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Ehrlich - La Explosion Demografica - 245-310 PDF
Ehrlich - La Explosion Demografica - 245-310 PDF
deillográfica
El principal problema
ecológico
Paul R. Ehrlich
Anne H. Ehrlich
SALVAT
nr•t'82
úbO
Versión española de la obra The population explosion,
publicada por Simon and Schuster (New York)
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
MENSAJES ÚTILES
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
12 de junio de 1989
Tom Campbell
1730 Longworth Building
Washington, DC 20515
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
10 de mayo de 1989
Presidente George Bush
La Casa Blanca
Washington. D.C.
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LO QUE USTED PUEDE HACER
Su Santidad:
En 1968 escribí una carta al Papa Pablo VI, exponiéndole la
conveniencia de que la Iglesia modificara su actitud respecto al
control de natalidad, puesto que estaría más acorde con el concep-
to de desarrollo de la doctrina que, desde hace tiempo, forma par-
te de la tradición cristiana. Me sentía seriamente preocupado ante
la posibilidad de que se produjeran hambrunas relacionadas con la
superpoblación, lo cual, lamentablemente, ya ha sucedido. Desde
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
15 de mayo de 1989
Gobernador George Deukmejian
State Capitol Building
Sacramento, CA 95814
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
Querido Bill:
En las últimas décadas, he observado con alegría que la comu-
nidad religiosa manifiesta una mayor preocupación por las perso-
nas que viven aquí y ahora. Ministros. sacerdotes y rabinos han
encabezado sendos movimientos en favor de los derechos civiles y
campañas en favor del desarme y la lucha por una igualdad econó-
mica, con objeto de ofrecer un mayor bienestar a nuestra creciente
población de pobres y gentes sin hogar.
Te escribo para rogarte que participes con tu esfuerzo en la
conservación de un mundo en el cual sea posible librar esas batallas
y vencerlas. El explosivo número de seres humanos. la acumulación
de riqueza (entre los que ya la tienen) y las nocivas tecnologías con
las que tratamos de satisfacer la creciente demanda de productos.
amenazan con destruir la habitabilidad de nuestro planeta.
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LO QUE USTED PUEDE HACER
1 de julio de 1989
Senador Timothy Wirth
380 Russell Senate Office Building
Washington, DC 20510
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
ORGANIZACIONES DEDICADAS
A RESOL VER LOS PROBLEMAS DEMOGRÁFICOS
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LO QUE USTED PUEDE HACER
Organizaciones demográficas
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
Population Council
One Dag Hammerskjold Plaza
Nueva York, NY 10017
Population Institute
110 Maryland Avenue NE
Washington, DC 20002
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LO QUE USTED PUEDE HACER
Population/Environment Balance
1325 G Street NW, Suite 1003
Washington, OC 20005
Worldwatch Institute
1776 Massachusetts Avenue NW
Washington, OC 20036
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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LO QUE USTED PUEDE HACER
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
Myers, Norman. Atlas Gaia, Blume, H., Madrid, 1987. Una mina
de información sobre temas relacionados con la demografía, los
recursos y el medio ambiente.
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APÉNDICE
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO ...
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO ...
LOS ECOSISTEMAS
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO ...
UN PLANETA DOMINADO
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
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APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO ...
tesis de que un cometa con una órbita muy errática chocara contra
la Tierra, o que ésta recibiera el impacto de un gigantesco meteo-
rito, levantando miles de millones de toneladas de polvo hacia la
atmósfera y bloqueando durante meses el paso de buena parte de
la luz solar. Las tinieblas y el descenso de las temperaturas pudie-
ron aniquilar o perjudicar gravemente a la mayoría de las plantas
verdes y diezmar la población de animales que dependían de ellas
en tierra firme como en el mar. La bola de fuego que resultó del
impacto pudo haber producido suficiente óxido de nitrógeno para
destruir por completo la capa de ozono, sometiendo a la superficie
terrestre a un flujo mortal de radiación UVB. 15 Gran parte de las
formas de vida existentes en aquella época, incluyendo a los prin-
cipales grupos de plantas y animales, perecieron quizás a conse-
cuencia de aquellas alteraciones.
