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REQUISITOS PARA SENTENCIA JUDICIAL

Enunciaciones de las Sentencias


De las disposiciones de derecho común, artículos 138, 141 y 1040 del Código de
Procedimiento Civil, que rigen la preparación de los actos procesales, las sentencias deben
contener un cierto número de enunciaciones como son:
El encabezamiento: El Art. 146 dispone que las sentencias “se encabezarán y se darán
en nombre de la República”, por ser la sentencia un acto procesal, emanado de un órgano
jurisdiccional en nombre del Estado o sea un acto de voluntad estatal.
Indicación de la fecha: Se establece su fecha, si se ha hecho en tiempo oportuno y es el
punto de partida de los plazos para el ejercicio de los recursos ordinarios o extraordinarios en los
casos de las sentencias criminales o si se ha dictado en materia contravencional o correccional,
de manera contradictoria las partes han quedado citadas para su pronunciamiento y en caso de
sentencias en defecto a los fines de su notificación, para dar apertura a las vías de recurso
correspondientes.
Indicación del lugar: Según lo dispone el Art. 1040 del Código de Procedimiento Civil,
la sentencia debe darse en el lugar en que se haya establecido el tribunal, en el local en que
funciona, salvo excepciones.
Indicación del tribunal: La sentencia debe indicar el tribunal que la pronuncia por su
designación oficial. Indicar además las atribuciones en que actúa el tribunal: contravencional,
correccional, criminal. Si el juzgado o corte está dividido en cámaras debe señalarse; si se trata
del Distrito Nacional o municipios en que existen varias cámaras, indicar la circunscripción.
Nombres de los jueces: A continuación de la indicación del tribunal, la sentencia
enuncia el nombre o nombres de los jueces que la dictan. En caso de juzgado de primera
instancia o de un juzgado de paz, se indica el nombre del juez que desempeña esas funciones.
Tratándose de una Corte de Apelación, Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia o el Pleno
de la Suprema Corte de Justicia u otro tribunal colegiado, se indicarán los nombres de cada uno
de los jueces que la componen.
Indicación del ministerio público: Los tribunales del orden penal no están regularmente
constituidos sin la presencia del Ministerio Público, como representante de la sociedad.
Asistencia del secretario: La sentencia deberá indicar que el tribunal estuvo asistido por
el secretario en la audiencia y en el acto de su pronunciamiento (Art.138 y 1040 del Código de
Procedimiento Civil).
Publicidad del procedimiento: La sentencia debe dar constancia, expresamente,
respecto de todos los trámites del proceso que han ocurrido en el tribunal y que ellos se han
verificado públicamente.
La sentencia tiene que enunciar:
 Que ha sido pronunciada en audiencia pública (Art. 17 de la Ley de Organización
Judicial vigente)
 Que las partes fueron oídas en audiencia pública (arts. 153, 190 y 268 del Código de
Procedimiento Criminal).
 Que el dictamen del Ministerio Público fue dado en audiencia pública (Art. 59 Ley
No.821 sobre Organización Judicial. Artículos l53, 190 y 268 del Código de
Procedimiento Criminal).
La necesidad de que en la sentencia se enuncie el cumplimiento de estos requisitos, es
una aplicación del principio general de la publicidad del ejercicio judicial en todas sus fases y
rige el proceso.
Indicación de las partes: De conformidad con el Art. 141 del Código de Procedimiento
Civil, la sentencia deberá mencionar “los nombres, profesiones y domicilios de las partes” y sus
cédulas de identidad y electoral (Ley No. 8-92, sobre Cédula de Identidad y Electoral, del 19 de
agosto del 1992).
Indicación de los abogados: Deben indicarse en las materias que regulan su ministerio,
como los que actúan en defensa de los acusados en materia criminal, ya sea de oficio o por
elección de los acusados, a pena de nulidad, (Art. 22 del Código de Procedimiento Criminal) y
en los casos que asistan a una de las partes en sus medios de defensa (Art. 141 del Código de
Procedimiento Civil).
Conclusiones de las partes: Las conclusiones de las partes son actos procesales en que
se presentan de manera expresa el pedimento que cada una de las partes somete al tribunal. Las
conclusiones, generalmente, son precedidas de defensas orales o escritas, según los casos, de las
cuales son su coronación. La enunciación de las conclusiones de las partes y del dictamen del
ministerio público son una formalidad esencial, y fijan con respecto a la parte civil, persona
civilmente responsable, interviniente voluntaria o forzosa, la extensión del proceso y limitan el
poder de decisión del juez y el alcance de la sentencia, cuando está apoderado accesoriamente de
la acción civil.
Transcripción de las conclusiones de las partes: La sentencias deben contener la
transcripción de las conclusiones de las partes, lo que es necesario para determinar si el Juez ha
atendido o fallado a todos los pedimentos o si ha omitido algunos (omisión de estatuir), así como
si falló extra o ultra petita; y con respecto a los requerimientos del ministerio público, que
