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Introducción
Objetivos de la investigación
- Recopilar y analizar información general y especifica acerca de las minas de sal de
Zipaquirá y Nemocón.
- Investigar y exponer características generales como geología regional, local y estructural,
que lleven a un mejor entendimiento y conocimiento de las minas de sal de Zipaquirá y
Nemocón.
- Dar a conocer los distintos procesos que llevaron a la formación de los depósitos
evaporticos de la zona.
- Analizar como los distintos procesos estructurales influyeron en la configuración actual
de las minas de sal de Zipaquirá y Nemocón.
La mina de sal de Nemocón se encuentra localizada sobre la cordillera oriental, al noreste del
departamento de Cundinamarca a unos 65 Km de Bogotá D.C., cubriendo parte de las veredas
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Perico, Astorga y casco urbano del municipio de Nemocón, con una extensión de 159.5 Ha.
(Amaya & Pérez, 2016).
Geología regional
La parte central de la cordillera se caracteriza por presentar una zona montañosa conformada
por unidades sedimentarias del Cretácico y Paleógeno – Neógeno cubiertas por depósitos
Cuaternarios de diverso origen dispuestas en amplios sinclinales y estrechos anticlinales con ejes
de dirección predominante NE y una zona una zona plana, la Sabana de Bogotá, bordeada por la
zona montañosa (Méndez, 2016). Las estructuras presentes en la sabana de Bogotá son resultado
de una combinación de mecanismos de tectónica de zócalo, diapirismo, erosión y fenómenos
gravitatorios (Julivert, 1963) y se reconocen dos sistemas de fallas: longitudinales con dirección
NE y transversales con dirección NW.
Según la plancha 209 del municipio de Zipaquirá, las unidades litológicas de esta área, están
conformadas por rocas sedimentarias de origen marino y continental de edades que van desde el
Cretácico al Holoceno. La secuencia sedimentaria cretácica de 3.200 m de espesor, se depositó en
una cuenca en un mar somero; a partir del Albiano cesa la fase extensiva, comienza una inversión
tectónica y se inicia una regresión con oscilaciones que terminan a comienzos del Paleógeno y da
lugar a un ambiente continental en el cual se depositaron aproximadamente 2.400 m. Finalmente
en el Neógeno, en un ambiente tectónico compresivo se deformó la pila sedimentaria que
constituye la actual Cordillera Oriental. (Amaya & Pérez, 2016)
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Geología local
Formación Chipaque
Esta formación es una sucesión monótona de lutitas fisibles, grises predominantes, y areniscas
arcillosas, esquistos piritosos con intercalaciones de areniscas y gran abundancia de fauna
(INGEOMINAS, 2003).
Grupo Guadalupe
Formación arenisca dura: Esta formación reposa sobre una sucesión monótona de lutitas físiles
y grises de la Formación Chipaque y que es suprayacida por una secuencia de arcillolitas,
arcillolitas silíceas y liditas de la Formación Plaeners. En el Anticlinal de Zipaquirá aflora un área
de 416.93 ha en la parte occidental de la subcuenca del Rio Negro y en las veredas San Antonio,
el Centro, Alto del Águila y Portachuelo (INGEOMINAS, 2003).
Formación Guaduas
Corresponde a la parte superior del grupo Guadalupe, es infrayacida por la formación Plaeners
y suprayacida por la Formación Guaduas. En el área de estudio esta Formación se caracteriza por
una morfología escarpada, características de las formaciones arenosas compactas
(INGEOMINAS, 2003).
Formación Bogotá
Secuencia del Terciario medio que está constituido por tres conjuntos, el inferior es arenoso y
arcilloso en donde incluía en la base el Horizonte de Cacho; el conjunto medio conformado por
arcillolitas abigarradas entre las cuales se intercalan algunos bancos gruesos de areniscas y
areniscas arcillosas y el conjunto superior formado por bancos de areniscas gruesas y blandas que
alternan con arcillas abigarradas. Aflora en los núcleos de los sinclinales de Río Frío (al sur de
Neusa), Checua, Teusacá-Suesca, Sesquilé, Sisga y Sueva (INGEOMINAS, 2003).