El consiguiente empobrecimiento de la flora y de la fauna de-
bió de provocar profundos cambios en las comunidades y ecosiste-
mas, y la recuperación de la vida en su forma lujuriante necesitó
mucho tiempo. Aparentemente, por aquella época· el clima cam-
bió sustancialmente, favoreciendo nuevos rumbos en la evolución.
Asimismo, la ausencia de numerosos tipos de organismos ofreció
nuevas oportunidades a aquellos que lograron sobrevivir. Por con-
siguiente, la desaparición de los dinosaurios, antiguamente domi-
nantes, abrió el camino a la diversificación de los mamíferos, hasta
entonces poco conocidos; y esta diversificación condujo, con el
tiempo, a la aparición de los seres humanos.
Independientemente de que esos enormes cambios en la flora
y en la fauna de la Tierra ocurrieran súbitamente o a lo largo de
miles de años, su resultado a largo plazo es nuestra existencia y la
colección de especies que hoy comparten la Tierra con nosotros.
De hecho, ese episodio en la evolución de nuestro planeta no sólo
provocó la aparición de los seres humanos, sino que puso el toque
final a nuestro medio ambiente habitable. Gran número de los or-
ganismos y comunidades que nos resultan familiares, y sobre los
que hemos basado nuestra civilización, aparecieron durante los
últimos millones de años. Así, paulatinamente, a lo largo de su
dilatada historia, la Tierra ha experimentado un acusado cambio
por la propia evolución de la vida, haciéndose cada vez más habi-
table (desde el punto de vista humano).
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
LA VEGETACIÓN Y EL CLIMA
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APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL FUNCIONAMIENTO ...
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NOTAS
PREFACIO
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NOTAS
tra de Noruega), publicado por Oxford Univ. Press, Oxford. Para una deta-
llada exposición sobre el vínculo del crecimiento demográfico con el resto
de la problemática humana, ver P. R. Ehrlich, A.H. Ehrlich y J.P. Holdren,
Ecoscience: Population, Resources. Environrnent, W. H. Freeman. San
Francisco, 1977. La obra más reciente referente a este tema se titula Earth, y
sus autores son A. H. Ehrlich y P. R. Ehrlich, Franklin Watts, Nueva York.
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NOTAS
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NOTAS
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NOTAS
del mundo anteriores al presente siglo, las fechas respecto a cuándo la to-
talidad de la población humana alcanzó diversos niveles suelen ser aproxi-
madas. Desde hace tiempo se acepta el año 1850 como la fecha aproxima-
da en que la población alcanzó los mil millones de habitantes (basado en
distintas fuentes); actualmente, el PRB utiliza la fecha de 1800. Puesto que
están mejor informados que nosotros, hemos empleado sus cálculos.
16. O, por lo menos, menos útiles que en una factoría agrícola.
17. Algunos sociólogos opinan que la transición demográfica forma automáti-
camente parte de la historia demográfica de las sociedades. Dan por senta-
do que, a la larga, los países menos desarrollados experimentarán dicha
transición, y que las tasas de natalidad descenderán hasta los niveles indus-
triales, independientemente de la política demográfica. Esa hipótesis viene
apoyada por el reciente descenso en las tasas de natalidad en muchos paí-
ses. Pero se trata de una hipótesis dudosa, tal como apuntamos en el capí-
tulo 9. Para un análisis, por lo demás excelente, que acepta esa hipótesis,
ver John. R. Weeks, «The Demography of lslamic Nations», Population
Bulletin, vol. 43, número 4, diciembre de 1988.
18. Para más detalles, ver Ehrlich, Ehrlich y Holdren, Ecoscience. ~.ipítulo 5.
19. J. P. Holdren y P. R. Ehrlich, «Human Population and the Global Environ-
ment», American Scientist, vol. 62, 1974, pp. 282-92. Esta formulación bási-
ca fue publicada por primera vez en el artículo de P. R. Ehrlich y J. P.
Holdren «lmpact of Population Growth», Science, vol.171, pp. 1212-17
(1974). Para un tratamiento más detallado, ver Ehrlich, Ehrlich y Holdren,
Ecoscience, capítulo 12. Obsérvese que la fórmula se ha simplificado, pues-
to que los factores multiplicadores no son del todo independientes. En
ciertos aspectos, el término «consumo» es más preciso que «riqueza», pero
PRT constituye una sigla más práctica que PCT.