hubiere tenido por objeto el ejercicio de una facultad o de un derecho, así como la omisión de
estatuir sobre los pedimentos del acusado y demás partes, está sujeta a la nulidad de la sentencia
(Art. 23, inciso 2do. De la Ley No3726, sobre Procedimiento de Casación del 29 de diciembre de
1953).
Las conclusiones que deben transcribirse: Son las producidas en ocasión del fondo,
salvo en los casos de que se haya sobreseido fallar sobre un incidente, para decidirlo con
juntamente con el fondo.
Los puntos de hecho y de derecho: Este aspecto de la redacción de las sentencias está
prescrito por el artículo 141 del Código de Procedimiento Civil; son enunciaciones sustanciales:
exposición sumaria, conjunto de hechos que se refieren a los actos y circunstancias del proceso
(su historia procesal) y se concretizan por la denominación "Resulta" o por un "por cuanto ".
Los puntos de derechos: Es la enunciación de las circunstancias jurídicas que el tribunal
debe examinar y ponderar a fin de llegar a una solución, la cual se expresa en la parte dispositiva.
Los motivos: Son los fundamentos, justificación adecuada de la decisión, contenidos en
los “Considerandos”. Y tienen su base legal en el artículo 141 del Código Procedimiento Civil,
aunque no habla de motivos, sino de las conclusiones, exposición sumaria de los puntos de hecho
y de derecho, los fundamentos y el dispositivo.
Los motivos deben ser suficientes, no deben estar en contradicción con el dispositivo, si
hay contradicción son inconciliables y dan lugar a casación de la sentencia. La ley únicamente
exige la motivación de las sentencias condenatorias dictadas en materia contravencional (art. 163
del Código de Procedimiento Criminal), en principio todas deben ser motivadas por aplicación
extensiva del art. 141 del Código de Procedimiento Criminal.
Por aplicación del artículo 15 de la Ley 1014, del 11 de noviembre del 1935, se permite
dictar sentencia en dispositivo a reservas de motivarla dentro de los quince (15) días de su
pronunciamiento, por tratarse de una formalidad que tiende a proporcionar a las partes el mínimo
de garantía. La motivación es prescrita a pena de nulidad.
La sentencia no sólo debe ser motivada, es preciso que los motivos sean suficientes,
claros y precisos como para justificar la decisión.
Además de consignarse los hechos, deben exponerse las circunstancias que caracterizan
la infracción y en cuanto al derecho, la calificación de los hechos de acuerdo al texto de ley
aplicado.
El dispositivo: La parte que contiene la decisión, a la cual ha llegado el tribunal, es lo
fallado o decidido por el juez o tribunal. Es en el dispositivo donde radica la autoridad de la cosa
juzgada.
La mención y lectura del texto de ley aplicado, la consignación de ello y de la
publicidad. De conformidad con los artículos 163, 195 y 271 del Código de Procedimiento
Criminal, las sentencias de condenación a una pena deben contener el texto de ley aplicado, para
que se pueda saber por su sola lectura, si el hecho está incriminado y si la pena impuesta está
justificada, el texto de ley a insertar es únicamente el que incrimine y sancione el hecho, o sea
aquel en el cual se fundamente la condenación.
Los artículos 195 y 271 relativos a las materias correccional y criminal, respectivamente,
no sólo disponen la inserción del texto aplicado, sino su lectura por el Presidente del Tribunal de
la cual debe hacerse mención en la sentencia bajo pena de multa al secretario.
Firma de la sentencia: Conforme a los artículos 138 del Código de Procedimiento Civil
y 164, 196 y 278 del Código de Procedimiento Criminal, las sentencias deben ser firmadas por
el juez o jueces y por el Secretario, quien le da autenticidad a las sentencias. Esta es una
formalidad sustancial.
La cuestión de las costas: Conforme a los artículos 162, 194 y 277 del Código de
Procedimiento Criminal, la parte que sucumbe debe ser condenado al pago de las costas, pero
esto reza únicamente con las partes privadas; si la acción pública no prospera, el Ministerio
Público no puede ser condenado al pago de las costas, las cuales son declaradas de oficio.
El pronunciamiento de las sentencias: En materia criminal, como consecuencia del
principio de la continuidad de los debates, así como de la secuencia prevista para el
procedimiento en materia criminal, el fallo debe ser pronunciado en la audiencia en la cual
termine la instrucción (Artículos 268 y 270 del Código de Procedimiento Criminal); y conforme
a los artículos 153 y 154 de dicho Código de Procedimiento Criminal, en las materias
contravencionales y correccionales la decisión puede ser aplazada para la audiencia siguiente.
Como el cumplimento de esta obligación no está sancionada, se ha establecido la práctica en las
materias de simple policía y correccional que el fallo sea aplazado para una audiencia más
distante a plazo fijo y aún sine die.
Las reglas de forma que rigen la estructuración de la sentencia, dada la naturaleza de este
acto jurisdiccional, son de aplicación imperativa, y la propia sentencia debe probar su
cumplimiento, lo que se expresa en el principio de que "la sentencia debe bastarse a sí misma".
REDACCION DE LA SENTENCIA JUDICIAL

