Respuesta inflamatoria y sus implicaciones en el complejo dentinopulpar.
Respuesta pulpar a los materiales dentales: Generalidades
Durante el curso de la evolución un complejo sistema inmune surgió del
reconocimiento de lo desconocido a lo conocido a nivel molecular. La forma más antigua de defensa la provee el sistema inmune innato, este sistema está basado en la evolución de un patrón la célula hospedera (soluble), en el reconocimiento de los receptores y anticuerpos naturales que unen clases específicas de moléculas de carbohidratos complejos expresadas en superficies microbiales. A diferencia de un patrón de reconocimiento de moléculas, el sistema inmune innato, las proteínas defensoras (anticuerpos) y el sistema adaptativo son extremadamente específicos y constituidos en orden. Ellos son el producto de un sistema más sofisticado, uno que permite que el huésped desarrolle una defensa en contra de una proteína nueva. Para identificar las configuraciones moleculares extrañas las células especiales (linfocitos) desarrollan la habilidad de producir antígenos receptores (anticuerpos) a través de un proceso extensivo de reacomodación de los genes IG. Los genes que controlan la transcripción del anticuerpo y las moléculas anticuerpos pueden ser a través de una secuencia que provee un mensaje para la secuencia aminoácida del antígeno receptor y de la molecular de anticuerpo. Cada receptor de antígeno está compuesto de dominios no variables y sitios de reconocimiento de antígenos variables. Cada linfocito muestra receptores para un solo antígeno en su membrana plasmática, ellos se unen al antigeno coincidente, estando en la superficie de un organismo invasor o en la forma soluble de antígenos en el fluido extracelular. Esta unión inicia una serie de complejas reacciones nucleares y citoplasmáticas en el linfocito, diseñadas para amplificar la reacción de defensa por medio de la producción de más linfocitos con la misma especificidad para ese antígeno a través de la expansión clonar. Existen dos clases mayores de linfocitos: T y B, los primeros están involucrados en la respuesta inmune mediada por células, mientras que los B son responsables de la respuesta inmune humoral. Las células T interactúan con otras células a corta distancia realizando bien sea funciones de destrucción o de estimulación. Los linfocitos B tienen una unión directa con los antígenos en la membrana celular del anticuerpo; mientras que las células T tienen una unión antígenos-péptidos procesados y exhibidos en las moléculas del complejo de histocompatibilidad mayor en la superficie de las células blanco y las células presentadoras de antígeno. Inicio de la respuesta inmune La respuesta inmune es iniciada por moléculas (inmunógenos) reconocidos por ser extrañas por los componentes celulares del sistema inmune. Los antígenos son un complejo típico de proteínas y/o polisacáridos, el término extraño de un antígenos es subdivido en unidades de varios tamaños llamados determinantes antígenos o epitope. No todos los antígenos actúan de manera similar cuando se activa la respuesta inmune, algunos son células T dependientes. Dichos antígenos requieren interacciones de células T y B para generar una respuesta de anticuerpo. Las células T dependiente de antígenos son en su mayoría proteínas que requieren un procesado intracelular por células presentadoras de antígenos. Las células T independientes, la mayoría polisacáridos en su naturaleza, actuando directamente en las células B. Infamación pulpar y sus secuelas La posición anatómica de la pulpa dental que se encierra en una cámara dentinal rígida, ha llevado a un concepto erróneo sobre el destino de la infamación pulpar. Los principales signos y síntomas de la inflamación son: enrojecimiento, calor, hinchazón y dolor. Si estas características de la inflamación son aplicadas a la posición anatómica de la pulpa, la hinchazón del tejido pareciera ser un signo abrumador que lleva a una teoría de auto estrangulación de la necrosis pulpar. Las bases de esta teoría han sido totalmente hipotéticas, esta sugiere que la presión dentro de la cámara pulpar sería tan alta que cortaría el riego sanguíneo, resultando en una necrosis total del tejido pulpar. La sola observación clínica debería haber probado que esta secuencia de eventos no ocurre. Cualquier clínico que ha penetrado en una pulpa necrótica se ha tenido que encontrar con tejido vital en los canales radiculares de algunos dientes, la evidencia de que la necrosis total no siempre ocurre. De hecho, la frecuencia de la inflamación pulpar observada en estudios histopatológicos de la pulpa sugiere que las reacciones usualmente se resuelven sin necrosis. Incluso abscesos inducidos experimentales localizados en monos pueden llegar a curarse. Ya que la inflamación es una respuesta protectora del cuerpo a una injuria, es improbable que la pulpa dental quede a un lado vulnerable y sin ningún mecanismo para mantener su vitalidad y prevenir un daño extenso a los tejidos. Bien sea si la pulpa es sujeta a una injuria, el sistema inmune activara una respuesta inflamatoria para limitar el daño de los tejidos eliminando y digiriendo los organismos invasores y los restos celulares. Paradójicamente esta respuesta inflamatoria puede lesionar el tejido pulpar en varios