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Presentan las siguientes características estos trastornos:
a) Comienzo siempre en la primera o segunda infancia.
b) Deterioro o retraso del desarrollo de las funciones que están íntimamente
relacionadas con la maduración biológica del sistema nervioso central.
c) Curso estable que no se ve afectado por las remisiones y recaídas que tienden
a ser características de muchos trastornos mentales.
En la mayoría de los casos las funciones afectadas son el lenguaje, el rendimiento de las
funciones visoespaciales o de coordinación de movimientos.
F.80 TRASTORNO ESPECIFICO DEL DESARROLLO DEL HABLA Y LENGUAJE
En estos trastornos las pautas normales de adquisición del lenguaje están
alteradas desde estadios tempranos-del desarrollo. Estos trastornos no son
directamente atribuibles ni a anomalías neurológicas o de los mecanismos del
lenguaje, ni a deterioros sensoriales, retraso mental o factores ambientales.
Aunque el niño pueda ser capaz de comprender y comunicarse en ciertas
situaciones muy familiares, más que en otras, la capacidad de lenguaje es
deficitaria en todas las circunstancias
F.80.0 TRASTORNO ESPECIFICO DE LA PRONUNCIACIÓN
trastorno específico del desarrollo en el que la pronunciación de los fonemas por
parte del niño está a un nivel inferior al adecuado a su edad mental, pero en el que
el nivel es normal para el resto de las funciones del lenguaje.
Pautas para el diagnostico
Desarrollo anormal: Tiene lugar cuando el niño adquiere los fonemas de un modo
retrasado o desviado, lo que le lleva a pronunciar mal, con las consiguientes
dificultades para hacerse comprender. Se presentan omisiones, distorsiones o
sustituciones de los fonemas del habla e inconsistencias en la pronunciación de
sonidos coincidentes
El diagnóstico debe hacerse únicamente cuando la gravedad del trastorno de
pronunciación excede los límites normales teniendo en cuenta la edad mental del
niño, cuando la inteligencia no verbal está en un rango normal, cuando las
funciones del lenguaje expresivo y receptivo estén dentro de los límites normales
y, cuando las anomalías de la pronunciación no puedan ser directamente
atribuidas a una anomalía sensorial, estructural o neurológica y cuando los fallos
de la pronunciación sean claramente anormales en el contexto de los usos
coloquiales del entorno socio-cultural del niño
Incluye: