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Volumen 4
Primera edición
San Salvador, El Salvador, julio de 2016
Dirección Nacional de Investigaciones en Cultura y Arte de la Secretaría
de Cultura de la Presidencia
Universidad Evangélica de El Salvador (UEES)
Fotografía de portada:
La Guardia Nacional de El Salvador en Honduras. Tomado del libro:
Guerra El Salvador- Honduras Ilustrada (2009).
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H e r n á n d e z ; d is e ñ o y d ia g r a m a c i ó n G a b r i e l a M o r á n ; c o o r d in a c ió n
e d ito r i a l H a r o l d S á n c h e z . — I a e d . — S a n S a lv a d o r , E l S a lv . :
D ir e c c ió n N a c io n a l d e I n v e s t i g a c io n e s e n C u lt u r a y A r t e s ( D N I ) ,
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1 . C o n f l ic t o e n tre H o n d u r a s y E l S a lv a d o r , 1 9 6 9 - H i s t o r i a . 2 .
B I N A /jm h L u c h a s s o c ia le s . I . T í t u l o .
Prólogo 7
Introducción 9
Capítulo I 27
El contexto de las movilizaciones patrióticas en
Honduras y El Salvador
Capítulo II 163
La recepción de expulsados y la integración del
movimiento de unidad nacional en El Salvador
Capítulo IV 321
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura
de la unidad nacional en El Salvador
Capítulo V 425
La unidad nacional hondurena en la inmediata
posguerra
Capítulo VI 511
Conclusiones finales
Anexo 525
Bibliografía 531
7
Prólogo
Dirección de Publicaciones
Universidad Evangélica de El Salvador
9
Introducción
El gobierno salvadoreño asumió sin embargo tal costo ante el peligro de una
eventual crisis interna causada por el retorno masivo de los 300 mil salvadore
ños residentes en Honduras.3Jiménez examinó brevemente la problemática de
los inmigrantes salvadoreños en Honduras reconociendo la existencia de una
conspiración local en contra de su presencia en ese país. Desde la perspecti
va radical de Jiménez, el gran villano del drama de 1969 fue «el imperialismo
norteamericano», que supuestamente, a través de la United Fruit Company
arrastró a la guerra a hondureños y salvadoreños.4
La obra de William H. Durham, Escasez y sobrevivencia en Cen-
troamérica: orígenes ecológicos de la guerra del fútbol, constituye una
excepción de la tendencia «soclo-economicista» predominante en la pe
queña producción académica sobre el conflicto de 1969.5 Durham analizó
la relación del hombre con la tierra en El Salvador y en Honduras para
explicar las raíces de la guerra, y concluyó que la escasez de alimentos y
la escasez de tierras en El Salvador:
tiembre de 1968, o peor, al desviar la atención del público de la huelga de los maestros y los
estudiantes. En una acción reveladora, aprovechó este brote de sentimiento antl-salvado-
reño para capturar y encarcelar a los líderes de la huelga de maestros que por entonces se
llevaba a cabo». Rowles afirmó que «la Incapacidad del gobierno hondureño para detener
los abusos fue en sí misma una manera de hacer evidente para el gobierno salvadoreño que
Honduras no sería intimidada a renunciar a su nueva política sobre inmigración, o a suavizar
su posición con respecto al MCC». Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 64.
21 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 124, 284.
22 Vahos «mapas expansionistas», producto del Ingenio popular anónimo en una atmósfera
de entusiasmo patriótico, circularon, sobre todo en círculos estudiantiles salvadoreños du
rante el conflicto. Ninguna autoridad gubernamental proclamó la autoría de tales mapas.
23 Miguel S. Wionczek, «The Rlse and Fall of Latin American Integraron», Journal of Com-
mon Market Studies, 9, No. 1, (1970): 49-58, 64-66. Citado por Rowles, 261.
24 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 62.
25 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 226.
18
veracidad de los relatos de los oficiales eran infundados, pues «con todos los
que tuve la oportunidad de hablar y que son bastantes, nunca se atrevieron a
narrarme nada a no ser con el diario de guerra en la mano; y esto, como ellos
decían, para ser exactos y verídicos».29 La obra de González Sibrián pudo
haber sido una fuente histórica militar de gran valor si no hubiera carecido de
aparato crítico. Lamentablemente la decisión del autor de omitir totalmente
las referencias de sus fuentes le restó valor historiográflco.
Hasta el momento solamente han sido publicadas tres memorias de
la guerra escritas por oficiales militares salvadoreños. Desafortunadamente,
la parte testimonial de La Guerra que yo viví. Conflicto El Salvador-Honduras
1969, del subteniente Víctor Manuel Méndez y Reyes es mínima.30 El libro
del coronel Luis Lovo Castelar, La Guardia Nacional en Campaña: Relatos
y Crónicas de Honduras, es importante por la información que ofrece al
lector sobre las operaciones de la Guardia Nacional dentro del territorio
hondureno, aunque su estilo es un tanto desigual debido a la inclusión
de relatos breves de corte más literario que histórico.31 La obra del mayor
Rafael Antonio Paniagua Araujo, El Batallón Maldito es un testimonio
demasiado breve y despojado, por un prurito excesivo del autor en relación
al mantenimiento del secreto militar, de información relevante desde el punto
de vista de la historia militar. La narración es a menudo interrumpida por
reflexiones del autor demasiado extensas, restando coherencia al texto.32
Otros veteranos salvadoreños han publicado relatos autobiográficos en los
que relatan brevemente algunas de sus experiencias en la guerra contra
Honduras; tal es el caso de mayor Pedro Guardado, veterano del XI batallón
de infantería, y del capitán Francisco Emilio Mena Sandoval, quien participó
en la guerra como oficial del batallón de «Los Malditos».33
En El Salvador no existe, hasta donde se conoce, una historia ofi
cial de la guerra de 1969, y la producción castrense de estudios específicos
sobre el tema no ha sido abundante. El Estado Mayor Conjunto de la Fuerza
Armada (EMCFA) ordenó, a principios del presente siglo, la elaboración de
una monografía sobre el conflicto. Esta monografía, calificada de «comple
ta, doctrinaria y responsable» por el autor del prólogo el General de División
Alvaro Antonio Calderón Hurtado, entonces jefe del EMCFA, fue elaborada
por tres oficiales seleccionados del ejército, el coronel retirado Eliseo López
Abarca, veterano de la guerra del 69, el teniente coronel Jorge Alberto Mo
lina Contreras (hijo de un expresidente militar de El Salvador y Ministro de
Defensa durante el gobierno de Antonio Saca) y el mayor Rommel Alberto
Aguilar Nóchez.34
41 «Teóricamente patrimonio común de la nación, el territorio nacional forma parte del imagi
nario individual y colectivo como un espacio de referencia identitaria, lo cual permite reba
sar los provincianismos y otros localismos. No obstante, sí puede alimentar el patriotismo
y el nacionalismo para lo mejor y lo peor». Demyk, «Los territorios del Estado-Nación en
América Central», 13.
42 Rodrigo, «Retaguardia: un espacio de transformación», 13-36.
43 «... es necesario considerar que para hablar de una cultura de guerra (...) como categoría
operativa, esta debe englobar no solamente las prácticas de identificación grupal frente
al enemigo en tiempo de guerra, sino también cualquier tipo de práctica cultural que, en
tiempo de guerra o de paz, identifique, aliene o, en definitiva, construya la imagen perso
nal y grupal propia frente al otro. El concepto debe su significación, relevancia histórica
y calado semántico a su aplicabilidad para tiempos de paz: relacionada con el tiempo de
23
46 Luhman sostiene al respecto que «las noticias de los medios de información provocan, en
la mayoría de los casos, una reacción en el sistema político. Esta reacción, por lo general,
vuelve a aparecer como comentarlo en los medios de comunicación. Pero más allá de
esto, las mismas comunicaciones, al mismo tiempo, adquieren tanto relevancia política
como relevancia en los medios de comunicación». Luhman, La realidad de los medios de
masas, 99-100.
25
47 «Como ya advirtió Bloch en un texto de 1914, los testimonios constituyen una fuente
histórica especialmente tramposa: “los testigos no son siempre sinceros, ni la memoria
siempre fiel”. Los historiadores actuales coinciden en que este tipo de fuentes plantea
problemas metodológicos considerables, ante todo porque la historia que cuentan los
testigos es, en buena medida, su propia historia. El hecho de que los testigos sean a la
vez actores y narradores convierte su relato en un ejercicio autobiográfico que arroja más
luz sobre ellos que sobre los sucesos narrados. Para los historiadores post sociales, los
testimonios no reflejan ninguna realidad objetiva, sino que construyen identidades a tra
vés del discurso. El historiador que se aproxima a un testimonio debe, en cualquier caso,
extremar las precauciones, considerando las condiciones en que ha sido producido, los
artificios literarios y persuasivos que emplea para transmitir su mensaje, su finalidad e in
cluso su misma condición testimonial». García, «Relatos para una guerra», 148, 143-176.
26
r
y carne de vacuno para la exportación al mercado norteamericano), apoyada
activamente por el Estado, experimentó un impetuoso desarrollo en la dé
cada de 1960 y causó una escasez creciente de tierras rurales.12 El impacto
de la expansión ganadera sobre la economía campesina fue particularmente
grave, ya que a diferencia del café, el banano y el algodón, cuya expansión
territorial había sido constreñida por condiciones de tipo biológico, tales como
altitud y clima, la producción ganadera era posible en cualquier lugar en el
que los pastos crecieran. La expansión de la producción ganadera para la
exportación reclamaba grandes extensiones de tierra sin ofrecer empleo a
los campesinos desplazados de sus lotes de subsistencia.13 La concurrencia
por la tierra, sobre todo por las tierras baldías o nacionales en las cuales
muchos campesinos de origen salvadoreño estaban asentados, produjo vio
lentos conflictos entre campesinos y terratenientes-empresarios ganaderos
en Honduras. A finales de la década de 1950 e inicios de la de 1960, la Uni
ted Fruit Company y la Standard Fruit Company redujeron drásticamente el
número de sus trabajadores. Después de la gran huelga bananera de 1954,
ambas compañías habían buscado la forma de disminuir el número de sus
empleados para reducir sus costos de producción. La distribución no equita
tiva de las mejores tierras y el retorno a la agricultura de subsistencia de un
gran número de trabajadores desplazados por la mecanización de la industria
del banano en la segunda mitad de la década de 1950, se combinaban con el
progresivo agotamiento de los suelos ocupados por los pequeños y medianos
campesinos productores de alimentos. En tales circunstancias, aparecieron
iniciativas orientadas a regular la migración salvadoreña que condujeron a la
suscripción por ambos gobiernos de un tratado de migración en El Amatillo
en junio de 1962. Un nuevo tratado migratorio fue firmado el 21 de diciembre
de 1965 en la ciudad de San Miguel, El Salvador, el cual entró en vigencia
el 25 de enero de 1967. Inexplicablemente, no hubo ningún esfuerzo siste
mático de las partes por hacer cumplir las disposiciones relativas al tema de
la documentación de los inmigrantes, a pesar de que el tratado consideraba
específicamente el asunto.
El tratado firmado en San Miguel contenía una disposición estable
ciendo que podía ser renovado solamente una vez por un período de dos
años después de su expiración. El gobierno hondureño, en un repentino
cambio radical de su política migratoria hacia los salvadoreños, rehusó re
novar dicho tratado migratorio por otro período de dos años cuando este
expiró en enero de 1969. El problema migratorio no resuelto entre El Salva
dor y Honduras se convirtió en una de las causas principales del conflicto
armado de julio de ese mismo año.
Los límites fronterizos mal definidos entre ambos países fue una
condición que favoreció la producción de incidentes, algunos de ellos vio
lentos y con pérdida de vidas humanas, que involucraron a civiles y milita
res de ambas naciones. En algunos sectores de la frontera común existían
zonas sin ley desde las cuales grupos de civiles armados de ambos países
hacían incursiones depredadoras a ambos lados del límite fronterizo.
Guardias nacionales. De izquierda a derecha: Salvador Gómez Rivas y Pablo Paz, am
bos capturados en la emboscada del cantón Lajitas de Polorós y hechos prisioneros
en el cuartel de Casamata, Tegucigalpa. Tomado de El Mundo, 14 de agosto de 1967.
15 «Señala quién originó los incidentes fronterizos». La Prensa Gráfica, 3 de junio de 1967, 5,21.
36 | Carlos Pérez Pineda
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Los subtenientes Inocente Orlando Montano, izquierda, y Eric Mauricio Sosa Portillo,
ambos capturados por soldados hondureños en la ciudad de Nueva Ocotepeque. To
mado de La Prensa Gráfica, 8 de junio de 1967.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 39
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la PRENSA
G R A F I C A
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UERZAS ARMADAS
A LA FRONTERA INFORMACION EN ULTIMA PAGINA
dos, mientras que en Nicaragua y Honduras los resultados eran menos be
neficiosos.27 Después de pocos años, la balanza comercial hondureña pre
sentaba signos negativos. El saldo deficitario del comercio hondureño con
todos sus socios del MCCA, pero especialmente con El Salvador, produjo
sentimientos de insatisfacción en las élites hondurenas que se extendieron
gradualmente al resto de la sociedad a medida que el déficit de la balanza
de pagos se incrementaba.28 En realidad, las inequidades en la distribución
de los beneficios del modelo de integración económica regional, en el caso
hondureño, se explicaban por la débil base productiva del país que impidió
a los capitalistas nacionales competir en condiciones de igualdad con sus
contrapartes centroamericanas.29
Probablemente fueron los pequeños y medianos propietarios de
talleres artesanales que producían con unos pocos operarios, -n o más
de cinco-, asalariados o fuerza de trabajo familiar los más vulnerables a
la competencia de las empresas industriales regionales.30 Además de la
competencia regional, la pequeña y mediana empresa hondureña también
sufrió el impacto de la competencia de las nuevas industrias hondureñas
productoras de bienes de consumo, como por ejemplo las fábricas de cal
zado instaladas en San Pedro Sula y Tegucigalpa, que no fueron capaces
de afirmarse con sus productos en el MCCA compitiendo con fabricantes
centroamericanos más fuertes como la ADOC de El Salvador y la INCATE-
CU de Guatemala, pero sí de contribuir a causar la ruina de los medianos
vio amenazada desde el principio por diferencias entre los países». Bulmer Thomas, La
Economía Política, 233, 245.
27 «Los países con mayor industrialización antes de la integración, como Guatemala, El Sal
vador y Costa Rica, se beneficiaron más que los de mayor atraso relativo, como Honduras
y Nicaragua». Molina Chocano, Integración Centroamericana y Dominación Internacio
nal, 63.
28 «Después de seis años de Integración las diferencias en el nivel de desarrollo se han
agrandado. Si en 1960 el valor de la producción industrial de Honduras correspondía al
78.5 % de la salvadoreña, en 1967 ha descendido hasta representar el 47.8 %. El poderío
industrial de El Salvador, en términos absolutos, es muy superior al de Honduras, sobre
pasándolo en un valor de L. 160.900.000, en 1966, cuando en 1960 esta diferencia solo
era de L. 22.900.000». Slutsky, Carias y otros., La Guerra inútil, 54.
29 «Los industriales hondureños, que estaban conscientes de que no poseían la capacidad
de competir con sus homólogos de la región, vieron el proceso integracionista y la forma
ción del Mercado Común Centroamericano como un peligro para sus intereses futuros,
pues a la larga se verían arrollados por los productos de mejor calidad y más baratos
fabricados en los otros países que invadirían el mercado nacional». Natalini de Castro,
Mendoza Saborío y Pagan Solórzano, Significado Histórico, 103.
30 «El paso de una producción artesanal a la manufactura no significó en Honduras, como ha
ocurrido en otros países, la ruina de los productores medianos y pequeños, pues las gran
des empresas que se crearon -Cementos de Honduras, Industrias Químicas Dinant, entre
otras-, no los afectó. Fue la competencia de los bienes producidos en otros países de la
región o fuera de ella -zapatos, prendas de vestir, entre otras-, la que dañó sus intereses».
Natalini de Castro, Mendoza Saborío y Pagan Solórzano, Significado Hist&ico, 105.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 43
35 El Protocolo de San José suscrito el 1o de junio de 1968, impuso una sobrecarga del 30
% sobre el arancel común externo sobre bienes Importados no esenciales y concedió a
los gobiernos la facultad de gravar con Impuestos de consumo del 10 % a los bienes no
esenciales y con impuestos de consumo del 20 % a los artículos de lujo producidos dentro
de Centroamérica. Este Protocolo reveló los problemas políticos emergentes del Mercado
Común Centroamericano y provocó, en septiembre de 1968, una huelga en la Costa Norte
hondureña que desafió seriamente al gobierno de Honduras, el cual ratificó, a pesar de las
protestas, dicho Protocolo. Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 40.
36 Las relaciones entre la FENAGH y el INA habían sido tensas antes de la ruptura de re
laciones entre Honduras y El Salvador. El 14 de junio, la X Convención Nacional de la
FENAGH había decidido emplazar judicialmente al director del Instituto Nacional Agrario
(INA), licenciado Rigoberto Sandoval Corea, en relación a disputas de tierras entre cam
pesinos, una parte de ellos de origen salvadoreño, y terratenientes. La FENAGH acusaba
al INA de alentar a los campesinos a irrespetar el derecho a la propiedad privada de sus
miembros. «Director del INA será acusado», La Prensa, 18 de junio de 1969, (en primera
plana); «INA sigue apoyando asalto a propiedad», La Prensa, 19 de junio de 1969, 5. La
Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (FENAGH) fue fundada
en el año 1966 con el propósito de oponerse a las demandas de reforma agraria por
parte de los campesinos y promover de manera organizada el proceso de extensión de
las grandes propiedades por medios legales e ¡legales. Thomas P. Anderson señala a la
FENAGH como la gran culpable de la crisis que condujo a la guerra entre Honduras y El
Salvador en 1969. Anderson, La Guerra de los desposeídos, 73.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 45
expulslons, all of Honduras seemed unified, and ¡t appeared for a while that FENAGH had
“succeeded ¡n translating an ¡nternal problem of resource competition ¡nto an external
one”». Williams, Export Agriculture and the Crisis, 127.
40 «Vacío de Poder en Gobierno del General López Arellano», El Día, 17 de junio de 1969;
«Gobierno repudia actos vandálicos», El Mundo, 16 de junio de 1969, 9.
41 «Turbas intranquilizan ciudadanía», El Día,M de junio de 1969.
42 «Vacío de Poder en Gobierno del General López Arellano», El Día, 17 de junio de 1969.
43 El diario El Día publicó una fotografía de supuestos «hampones y maleantes salvadore
ños» que habían participado en los saqueos a los establecimientos comerciales arriba de
otra fotografía de hondureños «que acompañaban en sus actos delictivos a los salvadore
ños». «Salvadoreños presos por saquear establecimientos», El Día,18 de junio de 1969.
También La Prensa de San Pedro Sula publicó fotografías de supuestos delincuentes sal
vadoreños que habrían participado en los desmanes contra comercios propiedad de sus
compatriotas en esa ciudad, destacando que «muchos guanacos» habían sido víctimas
de «la insólita maldad de sus coterráneos». «Salvadoreños escenificaron desórdenes en
esta ciudad», La Prensa, 25 de junio de 1969, 18.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 47
«el presidente Sánchez Hernández me comentó muchos años después que recriminó a
Medrano por haber sido uno de los promotores del escándalo. Esa llamada de atención
debe de haber provocado que Medrano se Inventara la excusa de que intervino para
poner orden a la ‘chusma dirigida por políticos deshonestos que nada les Importa la vida
humana’ lo que trató de comprobar diciendo: “porque vi a Rey Prendes platicando con
Fablo Castillo Flgueroa’. Estas declaraciones qué las leí en el Diario Latino, las respondí
al día siguiente diciendo que la noche del escándalo, yo había tenido una importante cena
en mi casa y mencioné a todos los Invitados como testigos de mis afirmaciones y que
por otra parte el mismo Medrano se condenaba a sí mismo cuando en sus declaraciones
había mencionado que los manifestantes gritaban ‘Viva El Salvador’, ‘Viva la Selección
Nacional’ y ‘Viva Medrano’. Por la boca muere el pez, está claro que Medrano dirigió a
las masas y que cuando éstas se desbordaron, arremetió contra ellas a 'culatazos y bas
tonazos’ y que fue por esta actitud de los guardias que la gente indignada lanzó piedras
contra la Oficina de Correos». Rey Prendes, De la Dictadura Militar a la Democracia, 193.
54 «Lamenta resquebrajamiento de relaciones la Asociación Nacional de Industriales», El
Día, 2 de julio de 1969, (en primera plana).
55 Erlinda Landa Blanco, «Como nos trataron en El Salvador»; J. Oswaldo Ramos Soto,
“ Salvaje actitud guanaca contra los hondureños», El Día, 17 de junio de 1969, 7.
50 | Carlos Pérez Pineda
cretario Ramón Pérez Zúniga, al presidente del Comité Cívico Pro Defensa
Nacional, doctor Miguel Andonie Fernández, que contenía un relato de lo
ocurrido en San Salvador. El pronunciamiento de la Federación Nacional
Deportiva de Honduras hizo alusión a las ofensas contra los símbolos pa
trios en el estadio salvadoreño, pero no hizo ninguna alusión a violaciones
de mujeres hondureñas por la turba salvadoreña.56 El diario La Prensa de
San Pedro Sula destacó los pormenores del asedio al Gran Hotel San Sal
vador, en donde se alojó la delegación deportiva hondureña, por turbas de
fanáticos salvadoreños, dedicándole más tinta y espacio que a lo aconteci
do en el estadio Flor Blanca. El comentario de los resultados del juego por
el periodista Norman Serrano hizo referencia a la «‘serenata’ de bombas,
bulla, agresiones y otras cosas» con el fin de crear nerviosismo entre los
jugadores hondureños, lo que «dio sus frutos» posteriormente en el marca
dor final del partido de fútbol del día 15, pero no menciona absolutamente
nada acerca de mujeres hondureñas agredidas y violadas en las graderías
del estadio de la capital salvadoreña. El pie de la fotografía de la barra
hondureña en el estadio salvadoreño subrayó únicamente que la alegría de
los aficionados hondureños se desvaneció a medida que cayeron los tres
goles salvadoreños y que muchos de ellos abandonaron el estadio antes
de terminar el partido.57 También la nota aparecida en primera plana de la
edición del 17 de junio, llamando al pueblo hondureño a la cordura, no hace
ninguna referencia a violaciones de mujeres por turbas salvadoreñas, sino
que comenta únicamente que «hemos visto a los hondureños regresar le
sionados, ofendidos, con sus carros dañados y amargados con la mayor de
las desilusiones de un pueblo que creíamos HERMANO».58
Un editorial del periódico La Prensa de San Pedro Sula comentó los
diferentes actos agresivos y los desórdenes provocados por salvadoreños
«ajenos al deporte» pero tampoco hizo alusión alguna a abusos sexuales
en contra de mujeres hondureñas.59 De igual manera, un comentario sobre
fútbol y economía salvadoreña publicado en la segunda mitad del mes de
junio en un diario hondureño recordó que miles de salvadoreños que se en
contraban en el estadio durante el partido entre ambas selecciones, «arroja
ron piedras, botellas conteniendo orines y bolsas conteniendo excrementos
sobre centenares de hondureños, (...)», sin dedicar una sola palabra a vio
laciones de mujeres hondureñas en las graderías del estadio.60
La carta de protesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores del
gobierno hondureño del 19 de junio de 1969, describió algunos de los «he
78 «Pronunciamiento del Consejo de Profesores del Instituto Nacional Gral. Francisco Me-
néndez», Diario Latino, 5 de julio de 1969, 15.
79 «La Asociación de Abogados de Oriente», Diario Latino, 26 de junio de 1969, 2.
80 Anderson, The War ofthe Dispossessed, 102.
81 El Amatillo registró 462 personas el viernes 20 de junio, 1,200 personas el sábado 21 de
junio y 750 personas el domingo 22 de junio. El sábado 21 de junio ingresaron por Perquín
80 personas y el domingo 22 de junio entraron 45. Las autoridades de migración de El
Poy reportaron el ingreso de 43 expulsados el día sábado 21,30 personas el domingo 22
y 12 personas el día lunes 23 de junio, sumando un total de 2,622 expulsados, los cuales
sumados a los 881 expulsados de la semana anterior hacían un total de 3,503 personas.
Muchos de los expulsados estaban debidamente documentados con permisos de resi
dencia gestionados por las autoridades consulares salvadoreñas en territorio hondureño.
«Caso Honduras a Consejo de Ministros», El Mundo, 23 de junio de 1969.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 57
105 «Los elementos conservadores de la élite gobernante y la facción de línea dura de los mili
tares aparentemente temían que tal influjo de refugiados sin hogar e indigentes provocara
una insurrección “comunista” como la de 1932, o llevara a la clase de manifestaciones ma
sivas y disturbios civiles que habían precedido el derrocamiento de Lemus en 1960 por una
junta de gobierno izquierdista (que a sus ojos había sido “comunista”). En suma, lo que los
elementos tradicionales y conservadores de la élite gobernante temían era la posibilidad de
una revolución “comunista”». Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 65.
106 «Honduras dice en ningún momento ha movilizado efectivos militares en sus fronteras»,
La Nación, 6 de julio de 1969, 2.
107 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 14.
108 «Nota de Inteligencia No. 548», National Archives, 18 de julio de 1969.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 65
109 También la emisora oficial del gobierno hondureño divulgó información sobre la posibi
lidad, en cualquier momento, de un golpe de Estado en El Salvador, señalando a los
presuntos conspiradores con nombre y apellido: el general José Alberto Medrano, director
de la Guardia Nacional y el coronel Mario Guerrero. En una entrevista con Thomas P. An-
derson, el presidente salvadoreño Fidel Sánchez Hernández «señaló la enorme presión
bajo la que se encontraba por parte de la opinión pública y de su propio ejército, declaran
do que de no haber Invadido (Honduras) el 14, habría habido un golpe de Estado en las
siguientes 24 horas. Anderson, La Guerra de los Desposeídos, 119. En sus memorias, el
entonces ministro de Defensa describió el ambiente dentro del cuerpo de oficiales de la
FAES un día antes del ataque contra Honduras de la siguiente forma: «El 13 de julio de
1969, reuní a toda la oficialidad de la Fuerza Armada en el cuartel San Carlos; los cuarte
les quedaron en manos de un solo oficial. Eran más o menos quinientos jefes y oficiales.
Les expuse la situación que se vivía, cuando terminé la explicación di la palabra a los
oficiales, y todos querían hablar. Un teniente dijo: “MI general, usted nos ha hablado como
político, hoy hablemos como militares”. Después de oír a buen número de los asistentes
les dije: “Vayan a sus puestos y esperen órdenes”, lo que equivalía a que les hubiera
dicho “vamos a la guerra”. Explotó la algarabía, tirando al aire sus gorras y dando otras
manifestaciones de alegría. De ahí salí a Casa Presidencial y al informar de lo sucedido al
señor presidente le dije: “SI no tomamos una resolución, mañana no amanecemos como
gobierno”. Eran las doce del día y salimos inmediatamente hacia el Estado Mayor Gene
ral». Torres, Los Militares en el Poder, 148-149.
110 Castro Morán, Función política del ejército salvadoreño, 231-232.
66 Carlos Pérez Pineda
111 Jorge Bueso Arias, «Lo que vi y viví en la guerra con El Salvador en 1969», El Tiempo
Digital, 15 de julio 2008.
112 Anderson, La Guerra de los Desposeídos, 117; «Tirante situación en la frontera entre
Honduras y El Salvador», La Nación, 5 de julio de 1969, 4.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 67
113 «Hace excitativa ANA a favor de expulsados», La Prensa Gráfica, 10 de julio de 1969,19.
114 «Patrullas de El Salvador y Honduras se enfrentaron la mañana del domingo en El Poy,
los informes de prensa indican que la lucha se reanudó en esta zona a mediados de la
tarde. El 11 de julio una pequeña fuerza salvadoreña supuestamente penetró en territorio
hondureño y fue rechazada, hubo cuatro muertos. Este ha sido el primer enfrentamiento
real entre tropas de los dos países y las primeras muertes reportadas desde que El Salva
dor rompió relaciones diplomáticas el 26 de junio». «Informes de la CIA sobre una guerra
con Honduras (en 1969)», Central Intelligence Bulletin.
115 «Organizan Comando Médico Nacional», El Diario de Hoy, 10 de julio de 1969.
116 «Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)», Central Intelligence Bu
lletin.
117 Solamente por la aduana de El Amatillo ingresaron, los días 7 y 8 de julio, 447 salvado
reños, muchos de los cuales habían sido golpeados. «Golpeados llegan salvadoreños
hoy», Bi Mundo, 8 de julio de 1969, 3. El diario El Mundo destacó que la mayoría de
los expulsados tenían «en regla sus documentos de identidad y migratorios» y que sus
relatos coincidían en señalar a autoridades y civiles del vecino país como los autores de
humillaciones, vejámenes e Incluso agresiones físicas en su contra.
U 8 «Compás de espera entre El Salvador y Honduras», La Nación, 7 de julio de 1969.
119 La mediación de los tres cancilleres centroamericanos había sido aprobada, el 4 de julio
de 1969, por el Consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA).
68 | Carlos Pérez Pineda
120 El asistente presidencial para asuntos de seguridad nacional, Henry Klsslnger, recomendó
al presidente Nlxon enviar un mensaje personal a ambos presidentes manifestando su apo
yo a la mediación de los ministros centroamericanos de Relaciones Exteriores. Klsslnger ob
servó que el gobierno salvadoreño mostraba Intransigencia debido a la presión de algunos
oficiales jóvenes «halcones» y consideró que un mensaje presidencial del presidente Nlxon
en el momento oportuno «fortalecería la mano» del presidente salvadoreño frente a los
militares de línea dura de la FAES. «Memorándum for the Presldent from Henry Klsslnger»,
National Archives.
121 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 112-114.
122 «Total Evacuación de la Zona Fronteriza», El Diario de Hoy, 11 de julio de 1969.
123 Como ha sido expuesto anteriormente, en el más grave de dichos Incidentes, una patru
lla de reconocimiento, integrada por diez soldados, que cumplían una misión de rutina
cerca de Arcatao, departamento de Chalatenango, fue emboscada el día 10 de julio por
soldados hondureños. Cuatro soldados salvadoreños perecieron abatidos por las balas
enemigas. González Sibrián, Las Cien Horas, 231.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 69
cién sería tan estúpida para comenzar una guerra ante semejante certeza en las nuevas
circunstancias que desaconsejaban el recurso a las opciones militares. La Gran Ilusión
se convirtió en un culto, grupos de estudio fueron formados en Glasgow, Manchester y
otras ciudades industriales que se encargaron de propagar el nuevo dogma. La doctrina
de Norman Angelí circuló entre las élites políticas de los Estados europeos y probó ser
exactamente lo que su título sugería, una gran ilusión desvanecida sangrientamente por
los primeros disparos de la Gran Guerra de 1914-1918. Tuchman, The Guns of August,
24-25.
129 «Memorándum from the President's Assistant for National Security Affairs (Kissinger) to
President Nixon», National Archives.
130 «Nota de inteligencia N°. 526», National Archives.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 71
a Nixon que el embajador salvadoreño había dicho que hacer algo era un
asunto de honor nacional; de lo contrario, el gobierno salvadoreño temía
ser víctima de un golpe de Estado. Henry Kissinger comentó al respecto,
que los salvadoreños tenían «a very unruly army» (un ejército difícil de con
trolar). El Presidente Nixon expresó que el asunto probablemente era de
masiado insignificante para que los Estados Unidos se vieran involucrados
(«,..¡t is probably too little for us to get involved in » ) . 134
El embajador salvadoreño en Washington, Julio Rivera, aseguró a
los funcionarios del gobierno americano que la contienda no iba a ser una
gran guerra, sino «un disparo aquí y otro allá » . 135 No cabe duda que el
comentarlo poco inteligente de Rivera, indigno de un ex Jefe de Estado,
inspiró poco respeto por la causa salvadoreña en Washington.
El presidente Nixon pidió a su asesor de seguridad Henry Kissinger
llamar al gobernador Nelson A. Rockefeller para conocer su punto de vista
sobre la situación creada por el ataque salvadoreño a Honduras. Kissinger
comunicó el 14 de julio a Rockefeller que la semana anterior el gobierno de
Nixon había ayudado a formar la comisión mediadora integrada por Cos
ta Rica, Guatemala y Nicaragua, que se habían enviado telegramas a los
presidentes de ambas repúblicas antagónicas incitándolos a resolver sus
disputas pacíficamente, y que se había brindado transporte aéreo a la co
misión investigadora de la OEA para facilitar su labor. Kissinger preguntó
a Rockefeller si el gobierno debería hacer algo más. Rockefeller dijo que
podía llamar al presidente de El Salvador al día siguiente para preguntarle
«qué diablos estaba haciendo» («what the hell is he doing»), Kissinger co
mentó que afortunadamente los contendientes no tenían aviones a reacción
y que por lo menos el gobierno de los Estados Unidos no sería acusado de
brindarles equipo militar moderno. Kissinger y Rockefeller coincidieron en
que para los Estados Unidos era mejor dejar actuar a la OEA y mantenerse
fuera del asunto .136
134 TELECON, The Pres¡dent/Mr. Kissinger, 7/14,11:15 p.m. (El Salvador and Honduras Bor-
der Conflict), Non-Classified, «Memorándum of Telephone Conversation», July 14, 1969,
23:15 Local time, 1. Kissinger Telephone Conversations, KA01057. Digital National Secu-
rity Archive. Henry Alfred Kissinger sirvió como National Security Advisor (Asesor de Se
guridad Nacional) y Secretario de Estado durante el gobierno de Richard Nixon, y continuó
como Secretario de Estado bajo el sucesor de Nixon, Gerald Ford.
135 TELECON, Charles Meyer-Mr. Kissinger, 1:00 p.m., 7/14. (El Salvador and Honduras Bor-
der Conflict), Non-Classified, «Memorándum of Telephone Conversation», July 14, 1969,
1:00 p.m. Local time, 1. Kissinger Telephone Conversations. Digital National Security
Archive. Charles Appleton Meyer fue Secretario de Estado Asistente para Asuntos In
ter-Americanos (Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs) entre el 2 de abril
de 1969 y el 2 de marzo de 1973. El coronel Julio Adalberto Rivera fue embajador de El
Salvador en los Estados Unidos entre 1968 y 1973.
