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Diabetes Mellitus Gestacional

Definición:
La Diabetes Mellitus Gestacional se define como una intolerancia a los hidratos de
carbono, que se inicia durante el embarazo y se resuelve en las primeras semanas del
posparto. Normalmente se caracteriza por cursar hiperglucemia de diversa severidad.
Epidemiología:
La prevalencia de esta patología abarca del 2 al 5% en los embarazos normales, no
obstante, depende del grupo de población estudiado y de la etnia. Los porcentajes en
Europa varían del 0,6% en Holanda al 6,3% en Italia. (Vigil-De Gracia P, Olmedo J. 2017
junio)
Varios estudios de diversas partes del mundo divulgan que, en grupos de mujeres de 25 a
40 años, la prevalencia en el subgrupo de 35 a 40 años es el doble que en el subgrupo de
18 a 24 años. Además, demuestran que las mujeres que padecen obesidad tienen una
prevalencia tres veces mayor a las mujeres cuyo peso se encontraba en parámetros
normales antes del embarazo. Por tanto, el sobrepeso se considera un factor de riesgo
determinante. (Zárate A, Saucedo R, Basurto L, Hernández M. 2011 octubre)
Otros de los factores de riesgo asociados a esta patología sería haber padecido diabetes
gestacional o macrosomía fetal en un embarazo previo, síndrome de ovarios poliquísticos,
progenitores diabéticos, embarazo múltiple, entre otros. Por otro lado, se estima que un
50% de las mujeres que la padecen estarán en riesgo de desarrollar Diabetes tipo II en los
próximos 10 años. (Vigil-De Gracia P, Olmedo J. 2017 junio)
Objetivos:
En cuanto a los objetivos que se debe plantear el personal de enfermería para abordar esta
patología se pueden establecer cuatro secciones: prevención, temprano diagnóstico,
tratamiento y posterior rehabilitación.
Como se ha señalado anteriormente, el aumento de la obesidad y de la edad para procrear
en la mujer son dos factores de riesgo determinantes en el desarrollo de Diabetes Mellitus
Gestacional, lo cual está directamente ligado al incremento de esta afección en la última
década. Por tanto, como personal de enfermería debemos fomentar la educación para la
salud y alentar a la población a adoptar un estilo de vida lo más saludable posible, en el
que se combine dieta variada y equilibrada junto con la práctica deportiva. Por otro lado,
es imprescindible establecer un temprano diagnóstico en aquellas mujeres que tengan
mayor probabilidad de padecer dicha patología, teniendo en cuenta los factores de riesgo,
los antecedentes familiares y la historia clínica de la paciente. Actualmente, aquellas que
presentan factores de riesgo se le cuantifican las cantidades de glucosa en sangre desde el
inicio del embarazo hasta la semana 24. Si en ese periodo los niveles de glucosa en ayuno
son superiores a 92 mg/dL, la gestante se encuentra en situación de inicio de Diabetes
Mellitus Gestacional y cuya prueba es suficiente para establecer el diagnóstico. Si por el
contrario el resultado fuera menor a 92 mg/dL (es decir negativo), entre la semana 24 y
28 se sometería a la paciente a una prueba de cribado normal, que consiste en la
cuantificación sérica o plasmática de glucosa una hora después de ingerir oralmente 50
gramos de glucosa. Si las concentraciones son menores a 140 mg/dL, el resultado de la
prueba sería negativo; si es superior a 200mg/dL, la paciente padecería Diabetes
Gestacional; y si los niveles de glucosa en sangre se encuentran entre 140 mg/dL y 199
mg/dL se tomaría la curva de 75 gramos de glucosa oral, que consiste en la medición de
los niveles de glucosa a las dos horas de la ingesta. Si estos valores fueran superiores a
153 mg/dL, confirmarían el diagnóstico de Diabetes Mellitus Gestacional. (Vigil-De
Gracia P, Olmedo J. 2017 junio)
La línea de tratamiento inicial consiste en terapia nutricional, ejercicio físico y control de
la glucosa en sangre, para conseguir niveles menores a 95 mg/dL de glucosa en ayunas,
y niveles posprandiales inferiores a 140 mg/dL a la hora y 120 mg/dL a las dos horas. Si
no se consiguen controlar los niveles glucémicos con dieta y ejercicio en 1-2 semanas, se
establecería un tratamiento farmacológico consistente en hipoglucemiantes orales o
insulina, sobre todo esta última debido a su eficacia, su nulo efecto teratógeno y a que no
es capaz de cruzar la barrera placentaria. Además, es fundamental que la paciente acuda
cada 1-2 semanas a consulta con su endocrino y enfermera de atención primaria para
evaluarse clínicamente, y de manera semanal a partir de las 34 semanas. (Zárate A,
Saucedo R, Basurto L, Hernández M. 2011 octubre)
Si se ha optado por que la paciente siguiese un tratamiento farmacológico, este se le
suspenderá 1-2 semanas después de dar a luz (siempre que no sea diabética tipo 1 o 2, en
cuyo caso se reduciría la dosis). A las 6-12 semanas del parto se le deberá realizar la curva
de tolerancia a la glucosa de 75g o cuantificarle los niveles de glucosa en ayunas para
reclasificar a la paciente. Si se obtienen resultados posparto normales, se recomienda
repetir estas pruebas cada tres años para descartar el desarrollo de diabetes tipo 2, dado
que como se ha comentado en apartados anteriores, aquellas mujeres que han
experimentado Diabetes Gestacional son más propensas a padecerla en el futuro. (Vigil-
De Gracia P, Olmedo J. 2017 junio)
Conclusiones:
Como enfermeras debemos ser capaces de identificar a aquellas mujeres con mayor riesgo
de desarrollar Diabetes Mellitus Gestacional, ya que en los últimos años ha aumentado la
incidencia de esta patología. Esto es debido, en parte, al incremento en la edad maternal
y al sobrepeso, por ello es fundamental realizar desde el inicio del embarazo y a lo largo
de este, controles rutinarios de glucosa en sangre y, si lo consideramos necesario, remitir
a la paciente a su médico de familia para que la evalúe y considere si precisa acudir al
especialista en endocrinología y/o nutricionista. De esta manera lograremos que el
diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la paciente sea lo más personalizado, precoz y
preciso posible. Además, es labor de enfermería educar en salud a la población para que
adquieran hábitos de vida saludables, mediante una correcta alimentación y práctica
deportiva, evitando el sedentarismo y las posibles patologías cardiovasculares que puede
acarrear.

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