Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Edad Media. Entre los siglos V- Cristianización de la política. Nace el género de Los “espejos
XV. Se impone el Modelo divino = preferencia de príncipes” (guía para el
aristotelismo a través de por la Monarquía. El príncipe monarca)
Santo Tomás de Aquino conduce a su pueblo hacia la
(1225-1274) felicidad celestial
La política estudia la acción
de gobierno (Dante Alighieri,
1265-1321).
Se le atribuye la paternidad de
Maquiavelo la Ciencia Política: estudia la
Conmoción/ruptura. La realidad de los hechos.
El Príncipe 1513 (1532) política= lucha por el poder.
Fin terrenal= conservación y -Rompe con la moral clásica y
Discursos sobre la Primera
engrandecimiento del poder el cristianismo: “Amo a mi
Década de Tito Livio 1519
del Príncipe (o de la república) ciudad más que a mi propia
(1532)
con su pueblo. alma”.
1
-Padre de la Teoría del Estado
Desde 1870 Europa y USA La Ciencia Política nace como Estudio de las instituciones de
actividad profesional y se gobierno y del Estado =
convierte en una disciplina Ciencia del Estado.
(Alemania marca la pauta/ independiente
Estudia relaciones de mando y
resistencia anglosajona)
obediencia. Se centra en las
elites.
1920-1940 Escuela de Chicago Intento de crear una nueva Se intenta establecer una
Ciencia Política tras la I G.M. conexión entre investigación
(Charles Merriam)
Desprestigio del Estado. académica y solución de los
problemas concretos de la
política y la administración.
Empirismo. Estudio de
2
comportamiento de los
ciudadanos.
Resultados políticos=
agregación de acciones
individuales
3
1.2. El legado clásico: las formas de gobierno y la propuesta aristotélica.
Pues bien, según hemos dicho, desde el siglo V, con Heródoto, tenemos noticia del
interés de los griegos por clasificar las distintas formas de gobierno de su época. Ahora bien,
Aristóteles (384-322 a.C.) fue el autor clásico que más influyó durante los siglos englobados
bajo el rótulo de la Edad Media y, con posterioridad, pese a la recuperación de Platón, su
maestro, siguió ejerciendo un gran peso hasta nuestros días. Para Aristóteles, en la línea de
Platón, la ciencia política era la ciencia suprema. Recordemos: Si en todas las ciencias y artes el
fin es un bien, el mayor y en un grado especial será el de la suprema entre todas, y ésta es la
disciplina política: el bien político es la justicia, es decir, lo conveniente a la comunidad (La
Política, Lib. II, cap. XII) 2 .
Sin duda nos habrá llamado la atención lo manifestado por Aristóteles respecto a la
democracia (en concreto critica la democracia ateniense de su tiempo), pues se considera como
1
Recomendamos el capítulo de Salvador RUS RUFINO, “Aristóteles: la política como dimensión y
exigencia del ser humano”, en SANCHEZ GARRIDO, Pablo y MARTÍNEZ-SICLUNA y SEPÚLVEDA,
Consuelo, Historia del Análisis Político, Madrid, Tecnos, 2011, pp. 93-125.
2Como nos recuerda Joaquín Abellán, “En El político Platón entiende la política como un conocimiento
que ordena y dirige a las restantes artes que tienen que ver con la comunidad, como la estrategia, la retórica
y la jurisprudencia. Son artes éstas que no gozan de autonomía, pues requieren precisamente de la política,
que es presentada como la actividad más elevada y superior (ABELLÁN, 2012, p. 48).
4
un gobierno desviado (aunque es el menos malo de los desviados). Motivo: la soberanía de la
mayoría (pobres) marginaba a una parte de la comunidad.
Aún más: cuando se reivindica la democracia, se propone evitar sus males a través de las
ventajas de la representación. De ahí que, desde la segunda mitad del siglo XVIII, en la línea del
marqués d'Argenson, se identifique la verdadera o buena democracia con la representación
(Rousseau, como veremos, es una excepción). La democracia representativa, que triunfó con
las revoluciones liberales, es la que los europeos han extendido por todo el planeta 3.
3La bibliografía sobre el tema es extensa. Un estudiante de Ciencia Política debiera leer y tener entre los
libros de su biblioteca personal el de Bernard MANIN, Los principios del gobierno representativo, Madrid,
Alianza, 1998. En inglés, una obra exhaustiva y provocadora es la de John KEANE, The Life and death of
Democracy, London, Pocket Books, 2010.