Reglas de Forma en las Sentencias Penales (Contravencionales, Correccionales y


Criminales) Las sentencias entendidas en sentido general como actos por los cuales un tribunal
unipersonal o colegiado pone fin a un litigio o conflicto jurídico, suscitado entre el Estado y los
particulares o entre éstos, o un aspecto o parte del mismo, dictadas en el orden penal se rigen, en
cuanto a sus principios generales, por las reglas prescritas para el orden civil, las cuales
constituyen el derecho común, con algunas modalidades, existiendo reglas específicas a la
materia penal, las cuales se indicarán a medida que se desarrollen los principios generales y
específicos a la materia penal, en la estructuración de la sentencia.
La redacción hasta el pronunciamiento de la sentencia está regida por reglas de formas y
de fondo.
Se hará énfasis en el aspecto de las reglas denominadas de forma, las cuales versan sobre
la redacción, forma de la sentencia, su adopción y su pronunciamiento.
Reglas de Fondo en las Sentencias Penales.
La sentencia es el acto que materializa la decisión del tribunal. Es un acto formal, como
hemos visto anteriormente, no sólo por la importancia que tiene respecto de la solución del caso,
sino porque se trata del objeto principal de los recursos y el resultado al que tiende todo el
proceso.
Además de los requisitos de forma que fueron señalados precedentemente, es bueno
destacar dos aspectos importantes en la redacción de la sentencia penal: los motivos y el
dispositivo.
FINALIDAD Y METODOLOGÍA
Hecha esta introducción metodológica, el propósito de este protocolo es poner a
disposición un instrumento que permita la estandarización a la hora de la redacción de sentencias
que contribuya a un mejor postulado de los principios constitucionales, como son, la motivación
de las sentencias, así como su redacción en un lenguaje comprensible para toda persona.
Precisamente, como la mejora en la claridad del lenguaje jurídico requiere el compromiso tanto
de los profesionales del derecho como de las propias instituciones implicadas.
En este sentido se plasman recomendaciones dirigidas a los profesionales y a las
instituciones.
III. RECOMENDACIONES SOBRE EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA EN LAS
ACTUACIONES JUDICIALES
A. DIRIGIDAS A LOS PROFESIONALES

El Estado de Derecho exige asegurar que se comprendan los actos y las normas jurídicas. La
claridad en la expresión oral y escrita de los profesionales del derecho incrementa la seguridad
jurídica, permite que las personas conozcan sus derechos y obligaciones, sepan cómo y ante
quién hacerlos valer e incrementa la confianza y participación en las instituciones.
Las siguientes recomendaciones sobre comprensión y corrección lingüística ofrecen una guía
de aspectos que cualquier profesional puede aplicar con facilidad en su quehacer diario para
mejorar la redacción de escritos o sus exposiciones orales.

