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Leyes anticorrupción en la República

Dominicana
El fenómeno de la corrupción en República Dominicana, ha constituido y
constituye una práctica constante y generalizada en todos los sectores de la
administración pública. Una investigación hecha por Participación Ciudadana que
abarca el periodo entre 1983 y 2003 nos muestra como República Dominicana,
como otros tantos países del mundo, ha sido severamente azotada por el flagelo
de la corrupción en la Administración Pública, lo cual se demuestra a través de las
numerosas denuncias y casos existentes en los organismos judiciales
correspondientes, muchos de los cuales se encuentran, desde hace varios años,
en proceso de investigación.

A través del tiempo ha existido una marcada ineficiencia de las instituciones


encargadas de luchar contra la corrupción, resultando de ello la oprobiosa
impunidad y en general, carencia de voluntad política para controlar este
preocupante fenómeno. La corrupción pública ausente de toda persecución se
comete porque el autor del delito a sabiendas de que la justicia es aún débil,
flexible y en ocasiones permisible en el escarmiento y que en lugar del reproche
social recibirá respecto y admiración. De modo, pues, que la gravedad del delito
no se reduce a la lesión que causa a la sociedad el privar al Estado de mejorar los
servicios esenciales a favor de la colectividad, sino que la lesión trasciende al
campo social actuando como un virus que contamina a nuestras jóvenes
generaciones como un inductor de ese comportamiento delictual.

A este respecto sostiene el Dr. José Rafael Abinader:

“Es un problema de carácter legal, por cuanto la ausencia de leyes o la existencia de leyes
débiles y atrasadas permiten que ciertos comportamientos no puedan ser perseguidos y
sancionados o no puedan serlo adecuadamente. Si bien es cierto que la aplicación de las
leyes depende en gran medida de la voluntad política para hacerlo, no es menos cierto que a
veces sucede que hay voluntad política, pero no existe un marco legal adecuado para aplicar
las leyes correspondientes.”
Francisco A. Martinez
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Esta ineficiencia es atribuida a diversos factores que están relacionados:

a) Con el sistema político administrativo, que es marcadamente


presidencialista y centralista, debido al cual diversos organismos están bajo
la dependencia del Poder Ejecutivo.
b) Ausencia de controles efectivos y el excesivo poder discrecional de que
goza el Poder Ejecutivo, en la ejecución del Presupuesto Nacional.
c) Debilidad de las instituciones que componen el Poder Judicial,
especialmente el Ministerio Público, que, a través de su Departamento de
Prevención de la Corrupción, debería mantenerse más atento y vigilante
sobre la conducta de los funcionarios públicos.

La excesiva tolerancia hacia el fenómeno de la corrupción por parte de las


autoridades encargadas de perseguirla, causa indignación en la sociedad y que en
ocasiones ha motivado al ciudadano común a tomar iniciativas en este sentido
mostrando un gran rechazo a la escalada vertical de la corrupción en los últimos
años y a la inercia de las autoridades encargadas de perseguirla y sancionarla,
pues ha tomado conciencia de que ella es la directamente afectada.

Legislación
En general, la normativa jurídica que sancionan la corrupción administrativa, están
inmersa en la mayoría de las constituciones de los países, de los códigos penales,
los de procedimientos penales y en leyes especiales. El crimen de corrupción
administrativa no está contemplado como tal en la legislación penal dominicana, a
lo sumo tenemos una variada tipificación de delitos mediante los cuales se
consuma el acto de enriquecimiento ilícito con fondos públicos.

Estas tipificaciones son el desfalco (apropiación de valores) que lo vemos en los


Arts. 169 al 172 del código penal, la concusión (cobros en exceso o que no se
adeudan) que lo vemos en el Art. 174 código penal, el soborno o cohecho (prestar
un servicio por dádivas, recompensas o promesas remuneratorias) que lo
encontramos en los Arts. 177 al 178 del código penal, actos que en conjunto
configuran la prevaricación (Arts. 166 al 168 del código penal), esto es, el crimen
cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones.
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Las leyes penales dominicanas castigan con cierta firmeza la corrupción
administrativa; incluso la misma Constitución en su Artículo 102, sanciona a todo
aquel que, para su provecho personal, sustraiga fondos públicos o
prevaleciéndose de sus posiciones dentro de los organismos del Estado, sus
dependencias o instituciones autónomas, obtenga provechos económicos, así
como a las personas que hayan proporcionado ventajas a sus asociados,
familiares, allegados, amigos o relacionados.