Depósitos evaporíticos
Tanto para las salinas de Nemocón como para las de Zipaquirá las manifestaciones en
afloramiento se han observado asociadas a “rute”. Para entrar en contexto un poco más, se
definirá a continuación el término “rute”. El rute consiste en una mezcla negra de fragmentos de
arcillolitas, lodolitas con pirita, como producto residual en estructuras diapíricas (McLaughlin &
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Arce, 1971), éstas manifestaciones están localizadas en Tausa, Sesquilé, Lenguazaque, y Cógua
y las fuentes salobres se conocen en Tausa y el Hato al occidente de Ubaté. Dentro del área de
estudio se presentan cierres de estructuras anticlinales muy simétricas en forma de domo, como él
observado en la parte sur del anticlinal de Nemocón, en el anticlinal de San José , que sugieren la
posibilidad de que existan en el subsuelo depósitos de sal que hayan influido en la conformación
estructural; así mismo hay geoformas concéntricas pero deprimidas que también sugieren esta
posibilidad (sur del embalse del Neusa). A nivel de afloramiento se observaron sobre la carretera
Ubaté-Carupa estructuras de diapirismo de lodo dentro de la Formación Churuvita que podrían
estar asociados a diapirismo de sal (McLaughlin & Arce, 1971). A continuación, en la tabla1,
tomada de McLaughlin & Arce, (1971) se mostrará la composición mineralógica y química del
rute de Zipaquirá y Nemocón.
Tabla1. Composición
mineralógica del rute. Tomado de (Mclaughlin & Arce, 1971)
También se observan localmente lentes y parches irregulares de sal blanca afanítica pura. Se
encuentran grandes cristales con clivaje hasta de 15 cm en fracturas dentro de las arcillolitas
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Geología estructural
El rumbo regional estructural es N45-500 E, pero hacia la parte suroccidental cambia a norte-
sur y coincide con la presencia de diapirismo de sal, el cual se constituye en formador de
estructuras como pliegues y fallas de corta longitud, y facilita los despegues de fallas, en este
caso, como rampas laterales de corta longitud tal como se presenta en Zipaquirá , además de
cierres estructurales muy simétricos en forma de domo, como se observa en la parte sur del
anticlinal de Nemocón (Gonzales, Gonzales & Gonzales, 2006) . Según las características
estructurales se divide la cordillera en 3 zonas: occidental, central y oriental las cuales se
describirán a continuación:
Zona occidental
Esta zona localizada al occidente de la falla de Sutatausa, marca el inicio del flanco occidental
de la Cordillera Oriental, está limitada al oriente por la falla de Sutatausa y hacia el sur por el
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valle de Zipaquirá; está caracterizada por fallas de cabalgamiento con vergencia al occidente
conformando un sistema imbricado y los pliegues son alternantes entre sinclinales y anticlinales,
los cuales son angostos, asimétricos y terminan hacia el sur contra las fallas de cabalgamiento
que caracterizan esta zona (INGEOMINAS, 2003).
Zona central
Zona oriental
Anticlinal de Nemocón: Está afectado por procesos diapíricos y fallas regionales que lo dividen
en 3 segmentos. El segmento sur presenta un cierre estructural simétrico y hacia la localidad de
Nemocón queda interrumpido por diapiros de sal; su núcleo está ocupado por las formaciones
Arenisca Dura y Conejo y en sus flancos las formaciones Arenisca dura, Plaeners y Labor-Tierna.
En el segmento intermedio, el eje se desplaza hacia el oriente, su núcleo está en la Formación
Conejo y el flanco oriental dentro de la Formación Arenisca dura está invertido y limitado por la
Falla Nemocón, mientras el flanco occidental es amplio con las Formaciones Arenisca Dura,
Plaeners, Labor-Tierna, Guaduas y Cacho (INGEOMINAS, 2003). El segmento norte termina
sobre la falla de Nemocón con un cierre estructural, el flanco oriental está cabalgando sobre rocas
paleógenas y el occidental presenta plegamientos suaves sobre la Formación Labor-Tierna. Al
norte de la Laguna de Suesca el anticlinal de Nemocón podría corresponder con el anticlinal de
Guachaneca, pero la falla de Nemocón interrumpe la continuidad y se prefiere describirlos
separadamente (Méndez,2016).
La estructura de esta área consta de dos anticlinales originalmente separados y "en echelón"
que posteriormente se unieron debido a esfuerzos compresionales (figura 5). El depósito de sal
está en el cabeceo nororiental del anticlinal Nemocón Sur; la sal pudo haber estado presente
donde el anticlinal Nemocón Norte cabecea hacia el suroeste; en este sitio existe una gran
depresión recubierta por arcillas del Chipaque (McLaughlin & Arce, 1971).