136 TELECON, Gov. Rockefeller-Mr. Kissinger, 10:45 p.m., 7/14. (El Salvador and Honduras
Border Conflict), Non-Classified, «Memorándum of Telephone Conversation», July 14,
1969, 22:45 Local time, 1. Kissinger Telephone Conversations, KA01055. Digital National
Security Archive. Nelson Aldrlch Rockefeller fue el 539 gobernador de Nueva York, de
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 73
1959 a 1973. Como candidato por el Partido Republicano ganó esa gobernación en 1958
y fue elegido tres veces más en 1962, 1966 y 1970.
137 Panameño, entrevista.
138 «Relación de los hechos durante la campaña de julio de 1969 referente al mayor Antonio
Artola Zelaya». Méritos de guerra de 125 miembros de la Guardia Nacional campaña de
julio de 1969. Octubre de 1969. «Documentos Históricos, ex-GN, 1969». Archivo General
Ministerio de la Defensa Nacional.
139 Memoria de las labores realizadas por el Ministerio de Defensa durante el año adminis
trativo comprendido entre el 1 de julio de 1969 al 30 de junio de 1970, 61.
140 Según Dan Hagedorn, siete aparatos fueron adquiridos mediante acuerdos comerciales
privados con recursos provistos a través de la Military Assistance Sales (MAS) del Pro
grama de Seguridad Mutua (Mutual Security Program) de los Estados Unidos de América
entre el 14 de diciembre de 1967 y el 1o de diciembre de 1968. Hagedorn, Latín American
Air Wars and Aircraft 1912-1969.
141 Panameño, entrevista.
74 | Carlos Pérez Pineda
afirma que el número de pilotos aviadores militares que la FAS podía reunir
para el servicio activo en julio de 1969 no superaba a los 25. Por lo menos
otros siete tripulaban aviones bimotores de la línea aérea comercial TACA
y dos laboraban fumigando plantaciones de algodón a bordo de avionetas
«veneneras». La FAS se dedicaba también al comercio internacional de lan
gostas con un avión de transporte Canadair DC-4M-1 (FAS-300), que hacía
vuelos regulares transportando el producto desde el aeropuerto de llopango
a la ciudad de Miami, Florida .142
El Club de Aviación Civil y de Reserva de El Salvador funcionaba,
tal y como su nombre lo indica, como una reserva de aviadores en caso de
emergencia y sus miembros fueron llamados a unirse voluntariamente a
la pequeña fuerza de aviadores militares de la FAS . 143 El Club de Aviación
Civil y de Reserva contaba con cerca de 20 aeronaves monomotores, de los
cuales 15 eran tipo Cessna 180 de ala alta . 144
Además de aviadores y mecánicos, la FAS contaba con la Compa
ñía Aerotransportada con un total de 121 hombres que habían causado alta
el 4 de agosto de 1968, y con una Compañía de Policía Militar integrada por
97 hombres. Durante el año administrativo 1968-1969, instructores militares
americanos prepararon a dos jefes y tres oficiales en técnica de contrain-
surgencia aérea y desarrollaron un curso de entrenamiento para pilotos de
Mustang F-51.145
Antes de la guerra contra El Salvador, la Fuerza Aérea Hondureña
(FAH) había establecido un eficiente programa de entrenamiento que, desde
el año fiscal 1960, se había beneficiado de la asistencia militar americana,
incrementada en el año fiscal 1962 para incluir no solamente entrenamiento
sino también asistencia material. El programa de entrenamiento de los avia
dores de la FAH había sido mejorado con la adquisición de cinco aviones
T-28 A Trojans, que se sumaron a los cinco aparatos de entrenamiento T -6
Texans disponibles. La Sección de Caza Táctica de la FAH había recibido
de los americanos munición de entrenamiento facilitando, por primera vez, la
implementación de un programa de entrenamiento organizado de tiro aéreo
(gunnery training). Los primeros 14 cadetes que se graduaron del programa
mejorado de entrenamiento de la FAH recibieron su comisión en el mes de
junio de 1969. La FAH contaba en el momento de la guerra con 630 oficiales
Soldados hondureños inspeccionan el lugar donde impactó una bomba lanzada por la
aviación salvadoreña en el barrio 15 de septiembre, cerca del aeropuerto de Toncontín.
Tomado de La Nación, julio de 1969.
habría atacado fueron obviados, en este caso particular, la refinería de petróleo de Puerto
Cortés y las instalaciones de almacenamiento de combustible de aviación en Toncontin;
sin mencionar el 40% de los aviones de la FAH en La Mesa, San Pedro Sula. Por tan
increíble que parezca, la FAS prefirió atacar once centros poblacionales -entre ellos, tres
pueblos- sin ningún valor estratégico o táctico, donde se produjeron daños insignificantes
y que, en el gran esquema de las acciones, fueron completamente irrelevantes. También
es incomprensible por qué el ataque a Toncontin fue tan débil y malísimamente ejecuta
do». Overall, «La Guerra de las Cien Horas».
154 Kapuscinski, The Soccer War.
155 Zepeda Andino, «La Guerra Aérea en 1969».
156 Según el coronel retirado de la Fuerza Aérea de Honduras, Francisco Zepeda, veterano
de la guerra de 1969. Zepeda Andino, «La Tribuna».
157 Según el comandante de la FAS, durante la guerra sus aviadores recibieron un curso muy
elemental de combate aire-aire antes de la guerra preparado por salvadoreños. Henrí-
óuez, entrevista.
80 | Carlos Pérez Pineda
158 Hagedorn, Latín American Air Wars and Aircraft 1912-1969. La traducción del inglés es mía.
El comentario anterior contrasta radicalmente con lo revelado por el as de la aviación militar
hondureña, capitán Fernando Soto Henriquez, en una entrevista concedida a un periodista
americano, muchos años después de la Guerra de las 100 horas, en la que brindó una
interesante explicación de la superioridad demostrada por los aviadores hondureños sobre
sus antagonistas salvadoreños durante el conflicto. «¿Quiere usted saber por qué somos
buenos aviadores? Dice con una sonrisa sentado en un sofá en la sala de su casa cerca
del Aeropuerto de Toncontín en Tegucigalpa. ¿Usted sabe lo que significaba volar en
Honduras en los años 50s, 60s y 70s? Honduras era todo montaña y no había caminos.
Nombre una población y le contaré como aproximarse a ella en un DC-3 o cualquier otro
avión. Cada día era una población diferente, saltando sobre las montañas hasta la próx
ima ciudad o pueblo, volando sobre altas cumbres y observando los árboles de pino allá
abajo, para aterrizar en una encumbrada pista de tierra transportando todo, desde guaro
(licor) hasta cerdos. Los pasajeros subían a la nave aquí y bajaban de ella cinco o seis
paradas después, después otros tomaban su lugar y así sucesivamente. Cada día hacía
mos 17 aterrizajes y despegues incluyendo San Salvador y ciudad de Guatemala, y los
domingos todo comenzaba de nuevo regresando a Tegucigalpa. Teníamos que conocer
cada artimaña en el libro y entonces escribir nuestras propias artimañas para poder volar,
aterrizar y despegar a salvo en los traicioneros corredores aéreos, y entregar los bienes
básicos que transportábamos en cualquier lugar que los necesitara. Actualmente, añadió,
el 90% de esas pistas aéreas han desaparecido porque ya hay caminos. La topografía
de El Salvador no es tan accidentada y además es un pequeño país, por lo consiguiente
mucho menos era requerido de sus aviadores». El coronel Soto Henriquez alcanzó a acu
mular más de 24,000 horas de vuelo. Flores Mac Clellan, Sotillo: the only flying ace south
of the Rio Grande.
159 Henriquez, entrevista.
160 Beltrán Luna, Antecedentes históricos del conflicto de 1969.
I
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 81
Avión Corsario (FAH-614) del capitán Walter López Reyes, miembro de la Fuerza Aérea
Hondurena, julio de 1969. Tomado de la Colección W. López. R.
161 El entonces ministro de Defensa de El Salvador sintetiza el plan salvadoreño del siguiente
modo: «En mi calidad de ministro de Defensa tenía reuniones periódicas en el Estado Ma
yor para examinar esas hipótesis y los planes correspondientes de movilización y llamado
de las reservas. Con el presidente y comandante general de la Fuerza Armada, estudia
mos la hipótesis que pudiéramos enfrentar y a grandes rasgos era la decisión de operar
ofensivamente, llevando el esfuerzo principal en el Teatro de Operaciones Norte (TON)
con operaciones de diversión en el Teatro de Operaciones Oriental (TOO). Torres, Fidel,
Los Militares en el Poder, 149.
162 Hagedorn, Latin American Air Wars and Aircraft 1912-1969.
82 | Carlos Pérez Pineda
Colección FZA
donde serían emplazadas. Overall, «La Guerra de las Cien Horas», 10-11.
170 “ Dos batallas entre Honduras y El Salvador: una en los frentes de guerra y otra en los
diplomáticos », La Nación, 18 de julio de 1969.
1 Ministerio de Defensa, Memoria de Labores.
172 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 180.
173 Ministerio de Defensa de El Salvador, Memoria de las labores realizadas por el Ministerio
de Defensa durante el año administrativo comprendido entre el 1 de julio de 1969 al 30 de
86 | Carlos Pérez Pineda
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Escenario de la guerra de las 100 horas.
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Gráfico del Teatro de la Guerra Suroccidental. Escenario de la Guerra de las 100 horas,
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 87
178 En el puente de El Amatillo, la FAES utilizó cinco camiones blindados Rayo de 3 toneladas
con capacidad de transportar a 25 hombres cada uno. Los salvadoreños disponían tam
bién de otros medios blindados Improvisados, «Las Niñas», carros blindados bancarios a
los que se les había quitado el tubo de escape.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 89
179 «Historial militar del sub sargento N°. 877 Carlos Alfredo Turcios durante la campaña de
julio de 1969», Documentos Históricos ex -GN, 1969.
180 Organización Democrática Nacionalista, mejor conocida por sus siglas como ORDEN, era
una organización que contaba con decenas de miles de afiliados y que desempeñaba ta
reas de vigilancia y control en el campo salvadoreño, manteniendo una estrecha colabora
ción con la Guardia Nacional de El Salvador. Dependía directamente de la Presidencia de
la República. Obedeciendo instrucciones de la Dirección General de la Guardia Nacional,
el subteniente José Amoldo Casco Morán organizó cien hombres civiles, entre reservistas
y miembros de ORDEN, en las poblaciones de Citalá, San Ignacio y La Palma, para servir
como combatientes y guías. Los «Tigres del Norte» estaban armados con fusiles Máuser
checoslovacos, llamados popularmente fusiles «checos», y colaboraron en la conquista
de Nueva Ocotepeque. Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, Méritos de
guerra de 125 miembros de la Guardia Nacional campaña de julio de 1969.
181 Huezo Mixco, y otros, Coronel Ernesto Claramount Rozeville, 16. Los obuses americanos
cal. 75 mm fueron adquiridos en 1947, manteniéndose en uso como la principal arma de
artillería del ejército salvadoreño hasta el año 1954, cuando, por Iniciativa del Tte. Cnel.
Oscar Osorlo, fueron comprados los obuses M-101 calibre 105 mm, también de fabrica
ción americana. La misión militar de los Estados Unidos de América, al mando del coronel
Jules Savan, brindó la asesoría para su uso por la «Brigada de Artillería». Estado Mayor
Conjunto de la Fuerza Armada de El Salvador, Gaceta Militar, 26.
182 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, Diario de Operaciones.
90 | Carlos Pérez Pineda
183 El capitán Arístides Napoleón Montes fue designado comandante de una compañía re
forzada de guardias nacionales el 10 de julio de 1969. Dicha compañía, acantonada en
Citalá, estaba formada por seis secciones de Infantería de 30 guardias nacionales cada
una. A esta compañía se le dio la misión de proteger el flanco oeste de las unidades del
Teatro de Operaciones Norte (TON). El 23 de julio de 1969, la compañía marchó a Incor
porarse a la fuerza expedicionaria de la Guardia Nacional en Llano Largo. El general José
Alberto Medrano nombró al capitán Montes ejecutivo de esa fuerza el 25 de julio de 1969.
«Acciones dirigidas y ejecutadas por el señor capitán Arístides Napoleón Montes, como
comandante de una compañía reforzada de la Guardia Nacional». Archivo General Minis
terio de la Defensa Nacional, Méritos de guerra de 125 miembros de la Guardia Nacional
campaña de julio de 1969.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 91
184 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, Diario de Operaciones del S-2.
185 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 199.
186 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, piario de Operaciones del S-2. El
capitán Hernández Serrano fue uno de los dos oficiales que, posteriormente pereció en la
emboscada de El Portillo.
1^7 González Sibrián, Las Cien Horas, 172-173.
188 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Comunicación del general José Al
berto Medrano».
92 | Carlos Pérez Pineda
Coronel Arnaldo Alvarado Dubón, Jefe de la III Zona Militar del Ejército de Honduras,
con sede en Nueva Ocotepeque. Tomado de La Prensa de San Pedro Sula, 4 de julio de
1969.
1 Reporte del mayor Juan Alcides Ávila al director general de la Guardia Nacional, San Sal
vador, 29 de octubre de 1969. Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, Méritos
de guerra de 125 miembros de la Guardia Nacional campaña de julio de 1969.
192 Hiiezo Mixco y otros, Coronel Ernesto Claramount Rozeville, 52.
193 Elv¡r Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 10.
194 Manchán, entrevista.
94 | Carlos Pérez Pineda
H08V1
VI
SEGUNDA EDICION.
EDICION EXTRA EN D ia k io L a t in o
PAGINAS INTERIORES
L l l U
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SOLDADOS, A DBENDSR LA SODSBAMIA KAQONAL I IDTIGRIDAD I í BDITORIAI.
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C «rc a la F r o n tw o -*
aviones Corsarios del comando aéreo del norte no silenció las armas de
oyo de las compañías de armas de los batallones salvadoreños, y mucho
menos el fuego de los obuses de 105 mm. Los defensores de El Ticante
abandonaron precipitadamente sus posiciones alrededor de las 12:30 p.m.,
sufriendo numerosas bajas en la retirada.199
Los soldados derrotados en El Ticante se retiraron hacia El Que-
brachal, en el eje de avance del I Batallón de Infantería, y hacia las alturas
de Jutiapa, a un kilómetro de Nueva Ocotepeque, en la ruta de avance del
VIII batallón. Las tropas salvadoreñas avanzaron ocupando progresivamen
te las posiciones dominantes que su enemigo intentaba en vano mantener.
Una sección de la reserva del VIII Batallón de Infantería, al mando del capi
tán Liberato Lucha, tomó posiciones en las alturas al este de Jutiapa, desde
donde batió a los emplazamientos de ametralladoras hondureños que, con
fuego de flanco, impedían el avance del batallón. La sección al mando del
capitán Lucha destruyó dos nidos de ametralladoras enemigos.
A las 2:40 a.m., el VIII Batallón de Infantería recibió los fuegos de
morteros de 81 milímetros y fusiles sin retroceso de 75 mm., desde posi
ciones enemigas en las faldas del cerro La Chicotera. Tres aviones hondu
reños pasaron ametrallando sin descubrir las posiciones que ocupaban los
soldados salvadoreños, quienes habían recibido la orden de contener el
fuego.200 La tercera compañía del VIII batallón fue empeñada para apoyar a
la segunda compañía que enfrentaba un contraataque enemigo a sus posi
ciones. Alrededor de las 4:22 p.m., el enemigo había aflojado su presión y
el combate favoreció definitivamente a los salvadoreños.
Posteriormente, el comandante del VIII Batallón de Infantería solici
tó trasladar el fuego de los obuses de 105 mm., a La Chicotera para destruir
los emplazamientos hondureños de morteros de 81 mm., y de fusiles sin
retroceso de 57 mm. Las armas de apoyo hondureñas fueron silenciadas
después de la tercera descarga de los obuses de 105 mm. La fusilería, los
fusiles ametralladoras Madsen y las ametralladoras de los salvadoreños hi
cieron estragos entre las fuerzas enemigas.201
Los soldados salvadoreños avanzaron lentamente debido a que las
tropas enemigas les disputaron el terreno palmo a palmo. Los hondureños
se replegaron de Jutiapa e intentaron inútilmente ofrecer resistencia en El
Salitre, de donde fueron expulsados por las granadas de 105 mm., de la
artillería salvadoreña que impactaban en sus posiciones defensivas con
efectos devastadores.
puente aéreo utilizando cuatro aviones C-47 para transportar a más de mil
soldados de infantería con su armamento y equipos, escoltados por los Cor
sarios F4U-4 y los Troyanos T-28 con base en el aeropuerto de La Mesa.
Después de establecerse en Nueva Ocotepeque, las tropas salva
doreñas continuaron su avance sobre La Labor. La marcha de una columna
de vehículos civiles y militares que transportaban tropas del I Batallón de
Infantería fue iniciada a las 1:00 p.m. Avanzando por la carretera hacia El
Portillo se encontraron con una patrulla de guardias nacionales a las 2:50
p.m., quienes les informaron que más adelante se encontraba el puesto de
mando del mayor Hernández Mulato. El mando del I Batallón de Infantería
coordinó la continuación del avance con el mayor Hernández, quien les ha
bía manifestado que no había enemigos en los alrededores de su puesto de
mando y que se podía continuar motorizados por la carretera .*215 Hernández
Mulato solicitó vehículos para transportar a parte de su tropa, habiéndosele
proporcionado los tres camiones que encabezaban la columna. Inicialmen
te los guardias nacionales del mayor Hernández se negaron a abordar ios
camiones que les fueron asignados .216 La orden recibida por los guardias
era avanzar motorizados en los tres primeros camiones hasta unos 1 ,0 0 0
metros antes de llegar a la altura de El Portillo. La sección del subteniente
Rafael Antonio Bernal abordó los primeros dos camiones, mientras que la
sección del subteniente Juan Francisco Vanegas se embarcó en el segundo
y en el tercer camión .217 El mayor Hernández Mulato y la primera compañía
de su agrupación no se sumaron a la columna y permanecieron en la zona
de El Morral.218
A las 3:35 p.m., la columna de vehículos continuó avanzando, sin
exploración ni dispositivo de seguridad en la vanguardia y en los flancos, es
decir, llevaba a cabo una marcha de aproximación a una zona de combate sin
tomar las previsiones del caso.219 Aproximadamente diez, minutos después
de haber reemprendido la marcha, la columna fue emboscada con fuego de
fusilería, cañones sin retroceso de 57 y 75 mm, ametralladoras cal. 30 y 50,
221 Un camión con tropa volcó, aproximadamente a cuatro kilómetros de distancia antes de
llegar a Nueva Ocotepeque, a las 9:20 p.m., de ese día. En el accidente fallecieron 3 sol
dados y aproximadamente 83 sufrieron heridas. Archivo General Ministerio de la Defensa
Nacional, D ia rio d e O p e ra c io n e s d e l S-2.
222 La primera compañía, a la que se consideraba perdida, ignoraba la retirada de las otras
compañías y permaneció esperando órdenes todo el día 17 hasta que se replegó a Nueva
Ocotepeque la noche del día 18, según el testimonio del ejecutivo del I Batallón de Infan
tería. Manchón, e n tre v is ta .
223 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, D ia rio d e O p e ra c io n e s d e l S-2.
224 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, D ia rio d e O p e ra c io n e s d e l S-2.
225 En El Salvador dicha acción es conocida como el combate de El Portillo. Lovo Castelar,
La Guardia Nacional en campaña.
110 Carlos Pérez Pineda
toda la guerra .226 Por primera vez, desde el inicio de los combates, las
bajas hondureñas fueron menores que las de su enemigo .227 Las victorio
sas tropas hondureñas, el Agrupamiento de Combate al mando del mayor
Edgardo Alvarado Silva y el contingente del Batallón Guardia de Honor
Presidencial al mando del capitán José Matías Hernández García, no in
tentaron, sin embargo, perseguir al enemigo cuando este se replegaba .228
Las bajas de la emboscada desarticularon a tal grado al I Batallón
de Infantería que el mando salvadoreño del teatro de operaciones se vio
obligado a reorganizar sus fuerzas formando un batallón pesado de seis
compañías con dos compañías del primer batallón y las tres de otro bata
llón, de manera que de los tres batallones de infantería salvadoreña ope
rando en ese frente se formaron dos el día 17 de julio .229 El mayor Marco
Antonio Manchán fue nombrado comandante del batallón en sustitución del
mayor Alirio Enrique Huezo. El capitán Roberto Santibáñez fue nombrado
226 Manchán, e n tre v is ta . La estimación del coronel hondureño César Elvir Sierra de entre se
tenta y ochenta bajas mortales salvadoreñas en esa acción, supera a la información sobre
el número total de bajas ofrecido por el coronel salvadoreño Manchán, quien aseguró que
murieron en la emboscada cuarenta y cinco soldados y dos oficiales del Primer Batallón
de Infantería y un número menor de guardias nacionales. Elvir Sierra, E l S a lva d o r, Es
ta d o s U n id o s y H o n d u ra s , 276, 292. La Guardia Nacional salvadoreña identificó a ocho
agentes y a un oficial como bajas mortales en la emboscada. Los oficiales salvadoreños
muertos en la emboscada fueron el capitán José Aníbal Hernández y el subteniente Ra
món Romero, ambos del Primer Batallón de Infantería. Las bajas del destacamento de
la Guardia Nacional en la emboscada fueron un oficial y veinte elementos de tropa, de
los cuales nueve, incluyendo el oficial, resultaron muertos, ocho fueron heridos y cuatro
fueron hechos prisioneros por los hondureños. Lovo Castelar, La G u a rd ia N a c io n a l en
c a m p a ñ a , 62. El total de bajas mortales salvadoreñas en la emboscada de El Portillo
ascendió, de acuerdo a la información obtenida por el autor, a cincuenta y seis soldados
y guardias nacionales.
227 El coronel Elvir Sierra se limita a señalar que «las bajas hondureñas también eran mu
chas». Después de identificar, con nombre y apellido, a 16 muertos de las fuerzas hondu
reñas, el coronel Elvir Sierra añadió «y muchos más». Elvir Sierra, El S a lva d o r, E stados
U n id o s y H o n d u ra s , 277, 278. Contradictoriamente, el coronel hondureño afirma, en la
página 280, que en la emboscada «los salvadoreños no combatieron. Apenas mostraron
sus debilidades mayores en la conducción de una guerra que nunca habrían podido ga
nar»; cabe entonces preguntar de qué murieron los soldados hondureños cuya pérdida
definitiva lamenta el coronel en las página 277-278 de su libro. El sitio del Ejército de Hon
duras reconoce la muerte de ocho miembros del Batallón Guardia de Honor en la acción.
«Reseña histórica del Quinto Batallón de Infantería». Esta cifra ha sido confirmada por el
coronel José Matías Hernández García, quien además relató que el número de miembros
de su unidad movilizados hacia Ocotepeque fue de 512 hombres. E l H e ra ld o , «Los relatos
del último héroe nacional de Honduras», 14 de septiembre de 2008. El resto de bajas
mortales hondureñas pertenecían a otras unidades que participaron en la emboscada.
228 «Los comandantes hondureños de aquel frente no intentaron hacer planes de persecu
ción del enemigo, porque empezaban a tener serias limitaciones de la clase V, munición
tanto para las armas pesadas como las individuales, según los partes que llegaban». Elvir
Sierra, E l S a lv a d o r, E s ta d o s U n id o s y H o n d u ra s , 285-286.
229 Manchán, e n tre v is ta .
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 111
230 El mayor Alirio Huezo recuperó el mando del I Batallón de Infantería después del retiro de
las tropas salvadoreñas de Honduras. Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional,
D iario d e O p e ra c io n e s d e l S-2.
231 Según el coronel Lovo Castelar, las tropas hondureñas en El Portillo tenían los días conta
dos, pues «nuestro atrevido envolvimiento estratégico para flanquear al batallón ‘Ranger’
lo efectuábamos sin que el enemigo se diera cuenta. Marchábamos a cortarle la retirada
a la altura de La Labor. ¡Si la diplomacia hondureña hubiera fallado en Washington; si no
hubieran logrado los hondureños que los Estados de la OEA (Organización de Estados
Americanos) nos amenazaron con imponernos sanciones onerosas, las Fuerzas Armadas
salvadoreñas habrían obtenido un rotundo triunfo militar! ¡Por ejemplo, las tropas de El
Portillo estaban perdidas!...». Lovo Castelar, «Plan de Ataque y toma de 'Llano Largo'»,
La T ribuna, 1 de junio 2009. Los salvadoreños identificaron equivocadamente como Bata
nen «Ranger» al Batallón Guardia de Honor Presidencial. La equivocación persiste hasta
el día de hoy.
232 Los soldados y oficiales hondureños capturados en Nueva Ocotepeque no fueron inme
diatamente interrogados por los salvadoreños, cuyos mandos ignoraban en un primer
fomento que entre los prisioneros había oficiales. Manchán, entrevista', Beltrán Luna,
112 Carlos Pérez Pineda
237 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subteniente Ra
fael Antonio Bernal durante la campaña de julio de 1969».
238 El subteniente Menéndez se distinguió en la guerra de 1969. Durante el avance de Plan
del Rancho a El Morral, su sección aniquiló a una patrulla hondureña de 7 hombres en la
zona de El Tepezculntle. El oficial salvadoreño capturó una ametralladora abandonada
Por soldados enemigos que huyeron perseguidos por los hombres de su sección. Archivo
General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del señor subteniente José
Víctor Menéndez durante la campaña de julio de 1969».
239 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 278. El veterano hondureño Eloy
Concepción Cruz Quiñonez, quien participó en la emboscada, ha escrito que el combate
estuvo parejo hasta que aparecieron dos aviones Corsarios hondureños que les brindaron
apoyo aéreo disuadiendo al enemigo y obligándolo a retirarse. Cruz Quiñonez, «Memorias
de un combatiente de la guerra de 1969», (Anales Históricos), La Tribuna, 7 de agosto de
2011 .
114 Carlos Pérez Pineda
243 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subteniente Ra
fael Antonio Bernal durante la campaña de julio de 1969»; Lovo Castelar, La Guardia
Nacional en campaña, 62.
244 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 250.
245 El subteniente Bernal destacó en su informe al cabo y guardia nacional, Gilberto Alfaro
Rosa, como uno de los mejores hombres de su sección por su disciplina, sus decisiones
y su preocupación por sus subalternos. Los nombres'de los «chaneques» del subtenien-
,e Bernal son los siguientes: Juan Antonio Vásquez, Humberto Romero, Arturo Guillén,
Mártir Chávez, Enrique Huezo, Jorge Reyes Murcia, Jorge Vásquez, Daniel Guevara, Fer
nando Posada, Francisco Mancía, Humberto Calderón, José María Guevara, Belarmino
Reyes y Salvador Chávez. Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial
militar del subteniente Rafael Antonio Bernal durante la campaña de julio de 1969».
116 | Carlos Pérez Pineda
mas de apoyo, morteros, cañones sin retroceso, y otras, y que los guardias
nacionales, junto a sus jefes, mayor Virgilio Antonio Cortés y el comandante
de la segunda compañía capitán Rogelio Peña, combatieron hasta las 7:00
p.m. El subteniente Vanegas reportó que personalmente dio muerte a varios
hondureños que se atrevieron a atacarlos con granadas de mano. El capi
tán Rogelio Peña y varios de los guardias nacionales que estaban a su lado
fueron testigos de esa acción. Por orden del comandante de su compañía, el
subteniente Vanegas se trasladó a Nueva Ocotepeque a las 12:00 p.m., del
16 de julio para llevar a los heridos en combate.
El 19 de julio, la sección del subteniente Vanegas sufrió la pérdida
del cabo Miguel Angel González, comandante del tercer grupo, quien el día
anterior había recibido la orden del mayor Virgilio Cortés de ir a solicitar
munición a Nueva Ocotepeque para reabastecer a las secciones bajo su
mando empeñadas contra el enemigo al oeste de La Cuchilla. El cabo Gon
zález se encontró con fuerzas enemigas superiores al regresar de Nueva
Ocotepeque, resultó herido de gravedad y fue hecho prisionero. En esa
acción murió el guardia nacional Francisco Armando Gómez Abarca .246 El
20 de julio, el subteniente Vanegas se reincorporó a las dos compañías de
la agrupación Hernández, que penetraron al día siguiente hasta el lugar
llamado El Huizayote.247
Los días 18 y 19 de julio, salvadoreños y hondureños continuaron
combatiendo en acciones de patrullas. Repuestas de la sorpresa, las dos
compañías de la agrupación Hernández, se empeñaron durante 24 horas
en una acción envolvente por el flanco sur de la carretera. El subteniente
Luis Humberto Rodas, que comandaba la 2a sección de la 1a compañía lle
vó a cabo incursiones hacia la zona de Plan del Ocote, eliminando alrededor
de quince soldados y civiles armados hondureños, sin sufrir bajas propias.
El 19 de julio, el subteniente Rodas recibió la orden de replegarse hacia la
zona de El Carrizal para emprender la retirada a Nueva Ocotepeque, ya que
se encontraba sin munición para continuar combatiendo .248
La 1a sección de fusileros de la 1acompañía, bajo el mando del sub
teniente Moisés Catarino Alvayero, fijó al enemigo con su unidad y permitió
246 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial del cabo N°. 657 Miguel
Ángel González durante la campaña de julio de 1969».
247 El subteniente Juan Francisco Vanegas había tomado parte en la toma de Plan del Ran
cho y, posteriormente, se había sumado a la agrupación Hernández. A partir de las 12:00
a.m., del 15 de julio de 1969, el subteniente Vanegas, que había tomado posiciones en
El Morral, estableció contacto con patrullas enemigas causándoles bajas. «En horas de
la mañana del día 16 de julio, su sección destruyó por el fuego un camión hondureño con
personal que traía un cargamento de municiones, las cuales estallaron al incendiarse el
vehículo. El día 17 a las 9:00 a.m., detuvo otro camión que transportaba soldados, habién
doles dado muerte e incendiado el vehículo». Archivo General Ministerio de la Defensa
Nacional, «Historial militar del subteniente Juan Francisco Vanegas durante la campaña
de julio de 1969».
248 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subteniente Luis
Humberto Rodas durante la campaña de julio de 1969».
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 117
49 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial del cabo N°. 1307 Santos
Felipe Campos Arias durante la campaña de julio de 1969»; «Historial del subteniente
Napoleón Bolainez durante la campaña de julio de 1969».
250 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subteniente Moi
sés Catarino Alvayero durante la campaña de julio de 1969».
251 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del teniente Carlos
Ángel Avilés durante la campaña de julio de 1969»; M é rito s d e g u e rra d e 125 m ie m b ro s
de la G u a rd ia N a c io n a l c a m p a ñ a d e ju lio d e 1969.
118 | Carlos Pérez Pineda
252 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del señor subteniente
Luis Humberto Rodas durante la campaña de julio de 1969».
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 119
víctimas de las armas químicas iraquíes durante la guerra entre Irán e Iraq de 1980-
1988. No existe ninguna referencia a los supuestos bombardeos de la FAH con napalm
en el Archivo General del Ministerio de la Defensa de El Salvador. Los ataques aéreos
hondurenos contra las posiciones salvadoreñas en Llano Largo fueron tan poco dignos
de mención que apenas se hace referencia a ellos en la documentación de la guerra de
1969, en el Archivo del Ministerio de la Defensa salvadoreño. Tampoco hay referencias a
lanzamiento de napalm por la FAH en los testimonios recolectados por el autor entre los
veteranos de la columna de la Guardia Nacional en Llano Largo. Elvir Sierra, «La Guerra
de las 100 horas y el bloqueo económico a El Salvador», (Anales Históricos), La T rib u n a ,
14 julio 2013; Elvir Sierra, E l S a lv a d o r, E s ta d o s U n id o s y H o n d u ra s , 294.
258 Elvir Sierra, «La Guerra de las 100 horas y el bloqueo económico a El Salvador», (Anales
Históricos), La T rib u n a , 14 julio 2013.
259
Elvir Sierra, E l S a lv a d o r, E s ta d o s U n id o s y H o n d u ra s , 296.
260
Elvir Sierra, «La Guerra de las 100 horas y el bloqueo económico a El Salvador», (Anales
Históricos), La T rib u n a , 14 julio 2013.
122 Carlos Pérez Pineda
Tropas del III Batallón de Infantería del Ejército de Honduras, los «Tigres», preparando
su armamento y equipo. Tomado de la Exposición de fotografías en el Cuartel San
Francisco, Tegucigalpa, 2006.
Cardias nacionales atrincherados en Llano Largo. Tomado del libro Guerra El Salva
dor-Honduras Ilustrada (2009).
124 | Carlos Pérez Pineda
Soldados del Agrupamiento Táctico Especial (ATE) del Ejército de Honduras. Tomado
de La Prensa de San Pedro Sula, 3 de octubre de 1969.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador 125
fueron abatidos a balazos por el sargento José Luis Paz, que se había
roximado sigilosamente a su posición a través de unos arbustos .263
P Los soldados hondureños también realizaron patrullajes para infiltrar
se en el dispositivo defensivo de los guardias nacionales, aunque estos no se
dejaban sorprender fácilmente. El 18 de julio, una patrulla hondureña se pa
rapetó en una casa abriendo fuego con todas sus armas contra las posiciones
de la 3asección de la 4acompañía. El subsargento Jesús Alberto Parada, jefe
del 1 er grupo de la 3asección, se aproximó por un flanco a la vivienda ocupada
Dor el enemigo, a tres metros de distancia lanzó una granada de mano dentro
de la misma y, después de la explosión, avanzó hasta la puerta disparando
su fusil, dando muerte a todos los soldados enemigos que la ocupaban.264 La
noche del 18 de julio, otra patrulla enemiga se infiltró dentro del dispositivo
de defensa de la 4a compañía hasta llegar al lugar donde se encontraban los
enfermos de dicha unidad. El cabo José Santos Torres, radio-operador del
grupo de mando, que había recibido la misión de proteger a los enfermos de
su compañía, abrió fuego con su fusil G-3 sobre los sorprendidos soldados
hondureños, dando muerte a cinco, capturándoles el armamento y poniendo
en fuga a otros que se encontraban en los alrededores de la posición.265
El mismo día 18 de julio a las 10:00 a.m., un jeep con tres cajas de
bazuka 3,5 y varios fusiles Garand M-1 fue arrebatado al enemigo y condu
cido a las líneas salvadoreñas por el general Medrano, en un irresponsable
acto de temeridad .266 Varios oficiales, entre ellos el capitán Guillermo Roe-
der Escobar y el mayor Francisco Paul Molina, acompañaron al coman
dante de la fuerza «TACO» hasta las líneas enemigas, con el propósito de
protegerlo de los fuegos del adversario.