4
Sobre el significado de república en un autor romano, Cicerón (106-43 a.C.), vale la pena leer una obra
breve pero enjundiosa: su Sobre la república. De entre las distintas ediciones recomendamos la de la
editorial Gredos, que cuenta con una introducción general de Antonio Fontán.
5
. En la web, hay un texto de Norberto Bobbio sobre Aristóteles y Polibio con descarga gratuita:
http://www.terras.edu.ar/biblioteca/10/FP_Bobbio_1_Unidad_2.pdf
5
1,3. La Cristiandad: el mundo de los estados, no el mundo del Estado clave para el examen (ver
el esquema: El Estado un concepto controvertido)
Finalmente, debemos resumir una parte de la explicación de las clases que ha pretendido aclarar
qué es el Estado; cuándo nace; por qué la Ciencia Política a fines del siglo XIX lo tuvo por objeto
de estudio; por qué los politólogos que deseaban fundar una nueva Ciencia Política tras las dos
Guerras Mundiales lo rechazaron; y por qué desde el último cuarto del siglo XX se ha recuperado.
Aquí lo básico es comprender que el Estado no existió siempre, que estamos hablando
de una forma de organización política histórica europea resultado de un proceso, de una
evolución.
La forma de organización política que más claramente está en el origen de esa evolución
es la Monarquía dinástica. Como se sabe, se trató del régimen de gobierno más extendido en
Europa desde la Edad Media. También, gracias al apoyo del cristianismo católico romano, se
consideró que era la mejor forma de gobierno, pues…
La Monarquía es la forma de gobierno sancionada por Dios. Santo Tomás de Aquino (1225-
1274), lo deja claro (De regno 1265-67). Por otro lado, los gobernantes (monarcas) deben
conducir a los gobernados a la felicidad celestial). En cuanto a la PAZ (= mantenimiento de la
unidad de la comunidad), como en la época clásica, el príncipe cristiano debe velar
especialmente por ella. Su fruto será la prosperidad, de modo que la imagen que prima del rey
es la de un REY JUSTICIERO (debe dar a cada uno lo que es suyo y a cada cual según sus
merecimientos).
Por otro lado, el rey debe velar por el mantenimiento de un orden social jerarquizado:
el del mundo de los estados –eclesiástico, nobiliario, común, llano- de los privilegiados y no
privilegiados-. A cambio de ello, los estados o estamentos le brindan fidelidad y obediencia
(volveremos sobre estos aspectos en el tema 3). De hecho, el rey, situado en la cúspide, es un
estado más: el estado real. Estado real que, según veremos, ambicionará despojar de su poder
a los otros estados que con él forman el cuerpo político del reino. Así, sin pretenderlo, al ir
igualando a los estamentos y concentrando poder, los monarcas dinásticos irán preparando el
camino al Estado. [ proponer el ejemplo de Fernando VII en España. Pese a abolir la Constitución
de Cádiz siguió erosionando el poder estamental*
6
POLÍTICA Y ACCIÓN (claves para entender mejor a Maquiavelo)
Asimismo, durante esta época no hay separación entre fines y medios. El gobernante
debe obrar con rectitud para conseguir el bien de la comunidad. Es más: debe ser un modelo
de comportamiento (aquí se puede tomar nota de lo dicho por fray Antonio de Guevara en el
estudio preliminar de la edición recomendada de El Príncipe).
Para quienes deseen profundizar en el modelo del monarca cristiano, es recomendable la lectura
de un opúsculo atribuido a Santo Tomás: La monarquía, Madrid, Tecnos, 1994, edición de
ROBLES, Laureano y CHUECA, Ángel.
Por último, vamos a escuchar la autorizada opinión de un autor francés, Alexis de Tocqueville
(1805-1859), quien advirtió la diferencia entre el mundo de los estados de las monarquías
dinásticas y el mundo del Estado contemporáneo.
Durante los siglos aristocráticos que precedieron al nuestro, los soberanos de Europa
habían sido privados o se habían desprendido de muchos de los derechos inherentes a su poder.
Aun no hace cien años que en la mayor parte de las naciones europeas se encontraban
particulares o cuerpos sociales casi independientes, que administraban justicia, reclutaban y
sostenían tropas, percibían impuestos y a menudo hasta dictaban leyes o las interpretaban. En
todas partes el Estado ha recuperado esos atributos propios del poder soberano; en todo aquello
que se relaciona con el gobierno ya no admite intermediarios entre él y los ciudadanos, a los que
dirige por sí mismo en los asuntos generales. Estoy lejos de censurar esa concentración de
poderes; me limito a señalarla.
7
Tocqueville, A., La Democracia en América, Madrid, Alianza, 1994 [1840], 2, cuarta parte, cap.
V, p. 255.