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TUTELA

REPORTE DE CONSULTA

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN CIVIL Y AGRARIA


ID : 553759
M. PONENTE : ÁLVARO FERNANDO GARCÍA
RESTREPO
NÚMERO DE PROCESO : T 1100102030002017-02214-00
NÚMERO DE PROVIDENCIA : STC13350-2017
CLASE DE ACTUACIÓN : ACCIÓN DE TUTELA - PRIMERA
INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 30/08/2017
DECISIÓN : CONCEDE TUTELA
ACCIONADO : Sala Civil Familia del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Santa Cúcuta
ACCIONANTE : Carlos Arturo Claro Rizo
VINCULADOS : Juzgado Primero Civil del Circuito de
Cúcuta

ASUNTO:
¿Se vulnera el derecho al debido proceso del accionante, al no valorar los
indicios obrantes en el proceso de simulación por él adelantado en contra
de los esposos Luna Osorio para desvirtuar la validez de la compraventa
de un inmueble, y emitir una sentencia desestimatoria de la existencia del
contrato simulado?

TEMA: ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL -


Procedencia excepcional de la acción
Tesis:
«1. Como es sabido, la acción de tutela es un mecanismo particular
establecido por la Constitución Política de 1991 para la protección
inmediata de los derechos fundamentales de las personas, de carácter
residual y subsidiario, porque sólo procede cuando el afectado no disponga
de otro medio judicial de salvaguarda, salvo que se utilice como
mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. En tratándose
de providencias o actuaciones judiciales, el mencionado instrumento se
torna aún más excepcional, pues sólo resulta viable cuando se advierta un
proceder del funcionario judicial que se pueda tildar de irrazonable,
arbitrario o caprichoso, caso en el cual se faculta la intervención del juez
constitucional para evitar o remediar la respectiva vulneración de los
derechos fundamentales».

DERECHO PROBATORIO - Elementos probatorios para establecer la


existencia de la simulación: lista de indicios (c. j.)

DERECHO PROBATORIO - Importancia de la prueba indirecta en el


proceso de simulación (c. j.)

Tesis:
«2.1. En cuanto a los elementos probativos idóneos para establecer la
existencia o no de la simulación (absoluta o relativa), por sabido se tiene
que hay libertad probatoria, es decir, que no existe restricción alguna con
miras a la acreditación de tal fingimiento.

Al respecto la Corte, en reciente pronunciamiento, dejó ilustrado el punto


en los siguientes términos:

"No existen exigencias específicas para desvelar el verdadero querer de


quienes intervinieron en el acuerdo discutido, ya que como memoró la
Corte en SC14059-2014, al estudiar un asunto de la misma naturaleza,

(…) respecto de la institución analizada no existe limitación probativa


alguna; la atestación de su formación no está restringida a un medio
determinado. La Sala, en reciente pronunciamiento, vindicó la libertad
probatoria para acreditarla (…) “De este modo, podrá demostrarse
mediante prueba de confesión, declaración de tercero, documento,
inspección judicial, dictamen pericial e indicio de cuya valoración lógica,
racional y sistemática derive inequívocamente” (cas. civ. sentencias de 15
de febrero de 2000, exp. 5438, S-029 y 15 de marzo de 2000, exp. 5400;
28 de febrero de 1979, CLIX, No. 2400, pp. 49 a 51; 25 de septiembre de
1973, CXVII, Nos. 2372 a 2377, pp. 65 a 68; 10 de marzo de 1955.
CCXXXIV, pp. 406 y ss.).
Sin embargo, no siempre es fácil desentrañar el engaño de quienes dicen
convenir algo sin que así sea o que a pesar de tener un propósito cierto
proceden a desfigurarlo, siendo necesario acudir a las circunstancias que
envuelven tal concierto, para de allí extraer los aspectos dudosos y que
revelan su verdadera esencia, constitutivos de indicios a ser sopesados por
el sentenciador con base en lo que la experiencia le ha enseñado.