Los hondureños no dejaron de enviar patrullas contra las posicio
nes de la columna de la Guardia Nacional. Incursiones nocturnas fueron
rechazadas por los salvadoreños los días 17, 18 y 19 de julio, causando un
número desconocido de bajas al enemigo. En dichos enfrentamientos, el
guardia nacional Esteban de Jesús Gamero se distinguió especialmente,
tanto por su arrojo como por su puntería, en la primera línea del dispositivo
de combate ocupada por su grupo. Gamero dio muerte a tres soldados hon
dureños que amenazaban el flanco de su unidad .267
263 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del sargento N°. 460
José Luis Paz durante la campaña de julio de 1969». San Salvador, El Salvador.
264
Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subsargento N°.
212 Jesús Alberto Parada durante la campaña de julio de 1969».
265
Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del cabo N°. 589 José
Santos Torres durante la campaña de julio de 1969».
266
Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del teniente coronel
Soné Napoleón Agulluz durante la campaña de julio de 1969».
267
Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial de las acciones meritorias
realizadas por el guardia N°. 1200 Esteban de Jesús Gamero durante el reciente conflicto
armado de julio de 1969 ».
126 | Carlos Pérez Pineda
Guardias nacionales en Llano Largo, Honduras. Tomado del libro Guerra El Salvador-
Honduras Ilustrada (2009).
268 Archivo General Ministerio de la Defensa Nacional, «Historial militar del subteniente Ma
nuel de Jesús Chávez durante la campaña de julio de 1969».
269 El éxito de la misión del cabo Bolaños «permitió una nueva línea de comunicaciones hacia
la base de operaciones del territorio salvadoreño, tomando en cuenta que algunas incur
siones del adversario amenazaban continuamente la línea de comunicaciones anterior
(LLANOLARGO-PLAN DEL RANCHO-LAS PILAS-LA PALMA)». Bolaños fue felicitado
personalmente por el general José Alberto Medrano y fue recomendado para recibir una
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 127
Un
9uardia nacional salvadoreño en Llano Largo, Honduras. Tomado del libro Guerra
El Salvador-Honduras Ilustrada (2009).
130 | Carlos Pérez Pineda
Guardias nacionales en los combates de Llano Largo, Honduras. Tomado del libro
Guerra El Salvador-Honduras Ilustrada (2009).
paneles .270 La agrupación del general Medrano fue reforzada con la compa
ñía del capitán Montes, el 23 de julio.
Fracasada la maniobra de pinzas en la carretera de occidente por la
decisión del mando del TON de no continuar con las operaciones ofensivas
después de la emboscada de El Portillo, el general Medrano se retiró con
sus guardias nacionales a San Marcos de Ocotepeque, donde llegó siete
días después del cese del fuego, el 25 de julio de 1969. La columna del
TOCH del mayor Fabián se le subordinó ese mismo día .271
A pesar de que fuentes hondureñas alegan que fue el primer episo
dio de una gran ofensiva en la sierra del Merendón, la exitosa emboscada
hondurena en El Portillo fue un acto de «resistencia pura» sin ningún pro
pósito ofensivo que, sin embargo, causó el grado de destrucción necesario
para que el enemigo abandonara su ímpetu ofensivo en dicho frente .272 La
ofensiva salvadoreña en el TON se detuvo definitivamente en El Portillo el
16 de julio de 1969, alrededor de las 5:00 p.m .273
El desarrollo de los acontecimientos en el TON evidenció la falta de
flexibilidad en los planes de las operaciones; deficiencia que impidió ajustar-
270 «Distintas misiones cumplidas por el teniente Domingo Monterrosa en la campaña de julio
de 1969», M é rito s d e g u e rra d e 125 m ie m b ro s d e la G u a rd ia N a c io n a l c a m p a ñ a d e ju lio
d e 1969.
271 González Sibrián, L a s C ie n H o ras, 199.
272 Clausewitz, D e la G u e rra , 68.
273 Manchán, e n tre v is ta .
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 131
Guardias nacionales rumbo a San Marcos de Ocotepeque, Honduras. Tomado del libro
Guerra El Salvador-Honduras Ilustrada (2009).
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 133
Infantería salvadoreña atacando con fuego de mortero 81 mm., a las posiciones del
ejército hondureno. Tomado de Diario Latino, julio de 1969.
277 Los medios de prensa hondurenos destacaron con grandes rúbricas el supuesto éxito
de la contraofensiva hondureña del 16 de julio. El corresponsal especial del diario El Día,
Orlando Henríquez, autor de un relato apologético de las operaciones aéreas de la FAH
publicado después de la guerra, reportó que las tropas salvadoreñas habían sido expul
sadas de territorio hondureño «y de nuevo están en las posiciones allende la frontera, tras
la Aduana del Amatlllo, a cubierto, protegidos por las cercanas colinas, pero en territorio
salvadoreño». «Ejército salvadoreño se bate en retirada abandonando pertrechos», EL
Día, 17 de julio de 1969.
278 Guardado, El soldado que encontró su azimut, 89-90. Los soldados salvadoreños habían
preparado la defensa antes de Iniciarse el contraataque hondureño. González Slbrlán, Las
Cien Horas, 210.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 135
Henry Kissinger que los salvadoreños, «embriagados por sus éxitos, apa Eugenio Hernández, soldado del ejército hondureño capturado, junto con un fusil sin
rentemente demoraban una reunión con el comité especial de la OEA para retroceso de 57 mm por soldados salvadoreños en el Teatro de Operaciones Oriente
(TOO). Tomado de La Prensa Gráfica, 16 de julio de 1969.
acordar un cese de fuego » .285 El día 17 de julio, la CIA informó que la lucha
no se había detenido y que «El Salvador podría estar retrasando las cosas
con el fin de invadir más territorio » .286
El contraataque hondureno en el Teatro de Operaciones Sur el
16 de julio de 1969, ha sido considerado como el más intenso de todo el
conflicto .287 La FAH empeñó en dicha acción once aeronaves, cinco Cor
sarios F4U-5N, dos AT-6 C, tres T-28 A y el C-47 FAH-306, del comando
de Toncontín realizando trece misiones sobre las posiciones salvadoreñas
en El Amatillo.
La operación contó con la participación de la unidad más poderosa
del ejército de Honduras; el I Batallón de Infantería, «unidad insigne del
ejército, veterano de varias acciones militares, incluyendo la guerra contra
Nicaragua y las acciones como miembro de las fuerzas de paz de la OEA
from Virón P. Vaky, Status Report-EI Salvador-Honduras Conflict», N a tio n a l A rc h iv e s .
285 «Memorándum for Dr. Kissinger from Virón P. Vaky, Status Report-EI Salvador-Honduras
Conflict», N a tio n a l A rc h iv e s .
286 «Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)», C e n tra l In te llig e n c e Bu-
lle tin .
287 «Este combate del día 16 de julio fue lo más duro que hubo durante toda la guerra de las
Cien Horas, ya que el fuego fue sumamente Intenso y tuvo una duración de aproximada
mente 12 horas, es decir, desde las 05.00 horas hasta las 17.00 horas: doce horas de
fuego ininterrumpido e Intenso, con toda clase de armas». González Sibrlán, L a s Cien contingente de soldados hondureños en Nacaome, antes de salir hacia Langue en
H o ras, 212. ePartamento de Valle, Honduras. Tomado de La Nación, 22 de julio de 1969
138 | Carlos Pérez Pineda
Casco de acero hondureño atravesado por nueve impactos de fusil G-3. Tomado de El
Diario de Hoy, 23 de julio de 1969.
8 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 157; Elvir Sierra, entrevista. Un
exsargento de la Guardia de Honor Presidencial que participó en el contraataque del 16
de julio relató al autor que las tropas fueron apoyadas por la artillería y que la etapa más
intensa del contraataque duró cerca de dos horas. Codrington, entrevista.
289 El exsargento Codrington afirmó que en su unidad hubo alrededor de 56 bajas en el
nontraataque del 16 de julio y que varios soldados desertaron debido a que las fuerzas
hondurenas no tenían tren de guerra. Codrington, entrevista.
140 | Carlos Pérez Pineda
Soldados salvadoreños con ametralladora antiaérea cal. 50, cerca de El Amatillo. To
mado de El Diario de Hoy, 4 de septiembre de 1969.
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El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 143
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TEATRO DE OPERACIONES
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Soldados salvadoreños armados con fusiles alemanes G-3, en Honduras. Tomado del
libro Guerra El Salvador-Honduras Ilustrada (2009).
■ . . _
146 Carlos Pérez Pineda
297 Hagedorn, Latín American Air Wars and Aircraft 1912-1969. La traducción es mía.
298 El teniente general U.S. Army Phillip B. Davidson, quien sirvió durante dos años como jefe
de la inteligencia de los generales Westmoreland y Abrams en Vietnam, escribió a propó
sito del uso de los medios aéreos en la batalla de Dien Bien Phu en la primera guerra de
Indochina, que «la simple verdad histórica es que ninguna campaña de interdicción aérea
ha impedido a un enemigo mover suministros adecuados a sus tropas en la línea del fren
te». Davidson, Vietnam at War, 216-217. Los alemanes en la Segunda Guerra Mundia,
coreanos y chinos en la guerra de Corea, el Vietminh en la primera guerra de Indochina y
el ejército de Vietnam del Norte en la guerra de Vietnam, desafiaron con éxito campañas
de bombardeo masivo que, en el sentido más preciso del término, «carpetearon» el teatro
de operaciones.
J
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 147
Instructores mercenarios Red Gray, Chuck Lyford y Jerry Delarm, posando frente a
un caza F-51 Mustang de la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS). Tomado de Modelers
Alliance, consultado el 12 de mayo de 2016, http://www.modelersalliance.com/gallery/
displayimage.php?album=746&p¡d=27775#top_display_media
“ Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)», Central Intelligence Bu-
lletin.
150 | Carlos Pérez Pineda
J
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 153
hacía los mayores esfuerzos para resistir dichas presiones, creyendo que tenía capacidad
para evitar el conflicto armado. Las presiones lo arrollaron y tuvo que ir a la guerra, no
Para ganarla sino que obedeciendo aquellas explosiones de amor propio, se lanzó el 14
he julio de 1969, sin plan ni objetivos definidos, hacia lá zona montañosa del norte para
conquistar una pequeña ciudad hondureña sin mayor trascendencia para el desarrollo del
conflicto bélico, en tanto ordenaba la defensa en el oriente de la República, atrás del Río
Goascorán, precisamente frente a la masa de las fuerzas adversarias, a las cuales debe-
ha haber atacado para lograr la decisión favorable contra ellas». Castro Morán, Función
Política del ejército salvadoreño en el presente siglo, 231 -232.
154 | Carlos Pérez Pineda
320
Comunicado del Departamento de Relaciones Públicas Fuerzas Armadas de Honduras,
reguclgalpa, D.C., 11 de septiembre de 1969.
321
Anderson, The War ofthe Dispossessed, 177.
322
“ FF.AA. dan a conocer lista de muertos en combate», La Prensa, 12 de septiembre de
1969, 2.
323
jp número total de bajas salvadoreñas en la emboscada de El Portillo-San Rafael de las
ataras no ha sido suficientemente esclarecido a juicio del autor.
156 | Carlos Pérez Pineda
Huele a muerto. Es una fetidez que llega hasta los pulmones. Res
pirar aquí es como envenenarse. Por toda la ciudad hay rastros de
la destrucción. Aquí se libró un gran combate hace dos días y la
ciudad fue tomada por las tropas salvadoreñas que venían desde El
Amatillo. No fue una batallita; fue una gran batalla. Se nos narra que
por lo menos murieron allí seiscientos hondureños y unos cien o
cincuenta salvadoreños. El número de heridos es enorme también.
Son datos extraoficiales. Los muertos hondureños en su mayoría
quedaron en la ciudad y fueron llevados en camiones hasta las fo
sas comunes múltiples que se abrieron improvisadamente, usando
324 «Hoy, día crucial entre Honduras y El Salvador», La Nación, 22 de julio de 1969, 2. El
periodista Arlas Madrigal confundió el frente oriental con el occidental.
325 «Honduras está desesperada por su situación militar. Todavía no se ha Informado al pu
blico sobre el número de muertes, las estimaciones oficiales llegan a 1,500 (...) las recri
minaciones en contra de la OEA y los Estados Unidos están a punto de ebullición. Los
informes de una nueva ofensiva salvadoreña y rumores de que el presidente salvadoreño
se adentró al territorio de Honduras están teniendo un fuerte Impacto en el público,
creciente animosidad podría causar dlsrupclón del orden público, (...) se muestra preocu
pado por la amenaza a la seguridad a los ciudadanos estadounidenses y de los salvadore
ños detenidos». «Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)», Centra
Intelligence Bulletin.
El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras y El Salvador | 157
326 «El coronel Segundo Martínez es el jefe militar de la zona. Fue el hombre que dirigió la
operación a El Amatillo. ‘Tuvimos pocas bajas en comparación con las que tuvo el ene
migo", dice. “La mayoría de los muertos salvadoreños y los heridos los sacamos a San
Miguel por la Carretera Interamerlcana”. Martínez nos habla con la tranquilidad del militar
frío, que dice las palabras casi contadas. Cuando le tocamos asuntos militares inmediata
mente dice: “Eso no lo podemos divulgar” . “Hemos enterrado unos quinientos hondureños
y tuvimos cincuenta bajas”, nos dice un oficial». «Tropas salvadoreñas ocupan desde El
Amatillo hasta 25 kilómetros adentro», La Nación, 21 de julio de 1969, 4.
327 «El fatídico '13' en la lucha El Salvador-Honduras», La Nación, 27 de julio de 1969, 4.
Entrevistado por la periodista de El Gráfico de Guatemala, Isabel de los Ángeles Ruano,
en agosto de 1969, el teniente coronel Amoldo Alvarado Dubón, comandante de la 3a
Zona Militar de Honduras que correspondía a la ciudad de Nueva Ocotepeque, justificó la
pérdida de la plaza debido a que «(...) era un ejército de más de seis mil hombres, contra
ochocientos que tenía yo en el cuartel militar», y prosiguió, «era una plaza Indefendible
por su topografía y ellos dedicaron para tomarla lo mejor de sus efectivos». Interrogado
sobre el número de muertos, dijo «es difícil calcular, solo ellos, por una lista que encontra
mos en la Iglesia, presentaban 51 bajas, entre muertos y heridos en una sola compañía».
“ Ahora nuestros muertos son Innumerables, los mataban, y los rociaban con gas, y luego
l(>s quemaban en hogueras encendidas en las plazas de los pueblos». La periodista gua
temalteca observó que “el teniente coronel Amoldo Alvarado hablaba quedo, con la mira
da perdida, con los rasgos desdibujados, con la voz ausente y lejana cuando decía «Yo
defendí la plaza hasta la noche del 15 de julio, cuando la tomaron; era Imposible hacer
a|go». «Hambre y miseria en la población: Nueva Ocotepeque: una población desolada,
entregada por la OEA», por Isabel de los Ángeles Ruano, La Prensa, 5 de agosto de
328 969' 3 El subrayado es mío'
Montéanos, entrevista. El subsargento Montesinos relató al autor que en Nueva Ocotepe-
due «ios hondureños peleaban corriendo, a la carrera, encima de nosotros, gritando que
6ramos culeros porque no peleábamos parados corriendo como ellos».
158 | Carlos Pérez Pineda El contexto de las movilizaciones patrióticas en Honduras
y El Salvador | 159
radón fijando de esta manera a la masa principal de la fuerza militar del ad
versario, en el Teatro de Operaciones Norte (TON) la penetración tendría más
complejidad y profundidad, aunque su propósito tampoco parece demasiado
claro. Los jefes militares salvadoreños no le dieron la importancia necesaria al
viejo principio de «golpear al enemigo cuando está desordenado» .340 El aná
lisis de la información disponible sobre las operaciones del TON sugiere que
la conquista de una porción de territorio era más importante para el mando
salvadoreño que la persecución y destrucción de las fuerzas enemigas, tal y
como lo indica el que las tropas hondureñas derrotadas en la frontera y en
Nueva Ocotepeque no fueran perseguidas y pudieran replegarse sin mayores
problemas. Al desistir de lo que debe ser el propósito principal de una acción
militar, la destrucción del enemigo, el mando salvadoreño permitió a los de
rrotados soldados hondureños retirarse para reorganizarse y pelear de nuevo
al siguiente día, reforzados con tropas frescas, en la exitosa emboscada en el
desfiladero de El Portillo-San Rafael de las Mataras.
Después de sus primeros éxitos, el Alto Mando salvadoreño sub
estimó a su enemigo en ese teatro de operaciones y falló en regular su
esfuerzo de acuerdo con el poder de resistencia de adversario .341 A pesar
de sufrir un revés significativo en El Portillo, la ventaja continuó estando del
lado salvadoreño cuya columna de guardias nacionales amenazaba cortar
a la fuerza enemiga que defendía El Portillo a la altura de La Labor. En el
Teatro de Operaciones Oriental los combates fueron intensos hasta el mo
mento mismo de hacerse efectivo el cese de fuego.
La campaña militar salvadoreña de 1969 tuvo un carácter limitado,
evidenciado en una tendencia a la inmovilidad una vez conquistadas las
posiciones enemigas más importantes de la franja fronteriza. El conflicto no
finalizó al imponerse el cese del fuego en los campos de batalla. El gobierno
salvadoreño intentó alcanzar su objetivo político de obligar a Honduras a un
nuevo entendimiento desde una posición de fuerza, y por tal razón intentó,
sin éxito, resistir a las presiones de la Organización de Estados Americanos
(OEA), negándose a retirar sus tropas de territorio hondureño en un primer
momento y pretendiendo llevar a cabo una retirada gradual condicionada al
cumplimiento de sus demandas en un segundo momento.
cala de la movilización desbordó muy pronto la capacidad de los partidos 16 do junio, los periódicos dieron a conocer que el ingreso de expulsados
políticos, incluyendo al más grande y mejor organizado de todos, el partido salvadoreños procedentes de Honduras a la ciudad de San Miguel era ma
oficial PCN, para servir de vehículo a las múltiples expresiones de identifi sivo.4 El día 20 de junio, el alcalde de San Miguel realizó un llamado urgente
cación y adhesión al ideal colectivo de la nación en la coyuntura crítica. El al Comité de Emergencia Nacional para que acudiera en auxilio de no
patriotismo nacionalista, una forma de integración social y cultural abstracta menos de 150 salvadoreños llegados de Honduras a esa ciudad, los cuales
plena de simbolismo, inspiró el discurso justificativo de una movilización plu- eran atendidos «con múltiples dificultades» por la Cruz Roja migueleña. Se
riclasista que, a través de diversas prácticas colectivas identitarias, otorgó informó que entre los refugiados había personas de ambos sexos, así como
legitimidad a posteriores decisiones gubernamentales extraordinariamente ancianos y niños, muchos de estos últimos nacidos en Honduras. Entre
drásticas que involucraron el uso masivo de los medios estatales de violen los recién llegados que habían recibido auxilio de la Cruz Roja migueleña,
cia para resolver la crisis con la vecina República de Honduras. habían «personas de toda condición social: algunos son comerciantes que
Después de finalizada la guerra, el presidente de El Salvador, ge perdieron regulares sumas de dinero y otros dueños de pequeños negocios
neral Fidel Sánchez Hernández, manifestó a periodistas nacionales y ex que quedaron prácticamente destruidos después de los incidentes».5 A
tranjeros que los periódicos salvadoreños habían ofrecido «su espontánea inicios de la segunda mitad del mes de junio, ya habían sido organizados
colaboración» al gobierno y que «prefirieron no publicar, al principio, el comités de socorro y primeros auxilios en Santa Rosa de Lima, La Unión,
éxodo salvadoreño para no exacerbar los ánimos e investigar bien la si San Miguel, Citalá y otros lugares del país.6 El número total de expulsados
tuación mientras se hacían llamados a la conciencia de los hondureños». del territorio hondureño registrados en los puestos fronterizos ascendían
Los periódicos del país informaron sobre la situación de los salvadoreños hasta la noche del domingo 22 de junio, a más de 3,500 personas.7 A pesar
en Honduras solamente «cuando ya fue imposible contener la información de que a estas alturas ya era evidente que el país enfrentaba un problema
del genocidio hondureño», de acuerdo a las declaraciones del presidente humanitario de grandes proporciones y de consecuencias incalculables,
salvadoreño.1 el auxilio de las instituciones estatales demoró en llegar a los lugares en
Ciertamente, la prensa salvadoreña había comenzado a informar donde la presencia de los repatriados era mayor. La autorización para que
sobre la llegada de los primeros grupos de salvadoreños expulsados de las autoridades militares y civiles de los departamentos de La Unión, San
Honduras en sus ediciones de la segunda semana de junio.2 Los recién Miguel, Usulután, Chalatenango y Cabañas auxiliaran a los centenares de
llegados relataron que habían sido obligados a abandonar sus hogares por compatriotas que ingresaban a diario al territorio nacional desde Honduras
autoridades y civiles hondureños armados. A partir de entonces, los pobla fue dada finalmente por el Alto Mando de la Fuerza Armada Salvadoreña
dores de los pequeños centros urbanos de los departamentos fronterizos (FAES) y comunicada a la prensa nacional hasta el día 23 de junio de 1969.
comenzaron a familiarizarse con escenas de grupos de personas cada vez El mando supremo castrense autorizó brindar alimentación, alojamiento y
más numerosos que, procedentes de territorio hondureño, se detenían a transporte gratuito en vehículos nacionales a las víctimas de las expulsiones.8
descansar antes de proseguir hacia el interior del país, como cuando un La Asamblea Legislativa aprobó el día 24 de junio la emisión de un crédito
grupo integrado por 15 hombres, 11 mujeres y 37 niños, llegó a la ciudad publico para ayudar a los cada vez más numerosos grupos de expulsados
de Chalatenango la tarde del 8 de junio. Los 63 expulsados amanecieron que arribaban al país desde la vecina Honduras.9
al día siguiente en los portales del centro de la ciudad, cabecera del depar Hasta el 25 de junio de 1969, habían sido registrados por las
tamento del mismo nombre, portando unos cuantos bultos con alimentos autoridades migratorias de El Amatillo un total de 7 mil 248 refugiados
y ropa, pues el resto de sus bienes habían sido confiscados en Honduras. Procedentes de diversos lugares de Honduras. Las autoridades migratorias
Los integrantes del grupo no se trasladaron inmediatamente a sus lugares nitestaron que el número de salvadoreños expulsados podría ser el doble
de origen sino que permanecieron en los portales a la espera de ayuda de QuprU¡,mer0 de re9istrados ar> ese puesto de control migratorio, debido a
parte de las autoridades.3 H e otros centenares habían entrado a territorio nacional por los pasos más
Los medios de comunicación destacaron que los departamento
del oriente del país estaban recibiendo el mayor número de retornados. 4 196gr69P° ndiÓ San M'9Uel en la emergencia,>’ La P re n sa G rá fica , 18 de noviembre de
1 «Sánchez H. elogia la unidad nacional», D ia rio d e H oy, 1o de agosto de 1969, 3. g "ñamado de S. Miguel para ayudar expulsados», E l M u n d o , 20 de junio de 1969.
2 «Honduras expulsa a 54 salvadoreños», El D ia rio d e H oy, 7 de junio de 1969, «Honá ? "c °mités de Socorro para los Refugiados», La P re n sa G rá fica , 21 de junio de 1969, 5.
ras expulsa a 63 salvadoreños más», E l D ia rio d e H oy, 11 de junio de 1969. El matutin
"Caso Honduras a Consejo de Ministros», El M u n d o , 23 de junio de 1969.
destacaba que en aquel momento, con la llegada de ese último grupo, el número de s
vadoreños expulsados del vecino país ascendía a más de 150. "Ordenan auxilio total para los refugiados», La P re n sa G ráfica , 24 de junio de 1969
1
Carlos Pérez Pineda
general Carlos Bermúdez, quien inició sus funciones con una reunión con los gobernado
res de Santa Ana, Sonsonate y Ahuachapán «para coordinar las actividades de las juntas
de emergencia departamentales». «Responden a Cruzada de Auxilio en Sta. Ana», El
Mundo, 9 de julio de 1969, 2.
«Comité de Emergencia fundan en El Refugio», El Mundo, 9 de julio de 1969.
174 Carlos Pérez Pineda
Berlín 5 El Porvenir 1
Total 50 Metapán 12
Departamento de La Unión Santiago de la Frontera 1
La Unión 8 San Antonio Pajonal 1
Conchagua 4 Santa Rosa Guachipilín 1
Intipucá 5 Masahuat 5
El Carmen 5 Total 181
Bolívar 2 Departamento de Ahuachapán
San José 4 Ahuachapán 11
Yucuaiquín 2 Atiquizaya 12
Yayantique 4 Apaneca 4
Meangera 1 San Pedro Puxtla 4
Santa Rosa de Lima 3 Turín 3
Pasaquina 4 San Lorenzo 4
Anamorós 4 San Francisco Menéndez 7
Polorós 4 Ataco 1
El Sauce 2 Tacuba 1
Concepción de Oriente 2 Jujutla 1
Nueva Esparta 2 Guaymango 1
Lislique 6 El Refugio 1
San Alejo 10 Otros (87 grupos habían sido organiza
dos en la zona rural del departamento)
Total 72 Total 137
Departamento de San Miguel
Total 29*
TOTAL 29 570 grupos
i
re c e p c ió n de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador 177
La
después del ingreso de los expulsados a territorio nacional por notarios pú
blicos de diferente filiación política, incluidos conocidos dirigentes de par
tidos de oposición, entre ellos, los doctores Guillermo Manuel Ungo, Luis
Alonso Posada, Antonio Morales Erlich, Napoleón Rodríguez Ruiz y otros,
así como también abogados vinculados al partido oficial y otros sin ninguna
filiación política conocida. Antes de conocer sus testimonios, los declaran
tes eran rigurosamente identificados mediante sus documentos personales
de identificación y, en caso de carecer de ellos, por un testigo debidamente
documentado que daba fe de que la persona en cuestión era quien decía
ser. Las actas notariales comprenden el período entre el 8 de junio y la pri
mera semana del mes de julio de 1969, y una parte considerable de ellas
describen atropellos contra la minoría salvadoreña en Honduras, hechos
ocurridos inmediatamente después de los tres juegos de fútbol entre las se
lecciones de El Salvador y Honduras. El tamaño de la muestra permite ex
traer algunas conclusiones acerca del patrón de la violencia colectiva contra
la minoría salvadoreña en Honduras en el mes de junio de 1969.
La mayor parte de los salvadoreños que ofrecieron su testimonio
a los notarios públicos eran campesinos analfabetos.29 Entre los refugia
dos había un número de familias mixtas en cuanto a la nacionalidad de los
cónyuges y de sus hijos. Cuatro mujeres salvadoreñas manifestaron tener
compañeros de vida e hijos hondureños. Treinta y tres hombres salvadore
ños declararon tener mujer e hijos hondureños.
Definitivamente, la serie de partidos de fútbol entre las selecciones
de El Salvador y Honduras fue un detonante de la violencia en gran escala
contra la minoría salvadoreña en territorio hondureño, al que numerosos
expulsados hicieron referencia en sus declaraciones ante los notarios pú
blicos. Doce de los declarantes denunciaron, sin embargo, haber sufrido
insultos, humillaciones y amenazas de muerte proferidas por hondureños
antes de la serie de partidos de fútbol iniciada el 8 de junio de 1969. Otros
comentaron que el salvadoreño en Honduras no había sido «bien visto»
desde muchos años atrás. Un jornalero salvadoreño de 48 años de edad
del domicilio de Nagarejo, Nacaome, departamento de Valle, relató que la
conducta de sus vecinos cambió después de la derrota de la selección de
fútbol hondureña en la capital salvadoreña, al grado que personas que an
teriormente eran amistosas dejaron de hablarle.30 Un joven campesino sal
vadoreño de 25 años de edad establecido desde 1964 en la aldea Chirinos,
Danlí, departamento de El Paraíso, relató que después del primer partido
de fútbol entre las selecciones hondureña y salvadoreña el 8 de junio en Te-
gucigalpa, ganado por los hondureños, un grupo de aproximadamente cin
cuenta hombres que trabajaban en la Empresa Tabacalera Panamericana
S.A., «Tapansa», salieron a la calle a molestar a los salvadoreños del lugar.
29 Según la CEPAL, el analfabetismo en El Salvador en el año 1970 era del 40.3 Batalllon.
Génesis de las guerras Intestinas en América Central (1960-1983), 96.
30 Archivo Histórico «Antonio Gutiérrez Díaz» de la Dirección de Asuntos Limítrofes y Fron
terizos, Declaraciones de salvadoreños expulsados de Honduras, Acta notarial Q-16.
recepción de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador j 181
de salvadoreños en Langue, población del departamento de Valle, fue realizada por au
toridades militares y civiles llegadas de otras partes y no por los residentes hondurenos
de la localidad que «aparentemente nunca participaron ni se comprometieron siquiera en
manera alguna en la expulsión de los inmigrantes». Durham, E sc a s e z y s o b re v iv e n c ia en
C e n tro a m é ric a , 178.
33 La prensa liberal hondureña había calificado, poco tiempo antes de la crisis, al coronel L¡-
sandro Padilla como «verdugo de Olancho» y bajo la rúbrica «El Colmo» había publicado
una breve nota al pie de la fotografía del militar en la que se preguntaba si sería posible
que el Congreso Nacional se atrevería a Inferir «la más grande ofensa al pueblo hondure
no» ascendiendo a General de Brigada a un hombre «que en la ínsula bajo su mando ha
Institucionalizado el fatídico PAREDÓN». «El Colmo», El Pueblo, 4 de junio de 1969, (en
primera plana). Según el órgano de prensa del Partido Liberal de Honduras, el departa
mento de Olancho era «el feudo del tristemente célebre Lisandro Padilla» y «el escenario
de monstruosos crímenes». El medio de prensa del liberalismo denunció que en marzo
de 1969 las autoridades bajo el mando del coronel Padilla habían asesinado a un joven
hondureño de 18 años, llamado Arnulfo Padilla, en la montaña del Uval, jurisdicción de
Jutlcalpa. El Pueblo, «Hubo otro crimen en Olancho», E l P u e b lo , 5 de junio de 1969, (en
primera plana).
34 Archivo Histórico «Antonio Gutiérrez Díaz» de la Dirección de Asuntos Limítrofes y Fron
terizos, D e c la ra c io n e s d e s a lv a d o re ñ o s e x p u ls a d o s d e H o n d u ra s , Actas notariales 0-28
y Q-43.
re c e p c ió n de expulsados y la Integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 183
dos manifestaron que no habían sido testigos de actos hostiles contra otros
salvadoreños.
Los relatos de violencia atroz en lugares cercanos y las amenazas
de sus vecinos y de autoridades locales motivaron a quince de los declaran
tes a regresar a su país de origen. La difusión de rumores debe de haber
tenido gran importancia en las decisiones de los miembros de la minoría
salvadoreña en las circunstancias de junio de 1969 en ciudades, pueblos,
aldeas y caseríos de Honduras, pero para que el rumor tuviera credibilidad
y efecto tenía que existir un clima propicio de inseguridad y temor generali
zados entre los miembros de la comunidad salvadoreña residente, además
de la certeza, alimentada por experiencias propias o de miembros de su
red social, de que las amenazas de muerte podrían materializarse en cual
quier momento. Veintiuno de los salvadoreños expulsados dijeron haber
sido amenazados, insultados y denunciados por sus vecinos hondureños.
Dieciséis de los refugiados relataron haber reconocido a vecinos del lugar
entre los miembros de las turbas destructoras que asaltaron sus hogares.
Un joven sastre salvadoreño de 21 años de edad que había emigrado a
Honduras en diciembre de 1968 radicándose en La Ceiba, departamento de
Atlántida, relató que el 28 de junio de 1969, una turba integrada por vecinos
del lugar, entre los cuales reconoció a unos sastres hondureños compañe
ros de trabajo, llegaron a su vivienda en el barrio Solares Nuevos a amena
zarlo de muerte si no se marchaba de Honduras en un plazo de 24 horas.38
Once de los salvadoreños obligados a abandonar Honduras denunciaron
haber sido obligados por autoridades de ese país a abandonar sus hogares
y bienes sin darles tiempo de intentar venderlos. Cinco de los entrevistados
relataron que sus vecinos hondureños se negaron a comprar sus bienes al
saber que los salvadoreños serían expulsados muy pronto.
Por otra parte, diecinueve salvadoreños manifestaron haber reci
bido avisos sobre algún peligro inminente, auxilio, protección y en algunos ¿“ e" Pab'° Amaya quien fue a9redido y expulsado por agentes del
Cuerpo Especial de Segundad (CES) en Choluteca, Honduras. Tomado de Diario Lati
casos refugio temporal en hogares de vecinos, amigos y desconocidos de
no, 3 de julio de 1969.
nacionalidad hondureña. Un campesino salvadoreño de 48 años de edad
que había emigrado a Honduras cuando tenía 15 años y se había asentado
en la aldea San Juan Pueblo, municipio de La Masica, departamento de
Atlántida, relató que debido a la violencia desatada contra los salvadoreños, fab a íín n H 'eS - eSp° " dió desde el interior que en su hotel solamente se alo
un amigo suyo hondureño, el «cabo militar» del lugar, Lino Fajardo, le acon en e^nart¡HUren0S' E d'a previ0’ desPués del tercer gol de los salvadoreños
sejó que abandonara su vivienda y que se refugiara en la montaña.39 Una fo rm a n ™ PUe, 6n 6S0S momentos se jugaba en San Salvador, se había
mujer salvadoreña comerciante de ropa de 49 años de edad que viajaba saquear nen mu ^ e.n las calles que se diri9ió al mercado San Isidro a
constantemente entre El Salvador y Honduras, relató que fue protegida por extendí!" ? ?'°S ! salvadoreños- La muchedumbre, tan numerosa que se
el propietario hondureño del Hotel Francia, en Comayagüela el 17 de junio respueS«
puesta rio, ar9° - í S6'f
del propietario del?U„adras’
hotel.40 regresó el día 17 recibiendo la misma
de 1969, cuando una muchedumbre formada por hombres, mujeres y niños
llegaron a golpear la puerta de dicho hotel en busca de «guanacos». El gocios v i" 8'013 í uUeVe de l0S declarantes relataron que sus viviendas, ne-
la turba h 'nH6S Sid° sagueados' robados’ U ñados y/o destruidos por
38 Archivo Histórico «Antonio Gutiérrez Díaz» de la Dirección de Asuntos Limítrofes y Fron a hondurena agresora. Diez dijeron haber sido víctimas de golpizas y
terizos, Declaraciones de salvadoreños expulsados de Honduras, Acta notarial Q-26.
