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Muchas veces, lamentablemente, los más necesitados terminan votando

por el “populista” o el que perciben como más atractivo emocionalmente

“La teoría económica de la democracia”


El politólogo inglés Anthony Downs argumenta que en una carrera
electoral ideal cada votante decidiría su voto basado en su percepción de
cuál partido político o candidato le traería mayores beneficios. El interés
propio y no el de la colectividad regiría en este modelo electoral descrito
por Downs en su libro publicado en 1957. 
Si esta morfología prevaleciera el 2 de febrero, el votante costarricense
que actualmente trabaja por el salario mínimo, por ejemplo, decidiría su
voto basado en su percepción de cuál candidato o partido tendría mayor
probabilidad de aumentar más sus ingresos.
El residente de San José centro, o el que tiene inversiones en ese
cantón, votaría por el candidato que prometiera eliminar la prohibición de
placa y la costumbre nefasta de usar la capital como un centro de acopio
autobusero.
El enfermo que está usando la Caja para recibir atención médica, votaría
por el que prometiera introducir finalmente el expediente médico digital y
el votante desempleado usaría su derecho al sufragio para votar por el
candidato que considera pudiera crear más puestos de trabajo.
Downs visualiza un votante racional, con información completa de los
oferentes en el mercado electoral, que ignoraría los ofrecimientos
emocionales en la televisión para “una patria mejor”, por ejemplo, o para
“un país justo para todos” y al contrario escogería el que le daría
personalmente más beneficios.
El mismo Downs reconoció en su libro que este modelo tiene dos
defectos. El primero es que el votante no tiene “información amplia y
completa” sobre los candidatos, los partidos políticos y sus ofertas.  El
segundo es que no tiene el ciudadano cómo saber lo que realmente
puede hacer el candidato presidencial, si ganara la elección. 
Lo irónico del primer defecto es que la gran mayoría termina votando por
razones emocionales; luego se siente defraudado cuando el ganador no
se desempeña satisfactoriamente. La realidad con el segundo
desperfecto es que como no se sabe con certeza el futuro, el votante
juzga el partido y su candidato por su desempeño en el pasado. Se
presume que el candidato de un partido llevaría a cabo sus labores si
ganara como lo hizo su agrupación en el pasado. 
Los intelectuales que argumentan más fuertemente en contra de Downs
dicen que la idea de votar el interés propio y no de la colectividad es ya el
“neo liberalismo” en su máxima expresión.
Es mi opinión que están equivocados, porque si se acepta que la gran
mayoría de cualquier población, incluyendo la costarricense, es la que
tiene menos, si estos votaran por lo que más les serviría, exigirían a los
candidatos mejores escuelas y colegios públicos, atención médica
superior a la actual, salarios más adecuados al costo de la vida, más
empleos y más acceso a servicios públicos en general. Muchas veces,
lamentablemente, los más necesitados terminan votando por el
“populista” o el que perciben como más atractivo emocionalmente. El
resultado final es una población mayoritariamente desilusionada con la
democracia, cuando los beneficios no aparecen.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

La Desobediencia Civil, una nueva forma de lucha

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 23 septiembre, 2020

En la tensión que vive el país desde hace varias semanas, por la presión, de diferentes grupos
organizados, y de ciudadanos disconformes, contra la actuación del Gobierno, especialmente,
centrada su protesta contra el Presidente Carlos Alvarado Quesada, no solo de crítica a su
gestión sino hasta de pedir, irracionalmente, su renuncia, lo que se evidencia es una forma de
lucha, la Desobediencia Civil, solo que a mi manera de ver sin contenido concreto de cómo
llevarla a cabo, y convocada de manera casi espontánea, incluso señalando que su éxito deriva
que no tiene dirigentes políticos conocidos que la convoquen, y que no esperan, tampoco, que
de ella salgan dirigentes oportunistas que se aprovechen de esas protestas, como he leído
recientemente en uno de sus activistas o defensores.

Esto último es un error de fondo. No se puede esperar que una lucha social no tenga dirigentes
que la conduzcan, que sean visibles, que produzcan confianza en la gente que protesta, que
inspire con su ejemplo. Desear o destacar que no deben tener dirigentes es casi llamar a la
lucha anarquista de la manera más amplia, y a la lucha espontaneísta social, sin rumbo, sin
norte, sin salida misma, sin saber hacia dónde ir.

La Desobediencia Civil es la forma de reaccionar contra normas o acciones del Gobierno, que
de manera pacífica se manifiesta. Es obvio que el solo acto de desobediencia a la autoridad de
gobierno es un acto de fuerza en sí mismo. Y su fuerza y eficacia dependerá del mayor número
que desobedezca, o de la capacidad jurídica que se tenga para respaldar esa desobediencia
ante los actos de gobierno que se imponen para su cumplimiento.