En CSJ SC5631-2014 se resaltó sobre el particular que

[l]a importancia de la prueba indirecta en esta clase de procesos no admite


ninguna duda, habida cuenta que ante la dificultad de acreditar el pacto
real que subyace al aparente, esta resulta ser el mecanismo ideal para
auscultar la realidad, pues, con ella, “se logra, por inducción lógica, el
resultado de dar por conocidos, con base en hechos firmemente
acreditados en el proceso, otros que no lo están, lo que supone una labor
crítica donde predominan ampliamente la labor intelectual del juzgador,
quien dentro de los límites señalados en la ley, libremente escoge los
hechos básicos que le han de servir para formular la inferencia y deducir
sus consecuencias” (C.S.J. S.C., sentencia de Agosto 28 de 2001, Rad.
6673).

De todas formas, los medios de convicción aportados por los litigantes y


aquellos que se recauden durante el pleito, ya sea a petición de ellos o de
oficio, deben ser sopesados discrecionalmente, en conjunto y bajo las
reglas de la sana crítica, admitiendo reproche solo si las conclusiones se
alejan de la realidad procesal o son arbitrarias, rebasando el equilibrio y la
ponderación que exige el ejercicio de la función judicial.

Como se anotó en la antes citada CSJ SC14059-2014,

(…) en el momento en que el funcionario acomete la labor probatoria,


especialmente cuando analiza las particularidades que rodearon la
negociación cuya realidad fue puesta en duda y, para ello, acude
indistintamente a los indicios o a otros elementos de juicios, goza de la
suficiente autonomía para evaluar todo ese caudal persuasivo allegado al
proceso. Pero más allá de blandir esa independencia, su compromiso está
anclado en auscultar cualquier resquicio que, impregnado de
razonabilidad, lógica y coherencia, destile los suficientes visos para afincar
la simulación o, contrariamente, desechar la mácula generada sobre la
transacción» (Énfasis de la Sala) (CSJ SC8605-2016).

Bajo tal derrotero, de manera puntal, esta Corporación ha enlistado un


importante número de aspectos cuya presencia, bajo las condiciones
señaladas en la normatividad vigente, deben ser sopesados bajo el tapiz
del elemento probatorio del indicio; así, ha dicho:
"De ordinario, se establecen por indicios de la simulación, ‘el parentesco,
la amistad íntima, la falta de capacidad económica del adquirente, la
retención de la posesión del bien por parte del enajenante, el
comportamiento de las partes en el litigio, el precio exiguo, estar el
vendedor o verse amenazado de cobro de obligaciones vencidas, la
disposición del todo o buena parte de los bienes, la carencia de necesidad
en el vendedor para disponer de sus bienes, la forma de pago, la
intervención del adquirente en una operación simulada anterior, etc.’, ‘el
móvil para simular (causa simulandi), los intentos de arreglo amistoso
(transactio), el tiempo sospechoso del negocio (tempus), la ausencia de
movimiento en las cuentas bancarias, el precio no entregado de presente
(pretium confesus), el lugar sospechoso del negocio (locus), la
documentación sospechosa (preconstitutio), las precauciones sospechosas
(provisio), la no justificación dada al precio recibido (inversión), la falta de
examen previo por el comprador del objeto adquirido, especialmente
cuando se trata de un bien raíz, etc."((CSJ SC, 13 de octubre de 2011,
Rad. 2002-00083-01, citada en SC11197-2015)».

DERECHO AL DEBIDO PROCESO - Proceso de simulación de contrato de


compraventa - Vulneración: defecto fáctico por indebida valoración
probatoria al desconocer los indicios configurados en el proceso