39 Archivo Histórico «Antonio Gutiérrez Díaz» de la Dirección de Asuntos Limítrofes y Fron
Í S f dist?ric0 «Antonio Gutiérrez Díaz» de la Dirección de Asuntos Limítrofes y Fron-
terizos, Declaraciones de salvadoreños expulsados de Honduras, Acta notarial Q-12. 0S’ D e c la ra c io n e s d e s a lv a d o re ñ o s e x p u ls a d o s d e H o n d u ra s , Acta notarial Q-36
186 | Carlos Pérez Pineda
41 «Más comentarios del Dr. Jiménez C. a informe OEA», El Mundo, 31 de julio de 1969, 2-
El énfasis es mío.
La re c e p c ió n de expulsados y la Integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador 187
responsabilidad por los actos cometidos contra los salvadoreños que residen
en su territorio y que condujeron a un éxodo en masa, de por lo menos 17,000
personas hacia su patria». El cargo salvadoreño de «Genocidio» contra el
gobierno hondureño no fue apoyado en las conclusiones preliminares de la
subcomisión comunicadas a los gobiernos miembros de la OEA; no obstante,
el informe de la subcomisión decía que las autoridades hondureñas habían
ejercido presión sobre esos inmigrantes salvadoreños para que salieran del
país, «aun antes del estallido de violencia ocurrido en los juegos de fútbol de
Tegucigalpa y San Salvador». El informe subrayó que los más graves inci
dentes de violencia habían ocurrido en Honduras y que «el éxodo en masa de
salvadoreños de Honduras se debió a las amenazas o a órdenes específicas
de salir del país, respaldadas por violentas muchedumbres, generalmente ar
madas». Por lo consiguiente, las víctimas tenían derecho a indemnización por
los daños materiales y no materiales sufridos, si se demostraba «que tales
perjuicios derivaron de acciones u omisiones de las autoridades».42
La difusión, a través de los medios de comunicación de masas, de
los testimonios de los refugiados salvadoreños tuvo un importante efecto
movilizador en la medida en que alimentó el discurso identitario del gobierno
a partir de ia construcción simbólica de un «otro», convertido en enemigo
violento capaz de ejecutar los peores actos de crueldad contra inocentes
compatriotas indefensos.43 La cultura de guerra salvadoreña se nutrió fuer
temente de la demonización del enemigo, particularmente de los integran
tes de la «Mancha Brava», señalada insistentemente en los testimonios de
los refugiados como responsable de los más abominables actos de violen
cia contra los salvadoreños en Honduras.44
42 «Comisión de Derechos Humanos culpa a Honduras y El Salvador», La Nación, 25 de
julio de 1969, 2. La Investigación de la OEA fue conducida por el Dr. Manuel Blanchi de
Chile y el uruguayo Justino Jiménez de Arechaga, quienes visitaron Honduras y El Salva
dor entre el 4 y 14 de julio de 1969.
43 «(...) la construcción simbólica de la violencia enemiga fue realizada conjuntamente por
la propaganda del Estado y por la sociedad civil, encarnada en las víctimas y testigos de
aquella: de ahí su fuerza y su presumible capacidad movlllzadora». García, «Relatos para
una guerra», 143-176.
44 La «Mancha Brava» era una organización del Partido Nacional creada para reprimir a
sus adversarlos durante la presidencia de Tlburclo Carias Andino. «La Mancha Brava fue
una organización particularmente activa durante el primer gobierno del general Oswaldo
López Arellano y había adquirido una feroz reputación por su participación en acciones re
presivas contra adversarios del gobierno. Miembros del grupo represivo habían participa
do, blandiendo garrotes, en la disolución violenta de una huelga general, Iniciada el día 27
de julio de 1965, que había sido convocada por la FECESITLIH». Militares y miembros de
'a «Mancha Brava» disolvieron violentamente una concentración convocada por la Junta
Central Ejecutiva del Colegio Profesional Superación Magisterial (COLPROSUMAH) a
finales del mes de junio de 1969. Varias mujeres integrantes del grupo represivo atacaron
y Qolpearon a un número de maestras que habían asistido a dicha concentración. La
colaboración del grupo de choque con las fuerzas de seguridad del gobierno no era nada
novedoso. La Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH), denunció el
desalojo violento de varios locales escolares ocupados por maestros huelguistas de edu-
188 | Carlos Pérez Pineda
Simulacro que destaca la forma como la fatídica «Mancha Brava» atacaba a campesi
nos salvadoreños en Honduras. Tomado de Diario Latino, 8 de mayo de 1970.
45 «Así atacaba la fatídica ‘Mancha Brava’», Diario Latino, 8 de mayo de 1970, (en
contraportada).
46 Un conocido Intelectual de Izquierda que se manifestó en contra de las atrocidades co
metidas por la «Mancha Brava» contra sus compatriotas, escribió una canción en la que
excitaba a los soldados salvadoreños a castigar a ese infame grupo de choque: «Soldado,
no te olvides... porque si tú fuiste a la guerra fue para combatir a la ‘Mancha Brava’».
Servicio Informativo ecuménico y Popular (SIEP), «La clase dominante salvadoreña odia
la historia y la cultura... Entrevista a José Napoleón Rodríguez Ruiz (I)».
4^ Meléndez, «Lo que nos dejó la guerra, parte II», El Diario de Hoy, 9 de septiembre de
1969, 6.
B Diario de Hoy, 3 de enero de 1970, 19.
4g _
“ Carta a Marroquín Rojas», Diario Latino, 1° de agosto 1969, 6.
190 | Carlos Pérez Pineda La recepción de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 191
vadoreño las que labraron las tierras con denuedo para enseñar a los herma
nos catrachos’ el tesón con que el hombre del campo cuscatleco trabaja».50 Y el salvadoreño que llegó a Honduras comenzó a levantar su casa;
En las semanas previas al inicio de la guerra aparecieron en la y compró su pedazo de terreno donde metió la vaca y el caballo; y
prensa salvadoreña repetidas referencias a «la haraganería innata de los compró el taller nuevo; y se atrevió a montar la fábrica. No contento
hondureños».51 Según la retórica del relato autojustiflcatlvo salvadoreño, |a con eso, llevó el comercio a apartados lugares; puso los productos
colonización de nuevas tierras en Honduras fue obra de los inmigrantes al alcance de los hondureños que nunca pensaron comprar tan le
salvadoreños. De acuerdo con Abel Salazar Rodezno, Honduras era, antes jos, instaló farmacias, y propagó la medicina por regiones donde la
de la llegada de los inmigrantes salvadoreños un territorio prácticamente muerte cebaba su hambre con gente agonizante. Era vida para ese
virgen, no explotado adecuadamente debido a la poca capacidad de trabajo país. El salvadoreño fue progresando en Honduras. Y a la par que
de sus ciudadanos: lograba su progreso, lo expandía por todos los rumbos de aquella
región que le abrió -a l principio- toda la extensión de sus brazos de
Los salvadoreños, osados, entraron —pecho desnudo- en la ma selva, de tierra, de pinares y montañas. Había logrado el cuscatleco
raña de los montes; retorcieron el pescuezo de las temibles ser amasar el fruto de su trabajo. Y con amplitud sin límites de su bon
pientes “barba amarilla” metieron con hondura vigorosa el humilde dadoso corazón, lo compartía todo con los nativos de cada lugar,
arado de palo y arrancaron de los surcos las mleces que fueron que perdían su tiempo en la lucha fratricida de la campaña electoral
transformando a Honduras. Los hombres se encorvaron día a día que dejaba tras de sí un rastro trágico de muertos y heridos.54
en aquella lucha feroz, librada contra una naturaleza que se doble
gó sólo frente a la tenacidad del indio con sangre de pipiles, los mai Según Salazar Rodezno, la laboriosidad de los inmigrantes salva
zales cubrieron de verdura los montes y cañadas, y la mazorca se doreños en Honduras los condujo inevitablemente a un evidente éxito que
tornó en sabroso alimento que palmoteaban las salvadoreñas que despertó las más «bajas pasiones» de los hondureños más ingratos:
se fueron acompañando a sus hombres; y en la penuria de aquel
esfuerzo esperanzado, también dio frutos el vientre de la generosa La casa solariega, la fábrica, el taller modernizado, el producto de
mujer salvadoreña que comenzó a acariciar sus hijos nacidos lejos la cosecha, el pastoreo del ganado, el comercio floreciente, fueron
del rancho y el lucero de sus abuelos legendarios.52 despertando poco a poco la envidia de los pobres de espíritu. Y en
el silencio callado de almas amargadas, se fue abonando poco a
Salazar Rodezno destacó el rol de los Inmigrantes salvadoreños poco la semilla del odio.55
como pioneros constructores del progreso social en Honduras:
La tradicional hermandad entre ambos pueblos comenzó a deterio
Así se fue el salvadoreño para Honduras. Con su matata y su ma rarse debido a la semilla del odio plantada en el corazón de los hondureños y
chete. A pelear con la selva y con las fieras; a entregar su sangre anonada por la envidia y «la extraña limitación para el trabajo de un pueblo».56
en ese pleito, a regar con su sudor el surco extraño; a construir un
país con su músculo y vigor; a conquistar la tierra para el banano, El odio fue creciendo, y en el susurro de la conversación casera,
para el maíz, para el café y el algodón. Se fue a despertar la tierra o en la plática de amigos, o en el diálogo que hablaba de futuros
extraña, para que vivieran todos.53 se comenzó a señalar a los salvadoreños como enemigos de esa
Honduras que habían contribuido a engrandecer.57
El salvadoreño llevó el progreso a los más apartados rincones de
Honduras, fue un agente de la civilización que compartió noblemente su asen -En ° tra n° ta Periodística del Dian'o Latino, Rubén Gálvez Ayala
éxito con los hondureños, involucrados casi permanentemente en violen o laborad que la <<habitual aPatl'a» para el trabajo de «los diferentes sectores
conflictos fratricidas: hondi ~S>> de Honduras era conocida en toda Centro América, y que los
■cúrenos en aquel momento consideraban como enemigos acérrimos «a
50 Gálvez Ayala, «Patético relato del éxodo salvadoreño», Diario Latino, 2 6 de junio de 1969 gg ®alazar Rodezno, Derecho de Legítima Defensa.
53 Salazar Rodezno, Derecho de Legítima Defensa. Salazar Rodezno, Derecho de Legítima Defensa, 7-8.
192 | Carlos Pérez Pineda
58 Gálvez Ayala, «Sigue relato de los expulsados», Diario Latino, 4 de julio de 1969.
59 Gálvez Ayala, «Sigue relato de los expulsados», Diario Latino, 2 de julio de 1969.
60 «Brigadas emergencia organiza la Cruz Roja», El Mundo, 26 de junio de 1969, 2.
61 ,
«ANDES 21 de Junio, a las directivas departamentales y seccionales del país», El Mundo
28 de junio de 1969.
62 Las relaciones del gobierno con los maestros organizados en ANDES distaban mucho de
La recepción de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 193
ser cordiales al producirse la crisis con Honduras. El gobierno había enfrentado un primer
conflicto con dicha organización en 1968. Un segundo conflicto entre ANDES y las autorida
des gubernamentales ocurriría en julio de 1971. Los maestros huelguistas fueron apoyados
entonces por otras organizaciones populares de la ciudad y el campo, pero su movimiento
fue drásticamente reprimido por el gobierno del general Sánchez Hernández, mediante los
cuerpos de seguridad y su red de vigilancia y control en el medio rural, las patrullas cantona
les y ORDEN. Hernández Pico y otros, El Salvador: Año Político 1971-72,12.
J "Ayuda de ANDES 21 de Junio para los salvadoreños damnificados», Diario Latino, 12 de
julio de 1969.
«Salvadoreños-Árabes donan 7 mil colones», El Diario de Hoy, 26 de junio de 1969.
65 B Mundo, 25 de junio de 1969, (en primera plana).
«Salvadoreño-árabes contribuyen en S. Ana», El Diario de Hoy, 30 de junio de 1969.
194 Carlos Pérez Pineda
I
re c e p c ió n de expulsados y la Integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador 195
La
1 jA
yfm:
POR ESTO LUCHAMOS - Por lo* atropellos, vejaciones, violaciones, tro glorioso Ejercito Nacional libra mi histórica batalla dentro de **n'* ^ "
IwatrM, depredaciones y expulsiones sufridos por miles de nuestros com hondureno ya. sabiendo que tiene el respaldo pleno de todos los salvaoor
petñotu como tos que aparecen en esta g á lica 8 manos de los sicarios y ñ o s q u e form an un solo hom bre en e sta hora suprem a
wmwroi dirigidos por el genocida Oswatdo Lope* A b la n o , es que núes
* <5-
*
■
Encabezado de periódico: ¡Por esto luchamos Ejército y Pueblo! Tom ado de El Mundo,
15 de julio de 1969.
La Cruz Roja Salvadoreña informó que, hasta finales del mes de 22,446 colones, por el presidente del gremio empresarial ingeniero Eduardo
junio, había recibido casi 128 mil colones en efectivo provenientes de per Funes Hartman.77 Hasta el 9 de julio, la ANEP, había recolectado 27 mil 71
sonas particulares, empresas, casas comerciales y otros donantes que rá colones además de contribuciones en especies enviadas a la Cruz Roja
pidamente habían acudido a socorrer a los miles de expulsados del terri para ayudar a los refugiados.78
torio hondureño. La Cruz Roja había recibido, además, miles de colones La Asociación Cafetalera de El Salvador, a través del Movimiento
en alimentos, medicinas, vestuario y otras formas de ayuda para los repa Gremial Cafetalero, inició una campaña nacional para que todos los cafe
triados.73 Solamente en Santa Ana la institución humanitaria había recibido taleros del país aportaran una contribución de cincuenta centavos por cada
más de 17 mil colones en efectivo, ello hasta principios de la segunda se quintal de café de su cuota de retención. Los organizadores informaron du
mana del mes de julio.74 rante la primera reunión para coordinar la mencionada campaña que, en
A finales del mes de junio de 1969, el movimiento de solidaridad caso de que todos los cafetaleros respondieran positivamente, se recau
con los expulsados de Honduras se había extendido a la totalidad del te daría 168 mil colones que serían entregados a la Cruz Roja Salvadoreña.79
rritorio nacional, alcanzando su máxima expresión en la semana previa al A nivel político, el protagonismo de los empresarios salvadoreños
inicio de la guerra. Un vespertino nacional observó al respecto que «prác durante la crisis fue de carácter estratégico. La dirigencia de la ANEP parti
ticamente no hay ciudad o pueblo del interior del país donde no se hayan cipó en una Comisión Mixta, integrada por funcionarios gubernamentales y
iniciado ya cruzadas de auxilio a favor de nuestros compatriotas expulsados representantes del sector privado, cuyo propósito era:
de Honduras».75
La «Cruzada de Auxilio» a los salvadoreños expulsados de Hon (...) coordinar las necesidades económicas privadas con las nece
duras contribuyó a generar un sentimiento de unidad nacional en los diver sidades logísticas del Ejército, velar por la operación de los trans
sos estratos y sectores sociales del país. La selección del término Cruzada portes aéreos, marítimos y terrestres entre los países del Mercado
evidencia una intención política sacralizadora recurriendo a un simbolismo Común Centroamericano y el control y suministro de alimentos para
religioso legitimador y con gran poder de convocatoria. la población civil en caso de que el conflicto se prolongara, lo mis
La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), que inicial mo que para preparar planes de corto y mediano plazo para incre
mente había tratado de mantener la comunicación con los empresarios hon- mentar la producción agrícola e industrial y hacer producir más las
dureños para buscar una solución no violenta a la crisis, participó activamente tierras que estuvieran dando bajos rendimientos.80
en la «Cruzada de Auxilio» a los refugiados de Honduras en el período previo
a la guerra. Después de una reunión de su junta directiva, el 23 de junio, en Las donaciones de tierras en el período anterior al desencade
la que se había informado acerca de los daños sufridos por las empresas namiento de las hostilidades militares evidenciaron la preocupación tem
salvadoreñas ADOC, DELICIA y DIANA durante los desmanes de las turbas prana por asentar a una parte de los expulsados, cuya inmensa mayoría
nacionalistas en Honduras, la ANEP solicitó al Consejo Hondureño de la Em eran campesinos, en parcelas de tierra y aliviar sus necesidades básicas
presa Privada (COHEP) su intervención para preservar las relaciones tradi de subsistencia. El Instituto de Colonización Rural (ICR) recibió en dicho
cionalmente cordiales entre ambos países. La iniciativa de los empresarios periodo donativos de tierras de labranza para el asentamiento de familias
salvadoreños hacia su contraparte hondureña resultó infructuosa. repatriadas. La Sociedad Dueñas Hermanos y Cía., integrada por Eugenia
Las pérdidas de los empresarios salvadoreños en Honduras deben Dueñas de Gutiérrez, Marta Dueñas de Regalado, María Elena Dueñas de
haber sido cuantiosas. Después de la guerra, el empresario salvadoreño aldocchi, Miguel Dueñas P. y Roberto Dueñas, realizó una donación con
Roberto Palomo reclamó compensación ante las oficinas de la Organiza sistente en 316 manzanas de tierras útiles en la jurisdicción de Jiquilisco y
ción de Estados Americanos (OEA) en San Salvador, por pérdidas de más ^ an Agustín, departamento de Usulután. El señor Lud Dreikorn cedió al ICR
de dos millones de colones sufridas por su empresa en Honduras. En ese una extensión de cerca de 600 manzanas de tierra en la desembocadura
entonces un dólar americano equivalía a 2.5 colones salvadoreños.76 rio Lempa, de las cuales 250 eran tierras agrícolas y el resto manglares
En el primer donativo de los empresarios privados organizados y Playas. El obispo de San Vicente, monseñor Pedro Amoldo Aparicio y
como ANEP, a principios del mes de julio, fueron entregados a la Cruz Roja 'DUintanilla, y el clero de esa Diócesis acordaron la cesión de cerca de 250
73 «128 mil en efectivo recibe la Cruz Roja», El Mundo, 7 de julio de 1969, 3. El Mundo, 2 de julio de 1969.
74 «Responden a Cruzada de Auxilio en Sta. Ana», El Mundo, 9 de julio de 1969, 2. “ A 27 mil en efectivo llega ayuda de ANEP», El Mundo, 9 de julio de 1969, 2.
75 «Nacional es ya acción de ayuda a expulsados», El Mundo, 28 de junio de 1969, 15. “ Ayuda a expulsados acuerdan cafetaleros», El Mundo, 4 de julio de 1969, 2.
76 Asociación Nacional de la Empresa Privada, ANEP una historia emprendedora, 32. Asociación Nacional de la Empresa Privada, ANEP una historia emprendedora, 3 4 .
198 Carlos Pérez Pineda
una solución negociada debido a que se consideraba que la solución violen El doctor Castillo afirmó quo los pusblos honduroño y salvadoreño
ta del conflicto no beneficiaría en lo absoluto a los intereses de ambos pue habían sido víctimas de sus respectivos gobiernos «y de algunos de sus
blos. La facultad de Ciencias Económicas no llamaba a sumarse al Bloque medios de difusión» siempre dispuestos a distraer la atención del pueblo de
de Unidad Nacional sino que hacía un llamamiento específico a «todas las los problemas nacionales dirigiéndola hacia afuera de las fronteras nacio-
fuerzas democráticas del país» a formar un frente de unidad nacional con el nales por asuntos ajenos a sus verdaderos intereses. Finalmente, el doctor
fin de coordinar todas las actividades orientadas a una solución negociada Castillo hizo un llamado a hondureños y salvadoreños a escuchar las voces
y justa de la disputa con Honduras. Al mismo tiempo se excitaba a «las fuer sensatas que llamaban al respeto y al entendimiento en ambos países ya
zas democráticas» de ambos países a iniciar una campaña de esclareci que era «absurdo e imposible que las dos víctimas luchen entre sí y se abo
miento de «las verdaderas causas del conflicto». El pronunciamiento exigía rrezcan en vez de luchar contra sus verdaderos enemigos».96
finalmente al gobierno salvadoreño una solución «inmediata y permanente» Otra voces discordantes, en medio de las manifestaciones públicas
de los problemas confrontados por los expulsados de Honduras.94 de adhesión al movimiento de unidad nacional y de apoyo al gobierno cen
La más radical de las voces disidentes fue escuchada dentro de un tral, fueron las de la Federación Unitaria Sindical de El Salvador (FUSS), y
espacio de opinión muy limitado, la Universidad de El Salvador. El exrector la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria del Alimento,'el
de la Universidad de El Salvador y exmiembro de la Junta Revolucionaria de Vestido, Textil, Similares y Conexos de El Salvador (FESTIAVTSCES), or
Gobierno que gobernó brevemente al país después del derrocamiento del ganizaciones laborales bajo la influencia del Partido Comunista de El Salva
gobierno del coronel José María Lemus en 1960, doctor Fabio Castillo Figue- dor (PCS), que emitieron un pronunciamiento crítico mediante el cual con
roa, expuso sus puntos de vista sobre la crisis honduro-salvadoreña en una denaban al «despótico gobierno» hondureño y a «las hordas a su servicio»
carta abierta dirigida a ambos pueblos, el 16 de junio de 1969, titulada «un como el Cuerpo Especial de Seguridad (CES) y otras «organizaciones de tipo
llamamiento al despertar de los pueblos oprimidos», que no fue publicada por fascista» como la «Mancha Brava», «réplica de la Mano Blanca en nuestro
la prensa salvadoreña pero que recibió amplia difusión en Honduras a través país». Las dos organizaciones obreras demandaron del gobierno salvadore
del órgano de prensa del Partido Liberal. El doctor Castillo expresó su preocu ño una «solución inmediata e integral a los problemas de trabajo, vivienda,
pación por la manera en que los gobernantes de ambos países «dócilmente» alimentación, educación, etc., de todos los salvadoreños extrañados de suelo
conducían «a ambos pueblos a odiarse inútil y ciegamente, sin saber por qué hondureño y de los que lleguen posteriormente, tal como lo ha prometido el
deben aborrecerse, ni cuáles son las ventajas que sus malos gobernantes señor presidente de la República, de que aquí encontrarán: techo, pan y tra
obtienen para sí mismos y para las oligarquías que sirven». bajo». Los sindicalistas hicieron un llamado un tanto ingenuo, considerando el
El exrector universitario llamó a ambos pueblos a despertar y a ad desbordado ambiente nacionalista del momento en ambos países, a «promo
quirir «clara conciencia» de los objetivos perseguidos por los gobiernos de ver la Unidad de Acción con los ciudadanos hondureños residentes en nues
las «minorías privilegiadas» que fácilmente los habían dividido estimulando tro país, con los trabajadores y pueblo hondureño que luchan por reivindicar
«el desarrollo de un falso y estúpido nacionalismo». Según el doctor Castillo, sus derechos conculcados por el gobierno hondureño». Las organizaciones
Honduras y El Salvador no habían protagonizado competencias deportivas: laborales hicieron énfasis en apoyar lo que consideraban una alternativa de
mocrática y popular al Bloque de Unidad Nacional a partir de:
Sino una lucha baja y mezquina para la cual muchos medios de
difusión crearon el ambiente adecuado, mediante una campaña, La ineludible necesidad de activar por la Unidad de todas las fuerzas
en algunos casos impremeditada, en otros premeditada y en todos democráticas y progresistas de la nación, llamando a todos los parti
irresponsable. Prepararon así el ambiente, incitaron al pueblo y lue dos políticos, organizaciones sindicales, magisteriales, estudiantiles,
go súbitamente, las fuerzas policiales de El Salvador empezaron entre otras, para formar sin ninguna discriminación un amplio Frente
a reprimirlo; el viernes 13 por la noche cayó la primera víctima y el de Unidad Popular, para resolver tanto los problemas inmediatos y
sábado 14, cuatro personas murieron abatidas por las balas. ¿Es mediatos de los salvadoreños extrañados de suelo hondureño como
esto una competencia deportiva?95 de los trabajadores y pueblo salvadoreño en general.97
105 «Ejército vigilante de integridad del país», El Mundo, 31 de julio de 1969, 3.969, 3.
106 «No será prolongado el Estado de Sitio», El Diario de Hoy, 15 de agosto de 1969, 2.
107 «Varios detenidos en mitin anoche», Diario Latino, 1s de agosto de 1969, 13.
108 El general José Alberto Medrano, director de la Guardia Nacional, era probablemente el
i a recepción de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 207
jefe militar más temido y odiado por los comunistas y los opositores al gobierno.
Servicio Informativo ecuménico y Popular (SIEP), «CEM publica documento de militante
del PCS sobre la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969».
^ 0 Servicio Informativo ecuménico y Popular (SIEP), «CEM publica documento de militante
del PCS sobre la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969».
208 Carlos Pérez Pineda
colaboraría en la promoción de la venta de Bonos de la Dignidad Nacional, kan servicio en los centros hospitalarios de la capital del país, con el fin de
cuya composición revelaba el rol prominente que desempeñarían en capacitarlas para atender el servicio de campaña o para laborar en hospi
dicha actividad distinguidos miembros de la élite empresarial del país tales de sangre.122 El Hospital Militar organizó comisiones médicas con el
como Francisco De Sola, Víctor De Sola, Roberto Daglio, Miguel Dueñas propósito de hacer una estimación del potencial del sistema hospitalario
Palomo, José Dutriz h., Luis Escalante Arce, Carlos A. Guirola p., Jaime D. del país; existencias de medicinas, equipos médico-quirúrgicos, personal.
Hill, Prudencio Llach h., Rafael Meza Ayau, Luis Poma, Roberto Quiñónez Comisiones de médicos, anestesistas y enfermeras fueron movilizadas con
Meza, Tomás Regalado G. y Benjamín Sol Millet.117 su equipo correspondiente a la frontera. Se estableció que los primeros au
Al finalizar la primera semana de julio, muchas de las donaciones xilios a los heridos en combate se brindarían en los hospitales y centros de
de las organizaciones civiles habían adquirido un carácter de apoyo directo salud más próximos a los teatros de operaciones.123
a los preparativos de la inminente campaña militar. La Junta de Vecinos El 11 de julio quedó evacuada toda la franja fronteriza con Hondu
de los Planes de Renderos donó a la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS) ras desde El Poy, en el departamento de Chalatenango, hasta El Amatillo,
5 mil galones de gasolina «como parte de un total de 50 mil galones». El en el departamento de La Unión. Los miles de campesinos que residían
comandante de la Fuerza Aérea Salvadoreña, coronel Salvador Adalberto a lo largo de la franja fueron trasladados a lugares seguros.124 Ese mismo
Henríquez, recibió personalmente el donativo de manos de miembros de la día, el ministro de Educación, licenciado Walter Béneke Medina había in
junta de vecinos.118 formado que, como medida previsora, muchas escuelas de la frontera con
Las farmacias Continental y Americana, así como la Droguería An Honduras habían sido cerradas y sus alumnos habían sido redistribuidos
calmo, hicieron un «valioso donativo» de medicinas a las tropas salvadore en otras escuelas, principalmente en Santa Rosa de Lima. Algunas de las
ñas.119 El Estado Mayor General de la Fuerza Armada (EMGFA) coordinó escuelas de las poblaciones fronterizas habían sido utilizadas durante el
las actividades relacionadas con las contribuciones al esfuerzo militar de or período prebélico de la crisis para albergar provisionalmente a familias
ganismos e instituciones estatales, entes privados y personas particulares, expulsadas de Honduras.125
canalizándolas a través de su departamento IV, encargado de la logística.120 Como ha sido indicado anteriormente, una importante medida pre
La intervención militar del sistema de salud fue una de las medi paratoria de la retaguardia fue la creación del Comité de Defensa Civil la se
das de organización de la retaguardia que evidenciaron la proximidad de mana anterior a la invasión de Honduras por la FAES. El Comité de Defensa
la guerra. Los servicios médicos civiles fueron militarizados y las máximas Civil estaba integrado por funcionarios de gobierno, autoridades militares y
autoridades de salud del país fueron investidas de grados militares. El día representantes de los distintos sectores del país, y fue creado con el propó
9 de julio quedaron organizados a nivel nacional los servicios médicos de la sito aparente de hacer frente a la crisis provocada por la llegada masiva de
Fuerza Armada Salvadoreña bajo la jefatura del ministro de Salud Pública los expulsados de Honduras. El Comité de Defensa Civil funcionaría a nivel
y Asistencia Social, Dr. Salvador Infante Díaz. La subjefatura de los men nacional y, además de auxiliar a los compatriotas expulsados, prestaría ser
cionados servicios quedó a cargo del subsecretario del ramo, Dr. Ricardo vicios de transporte, atención médica, vestuario e información. Los alcaldes
Hernández Suárez. Ambos profesionales fueron investidos con el grado de municipales de todo el país actuarían como delegados principales de los
coroneles de la FAES y a partir de ese momento todos los servicios médicos comités de emergencia locales con el fin de coordinar la acción de todos los
del país quedaron subordinados a la jefatura de los servicios médicos de sectores en la defensa civil.126 El nuevo comité era una típica organización
la institución militar, inclusive la atención médica a civiles.121 El 10 de julio de retaguardia creada fundamentalmente para prestar servicios de apoyo
comenzó a impartirse instrucciones al cuerpo de enfermeras que presta- con recursos civiles al esfuerzo militar.
El Ministerio del Interior nombró el 10 de julio a seis oficiales m¡-
117 «Pleno respaldo a Bonos de Dignidad Nacional», E l M u n d o , 26 de julio de 1969, 28.
i ares, con grados de coronel y teniente coronel, como integrantes de la
La campaña de venta de los Bonos de la Dignidad Nacional fue una operación exitosa.
Haciendo alusión a fuentes de información «extraoficiales», D ia rio L a tin o Informó que a ^omisión Asesora de Defensa Civil que planificaría las actividades de la
venta de Bonos de la Dignidad Nacional casi alcanzó el millón de colones hasta el 1 de Población civil, a través del Comité de Emergencia Nacional, en caso de
agosto. Los bonos de menos denominación tenían una garantía permanente del Banco
Central de Reserva a un año de plazo, y los bonos de mayor cuantía, a dos o tres años, 122 «Reciben Entrenamiento especial», D ia rio L a tin o, 11 de julio de 1969, 3.
con intereses. «Éxito la venta de Bonos de Dignidad», D ia rio L a tin o, 2 de agosto de 1 123 Ministerio de Defensa, M e m o ria d e L a b o re s 1 9 6 9-1 9 7 0 , 135.
118 «Gasolina para la Fuerza Aérea», E l M u n d o , 7 de julio de 1969, 4. 124 «Total Evacuación de la Zona Fronteriza», E l D ia rio d e H oy, 11 de julio de 1969
119 «Donativo para la tropa salvadoreña», El M u n d o , 8 de julio de 1969, 3. 125 «Cierran escuelas de sectores fronterizos», D ia rio L a tin o, 11 de julio de 1969, 2.
120 Ministerio de Defensa, M e m o ria d e L a b o re s 1 9 6 9-1 9 7 0 , 81. 126 «Ultima hora nacional: Comité de Defensa Civil», E l M u n d o , 4 de julio de 1969 (primera
121 «Organizan Comando Médico Nacional», E l D ia rio d e H o y, 10 de julio de 1969. Plana).
212 | Carlos Pérez Pineda
127 Los oficiales militares que integraron la comisión fueron el coronel Armando Molina Mena,
coronel Candelario Santos, coronel José Joaquín Chacón, coronel Armando Díaz Deva
no, teniente coronel Mariano Castro Morán y teniente coronel Francisco José Mijango,
quien era el coordinador de la misma. «Comisión Asesora de Defensa Civil», Diario Lati
no, 11 de julio de 1969, 2.
128 «Alcaldía organiza comandos civiles», El Mundo, 5 de julio de 1969, 15.
129 «Comandos Civiles organiza Alcaldía», La Prensa Gráfica, 14 de julio de 1969, 9.
La re c e p c ió n d e e x p u ls a d o s y la in te g ra c ió n d e l m o v im ie n to de u n id a d n a c io n a l e n El S a lv a d o r 213
enero de 1966, la Jefatura del Servicio Territorial fue reducida a tres regiones con se
en las Jefaturas de División y catorce Zonas Territoriales Departamentales. Las funcione 135 Ministerio de Defensa, M e m o ria d e L a b o re s 1 9 6 9-1 9 7 0 , 49.
de la Jefatura no variaron con dicha recomposición. La Jefatura del Servicio Territorial u 136 «Mil hombres ofrece el Alcalde de San Vicente», El M u n d o , 10 de julio de 1969 2
trasladada, el 28 de agosto de 1968, del Ministerio de Defensa al Estado Mayor Gener 137 «Júbilo en Armenia», D ia rio Latin o, 7 de agosto de 1969, 15.
de la Fuerza Armada, donde integró el Departamento V y recuperó la función de con r
138 Castrillo, «La guerra con Honduras», 502-531.
de las reservas y del reclutamiento, además de la función de nombrar a los Comandan e
Locales y Patrullas Militares. Romero, «Extracto Histórico del Servicio Territorial», 38. 139 Torres, L o s M ilita re s en e l P o d e r, 120-121.
La re c e p c ió n de expulsados y la integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 217
216 | Carlos Pérez Pineda
[
La recepción de expulsados y la Integración del movimiento de unidad nacional en El Salvador | 219
El guía del ejército salvadoreño, Pedro Antonio Umanzor Buruca, herido en combate
en Aramecina, departamento de Valle, Honduras. Tomado de La Prensa Gráfica, 3 de
septiembre de 1969.
Feroz persecución
sigue en Honduras A N O III No 821
fO ECIO 10 CENTAVOS
oí,!». J Son Salvador, lunes 28
de Ju lio de I 960
1,700 colones de sus fondos bancarios. También los estudiantes del cuarto
curso del Instituto Nacional donaron generosamente fondos recolectados
anteriormente para otros fines. Los sastres de la localidad ofrecieron
espontáneamente su colaboración arreglando los uniformes de los
soldados mientras un grupo de mujeres se encargaron de las actividades
de lavandería. Con el propósito de brindar seguridad a la población y a los
soldados del ejército internados en el centro de salud, el comandante local
organizó «comisiones civiles de custodia» que actuaban las 24 horas del
día. Específicamente, la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN),
fue la encargada de la vigilancia nocturna del centro de salud.148
Las actividades de preparación de alimentos para las tropas en los
frentes de batalla y las visitas de comisiones civiles a las tropas en Hondu
ras unieron simbólicamente a la retaguardia con la línea del frente. También
la ocupación de civiles como conductores de vehículos automotores para el
transporte de suministros a los soldados constituyó una forma de unión de
los teatros de guerra y de la sociedad que estaba detrás del esfuerzo bélico.