1) La descripción debe ser ordenada, precisa, exacta y clara. Debe seguir un orden, ya
sea espacial, de importancia o de tamaño. Ha de utilizar un léxico apropiado siendo lo
más concisa posible.
2) La narración debe ajustarse a lo acontecido, ha de ser completa en la enumeración de
personas y circunstancias, ordenada, clara y concisa. Es recomendable que tanto la
narración de los hechos como la valoración jurídica figuren de forma separada.
3) La argumentación debería ser explícita, clara y se recomienda que se utilice un
lenguaje inteligible. Una correcta comprensión de la argumentación escrita y oral
requiere diferenciar los argumentos de las conclusiones de forma expresa.
4) La extensión de los párrafos no debería sobrepasar límites razonables. No es
conveniente redactar párrafos excesivamente largos.
5) El párrafo debe contener una sola unidad temática.
6) La sucesión de párrafos debería de seguir un hilo discursivo lógico.
7) Es recomendable evitar los párrafos unioracionales, formados por concatenaciones de
frases coordinadas y subordinadas, llenas de incisos poco relevantes, de dudosa
necesidad y que dificultan de modo extremo la comprensión al lector.
8) Se debe evitar, dentro de lo posible, el uso de pronombres y de otras expresiones
utilizadas en los párrafos largos porque presentan ambigüedades.
9) En los párrafos que incluyan enumeraciones relativamente largas, deberían destacarse
éstas tipográficamente en líneas distintas, ordenadas en lista, con el fin de facilitar la
comprensión.
10) En materia de oraciones sería recomendable dividirla con el fin de evitar la
concatenación de frases subordinadas.
11) El uso correcto de los signos de puntuación es indispensable para hacer posible la
comprensión de un texto jurídico.
12) Con el fin de mejorar la claridad de los términos y expresiones empleadas se
recomienda evitar arcaísmos y el excesivo uso de locuciones latinas.
13) Es aconsejable estandarizar las referencias de legislación y jurisprudencia.

B. DIRIGIDAS A LAS INSTITUCIONES

Las instituciones son igualmente esenciales para consolidar las mejores prácticas entre los
profesionales del derecho. Para ello se requieren un conjunto de políticas públicas, así como
también de colaboración y coordinación entre instituciones.
Todas las instituciones relacionadas con el sistema de justicia tienen la responsabilidad
compartida de tomar medidas para garantizar el derecho a comprender. En definitiva, promover
la claridad del lenguaje jurídico exige un alto grado de compromiso y colaboración por parte de
muy diversas 9 instituciones, al tiempo que un cambio cultural en ellas. En este sentido, debe
aprovecharse la oportunidad para que las políticas impulsadas constituyan, en sí mismas, un
modelo de buenas prácticas en materia de celeridad.
14) Se deben incluir en los planes de estudios universitarios materias sobre el buen uso
del lenguaje jurídico que enseñen a construir discursos escritos y orales claros, así
como adaptar el uso del lenguaje al destinatario/a.
15) Se debe incluir una formación especializada sobre el lenguaje jurídico claro tanto en
la fase de acceso a la carrera judicial como en los procesos de formación en las
Escuelas correspondientes.
16) Las instituciones implicadas en las actividades de formación continua deberían ofertar
de forma obligatoria cursos dirigidos a mejorar el uso del lenguaje jurídico.
17) Se deben efectuar reconocimientos públicos de determinadas trayectorias
profesionales o de iniciativas o actuaciones que destaquen por la claridad en el
empleo del lenguaje jurídico o por haber contribuido a ello.

C. DIRIGIDAS A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El derecho a comprender se extiende más allá de las personas directamente implicadas en el