DERECHO AL DEBIDO PROCESO - Proceso de simulación de contrato de


compraventa - Vulneración: indebida motivación de la sentencia

PROCESO DE SIMULACIÓN DE CONTRATO DE COMPRAVENTA -


Análisis probatorio de los indicios obrantes en el proceso

Tesis:
«2.2. En el asunto objeto de estudio, el apelante, aquí actor, se mostró
inconforme con lo resuelto de fondo por el juez del conocimiento del
reseñado juicio, aduciendo que éste no valoró en debida forma,
precisamente, algunos de los demarcados indicios, estando configurados,
particularmente, los relacionados con la falta de capacidad económica del
adquirente, la retención de la posesión del bien por parte de la vendedora,
el móvil para simular (relación sentimental -defraudación a la sociedad
conyugal), el comportamiento de la parte demandada en el litigio, la
reducción del precio de venta en contra posición al que se pagó cuando se
adquirió, la contradicción entre el testimonio rendido por Jaime Elías
Quintero Uribe y las declaraciones de los demandados, así como la
ausencia de prueba que acreditara fehacientemente el supuesto pago como
consecuencia de una venta real y no en razón al vínculo amoroso existente
entre ellos, reproches que evacuó la Corporación acusada bajo
consideraciones, no todas, desprovistas de respaldo probatorio suficiente,
construidas sin la razonabilidad, lógica y coherencia mínima exigibles en
cualquier decisión judicial.
2.3. Lo anterior, por cuanto que, si bien lo alusivo al supuesto poder
falsificado no tiene relevancia para la resolución del caso, dado que, por
un lado, ello no se demostró, y de otro, no es necesario que el bien
inmueble objeto del contrato censurado esté afectado a vivienda familiar
para que pueda ingresar como un activo de la sociedad conyugal a liquidar
entre el aquí interesado y la señora Osorio Sánchez, esa misma suerte no
corrió lo relacionado con la afirmación del demandante en cuanto a que
entre los demandados existió una relación sentimental mucho antes de
haberse efectuado dicha negociación, la que a su juicio propició la
simulación del mismo; pues ésta, además de ser su tesis, es un indicio
que, de hallarse efectivamente demostrado junto a los restantes, puede
tener la virtud de desenmarañar lo realmente ocurrido, por supuesto, de
no mediar otros elementos de prueba capaces de desvirtuarlos, razón por
la que la misma mereció ser atendida, esto es, contrastada, con suma
minuciosidad, sobre el análisis en conjunto de todas las pruebas
oportunamente recaudas en el litigio, ejercicio que debe ser suficiente y
razonadamente motivado, lo que no se hizo.

2.4. Así mismo, para la Corte, la Colegiatura acusada cometió la misma


ligereza respecto de la contradicción que el peticionario augura existe entre
la atestación del testigo Jaime Elías Quintero Uribe y las declaraciones de
los encausados, la cual en su criterio evidencia el vínculo sentimental
denunciado y descarta el crédito que supuestamente existió entre aquél y
la demandada, pues desechó tal manifestación con argumentos generales
soportados en inferencias que no guardan un nexo directo con lo
planteado, en la medida que acudió a cierta documentación que apreció
como prueba de la capacidad económica del demandado Luna Romero y
del pago del precio pactado, lo cual no cercena per se aquella
circunstancia, dado que se ha visto con mucha frecuencia que las parejas
se hacen prestamos mutuos, sumado a que ello tampoco corrobora la
citada obligación, siendo aquí lo trascendente, entonces, la existencia o no
de tal relación como tapiz del contrato de compraventa reprochado; de ahí
que, indiscutiblemente, aquélla autoridad debió examinar si se apreciaban
tales discordancias, para luego determinar si las mismas pueden
estructurar el indicio demarcado.

2.5. Ahora, siendo temática crucial para la resolución del juicio


cuestionado lo relativo a la falta de capacidad económica del demandado
para adquirir el bien inmueble objeto del mencionado acuerdo de
voluntades, tópico que guarda intima conexión con lo anterior, puesto que
los fundamentos que respaldan dicha acusación, más que apuntar a esa
situación, tratan de evidenciar el fingimiento de otras negociaciones, como
lo son los supuestos prestamos que aquél le hizo a la demandada y el
arrendamiento alegado, la referida autoridad estimó que la misma si se
hallaba demostrada con la prueba documental adosada al expediente,
atinente a "recibos de consignación a Bancolombia, certificación de
Pensiones y Cesantías Porvenir, de donde se desprende que efectivamente
el demandado retiró un dinero que allí tenía por la cantidad de quince
millones de pesos, el 5 de junio de 2008, y otro por valor de veinticinco
millones de pesos el 8 de noviembre de ese mismo año, y el contrato de
arrendamiento [suscrito entre los demandados]" (fl. 37), sin dar cuenta de
las razones concretas del por qué de ello, en la medida que si bien indicó
que la prueba testimonial y las declaraciones de los demandados son
coincidentes y se encuentran respaldadas con dichas probanzas, no
explicó, como era su deber, esa trascendental conclusión con argumentos
puntuales que enlazaran las inferencias probatorias necesarias que la
sustentaran, máxime cuando, para la Sala, dadas las circunstancias del
caso, esa actividad resulta de gran valía de cara a su resolución.