Todavía existe un remanente del sinclinal que separa los cabeceos de los dos anticlinales
(McLaughlin & Arce, 1971), la configuración estructural se puede observar en la figura 5.
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Figura 5. Sección transversal del deposito de sal de Nemocón. Tomado de (McLaughlin, 1971).
El depósito de sal de Zipaquirá está ubicado en un anticlinal que tiene una extensión
cartografiada de 129 km. En Zipaquirá las facies productoras de sal de la formación Chipaque
aparentemente se encuentran en una cuña levantada entre fallas en la cresta del anticlinal
(McLaughlin & Arce, 1971). Esta área de la cresta y el flanco occidental se han movido sobre el
flanco oriental del anticlinal a lo largo de una falla inversa pronunciada, de buzamiento elevado,
cuya traza yace directamente al este del depósito. El corte transversal (figura 6), también sugiere
que las arcillas del Chipaque han fluido plásticamente hacia la parte axial del anticlinal. El límite
septentrional del depósito de Zipaquirá, está formado por una falla de rumbo, de desplazamiento
izquierdo (left-lateral), la cual es probablemente una derivada de la falla inversa principal situada
al este del depósito (McLaughlin & Arce, 1971).
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Figura 6. Sección transversal del deposito de sal de Zipaquirá. Tomado de (McLaughlin, 1971).
Para concluir se puede decir que la similitud estructural local de la sal de Nemocón con un
diapiro, puede ser explicada ya sea por migración lateral o tectonismo regional; Probablemente
ambos tuvieron lugar (McLaughlin, 1971). Las áreas de estratos de sal estructuralmente
deformados en la mina de Zipaquirá, probablemente se originaron en respuesta a tectonismo
regional. Como consecuencia, los depósitos de sal de la Sabana de Bogotá y probablemente los
del Cretáceo más antiguos son estratiformes más bien que diapiríticos.
McLaughlin (1971) expone que la edad Jurásica se explica como una incursión marina, en el
Liásico de carácter temporal en una cuenca continental con clima desértico; se afirma que la
formación de la sal se llevó a cabo después de movimientos orogénicos del Triásico que causaron
deformaciones tectónicas y una posterior incursión marina Liásica que dejó a su retiro depósitos
de evaporitas.
Esta teoría contempla la posibilidad de formación del yacimiento salino con la Formación
Girón, que se caracteriza por una facie continental marina y por un clima árido, siendo estos
factores favorables para la acumulación de depósitos evaporíticos (Amaya & Pérez, 2016). A esta
hipótesis de origen Jurásico de la sal se le anteponen la ausencia de depósitos Liásicos y Triásicos
en el Departamento de Cundinamarca y la no presencia de testigos paleontológicos que denote la
existencia de estos períodos. Ujueta (1965), propone una formación Cretácica de la sal,
considerándola contemporánea con los sedimentos de la formación y enuncia que los bancos de
sal están localizados en las pizarras negras del piso del Villeta en la Cordillera Oriental tales
como las de Zipaquirá y Nemocón (Amaya & Pérez, 2016).
El ambiente deposicional, explica que todas las ocurrencias de evaporitas parecen estar
localizadas con aguas marinas ya sea como cuencas localmente aisladas de mar abierto,
extensiones lagunares o apéndices del mar. La principal suposición que se hace es que los
depósitos de sal deben ser de origen marino (McLaughlin, 1971).
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Bibliografía
García, H., & Jiménez, G. (2016). Structural analysis of the Zipaquira Anticline (Eastern
Cordillera, Colombia). Boletín de Ciencias de la Tierra, (39), 21-32. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/bcdt/n39/n39a03.pdf
Mc Laughlin, D. H., & Arce, M. (1971). Recursos minerales de parte de los departamentos de
Cundinamarca, Boyacá y Meta. Boletín Geológico, 19(1), 1-102. Recuperado de
https://revistas.sgc.gov.co/index.php/boletingeo/article/view/267/436
Montoya, D., & Reyes, G. (2003). Mapa geológico de la Plancha 209-Zipaquirá Escala 1:
100.000. INGEOMINAS, Bogotá.
Velandia, F., & Bermudes, O. (2010). Hidrogeología regional de la sabana de Bogotá, Instituto
Colombiano de Geología y Minería - INGEOMINAS. Bogotá.