20. Excluyendo a la República Popular China. Si se incluyera a China, la cifra
sería del 37 % .
21. Por lo general, los demógrafos sólo tienen en cuenta a las mujeres al calcu-
lar las tasas de reproducción. Así pues, cabe imaginar un cálculo tomando
a un grupo hipotético de 1.000 niñas recién nacidas y, por medio de un
ordenador, aplicando a ese grupo las tasas de mortalidad y natalidad con
respecto a cada grupo de edad en la población. Al principio no se registra
ningún nacimiento, aunque sí algunas defunciones; al llegar a la pubertad,
las hipotéticas supervivientes (que siguen siendo la vasta mayoría) co-
mienzan a tener hijos. Al finalizar los años de reproducción, el ordenador
suma la cantidad de niñas nacidas en el grupo original de mujeres y divide
la cifra por 1.000. La cifra resultante constituye la tasa reproductora neta
(TRN). Suponiendo que hubieran nacido 2.000 niñas, la población se dis-
pararía como un cohete, doblándose en cada generación, y la TRN sería de
2.000/1.000 = 2. En caso de que esas 1.000 niñas tuvieran exactamente
1.000 hijas, la reproducción de sustitución, o tasa de reproducción neta,
sería uno (1.000/1.000 = 1).
La cifra que suele citarse, sin embargo, es la tasa total de fertilidad CffF),
que constituye el promedio de hijos de ambos sexos que tendrá una mujer
296
NOTAS
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NOTAS
l. Para una inteligente exposición de este punto de vista, ver F.M. Lappé y J.
Collins, La dieta ecológica, Integral Ediciones, Barcelona, 1988. Los autores
no toman en cuenta seriamente la posibilidad de una escasez total, pero
ofrecen numerosos datos acerca de la cantidad adicional de personas que
podrían ser alimentadas si se modificara la dieta y la situación socioeconó-
mica (quién controla y quién participa en la producción alimentaria) y si
existiera una mejor distribución. Lamentablemente, omite una serie de pro-
blemas medioambientales y económicos que se tratan más adelante en este
capítulo.
2. R. W. Kates, R. S. Chen, T. E. Downing, J. X. Kasperson, E. Messer y S. R.
Millman, The Hunger Report 1988, The Alan Shawn Feinstein World Hun-
ger Program, Brown University, Providence, R. l., 1988.
3. WRI e IIED, World Resources 1988-89, Basic Books, Nueva York, 1989.
Las cifras proceden del Banco Mundial, que ha comprobado su aumento
durante varias décadas y que los define como «absolutamente pobres», lo
que significa que son demasiado pobres para adquirir alimentos suficientes.
4. Para una visión general de la actual situación alimentaria, ver L. R. Brown,
The Changing World Food Prospect: The Nineties and Beyond, Worldwatch
Paper 85, Worldwatch lnstitute, Washington, D.C., octubre de 1989; y L. R.
Brown et al., State of the World 1989, Norton, Nueva York, 1989.
S. Por desgracia, los excedentes alimentarios y el hambre suelen darser simul-
táneamente, debido a que los pobres no tienen dinero para comprar sufi-
cientes alimentos, aunque éstos sobren.
6. Es interesante que Lappé y Collins (nota 1) destaquen China (justamente)
como ejemplo de nación con una política de «dieta ecológica». No obstAnte,
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NOTAS
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NOTAS
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NOTAS
l. La energía solar llega a la tierra a un promedio de unos 182 watios por cada
m' de superficie terrestre. Tan sólo la mitad de esa energía, aproximada-
mente, se encuentra en la parte del espectro solar utilizable por las plantas,
301
que suelen aprovechar únicamente alrededor del 1 % de esa cantidad. Su-
pongamos que las cosechas pudieran captar la energía solar a promedio de
2.5 watios por m2, muy por encima de la cantidad que necesitan para sus
procesos vitales, y que pudieran hacerlo durante todo el año (una suposi-
ción extremadamente optimista). En comparación, una persona media ne-
cesita unos 120 watios de energía para sus procesos vitales. Si una persona
pudiera extraer el 5 % de la energía presente en los cultivos para mantener
sus procesos vitales, cada m2 de un sembrado produciría aproximadamente
0,1 watios (0,05 x 2). Por consiguiente, una hectárea de sembrado alimen-
taría a 4 personas, 2,5 hectáreas alimentarían aproximadamente a 10 per-
sonas y km' alimentaría a 988.
