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*ITSJOK LEIBUSH PERETZ (Polonia 1852-1915)

 
¡ No creas que el mundo es una taberna !
creada para abrirse paso a la barra con codos y uñas,
a devorar y emborracharse, mientras otros
miran desde lejos con ojos vidriosos,
tragando, desmayados, saliva
y apretándose el vientre que tiembla convulso!
¡Oh, no creas que el mundo es una taberna!
 
No creas al mundo una bolsa de comercio
hecha para que el poderoso trafique con los débiles,
comprando el pudor de las muchachas pobres;
comprando a las mujeres la leche de sus pechos; a los hombres
el tuétano de sus huesos, y a los niños la sonrisa,
esa rara visita de sus rostros de cera…
¡Oh, no creas al mundo una bolsa de comercio!
 
No creas que el mundo marcha a la deriva,
creado para zorros y lobos, estafa y rapiña;
y que el cielo es un cortinado para que D  s no vea,
y que las nubes existen para ocultar tus manos,
y el viento, para ahogar los gritos salvajes,
y la tierra, para absorber la sangre de las víctimas.
¡Oh, no creas que el mundo marcha a la deriva!
 
El mundo no es taberna, ni bolsa, ni marcha a la deriva.
¡Todo es medido y pesado!
No se evapora una lágrima ni una gota de sangre,
ni se apaga inútilmente la chispa de ojo alguno.
Las lágrimas se hacen río; los ríos se hacen mares;
los mares, un diluvio; las chispas, un rayo.
¡Oh, no creas que no hay juez ni justicia!

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