litigio concreto puesto que incluye también al público en general, legítimamente interesado en
conocer y entender lo que sucede en el ámbito jurídico a través de los medios de comunicación.
Una utilización errónea, oscura o imprecisa del lenguaje jurídico por parte de los
profesionales de la comunicación genera en el público ideas equivocadas o, cuando menos,
confusas acerca del funcionamiento de uno de los tres poderes del Estado.
Los profesionales de los medios de comunicación tienen que adaptar el lenguaje jurídico a su
lenguaje propio, el periodístico. Los objetivos de uno y otro lenguaje son distintos. En definitiva,
los profesionales de la comunicación deben asumir un papel activo en la “traducción” y
explicación del lenguaje empleado por los profesionales del derecho.
En consecuencia, los profesionales de la comunicación deben aplicar una especial cautela en
el uso de aquellos términos jurídicos que puedan 10 desvirtuar la realidad procesal o implicar
una mayor carga incriminatoria de la real. Por ello se recomienda que las instituciones
promuevan la formación especializada de los periodistas en el buen uso del lenguaje, a fin de que
puedan cumplir su labor de intermediación entre el sector de la Justicia y las personas.
Teniendo en cuenta lo anteriormente indicado cabe efectuar dos recomendaciones a los
Poderes Judiciales:
18) Promover políticas públicas de formación especializada a los profesionales del
periodismo en el uso del lenguaje jurídico con el fin de que puedan cumplir su labor
de intermediación entre el sector de la Justicia y las personas.
19) Fortalecer o implantar oficinas de comunicación en los órganos judiciales para que
asuman funciones de apoyo e interrelación entre los medios de comunicación y los
órganos judiciales.
Concepto de Impugnación
En el proceso se pueden producir actos procesales que adolecen de incorrecciones o
defectos, en los cuales las partes deben actuar para sanearlos mediante el ejercicio de la
impugnación.
En este sentido se puede definir impugnación como: “la acción y efecto de atacar o
refutar un acto judicial, documento, deposición, testimonial, etc., con el fin de obtener su
revocación o invalidación”.
De acuerdo con ello, la impugnación aparece como el género, en el cual se comprende
toda acción para obtener el saneamiento de la incorrección o defecto de un acto procesal, ya sea
ante el mismo tribunal que la dictó, o frente a su superior jerárquico.
Desde el ángulo de la injusticia causada en juicio a la persona por una resolución judicial,
los recursos aparecen como una salvaguardia de los intereses particulares, tanto de las partes,
como del juez.
Desde el punto de vista externo, los medios de impugnación son además un instrumento
útil para la unificación de la jurisprudencia.
Algunos de os medios de impugnación que el legislador contempla para los efectos de
impugnar una sentencia son:
a) El incidente de alzamiento de medidas precautorias.
b) La oposición decretada respecto de la actuación decretada con citación.
c) El incidente de nulidad procesal del rebelde, art. 80 CPC.
d) La oposición de tercero, art. 234 inc. penúltimo CPC.
e) El juicio ordinario posterior a la sentencia en las querellas posesorias, art. 581 CPC.
f) Los recursos. El recurso no es más que un medio para hacer valer la impugnación en
contra de las resoluciones judiciales.
Los medios de impugnación: los remedios procesales
Los medios de impugnación son mecanismos procesales a través de los
cuales las partes en un proceso pueden pedir la revisión de las resoluciones
judiciales dictadas, pretendiendo su modificación o anulación. Su objetivo
principal es el de minimizar el error judicial. El derecho a la tutela judicial efectiva
comprende la facultad de invocar los medios de impugnación previstos por la ley;
esto quiere decir que el legislador no está obligado a establecer medios de
impugnación pero que, una vez establecidos, la denegación injustificada del acceso
a estos instrumentos de tutela vulnera el derecho constititucional.
Los medios de impugnación exigen que exista gravamen; eso quiere decir
que sólo pueden impugnar la resolución las partes que se hayan visto perjudicadas
en el fallo. Asimismo, se aplica el principio procesal de prohibición de 'reformatio
in peius'; este principio implica que la revisión de la resolución no puede perjudicar
al recurrente, salvo que, a su vez, la parte contraria hubiera impugnado la
resolución solicitando este efecto.
La Doctrina divide los medios de impugnación en dos categorías: remedios
(también llamados recursos no devolutivos) y recursos (o, en su caso, recursos
devolutivos). Se denomina remedios a los medios de impugnación planteados ante
el mismo órgano judicial que dictó la resolución. En cualquier caso, habitualmente
se denomina también recursos a estos mecanismos (de hecho, la propia LPL lo
hace), de manera que puede ser más adecuada la denominación de recursos no
devolutivos. Estos remedios no pueden utilizarse para impugnar sentencias (salvo
los supuestos que se analizan en el epígrafe 3); debe recordarse que éstas son
resoluciones definitivas para el órgano que las dicta; así pues, los remedios sirven
para impugnar providencias y autos que resuelven cuestiones incidentales que no
se refieren directamente al objeto del proceso.
La Ley de Procedimiento Laboral (arts. 184-187) establece dos tipos de
recursos no devolutivos: el recurso de reposición y el recurso de súplica. En
realidad, ambos se tramitan por el mismo procedimiento (regulado en los arts. 451-
454 LEC) y se diferencian básicamente por el tipo de órgano judicial al que se
dirigen. Así, el recurso de reposición se plantea frente a las providencias y autos de
los jueces de lo social (art. 184.1 LPL), mientras que el recurso de súplica se
refiere a providencias que no sean de mera tramitación y autos de las salas de lo
social de los tribunales (art. 185.1), es decir, de órganos judiciales de carácter
colegiado. La regla general es que cualquier tipo de providencias o autos puede
impugnarse ante el mismo órgano que las emitió, aunque hay algunas excepciones;
en concreto, no pueden plantearse estos remedios frente a resoluciones dictadas en
procesos de conflictos colectivos o de impugnación de convenios colectivos (arts.
184.3 y 185.1 LPL).
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