Se pide obedecer o acatar normas jurídicas, decretos ejecutivos o leyes de la República, que
surgen de la Autoridad facultada para emitir esos actos jurídicos.

Aunque se conocen formas de lucha de este tipo desde el siglo XVI, el origen de esta forma de
lucha se debe, en los tiempos actuales, al gran poeta, escritor y ensayista norteamericano
Henry David Thoreau, quien a mediados del siglo XIX, en 1849, escribió la obra “Desobediencia
Civil”, con el objetivo de negarse él, y llamar a negarse, a pagar impuestos del gobierno
norteamericano que se justificaban para financiar la intervención de rapiña que estaban
realizando en México, período en el que Estados Unidos se apropió de gran parte de los
territorios mexicanos, en esa época, incluso con colaboración de William Walker, que después
lo tuvimos en Centroamérica y en Costa Rica, intentando expandir los dominios esclavistas de
los estados sureños norteamericanos y de someter a la esclavitud a los pueblos
centroamericanos.

Thoreau protestaba contra la guerra que consideraba injusta, en el período en que el gobierno
también justificaba la esclavitud. Para él "el gobierno por sí mismo, que no es más que el
medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente susceptible de originar
abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir". Así la Desobediencia Civil es una
forma válida de lucha y de participación política.

Estas formas de lucha se han dado, históricamente, también como movimientos por el cambio
social y político, como en la lucha por la Independencia de la India, dirigido por Mahatma
Gandhi o por Desmond Tuto en Sudáfrica.

La Desobediencia Civil es propia de realizarse en sociedades democráticas y no democráticas, y


en aquellas sociedades arropadas de democracia que se consideran ilegítimas.

Gandhi llamó a boicotear al gobierno colonial con huelgas, movilizaciones, negándose a acatar
la autoridad colonial, realizando movilizaciones masivas contra las leyes discriminatorias, y
contra lo impuestos.

En Estados Unidos Martin Luther King, quien lideraba la lucha por los derechos civiles, en la
década de 1960, llamaba a no aceptar las leyes racistas existentes. En Estados Unidos, también
formaron parte de estas luchas las huelgas de hambre de la mujeres que luchaban por el
reconocimiento del sufragio femenino, a principios del Siglo XX.

Las luchas populares y callejeras que siguieron en Estados Unidos, ante el asesinato de George
Floyd, recientemente, adquirieron la forma de luchas de Desobediencia Civil, para lograr
imponer el sometimiento a la justicia de sus policías asesinos.

La Desobediencia Civil se puede entender como todo aquel acto o lucha de oposición pública a
una ley, un decreto, una norma o una acción política impulsada por un gobierno legítimamente
establecido cuando quienes protestan tienen conciencia de que los actos impugnados pueden
ser ilegales o de discutible legalidad, razonabilidad y necesidad, que son arbitrarios, odiosos y
que repugnan o rechazan los ciudadanos, porque los consideran injustos. Así la Desobediencia
Civil se realiza, se lleva a cabo y se mantiene para conseguir los propósitos de la protesta que la
origina.

La Desobediencia Civil tiene que hacerse públicamente, debe provocar la clasificación de


ilegalidad por parte del Poder establecido, sabiendo los que la realizan que pueden ser objeto
de detenciones y acusaciones, por esos actos.

La Desobediencia Civil se orienta a llamar la atención pública sobre el problema contra el que
se actúa, para sumar ciudadanos en esa lucha y tratar de eliminar o derogar las normas que se
impugnan, de manera pacífica, por presión popular de las movilizaciones que se logren,
considerando que los actos de gobierno conculcan derechos o libertades ciudadanas. La lucha
de Desobediencia Civil debe tener objetivos posibles de lograr, como todas las luchas sociales y
políticas. No se puede convocar a luchas con objetivos imposibles.

La Desobediencia Civil debe dirigirse contra las autoridades de gobierno, de modo que se les
identifique claramente, en la protesta a realizar. La Desobediencia Civil rechaza el acatamiento
a las normas jurídicas que se impugnan con esta acción. La Desobediencia Civil es una forma de
acción política clara, deliberada, intencional, moralmente sustentada en quienes la ejercen. Es
una forma de disidencia política orientada a quebrar la legalidad existente o concreta contra la
que se actúa, de eliminarla y de sustituirla, si es del caso, por otra más acorde con los intereses
generales de los ciudadanos, que logre imponerse de la misma forma, por le procedimiento
democrático de la formación de la voluntad, de la formación de las leyes.