Numerosas mujeres de los estratos populares de Quezaltepeque co
laboraron diariamente en la preparación de alimentos para las tropas salva-
5 Golpeados en íñ~~
~INO Accidente en S. Ana
Telecomunicaciones (ANTEL) mediante una nota enviada a su hermano, ei La Intendencia de la Fuerza Armada Salvadoreña, dependencia en
coronel Vicente Sánchez Hernández, presidente de dicha entidad, que fue cargada de la confección de uniformes para el personal de tropa del ejército
publicada en los medios de prensa. El presidente manifestó que «la mag y de los cuerpos de seguridad pública, incrementó su producción y agilizó la
nífica actividad desplegada por los trabajadores y empleados de ANTEL, distribución de prendas. La Intendencia, que en tiempo de paz funcionaba
fue uno de los factores decisivos que contribuyeron a la rápida y exitosa con 143 sastres, costureras y ojaladoras, contrató personal supernumerario
ejecución de las operaciones realizadas». Sánchez Hernández destacó que y trabajó durante el mes de julio de 1969, un promedio de 15 horas y media
el personal de ANTEL había cumplido con sus responsabilidades afrontan por día. Empresarios privados y personas particulares donaron materiales
do toda clase de peligros.157 El testimonio escrito de un oficial de la FAES para la confección de uniformes para los soldados durante la emergencia.
confirmó el reconocimiento del mandatario al destacar la importante labor La producción de uniformes y salveques para las tropas alcanzó un prome
realizada por los «combatientes del alambre» en el frente de combate, por dio diario de 514 uniformes de fatiga (pantalón y camisa) y 318 salveques.
lo que merecían «nuestro respeto, cariño, admiración y gratitud». Los traba La máxima productividad fue alcanzada el día 25 de julio de 1969, con 871
jadores de ANTEL destacados en el V Batallón de Infantería, habían pene uniformes de fatiga, 75 salveques y otros 12 uniformes de diario.160
trado al territorio hondureño: Estudiantes de medicina y voluntarios de la Cruz Roja Salvadoreña
tuvieron una participación destacada en la atención y traslado de los heridos
(...) cuando se combatía duramente por la posesión de la población, de guerra. En el Teatro de Operaciones Oriental (TOO), durante las prime
sin perder un solo minuto, casi bajo el fuego mismo, trabajaron in ras 48 horas de guerra las ambulancias de la Cruz Roja Salvadoreña lle
tensamente a fin de establecer la comunicación con el Comando gaban hasta el puesto fronterizo de El Amatillo en donde recibían soldados
Superior, lo que lograron en tiempo récord, casi al mismo tiempo heridos que necesitaban asistencia médica de emergencia. Otros soldados
de terminar la ocupación, pudiendo informar telefónicamente, y por heridos eran trasladados al centro de salud de Santa Rosa de Lima. Los
sistema normal, de nuestra situación así como se pudo hablar, di heridos graves eran enviados al hospital San Juan de Dios de la ciudad de
rectamente, con San Salvador, imagínese el lector, ¡Con nuestras San Miguel, mientras que los que solamente necesitaban recuperarse de
propias casas!, con nuestras esposas, hijos y demás familiares, con lesiones leves eran conducidos a los centros de salud de Jucuapa y otras
la debida discreción por supuesto.1581
9
5 poblaciones de la zona oriental del país. Los vehículos de la Cruz Roja
Salvadoreña penetraron 10 kilómetros dentro del territorio hondureño para
La colaboración de la Asociación Salvadoreña de Ingenieros y Ar brindar asistencia médica a soldados heridos, algunos de los cuales reci
quitectos (ASIA) fue aceptada por el Estado Mayor General de la Fuerza bieron en el lugar los primeros auxilios brindados por un grupo numeroso
Armada a principios de julio de 1969. Grupos de dos ingenieros fueron for de estudiantes de último año de la Facultad de Medicina de la Universidad
mados para prestar servicio en cada uno de los teatros de operaciones. de El Salvador, mientras que el resto fue trasladado a centros de salud
Miembros de ASIA participaron en la inspección de todos los puentes de las en territorio salvadoreño. Además de medicinas, la Cruz Roja Salvadoreña
vías de acceso a Honduras, «desde la capital hasta Citalá; de Chalatenango ransportó, antes y después del cese de fuego, alimentos y correspondencia
a Ojos de Agua, de San Francisco Gotera a Perquín, de San Miguel a El para las tropas en Alianza, Goascorán, Aramecina y Caridad en territorio de
Sauce y todas las vías de acceso en la margen occidental del río Goasco- Honduras ocupado por los soldados salvadoreños.161
rán». El informe de dicha labor, «con recomendaciones, esquemas y me La movilización social patriótica salvadoreña hubiera sido imposi-
morias», fue presentado al EMGFA antes del inicio de la campaña militar. e sin la cobertura mediática de la lamentable situación de los compatriotas
expulsados de Honduras. El espacio público fue el lugar donde se produjo
157 «FSH agradece al personal de ANTEL su colaboración», La Prensa Gráfica, 4 de septiem na «interacción comunicativa, generadora de opinión, consenso, voluntad
bre de 1969. omun y acciones cooperativas» para enfrentar la crisis.162 La cobertura me-
158 Panlagua Araujo, El Batallón Maldito, 37-38. atlca del interminable influjo de compatriotas violentamente despojados
159 Ministerio de Defensa, Memoria de Labores 1969-1970, 113. En el primer aniversario de
160 Ministerio de Defensa, Memoria de Labores 1969-1970, 129-130.
la guerra, 18 Ingenieros civiles recibirían «valioso estímulo» del Centro de Instrucción
Ingenieros de la Fuerza Armada, con sede en Zacatecoluca, en ceremonia especial co 161 El 17 de julio, un camión de la Cruz Roja que transportaba alimentos para los soldados
reconocimiento a su colaboración con el ejército durante la confrontación bélica. Los |ue atacado por aviones hondurenos tres kilómetros dentro del territorio del vecino país
nieros civiles recibirían diplomas de honor extendidos por el presidente de la Repu IC Un sargento de la FAES fue herido en ambas piernas durante el ataque, pero el resto del
comandante general de la FAES y el ministro de Defensa y Seguridad Pública. « 9a Personal salió ileso. «Sacrificio, Bondad y atención de la Cruz Roja Migueleña», La Pren-
a 18 Ingenieros civiles por sus servicios en la guerra», El Diario de Hoy, 23 de mayo sa Gráfica, 18 de noviembre de 1969, 76.
1970, 5. 162 Boladeras Cucurella, «La Opinión Pública en Flabermas», 51-70.
El guardia nacional, Carlos Arturo Pérez Águila, es atendido por un estudiante de Me
dicina en la aduana de El Amatillo después de ser canjeado por prisioneros de guerra
hondureños. Pérez Águila cayó prisionero en la emboscada de la cuesta de El Portillo,
Ocotepeque. El guardia nacional salvadoreño no recibió atención médica durante su
cautiverio en Honduras. Tomado de La Prensa Gráfica, 13 de agosto de 1969.
En su fase humanitaria, denominada «Cruzada de Auxilio», la mo A pesar de su masividad, la movilización no fue total. La imagen
vilización comprendió actividades de organización de una red de asistencia jacobina del «pueblo en armas» no estuvo absolutamente presente en la
a nivel nacional y actividades de recolección de fondos en todo el país. movilización salvadoreña de 1969. La población del país no fue movilizada
Las donaciones, ampliamente publicitadas a través de los medios de co para llevar a cabo una guerra total contra el enemigo. La mayor parte de
municación, tuvieron un fuerte contenido identitario por cuanto, al entre los empleados públicos, los obreros fabriles, los técnicos, entre otros., con
gar su contribución en dinero o en especies, los donantes asumían su res tinuaron en sus lugares de trabajo desde donde contribuyeron al esfuerzo
ponsabilidad como integrantes de una colectividad nacional mediante un bélico a través de donaciones, compra de bonos y otras actividades de reta
gesto público de solidaridad hacia otros miembros de esa colectividad que guardia. La economía de tiempo de paz no fue convertida en economía de
se encontraban en desgracia. La denominada «Cruzada de Auxilio» a los tiempo de guerra ni quedó paralizada. No hubo reconversiones productivas
salvadoreños expulsados de Honduras fue, en ese sentido, un gigantesco de significación con propósitos militares y solamente una cantidad limitada
ejercicio identitario que, en el caso de la importante minoría salvadoreño- de medios de transporte civiles se emplearon directamente en la guerra. La
árabe, ofreció una oportunidad para marcar públicamente la pertenencia fuerza militar que invadió Honduras en julio de 1969, estaba integrada bási
definitiva a la nación de una colectividad que había sido objeto de trato dis camente por campesinos y por miembros de los estratos sociales urbanos
criminatorio en el pasado. Las expresiones masivas de solidaridad con los de bajos ingresos. El constitucional servicio militar obligatorio no se exten
refugiados revelaron un nivel de integración social y cultural insospechado dió durante la emergencia para incluir a los estratos medios y superiores de
en una sociedad atravesada por pronunciadas inequidades y con marcadas la sociedad salvadoreña.
tendencias a la conflictividad social y política. La escala de la movilización Organizaciones de estudiantes, maestros, profesionales, cooperati
rebasó la capacidad de los partidos políticos para servir de vehículo a las vas campesinas de la Iglesia Católica y sindicatos, actuaron con gran vigor
múltiples iniciativas de una diversidad de actores que hasta ese momento en la movilización patriótica al lado de otras organizaciones de la sociedad
habían pasado relativamente inadvertidos en la arena pública. Los partidos civil.164 La escena pública fue temporalmente revitalizada por una ciudada
políticos tuvieron en realidad un protagonismo muy débil en la puesta en nía políticamente desarticulada pero con capacidad de impulsar una acción
escena de las numerosas prácticas solidarias de identificación grupal que colectiva legitimadora de carácter cívico-patriótico. La voluntad política ma
caracterizaron a la movilización. nifestada durante la movilización patriótica no adquirió autonomía propia a
Los pronunciamientos cumplieron una función legitimadora del poder pesar del intento de algunas organizaciones gremiales, bajo la influencia de
en una sociedad que se encaminaba a pasos agigantados a su transforma la izquierda, de reorientar las manifestaciones incondicionales de adhesión
ción en retaguardia militar. Al reunir el apoyo y la condena en un mismo texto, hacía una modalidad de apoyo crítico a las autoridades gubernamentales.
los pronunciamientos sectoriales delimitaban la identidad propia asociándola Hubo oposición y disenso en la unidad nacional, pero una oposición líqui
a la imagen negativa de un adversario culpable del desencadenamiento de da, diluida fácilmente en un océano embravecido de voces nacionalistas
la crisis. La emergencia nacional brindó a algunos actores locales la oportu animadas por una cultura de guerra. La aparición de voces discordantes en
nidad, a través de pronunciamientos de apoyo al gobierno y a la FAES, de la retaguardia salvadoreña durante la crisis fue la excepción y no la norma.
posicionarse políticamente o de avanzar sus posiciones congraciándose con La movilización no fue un movimiento autónomo, sobre todo porque sus
el poder central. La reiterada insistencia en publicar todos los nombres de los protagonistas optaron por colocarse mayoritariamente detrás del gobierno
Integrantes de los comités de emergencia suscriptores de los pronunciamien y de la fuerza armada.
tos; alcaldes, párrocos, comerciantes, profesores de los centros escolares, No obstante la renuncia voluntaria a cualquier posible desarrollo
obedecía seguramente a una necesidad política de hacerse notar para atraer autonómico efectivo, es correcto afirmar que la movilización patriótica y la
la mirada de los ocupantes de las cumbres del poder. unidad nacional de 1969 fueron expresiones genuinamente populares. El
La movilización estuvo todo el tiempo acompañada de retóricas y Presidente de la República, general Fidel Sánchez Hernández, no exageró
prácticas identitarias cohesionadoras. El discurso de identificación del ene cuando en su mensaje de año nuevo afirmó que la sociedad salvadoreña
migo constituyó una pieza clave de una cultura de guerra encaminada a nabia vivido un proceso de unidad nacional sustentado en «un movimiento
justificar la violencia a gran escala como medio de resolver la crisis, y a ue solidaridad fraterna sin precedentes» en la historia de El Salvador.165
embotar la empatia hacia el «otro» responsabilizándolo de todos los males
164 Según Paul Almeida, la llberallzaclón política Iniciada en 1962 había creado «todo un ám
que agobiaban a decenas de miles de compatriotas. bito de asociaciones en la sociedad civil que no existían antes de la década de los sesen
ta, o que expandieron su alcance de forma considerable». Almeida, Olas de movilización
Popular, 173.
(IEHAA) de la Universidad de El Salvador, 22-26 de noviembre de 2010. 165 "Optimista mensaje de Presidente Sánchez», Diario Latino, 3 de enero de 1970, 2
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras 235
I
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 237
8 Flores A., «La Odisea del Goascorán», El Día, 28 de junio de 1969. El énfasis es mío.
8 hurón, «No hay que “poner más el lomo”», El Día, 12 de julio de 1969, 3.
"El espacio vital salvadoreño es puro mito», El Día, 7 de julio de 1969.
8 Melara, «El partido de fútbol y las relaciones económicas», La Prensa, 25 de junio de 1969
240 Carlos Pérez Pineda
12 “ Salvadoreños con tarjetas de identidad que los hace hondureños de nacimiento», El Día,
20 de junio de 1969 (en primera plana).
^2 Tróchez, «¿Qué es un Guanaco?», La Prensa, 2 de agosto de 1969, 7.
242 Carlos Pérez Pineda
Cuscatlán, que de una vez por todas, se han quitado las máscara de ‘her-
manitos’, para enseñarnos el verdadero rostro de Caínes».14
El discurso del efecto pernicioso de la presencia de decenas de
miles de inmigrantes salvadoreños en Honduras fue reforzado con el argu
mento de que la cúpula salvadoreña, presionada por grandes problemas
demográficos, sociales y económicos, consideraba a Honduras su espacio
natural de expansión, su «espacio vital» de supervivencia, inspirada en la
política de Hitler en Europa del Este, y, en consecuencia, preparaba una
agresión militar planeada por el general José Alberto Medrano, director de
la Guardia Nacional salvadoreña. Importantes miembros de la élite política
e intelectual hondureña suscribieron la tesis del vecino expansionista en
busca de espacio vital a costa de Honduras.15 En un editorial de El Día se
subrayó, a principios del mes de julio, la necesidad de precisar que era lo
que los hondureños no querían de la Inmigración salvadoreña, partiendo de
la premisa de que Honduras no podía cerrar sus fronteras a la inmigración
extranjera pero tampoco podía permitir el establecimiento de una comuni
dad inmigrante que disfrutaba de los recursos del país como una extensión
de otra nacionalidad en un sentido político, es decir, «como complemento
de los propósitos expansionistas de una oligarquía que se siente estrecha
dentro de su territorio, donde lo ha acaparado todo y niega todo derecho de
participación humana a las familias y por ello las obliga a buscar sus medios
de vida fuera de sus fronteras». Honduras no solamente no deseaba esa
inmigración, que carecía del derecho a permanecer en el país, sino que la
rechazaba con leyes cuya aplicación expresaba el ejercicio de la soberanía
nacional. Los editorialistas recordaban a sus lectores que existía en el país
vecino una oligarquía que abrigaba pretensiones de expansión a costa del
territorio de Honduras y que había llegado la hora de «deslindar posiciones»
con ella.16 El autor de un artículo publicado en la misma edición de ese
medio de prensa sostuvo que la mayoría de los salvadoreños que invadían
ilegalmente a Honduras, lo hacían en «plan de arrogancia», convencidos,
por la prensa y los políticos de su país, de que «el salvadoreño es muy
hombre y se abre campo donde quiera; no pide sino que toma» y que por
tal razón chocaba con el guatemalteco, el nicaragüense y el hondureño. El
salvadoreño «atropella sin inhibición alguna», la «masa baja» del vecino
país poseía un espíritu agresivo que siempre se manifestaba en prejuicio
del hondureño, y la ingratitud y arrogancia salvadoreña podía ser «auscul
tada» en pueblos de Honduras habitados casi totalmente por personas de
ese origen.17 Destacando la supuesta doble condición del inmigrante salva
tares, quienes, más bien les ofrecen toda clase de garantías». El órgano de
prensa del liberalismo hondureño informó de la «justa indignación» contra los
salvadoreños existente en ese momento entre los ciudadanos de Danlí por un
hecho de sangre protagonizado por un salvadoreño de origen árabe, puesto
en libertad por intervención de un abogado, en contra de un ciudadano hon
dureño que se encontraba agonizando en el hospital de esa ciudad.30
La campaña de deshumanización de la minoría salvadoreña produ
jo en muchos hondureños el alejamiento psicológico que facilitaba denun
ciar, difamar, perseguir, agredir y aprobar o permanecer indiferentes ante
actos de violencia colectiva contra los salvadoreños, incluido el asesinato.
Los periódicos del país recibían en sus redacciones denuncias de la ciu
dadanía contra residentes salvadoreños, identificándolos plenamente con
nombre, apellido y dirección de sus domicilios. El examen de algunos ti
tulares del diario El Cronista da una idea del ambiente antisalvadoreño en
Honduras unos días antes de la invasión militar salvadoreña:
30 «Autor de hecho de sangre está libre», El Pueblo, 7 de julio de 1969 (en primera plana).
31 El Diario de Hoy, 17 de julio de 1969.
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras ¡ 249
había sido víctima de una violenta agresión cuando pasaba ante un grupo
de personas que saqueaban un negocio salvadoreño y un fragmento de
vidrio cayó sobre su cabeza produciéndole una herida sangrante. Un grupo
de soldados que se encontraba en el lugar procedió a agredirlo, al verlo
sangrar, golpeándolo con las culatas de sus fusiles. El señor Miranda reci
bió múltiples golpes que le causaron nuevas heridas con pérdida de sangre,
hasta que una señora detuvo la agresión de los soldados diciéndoles que
Miranda era hondureño y que había trabajado cuidando el parque municipal
de San Pedro Sula durante la anterior administración municipal. Miranda
relató a La Prensa que había salido del hospital recientemente y que estaba
temporalmente incapacitado para trabajar como consecuencia de la agre
sión sufrida a manos de los soldados.32 El relato del señor Miranda eviden
cia no solamente la tolerancia y complicidad de las autoridades, por acción
u omisión, ante los saqueos de las turbas antisalvadoreñas, sino que revela
la participación directa y a la vista de todos, de soldados del ejército de Hon
duras en actos de violencia contra los salvadoreños, tal y como lo denuncia
ban insistentemente numerosos salvadoreños expulsados de Honduras al
retornar a su país de origen. Llama especialmente la atención que el señor
Miranda fue identificado inmediatamente por sus victimarios como salvado
reño debido a la sangre que manaba de la herida causada por el fragmento
de vidrio que había caído accidentalmente sobre su cabeza, lo cual sugiere
que las lesiones y otras huellas de maltrato físico se habían convertido en
señal inconfundible de identificación de los salvadoreños durante los inci
dentes de violencia y pillaje en contra de miembros de esa comunidad.
Otro relato aparecido en la prensa hondureña en febrero de 1970,
confirmó que autoridades y miembros de las fuerzas armadas participa
ron en ejecuciones sumarias de residentes salvadoreños en Honduras. El
ciudadano hondureño Mario Alberto Cubero, de 32 años, originario de la
comarca Valle San Juan en El Triunfo, departamento de Choluteca, denun
ció al ejército hondureño, mientras se encontraba convaleciente de graves
heridas de bala y machete en el Hospital San Vicente de la ciudad nicara
güense de Chinandega, por el asesinato de dos personas y por intento de
asesinato en su contra. Cubero relató que en El Triunfo, hubo una oferta de
tierras baratas debido a que sus propietarios salvadoreños habían tenido
que venderlas por debajo de su valor ante «el grave peligro que corrían
sus vidas». Cubero aprovechó la oferta y compró, algunos días después de
finalizada la guerra, 20 manzanas de tierra en Valle San Juan. Dos indivi
duos que habían manifestado interés por esas tierras lo denunciaron a él
V a su vecino, Adán Antonio Flores, ante autoridades militares hondureñas
tusándolos de ser salvadoreños. Cerca de las nueve de la noche del día
jnniércoles 4 de febrero, una patrulla integrada por 3 miembros del ejército
nondureño y 5 civiles se presentó en la vivienda de Adán Antonio Flores, en
ei Chorriento en que Cubero se encontraba de visita. Los miembros de la pa-
32
“ Soldados lo golpearon aún viéndolo herido», La Prensa, 24 de junio de 1969, 24.
250 | Carlos Pérez Pineda
33 «Falsas denuncias provocan matanzas. Hondureños se están matando entre sí, afirma
finquero», La Prensa, 16 de febrero de 1970, 17.
34 Melara, «El partido de fútbol y las relaciones económicas», La Prensa, 25 d e ju n io de 193®
(en primera plana). El énfasis es mío.
J
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 251
35 Archivo Nacional de Honduras, Fondo Republicano, siglo XX. El teniente Pompillo García,
Delegado del CES en Tela Informó el mismo día que «ayer tarde entró gran número de
familias salvadoreñas en este puerto de varios lugares en esta jurisdicción, manifiestan
salir del país por temor, fueron alojados en casa cural y otros lugares de protección, se
les presta cooperación y ayuda conforme lo ordenado». El mensaje fue recibido en el
telégrafo presidencial el 27 de junio. Archivo Nacional de Honduras, Fondo Republicano,
siglo XX.
252 | Carlos Pérez Pineda
36 Aguilera, «La Unidad, una necesidad nacional», El Día, 14 de julio de 1969; «El Salvador
es el país con mayor densidad demográfica», El Día, 28 de junio de 1969 (en primera
plana).
37 Aguilera, «La Unidad, una necesidad nacional», El Día, 14 de julio de 1969. El énfasis es
mío.
38 «Visión diferente», La Prensa, 20 de junio de 1969. El énfasis es mío.
Á
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 253
42 Lelva Vivas, «O.L.A. informó al pueblo hondureño sobre rescate dignidad nacional», i-a
Prensa, 9 de agosto de 1969, 6.
43 «El reto de un enemigo implacable», El Día, 26 de julio de 1969.
44 «Efectos de la guerra en la convivencia humana», El Día, 30 de julio de 1969.
45 Salazar Rodezno, Derecho de Legitima Defensa, 25-26.
46 Salazar Rodezno, Derecho de Legitima Defensa, 25.
47 Salazar Rodezno, Derecho de Legítima Defensa, 30.
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 255
48 «Hemos tenido noticias que las personas que ayer provocaron algunos disturbios fueron
quinta columnas salvadoreñas que aprovechándose del malestar de los hondureños la
emprendieron contra algunos negocios PARA QUE LOS HONDUREÑOS nos carguemos
la culpa de otros, tengamos serenidad y nobleza». Ajedrez, «Blancas y Negras», La Pren
sa, 17 de junio de 1969, 2.
49 «Manifiesto Pueblo Hondureño», La Prensa, 15 de agosto de 1969, 12.
50 “ Que el CES y el DIN investiguen. Familias “sospechosas”. En Barrios y Colonias se nie
gan a censarse», El Cronista, 8 de julio de 1969 (en primera plana). El énfasis es mío.
51 «Mucho cuidado con la Quinta Columna guanaca», El Cronista, 18 de julio de 1969 (en
primera plana). «Cheros», es un salvadoreñismo que significa amigos, utilizado solamen
te por los salvadoreños en Centroamérica.
256 | Carlos Pérez Pineda
Debo decir que nunca he visto un pueblo tan unido y con verdadera
decisión de defender a su pueblo a costa de cualquier cosa como
esa noche. (...) A mi juicio se cometieron varios errores, pero yo no
era más que uno más entre todos, pero resultó que los del “Pedro
Diablo” fue una falsa alarma, y todo pasó sin que pasara nada.60
58 «Tierras en Macuellzo usurpan salvadoreños», La Prensa, 23 de junio de 1969, 14
59 Pedro Hernández, alias «Pedro Diablo», era un famoso cabo cantonal de origen salva
doreño que, según denuncias de ciudadanos hondurenos aparecidas en la prensa de su
país, se había convertido en «una pesadilla» de los pobladores del campo Caimito, juris
dicción de La Lima. Se le señalaba como un esbirro al servicio de uno de los más temidos
lugartenientes del presidente Tiburcio Carias Andino en la Costa Norte, el Comandante
de Armas de La Lima, Guayo Galeano, y como tal había participado en la represión de los
trabajadores bananeros en la gran huelga de 1954. «Denuncian arbitrariedades de gua
nacos en funciones», El Día, 7 de julio de 1969, 4; «Pedro Diablo es un esbirro con larga
lista de crímenes», El Pueblo, 23 de junio de 1967 (en primera plana). La Fuerza Especia
de Seguridad (FUSEP), no existía en 1969; seguramente don Chalo Luque se refiere a
Cuerpo Especial de Seguridad (CES).
60 Luque, Las Revoluciones en Honduras, 122.
J
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 259
(...) nos levantamos horas más tarde del día 15 con el escándalo
de que estaban siendo saqueados todos los negocios de origen
salvadoreño en las diferentes ciudades del país. Lo mismo hacían
los salvadoreños en su país con negocios de hondureños, según lo
que alcancé a leer en “La Prensa”, que no siempre llegaba a casa.63
Á
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 261
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A
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 265
91 “ Presidente informa sobre problema con El Salvado», El Día, 28 de junio de 1969 (en
primera plana). El corresponsal en San Pedro Sula de el diario El Día comentó posterior
mente que las conversaciones entre adversarios, como la llevada a cabo en Casa Presi
dencial, era un signo alentador que indicaba que «el torrente de pasiones que ha venido
ahogando a la hermandad nacional está menguando y tiende a unir filas sin la prevalencia
de las tradicionales banderillas», y que la crisis con El Salvador podría ser la oportunidad
de conciliar a «la familia hondureña». Mayorga, «Un diálogo que puede ser base de la
conciliación en el país», El Día, 7 de julio de 1969.
" “ Aplicación de leyes migratorias», El Día, 28 de junio de 1969 (en primera plana).
93 “ El Bloque de Prensa capitalino pronuncia sobre crisis internacional», El Pueblo, 30 de
junio de 1969 (en primera plana).
9<* “ Honduras frente a la agresión», El Día, 28 de junio de 1969.
268 Carlos Pérez Pineda
i
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 269
prensa del país a medida que la crisis entre ambos gobiernos se hacía más
aguda e irreversible. Residentes de colonias de la ciudad capital, asociacio
nes de empleados públicos, personal docente de instituciones educativas y
otros sectores de la sociedad hacían sentir su voz mediante comunicados
enviados a las redacciones de los periódicos.101 Algunas de esas voces se
sumaban a las numerosas denuncias de ciudadanos que advertían incan
sablemente sobre la presencia de quintacolumnistas entre la comunidad
salvadoreña residente en el país. El periodista Filadelfo Suazo preguntó, a
través de las páginas del diario El Día si se conocía el número de salvado
reños empleados en el proyecto hidroeléctrico de Cañaveral y si estos eran
objeto de vigilancia junto con otros de sus compatriotas que residían en los
alrededores del lugar. El periodista advertía que el país podría verse privado
de energía eléctrica por un eventual acto de sabotaje perpetrado por quin
tacolumnistas salvadoreños.102
La Importancia del Comité Cívico Pro Defensa Nacional en el proce
so de unidad nacional hondureño fue decisiva. El Comité Cívico Pro Defensa
Nacional constituía, según un informe de su presidente el doctor Miguel Ando-
nie Fernández, la fibra de la nacionalidad hondureña encarnada en el sector
privado, es decir, en las «Fuerzas Vivas» del país, y fue formado respondien
do a una solicitud del gobierno central con el fin de convertir al sector privado
en el «soporte del gobierno» para la defensa de la soberanía nacional. El
nuevo organismo tenía su sede en el tercer piso del Palacio Legislativo, en
el centro de Tegucigalpa. El comité estaba integrado por nueve miembros
de diferentes grupos cívicos y político-económicos, y se le había otorgado
la prerrogativa de participar, a través de su presidente, en los Consejos de
ministros del Gobierno de la República. El comité mantenía además contacto
permanente con el presidente López Arellano, de quien recibía órdenes y
ante quien rendía cuentas. La idea básica detrás de la creación del comité era
que la conjunción de esfuerzos de los sectores público y privado garantizaría
la unidad de los hondureños en la defensa nacional.
Como organismo central representativo del sector privado nacional
con jurisdicción en la totalidad del territorio hondureño, el Comité Cívico Pro
Defensa Nacional promovió desde su sede en la capital de la República,
la organización de 18 comités departamentales basados en cada una de
las cabeceras de los departamentos del país. Los comités departamentales
eran filiales del Comité Cívico Pro Defensa Nacional que coordinaba sus
actividades y, como su nombre lo indica, ejercían su labor en el ámbito
departamental. También fueron organizados comités cívicos a nivel local
en cada municipio del país que respondían ante el organismo central en
Tegucigalpa, a través de los comités cívicos departamentales. La existen
cia de comités en cada uno de los aproximadamente 280 municipios de la
101 «Expresiones de solidaridad frente a actual emergencia», El Día, 3 de julio de 1969 (en
primera plana).
102 Suazo, «Publicidad negativa para nuestro país en exterio», El Día, 3 de julio de 1969 (en
primera plana).
.
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 271
117 Mejía, «La Casta Militar Fascista de El Salvador », El Día, 12 de julio de 1969, 3.
118 Elvir Rojas, «El despotismo oligárquico salvadoreño», El Día, 12 de julio de 1969, 3.
H 9 «La suerte está echada», El Día, 15 de julio de 1969.
120 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 180.
278 | Carlos Pérez Pineda
121 Natalinl de Castro, Mendoza Saborío y Pagan Solórzano, Significado Histórico del Go
bierno del Dr. Ramón Villeda Morales.
122 Padilla Rush, Memorias de un Comunista, 286-287.
123 Padilla Rush, Memorias de un Comunista, 286-287.
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras 279
124 Archivo Nacional de Honduras: Fondo Republicano, siglo XX, «Declaración del Partido
Comunista de Honduras en relación con la situación política general del país».
280 | Carlos Pérez Pineda
127 «Federación Deportiva aporta diez mil lempiras a defensa», El Día, 24 de julio de 1969 (en
primera plana).
128 «Empleados de sucursal bancada hacen aporte», La Prensa, 22 de agosto de 1969, 18.
^29 «Comité Cívico Departamental hará recaudación de contribuciones», El Día, 16 de julio de
282 | Carlos Pérez Pineda
tuvo que ser cubierto por civiles, cuya colaboración ha sido inapre
ciable.134
doreños y que los habían concentrado en el estadio de fútbol. En la noche Despojadas en absoluto de guardias, policías, agentes de aduana
anterior una red radial nacional había exhortado a la población civil en |a transito, hacienda e investigación, pues todos fueron incorporados
zona de la autopista occidental «para que agarrara machetes y otras armas a batallones y urgentemente trasladados a los frentes. El mane
y fuera al frente a ayudar al ejército».1391 0
4 jo del tránsito vial quedó en manos de boy scouts; secretarias y
Los subcomités cívicos de defensa creados en los barrios y colonias enfermeras jubiladas pasaron a laborar en plantas de teléfono,
de la capital mantuvieron una vigilancia estricta de sus zonas mediante pa emergencia y hospitales; la reserva fue convocada mediante cierta
trullas de civiles que sometían a riguroso registro a personas y vehículos au clave radial que hasta el día de hoy persiste atormentándonos los
tomotores que circulaban por las calles en horas nocturnas. En la norteña tímpanos y que era la Compañía de Hierro cumple años hoy” —se
ciudad de San Pedro Sula fueron organizadas las llamadas Patrullas Univer la leyó dos mil veces en una semana-, y que por momentos con
sitarias, integradas por grupos motorizados de jóvenes que portaban «armas sideramos mentira, llana estrategia de propaganda y distracción.
comerciales» y que coordinaban sus patrullajes con los Comités de Barrio de Pueblos, ciudades, avenidas y colonias pasaron a ser manejadas,
la ciudad. Mientras que las Patrullas Universitarias hacían recorridos por toda administradas y supervisadas exclusivamente por los Comités de
la ciudad y lugares aledaños, los Comités de Barrio realizaban actividades de Defensa Civil o Vigilantes de Barrio (...), con lo cual no había hoja
vigilancia en una zona determinada. Las Patrullas Universitarias, después de que se moviera a escala nacional que no fuera detectada, escudri
varios incidentes con personas armadas y en estado de ebriedad que habían ñada y oportunamente registrada -que es decir arrestada, vapulea
puesto en peligro la vida de sus integrantes, procedieron a inventariar y deco da y neutralizada.143
misar todo tipo de licor, de acuerdo a una orden emitida por el Comité Cívico
Departamental Pro Defensa Nacional. El licor decomisado comenzó a ser Los medios de comunicación informaron sobre la presencia de civi
devuelto a los correspondientes expendedores a partir del primero de agosto. les en los frentes de batalla. El Día informó que La Federación de Estudian
Las Patrullas Universitarias actuaron con energía en contra de maleantes tes Universitarios de Honduras había enviado un «comando» a Nacaome
que habían formado patrullas motorizadas para abusar de ciudadanos inde para auxiliar a las tropas regulares en el Teatro de Operaciones Surorien-
fensos. Los maleantes habían sido puestos a disposición de las autoridades tal. 4 El viaje de una delegación del gremio de educadores hondureños
competentes por los patrulleros universitarios, quienes se distinguían por usar miembros del COLPROSUMAH, el 18 de julio, a la zona sur fue divulgado
un brazalete de tela color amarillo con las letras PU de color negro ceñido en por el mismo diario, el cual informó que los maestros transportaron un car
el brazo izquierdo por arriba del codo. Como medida preventiva de control se gamento de alimentos destinado a las fuerzas militares y civiles que com-
llamó a la ciudadanía sampedrana a reportar inmediatamente cualquier com batian en la zona de El Amatillo. El periodista Guillermo Pagan S., del diario
portamiento anómalo de las patrullas al Cuartel General de Defensa Civil. E Día, acompañó a la delegación magisterial que viajó de Tegucigalpa a
Grupos de jóvenes asumieron labores de vigilancia en la ciudad Nacaome, en el departamento de Valle, y relató que «a todo lo largo del re
de El Progreso, debido a que los policías que habían permanecido en sus corrido fuimos detenidos en diferentes ocasiones por las patrullas de civiles,
funciones ordinarias eran insuficientes. Los jóvenes custodiaron todos los reforzadas en algunos puntos por militares, colocadas en los puentes y si-
lugares considerados vitales de dicha ciudad y detuvieron a «personas que ” 0f estratégicos de la carretera previendo cualquier acto de sabotaje» Las
se les notaba dudosas» (sic). También jóvenes boy scouts colaboraron en Patrullas civiles de vigilancia, a las que el periodista hacía referencia, esta-
actividades relacionadas con la dirección del tráfico de vehículos automoto n integradas por hombres y portaban armas de diverso tipo. El periodista
res y otras actividades de importancia.142 agan informó al respecto que «la población civil del sector sur del país,
El relajamiento del control institucional como resultado de urgente penas cuenta con machetes, revólveres y uno que otro fusil anticuado con
necesidades de la defensa militar produjo situaciones totalmente novedo us cuales repeler ataques de quintacolumnistas».145
sas en la retaguardia hondureña. De acuerdo con el testimonio del escn
Julio Escoto, durante la guerra las ciudades hondureñas quedaron: "(■••) como el pueblo había ocupado las ciudades y no había a la vísta autoridad unifor-
mes, policías ni soldados, pareció alumbrar sobre las gentes una fresca concepción de
País mas igualitaria, ajena a divisiones artificiales, especie de República de Platón que
139 «Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)», Central Intelligence Bu ei gobierno se interesó bien pronto en neutralizar y disolver apenas concluida la querrá »
letin. escoto, Lectura postraumática del año de la guerra (1969), 27.