2. Para un riguroso ensayo sobre cómo funciona el clima y lo que significa.
dirigido a lectores profanos, ver S. H. Schneider y R. Londer, The Coevo-
lution of Climate and Life, Sierra Club Books, San Francisco, 1984.
3. El grado de precisión con que puede predecirse el clima/tiempo sigue sien-
do materia de debate, puesto que depende. en parte. del papel que des-
empeña el caos en el sistema.
4. Ver S. Pimm. The Balance of Nature?, Univ. of Chicago Press, Chicago,
1990.
5. L. R. Brown et al., State of the World 1987, Norton, Nueva York, 1987.
6. L. R. Brown, «Reducing Hunger», en State of the World 1985, Norton.
Nueva York, 1985, p. 32. Ver también E. C. Wolf. «Raising Agricultura!
Productivity», en L. R. Brown et al.. Sta te of the World 1987.
7. A. H. Ehrlich, «Development and Agriculture», en P. Ehrlich y J. Hol-
dren. eds., The Cassandra Conference: Resources and the Human Environ-
ment, Texas A & M Press, College Station. 1988.
8. L. R. Brown et al., State of the World 1986. Norton, Nueva York. 1986.
9. «Economics and Financia! Aspects of the Plan of Action to Combat Des-
ertification», ponencia presentada en la Conferencia sobre Desertización de
las Naciones Unidas. Nairobi, Kenia. 29 de agosto-7 de septiembre de 1977.
Consejo para la Calidad Medioambiental y Departamento de Estado, Glo-
bal 2000 Report to the Presidente, 1980, vol. 2. p. 279.
Citado en «Points of View», Surviving Together, otoño/invierno de 1988.
Ver también «Soviet Union Planned Paddy Fields of Ara! Sea», New
Scientist, 20 de mayo de 1989.
Ver P. Ehrlich y A. Ehrlich, Extinction: The Causes and Consequences of
the Dissapearance of Species, Random House, Nueva York, 1981.
Vitousek et al., «Human Appropriation of the Products of Photosynthe-
sis», BioScience, vol. 36. pp. 368-73 (1986).
M. S. Swaminathan. «Global Agriculture at the Crossroads», Earth 188:
Changing Geographic Perspectives. National Geographic Society. Was-
hington. D.C., 1988, pp. 316-29.
L. R. Brown et al., State of the World 1989, Norton, Nueva York. 1989.
Goldsmith y Hildyard, The Earth Report: The Essential Cuide to Global
Ecological Issues, Price Stern Sloan, Nueva York. 1989, p. 142, basado en
estadísticas suministradas por el Ministerio estadounidense de agricultura.
NOTAS
17. J. Sokoloff, The Politics of Food, Sierra Club Books, San Francisco, 1988.
18. S. Postel, Worldwatch Institute, comunicación personal.
19. Sokoloff, The Politics of Food, p. 36.
20. PRE observó Ja incompetencia cuando, junto con varios colegas expertos
en entomología y biología, fue convocado para discutir el problema.
21. S. Postel, comunicación personal.
22. N.A. Berg, «Making the Most of the New Soil Conservation Initiatives»,
Joumal of Soil and Water Conservation, enero/febrero de 1987.
23. Técnicamente, el sistema económico se apoya excesivamente en un tipo
elevado de descuento como para tener en cuenta esos factores a largo pla-
zo. Desde el punto de vista de los economistas tradicionales, Jos motivos
de un agricultor dueño de una explotación familiar para conservar la tierra
no son «económicos». Por ejemplo, quizá desee legar a sus hijos una explo-
tación agrícola tan productiva (o más) que la que él heredó.
24. Sokoloff, The Politics of Food. Ver también F. M. Lappé y J. Collins, La
dieta ecológica, Integral Ediciones, Barcelona, 1988.
25. Intemational Institute fo Applied Systems Analysis (IIASA), «Hunger
amid Abundance», Options, núm. 1-2 (1987).
26. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación
(FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades Demográficas
(UNFPA) e IIASA en Austria, Potential Population Supporting Capacities
of Lands in the Developing World, Technical Report of Project on Land
Resources for the Future, FPA/INT/513, Roma, Italia, 1982. Utilizando el
año 1975 como base, los investigadores trataron de integrar una detallada
información sobre tierras y rendimientos potenciales de cosechas en las
previsiones demográficas respecto a Jos países en vías de desarrollo, a fin
de decidir si éstos podrían, al menos potencialmente, ser autosuficientes en
materia alimentaria pasado el año 2000.
27. Ver, por ejemplo, R. Repetto y M. Gillis, eds., Public Policies and the Mi-
suse of Forest Resources, Cambridge Univ. Press, Cambridge, 1988.
28. Ver N. Myers, The Primary Source: Tropical Forests and Our Future, Nor-
ton, Nueva York, 1984; y C. Caulfield, In the Rainforest, Alfred A. Knopf,
Nueva York, 1985.
29. A. H. Ehrlich, «Development and Agriculture», y las referencias conteni-
das en esta obra.
30. Ehrlich y Ehrlich, Extinctions; y N. Myers, A Wealth of Wild Species: Sto-
rehouse for Human Welfare, Westview, Boulder, Colo., 1983.
31. En Bankrolling Successes: A Portfolio of Sustainable Development Pro-
jects, por W. V. Reid, J. N. Bames y B. Blackwelder (Environmental Policy
Institute and National Wildlife Federation, Washington, D.C., 1988, se
describen algunas iniciativas destinadas a instaurar programas racionales
de ayuda agraria.
32. J. S. Douglas y R. A. de J. Hart, Forest Farming, Intermediate Technology
Publications, Londres, 1984.
33. S. R. Gleissman, E. Garcia y A. M. Amador, «The Ecological Basis for
the Application of Traditional Agricultural Technology in the Manage-
303
NOTAS
l. Para más datos sobre los servicios suministrados por los ecosistemas, ver P.
Ehrlich y A. Ehrlich, Extinction: The Causes and Consequences of the Di-
sappearance of Species, Random House, Nueva York, 1981.
2. Para un detallado y riguroso tratamiento sobre este tema, ver la obra de S.
H. Schneider Global Warming, Sierra Club Books, San Francisco, 1989.
Otra obra excelente, aunque más técnica, ver D. E. Abrahamson, ed., The
Challenge of Global Warming, Island Press, Washington, D.C. 1989.
3. Calypso Log, junio de 1989, p.7.
4. Nature, 20 de abril de 1989.
5. T. Maugh 11, «Ücean Data Shows Global Warming May Have Begun», Los
Angeles Times, 20 de abril de 1989.
6. Para un detallada exposición sobre los motivos evolutivos que hacen que
nos resulte tan difícil prestar atención a las tendencias a largo plazo, y sobre
las posibles soluciones, ver R. Ornstein y P. Ehrlich, New World/New Mind,
Doubleday, Nueva York, 1989.
7. La conservación constituye sin duda la alternativa más práctica y benigna
para el medio ambiente. Contando con los debidos incentivos, creemos que
la transición podría realizarse dentro de unos 15 años.
8. He Bochuan, profesor de filosofía en la Universidad de Zhongshan, Guang-
don, afirma muchas familias, para eludir la política de un solo hijo, no inscri-
ben a sus hijos en el registro civil, así que la cifra oficial de 1100 millones es
inexacta. Descrito por K. Forestier en «The Degreening of China», New
Scientist, 1 de julio de 1989, p.53.