Los actos que se realizan de protesta contra las políticas fiscales, de última hora, que quiere
imponer el Gobierno, y de los que derivan de la negociación con el préstamo del Fondo
Monetario Internacional, calzan dentro de esta forma de lucha de Desobediencia Civil, que es
reconocida internacionalmente, como parte de las libertades de los ciudadanos, en uso de sus
derechos de organización, manifestación, libertad de opinión y de expresión, y de acción
contra actos que se consideren ilegítimos u opuestos al buen gobierno, a la armonía que debe
existir entre gobernante y gobernados, entre el Primer Mandatario de la Nación y sus
mandantes políticos, cuando estos consideran que en su actuar ha roto el Pacto Social de su
mandato.

La Desobediencia Civil está implícita en la existencia misma del Estado Derecho y del Estado
Social y Democrático de Derecho, que responde a sociedades y sistemas democráticos
maduros como el costarricense.

Quienes se manifiestan en la Desobediencia Civil deben guardar relación, implícitamente, con


los principios de Justicia y de Bien Común. La Desobediencia Civil se hace acatando y usando
las reglas del orden constitucional, de tal modo que se considera que no es revolucionaria en
tanto respeta las reglas democráticas de los cambios políticos. Por su esencia la Desobediencia
Civil es pacífica, no es violenta en sus actos.

Con la Desobediencia Civil además se trata de influir en la opinión pública, por ello es un medio
de persuasión más que de coacción. Es una forma pedagógica del discurso político.

La Desobediencia Civil, como un derecho, es una forma de no cooperar con el Gobierno,


cuando se llama a no acatar o a rechazar una norma, de manera pacifica, porque se le
considera injusta.

Hoy, en muchos países del mundo se llevan a cabo estas formas de lucha dentro del concepto
de Desobediencia Civil, cuando en esos países se lucha, o ha luchado, por la libertad de presos
políticos, o de detenidos injustamente por razones políticas, cuando se actúa colectivamente
para proteger, como escudos humanos, instalaciones de medios de comunicación atacados por
los gobiernos, las que se hacen para defender a vida de lideres políticos, huelgas estudiantiles
que se realizan dentro de este concepto, las movilizaciones sociales y populares en 1989 en
Alemania para derribar el muro, las que se han hecho para oponerse a la obligatoriedad de
entrenamientos militares de la población o del servicio militar obligatorio, para oponerse a la
construcción de edificios y bases militares, los movimientos que se realizaron para bloquear las
concesiones de tierras israelíes a los árabes, después de los acuerdos de Oslo, también los
bloqueos de carreteras.

En Pakistán en el 2014 se llamó a la Desobediencia Civil para no pagar impuestos y otros


servicios públicos con la intención de hacer caer al gobierno. Los movimientos de
Desobediencia Civil pueden conducir al cierre completo de todas las oficinas gubernamentales
e instituciones públicas, del transporte público, de empresas, escuelas y universidades. En la
lucha contra la guerra en Vietnam la Desobediencia Civil se usó como una de las formas de
lucha más desarrolladas y eficaces del estudiantado, la juventud y el pueblo norteamericano,
junto a las luchas por los derechos civiles y del Movimiento Indio Americano. En la lucha que
gira alrededor del Cambio Climático se han dado muchas formas de Desobediencia Civil en
distintos países. El movimiento de los indignados que sacudió España y otros países fue parte
de estas luchas.

La acciones de Desobediencia Civil si son fuertes provocan necesariamente un diálogo político


con todos los actores interesados en solucionar la causa de la Desobediencia Civil.

La Desobediencia Civil es en su ejecución una forma consciente de actuación, pública, pacífica


y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar
los errores que se considera que esta autoridad haya cometido, a juicio de quienes protestan.
En un sistema democrático, el desobediente civil viola la norma como medio de apelación a la
mayoría para que ésta rectifique, aunque siempre recurriendo, en la expresión de la protesta,
a los mismos principios constitucionales a los que la mayoría recurre para legitimarse. En el
marco de sistemas no democráticos, la Desobediencia al derecho, con motivación política se
hace, más bien, al amparo del derecho de resistencia.