140 «Un pueblo de pie», El Pueblo, 18 de julio de 1969 (en primera plana). ^ 4 «30 de julio de 1969», El Día (texto de pie de fotografía en primera plana).
141 «Anomalías deben reportarse. Patrullas Universitarias piden cooperación de ciudadanía», “ Alto espíritu hondureño es garantía de triunfo», El Día, 21 de julio de 1969 Según el
La Prensa, 2 de agosto de 1969, 3. escritor y periodista hondureño, Orlando Henríquez, cuando los soldados salvadoreños
142 «Re-pasando la Semana», La Prensa, 4 de agosto de 1969, 8. invadieron honduras «todo el que tenía una pistola, todo el que tenía un rifle corrió a po-
288 | Carlos Pérez Pineda La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 289
i
290 | Carlos Pérez Pineda
156 El día anterior a la invasión salvadoreña el delegado departamental del CES en Nacao
me, Agustín Galeas G., ordenó a las autoridades del CES en Alianza enviar a la mayor
brevedad posible a su delegación información sobre la cantidad de fusiles disponibles,
«especificando clase con su número respectivo de serie, cantidad de munición especifi
cando también su clase, lo mismo pistolas que pertenecen al Estado y que están bajo su
responsabilidad». Ambos mensajes, «escritos en formularios de los Telégrafos Naciona
les de Honduras», cayeron en manos de las tropas salvadoreñas que conquistaron y ocu
paron esa población. Los citados mensajes fueron publicados íntegramente en el diario
El Mundo como prueba de que el presidente honduréño «estaba preparándose para un
ataque armado a El Salvador». El Mundo, «Pruebas de que Honduras preparaba ataque
armado», 23 de julio de 1969, 4. Evidentemente, el texto de esos mensajes no constituye
ninguna prueba de la preparación de un ataque militar honduréño. Definitivamente, el
Gobierno de Honduras no estaba preparando un ataque armado en gran escala contra El
Salvador.
292 | Carlos Pérez Pineda La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 293
periodistas del diario El Cronista que visitaron la frontera sur, como comba
tientes que cumplían misiones de guerra:
165 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 250, 274, 277.
166 Morales Molina, El Salvador, un pueblo que se rebela, 377. Los «gracianos» eran los
pobladores del antiguo departamento de Gracias, creado el 28 de junio de 1825. A partir
del 17 de febrero de 1943, se le conoce como departamento de Lempira. «Antecedentes
históricos de los departamentos y municipios de Honduras». Las milicias gracianas ad
quirieron reputación de combatientes muy aguerridos en las guerras del siglo XIX y en los
conflictos civiles de la primera mitad del siglo XX en Honduras. Los temibles «Pericos»,
llamados de esa manera por su uniforme verde, del caudillo militar general Santos Guar
nióla Bustillo, eran tropas de infantería ligera integradas por hombres del departamento de
Gracias.
'
“¡Jesús, qué fuerte venís!», exclamó el soldado José Dolores Henríquez cuando su
unidad fue sorprendida y sitiada temporalmente por soldados hondureños en la escue-
la Dionisio de Herrera en Aramecina, departamento de Valle, Honduras. Tomado de El
Diario de Hoy, 10 de agosto de 1969.
302 Carlos Pérez Pineda
(...) los civiles armados del “CES” (sic), (...), se habían reorganiza
do en grupos aislados atacando nuestras posiciones defensivas al
lado opuesto de la población, pero de nuevo fueron vencidos por
los nuestros, huyendo desesperadamente y abandonando material
munición, muertos, entre otros, arrastrando sus heridos aunque siri
ser perseguidos, ya que nuestros oficiales, muy acertadamente, no
se lo permitieron a su gente, para no desarticular la organización
de defensa circular que había resultado tan efectiva; constituyendo
todo lo narrado, un triunfo más para nosotros y una derrota inolvi
dable para ellos.172
172 Paniagua Araujo, El Batallón Maldito, 22, 26, 33-34. Los civiles armados hondurenos no
eran agentes del CES tal y como afirma equivocadamente el autor del testimonio. R e s t a
identificara los soldados regulares hondurenos que atacaron a los soldados salvadoreños
en la escuela el 15 de julio. El informe del subteniente hondureño, González Duarte, no
coincide con la Información brindada por el coronel César Elvir Sierra, ni con el testimonio
del oficial salvadoreño Panlagua Araujo sobre los combates de Aramecina.
173 Elvir Sierra, El Salvador, Estados Unidos y Honduras, 190. El mayor de Infantería del Ej
cito de Honduras, Abraham García Turcios, estaba al mando de una compañía reforza ■
el llamado destacamento Gato, cuya misión era dar cobertura a las fuerzas principa ^
en el frente Carldad-Aramecina-Goascorán-EI Amatillo-Allanza-Aceituno. Elvir Sierra,
Salvador, Estados Unidos y Honduras, 157. i
174 «Guerra de 1969: La frágil defensa de la frontera con El Salvador», La Tribuna, 5 de a
de 2009. ..
175 «Guerra de 1969: La frágil defensa de la frontera con El Salvador», La Tribuna, T e g
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 303
J
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras 305
la Primera Zona Militar y civiles armados, fue tenaz y Alianza fue tomada
por los soldados salvadoreños solamente después de un cruento combate
en el que fueron destruidas el 10% de las casas de dicha población, según
fuentes salvadoreñas. Después de ser derrotados por los salvadoreños, el
subteniente del ejército hondureño Lempira Zúñiga y sus fusileros sobre
vivientes se replegaron hacia San Pedro Calero.182 Soldados hondureños
hostilizaron desde posiciones en los alrededores del poblado a los conquis
tadores de Alianza en los siguientes días.183 La información disponible in
dica que los combates por Alianza fueron particularmente cruentos y que
los defensores hondureños sufrieron muchas bajas, entre ellos un número
desconocido de civiles armados. Un subteniente salvadoreño escribió en
sus memorias de la guerra que en su primera visita a Alianza el 16 de julio,
observó que «la calle estaba llena de cadáveres; unos uniformados y otros
no, pero todos equipados».184
189 «Comenzó hoy el repliegue de tropas de Honduras», Diario Latino, 1o de agosto de 1969.
13.
190 «Gestionan canje de prisioneros de guerra», Diario Latino, 12 de agosto de 1969, 3.
191 «La Mancha Brava», El Diario de Hoy, 23 de julio de 1969 (en última página).
192 «Libertados ayer 218 civiles hondureños», Diario Latino, 16 de agosto de 1969.
193 «En libertad miembros de la “Mancha Brava’’», El Diario de Hoy, 16 de agosto de 1969. ■
194 «En libertad 27 miembros de la "Mancha Brava" hondureña», El Diario de Hoy, 23 de
septiembre de 1969, 3.
195 «Devuelven miembros de la "Mancha Brava"», Prensa Gráfica, 14 de octubre de
«Ningún hondureño preso aquí a raíz del conflicto», La Prensa Gráfica, 6 de octubre
1969, 28.
J
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras 309
196 «En la práctica el ejército salvadoreño avanzó los primeros dos días de lucha y conquistó
alrededor de mil seiscientos kilómetros cuadrados de territorio hondureño, en los restan
tes tres días de la guerra, prácticamente no se avanzó, una vez reorganizado el ejército
de Honduras. Hubo alrededor de cuatro mil muertos y una gran parte eran civiles hondu
reños, quienes respondieron al llamado a la defensa que hizo el gobierno de aquel país,
con escopetas viejas y machetes, se largaron a la defensa nacional. Bajo el pretexto de
que los hondureños capturados pertenecían a la “Mancha Brava”, se hizo una verdadera
matanza en distintos lugares de la población civil. Hay testigos, como en el caso de un
sacerdote norteamericano residente en Ocotepeque y que hizo declaraciones a la Prensa
Ubre, de Guatemala. Los poblados de la zona fronteriza fueron arrasados, las casas des
truidas por el fuego de morteros, y además saqueadas. La población de estos poblados,
la que pudo, huyó a la montaña o adonde pudo. Se practicó una acción de tierra arrasa
da». Slutsky, Carias y otros, La Guerra Inútil, 313. A pesar de las exageraciones y las
distorsiones en cuanto al número de muertos y a la-ejecución de una supuesta política de
tierra arrasada en el territorio ocupado por el ejército salvadoreño, la cita anterior pone de
relieve dos cuestiones muy importantes: la responsabilidad que corresponde al Ejército de
Honduras por lanzar a numerosos civiles mal armados y sin entrenamiento militar contra
una fuerza militar regular motivada por sentimientos de venganza, y la violencia contra
civiles hondureños en el territorio ocupado por la FAES durante la guerra.
310 | Carlos Pérez Pineda
Campesino hondureño Héctor Armando Cruz lesionado de bala por soldados salvado
reños. Tomado de La Prensa, 21 de agosto de 1969.
197 «La violencia colectiva se produce también de forma habitual en las guerras entre Estados
y en las guerras internas y, en ambos casos, se presenta de muy diferentes formas. A la
violencia producida por los ejércitos en las batallas suelen sumarse otros tipos de violen
cia, como los fusilamientos de soldados enemigos sobre el terreno, los bombardeos de
ciudades, el asesinato de civiles en los territorios conquistados, el saqueo, las violaciones,
las venganzas, el pillaje militar, las torturas, entre otros, (...)>>. Cruz, «Las campañas rebe
des de aniquilación del enemigo», 65-82.
198 «El reto de un enemigo implacable», El Día, 26 de julio de 1969.
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 311
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La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 315
nomo Penman fueron robadas por los militares salvadoreños 1,435 vacas
paridas, 740 vacas horras, 1,435 terneros, 797 novillas, 311 novillos, 107
bueyes, 414 toretes, 65 sementales y 199 equinos, haciendo un total de
5,503 semovientes. La estimación del agrónomo no incluyó las pérdidas de
ganado en otras zonas del departamento, como San Marcos de Ocotepe
que y otras comunidades invadidas por las tropas de El Salvador. También
fueron robados por los salvadoreños, cerdos, gallinas, patos y otros anima
les caseros.207 En lo que en Honduras se conoce como región sur, más de
2 mil cabezas de ganado fueron llevadas a El Salvador desde Goascorán,
centro de operaciones del robo de ganado por los militares salvadoreños,
según fuentes periodísticas hondureñas.208 Un oficial salvadoreño, con gra
do de subteniente durante la guerra, que visitó la hacienda Colima inme
diatamente después del cese de las hostilidades militares relató al autor
de este trabajo que en dicho lugar había entre 3 mil y 4 mil reses traídas
de Honduras por la FAES.209 La información de dicho oficial coincide con el
testimonio escrito de otro oficial salvadoreño que, con el grado de capitán,
estuvo al mando de una compañía en el Teatro de Operaciones Oriental
(TOO) y que después de haber participado en un frustrado golpe de Estado
contra el presidente Sánchez Hernández en 1972, se integró al Partido Co
munista de El Salvador (PCS):
207 «Cuantiosas pérdidas por robo de ganado», La Prensa, 22 de agosto de 1969, 28.
208 «Tropas salvadoreñas desocupan región sur», La Prensa, 5 de agosto de 1969, 24.
209 Subteniente del ejército salvadoreño que participó en el conflicto de 1969, entrevista.
0 Guardado, El soldado que encontró su azimut, 94.
316 Carlos Pérez Pineda La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 317
Todo es como una pesadilla. Se llevaron todo, hasta las máquinas Los abusos y la violencia contra los salvadoreños no fueron motiva
de coser de las viudas y las viejitas. Saquearon la iglesia y se lle dos por el comportamiento de los individuos contra los cuales fue dirigida,
varon hasta las campanas nuevas. Yo lo miraba todo. Iba de casa sino por razones supraindividuales, es decir, por su pertenencia al «bando
en casa. El saqueo de los soldados salvadoreños fue brutal (...); se enemigo» y por encajar en el perfil estereotipado del «guanaco» pernicio
llevaban las cosas, sobre bestias, fue una venganza estúpida de las so. El estereotipo más simple del intruso salvadoreño, abusivo y amigo de
gentes, solo de la iglesia se llevaron tres vehículos, y lo triste fue lo ajeno, se articuló en una variedad de contextos con otros estereotipos
que este pueblo ha sido el más salvadoreño de Honduras, aquí se negativos atribuidos al mismo sujeto, produciendo un encadenamiento
recibieron a los refugiados y expulsados salvadoreños, y las gen «lógico», como por ejemplo, la denuncia pública del salvadoreño «infiltrado»
tes les dieron albergue en sus casas y les dieron leche y tortillas ejerciendo funciones de autoridad se asociaba a conductas ilegales y
(...) Yo no creía que fueran a destruir y sacar todas las cositas de actitudes reprobables como la alteración de documentos de identidad o la
las gentes, pero se lo llevaron todo, hasta lo que habíamos dejado carencia de los mismos; engaño, deshonestidad, corrupción de funcionarios
guardado en la iglesia. Ahora no se sabe que va a ser de este pue públicos locales, actividades de «quinta columna», planes de expansión
blo, dicen que un 60% de gente no va a regresar.211 de un poder extranjero en busca de «espacio vital» para sus excedentes
de población, agente avanzado de la conspiración para la conquista y
También civiles salvadoreños habitantes de poblados y caseríos desmembramiento del territorio hondureño mediante la agresión armada, y
próximos al borde fronterizo participaron en el saqueo de poblaciones hon- así sucesivamente. La retórica justificativa de las políticas excluyentes y de
dureñas tomadas por las tropas de su país, como el poblado de Valladolid la campaña de limpieza antisalvadoreña se nutrió de la demonización del
en el departamento de Lempira, que fue saqueado por civiles salvadoreños «otro» como el responsable de todos los males, imaginarios o reales, que
vecinos del pueblo de Arcatao en el departamento de Chalatenango.212 aquejaban a la nación hondureña. La demonización del enemigo contribuyó
La violencia ejercida en contra de civiles hondureños en el territorio a mantener la cohesión social en la retaguardia mediante la permanente
conquistado por el ejército salvadoreño es, al igual que la violencia en con agitación en torno al peligro omnipresente de una fantasmagórica «quinta
tra de la minoría salvadoreña en Honduras, otro de los silencios de la me columna» salvadoreña. El discurso de la presencia amenazante del «otro»,
moria histórica del conflicto de 1969. Razón suficiente asiste al historiador dentro y fuera de las fronteras nacionales, fue un rasgo prominente de la
americano Thomas P. Anderson al subrayar que las víctimas reales de la cultura de guerra hondureña antes, durante y después de la guerra.
guerra fueron los centenares de miles de desposeídos, como consecuencia La violencia colectiva contra los salvadoreños ocurrió, con diversos
directa del conflicto en ambos países.213 grados de intensidad, durante todo el conflicto. El levantamiento de censos
La movilización hondureña fue precedida por la construcción y difu por estudiantes de las escuelas, las denuncias de infiltración salvadoreña
sión de discursos políticos excluyentes y legitimadores de las nuevas políti en la administración pública, la vigilancia de los movimientos de los residen
cas nacionalistas del gobierno hondureño en los temas migratorio y agrario, tes salvadoreños y el registro de las matrículas de sus vehículos, los pro
cuyas consecuencias inmediatas propiciaron la crisis. La difusión de discur nunciamientos en la prensa nacional alertando sobre la supuesta presencia
sos nacionalistas acerca del «otro» contribuyó a embotar la empatia hacia de una quinta columna salvadoreña, fueron todas prácticas de identificación
las víctimas de las nuevas políticas de una parte tal vez muy considerable crupal frente al enemigo.
de la sociedad hondureña que, en general, no protestó por el trato injusto Seria errado conceder al Estado hondureño, de modo formalista y
del que fue objeto la minoría salvadoreña en el país. Partiendo de una concepción monolítica de la estructura estatal, el control
otal de la violencia colectiva contra los salvadoreños; hacerlo significaría
econocer al mismo tiempo una supuesta capacidad del aparato estatal
211 «Hambre y miseria en la población: Nueva Ocotepeque: una población desolada, entreg ra propiciar y a su vez limitar a su antojo la violencia antisalvadoreña
da por la OEA», La Prensa, 5 de agosto de 1969, 3. e acuerdo a conveniencias políticas coyunturales. La violencia coactiva
212 Rauda, entrevista. ra los salvadoreños parece haber tenido un considerable componente
213 «The war may well not have been nearly as sanguinary as the original inflammatory clairn^ territma ,aS0CÍad0 a la fra9mentación y dispersión del poder en un espacio
of both sides suggested, but in terms of the disruption of human lite, the costwas '=' n efp *°ria c*esart'culad° y a la consiguiente ausencia de un control central
a córner of the world where so many lead lives on the margin of extinction, any i ectivo de| poder |oca. Aparentemente, las iniciativas locales de violencia
can be fatal in terms of lost food production, physical exhaustion, and the break wi
«activa contra los salvadoreños fueron numerosas y en ellas participaron
patterns of mutual help and interaction. In this sense the war cost more than eith ^
could afford. The hundreds of thousands of dispossessed were the real casualties
y upos e individuos que no eran agentes directos del Estado, como los
war». Anderson, The War of the Dispossessed. 'smbros de la «Mancha Brava» y algunos vecinos del lugar, junto a otros
318 | Carlos Pérez Pineda
A
La invasión militar salvadoreña y la movilización patriótica en Honduras | 319
7 «Análisis del conflicto hace funcionario de AP», La Prensa Gráfica, 20 de octubre de 1969,
13.
8 «Apreciaciones realistas sobre conflicto Honduras-EI Salvador», La Prensa Gráfica, 23 de
octubre de 1969, 7.
9 Posada, «El país necesita medidas inmediatas», El Diario de Hoy, 10 de noviembre de
1969, 11.
J
Los problemas de la Inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 325
■
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 327
L
A
Los problemas de ia inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 331
mana, contando para dicha labor con un personal cuyo número oscilaba entre
10 y 15 personas. Los procedimientos básicos de trabajo del subcomité de la
CIDH eran muy cuestionables. Después de recibir una denuncia, la CIDH la
comunicaba al gobierno objeto de la misma para obtener más información al
respecto y, solamente después de realizado dicho trámite, se desplazaba al
lugar de la supuesta transgresión para llevar a cabo una investigación inde
pendiente in situ. Obviamente, el transgresor disponía del poder y del tiempo
suficiente para demorar su resolución, eliminar los indicios de los hechos de-
uunciados y para fabricar testimonios falsos a su favor.
| Carlos Pérez Pineda Los problem as de la inm ediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 333
332
Las expectativas del gobierno del general Fidel Sánchez Hernán Un editorial de La Prensa Gráfica comentó críticamente la cuestión
dez de una condena pública al gobierno hondureño por parte de la OEA no del cumplimiento de los compromisos contraídos por los ministros de Rela
fueron realistas, ya que el grupo de la CIDH que visitó la región carecía de ciones Exteriores de los países del continente en la XIII Reunión del Órqano
«dientes» pues, según Rowles, la comisión «nunca fue diseñada para ac de Consulta de la OEA subrayando que:
tuar en una situación como la que se le encomendó a principios de julio».36
Rowles precisó que «dependiente como es de la cooperación de los gobier Esos compromisos se reducen a transformar la expulsión violenta
nos miembros, la CIDH se siente constreñida a evitar cualesquiera decla en una expulsión ordenada bajo el signo de la OEA. Esos com
raciones o acciones que puedan despertar el antagonismo de un gobierno promisos se reducen a que la OEA hiciera lo que quería hacer el
en particular, poniendo así en peligro su propio papel en el futuro en el país gobierno hondureño: sacar de territorio de Honduras a los salvado
en cuestión».37 reños. Porque el hecho escueto es que la mitad la sacó Honduras y
A pesar de la presencia en el lugar de funcionarios de la OEA, las la otra mitad la sacó la OEA.41
autoridades hondureñas continuaron tomando drásticas medidas en contra
de los residentes salvadoreños después del cese de las hostilidades milita La Organización de Estados Americanos (OEA) informó, a finales
res. El Banco Central de Honduras decidió congelar las cuentas de todos de mayo de 1970, que de acuerdo con un censo levantado en todo el terri
los salvadoreños en Honduras. Mientras tanto, miles de salvadoreños se torio nacional durante ocho días con la colaboración de los secretarios de
encontraban en varios campos de internamiento y en uno de prisioneros las municipalidades, había en El Salvador en cifras redondas; cien mil sal
en territorio hondureño. Los internados salvadoreños habían recibido de la vadoreños expulsados de Honduras. El censo de la OEA identificó a varios
Cruz Roja Internacional utensilios de cocina, tiendas de campaña, mantas y grupos entre la población expulsada: el grupo de los que habían resuelto
desinfectantes. Había campos de internamiento de salvadoreños en Aguas su problema de subsistencia por sí solos, el grupo de expulsados que tenía
de San Pedro, El Progreso, Castillo de Loma, Tela y el estadio de fútbol «poder económico» y que había solicitado ayuda al Consejo Nacional de
de Tegucigalpa. La prisión estaba situada en la ciudad de Nacaome.38 A Planificación (CONAPLAN), un tercer grupo que «nada tienen y que es
finales del mes de agosto de 1969, la OEA informó que había campos de tando sujetos a la asistencia gubernativa lo necesitan TODO», integrado
internamiento en 31 poblaciones hondureñas que albergaban a un total de por cuarenta mil personas que habían obtenido empleo agrícola a través
1 0 , 8 0 0 salvadoreños.39 de CONAPLAN y, finalmente, un cuarto grupo de veinte mil personas con
Los embajadores comisionados de la OEA informaron el 3 de sep capacidad de producir pero que necesitaban crédito y carecían de respaldo
tiembre de 1969 al Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador que a para obtenerlo.42
partir del siguiente día no habría salvadoreños en campos de internamien Considerando la desalentadora situación arriba descrita era prác
to en territorio de Honduras. Los embajadores de la OEA aseguraron que ticamente imposible que el discurso oficial salvadoreño de «la victoria en
muchos salvadoreños que estaban en los campos de internamiento ya se todos los campos» no fuera objeto de algún cuestionamiento público. Las
estaban reincorporando a la vida normal en territorio hondureño, y que os criticas al gobierno aparecieron, cada vez más subidas de tono, en los prin
observadores de la OEA estaban «dándoles toda clase de cooperación para cipales medios de prensa escrita del país. La mayoría de los comentarios
garantizar la seguridad de sus vidas». Los embajadores observaron que los críticos publicados en los periódicos fueron formulados por personas vincu
salvadoreños que habían estado concentrados y estaban quedando libres, ladas a grupos políticamente conservadores del país. Es importante poner
tenían la opción de regresar a El Salvador o quedarse en territorio hondure ae relieve que nadie se atrevió a cuestionar públicamente la manera en
ño bajo vigilancia de la OEA.40 que la cúpula de la FAES había conducido la reciente campaña militar en
nonduras, debido probablemente al temor de provocar a los militares a
a autocensura por consideraciones de lealtad patriótica y también por ser
36 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 97-98.
n tema tan poco conocido fuera del ámbito militar. El ministro de Defen-
37 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 97-98. . general Torres, se encargó personalmente de marcar los límites de la
38 «Presiona la OEA a Honduras y El Salvador para que se arreglen», La Nación, 26 de ju io oierancia militar a cualquier crítica al desempeño bélico de la FAES advir-
de 1969,6. . gn ndo sobre el peligro que significaba que. personas carentes de formación
39 «Guerra en Centroamérlca», 249. Los campos de prisioneros civiles salvadoreños^
Honduras fueron llamados campos de internamiento por los hondurenos. En
fueron llamados campos de concentración. bre 41 "El problema humano de los expulsados», La Prensa Gráfica, 5 de septiembre de 1969.
42 "100 mil salvadoreños expulsados registra OEA», El Diario de Hoy, 28 de mayo de 1970
40 «Desde hoy eliminados campos de concentración», La Prensa Gráfica, 4 de septiem
2. Las mayúsculas son del original.
de 1969, 3, 15.
334 | Carlos Pérez Pineda
44 «Carta abierta: Dr. Jiménez Castillo opina sobre resolución de la OEA», El Diario de Hoy,
25 de agosto de 1969, 6.
45 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 214, 223.
46 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 234.
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 337
A
Los problem as de la inm ediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 341
57 Lima, «El conflicto con Honduras. Ideas para una solución pacífica y permanente (partes
I, II y III)», El Diario de Hoy, 10, 11 y 12 de noviembre de 1969, 10, 6 y 6 respectivamen
58 «Publicaciones del UDN. Al pueblo salvadoreño», El Diario de Hoy, 14 de enero de 19^®
59 «El UDN al pueblo salvadoreño», El Diario de Hoy, 2 de febrero de 1970.
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador 343
(...) las viejas mañas de los viejos con quienes alternaron emplean
do éstos la amenaza en lengua diplomática, que fue lo que más afli
gió a los nuestros según propia confesión televisada que hizo uno
de ellos inmediatamente de volver al país. Y sin sospechar tampoco
el inmenso daño que ha causado a El Salvador el repliegue de sus
tropas fronterizas, pues a partir de entonces nos hemos cambiado
de vencedores a vencidos.60
71 «Ningún hondureno preso aquí a raíz del conflicto», La Prensa Gráfica, 6 de octubre de
1969, 28.
72 «Guardia usuluteca regresó del frente», La Prensa Gráfica, 17 de agosto de 1969. El
capitán Rogelio Peña era uno de los oficiales al mando del destacamento de guardias na
cionales emboscados por los hondureños en El Portillo-San Rafael de las Mataras durante
la reciente guerra.
73 «1189 capturas hizo Guardia Nacional durante noviembre», La Prensa Gráfica, 10 de di
ciembre de 1969, 66. En el mes de enero de 1970, la Guardia Nacional capturó a más de
1,600 personas por delitos contra las personas, las propiedades y contra el fisco en todo
el territorio nacional. «Más de 1,600 capturas realizó G. N en enero», Diario Latino, 14 de
febrero de 1970, 2
74 El V Batallón de Infantería, integrado por soldados regulares y reservistas de los departa
mentos de San Salvador, San Vicente y Usulután, era una de esas unidades aguerridas e
impacientes por entrar en combate que demandaban de sus mandos capacidades espe
ciales de liderazgo para mantener la disciplina. En dicha unidad, «(...), el S-1 del Batallón
se multiplicó a fin de mantener la moral lo más alta posible en las Unidades de todas las
posiciones, arengas de más de dos horas de duración lograban sofocar los principios
de motín, de insubordinación, desobediencia masiva, etc., entre los elementos de tropa
contra los mandos Inferiores, por su casi irrefrenable deseo de entrar en combate de inme
diato, lo que me dio la enorme experiencia del poder de la palabra para calmar los ánimos
en esta clase de situaciones, por demás críticas, a veces tuve que hacer uso de los Pun0
como método de última instancia de persuasión, amenazas, promesas, estímulos, enJ _
otras., todo método de convencimiento es bueno, en estos casos, para mantener la
ciplina, (...)». Paniagua Araujo, El Batallón Maldito, 11. Uno de los más serios casos
indisciplina durante la guerra ocurrió en el cuartel de La Unión, donde una compañía
Á
L o s p r o b le m a s d e la in m e d ia ta p o s g u e rra y la ru p tu ra d e la u n id a d n a c io n a l en El S a lv a d o r 349
reservistas de Santa Ana se rebeló en protesta por los malos tratos recibidos por algunos
de sus Integrantes de manos de un oficial con el grado de mayor. Los sublevados exigie
ron que los enviaran a combatir o que los enviaran de regreso a sus hogares e hicieron
uso de sus armas dentro del cuartel. La sublevación fue controlada sin daños personales
gue lamentar por la Intervención oportuna del comandante de esa zona de operaciones,
el coronel Benjamín Mejía. Subteniente de la FAES en situación de retiro, entrevista.
Ayala Castro, entrevista.
«Un digno aporte para un soldado», La Prensa Gráfica, 26 de septiembre de 1969, 15.
350 | Carlos Pérez Pineda
1969, 30.
®1 «Gestionan seguro de vida para militares», Diario Latino, 2 de agosto de 1969, 2.
La Prensa Gráfica, 22 de diciembre de 1969, 32.
352 Carlos Pérez Pineda
# ‘ 5 00 é j *
I ‘ 5.00 I
I *°*° , ‘ I_
I ° ,C,.!,,0 W N a c io NAI i I
DEFENDAMOS
f LA RATRIA
ORGULLOSOS
COMPRANDO
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1LA DIGNIDAD
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L o s p r o b le m a s d e la In m e d ia ta p o s g u e rra y la ru p tu r a d e la u n id a d n a c io n a l en El S a lv a d o r 355
? D IA R IO de H O Y
m m o n cu* p e r s o n a n d t ó
Y** o la* trop as sa lv a d o re ñ a » tjue d a - serpentinas y confetis c a y ó sobro los s o ld a d o s m ientra* nuestra
a viación estrem ecía los d é lo s .
° l « » <td!*s cU lo capital. Urta lluvia d e
Preguntándose sobre las razones del triunfo militar y sobre las ba
jas propias, que calificó de «ridiculas» por su escaso número considerando
la magnitud de la operación militar salvadoreña, Sánchez Hernández seña
ló que tales resultados se habían producido por la existencia de unidad y
confianza en la dirigencia del país. El presidente dio a conocer su concepto
de la unidad nacional entendida como conservación de la disciplina, «factor
decisivo para la victoria», porque consigue unidad en el esfuerzo. Según
el primer mandatario, la unidad nacional «consiguió la compactación disci
plinada de todo El Salvador en este conflicto». Acerca del propósito de las
operaciones militares en territorio hondureño, el general Sánchez explicó
que «los planes de operaciones, de legítima defensa marcaron - y quién les
habla los marcó personalmente- hasta aquí vamos a llegar para ver si se
nos escucha; para ver si se nos hace justicia; para ver si los dirigentes de
Honduras reflexionan sobre estos problemas». Sánchez Hernández afirmó
que los objetivos trazados en el plan de operaciones de la FAES fueron al
canzados plenamente y que «quien diga que no pudimos seguir penetrando
miente miserablemente». Al abordar el tema de la necesidad de reformas
para resolver los problemas del país, Sánchez Hernández manifestó que
para poder realizar las reformas debería haber confianza del pueblo en su
gobierno e invitó a la reflexión a todas las fuerzas vivas de la Nación, rei
terando su petición de confianza hacia su gestión gubernamental. El presi
dente excitó a las fuerzas vivas nacionales a dejar «en segundo plano todo
100 «Logramos Objetivos y Respeto: Sánchez H.», El Diario de Hoy, 7 de agosto de 1969, 5.
1°1 Ortega, I., de, «¡Loor a ti soldado de Cuscatlán!», La Prensa Gráfica, 11 de agosto de
1969, 6.
1°2 Argueta Hernández, «La memoria de “la guerra de las cien horas”».
103 El Diario de Hoy, 29 de agosto de 1969, 2.
362 | Carlos Pérez Pineda
104 «Homenaje a Virgen y a los soldados», Diario Latino, 14 de agosto de 1969, 19-
105 El Diario de Hoy, 25 de agosto de 1969 (en contraportada).
106 El Diario de Hoy, 8 de septiembre de 1969, 7.
107 «Homenaje en Zacatecoluca a soldados combatientes», El Diario de Hoy, 17 de noviera
brede 1969,29.
108 «Escuelas con nombres de soldados héroes», El Diario de Hoy, 30 de agosto de 1969,13-
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 363
tación del aviador militar, «héroe de guerra», junto con los paracaidistas
como números de atracción de la feria para promover la venta de bonos,
también formaba parte del programa la elección de la «Señorita Dignidad
Nacional» en un acto festivo dedicado a las Fuerza Armada Salvadoreña,
«como una demostración de admiración y respeto». La candidata electa se
ría condecorada por el comandante departamental de San Vicente, coronel
José Delgado.121
La exaltación de los héroes vivos mediante ceremonias de reconoci
miento fue otra de las prácticas grupales de identificación frente al enemigo
que nutrieron a la cultura de guerra salvadoreña en la inmediata posguerra.
El casino de la ciudad de San Vicente anunció la condecoración de su so
cio fundador, el teniente coronel David Isaac Guzmán, con una medalla de
oro «por sus relevantes méritos» en la guerra contra Honduras. El teniente
coronel Guzmán se desempeño como jefe de operaciones del XI Batallón
de Infantería de la Tercera Brigada de Infantería, integrado por tropas de
Cojutepeque, Usulután y San Vicente.122 La Prensa Gráfica informó sobre el
reconocimiento público de la ciudadanía vicentina al teniente coronel Guz
mán, a quien calificó como «uno de los más sobresalientes héroes milita
res» de la guerra, señalando que tropas bajo su mando «se apoderaron de
sitios estratégicos y eliminaron compañías completas de hondureños, cuyas
armas fueron decomisadas».123
Los principales medios de la prensa escrita del país destacaron el
entusiasmo patriótico de los salvadoreños que asistieron a las exhibiciones
de armamento, elogiaron a ciertos jefes y oficiales como «héroes» de la re
ciente guerra y celebraron falsas victorias de los aviadores de combate de
la FAS.124 Las iniciativas de exaltación de los héroes vivos a través de los
medios de comunicación fueron particularmente selectivas cuando se trata
ba de conocidos jefes militares, como el comandante del TON y futuro can
didato a la alcaldía capitalina por el partido oficial, coronel Mario Manuel de
Jesús Velásquez Jandres, y el director de la Guardia Nacional, general José
Alberto Medrano, quienes recibieron especial atención mediática durante
ese período. El general Medrano fue distinguido junto con uno de sus oficia
les favoritos, el joven teniente de la Guardia Nacional Roberto D'Aubuisson
Arrieta, con un homenaje organizado en el mes de noviembre por ejecuti
Carroza de la colonia El Palmar en las fiestas julias de Santa Ana, simbolizando «la
agresión hondurena a la paz de Centroamérica, ante la indiferente mirada de los países
de Centroamérica y de la Organización de Estados Americanos, (OEA)». Tomado de El
Diario de Hoy, 26 de julio de 1970.