casos y llevar a una necrosis pulpar. Sin embargo, las condiciones especiales en la cual la reacción inflamatoria ocurre en esta convocatoria bajo el tejido de cumplimiento de los mecanismos extraordinarios, llaman a mecanismos extraordinarios, especialmente en relación con las reacciones en las células especializadas, el fluido sanguíneo, el transporte transcapilar de los fluidos, el drenaje linfático, y consideraciones relacionadas a los gradientes de presión. La interacción entre estos factores hace la cicatrización el resultado más común de la inflamación pulpar. Histopatología de la inflamación pulpar La pulpitis es similar a la inflamación en otro tejido conectivo en cualquier parte del cuerpo. Puede variar en intensidad, duración y extensión. Basado en los síntomas clínicos y las descripciones histopatológicas la pulpitis aguda y crónica puede ser distinguida. Las células asociadas con la reacción inflamatoria en el tejido conectivo han sido identificadas como leucocitos polimorfonuclares, primariamente asociado con reacciones agudas y un grupo celular a veces referidas como leucocitos mononuclares incluyendo linfocitos, células plasmáticas, y una serie de macrófagos. La reacción leve es descrita por diferir desde la estructura normal de la pulpa por un incremento en el número de células en la llamada zona de células libres y adyacentes al tejido pulpar. La mayoría de estas células tienen características morfológicas de fibroblastos y células indiferenciadas, pero algunas células inflamatorias también están involucradas. Un número incrementado de los capilares es notorio y pocas células rojas extravasadas pueden encontrarse. La respuesta es localizada a los túbulos dentinales afectados. La reacción moderada es predominantemente caracterizada por más células en áreas subyacentes a la dentina afectada que aquellas asociadas con la reacción leve. Los neutrófilos y los monocitos mononuclares invaden el área de la predentina en proporciones que dependen bien sea si la reacción es predominantemente aguda o crónica. Los odontoblastos no pueden ser identificados en su apariencia normal pseudoestratificada, pero los odontoloblastos individuales pueden discernir. En ocasiones el núcleo de los odontoblastos se puede observar en los túbulos dentinales. Un incremento en el número de vasos y capilares es encontrado en el tejido infiltrado y sus alrededores. La reacción pulpar es localizada. El ancho de la predentina puede o no desviarse de lo normal, dependiendo de la duración de la reacción. La reacción severa es descrita como un área con marcada infiltración celular, incluyendo la formación de abscesos. Los leucocitos mononuclares y polimorfonuclares predominan en el área de infección y la respuesta es bien delimitada. La capa odontoblástica no puede ser identificada como una entidad morfológica o como células individuales rápidamente después de la que la respuesta está establecida. No se formó predentina y con los días la dentina existente aparentemente mineralizada no puede ser distinguida de la dentina adyacente. Numerosos vasos sanguíneos son encontrados en el tejido envolviendo la intensa infiltración celular. La ultra estructura de la inflamación pulpar Los cambios ultra estructurales en los odontoblastos y en la inflamación en el tejido adyacente después de la trituración con molares de una rata han sido estudiados en detalle. Los resultados de este estudio serán usados como cambios estructurales asociados con la inflamación pulpar incluyendo la fase reparativa. La respuesta inmediata (15 a 60 min) incluyó el desplazamiento del núcleo del odontoblastos hacia los túbulos dentinales y perturbaciones en el tejido sub odontoblastico. La dentina expuesta por la trituración al ambiente oral fue expuesta por periodos de un rango entre 6 horas a 8 días después de la operación. 6 horas después de la operación, los cambios inflamatorios fueron reconocidos por la presencia de vasos sanguíneos congestionados, leucocitos y exudado. Los cambios degenerativos en el resto de la capa odontoblástica fue predominante, incluyendo retículo endoplásmico rugoso dilatado y mitocondrias hinchadas. El deterioro de las células subodontoblasticas fue también visible. Después de 12 y 24 horas estos cambios fueron más avanzados y la evidencia de la necrosis fue encontrada. Los fagocitos activos se observaron en el borde entre el tejido sano y el necrótico y los distintos cambios degenerativos en el proceso odontoblastico fue notorio. Después de 48 horas, los cambios inflamatorios siguieron siendo evidentes, pero varias células asumieron una forma elongada con la polarización del núcleo. Estas células fueron identificadas como odontoblastos nuevos o secundarios. Los macrófagos fueron activados en el borde del tejido vital. La evidencia de la síntesis de colágeno por los nuevos odontoblastos fue notada después de las 48 horas. Después de 3 a 8 días, las fases de curación predominaron, incluyendo la continuación de la síntesis de colágeno y se produjo la mineralización de la matriz intertubular. Así, la inflamación resultante de los traumatismos provocados fue resuelta. Etiología de la inflamación pulpar Las reacciones inflamatorias de la pulpa por un trauma hacia el diente, por tóxicos o agentes alergénicos en materiales restauradores, y