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Benjamín Walter - La obra de arte en la época de la

reproductibilidad técnica

Declaración de intenciones en la «época de la reproductibilidad técnica»


La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica o mecánica es un texto con
una intención, no solo filosófica, sino también política. No solo es una obra acerca de
la industrialización de las imágenes y las posibilidades técnicas de reproducción masiva
en el periodo de entre guerras. No.

Walter Benjamín dice en el prólogo que los conceptos en este libro no son útiles para
el fascismo, en cambio, sí lo son para formular exigencias revolucionarias en la política
del arte. ¿Qué quería decir con esto? ¿Cuáles son los principales conceptos que
expone Walter Benjamín al enseñar que la obra de arte en la época de la
reproductibilidad técnica pierde su autenticidad? ¿A qué se refiere con el concepto de
aura? ¿Qué relación tiene esto con una nueva mirada sobre la estética? ¿Cuál es
finalmente la relación entre estética, cultura y política?

La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, del ensayo al libro


El ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (o mecánica,
como también se ha traducido) fue publicado en 1936, un año en el que la
confrontación ideológica en Europa sacaba chispas. Es el mismo año en el que
comienza la Guerra Civil Española. En 1934 Walter Benjamín había dictado una
conferencia titulada “El autor como productor” en el Instituto para el estudio del
fascismo, en la cual ya expresaba muchas de las ideas que publicaría un par de años
más tarde.

Benjamín, que murió en Portbou en 1940 (cerca de la frontera mediterránea entre


Francia y España) era un camarada, un activista intelectual comprometido
Con la revolución. En sus obras se lee un sentido crítico de la sociedad capitalista y
también cierta esperanza en la revolución social. Postuló que no solo las técnicas del
arte o los materiales estaban en transformación, sino que el mismo concepto de arte
estaba redefiniéndose.

Según W. Benjamín la obra de arte en la época de la reproductibilidad ayudaría al


despertar político de las poblaciones. Este libro es el principal referente del papel
político del arte en la contemporaneidad
El arte estaría dejando de ser principalmente aurático, es decir
Predominantemente con un valor de culto, para convertirse en un arte profano, en el
cual es más importante la experiencia del observador y la exhibición pública de la obra
que restringir esa obra a especialistas, reyes, papas y burgueses.

Reproductibilidad técnica vs autenticidad


Como estudiante y como profesor he visto que comúnmente la lectura de este libro se
detiene al descubrir tal vez su idea más conocida: que la obra de arte antes del siglo XX
era original y única, como un cuadro de Van Gogh o una escultura de la Grecia clásica,
pero al llegar las técnicas y empresas de reproducción masiva, como la litografía, la
fotografía y la publicidad, la obra de arte pierde ese carácter único, porque la imagen
se puede reproducir muchas veces. No existe más, entonces, la obra única y original.

Esta es una interesante idea, pero no es la única. Es necesario añadir detalles. Tal vez
debido a la traducción del alemán al español, algunas ideas tienden a ser mal
interpretadas. Por ejemplo, Walter Benjamín se refiere a la obra de arte, pero también
a todo tipo de imagen resultado de una obra. No solo a los cuadros de Van Gogh o la
escultura griega, sino a las imágenes en las revistas de moda, a las litografías y los
carteles publicitarios, a la fotografía, incluso a los juguetes, a la arquitectura y al cine.
Benjamín se refiere a la obra de arte, pero también a los objetos. En aquel entonces
hacer un afiche era casi un trabajo artesanal y requería cierto “arte” o hacer un
juguete era casi una pieza escultórica.

Benjamín hace hincapié en las implicaciones que el desarrollo técnico, o tecnológico,


de la época estaba teniendo sobre la sociedad. Así mismo, los límites entre el diseño y
el arte no eran tan claros por entonces como lo son ahora. De hecho, el diseño gráfico
estaba apenas naciendo. Por ejemplo, los carteles publicitarios de Henri Toulouse-
Lautrec son de finales del siglo XIX. Estas imágenes hacen parte de la historia del arte y
de la historia de la publicidad y el diseño gráfico.

La reproductibilidad técnica de la obra de arte, y de la imagen en general, la aparta de


la autenticidad. Autenticidad tal y como había sido definida hasta entonces (el
concepto de autenticidad y autoría han cambiado durante el siglo XX). Es decir, una
imagen en una revista de los años 20 del siglo XX o una fotografía de Alfred Steiglitz,
no son obras únicas, por su posibilidad de reproducción; por lo tanto, tampoco pueden
tener una versión original. Según Benjamín, la autenticidad de la obra está dada por su
unicidad, por el aquí y el ahora de la obra, por el lugar y el momento en dónde se
encuentra.