374 | C a rlo s P é re z P in e d a
Honores a los caídos en la guerra. Actos religiosos realizados en el estadio del cuartel
San Carlos, sede de la Primera Brigada de Infantería. Tomado de El Diario de Hoy, 2 de
noviembre de 1969.
142 «Prestigio del Ejército debe resguardarse dicen Partidos», El Diario de Hoy, 14 de enero
de 1970, 3. La FAES fue considerada una «institución de honor y patriotismo» por la
mayoría de los sectores sociales del país en la coyuntura crítica de 1969. Según Ricardo
Argueta, «nunca más en la historia de las percepciones que la sociedad salvadoreña tiene
de la institución castrense se encuentra un saldo tan favorable para la existencia de esa
institución». Argueta Hernández, «La memoria de “la guerra de las cien horas”», 177.
143 «Denuncian en CCE a ORDEN por hacer política a favor PCN», Diario Latino, 14 de enero
de 1970, 3.
144 «El UDN al pueblo salvadoreño», El Diario de Hoy, 2 de febrero de 1970.
378 | C a rlo s P é re z P in e d a
Propaganda electoral a favor del coronel Mario Manuel de Jesús Velásquez Jandres,
e*comandante del Teatro de Operaciones Norte (TON). Tomado de Diario Latino, 12 de
febrero de 1970.
380 | Carlos Pérez Pineda
(D C J IM IO A OCTUBRE 1969)
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159 «3 millones para dar trabajo a expulsados», La Prensa Gráfica, 30 de julio de 1969, 3.
160 «Donan 150 manzanas en Hacienda Colima al ICR», Diario Latino, 14 de agosto de 1969,2.
161 «700 familias expulsadas asentará luego ICR», La Prensa Gráfica, 15 de agosto de 1969,3.
162 Alas, Iglesia, Tierra y Lucha Campesina en Suchitoto.
163 Vivienda precaria construida con materiales ligeros.
164 Nancuchiname era una hacienda propiedad de la familia Dueñas, cuya extensión era la
más grande del país. Alas, Iglesia, Tierra y Lucha Campesina en Suchitoto, 59.
L o s p r o b le m a s d e la in m e d ia ta p o s g u e rra y la ru p tu r a d e la u n id a d n a c io n a l en El S a lv a d o r | 385
tos, pero el tono de la aclaración publicada por las autoridades del ICR in
dica la existencia de problemas de magnitud considerable relacionados con
la administración de los asentamientos.
La Prensa Gráfica publicó a finales de esa misma semana un co
mentario que indudablemente había sido motivado por las noticias sobre la
turbulencia en algunos asentamientos del ICR. Según el autor del comenta
rio, los problemas en los asentamientos no tenían nada que ver con las difi
cultades de las autoridades para cumplir la promesa presidencial de brindar
a los expulsados «Pan, Techo y Trabajo», sino con la persistencia de pro
blemas de «tipo psicológico» que «impacientaban» a las familias retorna
das. El columnista recordaba a los lectores que muchos de los compatriotas
expulsados habían perdido, además de sus bienes materiales, parte de sus
familiares a manos de «las salvajes tribus de Hibueras», mientras que otros
habían dejado esposas e hijos en difícil situación en territorio hondureño,
y, por lo consiguiente, «el problema de rehabilitar esas mentes frustradas»
se había tornado en el «más complejo y duro de resolver». El columnista
de La Prensa Gráfica advirtió a las autoridades sobre la presencia entre
las familias expulsadas, de elementos hondurenos infiltrados «al servicio
del genocida López Arellano con el objeto de entorpecer los planes de re
asentamiento», y por tal razón, «esperamos que el gobierno ponga todo
su esfuerzo para evitar que la crisis emocional de nuestros compatriotas
les convierta en fácil hospedero (sic) de ideas desorientadoras planeadas
por los zátrapas (sic) hondureños».172 La Prensa Gráfica y los otros diarios
nacionales no publicaron más información sobre el asunto, no obstante,
campesinos expulsados de Honduras se vieron envueltos muy pronto en
conflictos por la tierra. A principios de diciembre de 1969, tres campesinos
salvadoreños recién llegados de Honduras que ocupaban un terreno en li
tigio en un cantón de San Agustín, departamento de Usulután, fueron aba
tidos a balazos por agentes de la Guardia Nacional que escoltaban al Juez
de Paz de San Agustín. Según El Diario de Hoy, los campesinos habían
atacado al juez de San Agustín cuando este investigaba un litigio de tierras
por disposición de un juez de Usulután, y los guardias nacionales intervinie
ron en su defensa matando a los supuestos atacantes.173
El gobierno salvadoreño desplegó esfuerzos extraordinarios para
enfrentar la demanda adicional de trabajo representada por los miles de
salvadoreños retornados de Honduras. El ministro de Obras Públicas ha
bía informado a la prensa nacional después del cese de la guerra, que una
variedad de obras públicas serían iniciadas a finales del mes de julio para
satisfacer la necesidad de trabajo de los compatriotas expulsados de Hon
duras.174 Fuentes del Banco Central de Reserva de El Salvador informaron
172 Garcilazzo, «El ICR y el drama de los expulsados», La Prensa Gráfica, 7 de noviembre de
1969.
173 «Fiscal en caso de 3 muertos», El Diario de Hoy, 10 de diciembre de 1969, 3.
174 «Integración laboral para los expulsados», La Prensa Gráfica, 8 de julio de 1969, 2.
388 Carlos Pérez Pineda
175 «Más fuentes de trabajo con impulso a viviendas», El Mundo, 25 de julio de 1969, 2.
176 «Plan Nacional para emplear a expulsados», La Prensa Gráfica, 26 de octubre de 1969, 3.
177 «Trabajo a expulsados en varias fincas del país», La Prensa Gráfica, 18 de noviembre de
1969.
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador 389
183 «158,875 trabajadores agrícolas colocados», Diario Latino, 9 de enero de 1970, 22.
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 391
El temor a que las propuestas de reestructuración de la vida nacional Otro editorial del mismo medio de prensa publicado mes y medio
y de mejoramiento de las condiciones de vida del campesinado incluyeran después insistió en que el desempleo era en ese momento el problema más
una reforma agraria generó reacciones adversas de grupos conservadores delicado del país, pero que no era una consecuencia del conflicto con Hon
que expusieron sus puntos de vista ocultos detrás de fachadas como el auto duras. Los editorialistas argumentaron que:
denominado «Comité Cívico Nacional», que reprodujo un comentario sobre
el pasado conflicto publicado en una revista guatemalteca titulada Alerta. E| La falta de una vigorosa política de ocupación -particularmente por
fantasmagórico «Comité Cívico Nacional» alertó sobre las pretensiones de la parte del gobierno- ha permitido que el problema alcance peligro
organización magisterial ANDES 21 de Junio de participar, con el apoyo de sas proporciones, agravadas, eso sí, por los cuarenta mil salvado
estudiantes universitarios y obreros sindicalizados, en el reasentamiento de reños que obligadamente han regresado a su patria.189
los expulsados de Honduras con el fin de convertirlos en beneficiarios de una
distribución de tierras. Según el Comité Cívico Nacional, estaba claro, y sola A continuación, se hizo referencia al publicitado Plan Nacional de
mente los ciegos no podían verlo, que lo que realmente se pretendía era «la Colocaciones del Ministerio de Trabajo, y se puso en duda la apreciación
redistribución de la propiedad privada salvadoreña entre los campesinos».El optimista de las autoridades del ramo acerca de que la demanda de jor
supuesto comité cívico dejó asentado finalmente que: naleros para las próximas cosechas de café, algodón y caña de azúcar
significaría ocupación plena en el campo tanto para los «normalmente» des
Para nosotros ya saltó la liebre, todo el problema lo han creado ocupados como para los miles de campesinos recientemente expulsados
esas fuerzas “populares” para socializar a El Salvador, principiando de Honduras. El editorial destacó que ni siquiera en las cosechas excepcio
por el campo y ya vendrá, después, la redistribución de las lujo nales hubo empleo para todos los trabajadores disponibles, y que esa era
sas residencias de los adinerados miembros o no de las catorce una realidad que tenía que ver con la densidad poblacional del país. Los
familias, que tanto escozor causa a los izquierdizantes, y en fin, la editorialistas aconsejaron a los responsables de planificar la política eco
colectivización de la pujante industria cuscatleca.187 nómica gubernamental tener siempre presente que la abundancia de mano
de obra disponible exigía un fuerte empuje en la proyección y ejecución de
El miedo al potencial peligro político que representaba una acrecen obras públicas, y que considerando las circunstancias especiales por las
tada masa de trabajadores agrícolas desocupados se reflejó en los editoria que atravesaba el país, esas obras públicas tenían que desempeñar «un
les de los más importantes diarios nacionales. La Prensa Gráfica aconsejó papel de verdadera urgencia y emergencia».190
al gobierno acelerar sus planes y programas de obras públicas para dismi El Ministerio de Obras Públicas informó a la prensa que se habían
nuir el desempleo, advirtiendo que el desempleo, sobre todo el desempleo acelerado los programas de obras viales en las tres zonas territoriales de
rural, «en ningún momento ha sido tan potencialmente riesgoso como en la República para integrar a centenares de retornados en las planillas labo
los actuales momentos en que se puede verle agravado por las particulares rales de la institución. Las obras viales programadas para el cuarto trimes
circunstancias surgidas del conflicto que provocó el desastroso gobierno tre del presente año habían comenzado a ejecutarse en el tercer trimestre
hondureño». Los editorialistas de La Prensa Gráfica subrayaron que tales mediante un refuerzo presupuestario de un millón 200 mil colones. En las
circunstancias le daban al problema del desempleo un «carácter de emer primeras obras habían sido habilitadas 600 plazas laborales destinadas a
gencia», por lo que el gobierno debería crear fuentes de trabajo acelerando trabajadores expulsados de Honduras y la cifra tendía a incrementarse con
las obras públicas. La Prensa Gráfica señaló que: siderablemente.191
El Ministerio de Obras Públicas había publicado en la segunda mi
(...) si miramos las cosas bien, pudiera comprenderse por qué no tad del mes de agosto avisos, dirigidos principalmente a los salvadoreños
tienen trabajo los expulsados de Honduras, pero a muchos les re desplazados de Honduras, con listas de las obras públicas que serían eje
sultaría difícil entender por qué no tienen trabajo todos aquellos que cutadas por la Dirección General de Caminos y la Dirección General de
nada tienen que ver con la expulsión. En el complejo social, esa urbanismo y Arquitectura, especificando el número de plazas de trabajo
dos distintas situaciones pueden converger, reunirse en un so u'sponibles en cada una de las obras, que en su conjunto ascendían a un
problema más serio.188
t89 La Prensa Gráfica, 28 de octubre de 1969.
t^O La Prensa Gráfica, 28 de octubre de 1969.
187 «Donde saltó la liebre», La Prensa Gráfica, 3 de septiembre de 1969, 27. 191 «Incorporan a expulsados en planillas de OO.PP», La Prensa Gráfica 17 de aaosto de
188 La Prensa Gráfica, 12 de septiembre de 1969, 7. 1969,3.
394 Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad
| C a rlo s P é re z P in e d a nacional en El Salvador 395
total de 1,050 plazas laborales.192 El gobierno dio a conocer que gastaría los derechos obreros desde «antes que existiera el pretexto de la querrá»
18 millones de colones en obras públicas, específicamente en proyectos Según la denuncia de los sindicalistas, la empresa El León S A propiedad
viales, y que con dicha medida pretendía aumentar la demanda de mano de de la familia Gadala María, incumplía totalmente el contrato colectivo paqo
obra para, preferentemente, dar ocupación a los retornados de Honduras.193 de salarios, pago de vacaciones y otras prestaciones sociales El sindicato
A finales del mes de agosto, cincuenta trabajadores expulsados de declaraba «inoperante igual a la OEA» al Ministerio de Trabajo después
Honduras laboraban en la pavimentación de la ciudad de San Francisco de gestionar inútilmente su mediación en el asunto y pedía la intervención
Gotera en el departamento de Morazán.194 El Ministerio del Interior había inmediata del Gobierno, recordándole que si había tenido el valor de enfren
autorizado subsidios a las municipalidades para la construcción de rastros, tarse al Gobierno de Honduras, ahora debería tenerlo «para tomar medidas
mercados, edificios públicos, parques, colocación de empedrados, mejora audaces y efectivas a fin de resolver esta clase de problemas».198
miento de cementerios, escuelas, entre otros. El departamento de control Otro conflicto laboral ocurrió en la primera semana de febrero de
municipal de dicho ministerio informó que los subsidios comenzarían a en 1970, en la fábrica Distribuidora Centroamericana de Autobuses (DICASA).
tregarse a las municipalidades favorecidas a partir del 20 de agosto. Las Dicha empresa había recibido el impacto directo de las consecuencias del
obras públicas que emprenderían las municipalidades serían adjudicadas conflicto al haber perdido autobuses vendidos a plazos en Honduras por un
a compañías nacionales y contratistas locales para facilitar el empleo de valor de más de un millón setecientos mil colones. DICASA también había
trabajadores expulsados de Honduras. Algunas de las municipalidades be sido perjudicada por el cierre del tramo hondureño de la carretera Panameri
neficiadas eran, Nueva Guadalupe, con la suma de 10,693 colones para la cana y por el consiguiente trastorno de su intercambio comercial con Nicara
construcción de nuevos techos en la alcaldía municipal; Aguilares, con la gua y Costa Rica. La empresa había pedido al Juzgado Primero de lo Laboral
suma de 9,000 colones para obras de mejoramiento del mercado munici la suspensión de los contratos con los trabajadores por un período de seis
pal; San Julián, con la cantidad de 2,177 colones para el mismo propósito, meses hasta normalizar su actividad. Según El Disrio do Hoy, los trabaja
además de 12,000 colones para la colocación de empedrados y Chiname- dores de la fábrica, «aconsejados por elementos sindicales disociadores» y
ca, con 8,416 colones para techar el local de la alcaldía municipal.195 En la haciendo caso omiso de la situación financiera de la empresa, habían exigido
ciudad de San Miguel, 80 migueleños expulsados de Honduras laboraban la firma de un contrato colectivo. Un grupo de personas, presumiblemente
a finales de agosto en la construcción de un parque en la colonia Belén de empleados de la fábrica, habían impedido el ingreso de trabajadores que in
esa ciudad.196 tentaban laborar y también de inspectores del Juzgado Primero de lo Laboral,
El subsecretario de Obras Públicas, ingeniero René Figueroa Velar- por lo que el apoderado de DICASA presentó una denuncia de coacción ante
de, dio a conocer en la segunda mitad del mes de noviembre que el Minis las autoridades judiciales correspondientes, las cuales solicitaron la protec
terio de Obras Públicas había incrementado notablemente su utilización de ción de la Policía Nacional y de la Guardia Nacional para ingresar a la planta,
mano de obra desde el mes de enero de 1969, cuando habían 5,593 traba retirar documentos, vehículos y otros objetos, y permitir la reapertura de la
jadores en planillas, al mes de octubre del mismo año cuando las planillas fábrica con los trabajadores que deseaban laborar.199
registraron 9,610 trabajadores.197 Según el Fiscal General de la República, Dr. Francisco Arturo Sama-
La conflictividad social, temporalmente suspendida durante la cri yoa, durante el año 1969, los delitos graves habían aumentado en la ciudad
sis, se manifestó de nuevo a finales de octubre de 1969 con renovados con capital, mientras que los delitos graves en el campo se habían mantenido a
flictos laborales. La experiencia de la guerra proporcionó nuevos contenidos ios mismos niveles que en los años anteriores. El Dr. Samayoa destacó, sin
a los discursos de las partes en algunos de esos conflictos, por ejemplo, e embargo, que durante la crisis de junio y julio los delitos descendieron hasta
manifiesto del Sindicato de la Industria Textil que denunciaba la violación de su más bajo índice histórico.200 Entre las nuevas víctimas de la violencia
social en el país se encontraban soldados veteranos del reciente conflicto
192 El Diario de Hoy, 16 de agosto de 1969, 23.
armado contra Honduras, como el caso de un joven miembro de una secta
193 «18 millones para el plan de carreteras», El Diario de Hoy, 17 de agosto de 1969, 3.
religiosa, asesinado a machetazos inmediatamente después de ser bauti-
194 «Expulsados trabajan en Gotera», El Diario de Hoy, 28 de agosto de 1969, 27.
195 «Obras Municipales darán ocupación a expulsados», Diario Latino, 14 de agosto de 19 198 «Manifiesto del Sindicato Industria Textil, a los trabajadores textiles, Gobierno y pueblo en
general», La Prensa Gráfica, 25 de octubre de 1969.
2 . s.
196 La Prensa Gráfba, 22 de agosto de 1969 (en contraportada), «Expulsados trabajan co 199 «Juez y Guardias abren fábrica DICASA cerrada por huelguistas», El Diario de Hoy, 7 de
febrero de 1970, 5.
fruyendo parque», La Prensa Gráfica, 24 de agosto de 1969, 3.
197 «Aumento en utilización de mano de obra en O.O.P.P», La Prensa Gráfba, 22 de novie 200 «Aumentó la criminalidad en las ciudades durante el 69», La Prensa Gráfba, 31 de di
ciembre de 1969 , 2.
bre de 1969, 16.
396 Carlos Pérez Pineda
I
398 | Carlos Pérez Pineda Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 399
en las condiciones de vida de la población, sin desafiar al statu quo.Z0s El política en El Salvador mediante la renovación del gabinete y de las Direc
problema para el gobierno era que reconocer la necesidad de una reforma ciones Generales», el país continuaría «sumiéndose en la impotencia» y
agraria significaba reconocer la legitimidad de la demanda de tierras por los precipitándose cada vez más en la pendiente de la sumisión al extranjero v
campesinos que carecían de ella o que la poseían en tamaños insuficientes, del paternalismo estatal.212
y eso era considerado como una provocación de inspiración comunista por El opositor Partido Demócrata Cristiano (PDC) dio a conocer su
los grupos antirreformistas de la élite económica nacional y sus voceros. posición en relación a las anunciadas reformas mediante un comunicado
Indudablemente que la proclama pública de las intenciones del gobierno donde sostenía que en el país existía una crisis estructural que se había
en el tema agrario irritó sobremanera a los grandes terratenientes y a sus agudizado debido a las negativas consecuencias económicas del conflicto
aliados a pesar de las garantías gubernamentales de no despojar a nadie y que, por lo tanto, era impostergable la toma de una firme decisión popular
de sus tierras y a la etiqueta de «democrática» colocada sobre la medida «para corregir los insostenibles vicios de nuestra organización social». El
anunciada por el presidente de la República para apaciguar a poderosos PDC consideraba que ya no era posible justificar el predominio del libera
grupos que no simpatizaban con los impulsos reformistas de los militares lismo más absoluto en relación a la tenencia de la tierra, que rechazaba el
inspirados por la Alianza para el Progreso. establecimiento de límites al tamaño de la propiedad privada sobre tan es
Los voceros del antlrreformismo empresarial se apresuraron a re caso recurso en un territorio pequeño y con una población muy numerosa
chazar la propuesta gubernamental con el argumento que no hacía falta Los democratacristianos argumentaron que en las difíciles condiciones eco
en el país una legislación reformista en materia agraria, pues ya que se nómicas de la posguerra no bastaba con proponer soluciones «tipo paliati
contaba desde 1932 con todos los recursos legales para hacer una «en vo» y que, por lo consiguiente, era necesaria una auténtica reforma agraria
mienda agraria» que, a juicio de los antirreformistas radicales, era lo que integral que debería ser precedida por la aprobación de los proyectos de
el presidente Sánchez Hernández tenía en mente cuando se comprometió Ley General de Asociaciones Cooperativas y Ley de Avenamiento, Riego
a realizar una reforma agraria democrática sin confiscaciones. El fomento y Conservación de los Suelos, presentados al órgano legislativo durante la
de la pequeña propiedad rural ya era ley de la República y el Estado tenía presidencia del coronel Julio Rivera. La reforma agraria debería ir acompa
el derecho de comprar en efectivo cualquier terreno para distribuirlo entre ñada de otras medidas como una reforma bancaria y de las instituciones de
los campesinos. El Salvador contaba con los recursos legales y los medios crédito del Estado para facilitar el flujo financiero a la producción agrícola.
operativos, como el Instituto de Colonización Rural, la Administración de Una reforma fiscal que propiciaría el desarrollo agrícola y estimularía la «di
Bienestar Campesino y la Federación de Cajas de Crédito, lo único que fusión de la propiedad rural» sería parte sustancial de la reforma financiera
faltaba era un plan coordinador entre el Estado y la empresa privada.2
210 En
9
0 de acuerdo con la visión de los democratacristianos. Finalmente, el PDC
un editorial de El Diario de Hoy se afirmó que El Salvador continuaba per hacía un llamado a «los sectores verdaderamente interesados en el cambio
diendo la paz debido a que se precipitaba cada vez más: de las estructuras políticas, económicas y sociales para que participen acti
vamente en esta gran cruzada por la superación nacional y luchen por hacer
(...) por el plano inclinado del dirlgismo hacia el caos socialista, con realidad estas aspiraciones».213
la aprobación precipitada, arbitraria y extraviada de toda clase de La Asamblea Legislativa anunció a principios de diciembre de 1969
leyes, solamente porque así lo piden los grupos de presión naciona el inicio de los trabajos preparatorios del Congreso Nacional de Reforma
les y extranjeros que quieren dislocar nuestra economía so pretexto Agraria que, según el plan original, se celebraría del 15 al 20 de dicho mes.
de mejorar la condición de las masas trabajadoras.211 La directiva de la Asamblea Legislativa declaró a los medios de prensa que
a cor|sulta de los sectores interesados en materia de reforma agraria tenía
De acuerdo con la visión de los editorialistas, el gobierno preparaba como fin obtener «una concepción verdaderamente salvadoreña» sin tratar
leyes carentes de acierto económico y lógica jurídica en un ambiente «en ae imponer criterios al respecto.214
sordecido» por la propaganda de la unidad nacional que consistía “ ®n . La idea de convocar a un congreso de reforma agraria surgió en la
patriotismo y no en el contubernio de opuestos intereses políticos». e jsam blea Legislativa después de la destitución de la vieja directiva presidi
torial finalizaba sugiriendo la destitución de los funcionarlos gubernament - as por el Dr. Benjamín Interiano, suceso que recibió el nombre del «curula-
les reformistas y advirtiendo que «de no lograrse un cambio de dirigen
212 El Diario de Hoy, 19 de septiembre de 1969.
209 Rowles, El conflicto Honduras-EI Salvador, 13. 213 «La crisis nacional y la reforma agraria», La Prensa Gráfica, 29 de agosto de 1969, 32.
210 El Diario de Hoy, 20 de septiembre de 1969, 9. 214 “ Objetivos de Congreso de Reforma Agraria delíneanse», La Prensa Gráfica 6 de diciem
211 El Diario de Hoy, 19 de septiembre de 1969. bre de 1969, 53.
400 | Carlos Pérez Pineda
J
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 401
219 «Congreso Agrario no es un plebiscito: Dr. Torres», El Diario de Hoy, 7 de enero de 1970,
2.
220 «Una advertencia al país sobre el Congreso Agrario», por Instituto Salvadoreño de Estu
dios Sociales y Económicos (ISESE), Diario Latino, 6 de enero de 1970, 17.
221 «No permitamos que de una unidad nacida en la guerra, se sienten las bases de lo que
puede ser nuestra derrota en tiempo de paz», El Diario de Hoy, 20 de octubre de 1969,
23-24.
402 | Carlos Pérez Pineda
(...) las soluciones del sector empresarial -vale decir, las del sector
que, corriendo con todos los riesgos de una empresa contribuye al
aumento de la riqueza potencial del país, abre fuentes de trabajo,
proporciona medios de vida a la población salvadoreña y trata de
satisfacer las crecientes demandas de un mercado de consumo-
serán muy distintas a las que pudiera proponer el más ardoroso de
los teorizantes marxistas, el más cómodo de los planificadores de
escritorio o el más demagogo de los políticos cuyo propósito es la
conquista del Poder.
Rodríguez Porth enfatizó que para combatir la miseria había que fo
mentar el desarrollo económico sin hacer más difíciles las actividades de los
empresarios.222
Otro representante del sector empresarial, el Dr. Abelardo Torres, her
mano del ministro de Defensa, declaró que el sector privado no quería que el
Congreso Nacional de Reforma Agraria produjera «conclusiones y recomen
daciones» pues no era un plebiscito. Torres argumentó que había sido la junta
directiva del órgano legislativo la que había tomado la decisión de convocar al
Congreso y no la Asamblea Legislativa, por lo que dicha convocatoria no cons
tituía decreto legislativo ni ley de la que pudiera emanar recomendaciones
para un proyecto de reforma agraria.223 Los delegados del sector empresarial
abandonaron un día después el Congreso de Reforma Agraria argumentando
222 «Discurso pronunciado por el doctor José Antonio Rodríguez Porth, vicepresidente de
la mesa directiva, en representación del sector empresarial, en el Congreso Nacional de
Reforma Agraria, el día de su inauguración», Diario Latino, 6 de enero de 1970.
223 «Congreso Agrario no es un plebiscito: Dr. Torres», El Diario de Hoy, 7 de enero de 1970,2.
Los problemas de la Inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador 403
que la mesa directiva había violado las bases del evento al desconocer el re
sultado de una votación que prohibía la toma de resoluciones.224
A pesar del retiro de la delegación de los empresarios privados, el
Congreso Nacional de Reforma Agraria continuó sus actividades hasta su
clausura el 10 de enero. Un día antes de la clausura del evento, el Diario
Latino publicó un editorial en el que, haciendo suyos conocidos argumentos
antirreformistas de la derecha empresarial, se afirmó que la reforma agraria
era una medida extrema especialmente aconsejada por los marxistas y que
por tal motivo había que buscar soluciones graduales, «producto de la ex
periencia salvadoreña y no injerto de ajenas y exóticas experiencias». Los
editorialistas de Diario Latino recordaron que el bienestar del país dependía
del éxito de los propietarios de las grandes explotaciones agrícolas y de las
agroindustrias orientadas a la exportación. Además, la superestructura eco
nómica de la nación se levantaba sobre la base de la gran economía agrícola
y, por lo consiguiente, sería un gran error hacerla objeto de expropiación o
compra para entregar esas tierras «a un grupo de campesinos sin nociones
de lo que significa mantenimiento y administración de esa clase de economía
para que lo destruya en poco tiempo». A juicio de los editorialistas del ves
pertino capitalino había que dar al Congreso de Reforma Agraria un nuevo
enfoque para, dentro de la transformación agraria integral, poner a salvo «la
organización existente de los grandes núcleos de producción de riqueza».225
Una de las conclusiones principales del Congreso de Reforma
Agraria advirtió que de no resolverse el conflicto entre el sector que produ
cía para la exportación y el sector que producía para el consumo interno,
sería imposible ayudar a las grandes mayorías populares a superar la mi
seria y el atraso cultural, no podría asegurarse un ritmo sostenido de desa
rrollo económico, ni podría afirmarse la independencia económica y política
del país. La solución del conflicto entre los dos sectores solamente podría
lograrse mediante «una Reforma Agraria profunda, basada en una expro
piación masiva de tierras», que permitiera el desarrollo de la producción
destinada al mercado interno, «sin perjudicar los altos rendimientos del
sector que produce para exportar».226
La sistemática oposición de los terratenientes y empresarios pri
vados a la sindicalización campesina había adquirido expresiones legales,
como las contenidas en el Código de Trabajo que coartaban el derecho de
los campesinos a organizarse libremente, y expresiones de hecho, como
«el estado de intimidación» mantenido por los terratenientes en el cam
po mediante organismos militares y paramilitares, la vigilancia permanente
acompañada de amenazas a líderes campesinos y a sus familias, y otras
formas de vigilancia y control «que llegaban hasta el vejamen y el atrope-
227 «Situación Agraria en El Salvador II», Diario Latino, 16 de enero de 1970, 18-19.
228 Sebastián, «El Congreso de Reforma Agraria», 51.
229 Alas, Iglesia, Tierra y Lucha Campesina en Suchitoto, 110. El sacerdote José Inocencio
Alas fue secuestrado por desconocidos el jueves 8 de enero en la Plaza Barrios, después
de estacionar su vehículo para participar en la sesión de ese día del Congreso de Refor
ma Agraria. Posteriormente, el padre Alas fue abandonado en un sitio despoblado en las
cumbres de Jayaque, después de haber recibido amenazas por involucrarse en la defen
sa de los derechos de los campesinos de la zona de Suchitoto. El sacerdote fue obligado
a consumir dosis no determinadas de alcohol y estupefacientes antes de ser liberado por
sus captores. Monseñor Luis Chávez y González excomulgó a los secuestradores. «De
talles de su secuestro da el padre José I. Alas», El Diario de Hoy, 10 de enero de 1970,
5. Participantes en el Congreso señalaron a la extrema derecha como la responsable
del atropello contra el religioso. Las actividades del padre Alas en Suchitoto habían sido
calificadas de comunistas por los terratenientes de la zona y las autoridades civiles del lu
gar pertenecientes al partido oficial. Los cuerpos de seguridad, especialmente la Guardia
Nacional, habían hostilizado al sacerdote y a los campesinos que lo apoyaban.
Los problemas de la Inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 405
á
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 407
no». El PDC aclaró que las afirmaciones del gobierno sobre un supuesto
intento de su partido de debilitar la posición de la delegación salvadoreña
ante la OEA era completamente falsa y señalaron que eran de sobra conoci
dos los esfuerzos del PDC durante el conflicto con Honduras para asegurar
que el gobierno de Sánchez Hernández «mantuviera una posición enérgica
y digna, especialmente en momentos en que flaqueó peligrosamente y es
tuvo a punto de claudicar». Según el comunicado, era conocida también la
insistencia del PDC:
se encontraba amenazada y que en esos momentos de verdadero peligro noviembre de 1969, el ministro de Defensa, general Fidel Torres denunció
anticipadamente le agradecía a su pueblo que no le amarrara las manos. El en conferencia de prensa que la unidad nacional había comenzado a ser
presidente excitó a todos y cada uno de los ciudadanos a ir a votar el 8 de atacada por «los elementos que ya evidenciaron que no pueden benefi
marzo, pues «cuando las fronteras de la nación huelen a pólvora, la indife ciarse políticamente con ella», y que agredían «desorbitadamente» a los
rencia política es un crimen». Finalmente el primer mandatario de la nación mandos de la FAES, a los funcionarios del gobierno y al mismo presidente
destacó que «cuando los malos hijos de la Patria intentan romper la Unidad de la República.248
Nacional, es obligación de los buenos hijos evitarlo».2442 5
4 Los relatos de violencia en la frontera con Honduras publicados con
A pesar de la importante experiencia de colaboración que había cierta frecuencia en los medios de prensa mantenían vigente una cultura
llevado a los dirigentes democratacristianos a aproximarse a la cúpula mi de guerra que según los adversarios del régimen favorecía políticamente
litar y política que gobernaba el país, el Partido Demócrata Cristiano optó a los militares y al gobierno. Para la izquierdista Asociación General de
por romper un proceso de unidad nacional que todavía no había llegado a Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), «la política de “choques
su momento de caducidad. Los militares, en lo que puede ser interpretado fronterizos”» no era otra cosa que «un engaño para sostener en el poder a
como un gesto de otorgamiento de confianza, habían dejado al alcalde José los enemigos del pueblo». La AGEUS llamó la atención de la opinión pública
Napoleón Duarte la organización y la dirección del Desfile de la Victoria en sobre la relación entre la violencia militar en la frontera con Honduras y las
la capital, miembros del PDC habían integrado la delegación enviada por campañas electorales, comentando que:
la cancillería a explicar la posición salvadoreña ante los gobiernos de la
región, dos miembros prominentes del partido, los doctores Antonio Mora (...) si los salvadoreños observan detenidamente los acontecimien
les Erlich y Fidel Chávez Mena, fueron nombrados delegados del gobierno tos de la frontera, podrán darse cuenta de que siempre que se acer
salvadoreño para cubrir los procedimientos legales de la entrega a la OEA ca una campaña electoral ya sea de alcaldes, diputados o presi
de las poblaciones hondureñas ocupadas por la FAES.246 denciales, los periódicos comienzan a decir que los choques en la
Según el doctor Julio Adolfo Rey Prendes, los dirigentes del PDC frontera con Honduras están acrecentándose.249
se integraron durante el conflicto con Honduras al trabajo de la cúpula mili
tar y política en Casa Presidencial, en el Estado Mayor de la FAES y en el Los incidentes militares más graves recibieron amplia cobertura no
Ministerio de Relaciones Exteriores, participando en las decisiones junto a ticiosa en los diarios nacionales, recordando a la opinión pública la existen
los generales Sánchez Hernández y Torres. El doctor Abraham Rodríguez cia de un enemigo ansioso de revancha al otro lado de la línea fronteriza.
sostiene, por el contrario, que los dirigentes democratacristianos no tuvieron Uno de tales incidentes, considerado por el Centro Nacional de Información
participación en las decisiones del gobierno salvadoreño y mucho menos en del gobierno salvadoreño como el «más grave choque armado, entre Hon
las de la cúpula militar que dirigió la guerra, pero estuvieron enterados de duras y El Salvador, después de la guerra de legítima defensa», ocurrió el 4
esas decisiones.246 de marzo de 1970 en el sector fronterizo de El Poy. Los medios de prensa
Después de la ruptura de la unidad nacional, la relación entre el del país informaron que las pérdidas de los salvadoreños en el incidente
PDC y el presidente Sánchez Hernández sufrió un marcado deterioro. Los habían sido un cabo muerto, un oficial gravemente herido y un soldado que
militares salvadoreños quedaron convencidos de que los democratacristia había sido reportado como desaparecido.250 El comunicado del Centro Na
nos eran enemigos que no vacilarían en aliarse con los comunistas para cional de Información informó que cuatro soldados hondureños y un oficial
despojarlos del poder político y dañar a su institución.247 A mediados de resultaron muertos en la acción y que el cadáver del oficial enemigo había
sido trasladado a San Salvador.251 El oficial del ejército hondureño caído en
244 «Mensaje del Presidente de la República General Fidel Sánchez Hernández a su pueblo», el combate fue identificado posteriormente como Richard Lee Madonia, de
Diario Latino, 4 de marzo de 1970. nn Arbor, Michigan, exsargento del ejército de los Estados Unidos, quien
245 Rodríguez, entrevista.
246 Rey Prendes, entrevista-, Rodríguez, entrevista. nista en la UNO ya no les quedó ninguna duda”, agregó sin vacilaciones». Rey Prendes,
247 El exdlrlgente democratacrlstlano Julio Adolfo Rey Prendes relata en sus memorias que De la Dictadura Militar a la Democracia, 222.
a mediados de la década de 1990, el ex-presldente Sánchez Hernández solía visitarlo 248 «Maniobras contra la Unidad denúncianse», La Prensa Gráfica, 15 de noviembre de 1969, 5.
su residencia y que «cuando comentábamos lo que sucedió durante las elecciones ^
249 «La Guerra: pura demagogia», Opinión Estudiantil, segunda semana de mayo de 1971
1970, Fidel trató de justificar la actitud represiva de sus compañeros de armas, al cu pa (en primera plana).
