin hacer ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando llegó junto
a su papá, se quedó observando detenidamente su cabeza, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto
apareciera. Al poco, vio una una sombra sobre la cabeza, y con todas las fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más
fuerte que pudo.
¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un salto, con un enorme chichón en la cabeza y un
buen susto en el cuerpo. Al encerder la luz, se encontró con Valeria de frente, con la mano en alto sujetando la
maza, y diciendo:
- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos se ha escapado!
Al oir eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá comenzó a reirse:
Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se
quedaba calvo. Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió lo importante que era no
engañar a los niños y contarles siempre la verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de buscar
ladrones de pelos, y le compró un bonito gorro de dormir.