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CRISIS

La noche anterior había caído de vergazo de agua de corta duración, pero llena de truenos y
relámpagos. Fue una noche de bacanal en “las siete argollas”; guaro de lija y boquitas variadas.
Se fue mainando poco a poco la tormenta, pero no así el viento de invierno que se perpetuo
hasta el amanecer.

El día se descobijo con un fabuloso y fresco; pero, no para Fito. Sentía como si el peso de la
atmosfera se dejara caer sobre él para asfixiarle. El solo querer abrir sus ojos estaban lleno de
una hueva increíble, ni si quiera podía girar sobre su cuerpo de tortugon. Con el esfuerzo del
mártir se alzó de su cama con un despertar que no concordaba con las otras 52 mañas de su
vida, menos con las ultimas 30 despertares de casado.

Se levanto con interrogaciones que no sabían de dónde venían y que, inesperadamente, no


sabría a donde le llevarían. Voltio a ver el culo de su mujer llena de celulitas y caído por el peso
de la gravedad y, pensó que también ya se le estaba consumiendo. Trato de recordar cuando
fue la última vez que cogieron, pero desistió en el esfuerzo. Se rasco la panza y voltio a ver en
dirección de su polla y noto, por primera vez…, no es que fuera la primera vez…sino…que ese
día tomo conciencia que amanecía sin erección. Se vio en el espejo de cuerpo completo
adherido a una de las puertas corrediza de su armario. Tortugon, así le decían todos sus
amigos con una gran distinción abdominal patética bordeando lo cirrótico que no conjuga con
la delgadez de sus brazos y piernas; y esa sensación que daba su corto cuello de que su cabeza
estaba pegada al tronco de su cuerpo: tortugon.

Ahí estaba valorándose si lo que era y tenía es lo que siempre quiso ser y tener; si sentía feliz
con su vida, con su esposa, con sus hijos: su éxito personal, su físico inevitable… ¿tiempo
pedio?...¿fracasado? El sentía que algo le faltaba. Todos sus esfuerzo se habían dedicado a su
mujer e hijos, darles lo que ellos querían…¿y yo, qué? Se preguntaba “Mi mujer ni si quiere
echar un polvo conmigo, pero ni tan si quiere la paja me quiere hacer, la última vez que se lo
pide encontré bajo mi almohada dos revistas de Playboy…. Me dio un poco de riso, por no
llorar ya que junto a la revista encontré una nota que decía “para ti, que ya ni play ni boy” y …
¿mis hijos?….les valgo mierda, soy como una sombra, bueno un cajero automático…¡A la
Mierda!”

Fito empezó a frecuentar donde Cucaracha, ahí se tomaba su toña y su sopa de frijoles de
primer hervor, como el la pedía, con tres huevos revueltos y tres huevos enteros; eso se tornó
un habito religioso infaltable de todos los días. Ahí conoció a una chavala de 16 años, recién
parida, pero de físico d levanta muerto, y él lo noto, se dio cuenta, su poya estaba como un
riel. Ella era mesera del bar, pero en realidad era cualquier puta que cogía con quien le sacara
provecho. Esto cambio la vida de Fito: su bincha de toalla en su cabeza y muñecas, un cinturón
con el cual luchaba para enrollar alrededor de su abultado abdomen, un abolsa plástica de
basura que había adaptado tipo chaqueta, todo para quemar grasa y sudar. Paso tres días con
calentura después del primer día en el gimnasio. Cambio de carro a un semideportivo,
vaqueros con botas norteñas, lente Ray Ban. Empezó a salir con flor, la camarera del bar.

Estos nuevos estímulos aparecido en su nueva vida, le cambio la rutina de la antigua. Sus
salidas eran más frecuentes por las noche y llegadas de madrugada. A su esposa le importaba
un pito ya que tenia mas tiempo holgado para culiar con su compadre…padrino de su boda.
¿Sus hijos? solo le extrañaban cuando no les daba reales. Se gasto el dinero en lujos y
caprichos, en fantasias y sueños con Flor, la camarera. Finalmente dejo a su familia y se fue a
vivir con ella.
No paso mucho tiempo en que las motivaciones e intereses generacionales chocaron, en que
la pasión se tornó una nueva cotidianidad. En que ella vivía bajo el impulso de sus hormonas,
además de sus hábitos promiscuos, mientras Fito volvió a notar que su polla amanecía
nuevamente decaída y deprimida. Que era una lucha titánica el esfuerzo de erectarse. Flor, era
más de calle y al final había ganado el poder. “Mira vos, voy a salir con mis amigas a bailar, te
quedas que el pipe, le das su pacha y lo dormís…y vos también anda dormite, mae, no me
estés esperándome, ahí estas como pendejo velando, como si fuera mi tata…Ella salía cuando
quería y con quien quería, el se quedaba en casa cuidado a su hijastro. Los fines de semana
que iban a Poneloya alquilaba un rancho y, Fito se quedaba cuidando a su hijastro acostado en
una maca, mientras Flor se iba con su amante a perderse en la playa.

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