Partido Demócrata Cristiano de haber roto el Pacto de Unidad, "estaban indignados
250 La Prensa Gráfica, 9 de marzo de 1970.
aseguraba y repetía que la oficialidad estaba convencida de que el propósito d e l!PU
el de dañar a la Fuerza Armada. "Por supuesto que cuando se unieron al Partido oo 251 «En San Miguel sepultarán soldado muerto en El Poy», Diario Latino, 5 de marzo de 1970 3
412 | Carlos Pérez Pineda
252 «Identifican a mercenario caído en frontera con uniforme hondureño», El Diario de Hoy,
6 de marzo de 1970, 22; «En el Ejército no hay mercenarios dicen voceros de la F u e r z a
Armada», El Diario de Hoy, 13 de marzo de 1970, 2.
253 «¡Mienten los salvadoreños!», La Prensa, 7 de marzo de 1970, 32.
254 La Prensa, 11 de marzo de 1970 (en primera plana).
255 «El fin de la estafa. (El PDC se quita la careta)», Diario Latino, 18 de marzo de 1970, 2
Los problemas de la Inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 413
Á
262 «¿Qué fines se persiguen con choques fronterizos?», La Prensa Gráfica, 9 de marzo de
1970
416 | Carlos Pérez Pineda
datario debería dirigirse a la nación para explicar cuál era la verdadera si
tuación del conflicto con Honduras y cuáles eran los últimos pasos que su
gobierno había dado para resolverlo. Según el dirigente democratacristiano,
el gobierno debería aclarar si existía peligro real de una nueva confronta
ción armada con Honduras.263
A pesar de las tensiones militares en la frontera con Honduras, de
las dudas sobre las verdaderas causas de la persistencia de los incidentes
militares y de las denuncias de comportamientos abusivos y fraudulentos de
267 «¡La gran estafa del 8 de marzo!», El Diario de Hoy, 16 de marzo de 1970.
268 «El fin de la estafa. (El PDC se quita la careta)», El Diario de Hoy, 18 de marzo de 1970.
269 Cáceres Prendes, «Radlcallzaclón política y pastoral popularen El Salvador». El Partido
Demócrata Cristiano (PDC) era una organización política inspirada en los principios de
la doctrina social de la Iglesia católica que contaba con un liderazgo de clase media pro
fesional. Las bases del PDC se encontraban principalmente entre la clase media urbana
pero el partido también tenía Importantes apoyos entre los grupos más politizados de los
estratos populares urbanos y del campesinado. El PDC había captado, a finales de la
década de 1960 y principios de la de 1970, las simpatías de una parte del clero católico
joven. Hernández Pico y otros, El Salvador: Año Político 1971-72, 19-20.
270 Rodríguez, entrevista.
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 419
formal de alianza de los militares al PDC; pero este último, dando por descon
tada su victoria en las elecciones de 1972, rechaza la oferta».271
Los resultados de las elecciones no pudieron ser más desastrosos
para los democratacristianos. El Partido de Conciliación Nacional (PCN),
ganó en 252 de los 261 municipios de la república, mientras que el Partido
Demócrata Cristiano perdió la mayoría de las alcaldías municipales gana
das dos años atrás, 75 de un total de 83.272 Además, el PDC perdió más del
50% de sus diputados en la Asamblea Legislativa, 11 de los 19 diputados
con que contaba antes del evento electoral.273
El Diario Latino comentó que los resultados de la elección habían
evidenciado la confianza y el apoyo popular al gobierno y al partido oficial.274
En medio de la debacle electoral, el candidato democratacristiano Carlos He
rrera Rebollo ganó la emblemática alcaldía de San Salvador al coronel Mario
de Jesús Velásquez candidato del PCN, lo cual fue considerado por los de
mocratacristianos como un indiscutible triunfo moral, ya que a su candidato le
cupo «la gloria de haber derrotado al hombre que emplearon como símbolo
de toda esa monumental estafa que le han hecho al pueblo salvadoreño».275
Las consecuencias políticas de la iniciativa democratacristiana de
ruptura de la unidad nacional en un momento de renovadas tensiones mili
tares con Honduras han sido subestimadas por los que explican la derrota
de la oposición en las elecciones del 8 de marzo de 1970, principalmente
por las tradicionales prácticas fraudulentas del partido oficial y de las auto
ridades locales. El apoyo de los militares al partido oficial, que tampoco era
una novedad en los eventos electorales salvadoreños, tuvo en 1970 una
diferencia cualitativa debido al renovado prestigio de la institución militar
después de la guerra contra Honduras y a los publicitados incidentes fron
terizos en el período previo al evento electoral.276
271 Bataillon, Génesis de las guerras intestinas en América Central (1960-1983), 103.
272 «Al PCN se le atribuyeron 315,560 votos, al PDC 142,659, a la UDN 32,450, al PPS
28,606 y al MNR 8,832». Rey Prendes, De la Dictadura Militar a la Democracia, 200.
273 Rey Prendes, De la Dictadura Militar a la Democracia, 220.
274 «La lección del domingo 8 de marzo», El Diario de Hoy, 11 de marzo de 1970; Diario La
tino, 11 de marzo de 1970, 7.
275 «¡La gran estafa del 8 de marzo!», El Diario de Hoy, 16 de marzo de 1970. Casi un año
después, el órgano de prensa de los estudiantes universitarios comentó los resultados
de las elecciones de 1970 destacando que «(...) el oficialismo pudo arrebatarle a la opo
sición muchas alcaldías y diputaciones, gracias a una campaña salpicada de “choques
fronterizos” y figuras militares como el derrotado “diablo" Velásquez». «La Guerra: pura
demagogia», Opinión Estudiantil, segunda semana de mayo de 1971 (en primera plana).
276 «Diversos comentarios se escucharon ayer en diferentes círculos políticos, económicos,
sociales y hasta en la calle, respecto al éxito completo del PCN en 220 municipios de la
República y el hecho de haberle arrebatado alcaldías importantes al PDC en Oriente,
Occidente y la Costa. La mayoría coincidía en que triunfó la psicosis de guerra ya que
mucha gente de pueblos, villas y ciudades del interior del país llegaron a creer que solo
el régimen pecenista puede garantizar la seguridad nacional contra los agresores. “Esa
420 | Carlos Pérez Pineda
A
Los problemas de la inmediata posguerra y la ruptura de la unidad nacional en El Salvador | 421
políticas fue incluso reconocida por el partido MNR, el cual llegó a calificarla
de «inoperante».
La derecha empresarial y sus voceros formularon fuertes críticas
a los tímidos intentos gubernamentales de promover reformas advirtiendo
que el reformismo era la antesala del comunismo, cuyo propósito era des
truir a la clase capitalista y hacer colapsar a la economía del país. La auto-
confianza política de la derecha empresarial fue alimentada a tal grado por
la debilidad del gobierno y los errores de la oposición democrática que pudo
darse el lujo de sabotear el Primer Congreso de Reforma Agraria organiza
do por iniciativa de la Asamblea Legislativa.
Los resultados electorales del 8 de marzo de 1970 confirmaron que
la participación de los militares en la guerra contra Honduras había otorga
do legitimidad a su control hegemónico del sistema político salvadoreño.
La abrumadora victoria electoral del Partido de Conciliación Nacional alejó
definitivamente la posibilidad de una eventual integración de un gobierno re
formista de unidad nacional en el país y fortaleció políticamente a los grupos
antirreformistas más radicales e intransigentes.
i
Capítulo 5
La unidad nacional hondurena en
la inmediata posguerra
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra 425
Á
La unidad nacional hondureña en la inmediata posguerra | 427
9 Henríquez, «14 horas gloriosas. (La batalla de “El Ticante”)», La Prensa, 14 de octubre de
1969, 17.
t0 «Investigan paradero de soldados desaparecidos», La Prensa, 1e de octubre de 1969,15.
11 Manchán, entrevista.
430 | Carlos Pérez Pineda
Inyecciones de valor 1
Wilfredo Zelaya, «El Cabezón», héroe del ejército hondureño. Tomado de La Prensa, 9
de agosto de 1969.
16 Serrano Miralda, «San Marcos de Ocotepeque, otra ciudad mártir víctima de los vándalos
salvadoreños», La Prensa, 7 de agosto de 1969, 24.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 433
Rolando Ramos, joven héroe de 17 años del III Batallón de Infantería quien, supuesta
mente, sin ayuda de nadie abatió a cerca de cien soldados agresores salvadoreños.
Tomado de La Prensa, 24 de julio de 1969.
ños que violaron el espacio aéreo de Honduras fueron derribados por «los
valientes aguiluchos hondurenos». Las bodegas de granos, las refinerías
y los depósitos de gasolina salvadoreños estaban en ruinas; los soldados
salvadoreños invasores fueron «parados en seco», y solo porque los mili
tares hondureños consideraron que «los combates no se libran adentro de
las ciudades», los invasores ocuparon, sin combatir, «pueblos indefensos».
No obstante, «las posiciones militares inmediatas a la frontera quedaron en
poder del ejército hondureño», al que en realidad «no le quedó tiempo de
iniciar la ofensiva, por el respeto que le guarda a los compromisos interna
cionales», pero si no hubiera sido por tal respeto y “porque a los salvado
reños los salvó la campana de la OEA, (...) hubieran tenido que regresar a
sus madrigueras huyendo como liebres». La única ventaja lograda por los
salvadoreños fue en el frente diplomático, pero «si el frente diplomático y el
frente militar hubieran sido iguales, en estos momentos estuvieran los sal
vadoreños de rodillas pidiéndonos clemencia» porque las «páginas glorio
sas para la historia» que habían sido escritas por «los aviadores y los jóve
nes oficiales que capitanearon a nuestros valientes soldados en los frentes
del Sur y Occidente», le habían dejado a los salvadoreños únicamente «el
derecho al pataleo».20
El discurso hondureño de la guerra explica la confrontación con El
Salvador por factores externos, básicamente por los planes expansionistas
de la oligarquía y la Fuerza Armada salvadoreña para conquistar un «espa
cio vital» a costa de Honduras. En la retórica auto-justificativa hondureña se
exime totalmente al bando propio de cualquier culpa por el surgimiento de
la crisis entre ambos países y se adjudica toda la responsabilidad al adver
sario expansionista salvadoreño. Un comentario publicado después de la
guerra formuló la tesis de la no responsabilidad hondureña en los siguientes
términos:
(...) ante Dios y ante la opinión internacional, que ni las esferas gu
bernamentales ni el pueblo de Honduras desearon o provocaron
jamás los desgraciados incidentes que finalmente nos arrastraron
22 «Movimiento de Unidad Nacional, auxilio vital en días venideros, dice el Presidente Oswal-
do López Arellano», El Pueblo, 21 de julio de 1969 (en primera plana). El énfasis es mío.
436 | Carlos Pérez Pineda
El coronel Policarpo Paz García desfilando al frente de sus tropas del I Batallón de
Infantería, el 14 de julio de 1969 D.C. Tomado de History.com, sección: «Hoy en la
historia, Honduras y El Salvador se enfrentan en la Guerra del Fútbol». Consultado el
12 de mayo de 2016, http://mx.tuhistory.com/hoy-en-la-historia/honduras-y-el-salvador-
se-enfrentan-en-la-guerra-del-futbol.
Soldados de la Guardia de Honor Presidencial marchan por las calles de San Pedro
Sula, Honduras, después de las cien horas de guerra. Tomado de La Prensa, 27 de
septiembre de 1969.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 439
(...) a los hombres de uniforme que han caído ya y a los que se ba
ten con denuedo en el cumplimiento de su verdadera misión; y a los
civiles que en el mismo frente, hombro a hombro con sus hermanos
como ha comentado un veterano del frente suroccidental hondureño, «brilló por su ausen
cia, durante la guerra permaneció cómodamente en su oficina en San Pedro Sula». Cruz
Quiñónez, «Memorias de un combatiente de la guerra de 1969» (Anales Históricos II), La
Tribuna, 29 de julio de 2011.
28 «O.L.A. informó al pueblo hondureño sobre rescate Dignidad Nacional lll», La Prensa, 11
de agosto de 1969, 6.
440 | Carlos Pérez Pineda
.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra 443
53 Lardizábal Gallndo, «Disección de las noticias, Post Guerra III», La Prensa, 11 de agosto
de 1969, 7.
54 «Que juzgue el pueblo...Falso que los diputados hayan aportado dos meses de sueldo»,
La Prensa, 15 de agosto de 1969, 3.
55 Leiva Vivas, «Un país símbolo», La Prensa, 18 de agosto de 1969, 7.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra 449
56 «Plan de utilización de las contribuciones del Pueblo», El Día, 24 de julio de 1969 (en
primera plana)
57 Pineda C., «Futuras relaciones con El Salvador», El Día, 31 de julio de 1969.
58 «Debemos permanecer siempre alertas», El Pueblo, 21 de julio de 1969 (en primera pla
na).
59 Valle, «Lempira: símbolo de nuestra nacionalidad», El Pueblo, 21 de julio de 1969 (en
primera plana).
| Carlos Pérez Pineda
61 «Declaraciones del expresidente Villeda Morales. Comité Cívico de Unidad para lograr la
integración», El Día, 28 de julio de 1969 (en primera plana).
62 Delgado Fiallos, «Esto...», La Prensa, 6 de agosto de 1969, 7.
452 | Carlos Pérez Pineda
(...) esta guerra la ganó el humilde soldado que decidido luchó por
la patria amada, la ganaron los jóvenes y los niños que ocuparon,
en esta emergencia, los cuarteles para mantener el orden público
en nuestras ciudades; la ganó el periodista que con sus prédicas
patrióticas mantuvo en alto la moral del soldado; la ganó el maestro,
el profesional, el estudiante, el obrero y el campesino que con su
concurso material y cívico reforzaron con alimentos, con ropa y con
todo su entusiasmo la voluntad del soldado. Esta guerra la ganó el
pueblo y es a su valentía, a su espíritu de lucha y a su fe en los va
lores eternos de la Patria, que los intelectuales deben consagrarles
su admiración. No hay tan solo un funcionario que merezca, en esta
cruzada patriótica, mayor respeto que el indígena hondureno, en
funciones de soldado, que murió en defensa de la Patria o consagró
todas sus energías a esta misma causa; no hay un tan solo funcio
nario que merezca mayor respeto que los niños y los jóvenes que
se erigieron en centinelas de la Patria sin incurrir en los abusos y en
los actos de soberbia que son característicos en quienes indebida
mente ejercen autoridad y nada merece tanta admiración y respeto
que la presencia de la mujer hondureña en los afanes de la guerra.
Y qué decir de los obreros, de los estudiantes, de los campesinos,
de los empresarios y de los políticos, contrarios al régimen, que se
aprestaron a la defensa de la Patria como ideal único de todos los
hondureños.66
■
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 455
91 Una reorganización de las fuerzas armadas en mayo de 1958 dividió al país en seis zonas
militares. Mediante dicha reforma fueron suprimidos los viejos cargos de comandante de
armas y mayor de plaza, los cuales fueron sustituidos por delegado y subdelegado de
zona. Natalini de Castro, Mendoza Saborío y Pagan Solórzano, Significado Histórico del
Gobierno del Dr. Ramón Villeda Morales, 122.
92 «En departamento de Lempira hay también miles de damnificados», La Prensa, 11 de
agosto de 1969, 11.
93 «La Lima ayuda a desplazados de guerra de la zona sur», La Prensa, 15 de agosto de
1969, 2.
462 | Carlos Pérez Pineda
101 «O.L.A. informó al pueblo hondureño sobre rescate dignidad nacional III», La Prensa, 9 de
agosto de 1969, 6.
102 «O.L.A. informó al pueblo hondureño sobre rescate dignidad nacional III», La Prensa, 9 de
agosto de 1969, 6.
103 «Bonos para Defensa adquirió grupo asegurador y bancario», El Día, 30 de julio de 1969
(en primera plana).
104 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 270.
105 «Niñez hondureña obtiene bonos para la defensa», La Prensa, 6 de agosto de 1969, 19-
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra 465
122 Lardizábal Galindo, «Disección de las noticias. Post Guerra Vil», La Prensa, 23 de agosto
de 1969.
123 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 284-285.
124 Gamero, «Fuerzas nacionales piden reorganización administrativa», La Prensa, 26 de
agosto de 1969, 2.
470 | Carlos Pérez Pineda
128 «Partido Nacional fija posición en Unidad Nacional», La Prensa, 27 de agosto de 1969, 3.
129 «Partido Nacional fija posición en Unidad Nacional», La Prensa, 27 de agosto de 1969, 3.
130 «Reorganización de la Administración Pública», La Prensa, 28 de agosto de 1969, 7. Las
mayúsculas son del original.
472 | Carlos Pérez Pineda
140 «Por Unidad Nacional. Andonie Fernández dispuesto a luchar», La Prensa, 13 de octubre
de 1969 (en primera plana).
141 «La Virgen y los soldados», La Prensa, 7 de octubre de 1969, 7.
142 Leiva Vivas, «¿Otra vez la guarda?», La Prensa, 29 de octubre de 1969, 7.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 477
143 «(...) la transición hacia la industrialización periférica en Honduras activó a una nueva ge
neración de actores de ciase y personalidades de San Pedro Sula, quienes imaginaron un
nuevo lugar político para los comerciantes y manufactureros de su ciudad e incluso para
los trabajadores». Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 157-158. Gabriel A. Mejía
había asumido la presidencia de la Cámara de Comercio e Industria de Cortés (CCIC), a
principios del año 1969 y se había distinguido por su lucha contra las «tendencias desinte-
gracionistas» en las organizaciones de los capitalistas hondureños. Mejía junto a Edmond
L. Bográn y otros miembros de Consejo Asesor de la CCIC desafiaron en 1965, el control
de la política comercial ejercido por los capitalistas tradicionales de la capital al emprender
la reorganización de la CCIC en función de un proyecto mayor de establecer una federa
ción nacional de cámaras de comercio e industrias. «La Cámara de Comercio e Industrias
de Tegucigalpa (CCIT) rechazó los esfuerzos de la CCIC por establecer su hegemonía
política sobre la industrialización que se profundizaba dentro de los parámetros del MCCA.
De hecho, importantes sectores de la CCIT se opusieron a la integración económica en sí,
puesto que temían las implicaciones económicas en Tegucigalpa y sus alrededores». Los
esfuerzos de la CCIC culminaron a finales del año 1966, cuando los sectores del capital
hondureño se integraron, bajo la presidencia de Gabriel A. Mejía, en el Consejo Hondureño
de la Empresa Privada (COHEP). Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 250-251.
144 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 161-162.
145 En una sesión de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés se había informado
que el presidente de la República, general Oswaldo López Arellano, asistiría a la sesión
inaugural de la Tercera Reunión de las Fuerzas Vivas de Honduras. «En San Pedro Sula.
Reunión Nacional de Fuerzas Vivas», La Prensa, 12 de noviembre de 1969 (en primera
plana). Las mayúsculas son del original.
478 | Carlos Pérez Pineda
del pueblo hondureño». La Tercera Reunión de las Fuerzas Vivas fue, In
dudablemente uno de los acontecimientos políticos más relevantes de la
inmediata posguerra que evidenció la voluntad «participacionista» del sec
tor privado hondureño en lo que en aquel momento se pensaba sería una
inminente renovación de los poderes públicos.146 La iniciativa de realizar
una reunión de tanta trascendencia en un momento de gran incertidum
bre política no puede entenderse sin considerar la presencia al frente de la
CCIC de un líder con ambiciones unificadoras, quien estaba respaldado por
un comité asesor de gran peso intelectual que promovía un mayor protago
nismo político de la poderosa fracción de capitalistas regionales de Cortés y
demandaba el lugar que justamente le correspondía a la costa norte por su
peso específico en la economía nacional.147 Una de las recomendaciones
políticas más relevantes de la reunión fue que tanto el sector público como
el privado cumplieran estrictamente con las disposiciones de la Constitución
Política y las leyes de la República para crear un clima favorable al desa
rrollo del país. Además, el grupo recomendó a las fuerzas vivas el estable
cimiento de un mecanismo que garantizara permanentemente su derecho
a la participación efectiva en la administración pública, en correspondencia
con el artículo 4 de la Constitución Política. También se propuso la conti
nuación, «a la mayor brevedad posible», del diálogo entre los diferentes
sectores de las fuerzas vivas, a partir del documento que la Confederación
de Trabajadores de Honduras (CTH) había dado a conocer en el mes de
marzo de 1969.148
ron resistencia a la constitucionalización del régimen surgido del golpe militar. Euraque, El
capitalismo de San Pedro Sula, 316.
156 Funes H., Los Deliberantes, 257.
157 «Se repiten invasiones campesinas», La Prensa, 18 de octubre de 1969 (en primera pla
na).
482 | Carlos Pérez Pineda
Pronóstico M ítico
Predominar* el mandato tras
isstidores de Ricardo
m a n o de
chafarotes.
O sv a ld o y tus A M A N C H A BRAV.
ONTINUARA SEMBRAND»
166 «El COHEP tercia entre INA y FENAGH», La Prensa, 5 de diciembre de 1969, 18.
167 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 318.
168 «Carretera Panamericana. Comité Cívico contra apertura», La Prensa, 24 de octubre de
1969, 3.
Carlos Pérez Pineda
173 «Contra la OEA. Mitin ayer en San Pedro Sula», La Prensa, 27 de octubre de 1969, 3.
174 Lardizábal Galindo, «Sección de las noticias. Coyotaje», La Prensa, 29 de octubre de
1969, 7.
488 | Carlos Pérez Pineda
proveniente del otro lado de una frontera mal delimitada, reforzando identi
dades y lealtades colectivas. Los relatos de violencia tuvieron una importan
te función movilizadora y estaban dirigidos a sacudir las emociones de una
opinión pública nacional demasiado ocupada con las incertidumbres de la
política doméstica. Lo que se comunicaba de tales incidentes aislados y el
modo en que se comunicaba, las detalladas descripciones en los boletines
militares de lo que supuestamente había acontecido, acompañadas a me
nudo de abundante material gráfico, llevaban un tinte especial que otorgaba
a las tensiones fronterizas, inevitables en todas las situaciones de posgue
rra, un significado político desproporcionado en relación a su importancia
militar. En realidad, los acontecimientos militares en la frontera no habrían
llamado tanto la atención sin la intermediación de los medios de comunica
ción de masas que disponían del poder de acentuarlos, modificarlos y de
ajustarlos a la dinámica de la política doméstica para producir cambios en la
opinión pública. La cobertura noticiosa de los incidentes militares fronterizos
mantuvo viva una cultura de guerra en tiempo de paz en Honduras. El
comentarista Rafael Leiva Vivas afirmó en un artículo publicado en La
Prensa en la primera mitad del mes de diciembre, que había hondureños
que le echaban en aquel momento la culpa a la guerra por todos los males
del país con el fin de obtener ventajas políticas, y que lo peor de todo era
que fomentaban y deseaban mantener «un clima de belicosidad».175
Ciertamente, algunos de los incidentes fronterizos publicitados en
los medios de prensa fueron graves y produjeron bajas en ambos bandos.
El oficial del ejército de Honduras y exprisionero de guerra Wilfredo Sán
chez Valladares afirmó, con una dosis considerable de exageración, que los
incidentes militares en la frontera de mediados de 1970 fueron más cruen
tos, más sangrientos y produjeron más bajas que las de los combates en El
Ticante y en La Arada durante la guerra.176
Una carta recibida a finales de noviembre en la redacción del diario
La Prensa desde Guarita en el departamento de Lempira, dio a conocer
que la situación en esa zona estaba «peor que nunca» pues centenares
de desplazados por las frecuentes incursiones de la Guardia Nacional de
El Salvador habían buscado refugio en ese pueblo. La mencionada carta
denunció que el 16 de noviembre habían entrado en la aldea de El Corozal
entre 150 y 300 guardias nacionales salvadoreños acompañados de civiles
armados, los cuales asesinaron a dos hondureños, Fernando Cartagena
y Tiburcio Serrano, cortándoles la cabeza. Los invasores golpearon a una
mujer acusándola de alimentar a los soldados hondureños que, destacaba
el autor de la carta, se encontraban muy lejos de esos lugares. El informante
resaltó que todo eso ocurría con el conocimiento de las autoridades superio
res de Honduras, «(...) pero el día que aparezca la información correrán a
desmentirla». El autor de la carta denunció que «los guanacos» eran:
177 «En Lempira invasiones casi a diario», La Prensa, 26 de noviembre de 1969 (en primera
plana). El énfasis es mío.
178 «En Lempira invasiones casi a diario», La Prensa, 26 de noviembre de 1969 (en primera
plana). El énfasis es mío.
490 | Carlos Pérez Pineda
aseguró que sus tropas habían causado alrededor de 150 bajas al enemi
go, lamentando únicamente una baja mortal en las filas propias, el soldado
Rodolfo Cáceres, y seis heridos: dos sargentos, un cabo y tres soldados.
Fuentes militares salvadoreñas aseguraron que la batalla de
Las Tablas la había ganado El Salvador «sin aviones y sin superioridad
numérica».179 El lacónico boletín emitido por la FAES reportó solamente un
soldado herido en la acción militar.180 El cerro Las Tablas, con una altura de
770 metros sobre el nivel del mar, era considerado por ambos bandos como
una posición de gran importancia militar debido a que domina a otros cerros
y caseríos a ambos lados de la frontera. Según los salvadoreños, el cerro
Las Tablas pertenecía a la jurisdicción de Arcatao en el departamento de
Chalatenango y había sido ocupado por tropas hondureñas después de la
guerra. Vecinos del caserío y cerro El Pepeto habían denunciado ante las
autoridades militares que no podían dedicarse a sus labores agrícolas debi
do a que los soldados hondureños abrían fuego contra ellos con sus armas
desde el cerro Las Tablas. La prensa salvadoreña publicó fotografías de las
posiciones asaltadas y tomadas por las tropas salvadoreñas. Según El Dia
rio de Hoy, los soldados salvadoreños habían encontrado veinte trincheras
abiertas a cuatro metros de distancia la una de la otra. Las trincheras tenían
dos metros de largo, un metro y medio de ancho y uno de profundidad, con
179 «Sin aviones se ganó la batalla de Las Tablas», El Diario de Hoy, 8 de febrero de 1970, 3.
180 «Rechazan acusaciones de Gobierno Hondureño», El Diario de Hoy, 2 de febrero de
1970, 6.
La unidad nacional hondureña en la inmediata posguerra | 491
Los soldados del ejército salvadoreño, Saúl Humberto Barrera, a la Izquierda, y Teodo
ro Linares y Linares, heridos en el combate del cerro Las Tablas. Barrera fue baleado
en el hombro Izquierdo y Linares en la cadera. Ambos estaban ya recuperados cuando
posaron para la fotografía. Tomado de El Diario de Hoy, 3 de febrero de 1970.
■ ME?
que pese a haber noticias que no se podían suministrar «por la misma segu
ridad de la República y por el uso que pudieran hacer los salvadoreños con
ellas», no era posible «callarle al pueblo algunas verdades por amargas que
estas sean». El editorial hizo referencia a una entrevista concedida al dia
rio El Día por el licenciado en economía Marco Virgilio Carias, profesor de
la Universidad Nacional, quien había descrito las lamentables condiciones
en que se encontraban las tropas hondureñas que defendían un peligroso
sector de la frontera con El Salvador. El diario sampedrano aclaró que Ca
rias era una «persona capaz y correcta», para no dejar dudas acerca de la
veracidad de su testimonio. Los editorialistas manifestaron haber sido sor
prendidos por las declaraciones del académico y advirtieron que, en caso
de ser ciertas, constituían una alerta al pueblo para que se le informara lo
que en verdad estaba ocurriendo en la frontera con El Salvador.
El licenciado Carias había relatado que en Las Tablas y otras al
deas de la jurisdicción de La Virtud en el departamento de Lempira, ocurrían
ataques de soldados salvadoreños que estaban obligando a los pobladores
hondureños a huir de sus hogares. Carias describió las precarias condi
ciones de los soldados hondureños destacados en el lugar, revelando que
dormían en «el duro suelo» desde hacía seis meses, agotados por la falta
de descanso y mal alimentados, pese a que se les quitaban 24 lempiras por
una alimentación proporcionada sin remuneración por los pobladores civiles
de la zona.188 Carias comentó que le parecía:
188 «“De los 74 lempiras que ganan, sin embargo, 24 se los quitan para pagar la comida. No
sé (...) si esa deducción la hacen en Teguclgalpa o en la Jefatura de la Zona Militar. Pero
lo cierto es que el Comité Cívico de Defensa usualmente envía un soldado con varios civi-
496 | Carlos Pérez Pineda
les para que visiten a los campesinos y obligarlos a que den una o dos medidas de maíz
o frijol, pollos, huevos, cerdos o vacas. Esta gente ha perdido este año sus cosechas y.
de todas maneras, tiene que soportar este otro gasto, ya que, a cambio, no les dan dinero
por ello». Gamero, «Lie. Virgilio Carias habla con franqueza», La Prensa, 9 de febrero de
1970 (en primera plana). El énfasis es mío.
189 Gamero, «Lie. Virgilio Carias habla con franqueza», La Prensa, 9 de febrero de 1970 (en
primera plana). El énfasis es mío.
190 «¿Qué está sucediendo en la frontera?», La Prensa, 6 de febrero de 1979 (en primera
plana).
191 «En Camasca y Concepción soldados salvadoreños siembran ola de terror», La Prensa<
7 de febrero de 1969 (en primera plana).
Á
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 497
los víveres para los soldados, adquiridos al por mayor en la ciudad de Gra
cias. Los supuestos ciudadanos copanecos aseguraron que los méritos pa
trióticos de los dos oficiales sospechosos de corrupción en ese momento,
el teniente Mario B. Cálix y el coronel Arnaldo Alvarado Dubón, eran tan
conocidos que nadie podía opacarlos, «ni mucho menos quien en vía de
paseo visita nuestros pueblos o inculcándoles (sic) doctrinas exóticas». Los
indignados defensores de los dos militares declararon finalmente que:
199 «El alto costo de la vida», La Prensa, 22 de febrero de 1970, 5. En el español que se habla
en Honduras y El Salvador, pisto significa dinero.
200 «El alto costo de la vida», La Prensa, 22 de febrero de 1970, 5.
201 «El alto costo de la vida», La Prensa, 22 de febrero de 1970, 5.
202 «La verdadera Unidad Nacional», La Prensa, 27 de febrero de 1970, 7.
203 Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 286.
La unidad nacional hondurena en la inmediata posguerra | 501
golpe militar contra sus viejos aliados nacionalistas para establecer un régi
men militar populista desvinculado de los partidos tradicionales y comprome
tido con una agenda reformista agraria.10 Los militares hondureños llenaron
de esa manera un existente vacío de poder con el fin de proteger en primer
lugar sus propios intereses, desplazando de la escena política a actores que
habían fracasado en la labor de modernizar al país.11
El conflicto con El Salvador coadyuvó a la distensión política inter
na en Honduras y despertó un nacionalismo propulsor de un proceso de
unidad nacional para la defensa de la soberanía y para realizar importantes
reformas que permitirían restarle explosividad a las contradicciones gene
radas en el campo por la modernización capitalista. La relativa estabilidad
política de Honduras en medio de países vecinos desgarrados por conflictos
internos extremadamente violentos durante la década de 1980, no puede
comprenderse sin hacer referencia al conflicto con El Salvador en 1969 y al
reformismo militar de 1972-1975.12
La guerra entre El Salvador y Honduras de julio de 1969 fue libra
da por dos gobiernos controlados por militares poco dispuestos o poco ca
paces para resolver los graves problemas sociales y económicos de sus
respectivos pueblos. La historia de la guerra es una historia conectada no
solamente por la integración económica de sus protagonistas en una zona
de libre comercio, sino también por los serios problemas que aquejaban a
ambas sociedades.
La Guerra de las Cien Horas marcó el inicio de una crisis histórica
en El Salvador, en donde, como consecuencia directa del conflicto, se pro
dujo la desarticulación de un modelo de desarrollo con liberalización política
tutelado por los militares que había funcionado desde la década de 1950.13
Durante la década de 1960 el crecimiento económico del país, el mayor de
toda su historia, se había basado en la integración regional que sufrió una
fractura irreparable como consecuencia del desenlace violento del conflicto
Listado de abreviaturas:
Fuentes primarias
I. Archivos
• «Historial del cabo N°. 1307 Santos Felipe Campos Arias du
rante la campaña de julio de 1969».
• «Historial Militar del cabo N°. 157 Israel Salguero Linares du
rante la campaña de julio de 1969».
• «Historial militar del sargento N°. 460 José Luis Paz durante la
campaña de julio de 1969».
• «Historial militar del cabo N°. 589 José Santos Torres durante
la campaña de julio de 1969».
• «Historial militar del guardia N°. 1272 Miguel Ángel Tobar Rive
ra durante la campaña de julio de 1969».
• Diario Latino.
• El Diario de Hoy.
• El Mundo.
• La Prensa Gráfica.
• Opinión Estudiantil.
Revistas salvadoreñas:
• El Cronista.
• El Día.
• El Pueblo.
• La Prensa.
• La Nación.
III. Entrevistas:
Fuentes secundarias
Argueta Hernández, Ricardo, «La memoria de “la guerra de las cien ho
ras” ¿Victoria o legítima defensa?». En Conflicto, memoria y pasados trau
máticos: El Salvador contemporáneo, coordinado por Eduardo Rey Tristán
y Pilar Cagiao Vila. Santiago de Compostela, España: Universidad de San
tiago de Compostela USC, 2011.
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18 de noviembre de 2013, http://www.elfaro.net/es/201311/academico/13940/
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