por productos bacterianos, los cuales varios de ellos pueden causar reacciones inmunológicas. Los productos bacteriales pueden actuar como antígenos y por lo tanto el sistema inmune puede jugar un rol muy importante en los mecanismos de defensa en el órgano dentino pulpar. Durante mucho tiempo ha sido reconocido que la bacteria juega un rol central en inducir reacciones pulpares, ambas en asociación con la caries dental y de su presencia en la interface restauración-diente. Fisiopatología de la inflamación pulpar El flujo sanguíneo, es decir, el volumen de sangre que pasa a través de los vasos por unidad de tiempo, determina la velocidad de difusión entre la sangre y el líquido intersticial del tejido. A mayor flujo sanguíneo, mayor es la difusión. Así, mas oxígeno y nutrientes son llevados a la pulpa y más dióxido de carbono y productos de desecho son removidos por un alto flujo sanguíneo. Por consiguiente, cualquier inflamación inducida en el flujo sanguíneo se considera una respuesta protectora que permite al tejido sobrevivir a los estímulos nocivos. Una disminución en el flujo sanguíneo puede causar un retraso en la remoción y acumulación de agentes nocivos, que a diferencia puede llevar a la desaparición de la pulpa. Los impulsos nerviosos son el mecanismo prevalente para la regulación del flujo sanguíneo pulpar. En la pulpa dental tanto los nervios eferentes autonómicos de origen simpático y las fibras nerviosas sensoriales aferentes del ganglio trigeminal tienen importantes roles en la regulación del flujo sanguíneo. La prolongada vasoconstricción simpática en la pulpa dental ha sido mostrada en experimentos con animales por disminuir notoriamente la excitabilidad de los nervios sensoriales intradentales. Durante la isquemia pulpar, las terminaciones sensoriales de las fibras nerviosas tipo A pierden su normal sensibilidad. Por lo tanto, durante la prueba pulpar, como la aplicación de frio o calor y la grabación de las respuestas a los exámenes pulpares eléctricos, debe ser recordado que no es la vitalidad si no la excitabilidad de los nervios sensoriales lo que se examina. La pulpa puede sobrevivir prolongadamente severas reducciones de flujo sanguíneo sin daño permanente. Así, cualquier situación clínica que disminuya el flujo sanguíneo pulpar reduciría las respuestas a dichos exámenes pulpares, aunque la vitalidad pulpar puede no cambiar. Mientras que los nervios simpáticos autonómicos son principalmente responsables de la vasoconstricción, una cierta población de nervios sensoriales aferentes pareciera ser la principal fuente de vasodilatación durante la inflamación en la pulpa. Estos peptidergicos pequeñas y medianas neuronas asociadas con las fibras c amielinicas o las fibras A delta mielinicas son excitadas por una variedad de estímulos nocivos. Su principal función está asociada al dolor pulpar. Sin embargo, estos nervios contienen neuropeptidos vasodilatadores como la neurokina A, péptido de calcitonina relacionado con el gen y sustancia P, que se liberan de los nervios terminales en respuesta a la activación de fibras sensoriales intradentales, así, los estímulos conocidos para causar el dolor dental pueden iniciar la vasodilatación. Presión del fluido intersticial La presión hidrostática en el fluido intersticial que rodea las células y otros componentes estructurales de la pulpa ha mostrado ser de 5 a 20 mm Hg por encima de la presión atmosférica. Debido a que la pulpa está limitada por una cámara rígida de dentina, incluso pequeños cambios en el volumen del fluido pulpar serán notados en la presión del fluido intersticial. En general, la inflamación está asociada a un incremento del volumen del fluido en los tejidos, debido a la vasodilatación y el edema. Inflamaciones severas en la pulpa de los monos ha demostrado causar una presión del fluido tisular intersticial de 60 mm Hg. Independientemente del tejido, la respuesta inflamatoria inmediata es prácticamente idéntica y está caracterizada por hiperemia y permeabilidad vascular aumentada lo que permite la salida de las proteínas plasmáticas. Estos eventos incrementan tanto el volumen de sangre como el fluido intersticial en la zona inflamada y por lo tanto incrementa la presión pulpar. Sin embargo, el aumento de la presión del fluido intersticial en la pulpa está usualmente limitado al área inflamada y no se extiende al resto de la pulpa. La presión del fluido intersticial aumentada disminuirá la diferencia de presión hidrostática transcapilar y por lo tanto se opondrá a una filtración adicional. En adición, la presión local aumentada en la zona inflamada favorecerá la absorción neta de fluido intersticial en los capilares adyacentes del tejido no inflamado. Además, la presión aumentada muy probablemente aumentará el drenaje linfático. Previsto que estos mecanismos de retroalimentación estén funcionando, la presión del fluido tisular será limitada al área afectada, correspondiente a lo visto en la histopatología. Así, el aumento de sangre y volumen de fluido intersticial, derivado del proceso inflamatorio, es efectivamente contrarrestado y el volumen pulpar se conserva relativamente. La magnitud y la duración del aumento de la presión del fluido intersticial pueden variar, dependiendo del grado y la severidad de la inflamación.