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Resumen
Los sistemas de adhesivos que encontramos hoy en día son de grabado y lavado o
autograbadores, que difieren en como ellos interactúan con las estructuras del diente
natural. Los sistemas de grabado y lavado utilizan ácido fosfórico para un pretratamiento
de los tejidos duros del diente antes de lavar y la subsecuente aplicación del adhesivo. Los
sistemas autograbadores contienen monómeros acídicos, que graban e impriman el
diente simultáneamente. Los adhesivos de grabado y lavado son ofrecidos en sistemas de
dos o tres pasos, dependiendo si el imprimador y el adhesivo están separados o
combinados en una sola botella. Similarmente, los adhesivos autograbadores están
disponibles en uno dos o tres pasos. Ambos sistemas de grabado y lavado y
autograbadores forman una capa hibrida como resultado de la impregnación de la resina
en los poros del esmalte y la dentina.
A pesar de las nuevas corrientes que van hacia la menor y más sencilla aplicación clínica,
los sistemas de adhesivo dentinal de un paso muestran menor fuerza de adhesión y
parecen ser menos predecibles que los de varios pasos ya sea en el sistema de grabado y
lavado o autograbadores. La evidencia variable disponible hoy en día sugiere que la
elección en los sistemas de lavado y grabado y los sistemas autograbadores es a menudo
resuelta por la preferencia del clínico. En general, aunque, el ácido fosfórico crea un
patrón de grabado en esmalte más pronunciado y retentivo. Por lo que, los sistemas
adhesivos de grabado y lavado son a menudo preferidos en restauraciones indirectas y
cuando tenemos grandes áreas de esmalte aún presentes. A la inversa, los adhesivos
autograbadores proveen una fuerza superior y más predecible en dentina y son,
consecuentemente, recomendados para restauración directa con resina, especialmente
cuando el soporte predominante es dentina.
Es crítico para el éxito clínico a largo plazo una adhesión al sustrato dental durable y fuerte
de la resina en restauraciones directas e indirectas. El material restaurativo compuesto de
resina es aplicado directamente en la cavidad oral pero tienen un cierto grado de
contracción en la polimerización, resultando en la posible formación de un gap entre la
interface resina/diente. Los agentes adhesivos y la aplicación de las resinas compuestas,
tratan de sellar la interface entre la cavidad y el material restaurativo, reduciendo el riesgo
de formación de gap interfacial, filtración marginal, sensibilidad postoperatoria y caries
recurrente.
La adhesión al sustrato dental está basada en un proceso de intercambio en donde el
material inorgánico del diente es reemplazado por una resina sintética. Este proceso
envuelve dos fases: una fase consiste en la remoción del fosfato de calcio, por lo que se
exponen microporosidades en ambas superficies esmalte y dentina; la otra fase llamada
fase de hibridación, envuelve la infiltración y subsecuente polimerización in situ de la
resina dentro de las microporosidades. El resultado es un entrelazamiento micromecánico
de la resina con la estructura del diente.
Buonocore fue el primero en demostrar que el grabado del esmalte con ácido fosfórico
agrandaba el área de la superficie microscópica para una mejor penetración de la resina lo
que aumenta la fuerza de unión del esmalte y la resina. El tratamiento con ácido fosfórico
del esmalte crea una nueva estructura que no es ni esmalte ni resina sino una hibridación
de las dos. Esta fue la primera descripción de la capa hibrida, de todas formas el término
no ha sido introducido aun. Mientras efectivamente se logró la adhesión a esmalte con
este entrecruzado hibrido, la adhesión a la dentina no es segura.
La primera generación de los adhesivos de unión a dentina se dio por una interacción
biofuncional de las moléculas de resina con los iones de calcio de la hidroxiapatita.
Buonocore et al confirmaron el 1956 que la resina que contiene glicerolfosfórico-ácido
dimetacrilato se unirá a la dentina grabada por ácido. Nueve años después, Bowens
introdujo una solución diferente de adhesivo usan N-fenilglicina y glicidil metacrilato
(NPG-GMA). La fuerza adhesiva de estos sistemas era de tan solo 1 a 3 MPa.
A finales de los anos 70s, se introdujo la segunda generación de los sistemas adhesivos. La
mayoría de estos incorporaban esteres halophosphorus de las resinas sin relleno como
bisfenol A glicidil metacrilato (Bis-GMA) y hidroximetil metacrilato (HEMA). El mecanismo
por el cual se unían a la dentina era una unión iónica al calcio, facilitada por los grupos de
clorofosfato. Las uniones a la dentina eran débiles y propensas a hidrolisis, pero
presentaban un mejoramiento significativo sobre los sistemas de 1era generación. La capa
de barrido dentinal fue incorporada al proceso de adhesión en las dos generaciones.
Ambas fuerzas raramente excedían los 5 o 6 MPa
La tercera generación de adhesivos en dentina involucraba los agentes de grabado ácido
de la dentina, la utilización de un imprimador de fosfato de resina hidrofilica y una resina
adhesiva sin relleno, el grabado de la resina removía parcialmente o modificaba la capa de
barrido dentinal, abría los túbulos dentinales y aumentaba la permeabilidad de los
mismos. El imprimador contenía monómeros de resina hidrofilica, incluyendo hidroxietil
trimetilato anhidrico (4-META) y bifenol dimetacrilato (BPDM). Ellos infiltran y modifican
la capa de barrido dentinal por lo que promueven la adhesión a la dentina. Después de la
aplicación del imprimador, se colocaba en la dentina y esmalte una resina sin relleno. Sin
embargo, la adhesión a la dentina cubierta del barrido dentinal no fue muy exitosa antes
de 1990, porque las resinas no eran capaces de penetrar a través del barrido dentinal y el
barrido dentinal era muy débil. Scotchbond (3M) fue el primer producto en recibir la
aceptación de la asociación dental americana. Otros sistema de 3era generación populares
fueron Clearfil New Bond (Kuraray dental) A.R.T Bond (Coltene) C&BMetaBond (Parkell
Inc) Gluma (kulzer) Tenure (Denmat).