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Este documento ofrece instrucciones para elaborar una opinión argumentada de forma escrita. Explica que se debe presentar un tema, una tesis y argumentos para apoyarla. Recomienda planificar la argumentación reflexionando sobre el tema, comprobando que la opinión es ética y pensando en el destinatario. Además, detalla que una argumentación escrita debe tener una introducción, desarrollo de los argumentos y una conclusión para reafirmar la tesis.
Este documento ofrece instrucciones para elaborar una opinión argumentada de forma escrita. Explica que se debe presentar un tema, una tesis y argumentos para apoyarla. Recomienda planificar la argumentación reflexionando sobre el tema, comprobando que la opinión es ética y pensando en el destinatario. Además, detalla que una argumentación escrita debe tener una introducción, desarrollo de los argumentos y una conclusión para reafirmar la tesis.
Este documento ofrece instrucciones para elaborar una opinión argumentada de forma escrita. Explica que se debe presentar un tema, una tesis y argumentos para apoyarla. Recomienda planificar la argumentación reflexionando sobre el tema, comprobando que la opinión es ética y pensando en el destinatario. Además, detalla que una argumentación escrita debe tener una introducción, desarrollo de los argumentos y una conclusión para reafirmar la tesis.
En la escritura académica, como en la oratoria, se exige la aplicación de una serie de
mecanismos lingüísticos que garanticen la correcta transmisión de información y la elección de la modalidad textual adecuada, así como ajustarse a su estructura para no provocar incoherencias en el lector o receptor. Si lo que queremos es defender por escrito nuestra opinión sobre un tema en concreto para persuadir a los lectores de que es válida, tendremos que producir un texto de modalidad argumentativa. Elementos básicos del texto argumentativo: – Tema: asunto del que trata el texto. – Tesis: idea principal que se quiere demostrar. – Argumentos: razonamientos que damos en apoyo de la tesis.
Planificación. Una vez que sepas sobre qué tema has de argumentar, debes: – Reflexionar sobre él y decidir cuál es tu opinión. – Comprobar que esa opinión es éticamente defendible. – Pensar en el destinatario del texto para encontrar intereses comunes. – Elaborar una primera lista de argumentos y contraargumentos. – Buscar ejemplos para esos argumentos. – Seleccionar tres argumentos sólidos.
Partes que debe tener una argumentación escrita: – Introducción, para presentar el tema, poniendo en antecedentes al lector si es preciso, y enunciar la tesis. Si el asunto del que se debe hablar es amplio, se debe definir el concepto, acotarlo. Opcionalmente puede comenzar con una anécdota personal que consiga captar el interés del lector o introducir un ejemplo relacionado con el tema o que pueda causar impacto incluir una pregunta retórica que incite a la reflexión sobre la tesis que se quiere transmitir. – Argumentación, en la que se desarrollan los argumentos con ejemplos, datos, citas, etc., a partir de la tesis enunciada y, conectado con estos, algún contraargumento. Conviene separarlos por párrafos empezando y terminando con los dos argumentos más sólidos. No se debe confundir opinión con argumento – Conclusión, para cerrar el texto dando una idea final que sirva para reafirmar la tesis, resumiendo brevemente la línea argumentativa o aportando sugerencias o soluciones que tengan que ver con el tema tratado. También puede dejarse una cuestión abierta cuya respuesta dirija al lector a confirmar nuestra tesis.
Argumentos: son ideas que se desarrollan para apoyar la tesis defendida. A veces se expone un argumento de la tesis contraria para rebatirlo y fortalecer la nuestra, lo que sería un contraargumento. Debemos razonarlo convincentemente y apoyarlo siempre en evidencias que lo demuestren, sin hacer afirmaciones gratuitas. El argumento bien construido ha de tener una estructura A-R- E: argumento - razonamiento - evidencia. Si no se construye correctamente podemos caer en una falacia (argumento no válido por resultar erróneo).
No se debe confundir opinión con argumento, por ejemplo, opinión sería que los jóvenes no son generosos porque no tienen los valores religiosos de sus mayores. Igualmente, se deben evitar las afirmaciones gratuitas, por ejemplo: “Los jóvenes de hoy en día han perdido los valores tradicionales de nuestros mayores, son más individualistas y egoístas debido al mundo competitivo en el que viven”.