Del mismo modo, la Ley No.672 de fecha de julio de 1982, que establece un
Código de Conducta para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en
su Artículo 7, establece:

“Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no cometerán ningún acto de


corrupción. También se opondrán rigurosamente a todos los actos de esa índole y los
combatirán.”

Las disposiciones de los Artículos 166 al 183, inclusive, del Código Penal, se
aplicarán al presente caso. También tenemos la Ley No.82 del año 1979, que en
su Artículo 7 que consagra que:

“Los funcionarios que se hubieran enriquecido ilícitamente mientras ejercen sus funciones,
con motivo u ocasión de las mismas, les serán aplicables las penas previstas en los Artículos
174 al 183, ambos inclusive, del Código Penal Dominicano. La prescripción en esta materia
empezará a correr a partir del día de cese de funciones.”

Así mismo el Código Penal Dominicano ha sido modificado por diversas


leyes especiales en relación con el articulado referido a los delitos que
sancionan este tipo de infracción; así vemos que el Artículo 174 del Código
Penal prevee y sanciona las concusiones cometidas por los funcionarios
públicos, fue modificado por la Ley No. 4381 del año 1956.

El Artículo 175, que trata sobre los delitos de los funcionarios que se hayan
mezclado en asuntos incompatibles con su calidad, fue modificado por la

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Ley No.575 del año 1920; los Artículos 177 y 178, que prevén y sancionan
el soborno o cohecho de los funcionarios públicos fueron modificados por la
ley No.3210, del año 1952, el Artículo 179 relativo también al cohecho o
soborno, fue modificado por la Ley No.3210 del año 1952.

Además de todas estas, existen múltiples leyes que buscan sancionar el


flagelo de la corrupción en nuestro país. A este respecto podemos citar, de
entre las importantes:

 Ley 82 sobre Inventario de Bienes de Funcionarios Públicos, de fecha


29 de diciembre de 1979, Gaceta Oficial No.9518.
 Ley 72-02 sobre el lavado de activos provenientes del tráfico ilícito de
drogas y sustancias controladas y otras infracciones graves.
 Ley No. 120-01, que instituye el Código de Ética del Servidor Público
del 20 de julio de 2001.
 Ley No. 14-91 de fecha 20 de mayo de 1991, de servicio civil y
carrera administrativa.
 Ley No. 87-01 sobre Sistema Dominicano de Seguridad Social, del 10
de mayo de 2001.
 Ley General de Salud No. 42-01, del 8 de marzo de2001.
 Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales No. 64-00, del
18 de agosto de 2000.
 Ley No. 19-00 que regula el Mercado de Valores en la República
Dominicana, del 18 de abril del 2000.
 Ley No. 141-97 de Reforma a la Empresa Pública de fecha 24 de
junio de 1997.
 Ley 11-92, Código Tributario de la República Dominicana, expedida
en la Cámara de Diputados el 26 de marzo de 1992.

Francisco A. Martinez
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 Ley No.672 que establece un Código de Conducta para los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, del 19 de julio de
1982, G. O. 9591.

 Ley No.130 sobre autorización especial para viajar al exterior a


funcionario que maneje fondos públicos, del 15 de marzo de 1974, G.
O. 9365.
 Reglamento No. 81-94 para la aplicación de la Ley que crea el
Servicio Civil y la Carrera Administrativa, del 29 de marzo de 1994, G.
O, No. 9879.
 La ley No.327-98, de fecha 9 de julio de 1998, de Carrera Judicial.

Francisco A. Martinez
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