9. En 1987, China quemó unos 650 millones de toneladas de carbón, lo cual
representa unas tres cuartas partes de su consumo total de energía (alrede-
dor de 850 millones de toneladas de equivalente en carbón). El plan oficial
del gobierno es alcanzar un consumo anual de entre 1.400 y 1.500 millones
de toneladas de equivalente en carbón en el año 2000, siendo el carbón será
responsable de una mayor proporción de consumo de energía que en la
actualidad. En 1985, el consumo de combustible fósil en Estados Unidos
inyectó cerca de 1.200 millones de toneladas de carbono en la atmósfera (las
emisiones de C02 suelen ser medidas en toneladas de carbono); mientras
que el consumo en China inyectó algo más de 500 millones. Según la situa-
ción descrita aquí, China prácticamente se habrá equiparado a Estados Uni-
dos a fines del presente siglo, suponiendo que las emisiones en Estados Uni-
dos no aumenten. La fuente básica de esta información es Stephen Meyer,
ed., Proceedings of the Chinese American Symposium on Energy Markets
and the Future of Energy Demand, Nanjing, China, June 22-24. 1988, publi-
cado por Lawrence Berkeley Laboratory (puede obtenerse a través de
NTIS, Springflied, VA 22161 ). Curiosamente, en este simposio se preveía
que los 3,2 millones de automóviles que existen en China aumentarían en
1985 hasta alcanzar la cifra de 13 millones en el año 2000. El profesor Lu
Yingzhong, del Instituto de Energía y Tecnología Nuclear de Pekín, ofrece
unas previsiones a más largo plazo en su artículo de 1989, de próxima apari-
305
NOTAS
ción, «Sóme Cómments'on:eo¡ Issues in' PRC». En él, ofrece unas previ-
siones de «baja potencia nuclear» sobre el consumo de carbón en el año
2025 de 2.600 millones de toneladas, y unas previsiones de «alta potencia
nuclear» de 17.500 millones de toneladas. Por consiguiente, está'claro que
China proyecta emitir más C0 2 de· lo que Estados Unidos podría contra-
rrestar en 2025. En 1985, China contaba· con unas reservas de carbón de
780 billones de toneladas, aproximadamente un tercio del· total mundial.
Lógicamente, el calentamiento del globo restringirá el uso de carbón por
parte de 8lina muchó antes de que el suministro se convierta en un impor-
tante factor !imitador.
10. El material sobre población, carbón y C02 procede de P.R. Ehrlich y A. H.
Ehrlich, «How the Rich Can Save the Poor and Themselves: Lessons from
de Global Warming», en prensa en las actas de la conferencia sobre calen-
tamiento global y cambio climático «Perspectivas de los Países en Desarro-
llo», celebrada en Nueva Delhi, India, el 21-23 de febrero de 1989, patroci-
nada por el Tata Energy Research Institute, Nueva· Delhi.
11. Esta previsión da por sentado que la India conseguirá· evitar unos masivos
aumentos en las tasas de mortalidad a causa.del hambre, enfermedades y
trastornos sociales, lo cual se nos antoja bastante improbable.
12. La desforestación añade aproximadamente 1-3mil millones de toneladas
de carbono, en contraposición a los casi 5,5 mil millones de toneladas debi-
do a los combustibles fósiles que se queman. Existe una fuerte polémica en
torno a los cálculos sobre la contribución de la desforestación.
13. S. Poste!, «A Green Fix to the Global Warm-up», World Watch, septiem-
bre-octubre de 1988, pp. 29-36.
14. Norman Myers; The Primary Source: Tropical Forests and Our Future,
Norton, Nueva York, 1984; J. O. Browder, «Public Policy-and Deforesta-
tion in the Brazilian Amazon», en R. Repetto y M. Gillis, eds., Public Poli-
cies and the Misuse of Forest Resources (Cambridge Univ. Press, Cambrid-
ge, 1988), pp. 247-97.
15. Debido a unas tierras pobres y propensas a la erosión, los brotes de epide-
mias, malaria y demás enfermedades tropicales, los créditos agrarios insu-
ficientes y la falta de apoyo al sector agrario.
16. Associated Press, 27 de octubre de 1987.
17. R.Hutchinson, «A Tree-Hugger Stirs Villagers in India to Save Their Fo-
rests»,Smithsonian, febrero de 1988.
18. Li.>Jinchang, Kong Fanwen, He Naihui y L.. Ross, «Price and Policy: The
1 Keys to Revamping China[s Forestry Resources», eh H. Repetto y M. Gi-
-llis; eds., ·Public Policies arid the Misuse of Forest Resources, p. 211.
19. ·Descrito por Forestier en The Degréening of China . Los datos acerca de los
incendios son ·atruibuidos1al autor y a otros expertos en temas forestales.
20. Citado en Forestier, The Degreening of China.
21. S. Poste), «Global View of a Tropical Disaster», American Forests, no-
.viembre-diciembre del988 .• Según los cálculos de la FAO, en 1980 aproxi-
madamente 1200 millones de personas se dedicaban a talar árboles,para
obtener madera para combustible a un ritmo que impedía el crecimiento
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