Esto por cuanto que, con independencia de si el señor Luna Moreno tiene
o no capacidad económica, si bien éste hizo retiros parciales de cesantías,
hecho que puede respaldar su declaración y la de la demandada, su actual
esposa, ello no prueba con plenitud o suficiencia la existencia de esos
créditos, dado que, si se acepta que no mediaba ningún tipo de relación
sentimental entre ellos antes de la venta, otro tipo de documentación tuvo
que respaldar esas transacciones, como por ejemplo, un título valor o
transacción bancaria, pues, a más que nadie entrega a otro esas sumas de
dinero sin tener ningún tipo de respaldo, menos si se pretenden hacer
valer como un pasivo en la liquidación de la masa conyugal que se
conformó entre el tutelante y la señora Osorio Sánchez, las reglas de la
experiencia enseñan que eso sólo ocurre cuando media una íntima
confianza entre los negociantes, premisa que también es aplicable a los
dineros que aquél prestó a algunos amigos para endosárselos en la misma
calidad a ésta sin ningún tipo de interés, lo cual no es usual en este tipo
de tratos, salvo, se reitera, cuando estamos en presencia de la aludida
circunstancia; por tanto, como es sabido que existe un principio probatorio
que indica que "a nadie le es licito crearse su propia prueba", si la
declaración de los deponentes no venía acompañada de otro medio de
prueba que fehacientemente corrobore su dicho, no puede dársele total
credibilidad a la misma, no siendo, pues, tales retiros parciales de
cesantías el medio idóneo para demostrar la susodicha deuda, ya que,
justamente, solo exteriorizan eso.

2.6. Por último cabe acotar, que otro error valorativo del Tribunal
accionado fue no apreciar en conjunto todos y cada uno de los medios de
prueba recaudados en la causa civil que se revisa, como por ejemplo, el
indicio que representa haberse pactado el precio de venta por debajo al
que pagó la vendedora cuando lo adquirió, pues si se aprecia esa situación
aisladamente, obviamente el que éste tenga una diferencia de diez millones
no constituye por si sola una probanza fehaciente de la simulación
alegada, pero si se analiza a la luz de las demás, puede resultar
importante, si en cuenta se tiene que de acuerdo a lo indicado por la
citada autoridad, la demandada afirmó haber prestado $40.000.000.oo al
demandado, así como $25.000.000.oo al testigo Quintero Uribe, quien así
lo manifestó también, para comprar el memorado apartamento,
circunstancia que pone de presente, entonces, que aquélla solo debía a
Bancolombia S.A. por el crédito hipotecario que obtuvo para adquirirlo, la
suma de $45.000.000.oo, lo que a su vez evidencia que el comprador no
pagó en realidad lo acordado, todo lo cual se debió aclarar entonces con
sujeción a los demás elementos de convicción, con hincapié, en la forma
en que se pactó y se hizo el pago.

Así mismo, aunque está probado que se sufragó a la referida entidad


bancaria la susodicha obligación, en tanto que mediante escritura pública
No. 3511 del 17 de diciembre de 2010, ésta canceló la hipoteca que pesaba
sobre aquel bien, y por ende, esa situación puede ser apreciada como una
prueba que devela que el negocio jurídico criticado fue real, este hecho
debe ser sopesado con las otras circunstancias que se deriven de lo
expuesto en líneas precedentes, pues ha de recordarse que el accionante,
allá demandante, está alegando con insistencia que los demandados no
solo fingieron dicho acto, sino también una deuda, con la intención de
hacer creer a terceros que hubo una compraventa entre simples
particulares, cuando en realidad lo que se dio entre éstos fue un apoyo
mutuo para quedarse con la pluricitada propiedad, producto de la relación
sentimental que sostenían desde antes de haberse efectuado la aludida
negociación, la cual se hizo más evidente cuando contrajeron matrimonio
el mismo año en que se formuló la demanda que dio origen al litigio que se
debate, lo que en definitiva no hizo con el rigor que el asunto amerita.

3. Así las cosas, es claro para la Sala que las deducciones efectuadas en
relación a los tópicos antes mencionados, no son razonables, y en
consecuencia, las mismas lucen defectuosas, lo que justifica la
intervención del Juez de tutela en aras de restablecer la garantía ius
fundamental conculcada».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: CSJ SC, 13 oct. 2011, rad. 2002-


00083-01 CSJ SC, 28 agto. 2001, rad. 6673

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