La clonación de la imagen despoja a la obra de esta unicidad y autenticidad, no está en


un aquí y ahora, sino en muchos lugares debido a la cantidad de copias que pueden
hacerse y difundirse. Y si se destruye una copia, hay otras o se pueden volver a
producir, no solo tiene un “ahora”, sino que puede existir indefinidamente, o según
sus posibilidades de reproducción. Sin la técnica o tecnología de reproducción, o
producción en masa, la obra volvería a ser una y única. Igual ocurre con fotografías,
con objetos producidos industrialmente como carteles publicitarios o juguetes. Pero
más importante que la unicidad es el valor que históricamente había estado asociado
ella, un valor cultual, un valor de culto.

¿Cuál es la importancia de la reproductibilidad técnica?

Walter Benjamín señala la importancia que tuvo la imprenta para la difusión de la


palabra escrita. Sin la imprenta, no habría sido posible que los textos acompañaran a
la población en la vida diaria, no habría sido posible la alfabetización, el desarrollo de
la educación y la difusión y democratización del conocimiento. La imprenta permitió el
desarrollo del protestantismo en Europa al permitir la impresión de la biblia en los
idiomas europeos.

Benjamín comenta que en el caso de la literatura, durante siglos solo unos pocos
escribían para muchos, pero la expansión de la prensa, de los periódicos, permitió que
la gente pudiera escribir y publicar también. Comenzó con el buzón abierto a los
lectores en los diarios. En el caso de la reproductibilidad de la imagen, comenta que
“gracias a la litografía, la gráfica fue capaz de acompañar a la vida cotidiana,
ofreciéndole ilustraciones de sí misma. Comenzó a mantener el mismo paso de que la
imprenta.” (p.40).

Pero fue la fotografía la que marcaría la diferencia. La fotografía superó a la litografía


en términos de reproducción, además, liberó a la mano, dice Benjamín, de la tarea de
reproducir la obra, recayendo en el ojo la responsabilidad. La reproducción de
imágenes se aceleró tanto que fue capaz de ser, casi, tan abundante como el habla
(cosa que ya no sorprende en el siglo XXI).

La reproducción técnica las imágenes ha transformado las relaciones sociales, cosa


que es obvia en el siglo XXI, pero esto es algo que Benjamín indagaba por aquel
entonces. La historia del arte, el diseño, las ciencias de la comunicación, la historia, la
antropología y los estudios culturales han puesto su lupa sobre esta cuestión para
entender cómo la reproducción de la imagen ha transformado la sociedad y la cultura
occidental. Así como la imprenta transformó el mundo (por ejemplo, la imprenta
permitió la adopción del protestantismo y la lectura de la biblia en idiomas diferentes
al latín), la reproductibilidad técnica de la imagen desde el siglo XIX ha acompañado el
surgimiento de la sociedad moderna global.
Incluso superando a la fotografía, el cine sonoro se instauró como la reproducción
máxima de la imagen, reproducción de la vida cotidiana y también las ficciones
literarias. Ya en tiempos de Benjamín, películas como King Kong (1933), El extraño caso
de Dr. Jekyll y Mr. Hide o Drácula (1922) estaban en la cartelera de cine.

La reproductibilidad de la imagen implica la pérdida del aura


La reproductibilidad implica la pérdida del aura, “Un entretejido muy especial de
espacio y tiempo: aparecimiento único de una lejanía, por más cercana que pueda
estar” (p. 47). Es decir, el efecto de la lejanía se refiere al momento en que fue creada
la obra, ese momento lejano original, incorporado en la obra, que de alguna forma se
acerca al espectador en el momento de contemplarla. Por ejemplo, al contemplar una
escultura griega clásica o una obra de Raffael, se contempla la obra original, única,
creada hace muchos años, su aura está ahí.

La posibilidad de reproducir las imágenes, las obras, los objetos, habla directamente
de la industrialización y el capitalismo. Dice el autor que es un fenómeno que
acompaña el surgimiento de las masas: “acercarse a las cosas es una demanda tan
apasionada de las masas contemporáneas como la que está en su tendencia a ir por
encima de la unicidad de cada suceso mediante la recepción de la reproducción del
mismo. Día a día se hace vigente, de manera cada vez más irresistible, la necesidad de
apoderarse del objeto en su más próxima cercanía, pero en imagen, y más aún en
copia, en reproducción.” (P. 48). La imagen, permite acercar lo que está lejos, lo que
no se tiene, incluso lo que ha muerto. Barthes lo reafirmaría después en su libro La
Cámara
Lúcida cuando habla de la foto de los seres queridos. “Coleccionar fotografías es
coleccionar el mundo” diría Susan Sontag en Sobre la fotografía.

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