En nuestra sociedad democrática las prácticas movilizadoras de ciudadanos, que se han venido
haciendo, calzan en este marco de la Desobediencia Civil. De distinta manera participan, desde
los medios de comunicación hasta la marchas que se han organizado, en la calle, hacia la Casa
Presidencial, en Zapote, o la casa particular del Mandatario, en Santa Ana, sectores
empresariales hasta sindicales y comunales protestando contra las mismas medidas, pero
desarticulados entre sí. Los hay desde quienes piden la renuncia del Presidente hasta los que
piden echar atrás con las políticas de impuestos y no aprobar el préstamo del Fondo
Monetario Internacional. Hasta ahora estas movilizaciones no tienen apoyo de partidos
políticos parlamentarios o extraparlamentarios. Defiendo la Desobediencia Civil como una
forma democrática de lucha, pero no dejo de observar que el peligro que tienen estas
marchas, de continuarse sin dirigencia política reconocida, y organizada debidamente, es que
sirvan de caldo para entusiasmar populistas y populismos que puedan desembocar en el
desbarranco de la vida democrática que hasta ahora tenemos. Lo peor es cuando hay en ellas
también políticos activos del pasado, que aparecen convocando estos movimientos sin ton ni
son, aú cuando tengan derecho, como ciudadanos a manifestarse y movilizarse.

A los movimientos de este tipo que se han venido dando les falta orientación política clara en
sus objetivos de lucha. No basta solo movilizarse contra los impuestos y el FMI. La
Desobediencia Civil no es solo resistencia a la autoridad, no es solo una manifestación de
rebeldía. La Desobediencia Civil es, por ahora, una forma de sustituir las convocatorias de
sindicatos, aunque ya una de estas marchas fue convocada por una asociación sindical, pero
dentro la protesta típicamente sindical.

Los sucesos de la Huelga de Brazos Caídos en 1947 contra el gobierno de Teodoro Picado, bien
podrían analizarse dentro de esta perspectiva de la Desobediencia Civil, por los objetivos que
tenía esa lucha, el control del aparato electoral y el de seguridad que se quería controlar.

La Desobediencia Civil es la forma de la justificación del rechazo público, consciente, colectivo


y pacífico a acatar leyes o políticas gubernamentales consideradas injustas o inmorales.

Se limita esta lucha a una reivindicación precisa, razonable que se estima injusta. Puede ser
contra una Ley, un Decreto Ejecutivo, una política o acción de Gobierno, o hasta una Sentencia
Judicial. Es una protesta canalizada contra actos de la autoridad que se basan o justifican en la
potestad coercitiva del Estado o del Poder político. Los desobedientes políticos no forman por
sí un partido político. Generalmente pertenecen a distintos partidos políticos. Ante procesos
electorales su subsumen en ellos, o desaparecen las movilizaciones de Desobediencia Civil, que
se canalizan por las luchas partidarias específicas de los propios desobedientes. En estas luchas
los desobedientes no tratan de ganar votos, a lo sumo hacer perder votos al Partido Político
que está en el Poder o a los partidos políticos que aprueban cierta leyes contra las que se
lucha. En la Desobediencia Civil siempre está implícita la presión no violenta, la tolerancia y la
posibilidad de negociación.

En la protesta de la Desobediencia Civil no está implícita la lucha por el Poder, en el área


política electoral, como pareciera que en Costa Rica, algunos de los que convocan a este tipo
de movilizaciones se lo proponen, como cuando piden la renuncia del Presidente. Solo en los
Estados no democráticos la Desobediencia Civil pasa a jugar un papel político más activo,
donde la conciencia de la protesta se asocia a la liquidación de lo no democrático y a aganar
votos si es del caso.

En la teoría política la Desobediencia Civil se tiene como un último recurso de lucha, cuando
están agotados los medios políticos y los jurídicos, o sabiendo que por medio de ellos no se va
a tener ningún resultado ni ganancia. Se trata, en esta forma de lucha, de obtener resultados,
para realizar los cambios por los que se lucha. En este tipo de luchas, como en todas las luchas
sociales, hay que procurar no caer en actos que, por su naturaleza, los califiquen de delitos
comunes, para evitar persecuciones penales y castigos judiciales.

En estas protestas, convocadas a movilizarse en autos, ¿quiénes se movilizan?, ¿la clase


obrera?, ¿la clase trabajadora?, ¿los trabajadores del campo?, o ¿las clases medias, en
general? ¿Es esta forma de protesta una forma de lucha de las clases medias que está siendo
fuertemente golpeadas con las políticas económicas, salariales y tributarias por parte del
Gobierno?

En la lucha actual, general de muchos sectores, entre ellos empresariales, se podría estar a las
puertas de la organización de una posible Huelga de Brazos caídos, como la de 1947, contra las
políticas tributarias, encabezada por los sectores empresariales, pero necesariamente,
apoyándose en las clases medias y asalariadas.

Pareciera que entramos, en esta época de la pandemia, a una nueva etapa de las luchas
sociales en Costa Rica, la de las marchas de esta naturaleza, de Desobediencia Civil y de
movilización ciudadana en autos, en lugar de a pie, por las calles, especialmente de los nuevos
movimientos sociales.

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